El General Más Brillante de la Historia
- Radom
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Buenooo, hablaré de romanos, ale
Yo creo que uno de los mejores es Sila, incluso más que Mario, aunque este último tiene más puntos (por así decirlo) gracias a sus reformas en el ejército lo cual no quiere decir que fuera un monstruo en lo militar pues que yo recuerde enfrentarse a miriadas de bárbaros cuya táctica era luchar a lo bruto y fiarlo todo al peso de sus golpes y a un númida llamado Yugurta que conseguía más sobornando que venciendo en el campo de batalla (cierto, su caballería era temible, pero a no ser que fueran mangudais, no se puede vencer con un caballería tan primitiva) no me parece apropiado considerarlo de los mejores. Si por liquidar masas podemos citar al militar veneciano que defendió Chipre de los otomanos, por ejemplo.
Sila se enfrenta a los aliados itálicos, a los marianistas, y a las tropas del ponto, y los vence a todos. Sus grandes victorias por mencionar algunas en su brillante expediente son Queronea, Orcomenos, Nola...
- Un Malo (a quien le importa): ¿Tienes miedo cabrón? haces bien porque este boina verde te va a dejar para los tigres. - Matrix (Chuache): Yo desayuno boinas verdes, ¡y ahora tengo hambre!
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- Coronel
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Radom escribió: Sila se enfrenta a los aliados itálicos, a los marianistas, y a las tropas del ponto, y los vence a todos. Sus grandes victorias por mencionar algunas en su brillante expediente son Queronea, Orcomenos, Nola...
Lo puedes decir más brevemente: Sila acabó invicto (o eso creo).
Pero me reitero:
Mario se "llevó a la guerra" a Sila y a Quinto Sertorio como legados militares. Y ambos acabaron siendo grandes militares (y con corona gramínea).
Pompeyo Magno se enfrentó a Quinto Sertorio, y después de varias derrotas consiguió vencer (con la ayuda de Metelo Pío). En mi opinión esa guerra con Quinto Sertorio le aportó la experiencia necesaria para convertirle en un gran general.
Julio César opino que aprendió de todos los anteriores (no se puede saber cuánto de su tío Mario, pues éste murió cuando César era bastante joven), convirtiéndose en el "alumno aventajado".
Pero el mérito opino que hay que otorgarlo al tercer fundador de Roma: Cayo Mario.
Reformó el ejército legionario, hizo ejércitos no legionarios (con gladiadores, esclavos,...), perdió batallas y aún así siguió con el espíritu de lucha intacto... hasta los 71 años (cuando murió). Pero, en mi opinión, su mayor legado fueron los grandes generales que le sucedieron (bebiendo de sus artes militares).
NOTA: No meto a Genghis Khan en esto porque mis conocimientos de historia a duras penas alcanzan para cubrir Europa.
Lo bueno, si breve...mejor
- Radom
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- Registrado: 22 Jul 2007, 21:25
Julio César ¿alumno aventajado?. En Egipto ¿qué hace? voy a por Pompeyo, le cortan la cabeza, bueno entonces me dejo liar por Cleopatra, uy, el pueblo egipcio se me subleva (vamos, como en las Galias, vaya usted a saber porque le paso eso de nuevo...), me atacan los soldados lagidas, aguanta a lo Stalingrado en Alejandria, y todo lo fía a Mitridates (no del Ponto) que llega al Nilo desde las profundidades de Asia, César se escapa y ala, vence en una batalla. ¿podía haber hecho las cosas de otra manera? Pues yo creo que sí...
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- Coronel
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Radom escribió: Julio César ¿alumno aventajado?. En Egipto ¿qué hace?
[...]
¿podía haber hecho las cosas de otra manera? Pues yo creo que sí...
No voy a entrar a discutir otras posibilidades de actuación de César en Egipto, podría ser un "what if" eterno, y mis conocimientos no dan la talla.
Si lo que insinúas es que Julio César no fue un gran general... diría que te equivocas. Más que nada porque "intuyo" que si en este foro hay algunas comparaciones entre Cayo Julio César y otros generales... malo no debió ser.
