Los Panzer alemanes: detrás del mito
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- Cabo Primero
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Estimado Japa, quiero felicitartte. Desde hace un par de años que he venido leyendo tu excelente relato con apasionamiento.
Ere un GENIO.
Recién este año me inscribí como usuario. Y tú has sido el que me ha motivado.
Desde hace años que soy un fanático de la segunda guerra. Tengo los 6 tomos de la editorial Sarpe que los compré hace 30 años.
Y el año pasado adquirí los 40 libros de Osprey.
Y te puedo asegurar que tu relato es digno de ser publicado.
Desde ya te felicito.
Atte
Ere un GENIO.
Recién este año me inscribí como usuario. Y tú has sido el que me ha motivado.
Desde hace años que soy un fanático de la segunda guerra. Tengo los 6 tomos de la editorial Sarpe que los compré hace 30 años.
Y el año pasado adquirí los 40 libros de Osprey.
Y te puedo asegurar que tu relato es digno de ser publicado.
Desde ya te felicito.
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Gracias, Rapido. Por suerte ya llegamos al final, porque las últimas partes se me han hecho muy cuesta arriba.
AL LÍMITE
Los contraataques del I SS PzKorp fracasaron casi en su comienzo ante la fuerte presión de los ivanes y las dos divisiones se replegaron. El 26º PzGrReg de la HitlerJugend estuvo a punto de verse cercado por una avanzada soviética. Tras rescatarles con apoyo del puñado de carros que todavía estaban operativos, la división se desplegó en el bosque de Bakony. Leibstandarte retrocedió hasta Varpalota, bajo la cobertura del 501, que en ese momento todavía disponía de una docena de Tiger. Dietrich solicitó que se le transfiriera el mando del I SS CabKorp, a fin de compensar la falta de infantería de sus tropas, obligadas a cubrir un frente demasiado amplio. La situación iba a emporar mucho más rápido de lo que esperaba, porque Tolbukhin había decidido echar toda la carne en el asador y lanzar el VI Acorazado por la brecha, sin esperar ni un día más.
Durante la noche del 20 al 21, una agrupación rusa flanqueó las posiciones de Bakony por el Norte. La HitlerJugend, junto a los restos de la 2ª acorazada húngara, trató en vano de cortar la penetración mientras la Leibestandarte intentaba mantener el contacto. Las posiciones de Varpalota empezaron a ceder a mediodía y durante la tarde alemanes y húngaros estaban de retrocediendo hacia nuevas posiciones.
Un poco más al Norte, la Das Reich, la 6ª PzDiv y la 356ª IDiv establecieron una línea defensiva al oeste de Kisber mientras Bittrich situaba su cuartel en Györ.
La Hohenstauffen estuvo a punto de quedar aislada del VI PzArm después de que los Guardias se hicieran con Ösi. Pero los JagdPanther lograron mantener abiertas las comunicaciones tras destruir una poderosa columna acorazada enemiga. La 9ª SS logró contactar con las unidades cercades y durante el día buena parte de la Wiking pudo ponerse a salvo. La mañana del 22, Stadler, el comandante de la división, recibió órdenes de romper el contacto y replegarse de inmediato hacia Veszprem, pero éste decidió permanecer en el sitio hasta que todas las unidades atrapadas hubieran podido ponerse a salvo. En cualquier caso el IV SS PzKorp estaba prácticamente desarticulado: la Totenkopf estaba dispersa por el frente, Wiking estaba casi fuera de combate y las unidades húngaras que les apoyaban se habían desintegrado. El III PzKorp no estaba mucho mejor: a todos los efectos el VI SS PzArm tendría que luchar en solitario, reforzándose con los restos de las demás agrupaciones.
El 23 la presión soviética siguió incrementándose. La Hohenstauffen logró mantener abierto su pasillo con ayuda de la 23ª PzDiv. A lo largo del día casi todas las tropas embolsadas lograron salir de la trampa, pero la 9ª era apenas una sombra y cuando inició su repliegue se encontró con que Veszprem ya estaba en manos enmigas. Los Waffen se vieron empujados hacia el Sudoeste, intentando retomar el contacto con el flanco derecho de Leibstandarte. Ésta, al igual que el resto de las divisiones que sostenían el frente, continuaba retrocediendo paso a paso, sin lograr romper el contacto en ningún momento y siempre en riesgo de envolvimiento, ya que la línea alemana era un coladero.
AL LÍMITE
Los contraataques del I SS PzKorp fracasaron casi en su comienzo ante la fuerte presión de los ivanes y las dos divisiones se replegaron. El 26º PzGrReg de la HitlerJugend estuvo a punto de verse cercado por una avanzada soviética. Tras rescatarles con apoyo del puñado de carros que todavía estaban operativos, la división se desplegó en el bosque de Bakony. Leibstandarte retrocedió hasta Varpalota, bajo la cobertura del 501, que en ese momento todavía disponía de una docena de Tiger. Dietrich solicitó que se le transfiriera el mando del I SS CabKorp, a fin de compensar la falta de infantería de sus tropas, obligadas a cubrir un frente demasiado amplio. La situación iba a emporar mucho más rápido de lo que esperaba, porque Tolbukhin había decidido echar toda la carne en el asador y lanzar el VI Acorazado por la brecha, sin esperar ni un día más.
Durante la noche del 20 al 21, una agrupación rusa flanqueó las posiciones de Bakony por el Norte. La HitlerJugend, junto a los restos de la 2ª acorazada húngara, trató en vano de cortar la penetración mientras la Leibestandarte intentaba mantener el contacto. Las posiciones de Varpalota empezaron a ceder a mediodía y durante la tarde alemanes y húngaros estaban de retrocediendo hacia nuevas posiciones.
Un poco más al Norte, la Das Reich, la 6ª PzDiv y la 356ª IDiv establecieron una línea defensiva al oeste de Kisber mientras Bittrich situaba su cuartel en Györ.
