La 2ª Batalla del Pacífico
- flanker33
- Teniente Coronel
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- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Mientras el Alpha Strike combatía en las Aleutianas y daba buena cuenta de la flota soviética, éstos no tenían intención de quedarse cruzados de brazos.
El sucesor de Gerasimov al frente de la flota roja del Pacífico, el almirante Anton Baturin, había recibido instrucciones de destruir por todos los medios convencionales posibles a algún portaviones norteamericano, para reducir la amenaza contra la Madre Patria y dañar la moral de la marina de guerra enemiga, para que se lo pensaran dos veces si intentaban volver a atacar suelo soviético.
Tras los dos fracasados intentos de su antecesor la semana anterior por conseguirlo, Baturin tenía confianza en sus posibilidades. Las circunstancias habían cambiado en muchos aspectos, y el primero era que el mismo, en vez de aguardar en un bunker bajo tierra en las afueras de Vladivostok, ahora se encontraba volando en un Tu-95 que ejercía de puesto de mando aerotransportado, y desde allí coordinaría el ataque contra el grupo naval enemigo.
Otro de los principales cambios era la correlación de fuerzas. Los americanos, se habían visto obligados a retirar uno de sus portaviones dañados en los combates anteriores, y con él parte de los escoltas. Los dos portaviones restantes se habían separado para formar sendos grupos independientes, y mientras uno de ellos se había dirigido hacia el sur del Japón, a proteger el tráfico naval comercial hacia Corea del Sur y Japón, el otro se dirigía a defender el grupo de buques que transportaba soldados y suministros desde las islas Hawai antes de que estuvieran al alcance de los bombarderos soviéticos. Era este el que después de la épica toma de las islas americanas por parte de las heroicas tropas soviéticas, se había dirigido al norte, hacia las Aleutianas a toda velocidad. Inteligencia de la Flota lo había identificado como el portaviones Enterprise y su grupo de batalla. El resto del grupo lo formaban 2 cruceros clase Ticonderoga, el Valley Forge y el Princeton, 3 destructores clase Spruance, el Elliot, el Merril y el John Young, más una fragata clase O.H. Perry, la Reuben James y un buque de apoyo logístico, el Sacramento, con el submarino clase Los Angeles, Olympia por delante de ellos y que ya había dado cuenta de un SSGN Charlie I.
Aunque esta distribución no la conocía con exactitud, el almirante Baturin intuía una formación similar, a raíz de las escuchas ELINT de los satélites y submarinos que habían tenido contacto con el TG.70.4, y del sistema de escucha submarino de larga distancia que había en el fondo del océano, y que era el que había identificado al Enterprise, ya que este no había emitido nada desde sus antenas.
Para el ruso, sus dos principales preocupaciones eran los cazas enemigos y los cruceros con el sistema antiaéreo Aegis, y por esto, había previsto otra de las variaciones importantes con anteriores encuentros.
Ahora atacaría con tres regimientos aéreos, uno de cazas y dos de bombarderos.
El primero, formado por dos escuadrones de Mig-23 de la Aviación Frontal y uno de Mig-31 de la Defensa Aérea, tenían por misión eliminar a los cazas enemigos y a sus molestos aviones radar. Una vez logrado, entrarían en acción los dos regimientos mixtos de bombarderos. Uno de ellos atacaría desde el oeste, que operaba desde Yelizovo, con 11 Tu-16 Badger, armados con 2 AS-6 Kingfish cada uno, y 10 Tu-22M Backfire, de los cuales 6 iban armados con 10 misiles AS-16 Kickback cada uno (agotando prácticamente las existencias de este misil antirradar en todo el TVD del Lejano Oriente) y los cuatro restantes con 2 AS-4 Kitchen antibuque por avión.
El ataque del norte, y que había partido desde Anadyr, estaría formado por 10 Tu-16 con 1 AS-6 y 9 Tu-22M con 2 AS-4. Aunque la distancia era más o menos como la que había durante el primer ataque a la flota americana el día 16, esta vez la carga de los Tu-22M sería mayor, ya que no iba a haber penetraciones a baja cota o rodeos para atacar a los buque enemigos, y eso sería posible gracias a la intervención de los cazas propios, que limpiaría el cielo de aparatos enemigos. O al menos esa era la idea.
Así que esta vez los americanos contaban con menos aviones y menos buques de escolta, y los soviéticos con más aviones de caza y bombardeo, con un mayor número de misiles.
Además el arma submarina había aportado 1 SSGN clase Charlie I, que acababa de ser enviado al fondo del mar, 4 SSGN clase Echo II y un Juliett, y que con el conocimiento del curso del grupo americano, se habían colocado en posiciones de disparo ventajosas, de noroeste a suroeste del TG.70.4.
Y posiblemente la principal diferencia con los ataques anteriores en el Pacífico, era que el nuevo almirante, bien aleccionado por sus superiores sobre la búsqueda de resultados y las enseñanzas que debía extraer de la suerte que había corrido su antecesor en el cargo, estaba dispuesto a correr riesgos y sufrir bajas con tal que ese preciado portaviones enemigo visitara el fondo del mar.
Del grupo del Nimitz, aunque sabían que había zarpado de la costa oeste de los EEUU hacía unos días, no conocían exactamente su ubicación, ya que con un estricto control sobre sus emisiones de radar y comunicaciones, y su lejanía a los sistemas subacuaticos de detección, había pasado inadvertido para la inteligencia naval soviética.
-Camarada Baturin, nuestros cazas comienzan a salir de la cortina de interferencias electrónicas.
-De acuerdo. Que eliminen a los cazas enemigos.
-Si camarada.
Los 28 Mig-23 que volaban en formación abierta hacia el este fueron los primeros en aparecer en las pantallas de los E-2 americanos. Habían despegado de Klyuchi, en la península de Kamchtka, y deberían aterrizar en el aeropuerto de Shemya, permitiendo así que estos aviones, equipados con un depósito ventral de combustible, pudiesen intervenir en la batalla aunque fuera estirando casi al máximo su autonomía. Tan solo tendrían tiempo de lanzar sus misiles en combate frontal y virar al noreste hacía su nueva base, sin florituras ni combates cerrados.
Tras ellos, y a una prudencial distancia, aparecieron los 14 Mig-31, de los que dos de ellos ejercían de mini-AWACS para los Floggers, gracias a su poderoso radar Zaslon.
Los Tomcats, que ahora se habían reunido y formaban un compacto grupo de 16 aparatos, comenzaron a lanzar misiles Phoenix a 70 millas de distancia. Con dos misiles lanzados por cada Tomcat, tras un reparto verbal de blancos entre los pilotos, catorce Floggers vieron como se encendían sus alertadores de amenazas de misiles y comenzaron a maniobrar y lanzar chaffs, a la vez que conectaban sus equipos de contramedidas.
Los Phoenix, diseñados para interceptar bombarderos en vuelo nivelado, al enfrentarse a los mucho más maniobrables Mig-23 tenían unas probabilidades mucho más bajas de interceptarlos, pero al ser una salva de dos y contra algunos aparatos de cuatro misiles, la cosa se equilibraba un tanto. Al final, 5 aviones rusos fueron alcanzados y destruidos por la potente cabeza explosiva de los Phoenix. Luego llegó el turno de los misiles de medio alcance, y los 23 Floggers se sumaron al juego, lanzando sus dos misiles AA-7, mientras que los Tomcats hacían lo propio con los Sparrows. Esta vez, los soviéticos también salieron peor parados al perder otros 5 cazas, pero al menos pudieron tumbar a 4 F-14. Y finalmente llegó el turno de los misiles IR de corto alcance, donde los americanos volvieron a tener ventaja, ya que sus AIM-9L tenían un mayor alcance que los AA-8 de los soviéticos ( casi 10 millas contra 6 y media) y pudieron lanzar antes. Al final, los 2 escuadrones de Mig-23, quedaron reducidos a 12 aparatos, tres de ellos dañados, antes de virar rumbo a su punto de destino en Shemya. Uno de los dañados no llegaría al final del trayecto. Los Tomcats sufrieron 2 bajas y un aparato dañado que regresó al Enterprise.
