Los Panzer alemanes: detrás del mito
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Tras reavituallar a las tropas y recibir un más que bienvenido refuerzo en Komaron con la llegada de la 20ª pzDiv, dio comienzo Konrad II. La Wiking se desplazó al flanco izquierdo de la Totenkopf, situándose al sur de Gran, flanqueada por la 96ª IDiv y la 711ª VgDiv, otra unidad recién llegada, y el 10 de enero retomó la ofensiva a través de las líneas del II Cuerpo Mecanizado de Guardias. El día 12 la vanguardia de los Waffen llegó a la vista de Budapest. Justo a tiempo, porque las defensas de la bolsa estaban a punto de ceder. Los Wiking se prepararon para romper el cerco en cuanto clareara el alba del día 13. Poco antes del amanecer, llegó una orden desde el OKW: la división debía romper el contacto y retirarse.
Para desesperación de los carristas alemanes, Hitler había decidido que la penetración de la Wiking no era lo suficientemente prometedora. Después de todo una ruptura sólo serviría para abrir una vía de escape para las tropas cercadas, algo que él no estaba dispuesto a consentir. En cambio decidió lanzar una operación a gran escala, envolviendo con un ataque en pinza a los dos ejércitos soviéticos situados al Oeste de la ciudad. La 1ª y 3ª PzDiv debían cubrir el flanco meridional del ataque y la pinza norte estaría formada por la 6ª PzDiv, reforzada por una brigada de caballería. Las divisiones Totenkopf y Wiking marcharían unos 75 km hacia el Sur. Luego avanzarían por el sudoeste de Budapest, reforzadas por los restos de la 23ª PzDiv, liberando la ciudad y aniquilando a todas las fuerzas que encontraran por el camino.
Semejante plan implicaba trasladar prácticamente todas las divisiones, intercambiando sus posiciones por una retaguardia caótica, en medio de un verdadero cenagal y bajo el acoso de la VVS, con el consiguiente consumo de combustible y un tremendo desgaste para las máquinas. Y todo ello interrumpiendo la anterior ofensiva justo en el preciso instante en que estaba a punto de alcanzar su objetivo.
El día 16 Hitler autorizó la retirada de las tropas cercadas al lado occidental del Danubio, abandonando Pest. Apenas quedaba una sombra de las divisiones alemanas.
El 18 de enero dio comienzo Konrad III. La Wiking, la Totenkopf y las PzDiv 1ª y 3ª, reforzadas por el 509 SpzAbt, una brigada de StuG y un batallón de Brümmbar atacaron las posiciones soviéticas al norte del lago Balatón. Sobre el papel parece un despliegue formidable, pero tras varias semanas de lucha, marchas y contramarchas, las tropas alemanas estaban en un estado bastante precario, y entre todas las unidades apenas alcanzaban a desplegar un centenar y medio de panzer, incluyendo algunos Panther con equipamiento IR para combate nocturno. Sin embargo la ofensiva empezó con buen pie, porque el enemigo no se esperaba un nuevo contraataque tan al sur.
Tras aplastar al XVIII Cuerpo Acorazado, la Wiking encabezó otra vez la marcha hacia Budapest, y el 21 su vanguardia llegó a Baracska, a unos 25 km dela ciudad. Al mismo tiempo las avanzadas de la pinza norte estaban tan sólo a unos treinta kilómetros. Era el momento de la ruptura, pero Hitler se negó a permitir que los cercados se reunieran con sus rescatadores. El Führer exigía una gran victoria y la liberación de la capital, no una retirada. En ese momento los soviéticos lanzaron a la batalla todas sus reservas disponibles. El IV SS PzKorp ya no pudo dar un paso más.
En la semana siguiente la lucha se centró en torno al saliente ocupado por los Waffen. El 27 de enero las líneas germanas empezaron a retroceder. El Grupo de Ejércitos Sur ya no tenía en ese momento más de 50 carros operativos. El día 30 el frente había reculado 15 km y las últimas esperanzas de la guarnición de Budapest se evaporaron. El 13 de febrero los últimos supervivientes intentaron romper el cerco. Algunas unidades lograron alejarse algunos kilómetros de a ciudad en buen orden, pero ahora las líneas alemanas quedaban demasiado lejos y los últimos restos de los defensores fueron masacrados. Apenas un centenar de hombres famélicos lograron reunirse con sus camaradas.
Hitler, obsesionado con el frente de Hungría, no estaba dispuesto a entregar las migajas de su imperio oriental sin luchar. Y así quedó dispuesto el escenario para la última ofensiva de las Waffen SS.
Para desesperación de los carristas alemanes, Hitler había decidido que la penetración de la Wiking no era lo suficientemente prometedora. Después de todo una ruptura sólo serviría para abrir una vía de escape para las tropas cercadas, algo que él no estaba dispuesto a consentir. En cambio decidió lanzar una operación a gran escala, envolviendo con un ataque en pinza a los dos ejércitos soviéticos situados al Oeste de la ciudad. La 1ª y 3ª PzDiv debían cubrir el flanco meridional del ataque y la pinza norte estaría formada por la 6ª PzDiv, reforzada por una brigada de caballería. Las divisiones Totenkopf y Wiking marcharían unos 75 km hacia el Sur. Luego avanzarían por el sudoeste de Budapest, reforzadas por los restos de la 23ª PzDiv, liberando la ciudad y aniquilando a todas las fuerzas que encontraran por el camino.
Semejante plan implicaba trasladar prácticamente todas las divisiones, intercambiando sus posiciones por una retaguardia caótica, en medio de un verdadero cenagal y bajo el acoso de la VVS, con el consiguiente consumo de combustible y un tremendo desgaste para las máquinas. Y todo ello interrumpiendo la anterior ofensiva justo en el preciso instante en que estaba a punto de alcanzar su objetivo.
El día 16 Hitler autorizó la retirada de las tropas cercadas al lado occidental del Danubio, abandonando Pest. Apenas quedaba una sombra de las divisiones alemanas.
El 18 de enero dio comienzo Konrad III. La Wiking, la Totenkopf y las PzDiv 1ª y 3ª, reforzadas por el 509 SpzAbt, una brigada de StuG y un batallón de Brümmbar atacaron las posiciones soviéticas al norte del lago Balatón. Sobre el papel parece un despliegue formidable, pero tras varias semanas de lucha, marchas y contramarchas, las tropas alemanas estaban en un estado bastante precario, y entre todas las unidades apenas alcanzaban a desplegar un centenar y medio de panzer, incluyendo algunos Panther con equipamiento IR para combate nocturno. Sin embargo la ofensiva empezó con buen pie, porque el enemigo no se esperaba un nuevo contraataque tan al sur.
Tras aplastar al XVIII Cuerpo Acorazado, la Wiking encabezó otra vez la marcha hacia Budapest, y el 21 su vanguardia llegó a Baracska, a unos 25 km dela ciudad. Al mismo tiempo las avanzadas de la pinza norte estaban tan sólo a unos treinta kilómetros. Era el momento de la ruptura, pero Hitler se negó a permitir que los cercados se reunieran con sus rescatadores. El Führer exigía una gran victoria y la liberación de la capital, no una retirada. En ese momento los soviéticos lanzaron a la batalla todas sus reservas disponibles. El IV SS PzKorp ya no pudo dar un paso más.
En la semana siguiente la lucha se centró en torno al saliente ocupado por los Waffen. El 27 de enero las líneas germanas empezaron a retroceder. El Grupo de Ejércitos Sur ya no tenía en ese momento más de 50 carros operativos. El día 30 el frente había reculado 15 km y las últimas esperanzas de la guarnición de Budapest se evaporaron. El 13 de febrero los últimos supervivientes intentaron romper el cerco. Algunas unidades lograron alejarse algunos kilómetros de a ciudad en buen orden, pero ahora las líneas alemanas quedaban demasiado lejos y los últimos restos de los defensores fueron masacrados. Apenas un centenar de hombres famélicos lograron reunirse con sus camaradas.
Hitler, obsesionado con el frente de Hungría, no estaba dispuesto a entregar las migajas de su imperio oriental sin luchar. Y así quedó dispuesto el escenario para la última ofensiva de las Waffen SS.
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EL SALIENTE DE GRAN
Como vimos en un capítulo anterior, Hitler ordenó el 27 de diciembre que el VI PzArm dejara la lucha en el frente de las Ardenas y fuera reavituallado a la mayor brevedad posible. Guderian insistió durante semanas para que esa agrupación, la más poderosa a disposición de Alemania, fuera enviada a Prusia, para apuntalar las tambaleantes defensas orientales del Reich. El Führer, en cambio, tenía otras ideas en mente acerca del uso que había que dar a sus divisiones favoritas.
La cuestión hungara obsesionaba a Hitler. En su mundo de fantasías, era imprescindible obtener una gran victoria en Budapest para demostrar la voluntad germana de continuar la guerra, apuntalar a su último aliado (que para entonces ya no existía) y asegurarse el acceso a sus últimas fuentes de petróleo. Ésta última era la justificación que adujo ante el OKW cuando ordenó el despliegue del VI PzArm, ya que con Rumanía fuera de juego y las factorías de hidrogenación machacadas a diario por los bombarderos estadounidenses, el petróleo húngaro era vital para proseguir la lucha. Este planteamiento, empero, era ilusorio, ya que desde finales de enero Hitler sabía perfectamente, por los informes de Speer, que tras la pérdida de Silesia, la defección de Finlandia y la ruptura con Turquía (que eran las últimas fuentes de Alemania para varios materiales estratégicos como el cromo) la producción militar alemana iniciaría su declive final, cesando por completo a finales de abril, pasara lo que pasara en Hungría.
Es posible que el dictador se hubiera autoconvencido de que, como afirmó ante Speer una victoria contundente en torno a Budapest sería seguida de un levantamiento masivo de los pueblos que ahora sufrían la ocupación de los soviéticos, dando un vuelco a la situación en el Este. Otra posibilidad que apuntan algunos autores es que Hitler, como austríaco, quisiera proteger a toda costa los accesos a Viena. Sea cual sea el caso, su decisión era firme y las últimas reservas acorazadas de Alemania se trasladaron hacia el sudeste en medio de extraordinarias medidas de seguridad.
REAVITUALLAMIENTO Y DESPLIEGUE
El 16 de enero se inició el tránsito del VI PzArm desde un frente al otro. Fue un asombroso logro logístico en un momento en el que las infraestructuras de Alemania se desintegraban bajo los mazazos diarios de la aviación aliada. Además, y para garantizar que no se perdería la sorpresa táctica, las divisiones Waffen se trasladaron bajo denominaciones ficticias, como unidades de adiestramiento o apoyo, mientras se hacían circular falsas ordenes de acuartelamiento a fin de hacer creer al enemigo que la élite de las SS se estaba concentrando al Este del Rin, en la región de Hesse.
El transporte de todas las fuerzas implicadas se prolongó durante unas tres semanas, al mismo tiempo que se procedía a reequipar a las tropas, que continuaron recibiendo reemplazos durante el tránsito. Estaba previsto operar a partir del 31 de enero, pero no fue posible completar los preparativos hasta mediados de febrero. Aún así fue todo un triunfo ya que hablamos de agrupaciones que habían sido duramente machacadas a finales de diciembre, y la mayoría de las tropas de refresco carecían del más mínimo adiestramiento como infantería, siendo casi todos personal la LuftWaffe, marinos u oficinistas.
Las unidades trasladadas a Gÿor incluían el I y II SSPzKorp con las divisiones Leibstandarte, HitlerJugend, Das Reich y Hohenstaufen. A mediados de febrero, las cuatro habían sido restauradas hasta un nivel de fuerza considerable, con una media del 90% de sus plantillas completas y un volumen de equipamiento bastante razonable. Leibstandarte disponía de 41 Pz V, 37 Pz IV, 21 JgPz IV y 3 StuG. El 501 SS SPzAbt, adscrito a esta división, alineaba 36 Tiger II. HitlerJugend tenía 44 Panther, 38 Pz IV y 21 JgPz IV, más el refuerzo del 560 SPzJgAbt con 31 JgPz IV y 16 JagdPanther. Das Reich contaba con 34 Pz V, 24 Pz IV, 19 JgPz IV, 10 JagdPanther y 29 StuG. Hohestaufen, la división Waffen peor equipada, sumaba 24 Panther, 19 Pz IV, 10 JagdPanther y 16 StuG.