La Hohenstauffen estuvo a punto de quedar aislada del VI PzArm después de que los Guardias se hicieran con Ösi. Pero los JagdPanther lograron mantener abiertas las comunicaciones tras destruir una poderosa columna acorazada enemiga. La 9ª SS logró contactar con las unidades cercades y durante el día buena parte de la Wiking pudo ponerse a salvo. La mañana del 22, Stadler, el comandante de la división, recibió órdenes de romper el contacto y replegarse de inmediato hacia Veszprem, pero éste decidió permanecer en el sitio hasta que todas las unidades atrapadas hubieran podido ponerse a salvo. En cualquier caso el IV SS PzKorp estaba prácticamente desarticulado: la Totenkopf estaba dispersa por el frente, Wiking estaba casi fuera de combate y las unidades húngaras que les apoyaban se habían desintegrado. El III PzKorp no estaba mucho mejor: a todos los efectos el VI SS PzArm tendría que luchar en solitario, reforzándose con los restos de las demás agrupaciones.
El 23 la presión soviética siguió incrementándose. La Hohenstauffen logró mantener abierto su pasillo con ayuda de la 23ª PzDiv. A lo largo del día casi todas las tropas embolsadas lograron salir de la trampa, pero la 9ª era apenas una sombra y cuando inició su repliegue se encontró con que Veszprem ya estaba en manos enmigas. Los Waffen se vieron empujados hacia el Sudoeste, intentando retomar el contacto con el flanco derecho de Leibstandarte. Ésta, al igual que el resto de las divisiones que sostenían el frente, continuaba retrocediendo paso a paso, sin lograr romper el contacto en ningún momento y siempre en riesgo de envolvimiento, ya que la línea alemana era un coladero.
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HUNDIMIENTO
La mañana del día 24, los germanos sostenían a duras penas una línea irregular entre Komaron, en la orilla meridional del Danubio, hasta Bakony y Varpalota, al norte del Balatón. Antes del mediodía el XLVI Ejército rompió las defensas del II SS PzKorp en Kisigmand, al sur de Komaron, y el VI Acorazado atravesó las posiciones alemanas justo entre las dos divisiones del I SS PzKorp.
Se esperaba la llegada de una división de refresco, la 1ª de Cazadores de Montaña, para tapar los boquetes que se estaban abriendo a pasos agigantados, pero con un frente tan extenso poco podía hacer una unidad tan ligeramente equipada. La HitlerJugend inició la retirada desde Bakony, manteniendo todavía un tenue contacto con los restos del IV PzKorp a través de su RecAbt. A mediodía los restos del 26º PzGrReg se desbandaron. Aquí y allí, todavía era posible contener ocasionalmente a los carros soviéticos, pero la unidad era a duras penas un esqueleto agonizante.
La Leibstandarte retrocedió desde Marko sin lograr romper el contacto en ningún momento, separándose en dos grupos. Al caer la tarde la división trataba de establecer una nueva línea al este de Ajqa, donde contuvieron momentáneamente el avance enemigo.
Das Reich, la división más potente del sector, seguía sosteniendo el 25 sus posiciones al sur de Komaron, dando tiempo a la VI PzDiv para reagruparse más al Oeste, pero su situación era cada vez más precaria. El peligro, empero, era mayor al Sur, donde las últimas tropas de Priess hacían frente al ataque del VI Acorazado, cuyo ímpetú crecía a cada hora.
La Leibstandarte tenía que reagruparse en Devecsen mientras la 1ª de Cazadores ocupaba su lugar en el frente. El respiro duró muy poco: a mediodía los recién llegados fueron obligados a retirarse, incapaces de contener al enemigo. Poco después los soviéticos rompieron de nuevo entre Ajqa y Kïslod, prosiguiendo su avance. HitlerJugend seguía retrocediendo a medida que sus posiciones eran rebasadas sobre la marcha. Durante la noche la división, separada en tres KampfGruppe, trató de llegar a Vanyola, donde debía reunirse con la Leibstandarte para formar una nueva línea al oeste de Papa, apoyándose en el canal de Marcal. Era el último obstáculo antes del río Raba y las planicies centroeuropeas.
El 26 todos los intentos de mantener un frente coherente se desvanecieron. Durante la mañana Das Reich inició su retirada, intentando reunirse con la VI PzDiv para evitar un nuevo cerco. La 23ª PzDiv, que debía asegurar el Marcal mientras el I SS pzKorp tomaba posiciones, apenas pudo cubrir el repliegue de las tropas de Priess hacia el río Raba. La división Hohenstauffen todavía defendía una precaria línea al sur de Veszprem, pero también ésta fue sobrepasada. Los waffen emprendieron la retirada, junto a los restos de la 44ª y la 3ª de caballería, hacia el sudoeste del Balatón. Al mediodía del 27 de marzo, la orilla derecha del Raba estaba en manos de los soviéticos, que de inmediato empezaron establecer cruces y pequeñas cabezas de puente.
La mañana del día 24, los germanos sostenían a duras penas una línea irregular entre Komaron, en la orilla meridional del Danubio, hasta Bakony y Varpalota, al norte del Balatón. Antes del mediodía el XLVI Ejército rompió las defensas del II SS PzKorp en Kisigmand, al sur de Komaron, y el VI Acorazado atravesó las posiciones alemanas justo entre las dos divisiones del I SS PzKorp.
Se esperaba la llegada de una división de refresco, la 1ª de Cazadores de Montaña, para tapar los boquetes que se estaban abriendo a pasos agigantados, pero con un frente tan extenso poco podía hacer una unidad tan ligeramente equipada. La HitlerJugend inició la retirada desde Bakony, manteniendo todavía un tenue contacto con los restos del IV PzKorp a través de su RecAbt. A mediodía los restos del 26º PzGrReg se desbandaron. Aquí y allí, todavía era posible contener ocasionalmente a los carros soviéticos, pero la unidad era a duras penas un esqueleto agonizante.
La Leibstandarte retrocedió desde Marko sin lograr romper el contacto en ningún momento, separándose en dos grupos. Al caer la tarde la división trataba de establecer una nueva línea al este de Ajqa, donde contuvieron momentáneamente el avance enemigo.
Das Reich, la división más potente del sector, seguía sosteniendo el 25 sus posiciones al sur de Komaron, dando tiempo a la VI PzDiv para reagruparse más al Oeste, pero su situación era cada vez más precaria. El peligro, empero, era mayor al Sur, donde las últimas tropas de Priess hacían frente al ataque del VI Acorazado, cuyo ímpetú crecía a cada hora.