Te dejo un par de enlaces, por si quieres discutir al respecto con gente de mucho más nivel que yo:
- http://www.militar.org.ua/foro/julio-cesar-y-sus-legiones-vs-alejandro-y-sus-falanges-t15244.html
- http://www.militar.org.ua/foro/era-mejor-pompeyo-que-cesar-t29982.html
Lo bueno, si breve...mejor
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- General de Brigada
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Voy a resaltar la figura de un destacado general romano, del que hemos hablado en este hilo de pasada y también en el de las campañas de Aníbal en Italia (espero que a Radom no le de una subida de anibalitis y romanitis), que si bien no es el más famoso de la historia de Roma, ni el mejor de su tiempo, si tuvo un destacado papel, en especial en sus enfrentamientos con el mítico Aníbal Barca. Me refiero a Marco Claudio Marcelo (268-208 a.C.). Este general romano de origen plebeyo tuvo una destacadísima actuación durante la segunda guerra púnica, pero su trayectoria militar arranca de la primera (264-241 a.C.) y del conflicto con los ínsubros durante las guerras gálicas (225-222 a.C.). Cinco veces cónsul, destaca como uno de los trés únicos casos documentados en que un líder romano consigue una Spolia Opima, en su caso durante la batalla de Clastidium. Este trofeo se concedía a aquel general que había matado en combate a un enemigo de similar rango en un combate individual y se hacía de la armadura y demás efectos de este. Por ser los otros dos casos conocidos (Rómulo y Aulo Cornelio Coso) casi mitológicos, se considera el de Marcelo como el único más creíble. Su víctima fue el rey galo Viridomaro. Conocemos su trayectoria gracias principalmente a las "Vidas paralelas" de Plutarco y en menor medida a Livio. Otros autores también cuentan su participación, aunque lo tratan peor, como es el caso de Polibio.
Hábil en el manejo de las armas, de su participación en la primera guerra púnica se tiene noticias de haber salvado la vida de su hermano Otacilio en un combate en la isla de Sicilia. Contaba con unos 27 años cuando esta guerra acaba y su siguiente reaparición es ya como cónsul durante la guerra contra los ínsubros durante las guerras gálicas ocurridas en la Galia Cisalpina. Comparte su primer consulado en 222 a.C. con Cneo Cornelio Escipión "Calvo" (tío de Escipión africano y quien cuatro años más tarde sería el primer general romano en poner pie en la península ibérica e iniciaría la conquista de la misma). Cabe suponerle una brillante carrera político-militar en el intervalo entre la primera guerra púnica y la gálica, que explicaría su ascenso en el cursus honorum hasta su primer consulado. Junto a su colega de consulado se opusieron a finalizar la guerra, lo que provocó que los ya muy desgastados ínsubros recurrieran a los gesates, tribu gala al otro lado de los Alpes, la cual envió a 30.000 guerreros a apoyarles. Tras las batallas de Clastidium y Mediolanum (actual Milán), fueron completamente aniquilados y la guerra se dió por finalizada. Debido posiblemente a la Spolia Opima, le fue concedido el triunfo en solitario, quedando su colega de consulado Cneo privado de él.
Llegada la segunda guerra púnica, la primera mención a él aparece en el año 216 (transcurridos ya dos años de conflicto), cuando es nombrado pretor en Sicilia. Cuando se encuentra organizando contingentes de tropas para enviar a la isla, tiene lugar la batalla de Cannas, desastre que provoca que se eche mano de él para que con una parte de los supervivientes y parte de sus hombres organice un ejército para operar en la recién rebelada Campania. Con él consigue un pequeño éxito al rechazar a Aníbal a las puertas de Nola, lo cual supone un importante impulso moral para unos romanos que ven como Aníbal ha salido triunfante de casi todos los enfrentamientos habidos los dos años y medio anteriores, y acaban de presenciar el mayor desastre militar ocurrido nunca en su historia hasta ese momento en la famosa localidad de Apulia.
El año siguiente (215 a.C.) ante un nuevo desastre acaecido esta vez en la Galia, la aniquilación y muerte del ejército de Postumio Albino, es nombrado cónsul sufecto, si bien su mandato es más que efímero pues con la excusa de los augurios, el Senado le obliga a dimitir por ser plebeyo al igual que el otro cónsul de ese año, Sempronio Graco. Investido con la dignidad de procónsul, prosigue sus operaciones en Campania, Samnio Caudino e Hirpinos, asolando las tierras de los rebelados y pasados al bando cartaginés y rechazando de nuevo a Aníbal a las puertas de Nola por segunda vez, pese al refuerzo de elefantes recibido por este. Se produce además una de las pocas deserciones documentadas de un pequeño grupo de caballería del bando púnico de la guerra y probablemente la única conocida del contingente bajo control directo de Aníbal.