Fue entonces el turno de los Mig-31. Los 14 aparatos lanzaron sus AA-9 contra los aviones enemigos supervivientes, y estos, que se habían reservado un par de Phoenix por avión, pudieron responder, pero esta vez la suerte y las estadísticas estuvieron al lado de los comunistas. Cinco F-14 fueron destruidos por 3 Mig-31, lo que situaba el encuentro final entre 4 Tomcats y 11 Foxhounds, pero los norteamericanos estaban casi sin misiles, tan solo dos de ellos cargaban todavía un solitario Sidewinder, así que tomaron la prudente decisión de retirarse a toda velocidad y a baja cota para tratar de evitar los misiles enemigos que inevitablemente les perseguirían. Por su puesto los rusos no estaban dispuestos a cometer tamaña descortesía de que los pilotos de la Navy estuvieran errados en sus pensamientos y soltaron otra andanada de misiles Amos, que acabó con dos más, y dañó a los dos restantes.
El capitán Mallory, desde el CIC del Enterprise se maldecía por la aparente lentitud en alistar los cuatro F-14 que quedaban en el portaviones y que habían aterrizado hacía poco tiempo, así como por haber enviado 4 más en apoyo del ataque cuando los necesitaba para defender sus buques.
-¿Cuánto tiempo CAG?
-12 o 13 minutos todavía capitán.
-¡Mierda! Que se den prisa, necesitamos a esos pájaros en el aire cuanto antes o nos van a freír.
-Señor, los equipos lo hacen lo mejor posible. Ahora creo que es el momento de ordenar que los Hawkeye se retiren bajo el paraguas de los Aegis, o va a ser demasiado tarde.
Mallory calmó sus nervios como pudo y asintió.
-Retiren a los Awacs. Esperemos que no sea demasiado tarde para ellos.
-Si señor. – respondió el CAG, y luego informó. – Los Prowlers están en el aire.
Dos EA-6B volaban sobre el grupo para interferir los radares de los bombarderos enemigos que con toda seguridad no tardarían en aparecer.
Pero fue demasiado tarde para los E-2. Quizás con otro aparato soviético en su persecución pudiesen haber escapado, pero con los Mig-31 tras ellos, con su gran velocidad y sus misiles de largo alcance, estaban sentenciados. Primero el que patrullaba más al oeste y luego el situado más al norte, fueron abatidos antes de que los Prowlers pudiesen intervenir en ayuda de sus compañeros, cegando a los Zaslon.
Baturin recibió con regocijo la recién adquirida superioridad aérea. El precio había sido alto, 20 cazas destruidos, pero ahora sus demás aviones podían acercarse sin problemas, y además, los cruceros Aegis enemigos se vieron obligados a encender sus poderosos radares de búsqueda aérea para no perder el control de la batalla y detectar las amenazas que se cernían sobre el grupo naval norteamericano.
Los primeros Backfire procedentes de Yelizovo recibieron la orden de adelantarse para detectar las emisiones del radar SPY-1 de los cruceros americanos, y una vez identificadas dichas emisiones, esperaron la orden para lanzar sus 60 misiles antirradar AS-16 Kickback configurados para detectar y atacar el radar Aegis enemigo, a unas 150 millas de distancia.
-Almirante, los bombarderos del grupo 1 y los submarinos están listos para disparar a su orden.
-Que esperen un poco, primero hemos de localizar con exactitud al portaviones enemigo. Que se acerquen los aviones de reconocimiento, hemos de fijar el blanco antes de lanzar esos misiles.
Mientras tanto, uno de los S-3 que había en vuelo y que había participado en la caza del Charlie I, localizó en su radar a tres de los submarinos soviéticos emergidos. Se aproximó a 70 millas antes de lanzar uno de los misiles Harpoon que cargaba bajo el ala contra uno de ellos, e intentó el mismo procedimiento con el segundo misil, pero este se negó a desengancharse de su amarre. El Viking se escabulló antes que los Mig-31 pudieran localizarlo y fijar el blanco.
Uno de los Echo II fue alcanzado por el Harpoon y le destrozó la vela imposibilitando que volviera a sumergirse e impidiendo que lanzara sus proyectiles.
-Camarada, creo que acabamos de perder uno de los submarinos. Informaban de un ataque con misiles enemigos y segundos después hemos perdido la señal. Y otro de los submarinos informa que no puede permanecer en superficie y ha de sumergirse, las condiciones de la mar eran malas y se están volviendo peores.
-De acuerdo, los restantes buques que esperen la orden de lanzamiento.
Baturin se sintió un poco contrariado por esos inesperados reveses, pero no le puso nervioso, los submarinos eran un bonus a su ataque, su principal baza eran sus bombarderos.
Efectivamente, el submarino situado más al norte, un Juliett, no pudo permanecer por más tiempo en superficie debido al fuerte oleaje que azotaba la superficie del océano a causa de una fuerte tormenta que avanzaba de oeste a este, y cuyo extremo meridional llegaba al sur de las Aleutianas.
Finalmente los Bears de reconocimiento, pese a los desesperados intentos de los EA-6B por interferir los radares enemigos, lograron localizar al TG.70.4 y señalaron los blancos para los atacantes. Los 3 SSGN que quedaban iban cargados con 7 misiles SS-N-12 (el restante de los 8 que podían llevar cargaba una cabeza nuclear), y tras casi tres minutos después de recibir la orden, ya habían abandonado sus silos y se dirigían a sus objetivos.
Al mismo tiempo, los Backfire comenzaron a lanzar sus misiles antirradar. El AS-16 (Kh-15) era el equivalente soviético al misil AGM-69 SRAM norteamericano, y existían en tres versiones. La primera era nuclear, con un sistema de guía inercial. La segunda era una versión convencional antirradar, y la tercera, y de la que había muy pocos ejemplares por aquellas fechas, una antibuque.
La versión antirradar, era la que se suponía utilizarían los bombarderos soviéticos para allanar su camino hacia sus objetivos, eliminando los radares enemigos. Pero en este caso, los Backfire, que podía transportar y lanzar diez de estos misiles (6 en la bahía interna y 4 bajo las alas) los iban a emplear para destruir los fastidiosos sistemas de radar enemigos que guiaban a los misiles que derribaban a sus propios misiles antibuque. Sería el siguiente paso después de conseguir la superioridad aérea local.
Los AS-16 eran diferentes a otros misiles soviéticos como el AS-4/6, para empezar, eran más pequeños, y su cabeza de guerra de menor tamaño, pero por el contrario, su modo de vuelo y ataque tenían más posibilidades de llegar hasta su objetivo.
Primero ascendían hasta 40.000 metros de altitud, para descender a continuación en un picado hacia su objetivo alcanzando una velocidad de Mach 5, haciéndolos difíciles de interceptar.
En los menos de tres minutos que tardaban en recorrer la distancia hasta sus objetivos los misiles antirradar soviéticos, el grupo de bombarderos número 2 armados de misiles antibuque y provenientes de Yelizovo se situó a distancia de disparo y comenzó el lanzamiento, como instantes después lo haría el grupo 3 que llegaba desde Anadyr.
En la TG.70.4 la actividad era frenética. Los cruceros Valley Forge y Princeton no dejaban de lanzar misiles SM-2 contra los “vampiros” que se acercaban a toda velocidad. Al final interceptaron a 52 de ellos, mientras que los SeaSparrows de los destructores daban cuenta de otros dos. De los 6 restantes, 4 perdieron la orientación o fueron destruidos por las defensas de punto, pero dos de ellos explosionaron su cabeza de fragmentación cerca de la fuente de emisiones de radar que eran las antenas fijas del SPY-1 del crucero Princeton, así como de su mástil de antenas, dejando los sistemas de búsqueda aérea averiados y sin potencia para emitir, y consiguiendo que no pudiese intervenir en la inminente lucha contra los misiles antibuque que ya se les acercaban a toda velocidad.