La Leibstandarte tenía que reagruparse en Devecsen mientras la 1ª de Cazadores ocupaba su lugar en el frente. El respiro duró muy poco: a mediodía los recién llegados fueron obligados a retirarse, incapaces de contener al enemigo. Poco después los soviéticos rompieron de nuevo entre Ajqa y Kïslod, prosiguiendo su avance. HitlerJugend seguía retrocediendo a medida que sus posiciones eran rebasadas sobre la marcha. Durante la noche la división, separada en tres KampfGruppe, trató de llegar a Vanyola, donde debía reunirse con la Leibstandarte para formar una nueva línea al oeste de Papa, apoyándose en el canal de Marcal. Era el último obstáculo antes del río Raba y las planicies centroeuropeas.
El 26 todos los intentos de mantener un frente coherente se desvanecieron. Durante la mañana Das Reich inició su retirada, intentando reunirse con la VI PzDiv para evitar un nuevo cerco. La 23ª PzDiv, que debía asegurar el Marcal mientras el I SS pzKorp tomaba posiciones, apenas pudo cubrir el repliegue de las tropas de Priess hacia el río Raba. La división Hohenstauffen todavía defendía una precaria línea al sur de Veszprem, pero también ésta fue sobrepasada. Los waffen emprendieron la retirada, junto a los restos de la 44ª y la 3ª de caballería, hacia el sudoeste del Balatón. Al mediodía del 27 de marzo, la orilla derecha del Raba estaba en manos de los soviéticos, que de inmediato empezaron establecer cruces y pequeñas cabezas de puente.
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EL FINAL
Ajeno a todo lo que sucedía en el frente, Hitler pensaba que el VI PzArm seguía defendiendo la línea Komaron-Varpalota, antes de retomar la ofensiva hacia el Este. Entonces supo que las tropas estaban en retirada desde el día 25, con el enemigo en sus talones, y recibió una petición para establecer una nueva línea defensiva en el Raba. En medio de un ataque de ira, acusó a las Waffen y sus generales de cobardía y traición, ante el silencio de Himmler y Guderian. Tan sólo Goering defendió en vano el valor y sacrificio de las divisiones de Dietrich. Haciendo oídos sordos, el dictador exigió que los soldados de la Leibstandarte se quitaran los brazaletes con su nombre, ya que se habían mostrado indignos de ese honor.
En el frente, Dietrich se negó a cursar la orden, pero en cualquier caso pronto la noticia corrió por el frente, dejando claro a sus soldados qué tipo de agradecimiento podían esperar, ellos y sus camaradas caídos, de su amado Führer.
La mañana del 28 los soviéticos empezaron a cruzar el río Raba, aislando al VI Pz Arm del VI Ejército y el II PzArm, atrapado al sur del Balatón con escasas posibilidades de evitar el cerco. También quedó aislada la Hohenstauffen, que junto a los fragmentos de varias divisiones trataba de alcanzar el río Zala, al oeste del lago.
El repliegue se volvió cada vez más caótico, con los ivanes siempre en persecución de los fugitivos, cuando no adelantándose a sus movimientos, ya que los alemanes se encontraron en más de una ocasión con los soviéticos en las posiciones que ellos debían ocupar sobre la marcha.
El OKW cursó órdenes para asegurar la defensa de Viena. Das Reich, Totenkopf y la VI PzArm debían guarnecer Viena tras recibir algunos refuerzos destinados inicialmente a la HitlerJugend. Mientras tanto, Hohenstauffen, LeibStandarte y HitlerJugend debían reagruparse en la Reichsschutzstellung (Guardia Avanzada del Reich), una zona fortificada en la frontera sudoriental de Austria, que por supuesto sólo existía en la febril mente del Führer.
Esas órdenes daban un sello oficial a una retirada imposible de detener. El I SS pzKorp plantó su resistencia final el 31 de abril entre Mattesburg y Hanka, con sus últimos carros operativos, incluyendo un puñado de Tiger, cubriendo la retirada de sus últimas tropas. Al final del día esta posición fue sobrepasada y los últimos supervivientes alcanzaron las líneas alemanas, más allá de la frontera. Ambas divisiones serían rehechas a lo largo de abril, pero sólo de nombre. A todos los efectos, salvo los burocráticos, Leibstandarte y Hitlerjugend fueron destruidas sobre suelo húngaro.
Desde la frontera hasta el canal del Sio, el barro quedaba sembrado de tumbas. Las Waffen habían ofrecido su último sacrificio por el Führer y ya sólo les restaba luchar hasta el final. No por la rata que les había escupido su desprecio a la cara, sino por sus camaradas y su pueblo, que huía a la desesperada ante la venganza que llegaba desde el Este.
Ajeno a todo lo que sucedía en el frente, Hitler pensaba que el VI PzArm seguía defendiendo la línea Komaron-Varpalota, antes de retomar la ofensiva hacia el Este. Entonces supo que las tropas estaban en retirada desde el día 25, con el enemigo en sus talones, y recibió una petición para establecer una nueva línea defensiva en el Raba. En medio de un ataque de ira, acusó a las Waffen y sus generales de cobardía y traición, ante el silencio de Himmler y Guderian. Tan sólo Goering defendió en vano el valor y sacrificio de las divisiones de Dietrich. Haciendo oídos sordos, el dictador exigió que los soldados de la Leibstandarte se quitaran los brazaletes con su nombre, ya que se habían mostrado indignos de ese honor.
En el frente, Dietrich se negó a cursar la orden, pero en cualquier caso pronto la noticia corrió por el frente, dejando claro a sus soldados qué tipo de agradecimiento podían esperar, ellos y sus camaradas caídos, de su amado Führer.
La mañana del 28 los soviéticos empezaron a cruzar el río Raba, aislando al VI Pz Arm del VI Ejército y el II PzArm, atrapado al sur del Balatón con escasas posibilidades de evitar el cerco. También quedó aislada la Hohenstauffen, que junto a los fragmentos de varias divisiones trataba de alcanzar el río Zala, al oeste del lago.
El repliegue se volvió cada vez más caótico, con los ivanes siempre en persecución de los fugitivos, cuando no adelantándose a sus movimientos, ya que los alemanes se encontraron en más de una ocasión con los soviéticos en las posiciones que ellos debían ocupar sobre la marcha.