Al año siguiente es nombrado cónsul (214 a.C.) y de nuevo se distingue en sus operaciones al volver a rechazar a Aníbal a las puertas de Nola por tercera vez, tras lo cual en cooperación con su colega de consulado Fabio Máximo participa en la toma de Casilino. Ante los acontecimientos ocurridos en Sicilia, es enviado allí con su ejército, donde inicia el asedio de Siracusa, fracasando los diversos intentos por tierra y mar en buena medida gracias a los artilugios ideados por el célebre Arquímedes, y combate la rebelión de diversas localidades del interior de la isla con extrema crueldad (Megara Hybalea, Erbesos y Heloro), mientras desembarca un fuerte ejército púnico en el suroeste de la misma (Agrigento).
Al año siguiente (213 a.C.) con mandato proconsular, prosigue el sitio de Siracusa y ve como los púnicos toman Murgantia mientras un subordinado suyo provoca una masacre en Enna para dar un escarmiento al resto de poblaciones de la isla que estuviesen pensando en desertar. Descubierta una debilidad en una de las murallas de la ciudad de Siracusa, Marcelo ordena un asalto nocturno que se salda con la toma de los barrios de Tyche y Epípole y la posterior rendición de la fortaleza de Eurialo, resistiendo sin embargo las fortalezas de Achradina e isla Ostigia. Los cartagineses contraatacan sin éxito en una zona pantanosa y se produce una epidemia de peste que destruye el ejército púnico y una parte del romano.
Finalmente ya durante 212 a.C. y gracias a una traición, la totalidad de la ciudad cae finalmente en sus manos, siendo expoliada inmisericordemente. Los cartagineses resisten al sur de la isla en torno a Agrigento. En un enfrentamiento posterior con ellos, los derrota junto al río Himera, refugiándose estos en la ciudad de Agrigento y limitándose a realizar salidas de rapiña con la caballería númida al mando del libiofenicio Mutines.
Desde ese momento hasta mediados de 211 a.C. en que renuncia al mando en Sicilia, no se conocen detalles de actividad militar romana pese a persistir un foco de resistencia al sur. Con su renuncia es obligado a dejar su ejército en la isla al mando del pretor Marco Cornelio y se le niega un triunfo por no haber logrado pacificar completamente el territorio, recibiendo en su lugar una ovación. Es acusado en el Senado de brutalidad por sus acciones en Sicilia, pero eso no es obstáculo para ser elegido cónsul para el año 210 a.C. con Levino de colega de consulado.
Debido a la acusación contra él se decide que cambie la provincia de Sicilia por Italia, yendo Levino a la isla. Se hace cargo del ejército de Etruria, reclutado en 213 como legiones urbanas y trasladados en 212 a la Toscana, inédito por tanto hasta entonces en combate, que pasa de este modo a ser su ejército consular, al cual conduce a Apulia, zona donde aún existen focos de poblaciones rebeldes favorables a la causa púnica. Mediante traición consigue el cambio de bando de Salapia con el exterminio de su guarnición, lo cual provoca que Aníbal, acampado probablemente en Apulia, regrese al Brucio. Prosigue entonces Marcelo las operaciones en el Samnio donde caen por asalto Maronea y Meles. Pero el regreso de Aníbal a Apulia, a la localidad de Herdonea y la aniquilación del otro ejército romano en la zona, bajo mando del procónsul Cneo Fulvio Centúmalo, provoca que Marcelo abandone sus operaciones en el Samnio y comience la persecución del general cartaginés al cual da caza en la localidad de Numistro lindera entre el Samnio, Lucania y Apulia, produciéndose una batalla campal que podía haber constituido un punto de inflexión de la guerra, pues en ese momento el único ejército romano completo existente al sur de Roma era el de Marcelo (habia una legión y un alae sociorum más en Capua). Fuere por el desgaste acumulado de la previa 2ª batalla de Herdonea o por la buena conducción del general romano, Aníbal no puede derrotarle en la primera batalla campal que disputaba el ejército de Marcelo desde su formación. Ninguno de los dos contendientes parece cobrar ventaja en el combate y Aníbal abandona de noche su campamento para dificultar su seguimiento. Marcelo deja una guarnición y a sus heridos en Numistro y emprende nuevamente su persecución produciéndose escaramuzas en torno a Venusia. Las operaciones seguirán en Apulia hasta el final de campaña sin tenerse noticias de nuevos enfrentamientos.