A continuación, el Valley Forge tuvo que vérselas con los 21 misiles SS-N-12 lanzados desde los submarinos cuando había gastado 52 de los 80 misiles que tenía en sus depósitos. Los 28 misiles restantes comenzaron a salir de sus raíles tan pronto como fueron detectados los “vampiros” a poco menos de 40 millas del crucero, y consiguieron abatir a 16 de ellos, derribando dos más los tres destructores y la fragata que formaban el resto de la escolta. Dos fueron confundidos por las contramedidas, pero uno logró alcanzar al Princeton, convirtiéndolo de inmediato en una inmensa bola de fuego. El capitán Mallory apretaba los puños como muestra de impotencia, a la vez que daba las órdenes oportunas para que se hiciese todo lo posible por rescatar y ayudar a la tripulación del malogrado crucero. Pero no había tiempo para eso, por el momento. Los radares de exploración aérea detectaron primero a un grupo de 30 misiles que llegaban desde el oeste y otro de 28 desde el norte, volando ambos a alta cota. Mallory miró a su oficial ejecutivo con cara circunspecta. Este le devolvió la mirada y en un imperceptible gesto, se encogió de hombros. No había nada que pudieran hacer que no estuviera en marcha.
Los Tomcats estaban preparándose en las catapultas para su lanzamiento, pero todavía tardarían un par de minutos en estar en el aire, y otro más en poder identificar y atacar a los “vampiros”. Iba a ir muy justo, pero a lo mejor podían tumbar alguno de aquellos misiles. Mientras, los Prowlers emitían todo tipo de “ruido” electrónico para confundir a los radares de los misiles y los SH-3 lanzaban cortinas de Chaff,s para crea falsos objetivos que atrajeran a los atacantes.
Los segundos pasaban y los misiles se acercaban inexorablemente. Finalmente los cuatro F-14 pudieron disparar sus misiles, a los que se unieron los SM-1 de la Reuben James y los SeaSparrows de los destructores, las contramedidas, los Phalanx y los cañones de 5” y 3”. Finalmente también hubo misiles que simplemente erraron su objetivo. Todo lo cual, y por desgracia para la TF.70.4, no impidió que cinco misiles alcanzasen al objetivo primario, el portaviones Enterprise, que recibió tres impactos a media altura, cercanos a la zona del hangar, otro más en la zona de proa de la cubierta de vuelo y otro más que destrozó la isla del buque. Todo el navío se estremeció y comenzó a arder de proa a popa. El capitán Mallory y sus oficiales en el CIC resultaron heridos y sin posibilidad de controlar nada, al quedar incomunicados en la sala de control y los equipos de comunicación inutilizados.
Pero no fue él único barco alcanzado, la Reuben James voló por los aires y el Merril recibió dos impactos directos que lo mandarían al fondo del Pacífico casi al instante. También el Valley Forge resultó dañado cuando uno de sus CIWS abatió a un AS-6 muy cerca del buque, y la onda expansiva y la metralla barrieron el buque. Finalmente, el Sacramento recibió tres impactos directos y uno cercano, condenándolo sin remedio.
El almirante Baturin era un hombre feliz, y quería saborear la victoria. Ordenó al piloto del Tupolev que se acercara a alta cota para poder ver desde la cabina del avión, y con ayuda de sus prismáticos, los restos de derrotada flota enemiga. La sonrisa de su rostro era inmensa, aquello era lo que había soñado siempre, un grupo de batalla enemigo con un gran portaviones, ardiendo por los cuatro costados, tras un ataque de las tropas bajo su mando. Ya se imaginaba la medalla de Héroe de la Unión Soviética colgando de su uniforme y las felicitaciones y alabanzas que recibiría de sus superiores.
-Camarada almirante, tenemos comunicación con el camarada Gusev.
Gusev era el segundo al mando de la flota del Pacífico, y había sido encargado por Baturin que la flota soviética de superficie que había salido al Pacífico norte, cumpliese con su misión.
El almirante habló con su subordinado.
-Dimitry, ¿Qué tal le va a la flota? ¿Habéis derrotado ya a los americanos?
-Camarada…hemos tenido dificultades por aquí.
-¿Dificultades? Podrías ser más concreto, vamos no tengo todo el día.
-Almirante, hemos perdido el Frunze, dos destructores, la fragata y un buque de suministros. El Novorossiysk está muy dañado y apenas se puede desplazar a 5 nudos. La seguridad de la flota está fuertemente comprometida.
-¿Y los aviones de caza de las islas? ¿Qué han hecho?
-Han intervenido almirante, y han sufrido fuertes bajas, pero apenas han bastado para contener a sus cazas, los aviones de ataque han pasado casi todos, tan solo nuestros Yak,s han logrado algún derribo.
-¡Mierda!
Tras unos segundos de silencio, Gusev volvió a hablar
-¿Qué ordenes tenemos, almirante?
-…¿ordenes? – Baturin pensaba a toda prisa. De repente veía comprometido su éxito personal, y no era algo que estaba dispuesto a permitir. – Gurev, usted ya tiene sus ordenes, y son cumplir con la misión de la flota de reaprovisionar y reforzar las guarniciones de las islas conquistadas ¿Puede hacerlo o he de buscar a alguien que lo consiga?
Gurev se sorprendió del tono y la actitud de su comandante, pero siempre había pensado que la ambición de su superior le traería problemas. De todas formas, en cierto modo tenía razón, de él era la responsabilidad de ejecutar la misión, aunque no se hubiesen aceptado sus sugerencias acerca de la misión de la flota y los métodos de reforzar a los camaradas paracaidistas. Tenía la sensación que habían utilizado a los buques de superficie como cebo para que pudiesen volver a atacar en mejores condiciones a los portaviones norteamericanos, pero aquella idea era mejor guardársela para el mismo.
Continuará…
El sucesor de Gerasimov al frente de la flota roja del Pacífico, el almirante Anton Baturin, había recibido instrucciones de destruir por todos los medios convencionales posibles a algún portaviones norteamericano, para reducir la amenaza contra la Madre Patria y dañar la moral de la marina de guerra enemiga, para que se lo pensaran dos veces si intentaban volver a atacar suelo soviético.
Tras los dos fracasados intentos de su antecesor la semana anterior por conseguirlo, Baturin tenía confianza en sus posibilidades. Las circunstancias habían cambiado en muchos aspectos, y el primero era que el mismo, en vez de aguardar en un bunker bajo tierra en las afueras de Vladivostok, ahora se encontraba volando en un Tu-95 que ejercía de puesto de mando aerotransportado, y desde allí coordinaría el ataque contra el grupo naval enemigo.
Otro de los principales cambios era la correlación de fuerzas. Los americanos, se habían visto obligados a retirar uno de sus portaviones dañados en los combates anteriores, y con él parte de los escoltas. Los dos portaviones restantes se habían separado para formar sendos grupos independientes, y mientras uno de ellos se había dirigido hacia el sur del Japón, a proteger el tráfico naval comercial hacia Corea del Sur y Japón, el otro se dirigía a defender el grupo de buques que transportaba soldados y suministros desde las islas Hawai antes de que estuvieran al alcance de los bombarderos soviéticos. Era este el que después de la épica toma de las islas americanas por parte de las heroicas tropas soviéticas, se había dirigido al norte, hacia las Aleutianas a toda velocidad. Inteligencia de la Flota lo había identificado como el portaviones Enterprise y su grupo de batalla. El resto del grupo lo formaban 2 cruceros clase Ticonderoga, el Valley Forge y el Princeton, 3 destructores clase Spruance, el Elliot, el Merril y el John Young, más una fragata clase O.H. Perry, la Reuben James y un buque de apoyo logístico, el Sacramento, con el submarino clase Los Angeles, Olympia por delante de ellos y que ya había dado cuenta de un SSGN Charlie I.