El OKW cursó órdenes para asegurar la defensa de Viena. Das Reich, Totenkopf y la VI PzArm debían guarnecer Viena tras recibir algunos refuerzos destinados inicialmente a la HitlerJugend. Mientras tanto, Hohenstauffen, LeibStandarte y HitlerJugend debían reagruparse en la Reichsschutzstellung (Guardia Avanzada del Reich), una zona fortificada en la frontera sudoriental de Austria, que por supuesto sólo existía en la febril mente del Führer.
Esas órdenes daban un sello oficial a una retirada imposible de detener. El I SS pzKorp plantó su resistencia final el 31 de abril entre Mattesburg y Hanka, con sus últimos carros operativos, incluyendo un puñado de Tiger, cubriendo la retirada de sus últimas tropas. Al final del día esta posición fue sobrepasada y los últimos supervivientes alcanzaron las líneas alemanas, más allá de la frontera. Ambas divisiones serían rehechas a lo largo de abril, pero sólo de nombre. A todos los efectos, salvo los burocráticos, Leibstandarte y Hitlerjugend fueron destruidas sobre suelo húngaro.
Desde la frontera hasta el canal del Sio, el barro quedaba sembrado de tumbas. Las Waffen habían ofrecido su último sacrificio por el Führer y ya sólo les restaba luchar hasta el final. No por la rata que les había escupido su desprecio a la cara, sino por sus camaradas y su pueblo, que huía a la desesperada ante la venganza que llegaba desde el Este.
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ERRORES Y CULPABLES
Así concluyó la última gran ofensiva acorazada de Alemania. La obsesión de Hitler por Centroeuropa le llevó a desperdiciar diez divisiones panzer, incluyendo las cuatro más poderosas a su disposición. Empleado como reserva operativa, como deseaba Guderian, el VI PzArm podía haber causado serios problemas a Zukhov en Prusia. Las demás divisiones desplegadas en apoyo de Dietrich hubieran supuesto un serio obstáculo a la ofensiva contra Viena de Tolbukhin, ya que el III Frente Ucraniano no disponía de suficiente músculo como para abrirse camino a través de una defensa preparada con tiempo. En ambos casos, las tropas alemanas hubieran acabado por ser arrolladas, pero habrían ganado un tiempo precioso para evacuar a la población y organizar nuevas defensas.
Tal y como salieron las cosas, El Führer arrojó al barro las mejores tropas que le quedaban sin conseguir nada a cambio, ya que los soviéticos, lejos de preocuparse por la amenaza a su flanco sur, vieron la oportunidad de enterrar a los restos de la PanzerWaffe y demostraron una notable flexibilidad operativa a la hora de aprovecharla.
Enterrar es un término muy adecuado para describir lo sucedido entre el Raba y el sureste del Balatón. Los soviéticos recuperaron tras la batalla casi 700 carros, cazacarros y cañones de asalto, muchos de ellos en buen estado pero abandonados en el barro, en los talleres de reparación o sin combustible. Esa cifra incluía vehículos de reemplazo que no dejaron de llegar al sector hasta casi el 18 de marzo, alimentando un desastre que, de por sí, ya era abrumador. Se perdió prácticamente todo el equipamiento pesado, incluyendo varias docenas de carros Tigre y centenares de Panther. La mayor parte de los carros destruidos o dañados en combate lo fueron a manos de la artillería, ya que las fuerzas acorazadas del III Frente al comienzo de la ofensiva soviética eran muy reducidas, apenas unos 170 carros entre medios y pesados, incluídos unos 60 Sherman del I Cuerpo Mecanizado de Guardias y unos 370 cazacarros y autopropulsados. No fue hasta la intervención del VI Acorazado de Guardias que los alemanes se encontraron con grandes formaciones enemigas.
Suele acusarse a Dietrich de no haber conducido correctamente la lucha, con el argumento de que el mando de un Ejército y, posteriormente, un Grupo de Ejércitos, le venía demasiado grande. Es cierto que el mando en el que el antiguo chófer de Hitler estaba más cómodo era el divisionario, pero cuando fue ascendido tomó la precaución de contar con el estado mayor más competente posible y, al contrario que su Führer, escuchaba sus opiniones. En cualquier caso, Manstein o Model no hubieran podido hacer mucho más, ya que la batalla se libró atendiendo rígidamente a las instrucciones del OKW, sin posibilidad de que pudiera ejercerse un mando independiente. Dietrich hizo lo que estuvo en su mano para seguir esas instrucciones, y no dudó en oponerse a ellas cuando comprobó la imposibilidad de ejecutarlas. La derrota no puede cargarse sobre sus espaldas: al igual que en las Ardenas, le enviaron a luchar una batalla perdida de antemano.
La insistencia de DIetich en dar por finalizada la operación al llegar al Sio permitió que buena parte de sus tropas salieran de la trampa antes de que los soviéticos se lanzaran al asalto. De haber hecho caso a sus recomendaciones, esas fuerzas hubieran podido formar una buena defensa, ya que las bajas al día 13 de marzo eran bastante reducidas y las unidades conservaban buena parte de su potencial de combate. En su lugar, el OKW situó sus divisiones en una línea insostenible, cubriendo un frente sin profundidad justo en mitad del camino que seguiría el ataque enemigo.
La planificación y posterior reorientación de la ofensiva alemana era una necedad. El OKW debía haber estado perfectamente al tanto del tipo de terreno por el que iba a lanzar al VI PzArm, cubierto de barro, con apenas una o dos rutas utilizables y sembrado de pequeñas elevaciones y bosquecillos, ideales para arrastrar a los ipanzeri a una agotadora batalla de desgaste. El terreno al sur del Siu ya era impracticable antes de iniciar así que ¿Porqué empeñarse en avanzar directamente hacia los barrizales? Lo lógico hubiera sido iniciar la operación hacia el Este, pero una vez quedó claro que el enemigo se concentraba ahí, debería haberse renunciado a más avances. Decisiones como el traslado del II SS PzKorp hacia Gyor hicieron aún más frágil la posición alemana, ya que la DasReich tuvo que desplazarse cortando a través de las líneas por donde se movía la retaguardia del I SS pzKorp, causando atascos y retrasos justo cuando se iniciaba la ofensiva de Tolbukhin. Dejar como escudo al IV SS PzKorp, sumamente debilitado, mientras el VI se recolocaba, era una invitación al desastre... resumiendo, mientras que Autumn Mist tenía algo de sentido, Spring Awakening fue un completo despropósito, de principio a fin, y probablemente aceleró la victoria aliada en un par de meses, al dilapidar las últimas reservas del Reich en un frente secundario y sin valor estratégico.
