Era tan comprensivo que no dudo en emplear científicos nazis, ni en permitir el rearme de la RFA y de Japón.
El mismo que ceso a Patton por Truscott como gobernador militar de Bavaria por sus declaraciones sobre el nazismo y la administración que se estaba implantando:
Though perhaps for reasons more immediate than those Truscott gave, something like a root-and-branch eradication of nazism was in fact beginning in the US zone
Y como dices, permitió el rearme de La República Federal Alemana, y no la Alemania Nazi, y el rearme de las Fuerzas de Autodefensa Japonesas, y no al Ejército y la Marina Imperial japonesas, me parece que son cosas diferentes ¿no?
Y se me olvidaban los 1.000 Spitfire Mk. IX con cañones de 20 mm y los más de 7.000 Aircobra y Kingcobra con su cañon de 37 mm, que algunos centenares quedaban en 1945.
Mientras en la tuya desde el principio es una fuerza rusa cohesionada que se empeña en el ataque de una posición débilmente fortificada y que carece de la ventaja de la sorpresa.
Un batallón de infantería norteamericana, reforzado con piezas anticarro, débilmente fortificado contra 62 tanques T-34/85, según tu ¿entonces no debería producir bajas o deberían ser ínfimas entre los soviéticos? Por acabar de aclararme con tu idea al respecto.
Saludos.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
Y nadie te está pidiendo que devuelvas el poder a los nazis ¿O sí? De todas formas sería interesante ver quienes fueron esos primeros comandantes de las fuerzas de la RFA y Japón.
Quedasen los que quedasen, la tendencia rusa siempre fue desarmar los aviones occidentales y dejarlos con un armamento similar al que ellos mismos utilizaban en sus propios aviones, generalmente no más de 1 ó 2 cañones de 20mm. Los motivos como ya dije, eran ahorrar munición, pues contra los alemanes había bastado un menor número de armas, ahorrar peso en el avión al retirar esas armas y municiones, y lograr repuestos para sustituir las armas dañadas o estropeadas.
Un batallón de infantería con algunas piezas anticarro contra 62 T-34/85 e infantería rusa de una ¿¿división??, creo que no especificas el numero de infantes, pero para apoyar a ese número de carros serían 2 batallones al menos ¿No? digamos que echo en falta la preparación artillera soviética, una de sus principales armas, y que su manejo de los carros era muy superior al de los aliados occidentales y no lo han demostrado.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
Y nadie te está pidiendo que devuelvas el poder a los nazis ¿O sí?
Espero que no, ¿o si estáis diciendo eso? Simplemente respondía a que decíais que Patton hubiera utilizado a mandos nazis para comandar divisiones germanas para luchar contra la URSS en otoño (o julio) del 45, y yo comentaba que las divisiones serían creadas más a gusto de Eisenhower que de Patton.
Quedasen los que quedasen, la tendencia rusa siempre fue desarmar los aviones occidentales.
pues contra los alemanes había bastado un menor número de armas
Pues incluso en ese caso, no costaría demasiado volver a montarlos para enfrentarse a unos aviones que no eran los alemanes y necesitaban más poder de fuego.
Un batallón de infantería con algunas piezas anticarro contra 62 T-34/85 e infantería rusa de una ¿¿división??, creo que no especificas el numero de infantes, pero para apoyar a ese número de carros serían 2 batallones al menos ¿No?
El apoyo de una Brigada de Tanques de un Cuerpo de Tanques soviético en 1945 era un batallón motorizado:
y mi idea era que esa tercera compañía “Tank rider” fuera la que va encima de los tanques, que tienen por misión, aprovechando la sorpresa, adentrarse en el dispositivo americano lo más rápido posible, dejando a sus otras dos compañías en segundo escalón detrás de los carros consolidando el terreno hasta que los fusileros de las divisiones de infantería los releven, atacando puntos que los tanques se dejen en el camino y uniéndose a los tanques en caso que necesiten ayuda para asaltar alguna posición defensiva más fuerte. La falta de preparación artillera es por la velocidad en el avance que se quiere imponer.
y que su manejo de los carros era muy superior al de los aliados occidentales y no lo han demostrado.