Estas cifras, empero, incluían vehículos en reparación, y otros apartados del equipamiento estaban muy lejos de ser adecuados. El más problemático era el de los semiorugas, ya que tan sólo DasReich disponía de suficientes vehículos como para equipar a sus dos regimientos de granaderos. El resto de las divisiones contaba de media con 160 ejemplares, luego uno de sus egimientos tendría que emplear camiones normales, lo que en un terreno tan embarrado como el de Hungría suponía un handicap considerable. Igualmente había problemas en el apoyo artillero, ya que si bien había un buen volumen de piezas y munición, igualmente faltaban tractores semiorugas.
El personal, como hemos visto, carecía en muchos casos de formación táctica, y había una desesperante necesidad de grados medios, completándose en lo posible las plantilla con veteranos convalecientes de los últimos combates, que en otras circunstancias hubieran tenido un periodo más largo de baja. Además se aprovechó cualquier oportunidad para adiestrar a las nuevas levas, casi siempre de noche para evitar el reconocimiento aéreo enemigo.
Incluso con todas las limitaciones mencionadas, las divisiones de DIetrich estaban en un estado envidiable para los estándares del ejército alemán en 1945, y apenas desembarcadas se prepararon para los primeros combates, que debían anteceder a la gran ofensiva decretada por Hitler.
Como vimos en un capítulo anterior, Hitler ordenó el 27 de diciembre que el VI PzArm dejara la lucha en el frente de las Ardenas y fuera reavituallado a la mayor brevedad posible. Guderian insistió durante semanas para que esa agrupación, la más poderosa a disposición de Alemania, fuera enviada a Prusia, para apuntalar las tambaleantes defensas orientales del Reich. El Führer, en cambio, tenía otras ideas en mente acerca del uso que había que dar a sus divisiones favoritas.
La cuestión hungara obsesionaba a Hitler. En su mundo de fantasías, era imprescindible obtener una gran victoria en Budapest para demostrar la voluntad germana de continuar la guerra, apuntalar a su último aliado (que para entonces ya no existía) y asegurarse el acceso a sus últimas fuentes de petróleo. Ésta última era la justificación que adujo ante el OKW cuando ordenó el despliegue del VI PzArm, ya que con Rumanía fuera de juego y las factorías de hidrogenación machacadas a diario por los bombarderos estadounidenses, el petróleo húngaro era vital para proseguir la lucha. Este planteamiento, empero, era ilusorio, ya que desde finales de enero Hitler sabía perfectamente, por los informes de Speer, que tras la pérdida de Silesia, la defección de Finlandia y la ruptura con Turquía (que eran las últimas fuentes de Alemania para varios materiales estratégicos como el cromo) la producción militar alemana iniciaría su declive final, cesando por completo a finales de abril, pasara lo que pasara en Hungría.
Es posible que el dictador se hubiera autoconvencido de que, como afirmó ante Speer una victoria contundente en torno a Budapest sería seguida de un levantamiento masivo de los pueblos que ahora sufrían la ocupación de los soviéticos, dando un vuelco a la situación en el Este. Otra posibilidad que apuntan algunos autores es que Hitler, como austríaco, quisiera proteger a toda costa los accesos a Viena. Sea cual sea el caso, su decisión era firme y las últimas reservas acorazadas de Alemania se trasladaron hacia el sudeste en medio de extraordinarias medidas de seguridad.
REAVITUALLAMIENTO Y DESPLIEGUE
El 16 de enero se inició el tránsito del VI PzArm desde un frente al otro. Fue un asombroso logro logístico en un momento en el que las infraestructuras de Alemania se desintegraban bajo los mazazos diarios de la aviación aliada. Además, y para garantizar que no se perdería la sorpresa táctica, las divisiones Waffen se trasladaron bajo denominaciones ficticias, como unidades de adiestramiento o apoyo, mientras se hacían circular falsas ordenes de acuartelamiento a fin de hacer creer al enemigo que la élite de las SS se estaba concentrando al Este del Rin, en la región de Hesse.
El transporte de todas las fuerzas implicadas se prolongó durante unas tres semanas, al mismo tiempo que se procedía a reequipar a las tropas, que continuaron recibiendo reemplazos durante el tránsito. Estaba previsto operar a partir del 31 de enero, pero no fue posible completar los preparativos hasta mediados de febrero. Aún así fue todo un triunfo ya que hablamos de agrupaciones que habían sido duramente machacadas a finales de diciembre, y la mayoría de las tropas de refresco carecían del más mínimo adiestramiento como infantería, siendo casi todos personal la LuftWaffe, marinos u oficinistas.
Las unidades trasladadas a Gÿor incluían el I y II SSPzKorp con las divisiones Leibstandarte, HitlerJugend, Das Reich y Hohenstaufen. A mediados de febrero, las cuatro habían sido restauradas hasta un nivel de fuerza considerable, con una media del 90% de sus plantillas completas y un volumen de equipamiento bastante razonable. Leibstandarte disponía de 41 Pz V, 37 Pz IV, 21 JgPz IV y 3 StuG. El 501 SS SPzAbt, adscrito a esta división, alineaba 36 Tiger II. HitlerJugend tenía 44 Panther, 38 Pz IV y 21 JgPz IV, más el refuerzo del 560 SPzJgAbt con 31 JgPz IV y 16 JagdPanther. Das Reich contaba con 34 Pz V, 24 Pz IV, 19 JgPz IV, 10 JagdPanther y 29 StuG. Hohestaufen, la división Waffen peor equipada, sumaba 24 Panther, 19 Pz IV, 10 JagdPanther y 16 StuG.
Estas cifras, empero, incluían vehículos en reparación, y otros apartados del equipamiento estaban muy lejos de ser adecuados. El más problemático era el de los semiorugas, ya que tan sólo DasReich disponía de suficientes vehículos como para equipar a sus dos regimientos de granaderos. El resto de las divisiones contaba de media con 160 ejemplares, luego uno de sus egimientos tendría que emplear camiones normales, lo que en un terreno tan embarrado como el de Hungría suponía un handicap considerable. Igualmente había problemas en el apoyo artillero, ya que si bien había un buen volumen de piezas y munición, igualmente faltaban tractores semiorugas.
El personal, como hemos visto, carecía en muchos casos de formación táctica, y había una desesperante necesidad de grados medios, completándose en lo posible las plantilla con veteranos convalecientes de los últimos combates, que en otras circunstancias hubieran tenido un periodo más largo de baja. Además se aprovechó cualquier oportunidad para adiestrar a las nuevas levas, casi siempre de noche para evitar el reconocimiento aéreo enemigo.
Incluso con todas las limitaciones mencionadas, las divisiones de DIetrich estaban en un estado envidiable para los estándares del ejército alemán en 1945, y apenas desembarcadas se prepararon para los primeros combates, que debían anteceder a la gran ofensiva decretada por Hitler.
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PREPARANDO LA LIMPIEZA
Antes de plantearse una nueva ofensiva en dirección a Budapest, el OKW consideró preferible solucionar uno de los problemas que había dejado tras de sí el fracaso de las operaciones Konrad. Al flanquear por el norte a los alemanes, el VI Ejército Acorazado de Guardias había penetrado más allá del río Gran, formando una amplia cabeza de puente al noroeste de la capital húngara. Atacar de nuevo con esa amenaza en el flanco era demasiado arriesgado, así que nada más desembarcar, las tropas del I SS PzKorp recibieron la misión de eliminar el saliente.
La operación, denominada SouthWind (Viento del Sur) implicaba a las SS PzDiv Leibstandarte y Hitlerjugend, con el 501 SS SpazAbte, junto a los restos de la división Feldherrhalle, compuestos por un PzGrAbt y el 503 SpzAbt, más algunos retales de unidades de apoyo, y otras dos divisiones adscritas a ésta última división para formar el nuevo pzKorp Feldherrhalle, las IDiv 44 y 211. De cara a los combates se reforzaron en lo posible los StuGAbt de estas últimas, pero los únicos panzer disponibles en todo el grupo Feld. eran los tiger del 503.
Las posiciones soviéticas en la orilla oeste del Gran estaban guarnecidas por tres cuerpos mecanizados, incluído uno de Guardias (un Cuerpo mecanizado equivalía, más o menos, a una PzDiv), con otros tres cuerpos en reserva en la ribera oriental, más siete divisiones de infantería como refuerzo en la cabeza de puente (con un volumen de tropas similar al de tres o cuatro divisiones alemanas). Dado el poco tiempo pasado desde el avance de Malinovsky, estas tropas no habían podido desplegarse adecuadamente, aunque contaban con un gran volumen de artillería en el saliente.
Tras el fracaso de Konrad, Stavka esperaba contar con un cierto margen para reorganizar sus líneas, acondicionando las posiciones del Gran para usarlas como trampolín para la siguiente ofensiva en dirección a Austria, así que la rapidez del ataque alemán iba a cogerles desprevenidos. Aún así las cosas no iban a ser fáciles.
Antes de plantearse una nueva ofensiva en dirección a Budapest, el OKW consideró preferible solucionar uno de los problemas que había dejado tras de sí el fracaso de las operaciones Konrad. Al flanquear por el norte a los alemanes, el VI Ejército Acorazado de Guardias había penetrado más allá del río Gran, formando una amplia cabeza de puente al noroeste de la capital húngara. Atacar de nuevo con esa amenaza en el flanco era demasiado arriesgado, así que nada más desembarcar, las tropas del I SS PzKorp recibieron la misión de eliminar el saliente.
La operación, denominada SouthWind (Viento del Sur) implicaba a las SS PzDiv Leibstandarte y Hitlerjugend, con el 501 SS SpazAbte, junto a los restos de la división Feldherrhalle, compuestos por un PzGrAbt y el 503 SpzAbt, más algunos retales de unidades de apoyo, y otras dos divisiones adscritas a ésta última división para formar el nuevo pzKorp Feldherrhalle, las IDiv 44 y 211. De cara a los combates se reforzaron en lo posible los StuGAbt de estas últimas, pero los únicos panzer disponibles en todo el grupo Feld. eran los tiger del 503.
Las posiciones soviéticas en la orilla oeste del Gran estaban guarnecidas por tres cuerpos mecanizados, incluído uno de Guardias (un Cuerpo mecanizado equivalía, más o menos, a una PzDiv), con otros tres cuerpos en reserva en la ribera oriental, más siete divisiones de infantería como refuerzo en la cabeza de puente (con un volumen de tropas similar al de tres o cuatro divisiones alemanas). Dado el poco tiempo pasado desde el avance de Malinovsky, estas tropas no habían podido desplegarse adecuadamente, aunque contaban con un gran volumen de artillería en el saliente.
Tras el fracaso de Konrad, Stavka esperaba contar con un cierto margen para reorganizar sus líneas, acondicionando las posiciones del Gran para usarlas como trampolín para la siguiente ofensiva en dirección a Austria, así que la rapidez del ataque alemán iba a cogerles desprevenidos. Aún así las cosas no iban a ser fáciles.
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Entre los días 12 y 16 de febrero las tropas alemanas se desplazaron a sus posiciones de partida y se completó el avituallamiento de las unidades. La HJ estaba desplegada al completo, mientras que parte de la Leibstandarte estaba todavía en tránsito, participando en los primeros combates dos KG al mando de Peiper y Hansen. Si algo habían aprendido los Waffen en Las Ardenas era que empeñar los carros desde el primer momento era un error, así que el 17, tras una breve barrera artillera, dos batallones de infantería de la LAH y la 46ª se abrió camino hacia Sarkan, donde comprobaron que los puentes sobre el canal Paritzs habían sido volados.
Una compañía de Tiger avanzó para apoyar la penetración, y ,una vez a tiro del canal, se situaron sobre una loma, a la vista del enemigo. Luego empezaron a barrer la orilla oriental con sus 88 mientras los proyectiles enemigos rebotaban sobre sus corazas. Una vez aseguradas las posiciones, al coste de un carro dañado, el resto del KG Peiper se incorporó a la lucha. El KH Hansen, por su parte, alcanzó igualmente el canal y estableció algunos pasos formando una pequeña cabeza de puente al otro lado.