Al año siguiente (209 a.C.), como procónsul prosigue en operaciones en Apulia con su mismo ejército. Ese año los romanos urden un plan coordinado de modo que atacarán a Aníbal en cuatro puntos con distintos ejércitos. Marcelo recibe instrucciones de endurecer al máximo las operaciones y apenas levanta su cuartel de invierno se lanza a perseguir a Aníbal que se encuentra en las cercanías de Canusio. Tras darle caza y producirse escaramuzas ambos ejércitos acampan y al día siguiente se produce una primera batalla campal en la que el ejército púnico consigue empujar un ala del romano la cual al ser relevada por una legión de reserva sufre un auténtico descalabro, muriendo 2.700 hombres. Tras esa derrota, Marcelo vuelve a plantar batalla al día siguiente, consiguiendo devolver el golpe al púnico obligando a las tropas de este a regresar a su campamento en desordenada retirada, saldándose con una cifras de muertos de 8.000 para los púnicos y 3.000 para los romanos. Aníbal ordena abandonar su campamento de noche para evitar ser seguido, dirigiéndose a su base de operaciones en el Brucio, donde se está produciendo otro de los ataques romanos. Marcelo con su ejército tremendamente desgastado por las dos batallas campales, no le sigue, conociéndose que más adelante se desplazará a Venusia donde permanecerá el resto de la campaña. Como consecuencia de estos combates y las bajas cosechadas es acusado por un tribuno de la plebe de haber perdido ambas. Tras defenderse en el foro de modo público, logra su elección como cónsul, siendo elegido de colega consular el que fuera su subordinado durante el sitio de Siracusa, Quinctio Crispino.
Finalmente en 208 a.C., y estando acampado entre Venusia y Bantia junto al ejército de Crispino, que viene de estar operando en el Brucio próximo a Locri, cuando realiza una exploración con una partida de caballería en una colina entre el campamento cartaginés y el romano, son emboscados por la caballería cartaginesa que logra alcanzarle con una lanza que le causa la muerte, hiriendo mortalmente a Crispino, muriendo varios tribunos y prefectos e incluso hiriendo al propio hijo de Marcelo. De este modo, con una edad aproximada de 60 años, fallece "la espada de Roma", apelativo por el que era conocido por sus acciones durante la segunda guerra púnica, por su carácter netamente ofensivo, en oposición a Fabio Máximo, "el escudo de Roma", por su accionar eminentemente defensivo y contemporizador.
Los que durante la guerra fueron sus subordinados, alcanzaron igualmente notoriedad por su actuación, destacando entre otros Apio Claudio Pulcro quien participa en el asedio a Capua, Cayo Claudio Nerón, quien derrotara a Asdrúbal en el Metauro y al propio Aníbal en dos combates en Grumentum y Venusia durante el mismo 207, o Tito Quincio Flamino, pretor en Tarento de 208 a 204, quien más tarde derrotara a Filipo V en Cinoscéfalos durante la segunda guerra macedónica, e incluso Lucio Cornelio Léntulo, quien sucediera a Escipión Africano en Hispania y derrotara a Indíbil y Mandonio. Sin duda su fama militar fue acompañada por una fortaleza política de su bando muy importante que le siguió después de muerto.
Un hombre decisivo en que los romanos perdieran el miedo a enfrentarse a Aníbal, en especial tras Cannas, y no menos importante en que la guerra en Sicilia no se eternizase como ocurriera con la primera guerra púnica. Igualmente destacable por su participación en las campañas de Campania (mitad 216 a mitad 214) y Apulia (inicio de 210-primavera 208) que terminaron por aniquilar los focos rebeldes a Roma en estos territorios. Y a título individual, un hombre valiente, como demuestra la consecución de la Spolia Opima y su propia muerte cuando se encuentra dentro de una partida de reconocimiento. Polibio le critica precisamente esta última acción, como un acto poco prudente que privó a su ejército de su general.