¿No hacían cargas frontales con sus tanques contra posiciones enemigas? De todas formas, ya lo digo en el relato:
Por desgracia para los soviéticos, el comandante de la brigada, apremiado por el mando, decidió una carga frontal sobre las posiciones enemigas que evitase largos rodeos y dejase a una fuerza poderosa a sus espaldas.
Aunque quizás si él hubiese estado al mando, no hubiese lanzado aquel ataque frontal, posiblemente habría dado un rodeo a la posición enemiga, y hubiese avanzado hacia su verdadero objetivo. Empezó a odiar vagamente al coronel.
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¿Eisenhower menciono algo sobre esto? ¿Los alemanes estarían dispuestos a luchar por los aliados? Porque según la propuesta de Patton lucharían por una nueva y desnazificada Alemania, según tu propuesta por los aliados. Personalmente lo dudo mucho.
A menos que hubiesen empleado esas armas para sustituir a las averiadas, o para armar aviones rusos, o que se hubiesen quedado a miles de kilómetros a retaguardia donde fueron desarmadas.
Ese, era el batallón de la brigada, pero antes del ataque dices
Comenzaban a llegar los fusileros a pie de otras divisiones
Y sí, si hacían cargas frontales, pero habitualmente después de haber pasado las posiciones enemigas por un rodillo artillero de los que hacen época.
Pero bueno, es tu historia, así que te dejare continuar
de momento
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
A menos que hubiesen empleado esas armas para sustituir a las averiadas,
Luego ya estaban montadas en los aviones.
o para armar aviones rusos
en cuyo caso ya estarían montadas en los aviones.
o que se hubiesen quedado a miles de kilómetros a retaguardia donde fueron desarmadas.
O que se quedasen en los almacenes de material de los aeródromos de campaña.
Ese, era el batallón de la brigada, pero antes del ataque dices
Comenzaban a llegar los fusileros a pie de otras divisiones
Claro, eso es tras la primera escaramuza, están a pocos kilómetros de la línea de partida y pueden llegar relativamente pronto las unidades no motorizadas. Luego siguen avanzando hasta llegar al lugar del ataque.
Y sí, si hacían cargas frontales, pero habitualmente después de haber pasado las posiciones enemigas por un rodillo artillero de los que hacen época.
Pero esta es una situación de penetrar lo antes posible en las defensas enemigas, donde la velocidad es esencial, y como al comenzar el día ya ha habido una densa cortina artillera, y la artillería soviética no era tan flexible como la aliada, supuse que no hacía falta esa cortina de fuego para vencer la resistencia, aunque eso sea causa de alguna baja de más.
Pero bueno, es tu historia, así que te dejare continuar de momento
Muy gentil de su parte
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El avión tiene 4, le desmontas dos y utilizas 1 para armar un nuevo avión y 1 más para sustituir un arma averiada, con lo que sigues teniendo aviones con 1 ó 2 cañones en lugar de con 4.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
Eso podría valer para los Hurricane Mk.IIC con 4 cañones, pero los Spitfire solo tienen dos y los P-39 y P-63 solo uno, con lo que si se lo quitas, mal vamos…
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flanker33 escribió:Espero que no, ¿o si estáis diciendo eso? Simplemente respondía a que decíais que Patton hubiera utilizado a mandos nazis para comandar divisiones germanas para luchar contra la URSS en otoño (o julio) del 45, y yo comentaba que las divisiones serían creadas más a gusto de Eisenhower que de Patton.
Patton, no hablaba de nazis o no nazis, el solo dijo que los aliados se equivocaban al desarmar al Ejercito Aleman, que lo que se debia hacer, era reequiparlo, y hacerlo luchar de nuevo contra los Rusos.
Y en caso de un ataque Ruso, hubieramos visto si eran muy exigentes a la hora se seleccionar a unos u otros.
Un saludo.
El vientre de mi enemigo, sera la unica vaina para mi espada. Salut.
Con un sorbo, acabo lo que quedaba de la botella de vodka que compartían Yuri y él. Todavía no había amanecido, pero necesitaba ese trago.