Aunque esta distribución no la conocía con exactitud, el almirante Baturin intuía una formación similar, a raíz de las escuchas ELINT de los satélites y submarinos que habían tenido contacto con el TG.70.4, y del sistema de escucha submarino de larga distancia que había en el fondo del océano, y que era el que había identificado al Enterprise, ya que este no había emitido nada desde sus antenas.
Para el ruso, sus dos principales preocupaciones eran los cazas enemigos y los cruceros con el sistema antiaéreo Aegis, y por esto, había previsto otra de las variaciones importantes con anteriores encuentros.
Ahora atacaría con tres regimientos aéreos, uno de cazas y dos de bombarderos.
El primero, formado por dos escuadrones de Mig-23 de la Aviación Frontal y uno de Mig-31 de la Defensa Aérea, tenían por misión eliminar a los cazas enemigos y a sus molestos aviones radar. Una vez logrado, entrarían en acción los dos regimientos mixtos de bombarderos. Uno de ellos atacaría desde el oeste, que operaba desde Yelizovo, con 11 Tu-16 Badger, armados con 2 AS-6 Kingfish cada uno, y 10 Tu-22M Backfire, de los cuales 6 iban armados con 10 misiles AS-16 Kickback cada uno (agotando prácticamente las existencias de este misil antirradar en todo el TVD del Lejano Oriente) y los cuatro restantes con 2 AS-4 Kitchen antibuque por avión.
El ataque del norte, y que había partido desde Anadyr, estaría formado por 10 Tu-16 con 1 AS-6 y 9 Tu-22M con 2 AS-4. Aunque la distancia era más o menos como la que había durante el primer ataque a la flota americana el día 16, esta vez la carga de los Tu-22M sería mayor, ya que no iba a haber penetraciones a baja cota o rodeos para atacar a los buque enemigos, y eso sería posible gracias a la intervención de los cazas propios, que limpiaría el cielo de aparatos enemigos. O al menos esa era la idea.
Así que esta vez los americanos contaban con menos aviones y menos buques de escolta, y los soviéticos con más aviones de caza y bombardeo, con un mayor número de misiles.
Además el arma submarina había aportado 1 SSGN clase Charlie I, que acababa de ser enviado al fondo del mar, 4 SSGN clase Echo II y un Juliett, y que con el conocimiento del curso del grupo americano, se habían colocado en posiciones de disparo ventajosas, de noroeste a suroeste del TG.70.4.
Y posiblemente la principal diferencia con los ataques anteriores en el Pacífico, era que el nuevo almirante, bien aleccionado por sus superiores sobre la búsqueda de resultados y las enseñanzas que debía extraer de la suerte que había corrido su antecesor en el cargo, estaba dispuesto a correr riesgos y sufrir bajas con tal que ese preciado portaviones enemigo visitara el fondo del mar.
Del grupo del Nimitz, aunque sabían que había zarpado de la costa oeste de los EEUU hacía unos días, no conocían exactamente su ubicación, ya que con un estricto control sobre sus emisiones de radar y comunicaciones, y su lejanía a los sistemas subacuaticos de detección, había pasado inadvertido para la inteligencia naval soviética.
-Camarada Baturin, nuestros cazas comienzan a salir de la cortina de interferencias electrónicas.
-De acuerdo. Que eliminen a los cazas enemigos.
-Si camarada.
Los 28 Mig-23 que volaban en formación abierta hacia el este fueron los primeros en aparecer en las pantallas de los E-2 americanos. Habían despegado de Klyuchi, en la península de Kamchtka, y deberían aterrizar en el aeropuerto de Shemya, permitiendo así que estos aviones, equipados con un depósito ventral de combustible, pudiesen intervenir en la batalla aunque fuera estirando casi al máximo su autonomía. Tan solo tendrían tiempo de lanzar sus misiles en combate frontal y virar al noreste hacía su nueva base, sin florituras ni combates cerrados.
Tras ellos, y a una prudencial distancia, aparecieron los 14 Mig-31, de los que dos de ellos ejercían de mini-AWACS para los Floggers, gracias a su poderoso radar Zaslon.
Los Tomcats, que ahora se habían reunido y formaban un compacto grupo de 16 aparatos, comenzaron a lanzar misiles Phoenix a 70 millas de distancia. Con dos misiles lanzados por cada Tomcat, tras un reparto verbal de blancos entre los pilotos, catorce Floggers vieron como se encendían sus alertadores de amenazas de misiles y comenzaron a maniobrar y lanzar chaffs, a la vez que conectaban sus equipos de contramedidas.
Los Phoenix, diseñados para interceptar bombarderos en vuelo nivelado, al enfrentarse a los mucho más maniobrables Mig-23 tenían unas probabilidades mucho más bajas de interceptarlos, pero al ser una salva de dos y contra algunos aparatos de cuatro misiles, la cosa se equilibraba un tanto. Al final, 5 aviones rusos fueron alcanzados y destruidos por la potente cabeza explosiva de los Phoenix. Luego llegó el turno de los misiles de medio alcance, y los 23 Floggers se sumaron al juego, lanzando sus dos misiles AA-7, mientras que los Tomcats hacían lo propio con los Sparrows. Esta vez, los soviéticos también salieron peor parados al perder otros 5 cazas, pero al menos pudieron tumbar a 4 F-14. Y finalmente llegó el turno de los misiles IR de corto alcance, donde los americanos volvieron a tener ventaja, ya que sus AIM-9L tenían un mayor alcance que los AA-8 de los soviéticos ( casi 10 millas contra 6 y media) y pudieron lanzar antes. Al final, los 2 escuadrones de Mig-23, quedaron reducidos a 12 aparatos, tres de ellos dañados, antes de virar rumbo a su punto de destino en Shemya. Uno de los dañados no llegaría al final del trayecto. Los Tomcats sufrieron 2 bajas y un aparato dañado que regresó al Enterprise.
Fue entonces el turno de los Mig-31. Los 14 aparatos lanzaron sus AA-9 contra los aviones enemigos supervivientes, y estos, que se habían reservado un par de Phoenix por avión, pudieron responder, pero esta vez la suerte y las estadísticas estuvieron al lado de los comunistas. Cinco F-14 fueron destruidos por 3 Mig-31, lo que situaba el encuentro final entre 4 Tomcats y 11 Foxhounds, pero los norteamericanos estaban casi sin misiles, tan solo dos de ellos cargaban todavía un solitario Sidewinder, así que tomaron la prudente decisión de retirarse a toda velocidad y a baja cota para tratar de evitar los misiles enemigos que inevitablemente les perseguirían. Por su puesto los rusos no estaban dispuestos a cometer tamaña descortesía de que los pilotos de la Navy estuvieran errados en sus pensamientos y soltaron otra andanada de misiles Amos, que acabó con dos más, y dañó a los dos restantes.
El capitán Mallory, desde el CIC del Enterprise se maldecía por la aparente lentitud en alistar los cuatro F-14 que quedaban en el portaviones y que habían aterrizado hacía poco tiempo, así como por haber enviado 4 más en apoyo del ataque cuando los necesitaba para defender sus buques.
-¿Cuánto tiempo CAG?
-12 o 13 minutos todavía capitán.
-¡Mierda! Que se den prisa, necesitamos a esos pájaros en el aire cuanto antes o nos van a freír.
-Señor, los equipos lo hacen lo mejor posible. Ahora creo que es el momento de ordenar que los Hawkeye se retiren bajo el paraguas de los Aegis, o va a ser demasiado tarde.
Mallory calmó sus nervios como pudo y asintió.
-Retiren a los Awacs. Esperemos que no sea demasiado tarde para ellos.
-Si señor. – respondió el CAG, y luego informó. – Los Prowlers están en el aire.
Dos EA-6B volaban sobre el grupo para interferir los radares de los bombarderos enemigos que con toda seguridad no tardarían en aparecer.
