La huella de España y de la cultura hispana en los Estados Unidos
La huella de España y de la cultura hispana en los Estados Unidos. Borja Cardelús y Múñoz-Seca / 315 páginas / 24 euros. Comprar libro
España exploró con gran tenacidad el territorio norteamericano, a pesar de la enorme dificultad inicial que ofrecía la vastedad de sus espacios, llegando a permanecer allí durante dos siglos y medio, en un esfuerzo continuado de socializar a los indios y transmitir nuestra cultura, de modo que todavía hoy en día se pueden rastrear multitud de signos que confirman la pervivencia de este legado. Describir pormenorizadamente su contenido es el objetivo de esta obra.
Borja Cardelús es conocido primordialmente como naturalista. Todavía recuerdo el placer con el que leí Fugitivo, en torno a la vida de los animales salvajes, en los tiempos en los que el autor presidía el Patronato del Parque de Doñana. Ha dedicado la mayor parte de su trayectoria profesional al conocimiento y conservación de la naturaleza, así como a su divulgación, en la que destaca con una producción extensa y de gran calidad, con más de 70 documentales para la televisión, numerosos libros y 2 enciclopedias sobre ecología.
En los últimos años ha dirigido sus esfuerzos hacia la faceta de historiador, dando a conocer la herencia española que marinos, exploradores y misioneros sembraron por todo el mundo. La huella de España y de la cultura hispana en los Estados Unidos es uno de los valiosos frutos de este trabajo, en el que subraya el empeño de la corona española por integrar a los indios norteamericanos y el origen hispano, fundamentalmente andaluz, de muchos de los usos y costumbres del “salvaje oeste”. Los asentamientos se fueron formando en torno a dos inicios bien distintos, las misiones y los presidios, unas veces en forma de ranchos desperdigados y otras de pequeños pueblos, que en muchos casos constituyeron el germen de grandes ciudades como San Francisco.
Las tribus nómadas, comanches, navajos y apaches, entre otras, resultaron por lo general muy reacias a integrarse en el sistema misional, que les sujetaba a una disciplina inaceptable para ellos, pero otras tribus más sedentarias y pacíficas, que ya practicaban algo de agricultura, recibieron con interés el aprendizaje de nuevas técnicas agrícolas y ganaderas que mejoraron enormemente el rendimiento de sus cosechas. En general los indios aceptaron de buen grado las ventajas materiales.
Esta es la particularidad de la colonización española, que, a pesar de abusos y errores, la diferenció del resto de los países. Francia armaba a los indios para que lucharan contra los nuestros y los ingleses no hacían más que desplazarlos de un lugar a otro según sus necesidades y ambiciones. En palabras del autor: “El resultado es elocuente: allí donde se establecieron los ingleses, no quedan indios. Éstos sólo han pervivido en las regiones colonizadas por España, donde forman comunidades numerosas, adaptadas a la civilización occidental”
Hay pasajes emocionantes como el repetido rechazo de los habitantes de Nuevo México a las tentadoras ofertas de unirse al Estado de Luisiana, “por su constante adhesión en vivir unida a la Corona de Castilla”, como defendía ante las Cortes de Cádiz don Pedro Pino. También al explicar cómo la cuestión de los esclavos fue uno de los grandes motivos de fricción con Gran Bretaña, ya que los principios católicos españoles hacían que trataran a éstos de una forma más humanitaria, considerándolos “no como meras mercancías, sino sujetos de derechos como la religión, la propiedad y la familia”.
El libro desgrana el paso de los españoles por La Florida, Arizona, Texas, Nuevo México, La Luisiana y entorno del Missisipi y California, de manera muy entretenida y gráfica. Se nota la predilección del autor por lo visual, ya que el libro está plagado de fotos y dibujos, y por lo divulgativo, los textos están encuadrados con fondos de diversos colores, enmarcando cada historia como si fuese una ficha. Los capítulos, correspondientes a los estados americanos estudiados, se cierran con La huella hoy, que recoge en forma de guía de viajes las rutas que desembocan en algún lugar conmemorativo de la estancia española en Norteamérica
Un libro original para cualquier aficionado a la historia, e imprescindible para los hispanos que residan en Estados Unidos o lo visite con frecuencia, en el que irá descubriendo multitud de curiosas historias, algunas de ellas más conocidas, como que los primeros caballos que pisaron América fueron dieciséis ejemplares andaluces llevados por Hernán Cortés, o el influjo de nuestra arquitectura popular y nuestra cocina. Para concluir audazmente que gran parte de las prácticas de los cow boys son réplicas de la civilización ecuestre andaluza, y si no dense un paseo por esa reliquia que es El Rocío, ante cuya contemplación todo visitante inadvertido exclama asombrado: ¡parece un pueblo del Oeste!
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