El soldado Misha Galchenko llevaba seis días seguidos luchando sin parar, y ni tan siquiera de noche había podido descansar. Ni el, ni sus cada vez menos numerosos compañeros de batallón, habían podido dormir más de una o dos horas al día desde que comenzó el ataque y desembarcaron a las afueras de Kappeln. La resistencia se había ido endureciendo a medida que pasaban las horas y luego los días, haciendo el enemigo pagar con sangre por cada trozo de tierra conquistado. Cierto era que los ingleses no se parecían a los alemanes en la fanática forma de combatir de estos, y que cedían terreno más fácilmente que los nazis, pero al contrario que aquellos, los británicos tenían una potencia de fuego tremenda, y poco a poco se había dejado notar. Ahora, cada vez que atacaban una posición enemiga se encontraban con un nutrido fuego de artillería, morteros y ametralladoras pesadas, y si el ataque era con un volumen importante de tropas, muy a menudo se unía a la lucha, la aviación enemiga. Todo ello conllevaba un elevado número de bajas entre los soldados atacantes.
Y no es que ellos combatieran solos, ya que la artillería soviética disparaba sin cesar, y más desde que sus camaradas del Ejército Rojo se habían unido a su avance por las tierras que separaban Dinamarca de Alemania. También la Aviación Frontal hacía su aportación, pero parecían tener más problemas a la hora de atacar, de la que habían tenido en los años victoriosos de la lucha contra los alemanes. En los cielos cada vez se veían más duelos aéreos de importancia.
Así, la sorpresa inicial y la iniciativa ganada en los primeros días, hacía que los ingleses estuvieran “desequilibrados”. Se retiraban, aunque sin pánico, con un cierto orden, y devolviendo el fuego sin cesar. Una parte de sus fuerzas había retrocedido hacia el sur de Dinamarca y otra hacia el norte de Alemania. Pero también habían quedado cercadas un buen número de tropas, con su retaguardia dando al Mar del Norte. Ahora el mando del 2º Frente Bielorruso, había decidido que era hora de eliminarlos.
Al despuntar los primeros rayos de sol, Misha y Yuri, con los ojos inyectados en sangre y unas caras de cansancio tremendas, ocuparon sus posiciones en la trinchera desde la que iban a iniciar el asalto. El sargento de su pelotón pasó por allí repartiendo granadas y munición extra, haciéndose oír entre los proyectiles que explotaban en las líneas enemigas fruto del bombardeo preparatorio.
-Estamos de suerte, acaban de llegar suministros – iba diciendo a gritos Shtemenko – coged lo que queráis, por que hoy tenemos que echar a esos perros al mar como sea.
El sargento lucía un aparatoso vendaje en el muslo izquierdo, que le hacía cojear ostensiblemente, fruto de la esquirla de un obús, pero aun así, no quería perderse el combate que estaba apunto de comenzar.
Se paró a la altura de Galchenko, y mirando a su camarada, le dijo:
-Yuri, tu llevaras la ametralladora. No me fío de los nuevos que se han hecho cargo de ella, son demasiado novatos. – Levantó la mano para señalarle donde estaba el ametrallador y su cargador. – Ve allí, y hazte cargo, diles que te lo he dicho yo. Llévatelos para que carguen con la munición y te protejan.
-A la orden sargento – susurro de mala gana.
Misha miro a su amigo como se alejaba. Aquel cambio de última hora, no le gustó, se había acostumbrado a luchar al lado de Yuri, y se sentía mucho más seguro con él. Además, formaban un buen equipo, combatían bien codo a codo. Pero sabía que era inútil discutir con Shtemenko, era demasiado viejo y tozudo, no aceptaba nada que no fuese un acatamiento instantáneo de sus ordenes.
El silbido de los obuses pasando sobre sus cabezas y el sonido de las explosiones de los obuses en las líneas enemigas comenzó a ceder. De pronto sonó un silbato y Galchenko se puso rígido, era la señal de aviso para comenzar el ataque. Otros dos silbidos agudos rasgaron el amanecer.