Pero fue demasiado tarde para los E-2. Quizás con otro aparato soviético en su persecución pudiesen haber escapado, pero con los Mig-31 tras ellos, con su gran velocidad y sus misiles de largo alcance, estaban sentenciados. Primero el que patrullaba más al oeste y luego el situado más al norte, fueron abatidos antes de que los Prowlers pudiesen intervenir en ayuda de sus compañeros, cegando a los Zaslon.
Baturin recibió con regocijo la recién adquirida superioridad aérea. El precio había sido alto, 20 cazas destruidos, pero ahora sus demás aviones podían acercarse sin problemas, y además, los cruceros Aegis enemigos se vieron obligados a encender sus poderosos radares de búsqueda aérea para no perder el control de la batalla y detectar las amenazas que se cernían sobre el grupo naval norteamericano.
Los primeros Backfire procedentes de Yelizovo recibieron la orden de adelantarse para detectar las emisiones del radar SPY-1 de los cruceros americanos, y una vez identificadas dichas emisiones, esperaron la orden para lanzar sus 60 misiles antirradar AS-16 Kickback configurados para detectar y atacar el radar Aegis enemigo, a unas 150 millas de distancia.
-Almirante, los bombarderos del grupo 1 y los submarinos están listos para disparar a su orden.
-Que esperen un poco, primero hemos de localizar con exactitud al portaviones enemigo. Que se acerquen los aviones de reconocimiento, hemos de fijar el blanco antes de lanzar esos misiles.
Mientras tanto, uno de los S-3 que había en vuelo y que había participado en la caza del Charlie I, localizó en su radar a tres de los submarinos soviéticos emergidos. Se aproximó a 70 millas antes de lanzar uno de los misiles Harpoon que cargaba bajo el ala contra uno de ellos, e intentó el mismo procedimiento con el segundo misil, pero este se negó a desengancharse de su amarre. El Viking se escabulló antes que los Mig-31 pudieran localizarlo y fijar el blanco.
Uno de los Echo II fue alcanzado por el Harpoon y le destrozó la vela imposibilitando que volviera a sumergirse e impidiendo que lanzara sus proyectiles.
-Camarada, creo que acabamos de perder uno de los submarinos. Informaban de un ataque con misiles enemigos y segundos después hemos perdido la señal. Y otro de los submarinos informa que no puede permanecer en superficie y ha de sumergirse, las condiciones de la mar eran malas y se están volviendo peores.
-De acuerdo, los restantes buques que esperen la orden de lanzamiento.
Baturin se sintió un poco contrariado por esos inesperados reveses, pero no le puso nervioso, los submarinos eran un bonus a su ataque, su principal baza eran sus bombarderos.
Efectivamente, el submarino situado más al norte, un Juliett, no pudo permanecer por más tiempo en superficie debido al fuerte oleaje que azotaba la superficie del océano a causa de una fuerte tormenta que avanzaba de oeste a este, y cuyo extremo meridional llegaba al sur de las Aleutianas.
Finalmente los Bears de reconocimiento, pese a los desesperados intentos de los EA-6B por interferir los radares enemigos, lograron localizar al TG.70.4 y señalaron los blancos para los atacantes. Los 3 SSGN que quedaban iban cargados con 7 misiles SS-N-12 (el restante de los 8 que podían llevar cargaba una cabeza nuclear), y tras casi tres minutos después de recibir la orden, ya habían abandonado sus silos y se dirigían a sus objetivos.
Al mismo tiempo, los Backfire comenzaron a lanzar sus misiles antirradar. El AS-16 (Kh-15) era el equivalente soviético al misil AGM-69 SRAM norteamericano, y existían en tres versiones. La primera era nuclear, con un sistema de guía inercial. La segunda era una versión convencional antirradar, y la tercera, y de la que había muy pocos ejemplares por aquellas fechas, una antibuque.
La versión antirradar, era la que se suponía utilizarían los bombarderos soviéticos para allanar su camino hacia sus objetivos, eliminando los radares enemigos. Pero en este caso, los Backfire, que podía transportar y lanzar diez de estos misiles (6 en la bahía interna y 4 bajo las alas) los iban a emplear para destruir los fastidiosos sistemas de radar enemigos que guiaban a los misiles que derribaban a sus propios misiles antibuque. Sería el siguiente paso después de conseguir la superioridad aérea local.
Los AS-16 eran diferentes a otros misiles soviéticos como el AS-4/6, para empezar, eran más pequeños, y su cabeza de guerra de menor tamaño, pero por el contrario, su modo de vuelo y ataque tenían más posibilidades de llegar hasta su objetivo.
Primero ascendían hasta 40.000 metros de altitud, para descender a continuación en un picado hacia su objetivo alcanzando una velocidad de Mach 5, haciéndolos difíciles de interceptar.
En los menos de tres minutos que tardaban en recorrer la distancia hasta sus objetivos los misiles antirradar soviéticos, el grupo de bombarderos número 2 armados de misiles antibuque y provenientes de Yelizovo se situó a distancia de disparo y comenzó el lanzamiento, como instantes después lo haría el grupo 3 que llegaba desde Anadyr.
En la TG.70.4 la actividad era frenética. Los cruceros Valley Forge y Princeton no dejaban de lanzar misiles SM-2 contra los “vampiros” que se acercaban a toda velocidad. Al final interceptaron a 52 de ellos, mientras que los SeaSparrows de los destructores daban cuenta de otros dos. De los 6 restantes, 4 perdieron la orientación o fueron destruidos por las defensas de punto, pero dos de ellos explosionaron su cabeza de fragmentación cerca de la fuente de emisiones de radar que eran las antenas fijas del SPY-1 del crucero Princeton, así como de su mástil de antenas, dejando los sistemas de búsqueda aérea averiados y sin potencia para emitir, y consiguiendo que no pudiese intervenir en la inminente lucha contra los misiles antibuque que ya se les acercaban a toda velocidad.
A continuación, el Valley Forge tuvo que vérselas con los 21 misiles SS-N-12 lanzados desde los submarinos cuando había gastado 52 de los 80 misiles que tenía en sus depósitos. Los 28 misiles restantes comenzaron a salir de sus raíles tan pronto como fueron detectados los “vampiros” a poco menos de 40 millas del crucero, y consiguieron abatir a 16 de ellos, derribando dos más los tres destructores y la fragata que formaban el resto de la escolta. Dos fueron confundidos por las contramedidas, pero uno logró alcanzar al Princeton, convirtiéndolo de inmediato en una inmensa bola de fuego. El capitán Mallory apretaba los puños como muestra de impotencia, a la vez que daba las órdenes oportunas para que se hiciese todo lo posible por rescatar y ayudar a la tripulación del malogrado crucero. Pero no había tiempo para eso, por el momento. Los radares de exploración aérea detectaron primero a un grupo de 30 misiles que llegaban desde el oeste y otro de 28 desde el norte, volando ambos a alta cota. Mallory miró a su oficial ejecutivo con cara circunspecta. Este le devolvió la mirada y en un imperceptible gesto, se encogió de hombros. No había nada que pudieran hacer que no estuviera en marcha.
Los Tomcats estaban preparándose en las catapultas para su lanzamiento, pero todavía tardarían un par de minutos en estar en el aire, y otro más en poder identificar y atacar a los “vampiros”. Iba a ir muy justo, pero a lo mejor podían tumbar alguno de aquellos misiles. Mientras, los Prowlers emitían todo tipo de “ruido” electrónico para confundir a los radares de los misiles y los SH-3 lanzaban cortinas de Chaff,s para crea falsos objetivos que atrajeran a los atacantes.