Los panzergrenadier de la HJ cubrieron el avance por su flanco derecho e igualmente lograron atravesar el canal por varios puntos. Las divisiones 211 y 44, en cambio, se encontraron con serias dificultades y requirieron apoyo acorazado para atravesar las líneas enemigas. Una vez superadas las defensas, alcanzaron la orilla del canal a media tarde. El mando alemán podía sentirse satisfecho: los soviéticos habían sido completamente sorprendidos y, pese a la dura resistencia enemiga, se habían cumplido los objetivos iniciales. Los puntos de cruce sufrieron varios contraataques durante la noche, pero fueron todos rechazados sin que hubiera que lamentar demasiadas bajas.
La mañana del 18 quedaron listos varios puentes sobre el canal y el KG Peiper retomó la marcha, a igual que hicieron las otras divisiones desde las cabezas ganadas el día anterior. Las avanzadas del I SS PzKopr y de la agrupación Fellherdhalle convergieron a media tarde al oeste de Vielzska. A partir de ahí los Tiger de ambos SpzAbt se adelantaron, pero quedaron frenados poco después por los campos de minas. Tras despejar la ruta las vanguardias alcanzaron Gbelce, partiendo en dos las defensas soviéticas.
El 19 los KG Hansen y Peiper retomaron la marcha, cubriendo el primero el avance del segundo, y con el 501 SpzAbt abriendo el camino a sus camaradas. De nuevo la coraza frontal de los Tiger II se mostró insultantemente efectiva contra la artillería enemiga. Por detrás de la LAH, las tropas del Grupo Fellherdhalle peinaron el sector al sur de la penetración germana, con la ayuda del 503, mientras al Norte los panzer de la HJ hacía lo propio.
A mediodía los alemanes estaban a la vista de Stmovo, justo en la unión del Gran con el Danubio, donde un batallón de la 711ª IDiv, recién incorporada a la operación, reforzó al KG Peiper. Al final del día la cabeza de puente del Gran estaba cortada en dos.
Pese a la feroz resistencia de los ivanes, más la dificultad de coordinar tres grupos de ejército en un terreno muy reducido, Ahora sólo quedaba asegurartoda la operación había funcionado como un reloj. Ahora había que asegurar el terreno, tomar posiciones en la orilla oriental del Gran y establecer defensas antes de que los soviéticos contraatacaran, ya que el VI Ejército Acorazado de Guardias se estaba desplazando hacia posiciones más septentrionales.
Una compañía de Tiger avanzó para apoyar la penetración, y ,una vez a tiro del canal, se situaron sobre una loma, a la vista del enemigo. Luego empezaron a barrer la orilla oriental con sus 88 mientras los proyectiles enemigos rebotaban sobre sus corazas. Una vez aseguradas las posiciones, al coste de un carro dañado, el resto del KG Peiper se incorporó a la lucha. El KH Hansen, por su parte, alcanzó igualmente el canal y estableció algunos pasos formando una pequeña cabeza de puente al otro lado.
Los panzergrenadier de la HJ cubrieron el avance por su flanco derecho e igualmente lograron atravesar el canal por varios puntos. Las divisiones 211 y 44, en cambio, se encontraron con serias dificultades y requirieron apoyo acorazado para atravesar las líneas enemigas. Una vez superadas las defensas, alcanzaron la orilla del canal a media tarde. El mando alemán podía sentirse satisfecho: los soviéticos habían sido completamente sorprendidos y, pese a la dura resistencia enemiga, se habían cumplido los objetivos iniciales. Los puntos de cruce sufrieron varios contraataques durante la noche, pero fueron todos rechazados sin que hubiera que lamentar demasiadas bajas.
La mañana del 18 quedaron listos varios puentes sobre el canal y el KG Peiper retomó la marcha, a igual que hicieron las otras divisiones desde las cabezas ganadas el día anterior. Las avanzadas del I SS PzKopr y de la agrupación Fellherdhalle convergieron a media tarde al oeste de Vielzska. A partir de ahí los Tiger de ambos SpzAbt se adelantaron, pero quedaron frenados poco después por los campos de minas. Tras despejar la ruta las vanguardias alcanzaron Gbelce, partiendo en dos las defensas soviéticas.
El 19 los KG Hansen y Peiper retomaron la marcha, cubriendo el primero el avance del segundo, y con el 501 SpzAbt abriendo el camino a sus camaradas. De nuevo la coraza frontal de los Tiger II se mostró insultantemente efectiva contra la artillería enemiga. Por detrás de la LAH, las tropas del Grupo Fellherdhalle peinaron el sector al sur de la penetración germana, con la ayuda del 503, mientras al Norte los panzer de la HJ hacía lo propio.
A mediodía los alemanes estaban a la vista de Stmovo, justo en la unión del Gran con el Danubio, donde un batallón de la 711ª IDiv, recién incorporada a la operación, reforzó al KG Peiper. Al final del día la cabeza de puente del Gran estaba cortada en dos.
Pese a la feroz resistencia de los ivanes, más la dificultad de coordinar tres grupos de ejército en un terreno muy reducido, Ahora sólo quedaba asegurartoda la operación había funcionado como un reloj. Ahora había que asegurar el terreno, tomar posiciones en la orilla oriental del Gran y establecer defensas antes de que los soviéticos contraatacaran, ya que el VI Ejército Acorazado de Guardias se estaba desplazando hacia posiciones más septentrionales.
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El día 20 Peiper, reforzado ahora por la 46ª IDiv, siguió el curso del Gran hacia el Norte alcanzando Kommenny Most la noche siguiente y cogiendo por sopresa a los Guardias. LA HJ flanqueó a sus compañeros por el noroeste dirgiéndose hacia Biha, al norte de Kommenny, el último cruce que quedaba a las tropas del saliente para una evacuación.
La madrugada del 22 los HitlerJugend atacaron Bruty con el apoyo de la 211ª VgDiv. Al caer la noche los últimos defensores empezaron a replegarse. Entretanto Peiper tomó posiciones al norte de Kommenny para asaltar las últimas posiciones soviéticas en la zona. Ambas divisiones se reforzaron a lo largo del 23 y retomaron los combates al día siguiente.
La HJ tomó Bina antes del mediodía, pero no pudo impedir que los últimos supervivientes volaran los puentes tras cruzar a la orilla oriental. Peiper y Hansen se encontraron con una defensa mucho más firme y les llevó todo el día limpiar su sector. Tras destruir más de 70 carros, ambas divisiones Waffen enlazaron, completando la operación. El saliente había sido eliminado.
ESPEJISMO
Viento del Sur fue, aparte de posteriores combates locales sin trascendencia, la última victoria alemana en el Este. Los informes recibidos en Berlín supusieron un soplo de aire fresco: hacía mucho desde la última vez que una operación planificada desde el OKW funcionaba a la perfección.
Los mandos tenían motivos sobrados para felicitarse. Todo había funcionado correctamente, logística, comunicaciones... Las `pérdidas en vehículos eran escasas ya que se había avanzado continuamente y la mayor parte de las máquinas dañadas estaban en proceso de reparación. Los nuevos reemplazos se habían integrado perfectamente y su bautismo de fuego había resultado de lo más exitoso. Siete divisiones de fusileros y un Cuerpo mecanizado habían sido destruidos, las bajas propias eran escasas y la moral de combate del I SS PzKorp estaba bien alta.
De haber mirado las cosas con más perspectiva el entusiasmo hubiera sido más reducido. Las condiciones que habían favorecido la victoria eran circunstanciales. Por un lado la sorpresa había sido completa, algo que a esas alturas de la guerra difícilmente volvería a repetirse. Por el otro la situación enemiga había sido muy peculiar. Un contingente desplegado en un terreno aislado, con malas comunicaciones con su retaguardia y dificultades para el refuerzo, sorprendido mientras consolidaba sus posiciones y reorganizaba su logística. Finalmente el tiempo había sido muy favorable ya que las temperaturas habían bajado justo a tiempo para endurecer el terreno y facilitar los movimientos.
Además, pese a lo contundente del triunfo, la limpieza del Gran apenas había sido un éxito limitado dentro de un frente que, para Moscú, era secundario. La pérdida del saliente sólo suponía un contratiempo menor para los planes soviéticos.
Nada de eso pareció importar en el cuartel del Führer. Hitler sólo sabía que sus leales Waffen habían vuelto a triunfar. Ahora que el saliente del Gran estaba de nuevo en manos alemanas podría dar comienzo la ofensiva principal que liberaría Budapest, alcanzaría los campos petrolíferos rumanos, demostraría al mundo que Alemania no estaba vencida y, quien sabe, quizás forzaría a los aliados a firmar una paz separada.
Las dos semanas que siguieron al final de los combates se aprovecharon para volver a llenar los almacenes logísticos, completar el despliegue de las divisiones recién llegadas, poner a punto todo el equipamiento y terminar la recepción y adiestramiento de los reemplazos. Las tropas estaban impacientes y motivadas, ignorando que iban a protagonizar la última cabalgada de los panzer.
Ignoraban otra cosa: se había perdido la sorpresa. Pese a todas las medidas de seguridad, el paso de las divisiones Leibstandarte y HitlerJugend por el Gran no pasó desapercibido. Los soviéticos sabían que los angloamericanos habían perdido la pista del VI PzArm a finales de diciembre, y ahora conocían su paradero. Si la Guardia Negra estaba en Hungría, entonces los combates del Gran sólo eran el preludio de una nueva ofensiva, así que STAVKA modificó su despliegue para aprovechar la oportunidad que Hitler iba a servirles en bandeja.
La madrugada del 22 los HitlerJugend atacaron Bruty con el apoyo de la 211ª VgDiv. Al caer la noche los últimos defensores empezaron a replegarse. Entretanto Peiper tomó posiciones al norte de Kommenny para asaltar las últimas posiciones soviéticas en la zona. Ambas divisiones se reforzaron a lo largo del 23 y retomaron los combates al día siguiente.
La HJ tomó Bina antes del mediodía, pero no pudo impedir que los últimos supervivientes volaran los puentes tras cruzar a la orilla oriental. Peiper y Hansen se encontraron con una defensa mucho más firme y les llevó todo el día limpiar su sector. Tras destruir más de 70 carros, ambas divisiones Waffen enlazaron, completando la operación. El saliente había sido eliminado.
ESPEJISMO
Viento del Sur fue, aparte de posteriores combates locales sin trascendencia, la última victoria alemana en el Este. Los informes recibidos en Berlín supusieron un soplo de aire fresco: hacía mucho desde la última vez que una operación planificada desde el OKW funcionaba a la perfección.
Los mandos tenían motivos sobrados para felicitarse. Todo había funcionado correctamente, logística, comunicaciones... Las `pérdidas en vehículos eran escasas ya que se había avanzado continuamente y la mayor parte de las máquinas dañadas estaban en proceso de reparación. Los nuevos reemplazos se habían integrado perfectamente y su bautismo de fuego había resultado de lo más exitoso. Siete divisiones de fusileros y un Cuerpo mecanizado habían sido destruidos, las bajas propias eran escasas y la moral de combate del I SS PzKorp estaba bien alta.
De haber mirado las cosas con más perspectiva el entusiasmo hubiera sido más reducido. Las condiciones que habían favorecido la victoria eran circunstanciales. Por un lado la sorpresa había sido completa, algo que a esas alturas de la guerra difícilmente volvería a repetirse. Por el otro la situación enemiga había sido muy peculiar. Un contingente desplegado en un terreno aislado, con malas comunicaciones con su retaguardia y dificultades para el refuerzo, sorprendido mientras consolidaba sus posiciones y reorganizaba su logística. Finalmente el tiempo había sido muy favorable ya que las temperaturas habían bajado justo a tiempo para endurecer el terreno y facilitar los movimientos.
Además, pese a lo contundente del triunfo, la limpieza del Gran apenas había sido un éxito limitado dentro de un frente que, para Moscú, era secundario. La pérdida del saliente sólo suponía un contratiempo menor para los planes soviéticos.
Nada de eso pareció importar en el cuartel del Führer. Hitler sólo sabía que sus leales Waffen habían vuelto a triunfar. Ahora que el saliente del Gran estaba de nuevo en manos alemanas podría dar comienzo la ofensiva principal que liberaría Budapest, alcanzaría los campos petrolíferos rumanos, demostraría al mundo que Alemania no estaba vencida y, quien sabe, quizás forzaría a los aliados a firmar una paz separada.