Los marineros de la flota del Mar Báltico, y sus camaradas del Ejército Rojo, salieron de sus trincheras y se lanzaron hacia las posiciones inglesas que habían sido machacadas por la artillería durante algo más de dos horas. Misha avanzaba tratando de hacer caso omiso del dolor de sus articulaciones, que le pedían a gritos que parase y se tendiese a descansar. Avanzaba y disparaba. Se detenía un momento y seguía disparando. De pronto, se dio cuenta de algo. Los ingleses no estaban respondiendo con artillería pesada, tan solo algunos morterazos dispersos y fuego de ametralladora. Tras los días vividos desde el 23 de junio, aquello casi parecía un paseo. Buscó con la vista a Yuri, y lo vio tendido, a unos setenta metros, disparando la ametralladora ligera con aquellos dos novatos al lado. Su amigo le devolvió la mirada, con un aire de preocupación e incertidumbre.
Misha comenzaba a pensar que quizás el enemigo ya estaba batido, y que no tenían más con que hacerles frente. Puede que por fin acabaran con ellos y les permitiesen descansar unos días.
Pronto salió de su error. Unos silbidos agudos comenzaron a llegar a sus oídos. Luego, la confusión, el caos.
Docenas de poderosísimas explosiones comenzaron a estallar entre la infantería soviética que avanzaba casi a campo abierto. Prácticamente no había sitios donde parapetarse, y ante tamañas explosiones, apenas servían de nada. Galchenko, aturdido por una explosión cercana, cayó al suelo. De pronto, estaba claro que no podían seguir avanzando ante aquel volumen impresionante de fuego. Una tras otra, andanadas de proyectiles llegaban a las posiciones rusas que se estaban desintegrando por momentos. Misha miró hacia donde estaba Yuri en busca de respuestas. ¿Debían retroceder ante aquel fuego? ¿Los acusarían de cobardía por ello? ¿Podían pensar siquiera en avanzar ante aquel muro de metralla?
Cuando lo localizó, vio como su amigo parecía estar curando alguna herida a uno de los novatos con los que iba, mientras que del otro, no había ni rastro. Misha levanto el fusil con cautela para que Yuri lo viera, cuando de repente, un proyectil cayo exactamente donde estaba su buen amigo. La explosión se lo llevó por delante. Galchenko se pegó al suelo para evitar la onda expansiva. Al levantar de nuevo la cabeza, vio un tremendo agujero donde hace un instante estaba Yuri y el novato. Olvidándose del resto, se dirigió reptando y con pequeños saltos hasta el cráter producido por la explosión. Al llegar, no vio absolutamente nada, tan solo un gran hoyo en el suelo y un montón de tierra calcinada. De su amigo no había quedado ni un solo resto. Se le llenaron los ojos de lágrimas, a la vez que entraba en un estado apático, sumido en lúgubres pensamientos. Su mejor amigo, su camarada de meses y meses de lucha. El maestro que le había enseñado a sobrevivir en aquel mundo salvaje, de repente, no existía, y jamás volvería. Su tristeza rivalizaba con su rabia. No era justo, después de sobrevivir a la Gran Guerra Patria, ahora Yuri había muerto sin dejar ni rastro.
Recuperando un poco el control sobre si mismo, decidió que lo más sensato era salir de allí ahora mismo, lo que hizo volviendo a saltos y corriendo a través de las explosiones, a la línea de trincheras de la que había salido tan solo hacía unos minutos, sin importar lo que pensaran sus oficiales de aquella retirada. Cuando llego, vio como buena parte de su pelotón estaba allí, tumbados, con caras de estupefacción. También estaba entre ellos el sargento Shtemenko, con la mirada ida y sangrando por varios agujeros en el pecho.
Mikhail Galchenko se dejó caer en el fondo de la trinchera, tapándose la cara y los oídos, para protegerse del ruido de los proyectiles, y para no dejar que sus compañeros de pelotón vieran como su cara se llenaba de lágrimas.
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Era un espectáculo terrible, pero a la vez espectacular. Cualquier marino que estuviera cerca no podría apartar la mirada ante semejante despliegue de potencia de fuego.