Un saludo
Hábil en el manejo de las armas, de su participación en la primera guerra púnica se tiene noticias de haber salvado la vida de su hermano Otacilio en un combate en la isla de Sicilia. Contaba con unos 27 años cuando esta guerra acaba y su siguiente reaparición es ya como cónsul durante la guerra contra los ínsubros durante las guerras gálicas ocurridas en la Galia Cisalpina. Comparte su primer consulado en 222 a.C. con Cneo Cornelio Escipión "Calvo" (tío de Escipión africano y quien cuatro años más tarde sería el primer general romano en poner pie en la península ibérica e iniciaría la conquista de la misma). Cabe suponerle una brillante carrera político-militar en el intervalo entre la primera guerra púnica y la gálica, que explicaría su ascenso en el cursus honorum hasta su primer consulado. Junto a su colega de consulado se opusieron a finalizar la guerra, lo que provocó que los ya muy desgastados ínsubros recurrieran a los gesates, tribu gala al otro lado de los Alpes, la cual envió a 30.000 guerreros a apoyarles. Tras las batallas de Clastidium y Mediolanum (actual Milán), fueron completamente aniquilados y la guerra se dió por finalizada. Debido posiblemente a la Spolia Opima, le fue concedido el triunfo en solitario, quedando su colega de consulado Cneo privado de él.
Llegada la segunda guerra púnica, la primera mención a él aparece en el año 216 (transcurridos ya dos años de conflicto), cuando es nombrado pretor en Sicilia. Cuando se encuentra organizando contingentes de tropas para enviar a la isla, tiene lugar la batalla de Cannas, desastre que provoca que se eche mano de él para que con una parte de los supervivientes y parte de sus hombres organice un ejército para operar en la recién rebelada Campania. Con él consigue un pequeño éxito al rechazar a Aníbal a las puertas de Nola, lo cual supone un importante impulso moral para unos romanos que ven como Aníbal ha salido triunfante de casi todos los enfrentamientos habidos los dos años y medio anteriores, y acaban de presenciar el mayor desastre militar ocurrido nunca en su historia hasta ese momento en la famosa localidad de Apulia.
El año siguiente (215 a.C.) ante un nuevo desastre acaecido esta vez en la Galia, la aniquilación y muerte del ejército de Postumio Albino, es nombrado cónsul sufecto, si bien su mandato es más que efímero pues con la excusa de los augurios, el Senado le obliga a dimitir por ser plebeyo al igual que el otro cónsul de ese año, Sempronio Graco. Investido con la dignidad de procónsul, prosigue sus operaciones en Campania, Samnio Caudino e Hirpinos, asolando las tierras de los rebelados y pasados al bando cartaginés y rechazando de nuevo a Aníbal a las puertas de Nola por segunda vez, pese al refuerzo de elefantes recibido por este. Se produce además una de las pocas deserciones documentadas de un pequeño grupo de caballería del bando púnico de la guerra y probablemente la única conocida del contingente bajo control directo de Aníbal.
Al año siguiente es nombrado cónsul (214 a.C.) y de nuevo se distingue en sus operaciones al volver a rechazar a Aníbal a las puertas de Nola por tercera vez, tras lo cual en cooperación con su colega de consulado Fabio Máximo participa en la toma de Casilino. Ante los acontecimientos ocurridos en Sicilia, es enviado allí con su ejército, donde inicia el asedio de Siracusa, fracasando los diversos intentos por tierra y mar en buena medida gracias a los artilugios ideados por el célebre Arquímedes, y combate la rebelión de diversas localidades del interior de la isla con extrema crueldad (Megara Hybalea, Erbesos y Heloro), mientras desembarca un fuerte ejército púnico en el suroeste de la misma (Agrigento).
Al año siguiente (213 a.C.) con mandato proconsular, prosigue el sitio de Siracusa y ve como los púnicos toman Murgantia mientras un subordinado suyo provoca una masacre en Enna para dar un escarmiento al resto de poblaciones de la isla que estuviesen pensando en desertar. Descubierta una debilidad en una de las murallas de la ciudad de Siracusa, Marcelo ordena un asalto nocturno que se salda con la toma de los barrios de Tyche y Epípole y la posterior rendición de la fortaleza de Eurialo, resistiendo sin embargo las fortalezas de Achradina e isla Ostigia. Los cartagineses contraatacan sin éxito en una zona pantanosa y se produce una epidemia de peste que destruye el ejército púnico y una parte del romano.
Finalmente ya durante 212 a.C. y gracias a una traición, la totalidad de la ciudad cae finalmente en sus manos, siendo expoliada inmisericordemente. Los cartagineses resisten al sur de la isla en torno a Agrigento. En un enfrentamiento posterior con ellos, los derrota junto al río Himera, refugiándose estos en la ciudad de Agrigento y limitándose a realizar salidas de rapiña con la caballería númida al mando del libiofenicio Mutines.