Las dos semanas que siguieron al final de los combates se aprovecharon para volver a llenar los almacenes logísticos, completar el despliegue de las divisiones recién llegadas, poner a punto todo el equipamiento y terminar la recepción y adiestramiento de los reemplazos. Las tropas estaban impacientes y motivadas, ignorando que iban a protagonizar la última cabalgada de los panzer.
Ignoraban otra cosa: se había perdido la sorpresa. Pese a todas las medidas de seguridad, el paso de las divisiones Leibstandarte y HitlerJugend por el Gran no pasó desapercibido. Los soviéticos sabían que los angloamericanos habían perdido la pista del VI PzArm a finales de diciembre, y ahora conocían su paradero. Si la Guardia Negra estaba en Hungría, entonces los combates del Gran sólo eran el preludio de una nueva ofensiva, así que STAVKA modificó su despliegue para aprovechar la oportunidad que Hitler iba a servirles en bandeja.
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EL DESPERTAR DE LA PRIMAVERA
Los planes de Hitler para la ofensiva en Hungría, operación Frühlingserwachen, no pecaban de cortedad de miras. Se trataba, ni más ni menos, que de aniquilar a los dos frentes soviéticos desplegados en Hungría (II y II ucranianos) en el área comprendida desde los lagos Balatón y Valencei hasta la rivera del Danubio y el Drava. Posteriormente se atravesaría el Danubio para establecer una cabeza de puente desde la que, una vez asegurado el territorio húngaro y sus reservas petrolíferas, los panzer avanzarían hacia Rumanía y los yacimientos de Ploesti. El ataque se encomendó al VI PzArm de Dietrich, que avanzaría por entre los dos lagos con el apoyo del III PzKorp, transferido desde el VI Ejército, mientras el II PzArm hacía lo propio al sur del Balaton.
El VI PzArmy tenía bajo sus órdenes directas a los I y II SS PzKorp, El primero incluía las SS PzDiv LAH, HJ con el 501 Ss sPzAbt y el 560 SJgPzAbt, reforzadas por la 23ª pzDiv del III pzKorp y parte de la 25ª división húngara de infantería. El segundo incluía las divisiones Das Reich y Hohenstaufen, con la 44ª IDiv. Tambien contaba con el I KavKorp con las divisiones SS de caballería 3ª y 4ª más el resto de la 25ª húngara. El I SS pzKorp ocuparía el flanco sur, justo al norte del Balatón, y el II avanzaría por su flanco izquierdo. Adicionalmente el IV SS PzKorp protegería el lado norte de la penetración, con las divisiones Totenkopf y Wiking, más la 2ª división acorazada húngara. Estas fuerzas atravesarían las defensas sovieticas y luego se dirigirían a Dunafaldvar, en la orilla del Danuvio. Allí el I y II SS PzKorp viraría al Norte para liberar Budapest y cercar contra el río a los soviéticos, mientras el I KavKorp, reforzado por el III PzArm con las PzDiv 1ª y 3ª, que se desplegarían en cuanto hubiera terreno para operar, hacía lo mismo hacia el Sur.
Por el contrario, el II PzArmy sólo tenía de imponente el nombre. La agrupación no disponía de una sola división panzer, contando con una PzGrDiv, una de infantería, una de cazadores y dos de montaña. Pese a su debilidad y falta de motorización, se esperaba que cubriera el flanco meridional de la ofensiva y asegurara el terreno ganado, además de enlazar con el I KavKorp para ejecutar una gran operación de cerco al sureste del Balatón. Luego atravesaría el Danubio y el Drava para establecer las cabezas de puente.
Cuando Dietrich supo lo que se esperaba de sus fuerzas se quedó horrorizado. En las semanas anteriores a la operación trató de convencer al OKW de la imposibilidad de la operación. Incluso llegó a entrevistarse con el ministro Goebbels, encargado entre otras cosas de garantizarle reemplazos. El ministro hizo oídos sordos a sus preocupaciones, considerando que el general no entendía la profundidad del pensamiento estratégico del Führer. También Guderian intentó convencer a Hitler de no desperdiciar las últimas reservas alemanas en una ofensiva sin sentido, pero no recibió ningún apoyo de Keitel y Jold y sólo logró que el dictador desconfiara de su lealtad y empezara a pensar en relevarle.
Viendo lo inútil de sus esfuerzos, Dietrich hizo todo lo que estuvo en su mano para poner a punto a sus tropas en el plazo disponible. Sobre los mapas de Hitler, las fuerzas a su disposición debían parecer formidables. No eran desdeñables, desde luego, pero había muchos remiendos de última hora.
Los planes de Hitler para la ofensiva en Hungría, operación Frühlingserwachen, no pecaban de cortedad de miras. Se trataba, ni más ni menos, que de aniquilar a los dos frentes soviéticos desplegados en Hungría (II y II ucranianos) en el área comprendida desde los lagos Balatón y Valencei hasta la rivera del Danubio y el Drava. Posteriormente se atravesaría el Danubio para establecer una cabeza de puente desde la que, una vez asegurado el territorio húngaro y sus reservas petrolíferas, los panzer avanzarían hacia Rumanía y los yacimientos de Ploesti. El ataque se encomendó al VI PzArm de Dietrich, que avanzaría por entre los dos lagos con el apoyo del III PzKorp, transferido desde el VI Ejército, mientras el II PzArm hacía lo propio al sur del Balaton.
El VI PzArmy tenía bajo sus órdenes directas a los I y II SS PzKorp, El primero incluía las SS PzDiv LAH, HJ con el 501 Ss sPzAbt y el 560 SJgPzAbt, reforzadas por la 23ª pzDiv del III pzKorp y parte de la 25ª división húngara de infantería. El segundo incluía las divisiones Das Reich y Hohenstaufen, con la 44ª IDiv. Tambien contaba con el I KavKorp con las divisiones SS de caballería 3ª y 4ª más el resto de la 25ª húngara. El I SS pzKorp ocuparía el flanco sur, justo al norte del Balatón, y el II avanzaría por su flanco izquierdo. Adicionalmente el IV SS PzKorp protegería el lado norte de la penetración, con las divisiones Totenkopf y Wiking, más la 2ª división acorazada húngara. Estas fuerzas atravesarían las defensas sovieticas y luego se dirigirían a Dunafaldvar, en la orilla del Danuvio. Allí el I y II SS PzKorp viraría al Norte para liberar Budapest y cercar contra el río a los soviéticos, mientras el I KavKorp, reforzado por el III PzArm con las PzDiv 1ª y 3ª, que se desplegarían en cuanto hubiera terreno para operar, hacía lo mismo hacia el Sur.
Por el contrario, el II PzArmy sólo tenía de imponente el nombre. La agrupación no disponía de una sola división panzer, contando con una PzGrDiv, una de infantería, una de cazadores y dos de montaña. Pese a su debilidad y falta de motorización, se esperaba que cubriera el flanco meridional de la ofensiva y asegurara el terreno ganado, además de enlazar con el I KavKorp para ejecutar una gran operación de cerco al sureste del Balatón. Luego atravesaría el Danubio y el Drava para establecer las cabezas de puente.
Cuando Dietrich supo lo que se esperaba de sus fuerzas se quedó horrorizado. En las semanas anteriores a la operación trató de convencer al OKW de la imposibilidad de la operación. Incluso llegó a entrevistarse con el ministro Goebbels, encargado entre otras cosas de garantizarle reemplazos. El ministro hizo oídos sordos a sus preocupaciones, considerando que el general no entendía la profundidad del pensamiento estratégico del Führer. También Guderian intentó convencer a Hitler de no desperdiciar las últimas reservas alemanas en una ofensiva sin sentido, pero no recibió ningún apoyo de Keitel y Jold y sólo logró que el dictador desconfiara de su lealtad y empezara a pensar en relevarle.
Viendo lo inútil de sus esfuerzos, Dietrich hizo todo lo que estuvo en su mano para poner a punto a sus tropas en el plazo disponible. Sobre los mapas de Hitler, las fuerzas a su disposición debían parecer formidables. No eran desdeñables, desde luego, pero había muchos remiendos de última hora.
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FUERZAS ENFRENTADAS
En el momento de iniciarse los combates el I SS PzKorp todavía estaba recuperándose del desgaste sufrido en la batalla del Gran. Aunque se habían perdido pocos vehículos, casi un 40% estaban en reparación. La LAH tenía operativos el 5 de marzo 26 Panther, 14 Pz IV y 19 StuG y JagdPanzer. La HitlerJugend estaba peor, con 25 Panther, 21 Pz IV y 13 JagdPanzer. La 23ª PzDiv estaba también muy débil, con 16 Pz V, 13 Pz IV y 18 StuG y JagdPanzer. El 501 SS sPzAbt disponía de 8 Tiger II operativos y el 560 sPzJgAbt 14 cazacarros entre JagdPanther y JagdPanzer. Unos 180 vehículos acorazados de un total teórico de 300. A medida que se desarrollaran los combates irían incorporándose buena parte de los ejemplares recién reparados, pero ninguna agrupación contaría con el total de sus fuerzas al completo. Lo mismo puede decirse de las plantillas de transportes, sobretodo en el caso de la JG, que apenas tenía operativos la mitad de sus semiorugas, lo que dificultaría mucho el trabajo de los panzergrenadier.
El II SS PzKorp no estaba mucho mejor. Las tareas de adiestramiento y el desplazamiento hacia el frente por un terreno realmente duro habían dejado sus líneas muy mermadas por las averías. La Das Reich desplegaba 14 Pz V, 26 Pz IV y 36 StuG y JgPz IV, y la Hohenstaufen alineaba 13 Panther, 19 Pz IV y 34 cañones de asalto y cazacarros, incluyendo algunos JagdPanther. Poco más de 140 vehículos, sobre un total de 240. En cuanto a motorización, su estado era más o menos el mismo que en febrero, con vehículos disponibles para un regimiento, quedando el otro como infantería a pie.
El IV SS PzKorp, tras los feroces combates de Konrad, estaba reducido al esqueleto. La Totenkopf tenía 6 Tiger, 9 Pz V, 16 Pz IV, un Pz III y 15 StuG y JagdPanzer mientras la Wiking tan sólo contaba con 9 Panther, 3 Pz IV y 2 StuG operativos. Y, al contrario que los otros PzKorp, el IV apenas tenía vehículos en talleres, ni se esperaba que recibiera refuerzos. En cuanto ala 2ª acorazada húngara, en realidad sólo era un retal de la unidad original, con un puñado de carros alemanes y húngaros.
La I PzDiv estaba tan depauperada como las del IV SS PzKorp, con 12 Panther, y 5 Pz IV. La 3ª todavía disponía de 22 pz V, 17 pz IV, 2 Pz III y 23 JgPz IV y StuG. El 509 sPzAbt era la unidad mejor equipada del sector, ya que tenía 25 de sus 35 Tiger II disponibles.
El único apoyo acorazado del II PzArm era la 16ª SS PzGrDiv, con unos 70 StuG. Las unidades de infantería disponían de algunos StuG y Hetzer. No había ni un solo panzer disponible al sur del Balatón.
En cualquier caso, la estrechez del frente tampoco favorecía el despliegue de grandes formaciones acorazadas, así que las fuerzas disponibles en el lado norte del dispositivo podrían haber sido adecuadas, al menos en un primer momento, de no ser por dos detalles. El primero, que la mejora del tiempo, que había favorecido inicialmente a los alemanes en el saliente del Gran, se había prolongado el tiempo suficiente como para convertir el suelo en un lodazal impracticable. El segundo, que los soviéticos no estaban de manos cruzadas.
Sabiendo que los alemanes iban a atacar, y con tiempo para estudiar las posibilidades del terreno, el III Frente Ucraniano, al mando del mariscal Tolbukhin, estableció un dispositivo defensivo de gran profundidad, aprovechando todas las ventajas del relieve. Los nazis sólo podrían avanzar razonablemente por unas pocas carreteras, pero el barro las había vuelto impracticables, así que STAVKA esperaba poder canalizar la ofensiva germana por las rutas más previsibles hasta dejarla completamente atascada antes de que llegara a medio camino del Danubio, momento en el II Frente de Malinovsky envolvería a los alemanes por el Norte antes de lanzarse hacia Viena.