El capitán de navío Alan Gerard observaba como la flota reunida para la operación “Tobruk”, abría fuego una y otra vez con sus grandes cañones contra las posiciones soviéticas, que presionaban a las tropas británicas pertenecientes a elementos que habían quedado separados de sus formaciones, principalmente la 53º División de Infantería galesa, y otras unidades menores, y de los que aproximadamente unos nueve mil de esos hombres habían quedado cercadas en la región de Schleswig-Holstein, cerca de San Peter-Ording, sin posibilidad alguna de romper el cerco. Por suerte para ellos, tenían una salida al frió mar del norte, donde la Royal Navy navegaba sin oposición. En un tiempo record, el Almirantazgo había planeado y estaba ejecutando una misión de rescate de las tropas, en parte gracias a la cercanía de sus bases, pero sobre todo, al gran número de embarcaciones de transporte y desembarco existentes después de los grandes asaltos anfibios de Sicilia, Normandía o el sur de Francia.
Desde su posición Gerard podía ver a los acorazados “Rodney”, “King George V” y “Howe”, a los cruceros pesados “Norfolk” y “London” abrir fuego con sus baterías principales. El propio navío del capitán, el crucero ligero “Aurora”, también disparaba sin descanso. En total cincuenta y un cañones de diversos calibres, desde los imponentes 406 mm del Rodney y 356 mm de los King Georges V, hasta los “ligeros” 152 mm del Aurora, creaban un mortífero anillo defensivo de fuego alrededor de las tropas propias. Y eso solo desde donde estaba. Situados en un ángulo desde donde él, desde el puente de mando del crucero, no podía verlos, había todavía más acorazados y cruceros, además de numerosos destructores que proporcionaban escolta a las naves principales. Detrás de esa flota, había tres portaaviones de escuadra – el “Indefatigable”, el “Indomitable” y el “Formidable” – más dos de escolta – el “Attacker” y el “Chaser” – y un buen número de destructores y cruceros antiaéreos. En total, más de doscientos aviones, dos tercios de caza y el resto de ataque, para proteger a la flota y a los soldados cercados.
La operación había comenzado de madrugada, acercándose los buques de transporte a la costa, amparados en la oscuridad. A primera hora de la mañana tenían lugar los primeros abordajes a las lanchas y barcos de transporte, por parte de los soldados. A su vez, también comenzó el bombardeo naval y aéreo. Durante toda la mañana, una cobertura de cazas protegía a la flota.
De momento todo iba bien, el bombardeo aeronaval estaba clavando a las tropas rusas en sus posiciones, y tan solo había conseguido tímidos avances a costa de grandes pérdidas, según decían los partes, pero aquello no podía durar. Hacía una hora y media que se dejaron ver por el cielo algunos aparatos de reconocimiento enemigos, y seguramente a estos seguiría un ataque aéreo. Esta era la única opción de los soviéticos, ya que sus fuerzas navales de superficie eran casi ridículas comparadas con las británicas, y según inteligencia naval se mantenían a una prudente distancia, Báltico adentro. Respecto a la amenaza submarina, aunque existía, no era muy probable, ya que la Royal Navy había cerrado su salida al Mar del Norte con una cortina de destructores a lo largo de la costa de Dinamarca, Suecia y Noruega. Aun así, siempre cabía la posibilidad de que alguno hubiese logrado atravesar las defensas británicas, o que hubiese abandonado el Báltico antes del inicio de las hostilidades.
De todos modos, y tal y como se había tenido en cuenta al planear la operación, la amenaza más importante eran los aviones de ataque rusos.
Y fue cerca del mediodía cuando la alarma antiaérea sacó al capitán Alan Gerard de la visión del espectacular bombardeo naval.
-Aviación enemiga por el este. Número indeterminado, pero parecen bastantes – surgió la voz del responsable del radar por el interfono del puente.
-Zafarrancho antiaéreo – ordeno Gerard, a la vez que escudriñaba el cielo con sus prismáticos en busca de los aparatos atacantes.
-Allí, a veinte grados por proa – aviso uno de los vigías.
Alan los busco, y efectivamente, allí estaban, un enjambre de aparatos rusos.
-“Que dios nos asista” – pensó para sus adentros.
Realmente eran numerosos, con toda seguridad más de cien, posiblemente incluso de doscientos. No había manera de saberlo, simplemente eran demasiados.