Guderian no llegó a dirigir los últimos compases del desastre. El día 29 de marzo, Hitler, deseoso de culpar a alguien de los desastres que sacudían sus fronteras orientales, le reemplazó por el general Krebs. Tampoco es que, a esas alturas, el antiguo genio de los carros pudiera hacer nada para alargar la agonía de Alemania. La PanzerWaffe yacía agonizante a lo largo del frente, aguardando la hora final.
Así concluyó la última gran ofensiva acorazada de Alemania. La obsesión de Hitler por Centroeuropa le llevó a desperdiciar diez divisiones panzer, incluyendo las cuatro más poderosas a su disposición. Empleado como reserva operativa, como deseaba Guderian, el VI PzArm podía haber causado serios problemas a Zukhov en Prusia. Las demás divisiones desplegadas en apoyo de Dietrich hubieran supuesto un serio obstáculo a la ofensiva contra Viena de Tolbukhin, ya que el III Frente Ucraniano no disponía de suficiente músculo como para abrirse camino a través de una defensa preparada con tiempo. En ambos casos, las tropas alemanas hubieran acabado por ser arrolladas, pero habrían ganado un tiempo precioso para evacuar a la población y organizar nuevas defensas.
Tal y como salieron las cosas, El Führer arrojó al barro las mejores tropas que le quedaban sin conseguir nada a cambio, ya que los soviéticos, lejos de preocuparse por la amenaza a su flanco sur, vieron la oportunidad de enterrar a los restos de la PanzerWaffe y demostraron una notable flexibilidad operativa a la hora de aprovecharla.
Enterrar es un término muy adecuado para describir lo sucedido entre el Raba y el sureste del Balatón. Los soviéticos recuperaron tras la batalla casi 700 carros, cazacarros y cañones de asalto, muchos de ellos en buen estado pero abandonados en el barro, en los talleres de reparación o sin combustible. Esa cifra incluía vehículos de reemplazo que no dejaron de llegar al sector hasta casi el 18 de marzo, alimentando un desastre que, de por sí, ya era abrumador. Se perdió prácticamente todo el equipamiento pesado, incluyendo varias docenas de carros Tigre y centenares de Panther. La mayor parte de los carros destruidos o dañados en combate lo fueron a manos de la artillería, ya que las fuerzas acorazadas del III Frente al comienzo de la ofensiva soviética eran muy reducidas, apenas unos 170 carros entre medios y pesados, incluídos unos 60 Sherman del I Cuerpo Mecanizado de Guardias y unos 370 cazacarros y autopropulsados. No fue hasta la intervención del VI Acorazado de Guardias que los alemanes se encontraron con grandes formaciones enemigas.
Suele acusarse a Dietrich de no haber conducido correctamente la lucha, con el argumento de que el mando de un Ejército y, posteriormente, un Grupo de Ejércitos, le venía demasiado grande. Es cierto que el mando en el que el antiguo chófer de Hitler estaba más cómodo era el divisionario, pero cuando fue ascendido tomó la precaución de contar con el estado mayor más competente posible y, al contrario que su Führer, escuchaba sus opiniones. En cualquier caso, Manstein o Model no hubieran podido hacer mucho más, ya que la batalla se libró atendiendo rígidamente a las instrucciones del OKW, sin posibilidad de que pudiera ejercerse un mando independiente. Dietrich hizo lo que estuvo en su mano para seguir esas instrucciones, y no dudó en oponerse a ellas cuando comprobó la imposibilidad de ejecutarlas. La derrota no puede cargarse sobre sus espaldas: al igual que en las Ardenas, le enviaron a luchar una batalla perdida de antemano.
La insistencia de DIetich en dar por finalizada la operación al llegar al Sio permitió que buena parte de sus tropas salieran de la trampa antes de que los soviéticos se lanzaran al asalto. De haber hecho caso a sus recomendaciones, esas fuerzas hubieran podido formar una buena defensa, ya que las bajas al día 13 de marzo eran bastante reducidas y las unidades conservaban buena parte de su potencial de combate. En su lugar, el OKW situó sus divisiones en una línea insostenible, cubriendo un frente sin profundidad justo en mitad del camino que seguiría el ataque enemigo.
La planificación y posterior reorientación de la ofensiva alemana era una necedad. El OKW debía haber estado perfectamente al tanto del tipo de terreno por el que iba a lanzar al VI PzArm, cubierto de barro, con apenas una o dos rutas utilizables y sembrado de pequeñas elevaciones y bosquecillos, ideales para arrastrar a los ipanzeri a una agotadora batalla de desgaste. El terreno al sur del Siu ya era impracticable antes de iniciar así que ¿Porqué empeñarse en avanzar directamente hacia los barrizales? Lo lógico hubiera sido iniciar la operación hacia el Este, pero una vez quedó claro que el enemigo se concentraba ahí, debería haberse renunciado a más avances. Decisiones como el traslado del II SS PzKorp hacia Gyor hicieron aún más frágil la posición alemana, ya que la DasReich tuvo que desplazarse cortando a través de las líneas por donde se movía la retaguardia del I SS pzKorp, causando atascos y retrasos justo cuando se iniciaba la ofensiva de Tolbukhin. Dejar como escudo al IV SS PzKorp, sumamente debilitado, mientras el VI se recolocaba, era una invitación al desastre... resumiendo, mientras que Autumn Mist tenía algo de sentido, Spring Awakening fue un completo despropósito, de principio a fin, y probablemente aceleró la victoria aliada en un par de meses, al dilapidar las últimas reservas del Reich en un frente secundario y sin valor estratégico.
Guderian no llegó a dirigir los últimos compases del desastre. El día 29 de marzo, Hitler, deseoso de culpar a alguien de los desastres que sacudían sus fronteras orientales, le reemplazó por el general Krebs. Tampoco es que, a esas alturas, el antiguo genio de los carros pudiera hacer nada para alargar la agonía de Alemania. La PanzerWaffe yacía agonizante a lo largo del frente, aguardando la hora final.