Los segundos pasaban y los misiles se acercaban inexorablemente. Finalmente los cuatro F-14 pudieron disparar sus misiles, a los que se unieron los SM-1 de la Reuben James y los SeaSparrows de los destructores, las contramedidas, los Phalanx y los cañones de 5” y 3”. Finalmente también hubo misiles que simplemente erraron su objetivo. Todo lo cual, y por desgracia para la TF.70.4, no impidió que cinco misiles alcanzasen al objetivo primario, el portaviones Enterprise, que recibió tres impactos a media altura, cercanos a la zona del hangar, otro más en la zona de proa de la cubierta de vuelo y otro más que destrozó la isla del buque. Todo el navío se estremeció y comenzó a arder de proa a popa. El capitán Mallory y sus oficiales en el CIC resultaron heridos y sin posibilidad de controlar nada, al quedar incomunicados en la sala de control y los equipos de comunicación inutilizados.
Pero no fue él único barco alcanzado, la Reuben James voló por los aires y el Merril recibió dos impactos directos que lo mandarían al fondo del Pacífico casi al instante. También el Valley Forge resultó dañado cuando uno de sus CIWS abatió a un AS-6 muy cerca del buque, y la onda expansiva y la metralla barrieron el buque. Finalmente, el Sacramento recibió tres impactos directos y uno cercano, condenándolo sin remedio.
El almirante Baturin era un hombre feliz, y quería saborear la victoria. Ordenó al piloto del Tupolev que se acercara a alta cota para poder ver desde la cabina del avión, y con ayuda de sus prismáticos, los restos de derrotada flota enemiga. La sonrisa de su rostro era inmensa, aquello era lo que había soñado siempre, un grupo de batalla enemigo con un gran portaviones, ardiendo por los cuatro costados, tras un ataque de las tropas bajo su mando. Ya se imaginaba la medalla de Héroe de la Unión Soviética colgando de su uniforme y las felicitaciones y alabanzas que recibiría de sus superiores.
-Camarada almirante, tenemos comunicación con el camarada Gusev.
Gusev era el segundo al mando de la flota del Pacífico, y había sido encargado por Baturin que la flota soviética de superficie que había salido al Pacífico norte, cumpliese con su misión.
El almirante habló con su subordinado.
-Dimitry, ¿Qué tal le va a la flota? ¿Habéis derrotado ya a los americanos?
-Camarada…hemos tenido dificultades por aquí.
-¿Dificultades? Podrías ser más concreto, vamos no tengo todo el día.
-Almirante, hemos perdido el Frunze, dos destructores, la fragata y un buque de suministros. El Novorossiysk está muy dañado y apenas se puede desplazar a 5 nudos. La seguridad de la flota está fuertemente comprometida.
-¿Y los aviones de caza de las islas? ¿Qué han hecho?
-Han intervenido almirante, y han sufrido fuertes bajas, pero apenas han bastado para contener a sus cazas, los aviones de ataque han pasado casi todos, tan solo nuestros Yak,s han logrado algún derribo.
-¡Mierda!
Tras unos segundos de silencio, Gusev volvió a hablar
-¿Qué ordenes tenemos, almirante?
-…¿ordenes? – Baturin pensaba a toda prisa. De repente veía comprometido su éxito personal, y no era algo que estaba dispuesto a permitir. – Gurev, usted ya tiene sus ordenes, y son cumplir con la misión de la flota de reaprovisionar y reforzar las guarniciones de las islas conquistadas ¿Puede hacerlo o he de buscar a alguien que lo consiga?
Gurev se sorprendió del tono y la actitud de su comandante, pero siempre había pensado que la ambición de su superior le traería problemas. De todas formas, en cierto modo tenía razón, de él era la responsabilidad de ejecutar la misión, aunque no se hubiesen aceptado sus sugerencias acerca de la misión de la flota y los métodos de reforzar a los camaradas paracaidistas. Tenía la sensación que habían utilizado a los buques de superficie como cebo para que pudiesen volver a atacar en mejores condiciones a los portaviones norteamericanos, pero aquella idea era mejor guardársela para el mismo.
Continuará…
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La situación me recuerda a Jutlandia en la PGM: victoria táctica rusa, y estratégica americana. Cambiar una (de varias) TF USA por la única TF de entidad soviética... Las pérddas son mayores en el lado azul, pero los rojos no tienen reemplazo a lo perdido.
La cantidad total de inteligencia del planeta permanece constante. La población, sin embargo, sigue aumentando.
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Pues veamos como prosigue el relato, pero no veo como van a poder los sovieticos proteger los suministros a las tropas desplegadas en territorio americano sin fuerzas navales de apoyo... y una TF americana aun a las puertas.
Y eso sin contar que no les quedan medios para otro ataque similar al ya hecho en un plazo corto. Veamos
Y eso sin contar que no les quedan medios para otro ataque similar al ya hecho en un plazo corto. Veamos
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La situación me recuerda a Jutlandia en la PGM: victoria táctica rusa, y estratégica americana.
No había caído en la similitud, pero tiene sentido.
pero no veo como van a poder los sovieticos proteger los suministros a las tropas desplegadas en territorio americano sin fuerzas navales de apoyo
Me temo que se tendrán que apañar con los que les ha llegado, o puedan recibir vía aérea. De todas maneras, esos suministros se consumirán pronto…:twisted:
Quería comentar, que a partir de ahora, los relatos serán más cortos, en plan como los que he puesto de Diario de Operaciones, para poder contar más cosas en menos espacio (y tiempo) por que si no esto se va a eternizar, así que voy a abandonar los relatos novelados, excepto aquellos que me apetezcan mucho.
Saludos.
Última edición por flanker33 el 15 Abr 2011, 09:23, editado 1 vez en total.
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Gurev finalmente tomó una decisión, la única que podía tomar en aquella situación. El resto del grupo naval continuaría su viaje hacia Adak para cumplir su misión a la mejor velocidad posible. Amparándose en la creciente oscuridad y en el frente tormentoso que se acercaba por el oeste y que barrería casi todas las Aleutianas, confiaba en que los buques arribasen a puerto durante la madrugada. Una vez allí descargarían el material bélico, suministros y soldados que reforzarían la guarnición, y esperarían a que se diesen las condiciones adecuadas para iniciar su viaje de retorno a Petropavlosk.
El caso del portaviones Novorossiysk era algo diferente. Gravemente dañado y con una velocidad muy reducida no podía seguir al grueso de la escuadra, pero volver a la base implicaba un peligroso viaje de casi una semana, aunque conforme se acercara a aguas soviéticas contaría con un mayor paraguas protector. Si seguía al resto de buques, en unas 24 horas podría llegar a Adak, y una vez allí, iniciar reparaciones de urgencia si es que eran posibles, quizás trasladando técnicos y equipo vía aérea, para conseguir un aumento de la velocidad y poder regresar con mayor seguridad a la Madre Patria. Ninguna opción era fácil, así que tras consultarlo con sus oficiales, decidió por que siguiera el mismo rumbo del resto del grupo e intentase llegar a la relativa seguridad de Kuluk Bay lo antes posible. La vuelta ya se vería como se podría llevar a término.
Uno de los Udaloy se quedó con el crucero dañado para proporcionarle seguridad contra posibles amenazas y auxiliarle si era necesario.
Las horas pasaban y todo parecía ir como Gurev había previsto, ya que el Nimitz tuvo trabajo extra a la hora de recoger a los aviones del Enterprise que habían perdido su base flotante, y aunque se barajó la posibilidad de repetir el ataque para dar la puntilla a la flota roja, finalmente se desistió ante la posibilidad de enviar a los aparatos contra una fuerte tormenta, y luego recuperarlos de noche y en una mar muy picada, lo que podría haber terminado en tragedia.
Pero fue el USS Omaha, un SSN clase Los Angeles, que había estado siguiendo a la flota soviética desde hacía tiempo, que liberado de su orden de solo seguir e informar, pudo finalmente intervenir y sentenció al portaviones soviético. Tras burlar la Udaloy que mantenía a su helicóptero en el buque por la tormenta y su sonar degradado por las condiciones atmosféricas, lanzó tres torpedos que impactaron de lleno en el buque y que abrieron grandes vías de agua en el casco e hicieron que el gran buque se hundiera rápidamente. El Omaha pudo evadirse limpiamente y puso rumbo al resto de la flota, que oía en la lejanía a través de su sonar pasivo.