Las tropas asignadas para la defensa no eran demasiado numerosas. El III Frente disponía de tres ejércitos con unas 11 divisiones de fusileros, apoyados por dos cuerpos acorazados y uno mecanizado de Guardias, equivalentes a unas tres PzDiv, con unos 400 carros y cazacarros. Donde los soviéticos sí contaban con una superioridad aplastante era en el aire, con más de 600 aviones de caza y ataque operativos. Los alemanes contaban con la VI LuftFlotte, pero ésta apenas podía desplegar la mitad de los efectivos de la VVS en el sector, y la falta de cazas haría muy difíciles las operaciones de apoyo.
En el momento de iniciarse los combates el I SS PzKorp todavía estaba recuperándose del desgaste sufrido en la batalla del Gran. Aunque se habían perdido pocos vehículos, casi un 40% estaban en reparación. La LAH tenía operativos el 5 de marzo 26 Panther, 14 Pz IV y 19 StuG y JagdPanzer. La HitlerJugend estaba peor, con 25 Panther, 21 Pz IV y 13 JagdPanzer. La 23ª PzDiv estaba también muy débil, con 16 Pz V, 13 Pz IV y 18 StuG y JagdPanzer. El 501 SS sPzAbt disponía de 8 Tiger II operativos y el 560 sPzJgAbt 14 cazacarros entre JagdPanther y JagdPanzer. Unos 180 vehículos acorazados de un total teórico de 300. A medida que se desarrollaran los combates irían incorporándose buena parte de los ejemplares recién reparados, pero ninguna agrupación contaría con el total de sus fuerzas al completo. Lo mismo puede decirse de las plantillas de transportes, sobretodo en el caso de la JG, que apenas tenía operativos la mitad de sus semiorugas, lo que dificultaría mucho el trabajo de los panzergrenadier.
El II SS PzKorp no estaba mucho mejor. Las tareas de adiestramiento y el desplazamiento hacia el frente por un terreno realmente duro habían dejado sus líneas muy mermadas por las averías. La Das Reich desplegaba 14 Pz V, 26 Pz IV y 36 StuG y JgPz IV, y la Hohenstaufen alineaba 13 Panther, 19 Pz IV y 34 cañones de asalto y cazacarros, incluyendo algunos JagdPanther. Poco más de 140 vehículos, sobre un total de 240. En cuanto a motorización, su estado era más o menos el mismo que en febrero, con vehículos disponibles para un regimiento, quedando el otro como infantería a pie.
El IV SS PzKorp, tras los feroces combates de Konrad, estaba reducido al esqueleto. La Totenkopf tenía 6 Tiger, 9 Pz V, 16 Pz IV, un Pz III y 15 StuG y JagdPanzer mientras la Wiking tan sólo contaba con 9 Panther, 3 Pz IV y 2 StuG operativos. Y, al contrario que los otros PzKorp, el IV apenas tenía vehículos en talleres, ni se esperaba que recibiera refuerzos. En cuanto ala 2ª acorazada húngara, en realidad sólo era un retal de la unidad original, con un puñado de carros alemanes y húngaros.
La I PzDiv estaba tan depauperada como las del IV SS PzKorp, con 12 Panther, y 5 Pz IV. La 3ª todavía disponía de 22 pz V, 17 pz IV, 2 Pz III y 23 JgPz IV y StuG. El 509 sPzAbt era la unidad mejor equipada del sector, ya que tenía 25 de sus 35 Tiger II disponibles.
El único apoyo acorazado del II PzArm era la 16ª SS PzGrDiv, con unos 70 StuG. Las unidades de infantería disponían de algunos StuG y Hetzer. No había ni un solo panzer disponible al sur del Balatón.
En cualquier caso, la estrechez del frente tampoco favorecía el despliegue de grandes formaciones acorazadas, así que las fuerzas disponibles en el lado norte del dispositivo podrían haber sido adecuadas, al menos en un primer momento, de no ser por dos detalles. El primero, que la mejora del tiempo, que había favorecido inicialmente a los alemanes en el saliente del Gran, se había prolongado el tiempo suficiente como para convertir el suelo en un lodazal impracticable. El segundo, que los soviéticos no estaban de manos cruzadas.
Sabiendo que los alemanes iban a atacar, y con tiempo para estudiar las posibilidades del terreno, el III Frente Ucraniano, al mando del mariscal Tolbukhin, estableció un dispositivo defensivo de gran profundidad, aprovechando todas las ventajas del relieve. Los nazis sólo podrían avanzar razonablemente por unas pocas carreteras, pero el barro las había vuelto impracticables, así que STAVKA esperaba poder canalizar la ofensiva germana por las rutas más previsibles hasta dejarla completamente atascada antes de que llegara a medio camino del Danubio, momento en el II Frente de Malinovsky envolvería a los alemanes por el Norte antes de lanzarse hacia Viena.
Las tropas asignadas para la defensa no eran demasiado numerosas. El III Frente disponía de tres ejércitos con unas 11 divisiones de fusileros, apoyados por dos cuerpos acorazados y uno mecanizado de Guardias, equivalentes a unas tres PzDiv, con unos 400 carros y cazacarros. Donde los soviéticos sí contaban con una superioridad aplastante era en el aire, con más de 600 aviones de caza y ataque operativos. Los alemanes contaban con la VI LuftFlotte, pero ésta apenas podía desplegar la mitad de los efectivos de la VVS en el sector, y la falta de cazas haría muy difíciles las operaciones de apoyo.
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UN MAL COMIENZO
El traslado de las unidades a sus posiciones de partida resultó mucho más complicado de lo previsto. Las órdenes del OKW especificaban las rutas a seguir, pero, al igual que en Mortain o las Ardenas, interpretaban como calzadas lo que apenas eran pistas de tierra, y el barro no ayudaba demasiado a mejorar las cosas. Dietrich pidió un aplazamiento de dos días para poder disponer adecuadamente sus tropas, pero se le denegó, así que el día 6 de marzo dio comienzo la lucha. Aunque sólo en algunas partes del frente.
El II SS PzKorp no estaba preparado para el combate ya que buena parte de su material pesado estaba en los caminos, atascado en los barrizales o en los embotellamientos, y las tropas se vieron obligadas a marchar a pie en medio de una repentina nevada. El III PzKorp estaba usando las mismas rutas, así que las cosas tampoco le iban demasiado bien. En consecuencia, el flanco izquierdo del VI PzArm no se movió, a excepción de la 1ª PzDiv, que logró avanzar unos 4 km con el apoyo del 509 sPzAbt antes de verse frenada por la defensa enemiga.
Por su parte, el I SS PzKorp empezó a moverse a las 6,30 de la madrugada, tras una corta pero intensa barrera artillera. La resistencia fue muy superior a lo esperado, y el suelo, una vez rota la delgada capa superficial, congelada esa noche, se convirtió en un cenagal en el que muchos vehículos se hundieron hasta la mitad de la barcaza. Los granaderos se lanzaron sobre las posiciones soviéticas, siendo rechazados contundentemente. FInalmente, algunos semiorugas lograron cruzar el barro y apoyaron el ataque, que logró avanzar algunos kilómetros.
Las divisiones de caballería no lo hicieron mucho mejor, ya que se vieron forzadas a recular hasta sus puntos de partida. A la caída de la tarde los rusos pasaron al contraataque en los puntos donde los alemanes habían logrado penetrar, pero el barro tampoco les permitió moverse y la situación permaneció en tablas.
A lo largo de la noche Tolbukhin reorganizó sus líneas, estableciendo una segunda línea tras el frente en los sectores más amenazados. Al mismo tiempo, Bittrich completó por fin su despliegue, y al alba del día 7 el II SS PzKorp inició el ataque.
La Hohenstauffen fue frenada casi al comienzo de la lucha ya que sus panzer, literalmente, fueron tragados por el barro. Avanzando por la única carretera en condiciones, por supuesto bien cubierta por la artillería soviética, los alemanes lograron avanzar algunos kilómetros, pero a mediodía habían vuelto a atascarse.
La Das Reich y la 44 iDiv no tuvieron más suerte. Los defensores habían asegurado todos los nudos de caminos, forzando a los atacantes a moverse por rutas impracticables para los carros y, sin ellos, la infantería germana poco podía hacer frente a los fusileros del ER, apoyados por una brigada acorazada desplegada a toda prisa.
Algo más al Sur, los panzergrenadier de la HitlerJugend lograron asegurar algunas posiciones mientras las tropas de la Leibstandarte, con el apoyo del 501, lograban penetrar hacia Kaloz, forzando a los soviéticos a retirase de sus posiciones más adelantadas. A mediodía los Waffen continuaron su avance, recuperando parte del material que el día antes habían abandonado en el barro. Al caer la noche ambas divisiones habían logrado penetrar hasta la segunda línea defensiva, a unos veinte km, y estaban a la vista del primer canal, el Sarviz. Ahora debían dirigirse en paralelo al canal hacia el Sur, en dirección al canal del Sio. SIn embargo no había ruptura, los soviéticos se habían retirado en buen orden tras el Sarviz y estaban estableciendo nuevas posiciones.
Al sur del Balatón, el II PzArm no logró hacer gran cosa, penetrando tan sólo unos pocos kilómetros. No se les podía pedir mucho más, dado lo exiguo de sus fuerzas. El balance de los dos primeros días no era demasiado esperanzador para los alemanes. Estaba claro que el enemigo les estaba esperando, y las condiciones del terreno no iban a dejar de empeorar. Unos días antes, habían prometido entregarle al Führer los yacimientos de Ploesti para su cumpleaños, pero ahora el panorama parecía mucho más sombrío, sobre todo con el II SS PzKorp y el II PzArm atascados, lo que dejaba los flancos de Priess al descubierto. Además buena parte de los vehículos empleados en los dos primeros días estaba fuera de combate, aunque la mayor parte eran recuperables, en cuanto lograran sacarlos del pantanal en el que se estaba convirtiendo el sector.
Tolbukhin tampoco tenía motivos para felicitarse. Si los nazis atravesaban los canales su dispositivo defensivo podía verse seriamente amenazado, así que movió el V Cuerpo de Caballería a una nueva posición defensiva algo más retrasada, en el canal del Sio, para que acudiera de inmediato a donde fuera necesario ya que, por raro que suene, los jinetes rusos no dependían de los caminos y en una emergencia podrían desplazarse con mucha más rapidez que los vehículos a motor..
El traslado de las unidades a sus posiciones de partida resultó mucho más complicado de lo previsto. Las órdenes del OKW especificaban las rutas a seguir, pero, al igual que en Mortain o las Ardenas, interpretaban como calzadas lo que apenas eran pistas de tierra, y el barro no ayudaba demasiado a mejorar las cosas. Dietrich pidió un aplazamiento de dos días para poder disponer adecuadamente sus tropas, pero se le denegó, así que el día 6 de marzo dio comienzo la lucha. Aunque sólo en algunas partes del frente.
El II SS PzKorp no estaba preparado para el combate ya que buena parte de su material pesado estaba en los caminos, atascado en los barrizales o en los embotellamientos, y las tropas se vieron obligadas a marchar a pie en medio de una repentina nevada. El III PzKorp estaba usando las mismas rutas, así que las cosas tampoco le iban demasiado bien. En consecuencia, el flanco izquierdo del VI PzArm no se movió, a excepción de la 1ª PzDiv, que logró avanzar unos 4 km con el apoyo del 509 sPzAbt antes de verse frenada por la defensa enemiga.
Por su parte, el I SS PzKorp empezó a moverse a las 6,30 de la madrugada, tras una corta pero intensa barrera artillera. La resistencia fue muy superior a lo esperado, y el suelo, una vez rota la delgada capa superficial, congelada esa noche, se convirtió en un cenagal en el que muchos vehículos se hundieron hasta la mitad de la barcaza. Los granaderos se lanzaron sobre las posiciones soviéticas, siendo rechazados contundentemente. FInalmente, algunos semiorugas lograron cruzar el barro y apoyaron el ataque, que logró avanzar algunos kilómetros.
Las divisiones de caballería no lo hicieron mucho mejor, ya que se vieron forzadas a recular hasta sus puntos de partida. A la caída de la tarde los rusos pasaron al contraataque en los puntos donde los alemanes habían logrado penetrar, pero el barro tampoco les permitió moverse y la situación permaneció en tablas.
A lo largo de la noche Tolbukhin reorganizó sus líneas, estableciendo una segunda línea tras el frente en los sectores más amenazados. Al mismo tiempo, Bittrich completó por fin su despliegue, y al alba del día 7 el II SS PzKorp inició el ataque.