Desde ese momento hasta mediados de 211 a.C. en que renuncia al mando en Sicilia, no se conocen detalles de actividad militar romana pese a persistir un foco de resistencia al sur. Con su renuncia es obligado a dejar su ejército en la isla al mando del pretor Marco Cornelio y se le niega un triunfo por no haber logrado pacificar completamente el territorio, recibiendo en su lugar una ovación. Es acusado en el Senado de brutalidad por sus acciones en Sicilia, pero eso no es obstáculo para ser elegido cónsul para el año 210 a.C. con Levino de colega de consulado.
Debido a la acusación contra él se decide que cambie la provincia de Sicilia por Italia, yendo Levino a la isla. Se hace cargo del ejército de Etruria, reclutado en 213 como legiones urbanas y trasladados en 212 a la Toscana, inédito por tanto hasta entonces en combate, que pasa de este modo a ser su ejército consular, al cual conduce a Apulia, zona donde aún existen focos de poblaciones rebeldes favorables a la causa púnica. Mediante traición consigue el cambio de bando de Salapia con el exterminio de su guarnición, lo cual provoca que Aníbal, acampado probablemente en Apulia, regrese al Brucio. Prosigue entonces Marcelo las operaciones en el Samnio donde caen por asalto Maronea y Meles. Pero el regreso de Aníbal a Apulia, a la localidad de Herdonea y la aniquilación del otro ejército romano en la zona, bajo mando del procónsul Cneo Fulvio Centúmalo, provoca que Marcelo abandone sus operaciones en el Samnio y comience la persecución del general cartaginés al cual da caza en la localidad de Numistro lindera entre el Samnio, Lucania y Apulia, produciéndose una batalla campal que podía haber constituido un punto de inflexión de la guerra, pues en ese momento el único ejército romano completo existente al sur de Roma era el de Marcelo (habia una legión y un alae sociorum más en Capua). Fuere por el desgaste acumulado de la previa 2ª batalla de Herdonea o por la buena conducción del general romano, Aníbal no puede derrotarle en la primera batalla campal que disputaba el ejército de Marcelo desde su formación. Ninguno de los dos contendientes parece cobrar ventaja en el combate y Aníbal abandona de noche su campamento para dificultar su seguimiento. Marcelo deja una guarnición y a sus heridos en Numistro y emprende nuevamente su persecución produciéndose escaramuzas en torno a Venusia. Las operaciones seguirán en Apulia hasta el final de campaña sin tenerse noticias de nuevos enfrentamientos.
Al año siguiente (209 a.C.), como procónsul prosigue en operaciones en Apulia con su mismo ejército. Ese año los romanos urden un plan coordinado de modo que atacarán a Aníbal en cuatro puntos con distintos ejércitos. Marcelo recibe instrucciones de endurecer al máximo las operaciones y apenas levanta su cuartel de invierno se lanza a perseguir a Aníbal que se encuentra en las cercanías de Canusio. Tras darle caza y producirse escaramuzas ambos ejércitos acampan y al día siguiente se produce una primera batalla campal en la que el ejército púnico consigue empujar un ala del romano la cual al ser relevada por una legión de reserva sufre un auténtico descalabro, muriendo 2.700 hombres. Tras esa derrota, Marcelo vuelve a plantar batalla al día siguiente, consiguiendo devolver el golpe al púnico obligando a las tropas de este a regresar a su campamento en desordenada retirada, saldándose con una cifras de muertos de 8.000 para los púnicos y 3.000 para los romanos. Aníbal ordena abandonar su campamento de noche para evitar ser seguido, dirigiéndose a su base de operaciones en el Brucio, donde se está produciendo otro de los ataques romanos. Marcelo con su ejército tremendamente desgastado por las dos batallas campales, no le sigue, conociéndose que más adelante se desplazará a Venusia donde permanecerá el resto de la campaña. Como consecuencia de estos combates y las bajas cosechadas es acusado por un tribuno de la plebe de haber perdido ambas. Tras defenderse en el foro de modo público, logra su elección como cónsul, siendo elegido de colega consular el que fuera su subordinado durante el sitio de Siracusa, Quinctio Crispino.
Finalmente en 208 a.C., y estando acampado entre Venusia y Bantia junto al ejército de Crispino, que viene de estar operando en el Brucio próximo a Locri, cuando realiza una exploración con una partida de caballería en una colina entre el campamento cartaginés y el romano, son emboscados por la caballería cartaginesa que logra alcanzarle con una lanza que le causa la muerte, hiriendo mortalmente a Crispino, muriendo varios tribunos y prefectos e incluso hiriendo al propio hijo de Marcelo. De este modo, con una edad aproximada de 60 años, fallece "la espada de Roma", apelativo por el que era conocido por sus acciones durante la segunda guerra púnica, por su carácter netamente ofensivo, en oposición a Fabio Máximo, "el escudo de Roma", por su accionar eminentemente defensivo y contemporizador.
