carlos perez llera escribió:Me limito a comentar un post de zulú donde no especificaba que ongs
saludos cordiales
jajajajajaja Trasparencia total señores. ¡Tengo subvenciones, señora. Venga que me las quetan de las manos!!!
Pagó la última ronda de unas cervezas que le habían sentado divinamente después de una intensa semana de trabajo, se lo habían pasado bomba despotricando del viaje del Papa, de la hipocresía de la Iglesia, de todo lo que les pedía el anticlericalismo que los unía como la amistad que se profesaban y que les servía para estar colocados en la misma empresa pública de la Junta. Se fue a casa para comer algo antes de echarse una buena siesta, pero de camino se encontró con un olor que lo llevó directamente hasta el paraíso efímero de su infancia. Un olor a cocido, a caldo humeante, el aroma que lo recibía cuando llegaba a su casa después del colegio, con su madre atareada en la humilde cocina donde la olla hervía sin cesar.
Entró en un local que le pareció un restaurante modesto, pero con encanto; iba distraído, pensando en el Informe Técnico sobre Prevención de Riesgos Psicosociales de las Personas Expuestas a Situaciones de Disrupción Económica Familiar que le habían encargado en la empresa pública donde trabaja. En realidad, no era un restaurante; sino un autoservicio frecuentado por gente de toda condición. Había personas ataviadas a la antigua usanza, junto a individuos solitarios que vestían según las normas alternativas del arte povera. De pronto abrió los ojos y se quedó pasmado al comprobar que, quien le servía la comida en la bandeja, era una monja. Aquello era un comedor social y se vio rodeado de eso que nunca se nombra en los informes ni en los dosieres que prepara: pobres.
Quiso retirarse; pero la monja no lo dejó. Le sonrió y le dijo que no se preocupara, que la primera vez es la más complicada, que no debía avergonzarse de nada, que el cocido estaba buenísimo y que, de segundo, había filete empanado; que no se perdiera las vitaminas de la ensalada ni de la fruta, y que podía rematar la comida con un helado de los que había regalado una fábrica cuyo nombre obvió. Se vio sentado a una mesa donde un matrimonio mayor, y bien vestido, comía en silencio, sin levantar los ojos de la bandeja. Enfrente, un tipo con barba descuidada sonreía mientras devoraba el filete empanado y le contaba su vida; había perdido el trabajo, el banco se había quedado con su casa, después del divorcio no sabía a dónde ir; menos mal que las monjas le daban comida y ropa, y que dormía en el albergue bajo techo. «Al final, he tenido suerte en la vida, compañero; así que no te agobies, que de todo se sale…»
No podía creer lo que estaba sucediendo. Nadie le había pedido nada por darle de comer, ni le habían preguntado por sus creencias. Se limitaban a darle de comer al hambriento, sin adjetivos. Al salir, no le dio las gracias a la monja que le había dado de comer. Pero no fue por mala educación, sino porque no podía articular palabra. Una inclinación de cabeza. Ella le contestó con una sonrisa leve. «Vuelve cuando lo necesites y, si no estoy, di que vienes de parte mía. Me llamo Esperanza».
carlos perez llera escribió:Casos concretos, vale, conozco a algún que otro autónomo que no cotiza lo que debe, conozco a mucha gente que trabaja en b sobre todo en hostelería.
carlos perez llera escribió:Entonces, el señalar que la gachí es monja me parece gratuíto y con ganas de meter a la iglesia en el fregao..
carlos perez llera escribió:El derroche de inteligencia no es precisamente tuyo, perdona que te diga. Si una pareja se conoce, no ha mantenido relaciones íntimas con otras ni se ha drogado ni le han hecho trasfusiones de sangre, y sus relaciones íntimas se practican sin contraceptivos, tranquilo, que el sida no lo pilla...
carlos perez llera escribió:Que ninguno seamos así no significa que no sea lo que la iglesia propone....
Almogàver escribió:Hay que saber identificar las prioridades... Cambiar los manteles y los cubiertos es algo que no puede esperar.Exteriores abre concurso para renovar mantelería y cubertería de lujo por 330.400 euros
El departamento que dirige Trinidad Jiménez precisa de "mantelerías de gala, de diario y manteles individuales, servicio de mesa y cubertería oficial"
http://www.lavanguardia.com/economia/20 ... euros.html
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