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EL AMARGO FINAL
A CONTRAPELO
Mientras el frente oriental se venía abajo, la defensa del Oeste se volvía cada vez más farragosa. Las decisiones de Hitler hacían imposible establecer un frente coherente. Lo lógico hubiera sido sacar de Renania todas las fuerzas posibles, mientras los aliados recuperaban el aliento tras la lucha invernal, pero las órdenes eran muy claras: ni un metro de suelo alemán podía cederse sin luchar. Von Rundstedt contaba todavía con unas 60 divisiones, pero la mayoría sólo lo eran de nombre. Inmovilizadas en la línea Sigfrido, las tropas alemanas lograron retrasar el avance aliado durante febrero y marzo, pero a un coste inasumible. Se perdieron cerca de 90000 soldados, incluyendo buena parte de las PzDiv 9ª, 11ª y 116ª y a finales de marzo los aliados ocupaban la margen izquierda del Rin.
Durante la fase final de la guerra, ya no fue posible planificar nada de forma coherente, sólo reaccionar a los movimientos enemigos. Así, el grupo de EJércitos B se concentró en el Ruhr para defender el corazón industrial alemán de un ataque frontal, pero se vio sorprendido cuando el I Ejército estadounidense, que en el plan aliado debía llevar a cabo tareas secundarias, se encontró con un cruce intacto en Remagen. La captura del puento Luddendorf alteró a situación en unmodo que ninguno de los bandos había previsto, pero los aliados tenían la flexibilidad necesaria para aprovechar la ocasión, mientras los alemanes seguían atados por las órdenes del OKW.
El resultado de los combates iniciados en Remagen fue el embolsamiento y posterior destrucción del grupo B en el Ruhr, justo cuando los soviéticos se lanzaban a dar el golpe final hacia Berlín. En las últimas semanas de Abril, Hitler dictaba órdenes a ejércitos inexistentes y tropas en fuga sobre mapas que ya estaban anticuados antes de ser desplegados sobre su mesa.
La PanzerWaffe combatió hasta el final en todos los frentes, pero las condiciones de la lucha variaron mucho de uno a otro. En Occidente, una vez los aliados rebasaron el RIn, algunas unidades sin ofrecer demasiada resistencia. Carius, al frente de una sección de JagdTiger del 512 sPzJgAbt, vio con asombro como alguno de sus jefes de carro rehuía el combate por miedo a provocar una reacción del enemigo. Por contra otras agrupaciones se mantuvieron firmes casi hasta el final, como el 507 sPzAbt, que intentó sin éxito cortar el avance de la 3ª Acorazada antes de que esta cerrara el cerco del Grupo B.
En el frente Oriental las cosas eran muy diferentes. Nadie estaba dispuesto a rendirse sin más, menos aún cuando cada resistencia suponía unas horas más para permitir la huida de la población ante el avance soviético, o una puerta para la retirada de otras tropas antes de verse cercadas. En otros casos, las tropas acorazadas fueron sacrificadas como guarnición en las Fortalezas del Führer, como las divisiones inmovilizadas en Viena.
En los últimos meses de la guerra, empero, todavía persistió la obsesión por la formación de nuevas divisiones acorazadas, que no lo eran más que en el nombre. Y aún así, reemplazos y equipos siguieron llegando a las unidades casi hasta el final, equipándose algunas tropas directamente en las fábricas más cercanas y rebañando combustible en los lugares más insospechados. Y así, las PzDiv vivieron su agonía final, dispersas por el suelo patrio mientras los últimos retales de Reich de los 1000 años se desintegraban a su alrededor.
A CONTRAPELO
Mientras el frente oriental se venía abajo, la defensa del Oeste se volvía cada vez más farragosa. Las decisiones de Hitler hacían imposible establecer un frente coherente. Lo lógico hubiera sido sacar de Renania todas las fuerzas posibles, mientras los aliados recuperaban el aliento tras la lucha invernal, pero las órdenes eran muy claras: ni un metro de suelo alemán podía cederse sin luchar. Von Rundstedt contaba todavía con unas 60 divisiones, pero la mayoría sólo lo eran de nombre. Inmovilizadas en la línea Sigfrido, las tropas alemanas lograron retrasar el avance aliado durante febrero y marzo, pero a un coste inasumible. Se perdieron cerca de 90000 soldados, incluyendo buena parte de las PzDiv 9ª, 11ª y 116ª y a finales de marzo los aliados ocupaban la margen izquierda del Rin.
Durante la fase final de la guerra, ya no fue posible planificar nada de forma coherente, sólo reaccionar a los movimientos enemigos. Así, el grupo de EJércitos B se concentró en el Ruhr para defender el corazón industrial alemán de un ataque frontal, pero se vio sorprendido cuando el I Ejército estadounidense, que en el plan aliado debía llevar a cabo tareas secundarias, se encontró con un cruce intacto en Remagen. La captura del puento Luddendorf alteró a situación en unmodo que ninguno de los bandos había previsto, pero los aliados tenían la flexibilidad necesaria para aprovechar la ocasión, mientras los alemanes seguían atados por las órdenes del OKW.
El resultado de los combates iniciados en Remagen fue el embolsamiento y posterior destrucción del grupo B en el Ruhr, justo cuando los soviéticos se lanzaban a dar el golpe final hacia Berlín. En las últimas semanas de Abril, Hitler dictaba órdenes a ejércitos inexistentes y tropas en fuga sobre mapas que ya estaban anticuados antes de ser desplegados sobre su mesa.
La PanzerWaffe combatió hasta el final en todos los frentes, pero las condiciones de la lucha variaron mucho de uno a otro. En Occidente, una vez los aliados rebasaron el RIn, algunas unidades sin ofrecer demasiada resistencia. Carius, al frente de una sección de JagdTiger del 512 sPzJgAbt, vio con asombro como alguno de sus jefes de carro rehuía el combate por miedo a provocar una reacción del enemigo. Por contra otras agrupaciones se mantuvieron firmes casi hasta el final, como el 507 sPzAbt, que intentó sin éxito cortar el avance de la 3ª Acorazada antes de que esta cerrara el cerco del Grupo B.