Los que durante la guerra fueron sus subordinados, alcanzaron igualmente notoriedad por su actuación, destacando entre otros Apio Claudio Pulcro quien participa en el asedio a Capua, Cayo Claudio Nerón, quien derrotara a Asdrúbal en el Metauro y al propio Aníbal en dos combates en Grumentum y Venusia durante el mismo 207, o Tito Quincio Flamino, pretor en Tarento de 208 a 204, quien más tarde derrotara a Filipo V en Cinoscéfalos durante la segunda guerra macedónica, e incluso Lucio Cornelio Léntulo, quien sucediera a Escipión Africano en Hispania y derrotara a Indíbil y Mandonio. Sin duda su fama militar fue acompañada por una fortaleza política de su bando muy importante que le siguió después de muerto.
Un hombre decisivo en que los romanos perdieran el miedo a enfrentarse a Aníbal, en especial tras Cannas, y no menos importante en que la guerra en Sicilia no se eternizase como ocurriera con la primera guerra púnica. Igualmente destacable por su participación en las campañas de Campania (mitad 216 a mitad 214) y Apulia (inicio de 210-primavera 208) que terminaron por aniquilar los focos rebeldes a Roma en estos territorios. Y a título individual, un hombre valiente, como demuestra la consecución de la Spolia Opima y su propia muerte cuando se encuentra dentro de una partida de reconocimiento. Polibio le critica precisamente esta última acción, como un acto poco prudente que privó a su ejército de su general.
Un saludo
- Zeuxis
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- Registrado: 02 May 2011, 20:26
- Ubicación: Madrid
En mi opinión,César reunió lo mejor de un prohombre.
Inteligente,astuto,sagaz,previsor...Era de ése tipo de personas que va 2 años por delante de los demás.
Sabía que había fuera,que pasaba en casa...Era un genio en todos los aspectos.
Inteligente,astuto,sagaz,previsor...Era de ése tipo de personas que va 2 años por delante de los demás.
Sabía que había fuera,que pasaba en casa...Era un genio en todos los aspectos.
"No existe la guerra inevitable. Si llega, es por fallo del hombre." --Andrew Bonar Law--
- Radom
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Yo no estoy diciendo que César fuera malo, pero de ahí considerarlo lo mejor de lo mejor en personalidades militares media un abismo. Si np hay más que ver sus dos invasiones en Britania (en la primera no pierde una flota entera de milagro). Pompeyo que era peor táctico que César no se le verá cometer ninguno de esos errores, aunque César se lo pudiera permitir...
- Un Malo (a quien le importa): ¿Tienes miedo cabrón? haces bien porque este boina verde te va a dejar para los tigres. - Matrix (Chuache): Yo desayuno boinas verdes, ¡y ahora tengo hambre!
- Zeuxis
- Comandante
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Yo creo que es el que mejor representa lo que su época necesitaba.
Obviamente,en otras condiciones,en otros períodos históricos,otros destaquen más.
No creo que se pueda sacar una conclusión ecuánime sobre el tema.
Cada época posee ésa excelencia representada en alguien que ha sabido aprovechar de la mejor de las maneras los recursos que ha tenido a mano.
Obviamente,en otras condiciones,en otros períodos históricos,otros destaquen más.
No creo que se pueda sacar una conclusión ecuánime sobre el tema.
Cada época posee ésa excelencia representada en alguien que ha sabido aprovechar de la mejor de las maneras los recursos que ha tenido a mano.
"No existe la guerra inevitable. Si llega, es por fallo del hombre." --Andrew Bonar Law--
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- Soldado Primero
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Voté por Rommel. Por otra parte, en el marco de la SGM, quiero destacar el papel en la guerra defensiva del General Gotthard Heinrici. Aquí alguna información:
El 20 de Enero de 1942, Heinrici obtuvo el mando del 4º Ejército Panzer, enfrentado directamente a Moscú. Se sostuvo durante 10 semanas, aunque sus tropas eran ampliamente superadas en número (a veces 12 contra 1). Allí desarrolló una de sus más célebres estrategias: cuando conocía la inminencia de un ataque soviético, retiraba sus tropas de la línea de frente hasta que la barrera de artillería soviética acababa, para posteriormente volver a desplegarlas, indemnes. Esta estrategia la usaría varias veces, salvando la vida de miles de soldados de trinchera durante la Batalla de Berlín.