Al menos, los cazas de los portaaviones habían despegado y les hacían frente. En unos minutos los aparatos de ambos bandos se enzarzaron en una gran trifulca. Ahora el bombardeo había cesado, y cada gran navío ganaba velocidad en busca de aguas abiertas. Rodeados de sus escoltas, realizaban bruscos virajes para dificultar la puntería de los aparatos rusos que se les venían encima. Una autentica cortina de fuego se elevó hacia el cielo, hacia los bombarderos ligeros Tu-2, los aviones de ataque Pe-2 y a los bombarderos reconvertidos en torpederos Il-4, que buscaban sus presas entre los barcos de mayores dimensiones. Uno tras otro, los aviones soviéticos eran abatidos, pero algunos lograban pasar y soltaban su mortal carga sobre los barcos ingleses. Por suerte para la Royal Navy, los pilotos enemigos no tenían mucha experiencia en el ataque a blancos navales, y estaban consiguiendo relativamente pocos blancos. Gerard vio con claridad como dos torpedos lanzados por un bombardero-torpedero que era abatido nada más soltar su carga, se encajaban en la línea de flotación del “King George V”.
-Llegan más cazas para defendernos señor.- informó el oficial de comunicaciones. –Estarán aquí en pocos minutos.-
Ahora el cielo era un hervidero de aviones de uno y otro bando, de proyectiles y metralla, de pequeñas explosiones y largas humaredas, mientras que el mar, era un tapiz donde numerosas naves zigzagueaban y aceleraban, vomitaban fuego y sufrían terribles explosiones.
Al cabo de unos minutos aparecieron más cazas ingleses provenientes de tierra adentro para ayudar en la defensa de la operación “Tobruk”. No es que fueran muchos, pero cualquier ayuda era bienvenida.
El crucero “Aurora” llevaba varios minutos esquivando bombas y derribando aviones, cuando aparatos enemigos se acercaron de nuevo.
-¡A estribor! – Gritó el capitán – ¡derriben a esos cabrones o nos echaran a pique!
Tres aviones de ataque Pe-2 se lanzaron en un frenético picado sobre el “Aurora”. Toda la defensa antiaérea de ese sector se orientó hacia los atacantes, disparando sin cesar. Uno de los Pe-2 explotó en el aire al recibir un impacto directo sobre las bombas que colgaban bajo su vientre, pero los otros dos lograron soltar un par de bombas de quinientos kilos cada uno.
Tres de ellas explotaron a pocos metros de la popa de la nave, pero la otra alcanzo al crucero en la zona entre las dos chimeneas.
Las más de cinco mil toneladas del barco se estremecieron ante las explosiones.
El capitán ordenó rápidamente que se combatiesen los incendios producidos, a la vez que hacía maniobrar la nave para ayudar en esa tarea.
La artillería antiaérea que seguías operativa en el barco seguía disparando, sabiendo que ahora que estaban tocados, eran un blanco más fácil para los aparatos rusos.
Al cabo de varios minutos, y no sin antes haber tenido que repeler un par de ataques más y esquivado sus bombas, por fin parecía que el ataque llegaba a su fin, y los aviones enemigos supervivientes se retiraban.
-Contramaestre, quiero un informe de daños lo antes posible y a todo el mundo que no sea indispensable en su puesto, ayudando en la lucha contra el fuego.
-A la orden señor – respondió el contramaestre Gordon.
Ahora el capitán se dirigió a su segundo de a bordo:
-Mike, el barco es suyo, me voy a ver si podemos apagar ese maldito incendio antes de que llegue a algún sitio crítico.
Tras más de media hora de ardua lucha, se daba por controlado el fuego, y medía hora más tarde, se extinguía totalmente.
-Señor – dijo Gordon – aquí tiene el informe de daños.
Alan cogió el papel que le servían, a la vez que se secaba el sudor que le había producido el estar cerca del fuego y lo leyó. Era malo, pero podía haber sido mucho peor. Una de las turbinas estaba dañada e inoperativa, lo que repercutiría en una menor velocidad, algunos montajes antiaéreos estaban dañados o destruidos y había algunos daños menores. Además estaban las bajas en la tripulación, catorce muertos y treinta y un heridos. Arrugo el papel con la mano y se dirigió al puente, quería ver que había sido del resto de la flota.
Una vez allí, miró por la ventana con el papel todavía en la mano, y vio las consecuencias del ataque. El “King George V” ardía de proa a popa y estaba muy escorado, del Rodney se elevaba una columna de humo a proa, delante de la primera torre, de un crucero del que no supo su identidad en esos momentos estaba partido por la mitad, asomando tan solo la proa y la popa, hundiéndose rápidamente, y varios cruceros y destructores más estaban dañados en mayor o menor medida.