En el frente Oriental las cosas eran muy diferentes. Nadie estaba dispuesto a rendirse sin más, menos aún cuando cada resistencia suponía unas horas más para permitir la huida de la población ante el avance soviético, o una puerta para la retirada de otras tropas antes de verse cercadas. En otros casos, las tropas acorazadas fueron sacrificadas como guarnición en las Fortalezas del Führer, como las divisiones inmovilizadas en Viena.
En los últimos meses de la guerra, empero, todavía persistió la obsesión por la formación de nuevas divisiones acorazadas, que no lo eran más que en el nombre. Y aún así, reemplazos y equipos siguieron llegando a las unidades casi hasta el final, equipándose algunas tropas directamente en las fábricas más cercanas y rebañando combustible en los lugares más insospechados. Y así, las PzDiv vivieron su agonía final, dispersas por el suelo patrio mientras los últimos retales de Reich de los 1000 años se desintegraban a su alrededor.
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EL FINAL: LOS VETERANOS
Alemania empezó la guerra con cinco divisiones acorazadas. Esas agrupaciones llevaban combatiendo seis largos años cuando Hitler, demasiado cobarde para morir como los niños que defendieron los últimos metros de su imperio, se quitó la vida.
La 1ª pzDiv entró en servicio en octubre de 1935. ó parte en el Anchluss austríaco. Combatió en las ofensivas de Polonia, Francia, Barbarossa, Tifón. Luchó en Italia e Ucrania, intervino en la lucha por Cherkassy y fue embolsada en Kamenez. Tras los desastres del verano del 44, participó en los contraataques contra las posiciones de Baranov y tomó parte en la defensa de Hungría. Tomó parte de las diversas operaciones centradas en Budapest y acabó cercada en la propia ciudad. Sus restos combatieron a lo largo de abril, junto a las tropas que se retiraban hacia Austria. el 8 de Mayo, la división se rindió a las tropas estadounidenses en Babaria.
La 2ª PzDiv también fue formada en octubre del 35. Intervino en la marcha hacia Viena. Luchó en Polonia, Francia, Yugoslavia y Grecia. Participó en Tifón, y al año siguiente formó parte de la ofensiva hacia el Cáucaso. Estuvo a las órdenes de Model durante Zitadelle y en la retirada hacia el Oeste. Transferida a Francia, luchó en Normandía y fue casi aniquilada en Falaise. Fue a unidad que más avanzó durante la batalla de las Ardenas y los supervivientes continuaron luchando en el Frente Occidental hasta el final. En mayo del 45, la 2ª se rindió a los americanos en Plauen y Koetzing.
La 3ª PzDiv se organizó en septiembre de 1937. Antes de la guerra, participó en la ocupación de Checoslovaquia. Intervino en la campaña de Polonia y la ofensiva secundaria de los Países Bajos. Participó en Barbarossa y Tifón, y en la ofensiva contra el Cáucaso al año siguiente. Luchó en Kursk, en el flanco sur, y formaba parte del Grupo Centro cuando éste fue aniquilado en Bagration. El resto de la guerra permaneció en Hungría, trasladándose hacia Austria en el último momento para entregarse a los estadounidenses en Enns a primeros de mayo.
La 4ª PzDiv se formó en octubre de 1938. Al comienzo de la guerra la división estaba incompleta, pero igualmente combatió en la campaña polaca, como refuerzo de la 1ª PzDiv. Al año siguiente formó parte de la finta a través de Bélgica y Holanda. Luchó en Barbarossa y avanzó hacia Moscú en Tifón. En reserva hasta 1943, la unidad cubrió el flanco de Model durante Zitadelle. Trasladada al Grupo Norte, acabó atrapada en la bolsa de Kurlandia y, en enero del 45, fue evacuada a Danzig. Tras luchar en Prusia Oriental, los supervivientes se rindieron a los soviéticos en mayo del 45.
La 5ª PzDiv se organizó en noviembre del 38, tras la ocupación de los Sudetes. Luchó en Polonia y Francia, acompañando posteriormente a la 2ª PzDiv en los Balcanes. Participó en Tifón y permaneció durante el 42 en el Grupo Centro. Combatió en Zitadelle en el frente de Orel. Sobrevivió duramente diezmada a Bagration y acabó cercada en Kurlandia, entregándose a los soviéticos, aunque parte de la división logró ser evacuada por mar y se rindió a los americanos en Pomerania.
Alemania empezó la guerra con cinco divisiones acorazadas. Esas agrupaciones llevaban combatiendo seis largos años cuando Hitler, demasiado cobarde para morir como los niños que defendieron los últimos metros de su imperio, se quitó la vida.
La 1ª pzDiv entró en servicio en octubre de 1935. ó parte en el Anchluss austríaco. Combatió en las ofensivas de Polonia, Francia, Barbarossa, Tifón. Luchó en Italia e Ucrania, intervino en la lucha por Cherkassy y fue embolsada en Kamenez. Tras los desastres del verano del 44, participó en los contraataques contra las posiciones de Baranov y tomó parte en la defensa de Hungría. Tomó parte de las diversas operaciones centradas en Budapest y acabó cercada en la propia ciudad. Sus restos combatieron a lo largo de abril, junto a las tropas que se retiraban hacia Austria. el 8 de Mayo, la división se rindió a las tropas estadounidenses en Babaria.
La 2ª PzDiv también fue formada en octubre del 35. Intervino en la marcha hacia Viena. Luchó en Polonia, Francia, Yugoslavia y Grecia. Participó en Tifón, y al año siguiente formó parte de la ofensiva hacia el Cáucaso. Estuvo a las órdenes de Model durante Zitadelle y en la retirada hacia el Oeste. Transferida a Francia, luchó en Normandía y fue casi aniquilada en Falaise. Fue a unidad que más avanzó durante la batalla de las Ardenas y los supervivientes continuaron luchando en el Frente Occidental hasta el final. En mayo del 45, la 2ª se rindió a los americanos en Plauen y Koetzing.
La 3ª PzDiv se organizó en septiembre de 1937. Antes de la guerra, participó en la ocupación de Checoslovaquia. Intervino en la campaña de Polonia y la ofensiva secundaria de los Países Bajos. Participó en Barbarossa y Tifón, y en la ofensiva contra el Cáucaso al año siguiente. Luchó en Kursk, en el flanco sur, y formaba parte del Grupo Centro cuando éste fue aniquilado en Bagration. El resto de la guerra permaneció en Hungría, trasladándose hacia Austria en el último momento para entregarse a los estadounidenses en Enns a primeros de mayo.