Tres horas después el submarino llegó a distancia de lanzamiento de sus misiles Harpoon, y efectuó un lanzamiento con los datos que tenía del sonar, ya que los buques enemigos estaban fuera del alcance de su radar. Con una andanada de tres misiles, dos fallaron en encontrar sus objetivos, pero el tercero localizó a un Udaloy y causo graves daños en uno de los hangares de popa, pero la integridad de la nave y los sistemas esenciales no sufrieron daños.
El confiado capitán del Omaha seguía avanzando a buena velocidad para acortar la distancia con el grupo y poder aumentar la lista de buques soviéticos hundidos, pero no contaba que bajo el agua, la flota roja estaba protegida por el gran capitán Rachuk con el Delfín, el cual avisado por los buques de superficie de que tenían un perseguidor que ya había atacado y posiblemente hubiese hundido al Novorossiysk, le tendió una emboscada y con un solo torpedo partió por dos al Omaha antes que este pudiera reaccionar.
Finalmente, y ya de madrugada, los buques de la flota roja consiguieron llegar a Adak, entrando en Kuluk Bay, e iniciando inmediatamente las maniobras de desembarco de material. Allí, bajo la protección de los cazas soviéticos, unos escasos 4 Su-27 que habían sobrevivido al combate con los cazas navales americanos, los radares y misiles SAM que habían llegado vía aérea más los que ellos descargarían, apoyados por los Yak-38 y sus propios sistemas defensivos, los de los Udaloy, el Kresta II y el Sovremenny superviviente, estarían relativamente a salvo, o esa era lo que esperaba Gurev.
El Nimitz y su grupo, pusieron rumbo al sur, evitando que los bombarderos soviéticos volvieran y probasen de nuevo suerte con sus buques, y navegó para unirse al Ranger y al grupo anfibio que se dirigía hacia Adak. Mientras, los escoltas supervivientes del TG.70.4 (dos destructores y un crucero dañado) llevaron a cabo maniobras de rescate de supervivientes, y una vez concluidas estas pusieron rumbo para unirse con el Nimitz y el Ranger, alejándose de la zona donde habían sufrido una dolorosa derrota.
Pero la acción distaba de haber acabado.
En las primeras horas del día 26, a última hora de la madrugada y poco antes de amanecer, era la hora de la USAF.
El caso del portaviones Novorossiysk era algo diferente. Gravemente dañado y con una velocidad muy reducida no podía seguir al grueso de la escuadra, pero volver a la base implicaba un peligroso viaje de casi una semana, aunque conforme se acercara a aguas soviéticas contaría con un mayor paraguas protector. Si seguía al resto de buques, en unas 24 horas podría llegar a Adak, y una vez allí, iniciar reparaciones de urgencia si es que eran posibles, quizás trasladando técnicos y equipo vía aérea, para conseguir un aumento de la velocidad y poder regresar con mayor seguridad a la Madre Patria. Ninguna opción era fácil, así que tras consultarlo con sus oficiales, decidió por que siguiera el mismo rumbo del resto del grupo e intentase llegar a la relativa seguridad de Kuluk Bay lo antes posible. La vuelta ya se vería como se podría llevar a término.
Uno de los Udaloy se quedó con el crucero dañado para proporcionarle seguridad contra posibles amenazas y auxiliarle si era necesario.
Las horas pasaban y todo parecía ir como Gurev había previsto, ya que el Nimitz tuvo trabajo extra a la hora de recoger a los aviones del Enterprise que habían perdido su base flotante, y aunque se barajó la posibilidad de repetir el ataque para dar la puntilla a la flota roja, finalmente se desistió ante la posibilidad de enviar a los aparatos contra una fuerte tormenta, y luego recuperarlos de noche y en una mar muy picada, lo que podría haber terminado en tragedia.
Pero fue el USS Omaha, un SSN clase Los Angeles, que había estado siguiendo a la flota soviética desde hacía tiempo, que liberado de su orden de solo seguir e informar, pudo finalmente intervenir y sentenció al portaviones soviético. Tras burlar la Udaloy que mantenía a su helicóptero en el buque por la tormenta y su sonar degradado por las condiciones atmosféricas, lanzó tres torpedos que impactaron de lleno en el buque y que abrieron grandes vías de agua en el casco e hicieron que el gran buque se hundiera rápidamente. El Omaha pudo evadirse limpiamente y puso rumbo al resto de la flota, que oía en la lejanía a través de su sonar pasivo.
Tres horas después el submarino llegó a distancia de lanzamiento de sus misiles Harpoon, y efectuó un lanzamiento con los datos que tenía del sonar, ya que los buques enemigos estaban fuera del alcance de su radar. Con una andanada de tres misiles, dos fallaron en encontrar sus objetivos, pero el tercero localizó a un Udaloy y causo graves daños en uno de los hangares de popa, pero la integridad de la nave y los sistemas esenciales no sufrieron daños.
El confiado capitán del Omaha seguía avanzando a buena velocidad para acortar la distancia con el grupo y poder aumentar la lista de buques soviéticos hundidos, pero no contaba que bajo el agua, la flota roja estaba protegida por el gran capitán Rachuk con el Delfín, el cual avisado por los buques de superficie de que tenían un perseguidor que ya había atacado y posiblemente hubiese hundido al Novorossiysk, le tendió una emboscada y con un solo torpedo partió por dos al Omaha antes que este pudiera reaccionar.
Finalmente, y ya de madrugada, los buques de la flota roja consiguieron llegar a Adak, entrando en Kuluk Bay, e iniciando inmediatamente las maniobras de desembarco de material. Allí, bajo la protección de los cazas soviéticos, unos escasos 4 Su-27 que habían sobrevivido al combate con los cazas navales americanos, los radares y misiles SAM que habían llegado vía aérea más los que ellos descargarían, apoyados por los Yak-38 y sus propios sistemas defensivos, los de los Udaloy, el Kresta II y el Sovremenny superviviente, estarían relativamente a salvo, o esa era lo que esperaba Gurev.
El Nimitz y su grupo, pusieron rumbo al sur, evitando que los bombarderos soviéticos volvieran y probasen de nuevo suerte con sus buques, y navegó para unirse al Ranger y al grupo anfibio que se dirigía hacia Adak. Mientras, los escoltas supervivientes del TG.70.4 (dos destructores y un crucero dañado) llevaron a cabo maniobras de rescate de supervivientes, y una vez concluidas estas pusieron rumbo para unirse con el Nimitz y el Ranger, alejándose de la zona donde habían sufrido una dolorosa derrota.
Pero la acción distaba de haber acabado.
En las primeras horas del día 26, a última hora de la madrugada y poco antes de amanecer, era la hora de la USAF.
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Quería comentar que al pensar en como hundir un portaviones americano, le he dado vueltas a varias ideas, incluida un ataque de hombres rana en mar abierto!!! además de leerme las ideas que se han publicado en este mismo foro y en otros sitios al respecto, pero al final, lo que los propios soviéticos tenían pensado para ese tipo de problemas me ha resultado lo más congruente.
Así, aunque pueda sonar un poco repetitivo lo de un ataque de saturación de misiles contra un CVBG, era lo más apropiado y lo que tenía más posibilidades de exito.
Saludos.
Así, aunque pueda sonar un poco repetitivo lo de un ataque de saturación de misiles contra un CVBG, era lo más apropiado y lo que tenía más posibilidades de exito.
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Pues yo diria que no Parmo
Los sistemas AEGIS tienen una capacidad supuesta de derribar misiles incluso mejor de lo que calculado en este relato (sergiopl hizo una operacion parecida en el suyo).
Y eso sin contar escenas como las de los Yakolev tirando abajo aviones en AA...que no deja de ser como minimo sorprendente, pero es que si no no hay fun.
