SANTIAGO DE CHILE (AP) — El presidente socialista, Salvador Allende, pudo haber sido asesinado, según material inédito revelado el lunes por la televisión estatal, que contradice la versión oficial del suicidio instalada por la dictadura del general Augusto Pinochet.
El forense uruguayo, Hugo Rodríguez, analizó el material y concluyó que Allende recibió dos disparos, uno de un arma de bajo calibre y un segundo de un fusil de guerra.
El programa de investigación periodística “Informe Especial”, de Televisión Nacional, exhibió un informe judicial que contiene peritajes balísticos y dactiloscópicos, testimonios y la autopsia, elaborado el mismo día en que murió Allende, durante el golpe del 11 de septiembre de 1973.
Los restos de Allende fueron exhumados el lunes pasado para aclarar las verdaderas causas de su deceso.
Rodríguez, tras analizar el expediente de la autopsia, declaró a “Informe Especial” que, “encontramos dos patrones… diferentes, uno el que deja una bala con efecto explosivo de un arma de guerra, y otro, el que deja una bala de menor velocidad”.
“Es perfectamente planteable que fue otro disparo, y si fue otro disparo, fue antes“, afirmó el médico, director del Departamento de Medicina Legal de la Universidad de la República, es decir, el cráneo recibió primero la bala pequeña y luego la de guerra.
El médico dijo que el fragmento óseo descrito en la autopsia oficial con restos de un orificio de salida de bala “es clave” para resolver la muerte de Allende.
Las conclusiones de Rodríguez coinciden con un informe realizado por el forense chileno Luis Ravanal, que ya el 2008, al comparar la autopsia de los militares con peritajes policiales, arribó a la conclusión de las dos balas en la cabeza de Allende, una disparada primero por un arma de bajo calibre y la segunda por el fusil de guerra.
Rodríguez conoce desde el mismo 2008 el informe realizado por Ravanal, quien fue invitado a exponer sus hallazgos en la Universidad de La República.
Además, en una entrevista reciente con AP el médico afirmó que la trayectoria de la bala descrita en la autopsia no es la que seguiría una bala de guerra, que tampoco dejaría “un segmento de orificio redondeado…, por donde habría salido la bala, en la parte alta posterior del cráneo.
Según el especialista consultado, y con los antecedentes conocidos, la tesis sobre el asesinato de Allende se refuerza. Explica que la sospecha nace a raíz de la ausencia de sangre en los ropajes del mandatario chileno, los cuales tendrían que haber aparecido por efectos de la ley de gravedad.
“El orificio de bala debajo del mentón era de grandes dimensiones, desgarró la lengua, el paladar, la nariz, va contra la lógica que no exista sangre”, agregó el forense.
“La única explicación es que la segunda bala la recibió muerto y en otra posición, donde hubo escurrimiento de sangre post mortem”.
Ravanal dijo que “va contra las leyes de la física que ni chaleco de cuello alto ni su tórax hayan estado libres de sangre”
Otra irregularidad de la autopsia oficial es que menciona que la ropa interior de Allende estaba “profusamente impregnadas en sangre, tenía que haber habido otra herida, pero no aparece descrito”, indicó Ravanal.
Allende fue objeto de una irregular exhumación en 1990, con el regreso de la democracia, que se realizó sin el apoyo de forenses, por la noche, alumbrados con linternas, cuando funcionarios de un cementerio trasladaron los huesos de Allende de su ataúd original a otro pequeño, después que el sarcófago en que lo metieron los militares se desfondó.
Ravanal y Rodríguez piensan que allí se pudieron haber perdido fragmentos esenciales para aclarar las causas de su muerte.
Allende fue enterrado en forma semiclandestina el 12 de septiembre de 1973 y fue exhumado artesanalmente una noche de agosto de 1990, una vez recuperada la democracia, antes de su traslado a Santiago, donde recibió los honores de Jefe de Estado.
La versión oficial tras una irregular autopsia en el Hospital Militar, en presencia de los jefes de sanidad de las fuerzas armadas, indica que Allende se disparó en el mentón con el fusil de asalto que le regaló su amigo, el ex presidente Fidel Castro, en 1971.
Otra situación que añade dudas sobre el suicidio, se relaciona con las huellas dactilares que debió haber dejado Allende en el arma que supuestamente usó para matarse. El peritaje balístico afirma que “no se ha podido revelar en ella huellas dactilares útiles del señor presidente ni de nadie”.
Las opiniones de Rodríguez y Ravanal contradicen la versión del suicidio que por décadas ha entregado el doctor Patricio Guijón, quien afirma que fue el último que vio a Allende con vida y que fue testigo de su suicidio, poco antes de que los militares tomaran por asalto La Moneda, después de atacarla por tierra y aire.
“Lo que yo vi fue la levantada del cuerpo (de Allende) por el impacto de la metralleta, que era un arma de guerra,
corrí y vi que no había nada que hacer”, dijo Guijón en entrevista con AP.
Según Guijón, encontró a Allende “sin cabeza prácticamente, de las cejas para arriba era irreconocible, el resto de la cara se desprende”.
La familia del gobernante cree plenamente la versión del suicidio relatada por Guijón. Su hija, la senadora Isabel Allende, reiteró tras la exhumación de su padre que “nuestra convicción es que el presidente Allende tomó la decisión de morir como un acto de coherencia política…”.
La exhumación de los restos de Allende, dispuesta por el juez Carroza busca aclarar “discordancias” entre el informe oficial de la autopsia ordenada por los golpistas y un análisis policial de su cuerpo en el lugar donde murió, el Salón Independencia del palacio presidencial de La Moneda.
Hasta hace unos 10 días Carroza no había recibido respuesta del Ejército, al que le pidió el informe del fiscal que indagó el caso en 1973, el fusil de asalto que Allende habría usado en su supuesto suicidio y las vainillas del arma.
Carroza espera tener aclaradas las causas de muerte de Allende a fines de año o a comienzos del próximo y, para ello, cuenta con el apoyo de un grupo internacional de forenses.