La Hohenstauffen fue frenada casi al comienzo de la lucha ya que sus panzer, literalmente, fueron tragados por el barro. Avanzando por la única carretera en condiciones, por supuesto bien cubierta por la artillería soviética, los alemanes lograron avanzar algunos kilómetros, pero a mediodía habían vuelto a atascarse.
La Das Reich y la 44 iDiv no tuvieron más suerte. Los defensores habían asegurado todos los nudos de caminos, forzando a los atacantes a moverse por rutas impracticables para los carros y, sin ellos, la infantería germana poco podía hacer frente a los fusileros del ER, apoyados por una brigada acorazada desplegada a toda prisa.
Algo más al Sur, los panzergrenadier de la HitlerJugend lograron asegurar algunas posiciones mientras las tropas de la Leibstandarte, con el apoyo del 501, lograban penetrar hacia Kaloz, forzando a los soviéticos a retirase de sus posiciones más adelantadas. A mediodía los Waffen continuaron su avance, recuperando parte del material que el día antes habían abandonado en el barro. Al caer la noche ambas divisiones habían logrado penetrar hasta la segunda línea defensiva, a unos veinte km, y estaban a la vista del primer canal, el Sarviz. Ahora debían dirigirse en paralelo al canal hacia el Sur, en dirección al canal del Sio. SIn embargo no había ruptura, los soviéticos se habían retirado en buen orden tras el Sarviz y estaban estableciendo nuevas posiciones.
Al sur del Balatón, el II PzArm no logró hacer gran cosa, penetrando tan sólo unos pocos kilómetros. No se les podía pedir mucho más, dado lo exiguo de sus fuerzas. El balance de los dos primeros días no era demasiado esperanzador para los alemanes. Estaba claro que el enemigo les estaba esperando, y las condiciones del terreno no iban a dejar de empeorar. Unos días antes, habían prometido entregarle al Führer los yacimientos de Ploesti para su cumpleaños, pero ahora el panorama parecía mucho más sombrío, sobre todo con el II SS PzKorp y el II PzArm atascados, lo que dejaba los flancos de Priess al descubierto. Además buena parte de los vehículos empleados en los dos primeros días estaba fuera de combate, aunque la mayor parte eran recuperables, en cuanto lograran sacarlos del pantanal en el que se estaba convirtiendo el sector.
Tolbukhin tampoco tenía motivos para felicitarse. Si los nazis atravesaban los canales su dispositivo defensivo podía verse seriamente amenazado, así que movió el V Cuerpo de Caballería a una nueva posición defensiva algo más retrasada, en el canal del Sio, para que acudiera de inmediato a donde fuera necesario ya que, por raro que suene, los jinetes rusos no dependían de los caminos y en una emergencia podrían desplazarse con mucha más rapidez que los vehículos a motor..
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DESEQUILIBRIO
El día 8 las cosas empezaron a mejorar en el flanco derecho de la penetración alemana. Los granaderos de la LAH, con ayuda del batallón panzerjager de la HJ, siguieron avanzando hacia el Sur y alcanzaron Nagy. A la derecha de los Leibstandarte, la infantería de la HitlerJugend también hizo progresos, manteniendo el empuje del I SS PzKorp de forma bastante pareja. Al caer la tarde ambas divisiones ocupaban posiciones desde el sur de Nagy hasta el suroeste de Deg.
Hay que mencionar que, si bien el apoyo acorazado fue vital para atravesar las defensas enemigas, los Tiger del KG Peiper apenas participaron en la lucha, ya que el terreno se estaba revelando como un enemigo casi insuperable para los enormes carros pesados. Pese a su excelente relación peso-superficie, no podían moverse fuera de los escasos caminos libres de barro, y tras la experiencia de las Ardenas se decidió mantenerlos en un segundo escalón para evitar los atascos. Así, el batallón 501 sólo pudo seguir a sus camaradas a la espera de que fuera necesaria su intervención. Todo ello, por supuesto, con las tremendas dificultades de mantenimiento y avitallamiento que generaban los Pz VIB.
Justo al sur de Deg, los soviéticos tenían una fuerte posición defensiva en una pequeña elevación, la Colina 125, que podría causar serios problemas cuando la HitlerJugend retomara el avance al día siguiente, así que esa noche un KG del batallón Pz IV, apoyado por los cazacarros del 560 sPzJgAbt (incluyendo algunos JagdPanther) se lanzó sobre la pequeña elevación, apoyado por algunos semiorugas del batallón de reconocimiento, arrollando a los defensores. Lo lógico hubiera sido atacar la colina con infantería, así que esta operación tan atípica obedeció, probablemente, a la necesidad de dar todo el reposo posible a los panzergrenadier, ya que la dureza del terreno estaba cargando sobre sus espaldas todo el peso de la lucha.
Entretanto, el flanco izquierdo de Dietrich seguía atascado casi en sus líneas de partida. Se suponía que Bittrich debería estar avanzado por la orilla oriental del Sarviz, cubriendo así el ala de la Leibstandarte, pero las tropas que habían evacuado la margen occidental, reforzadas por una brigada motorizada, se estaban cobrando un peaje durísimo por cada metro de barro que cedían al II SS PzKorp. Sólo los granaderos de la 44ª IDiv estaban logrando algunos pequeños avances, pero los waffen no lograron rebasar las defensas enemigas al noroeste de Aba, casi 20 km al norte de Nagy. Tampoco el III PzKorp había logrado avanzar demasiado desde el comienzo de la ofensiva, y estaba combatiendo frente a Seregelyes, apenas a cinco kilómetros del lago Valencey.
Pese a la dureza de los combates,ni atacantes ni defensores estaban sufriendo demasiadas bajas. Las condiciones de la lucha no permitían empeñar demasiadas tropas ni medios, pero el agotamiento estaba empezando a pasar factura a los alemanes, ya que cualquier movimiento implicaba un tremendo esfuerzo. Tampoco había demasiadas pérdidas materiales, pero el volumen de averías era muy alto, y los equipos de recuperación estaban trabajando a marchas forzadas. Era una situación muy difícil de resolver, ya que en cuanto los vehículos quedaban dañados o se atoraban en el fango, los panzergrenadier se quedaban sin apoyo frente a defensas bien preparadas y tropas en mejor estado físico.Los talleres divisionarios seguían enviando vehículos desde las áreas de concentración, pero sin caminos dignos de ese nombre, alcanzar la línea del frente costaba mucho tiempo y el consumo de combustible se disparaba. La artillería igualmente se estaba encontrando con graves dificultades. Por un lado remolcar los cañones a nuevas posiciones era una tarea durísima, que sólo cumplían razonablemente los tractores semiorugas. Por el otro el gasto de munición era enorme porque demasiados proyectiles se hundían en el suelo sin causar demasiado daños.
En Berlín, empero, había un moderado optimismo. El diario de Goebbels anota Entre el Drava y el Balatón (el sector del II PzArm) se prosiguió contra violentos contraataques enemigos. Asimismo entre el Balatón y el Danuvio al sureste y sur de Stuhlweisenburg (VI SS PzArm) se ganó bastante terreno y se recuperaron dos ciudades húngara. Dado que el ministro carecía de criterios propios más allá de las opiniones de Hitler, probablemente se limitase a transcribir éstas. En cualquier caso, la apreciación era bastante errónea. El I SS PzKorp estaba en condiciones de alcanzar el Sio, pero si las demás agrupaciones no conseguían avanzar en los siguientes dias, el terreno ganado se convertiría en una fenomenal ratonera
El día 8 las cosas empezaron a mejorar en el flanco derecho de la penetración alemana. Los granaderos de la LAH, con ayuda del batallón panzerjager de la HJ, siguieron avanzando hacia el Sur y alcanzaron Nagy. A la derecha de los Leibstandarte, la infantería de la HitlerJugend también hizo progresos, manteniendo el empuje del I SS PzKorp de forma bastante pareja. Al caer la tarde ambas divisiones ocupaban posiciones desde el sur de Nagy hasta el suroeste de Deg.
Hay que mencionar que, si bien el apoyo acorazado fue vital para atravesar las defensas enemigas, los Tiger del KG Peiper apenas participaron en la lucha, ya que el terreno se estaba revelando como un enemigo casi insuperable para los enormes carros pesados. Pese a su excelente relación peso-superficie, no podían moverse fuera de los escasos caminos libres de barro, y tras la experiencia de las Ardenas se decidió mantenerlos en un segundo escalón para evitar los atascos. Así, el batallón 501 sólo pudo seguir a sus camaradas a la espera de que fuera necesaria su intervención. Todo ello, por supuesto, con las tremendas dificultades de mantenimiento y avitallamiento que generaban los Pz VIB.
Justo al sur de Deg, los soviéticos tenían una fuerte posición defensiva en una pequeña elevación, la Colina 125, que podría causar serios problemas cuando la HitlerJugend retomara el avance al día siguiente, así que esa noche un KG del batallón Pz IV, apoyado por los cazacarros del 560 sPzJgAbt (incluyendo algunos JagdPanther) se lanzó sobre la pequeña elevación, apoyado por algunos semiorugas del batallón de reconocimiento, arrollando a los defensores. Lo lógico hubiera sido atacar la colina con infantería, así que esta operación tan atípica obedeció, probablemente, a la necesidad de dar todo el reposo posible a los panzergrenadier, ya que la dureza del terreno estaba cargando sobre sus espaldas todo el peso de la lucha.
Entretanto, el flanco izquierdo de Dietrich seguía atascado casi en sus líneas de partida. Se suponía que Bittrich debería estar avanzado por la orilla oriental del Sarviz, cubriendo así el ala de la Leibstandarte, pero las tropas que habían evacuado la margen occidental, reforzadas por una brigada motorizada, se estaban cobrando un peaje durísimo por cada metro de barro que cedían al II SS PzKorp. Sólo los granaderos de la 44ª IDiv estaban logrando algunos pequeños avances, pero los waffen no lograron rebasar las defensas enemigas al noroeste de Aba, casi 20 km al norte de Nagy. Tampoco el III PzKorp había logrado avanzar demasiado desde el comienzo de la ofensiva, y estaba combatiendo frente a Seregelyes, apenas a cinco kilómetros del lago Valencey.
Pese a la dureza de los combates,ni atacantes ni defensores estaban sufriendo demasiadas bajas. Las condiciones de la lucha no permitían empeñar demasiadas tropas ni medios, pero el agotamiento estaba empezando a pasar factura a los alemanes, ya que cualquier movimiento implicaba un tremendo esfuerzo. Tampoco había demasiadas pérdidas materiales, pero el volumen de averías era muy alto, y los equipos de recuperación estaban trabajando a marchas forzadas. Era una situación muy difícil de resolver, ya que en cuanto los vehículos quedaban dañados o se atoraban en el fango, los panzergrenadier se quedaban sin apoyo frente a defensas bien preparadas y tropas en mejor estado físico.Los talleres divisionarios seguían enviando vehículos desde las áreas de concentración, pero sin caminos dignos de ese nombre, alcanzar la línea del frente costaba mucho tiempo y el consumo de combustible se disparaba. La artillería igualmente se estaba encontrando con graves dificultades. Por un lado remolcar los cañones a nuevas posiciones era una tarea durísima, que sólo cumplían razonablemente los tractores semiorugas. Por el otro el gasto de munición era enorme porque demasiados proyectiles se hundían en el suelo sin causar demasiado daños.
En Berlín, empero, había un moderado optimismo. El diario de Goebbels anota Entre el Drava y el Balatón (el sector del II PzArm) se prosiguió contra violentos contraataques enemigos. Asimismo entre el Balatón y el Danuvio al sureste y sur de Stuhlweisenburg (VI SS PzArm) se ganó bastante terreno y se recuperaron dos ciudades húngara. Dado que el ministro carecía de criterios propios más allá de las opiniones de Hitler, probablemente se limitase a transcribir éstas. En cualquier caso, la apreciación era bastante errónea. El I SS PzKorp estaba en condiciones de alcanzar el Sio, pero si las demás agrupaciones no conseguían avanzar en los siguientes dias, el terreno ganado se convertiría en una fenomenal ratonera
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¿DONDE ESTÁN?