Parecía como si los barcos de transporte hubiesen sufrido un menor castigo, pero también había al menos media docena de barcos ardiendo, y en su interior era posible que muchos de los soldados que tenían que ser rescatados, hubiesen muerto.
En el mar había una gran cantidad de marineros y barcas salvavidas alrededor de las naves más castigadas, y ahora se comenzaba la tarea de rescatarlos y subirlos a bordo de los barcos en buenas condiciones.
Al menos los portaaviones no fueron atacados y pudieron seguir prestando cobertura aérea con los escasos aparatos que les restaban.
Finalmente el “King George V” y otras naves menores se fueron a pique pese a los intentos por auxiliarlos.
Durante el resto de la tarde y la noche, siguió el bombardeo naval por parte de los barcos que todavía estaban en condiciones de operar, entre ellos el “Aurora”, sin que volviese a aparecer la aviación rusa, pero dos horas antes del amanecer se ordenó dar por acabada la operación de rescate, y navegar hacia el oeste.
Unos pocos desafortunados quedaron en tierra, con el campo de concentración como destino más probable, pero al menos la operación “Tobruk”, había logrado salvar a varios miles de hombres y material para seguir luchando otro día en algún otro lugar. El precio a pagar fue alto en navíos, aviones, marineros, aviadores y soldados, pero seguramente para los ciudadanos británicos mereció la pena, ya que les sirvió para recuperar algo de la moral perdida en esos aciagos días iniciales de lucha, y quedó patente que la orgullosa Royal Navy seguía cumpliendo con sus misiones en aquel conflicto y que sus soldados no estaban solos.
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Ni los japoneses con toda su experiencia aeronaval y sus magníficos torpederos lograron nunca éxitos semejantes, y encima frente a esa flota, e incluso a los norteamericanos les costó desangrar a sus fuerzas para lograr la victoria de Midway, y eso frente a unas fuerzas de escolta y oposición aérea que palidecían frente a las que has desplegado.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
Uno que intenta dar espectaculo y se lo hechan por tierra a las primeras de cambio...
La idea original era que fuesen más de 300 los aviones atacantes, me pareció excesivo y lo rebajé un tanto, pero por lo visto ahora me he quedado corto...
Saludos.
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Es que si lo comparamos con las batallas aeronavales de la época, o te has pasado con la flota o te has quedado corto con los atacantes (posiblemente las dos cosas), que no es por nada, pero solo la cobertura aérea de la flota ya son más que los atacantes…
Recuerda la sangría de que las defensas antiaéreas niponas provocaron en Midway, siendo menos buques y contra pilotos y aviones mejores en el ámbito aeronaval.
Edito para añadir; No recuerdo que la VMF lograse nunca un éxito de entidad frente a la Kriegsmarine, y era una decima parte de la flota que has reunido.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
o te has pasado con la flota o te has quedado corto con los atacantes (posiblemente las dos cosas),
Pues es bastante posible, ya te digo que la primera idea es que fueran unos 300 aparatos atacantes.
pero solo la cobertura aérea de la flota ya son más que los atacantes…
Creo que calcule unos 200 aparatos embarcados, con dos tercios de cazas, lo que me salían aproximadamente unos 140, pero como no todos iban a estar en el aire a la vez, digamos 120 para defender la flota hasta que llegan refuerzos de la RAF, por lo que más o menos, por contenerlos unos 130-140 cazas rusos, y el resto de ataque, unos 70-80 para completar esos + o – 200 aviones atacantes. Mirando el resultado de los japoneses contra la fuerza Z, donde unos 80 aparatos hundieron un acorazado y un crucero de batalla, que es lo que hunden aquí, pero se me fue la mano con los daños en los demás cruceros, destructores y auxiliares. Quizás pensé el daño para un mayor número de aviones atacantes, los originales 300 que hubiesen sido unos 170-180 torpederos y bombarderos y no cambie el resultado, ya no lo recuerdo
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
Uno que intenta dar espectaculo y se lo hechan por tierra a las primeras de cambio...