Si lo piensas... los rusos han tumbado toda una TF useña al coste unico de un sub dañado y varios aviones abajo.
Ademas, en la lucha submarina, se estan llevando la palma, a pesar de que sobre el papel, USA tenia una supremacia clara en lucha bajo superficie por calidad, potencia y numero de submarinos de ultima generacion.
Yo lo veo igualadito y bastante equitativo hasta el momento. Aunque evidentemente, todo el mundo puede discrepar en detalles
Saludos
Los sistemas AEGIS tienen una capacidad supuesta de derribar misiles incluso mejor de lo que calculado en este relato (sergiopl hizo una operacion parecida en el suyo).
Y eso sin contar escenas como las de los Yakolev tirando abajo aviones en AA...que no deja de ser como minimo sorprendente, pero es que si no no hay fun.
Si lo piensas... los rusos han tumbado toda una TF useña al coste unico de un sub dañado y varios aviones abajo.
Ademas, en la lucha submarina, se estan llevando la palma, a pesar de que sobre el papel, USA tenia una supremacia clara en lucha bajo superficie por calidad, potencia y numero de submarinos de ultima generacion.
Yo lo veo igualadito y bastante equitativo hasta el momento. Aunque evidentemente, todo el mundo puede discrepar en detalles
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Te has hecho de rogar desde la ultima entrega,todas las noches pinchaba para ver si habia algo nuevo,espero ansioso el proximo capitulo.
Hola Occidental.
Pues me gustaría escribir más a menudo y ser más regular en las entregas, por eso he decidido escribir relatos más cortos, menos detallados, pero con más información y que pasen más cosas, aunque ahora con la semana santa, lo voy a tener un pelin complicado, pero gracias por la fidelidad…:wink:
Muy bueno el relato. Felicitarte por ese gran trabajo que estas haciendo para entretenernos. El único lunar que veo, es que en terminos generales los rusos hacen cincuenta disparos para impactar uno y los estadounidenses impactan casi todo, bien sea atacando o defendiendo.
Hola Parmo.
Gracias por tu opinión. He de decirte que no tengo un bando favorito y trato de ser lo más imparcial posible. Mi opinión personal, es que en este Teatro de Operaciones en concreto, en el Pacífico, los EEUU llevarían la iniciativa al tratarse de un escenario principalmente aeronaval, ya que creo que la US Navy era bastante más poderosa que la Marina Soviética, aunque esta también tenía sus bazas y las jugaría. Creo que la URSS se mantendría más a la defensiva, excepto en Corea, que siendo un escenario aeroterrestre y sin la intervención de China, podría tener la iniciativa y causar serios problemas a los “aliados occidentales”. Pero he realizado esas operaciones ofensivas soviéticas, primero para dar algo más de emoción, luego para probar escenarios diferentes y quizás poco vistos como el bombardeo o la ocupación de suelo americano, y por último, por que en la guerra nunca se sabe lo que puede ocurrir, una cosa son los planes e ideas de preguerra y otras como se desarrollan luego los acontecimientos, así que si bien no creo probables que se hubiese producido la ofensiva soviética, que recordemos en parte es como respuesta a la campaña anti-SSBN americana y al bombardeo de su territorio, tampoco las considero como situaciones algo más improbable como la invasión terrestre de Alaska o Hawai, o incluso de Japón, aunque dependiendo de cómo evolucionase la situación, quien sabe si Hokkaido no podía pasar a ser parte de la URSS…:shock:
Te comento que por ejemplo que he simulado algunas batallas aeronavales en el Harpoon y a veces me salen resultado más extremos, normalmente peores para el bando soviético, pero cojo lo que necesito de ahí y lo adapto al relato.
En concreto, en el caso de los misiles necesarios, comentarte que en el caso de los SM-2 y el Aegis, depende de donde mires puedes encontrarte con que es un muro infranqueable, y que no pasa ni el viento, o que no es más que un bluff y básicamente es mejor tener un tirachinas a mano. Yo tenía en mente algo que leí por ahí de que el sistema AEGIS/SM-2 necesitaba 1,5 o 2 misiles para derribar a un misil atacante, así que tomé esta última cifra de 2 por cada atacante, y la modifique, por ejemplo en el caso de los AS-16 (Kh-15), al ser más rápidos y la trayectoria más difícil de interceptar, supuse 2,3 misiles SM-2 por cada atacante, mientras que para los SS-N-12 supuse 1,8 por misil por ser su vuelo más nivelado, predecible y su velocidad menor.
En cuanto a los HARM y Harpoon de los americanos, fueron 144 los lanzados y solo 32 los que llegaron al blanco, o sea el 22%, aunque no todos fueron derribados, los HARM lo tienen más difícil contra blancos móviles y algunos fallaron de ese modo, pero de todas maneras, para esto empleé una proporción de 1,3 SA-N-6 por cada atacante, principalmente por el vuelo más lento de los Harpoon (aunque también son blancos más pequeños). Sobre el sistema de los Kirov también hay de todo, aunque por lo general he leído que no se considera tan efectivo como el AEGIS. Como ves, incluso le dí algo de ventaja a los soviets.
Lo que quiero decir con toda esta parrafada es que no tengo predilección por ninguno, y que siempre trato de hacerlo en base a datos (que luego sean correctos o no y mis presunciones acertadas es otra historia) y un poco al hilo que quiero que lleve el relato que cuento.
Los sistemas AEGIS tienen una capacidad supuesta de derribar misiles incluso mejor de lo que calculado en este relato (sergiopl hizo una operacion parecida en el suyo).
Hola Urbano,
Como decía depende de las fuente, pero si, es posible que hasta haya sido algo conservador.
Y eso sin contar escenas como las de los Yakolev tirando abajo aviones en AA...que no deja de ser como minimo sorprendente, pero es que si no no hay fun.
Por eso, por eso,… al menos que se parezca un pizca en algo a los combates aeronavales de la SGM entre portaviones, aunque la verdad es que no demasiado
Ademas, en la lucha submarina, se estan llevando la palma, a pesar de que sobre el papel, USA tenia una supremacia clara en lucha bajo superficie por calidad, potencia y numero de submarinos de ultima generacion.
Es que los soviets han encontrado un AS en Rachuk y con un submarino bastante decente, pues tienen sus opciones, pero por ejemplo en el número de SSBN,s hundidos el resultado es claramente favorable a los americanos, y en el de los SSN (hablo de memoria, lo tendría que mirar) creo que van más o menos a la par. Como dices, por calidad y número la lógica dice que se acabarán imponiendo.
Saludos.
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- Urbano Calleja
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- Juan David
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Que conste que nada mas lejos de mi intencion quejarme o protestar!
Hola Urbano, y nada más lejos de mi intención que ser dogmático y tener siempre la razón, así que si ve algo que no le gusta, quéjese y proteste, que yo trataré de defenderme como bien pueda…:duelo:
Estoy disfrutando como un cochino en una poza...
Me alegro de veras
Flanker, no sabes cuanto espero cada relato!! FELICITACIONES
Definitivamente sos genial!
Adelante y una afectouso saludo desde Colombia.
Muchas gracias Juan David, no sabes cuanto me ha subido el Ego tu mensaje… espero no defraudarle en los próximos relatos. A ver si esta semana puedo adelantar algo más. Saludos desde España.
hundir portaaviones es un golpe duro al orgullo americano
y es doblemente duro si el hundido es el CV-66 USS America
Hola Diamond,
pues entonces en este caso solo se quedará en un solo golpe al orgullo americano , porque el hundido ha sido el Enterprise, el América estaba en el Atlántico, y ya el compañero sergiopl, lo utilizó en su relato sobre la 3ª batalla del Atlántico y aunque tampoco salió muy bien parado, al menos no se fue al fondo del mar, pero tampoco creo que les sentase demasiado bien a los norteamericanos la perdida del Big E
Saludos.
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