Entre las muchas cosas que preocupaban a Diettrich estaba la ausencia de informes sobre los carros enemigos. La inteligencia alemana había informado de la presencia de al menos un cuerpo acorazado completo en el sector (en realidad había dos, más un cuerpo mecanizado de Guardias) pero los soviéticos sostenían sus líneas con infanteria. Disponían de abundante apoyo artillero, y ocasionalmente aparecían algunos T-34 y cazacarros. Sin embargo los únicos choque acorazados de importancia tuvieron lugar en el flanco del III PzKorp, donde los Tiger del 509 batieron exitosamente varios contraataques encabezados por carros pesados JS II, al nordeste de Seregeyles.
Las tropas de Bittrich siguieron frenadas entre Seregeyles y Aba. En su flanco oriental, la Hohenstauffen no fue capaz de hacer ningún avance significativo. En el occidental, Das Reich intentó enderezar la situación cortando la defensas soviéticas entre Aba y la colina 159. Desde allí esperaban seguir sin dificultades hasta Sarbograd, retomando allí el contacto con las tropas de Priess.
El ataque fracasó casi en su misma línea de arranque, y una segunda intentona cayó directamente en una emboscada dispuesta por una compañía de cazacarros SU 100. Inclluso de haber rebasado las primeras defensas, el plan era excesivamente optimista. Los soviéticos, sabiendo que el terreno abierto era insalvable, habían concentrado su artillería en las elevaciones situadas alrededor de la única carretera utilizable, que seguía hacia el sur paralela al canal. Fuera del camino, el suelo era un pantano impracticable. Bittrich no tenía ninguna posibilidad.
En el sector del I SS PzKorp, la 23 PzDiv, recién transferida desde la reserva del Grupo Sur, empezó a desplegarse a la izquierda de la Leibstandarte y avanzó hacia Saregres para cubrir el flanco izquierdo de la cuña alemana y, de ser posible, contactar con el II SS PzKorp cuando éste lograr retomar su marcha.
La Leibstandarte continuó atacando en su formación más usual, el KG Hansen a la izquierda, el Peiper a la derecha. Hansen se vio frenado pronto, a la altura de Saregres, pero Peiper llegó a mediodía a la orilla norte del Sio.
La HitlerJugend completó la toma de Deg y desde ahí, con los JagdPanther del 561 en cabeza, avanzaron hasta medio camino del canal. Por su parte, el I SS CabKorp hizo algunos progresos y despejó el flanco occidental del pzKorp, desde Enying hasta Mezokomaren.
Tolbukhin solicitó esa noche el envío de un ejército adicional para reforzar sus posiciones al sur del Sio, pero en vez de eso recibió nuevas instrucciones. El III Frente debía seguir defendiendo el sector del Sio con dos ejércitos de infantería, trasladando el resto de sus fuerzas al nordeste del Valençey. Allí se reunirían con otro ejército de la reserva. El cepo estaba empezando a cerrarse.
El 10 de marzo el III PzKorp avanzó algunos kilómetros hacia el Este, intentando ganar espacio operativo para desplegarse en paralelo al II SS PzKorp en cuanto éste retmara la marcha. Era una vana esperanza, pese a que las divisiones SS estaban alistando buena parte del material que se encontraba averiado unos días antes e. incluso, la Hohenstauffen tenía más carros en su plantilla acorazada que el día que empezó la ofensiva.
Cerca del Sio, La lluvia siguió dificultando los movimientos de los atacantes. Los carros apenas podían avanzar unos metros antes de clavarse en el barro. Aún así los HJ lograron tomar Mezoszilas y avanzaron hasta ponerse casi en paralelo con la vanguardia de la LAH. En al flanco izquierdo, la 23ª PzDiv logró romper las defensas soviéticas en Saregres, cubriendo así el ataque de la Leibstandarte sobre Simontornya, uno de los puntos por donde era factible cruzar el Sio. Tras tomar el pueblo en un ataque coordinado de la LAH y la HJ, los alemanes, casi sobre la marcha, atravesaron el cauce y establecieron una pequeña cabeza de puente. Más al Oeste, la 3ª SS CabDiv hizo lo propio al sur de Mezocomarem. Por fin, los alemanes habían atravesado el canal.
Entre las muchas cosas que preocupaban a Diettrich estaba la ausencia de informes sobre los carros enemigos. La inteligencia alemana había informado de la presencia de al menos un cuerpo acorazado completo en el sector (en realidad había dos, más un cuerpo mecanizado de Guardias) pero los soviéticos sostenían sus líneas con infanteria. Disponían de abundante apoyo artillero, y ocasionalmente aparecían algunos T-34 y cazacarros. Sin embargo los únicos choque acorazados de importancia tuvieron lugar en el flanco del III PzKorp, donde los Tiger del 509 batieron exitosamente varios contraataques encabezados por carros pesados JS II, al nordeste de Seregeyles.
Las tropas de Bittrich siguieron frenadas entre Seregeyles y Aba. En su flanco oriental, la Hohenstauffen no fue capaz de hacer ningún avance significativo. En el occidental, Das Reich intentó enderezar la situación cortando la defensas soviéticas entre Aba y la colina 159. Desde allí esperaban seguir sin dificultades hasta Sarbograd, retomando allí el contacto con las tropas de Priess.
El ataque fracasó casi en su misma línea de arranque, y una segunda intentona cayó directamente en una emboscada dispuesta por una compañía de cazacarros SU 100. Inclluso de haber rebasado las primeras defensas, el plan era excesivamente optimista. Los soviéticos, sabiendo que el terreno abierto era insalvable, habían concentrado su artillería en las elevaciones situadas alrededor de la única carretera utilizable, que seguía hacia el sur paralela al canal. Fuera del camino, el suelo era un pantano impracticable. Bittrich no tenía ninguna posibilidad.
En el sector del I SS PzKorp, la 23 PzDiv, recién transferida desde la reserva del Grupo Sur, empezó a desplegarse a la izquierda de la Leibstandarte y avanzó hacia Saregres para cubrir el flanco izquierdo de la cuña alemana y, de ser posible, contactar con el II SS PzKorp cuando éste lograr retomar su marcha.
La Leibstandarte continuó atacando en su formación más usual, el KG Hansen a la izquierda, el Peiper a la derecha. Hansen se vio frenado pronto, a la altura de Saregres, pero Peiper llegó a mediodía a la orilla norte del Sio.
La HitlerJugend completó la toma de Deg y desde ahí, con los JagdPanther del 561 en cabeza, avanzaron hasta medio camino del canal. Por su parte, el I SS CabKorp hizo algunos progresos y despejó el flanco occidental del pzKorp, desde Enying hasta Mezokomaren.
Tolbukhin solicitó esa noche el envío de un ejército adicional para reforzar sus posiciones al sur del Sio, pero en vez de eso recibió nuevas instrucciones. El III Frente debía seguir defendiendo el sector del Sio con dos ejércitos de infantería, trasladando el resto de sus fuerzas al nordeste del Valençey. Allí se reunirían con otro ejército de la reserva. El cepo estaba empezando a cerrarse.
El 10 de marzo el III PzKorp avanzó algunos kilómetros hacia el Este, intentando ganar espacio operativo para desplegarse en paralelo al II SS PzKorp en cuanto éste retmara la marcha. Era una vana esperanza, pese a que las divisiones SS estaban alistando buena parte del material que se encontraba averiado unos días antes e. incluso, la Hohenstauffen tenía más carros en su plantilla acorazada que el día que empezó la ofensiva.
Cerca del Sio, La lluvia siguió dificultando los movimientos de los atacantes. Los carros apenas podían avanzar unos metros antes de clavarse en el barro. Aún así los HJ lograron tomar Mezoszilas y avanzaron hasta ponerse casi en paralelo con la vanguardia de la LAH. En al flanco izquierdo, la 23ª PzDiv logró romper las defensas soviéticas en Saregres, cubriendo así el ataque de la Leibstandarte sobre Simontornya, uno de los puntos por donde era factible cruzar el Sio. Tras tomar el pueblo en un ataque coordinado de la LAH y la HJ, los alemanes, casi sobre la marcha, atravesaron el cauce y establecieron una pequeña cabeza de puente. Más al Oeste, la 3ª SS CabDiv hizo lo propio al sur de Mezocomarem. Por fin, los alemanes habían atravesado el canal.
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Japa tengo que decir que encontré este hilo por casualidad en el foro hace una semana y no he parado de leerlo,me has dejado con la mandíbula tocando el suelo con las 90 páginas del hilo.Y más aún por mi fascinación con el tema de los acorazados durante la SGM.Sigue así y llega al final de la historia que conocemos todos.
Saludos.
Saludos.
Una batalla és la mejor clase de instrucción para un cirujano.
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REPLANTEANDO
De acuerdo a los cálculos del OKW, la 23ª debía tomar Saregres con ayuda de los carros de la Das Reich, que supuéstamente deberían haber despejado ya la orilla derecha del Sarvik, pero el II SS PzKorp seguía atascado a más de 40 km de distancia. Más al Oeste, la Leibstandarte, con apoyo de un KG de la HitlerJugend y el 501, terminaban de despejar el terreno alrededor de SImontornoya, El núcleo principal de la HJ, centrado en torno al KG Muller, avanzó hacia Ozora, donde esperaban capturar un puente intacto. Los JagdPanther del 560 abrieron camino y los panzergrenadier lograron llegar a 500 metros del paso, pero allí se encontraron con una feroz resistencia, una barrera de fuego artillero y continuos ataques aéreos. Los carros se lanzaron sobre el puente, pero cayeron bajo los disparos de una posición contracarro bien camuflada. Cuatro Pz IV fueron destruidos sobre el puente, cortando el cruce. El resto del KG tomó posiciones en el sector a la espera de que legaran los equipos de remolque.
El 12, un KG combinado de ambas divisiones forzaron el paso del canal al oeste de Simontornoya mientras el resto de Leibstandarte asaltaba el pueblo, encabezado por un PzAbt al completo. Al final de la tarde, la población estaba prácticamente ocupada. La nueva cabeza de puente, empero, no pudo ampliarse ante la dureza del contraataque enemigo. La 3ª CabDiv sí pudo ganar algo de terreno en Mezokomaren, pero en ese sector no había demasiadas posibilidades de explotación (de hecho, no las había en ningún sitio)
La Leibstandarte estableció un nuevo cruce la mañana del 13 y logró ampliar su cabeza de puente, y contactar con la de HitlerJugend. Los pontoneros dedicaron el resto del día a lanzar un puente para poder reforzar las nuevas posiciones, pero el paso era muy precario. El peso de los carros amenazaba con colapsar la estructura, y la artillería enemiga se cobraba un duro peaje sobre el canal. Por supuesto, los Tiger no podían cruzar, era demasiado arriesgado.
Ampliar la cabeza hacia el Oeste se estaba mostrando casi imposible, y el segundo intento de HitlerJugend de hacerse con el puente de Ozora fracasó estrepitosamente cuando el puente voló ante los atacantes. Aún así, a lo largo de la noche los alemanes reforzaron sus posiciones y un segundo puente en Simontornoya alivió un poco el problema del suministro, ya que el primero amenazaba con derrumbarse bajo la lluvia de proyectiles. De hecho, aunque empezaban a aprecer unidades acorazadas enemigas en los contraataques al sur del Sio, las cabezas de puente no corrían un peligro inminente. En realidad los soviéticos no estaban interesados en destruirlas: contaban con atrapar ahí a las tropas alemanas, asi que cuantos más soldados atravesaran el canal, mejor. De hecho, los pontoneros del ER estaban lanzando sus propios puentes sobre el Sarvik, al norte de Saregres, y el Sio, cerca de Oroza.
La situación empezaba a ser preocupante, sobre todo porque los aviones alemanes por fin habían descubierto dónde estaban las fuerzas acorazadas enemigas: más de 3000 vehículos se estaban desplazando hacia el nordeste del Balatón. Dietrich no esperó más y solicitó de inmediato la paralización de la ofensiva y un repliegue a una nueva línea defensiva al noroeste de los lagos. El general Wholer, al cargo del Grupo Sur, propuso otra alternativa: reorientar el eje de la ofensiva hacia el Este.
La 23ª PzDiv sostendría sus posiciones en Saregres, cubriendo el desplazamiento del I SS pzKorp. Éste cedería sus posiciones al I SS CabKorp, que mantendría las cabezas del Sio con ayuda de algunas divisiones húngaras. El 501 SS SpzAbt se trasladaria a Deg, para prevenir una contraofensiva enemiga. Las divisiones de Priess se desplazarían hacia Stuhlweisenburg, situándose a retaguardia del II SS pzKorp y el III PzKorp. Luego, las tres agrupaciones atacarían directamente hacia el Este, en dirección al Danubio, para virar posteriormente al Sur. Una vez eliminadas todas las tropas enemigas del sector, se retomaría el camino hacia el Sur, tal y como se había previsto en el planteamiento de la ofensiva.