Le dio una enrome paliza y lección a Zhukov en la Batalla de Seelow Heights:
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de ... _de_Seelow
El 20 de Enero de 1942, Heinrici obtuvo el mando del 4º Ejército Panzer, enfrentado directamente a Moscú. Se sostuvo durante 10 semanas, aunque sus tropas eran ampliamente superadas en número (a veces 12 contra 1). Allí desarrolló una de sus más célebres estrategias: cuando conocía la inminencia de un ataque soviético, retiraba sus tropas de la línea de frente hasta que la barrera de artillería soviética acababa, para posteriormente volver a desplegarlas, indemnes. Esta estrategia la usaría varias veces, salvando la vida de miles de soldados de trinchera durante la Batalla de Berlín.
Le dio una enrome paliza y lección a Zhukov en la Batalla de Seelow Heights:
http://es.wikipedia.org/wiki/Batalla_de ... _de_Seelow
- Ismael
- General
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Radom escribió:, uy, el pueblo egipcio se me subleva (vamos, como en las Galias, vaya usted a saber porque le paso eso de nuevo...) ....
A lo mejor no "le pasó", sino que es lo que estaba buscando.
A fin de cuentas, nadie puede ser candidato al puesto de "general más brillante", sin guerras en las que luchar
Un saludo
Si Dios me hubiere consultado sobre el sistema del universo, le habría dado unas cuantas ideas (Alfonso X el Sabio)
Debemos perdonar a nuestros enemigos, pero nunca antes de que los cuelguen (H.Heine)
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- Zeuxis
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Yo creo que el gran error de éste hilo es intentar determinar quien fue el mejor de los mejores.
Éso es cómo intentar decidir que color es el más bonito.
Éste hilo debe de tratar de las razones por las cuáles cada uno optamos por un general distinto.
Por ejemplo,Radom tendrá su opinión,y yo ni siquiera la discuto,cosa que él no hace.Da igual.
Yo sí que respeto las de los demás.Y las justificaciones a mis opiniones tienen el respaldo del paso del tiempo,que ha demostrado que César fue de los mejores.
Éso es cómo intentar decidir que color es el más bonito.
Éste hilo debe de tratar de las razones por las cuáles cada uno optamos por un general distinto.
Por ejemplo,Radom tendrá su opinión,y yo ni siquiera la discuto,cosa que él no hace.Da igual.
Yo sí que respeto las de los demás.Y las justificaciones a mis opiniones tienen el respaldo del paso del tiempo,que ha demostrado que César fue de los mejores.
"No existe la guerra inevitable. Si llega, es por fallo del hombre." --Andrew Bonar Law--
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Zeuxis escribió:Yo creo que el gran error de éste hilo es intentar determinar quien fue el mejor de los mejores.
Si me lo permites, creo que "el gran error" está antes de eso: lo que se pregunta en la encuesta es quién creemos que fue "el más brillante" ... y el que consideremos más brillante no tiene por qué ser el que nos parezca mejor. En el caso de César, puede que Sila, Mario o incluso Marcelo fueran mejores como generales (o no, no lo voy a discutir yo ahora), pero lo cierto es que nadie que no esté especialmente interesado en estudiar esa época se acuerda de ellos: César "brilló más" ... aunque sólo fuera porque se supo vender mejor.
Un saludo
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- Radom
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Establezcamos unos criterios más o menos objetivos:
(adjunto este pequeño formulario)
1) Período de actividad militar
2) Su mejor batalla
3) Sus conquistas
4) (Opcional) ¿Era un buen guerrero?
5) Posición de partida (si partió de cero, era hijo de reyes, etc.)
6) Grandes peligros u oponentes derrotados.
7) Sus derrotas.
7) Otras cualidades o aptitudes no militares
8) Influencia en la historia posterior
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- Zeuxis
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Radom escribió::cool:
Establezcamos unos criterios más o menos objetivos:
(adjunto este pequeño formulario)
1) Período de actividad militar
2) Su mejor batalla
3) Sus conquistas
4) (Opcional) ¿Era un buen guerrero?
5) Posición de partida (si partió de cero, era hijo de reyes, etc.)
6) Grandes peligros u oponentes derrotados.
7) Sus derrotas.
7) Otras cualidades o aptitudes no militares
8) Influencia en la historia posterior
Buena idea,+1!^^
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