El nuevo despliegue debía completarse en un plazo no mayor de cuatro días, para iniciar la nueva ofensiva el día 19. El movimiento se inició el 16, aunque no cesaron los combates. Repasar el canal del Sio no fue una tarea sencilla. La 23ª estableció una cabeza de puente al este del Sarvik, pero sus tropas tuvieron que retirarse ante la contundencia del contragolpe enemigo. El ER tenía sus propios planes, y éstos no incluían nuevas ofensivas alemanas.
De acuerdo a los cálculos del OKW, la 23ª debía tomar Saregres con ayuda de los carros de la Das Reich, que supuéstamente deberían haber despejado ya la orilla derecha del Sarvik, pero el II SS PzKorp seguía atascado a más de 40 km de distancia. Más al Oeste, la Leibstandarte, con apoyo de un KG de la HitlerJugend y el 501, terminaban de despejar el terreno alrededor de SImontornoya, El núcleo principal de la HJ, centrado en torno al KG Muller, avanzó hacia Ozora, donde esperaban capturar un puente intacto. Los JagdPanther del 560 abrieron camino y los panzergrenadier lograron llegar a 500 metros del paso, pero allí se encontraron con una feroz resistencia, una barrera de fuego artillero y continuos ataques aéreos. Los carros se lanzaron sobre el puente, pero cayeron bajo los disparos de una posición contracarro bien camuflada. Cuatro Pz IV fueron destruidos sobre el puente, cortando el cruce. El resto del KG tomó posiciones en el sector a la espera de que legaran los equipos de remolque.
El 12, un KG combinado de ambas divisiones forzaron el paso del canal al oeste de Simontornoya mientras el resto de Leibstandarte asaltaba el pueblo, encabezado por un PzAbt al completo. Al final de la tarde, la población estaba prácticamente ocupada. La nueva cabeza de puente, empero, no pudo ampliarse ante la dureza del contraataque enemigo. La 3ª CabDiv sí pudo ganar algo de terreno en Mezokomaren, pero en ese sector no había demasiadas posibilidades de explotación (de hecho, no las había en ningún sitio)
La Leibstandarte estableció un nuevo cruce la mañana del 13 y logró ampliar su cabeza de puente, y contactar con la de HitlerJugend. Los pontoneros dedicaron el resto del día a lanzar un puente para poder reforzar las nuevas posiciones, pero el paso era muy precario. El peso de los carros amenazaba con colapsar la estructura, y la artillería enemiga se cobraba un duro peaje sobre el canal. Por supuesto, los Tiger no podían cruzar, era demasiado arriesgado.
Ampliar la cabeza hacia el Oeste se estaba mostrando casi imposible, y el segundo intento de HitlerJugend de hacerse con el puente de Ozora fracasó estrepitosamente cuando el puente voló ante los atacantes. Aún así, a lo largo de la noche los alemanes reforzaron sus posiciones y un segundo puente en Simontornoya alivió un poco el problema del suministro, ya que el primero amenazaba con derrumbarse bajo la lluvia de proyectiles. De hecho, aunque empezaban a aprecer unidades acorazadas enemigas en los contraataques al sur del Sio, las cabezas de puente no corrían un peligro inminente. En realidad los soviéticos no estaban interesados en destruirlas: contaban con atrapar ahí a las tropas alemanas, asi que cuantos más soldados atravesaran el canal, mejor. De hecho, los pontoneros del ER estaban lanzando sus propios puentes sobre el Sarvik, al norte de Saregres, y el Sio, cerca de Oroza.
La situación empezaba a ser preocupante, sobre todo porque los aviones alemanes por fin habían descubierto dónde estaban las fuerzas acorazadas enemigas: más de 3000 vehículos se estaban desplazando hacia el nordeste del Balatón. Dietrich no esperó más y solicitó de inmediato la paralización de la ofensiva y un repliegue a una nueva línea defensiva al noroeste de los lagos. El general Wholer, al cargo del Grupo Sur, propuso otra alternativa: reorientar el eje de la ofensiva hacia el Este.
La 23ª PzDiv sostendría sus posiciones en Saregres, cubriendo el desplazamiento del I SS pzKorp. Éste cedería sus posiciones al I SS CabKorp, que mantendría las cabezas del Sio con ayuda de algunas divisiones húngaras. El 501 SS SpzAbt se trasladaria a Deg, para prevenir una contraofensiva enemiga. Las divisiones de Priess se desplazarían hacia Stuhlweisenburg, situándose a retaguardia del II SS pzKorp y el III PzKorp. Luego, las tres agrupaciones atacarían directamente hacia el Este, en dirección al Danubio, para virar posteriormente al Sur. Una vez eliminadas todas las tropas enemigas del sector, se retomaría el camino hacia el Sur, tal y como se había previsto en el planteamiento de la ofensiva.
El nuevo despliegue debía completarse en un plazo no mayor de cuatro días, para iniciar la nueva ofensiva el día 19. El movimiento se inició el 16, aunque no cesaron los combates. Repasar el canal del Sio no fue una tarea sencilla. La 23ª estableció una cabeza de puente al este del Sarvik, pero sus tropas tuvieron que retirarse ante la contundencia del contragolpe enemigo. El ER tenía sus propios planes, y éstos no incluían nuevas ofensivas alemanas.
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NUEVAS ÓRDENES
Mientras los alemanes trataban de reorientar su frente para salir del atolladero en el que se habían metido al sudeste del Balatón, los soviéticos habían completado su despliegue al oeste de Budapest, donde se concentraban el IV y IX Ejércitos de Guardias, estas agrupaciones contaban con poco apoyo acorazado, ya que sus unidades de apoyo estaban combatiendo con el III PzKorp al sudeste del Valençey, pero tras ellos se encontraba el VI Acorazado de Guardias, que entraría en acción en cuanto la ruptura estuviera asegurada.
El ataque empezó el día 16 de marzo, en el sector situado al este de Stuhlweissenberg, defendido por el IV SS pzKorp.El general Guille tenía bajo sus órdenes a las divisiones Totenkopf y Wiking más la 2ª acorazada húngara y la 1ª de húsares. Éste PzKorp estaba muy debilitado tras las operaciones Konrad, pero todavía tenía suficiente fuerza como para resistir las primeras acometidas. A lo largo del día las líneas alemanas recularon sin llegar a romperse, pero la situación era insostenible. Guille demandó que el I SS PzKorp fuera desplazado de inmediato a la zona antes de que fuera demasiado tarde.
Al día siguiente el XLVI Ejército, adscrito al II Frente Ucraniano, se sumó a los combates, arrollando a la división de húsares. La ruptura era un hecho y durante la mañana del 18 Dietrich asumió el mando del I y IV SS PzKorp, y del II en cuanto éste lograra desengancharse del enemigo, más la VI PzDiv y el III Ejército húngaro. Estas agrupaciones debían cortar el paso a los soviéticos entre el Danubio y el Balatón. Hitler exigía que sus pretorianos protegieran los accesos a sus amadas Viena y Linz.
El 18 la HitlerJügend, que se estaba concentrando en Szabadbattyan, antes de retomar la ofensiva hacia el Este, cuando recibieron nuevas órdenes. Empezaron a tomar posiciones defensivas en Balinka al caer la noche a la vez que algunas tropas en retirada de la Totenkopf llegaban al sector informando que los soviéticos habían roto las líneas de la división en Mor, apenas seis kilómetros al norte. Poco después llegaron las avanzadas enemigas, que tomaron algunas posiciones pese a la resistencia de los panzergrenadier.
Un KG de la división, formado por su PzJgAbt y el regimiento de granaderos, fue puesto a disposición de la Leibstandarte, que debía cubrir el flanco meridional en Inota, al este de Varpalota, y tomó posiciones en Bakonykuti, enlazando ambas divisiones, que debían pasar al contraataque de inmediato.
Por su parte El II SS PzKorp empezó a retirarse hacia Ósi, al sur de Varpalota. Desde ahí debían desplazarse al Oeste, hacia Vezspren, donde embarcarían para trasladarse a Gÿor, para cubrir los accesos a Viena. La Das Reich logró completar el movimiento, salvo una sección de Panther que se unió a un KG de la Leibstandarte, pero la Hohenstauffen fue transferida el día 20 al mando del I SS CabKorp para que éste apoyara al IV SS y III PzKorp. La Wiking, la mayor parte de la Totenkopf y partes de las PzDiv 1ª y 3ª, y la 44ª de granaderos, estaban a punto de ser cercadas. Gille ordenó a la 9ª SS PzDiv y la 4ª de caballería que contraatacaran de inmediato hacia Stuhlweissenberg para abrir un pasillo a sus camaradas.
Mientras los alemanes trataban de reorientar su frente para salir del atolladero en el que se habían metido al sudeste del Balatón, los soviéticos habían completado su despliegue al oeste de Budapest, donde se concentraban el IV y IX Ejércitos de Guardias, estas agrupaciones contaban con poco apoyo acorazado, ya que sus unidades de apoyo estaban combatiendo con el III PzKorp al sudeste del Valençey, pero tras ellos se encontraba el VI Acorazado de Guardias, que entraría en acción en cuanto la ruptura estuviera asegurada.
El ataque empezó el día 16 de marzo, en el sector situado al este de Stuhlweissenberg, defendido por el IV SS pzKorp.El general Guille tenía bajo sus órdenes a las divisiones Totenkopf y Wiking más la 2ª acorazada húngara y la 1ª de húsares. Éste PzKorp estaba muy debilitado tras las operaciones Konrad, pero todavía tenía suficiente fuerza como para resistir las primeras acometidas. A lo largo del día las líneas alemanas recularon sin llegar a romperse, pero la situación era insostenible. Guille demandó que el I SS PzKorp fuera desplazado de inmediato a la zona antes de que fuera demasiado tarde.
Al día siguiente el XLVI Ejército, adscrito al II Frente Ucraniano, se sumó a los combates, arrollando a la división de húsares. La ruptura era un hecho y durante la mañana del 18 Dietrich asumió el mando del I y IV SS PzKorp, y del II en cuanto éste lograra desengancharse del enemigo, más la VI PzDiv y el III Ejército húngaro. Estas agrupaciones debían cortar el paso a los soviéticos entre el Danubio y el Balatón. Hitler exigía que sus pretorianos protegieran los accesos a sus amadas Viena y Linz.
El 18 la HitlerJügend, que se estaba concentrando en Szabadbattyan, antes de retomar la ofensiva hacia el Este, cuando recibieron nuevas órdenes. Empezaron a tomar posiciones defensivas en Balinka al caer la noche a la vez que algunas tropas en retirada de la Totenkopf llegaban al sector informando que los soviéticos habían roto las líneas de la división en Mor, apenas seis kilómetros al norte. Poco después llegaron las avanzadas enemigas, que tomaron algunas posiciones pese a la resistencia de los panzergrenadier.
Un KG de la división, formado por su PzJgAbt y el regimiento de granaderos, fue puesto a disposición de la Leibstandarte, que debía cubrir el flanco meridional en Inota, al este de Varpalota, y tomó posiciones en Bakonykuti, enlazando ambas divisiones, que debían pasar al contraataque de inmediato.
Por su parte El II SS PzKorp empezó a retirarse hacia Ósi, al sur de Varpalota. Desde ahí debían desplazarse al Oeste, hacia Vezspren, donde embarcarían para trasladarse a Gÿor, para cubrir los accesos a Viena. La Das Reich logró completar el movimiento, salvo una sección de Panther que se unió a un KG de la Leibstandarte, pero la Hohenstauffen fue transferida el día 20 al mando del I SS CabKorp para que éste apoyara al IV SS y III PzKorp. La Wiking, la mayor parte de la Totenkopf y partes de las PzDiv 1ª y 3ª, y la 44ª de granaderos, estaban a punto de ser cercadas. Gille ordenó a la 9ª SS PzDiv y la 4ª de caballería que contraatacaran de inmediato hacia Stuhlweissenberg para abrir un pasillo a sus camaradas.
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