La 4ª PzDiv se formó en octubre de 1938. Al comienzo de la guerra la división estaba incompleta, pero igualmente combatió en la campaña polaca, como refuerzo de la 1ª PzDiv. Al año siguiente formó parte de la finta a través de Bélgica y Holanda. Luchó en Barbarossa y avanzó hacia Moscú en Tifón. En reserva hasta 1943, la unidad cubrió el flanco de Model durante Zitadelle. Trasladada al Grupo Norte, acabó atrapada en la bolsa de Kurlandia y, en enero del 45, fue evacuada a Danzig. Tras luchar en Prusia Oriental, los supervivientes se rindieron a los soviéticos en mayo del 45.
La 5ª PzDiv se organizó en noviembre del 38, tras la ocupación de los Sudetes. Luchó en Polonia y Francia, acompañando posteriormente a la 2ª PzDiv en los Balcanes. Participó en Tifón y permaneció durante el 42 en el Grupo Centro. Combatió en Zitadelle en el frente de Orel. Sobrevivió duramente diezmada a Bagration y acabó cercada en Kurlandia, entregándose a los soviéticos, aunque parte de la división logró ser evacuada por mar y se rindió a los americanos en Pomerania.
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japa escribió:Eso por lo que se refiere a la estructura básica de las fuerzas armadas, pero la cosa no estaba mejor al nivel de la estructura de mando. A comienzos de 1944 dicha estructura parecía el resultado de montar un puzzle a ciegas.
Por un lado, en lo más alto, estaba el cuartel general del Führer, con el OKW. Gracias a las transcripciones taquigráficas tomadas regularmente desde finales del 42 se dispone de abundante documentación sobre su funcionamiento, y al primer vistazo a las actas se ve que el OKW no tomaba decisiones operativas respecto la Kriegsmarine ni la Luftwaffe, tan solo respecto al Heer, con lo que había en la práctica dos estados mayores de tierra, uno subordinado al otro, mientras los del aire y el mar trabajaban a su propio ritmo.
El estado mayor del Heer tenía en principio la responsabilidad de las operaciones terrestres, pero en la práctica sólo tenía voz en lo referente al frente oriental. Los otros dos teatros operativos tenían a su vez estructuras de mando independientes, con Kesselring (recordemos, un general de la Luftwaffe) como comandante en jefe del Mediterráneo y el veterano mariscal Von Rundstedt como comandante en jefe del Oeste. Estos dos mandos no tenían vinculación administrativa de ningún tipo entre ellos, y por supuesto tampoco con el mando oriental.
En el frente del Este las injerencias de Hitler llegaban a extremos asombrosos, llegando a tomar decisiones sobre unidades a nivel de batallón. La creciente influencia en ese frente de la figura del mariscal Manstein unida a su insistencia en tratar de desbloquear la cadena de mando alemana y reconstruir un estado mayor verdaderamente operativo había llenado de desconfianza a Hitler y en marzo del 44 le mandó el cese "por razones de salud". Así, de un plumazo, el frente oriental se vio privado de su mejor comandante.
En el frente Mediterráneo Kesselring podía trabajar con bastante independencia, y no tuvo problemas ni siquiera durante la gran retirada que tuvo lugar en mayo.
En el mando occidental, en cambio, Hitler había optado por complicar aún más las cosas, primero a nivel de escalafón, ya que aunque Rundstedt estaba al cargo de los dos grupos de ejército occidentales, el B al mando de Rommel y el G bajo las órdenes de Blaskowitz, Rommel a su vez había sido designado por Hitler como "Inspector en jefe de las defensas Atlánticas", un cargo que sólo respondía ante el Führer y en consecuencia le hacía independiente de su superior jerárquico.
Sin embargo la organización Todt, encargada de la construcción de esas defensas, era a su vez independiente del ejército (y por supuesto de Rommel) respondiendo tan sólo ante Speer. Sólo la voluntad de cooperar de Rundstedt, Rommel y Speer impedía que el caos se volviera aún mayor. Y esa voluntad no existía en el caso de las SS; ya que al ser Francia un territorio ocupado los hombres de Himmler se arrogaban el derecho de tomar sus propias decisiones sobre el transporte, las deportaciones, la administración civil… al margen de lo que planteara el Heer y por supuesto la autoridad civil alemana.
A todo esto añadamos que por supuesto la Luftwaffe y la Kriegsmarine no atendían a las demandas del Heer referidas, por ejemplo, a las operaciones de minado o al despliegue de las valiosísimas baterías de cañones de 88.
La situación era tan absurda que si el cuartel general de Rundstedt quería conocer el estado de las informaciones obtenidas del reconocimiento aéreo del sur de Inglaterra debía cursar la petición al OKW, que a su vez la cursaba a la Luftwaffe, y el servicio de información del ejército (Abwehr, al mando del almirante Canaris) no podía informar directamente a los cuarteles generales de Francia o Italia de cualquier información que obtuviera sobre sus frentes, sino que debía cursarla al OKW donde a su vez sería examinada por los servicios de información de las SS, que finalmente (si así lo decidían) enviarían a través del OKW la información a los cuarteles, pero ya editada y censurada por ellos.
Por supuesto el intercambio de información entre los diferentes cuarteles generales estaba vetado. Si Rundstedt, por ejemplo, quería hacerse una idea de la situación del Grupo de Ejércitos Sur en el frente oriental su única opción era llamar a título personal a algún conocido suyo en ese sector y confiar en que su conversación no fuera interceptada. De ahí que los mandos de un frente se encontraran en la más absoluta ignorancia respecto a las condiciones de la lucha en los otros.
Si comparamos con las estructura de mando de los enemigos de Alemania podemos observar como en la URSS STAVKA podía hacer su trabajo desde 1942 sin demasiadas interferencias de Stalin, que decidía las líneas generales de las operaciones pero dejaba que los militares hicieran su trabajo e incluso le rebatieran abiertamente (como hizo Rokossovski en la planificación de Bagration), o cómo los aliados occidentales habían sido capaces de establecer estructuras sensatas de mando pese a tener que coordinar ejércitos de varias nacionalidades, con Eisenhower como único responsable de Overlord y Alexander al mando del frente mediterráneo. Podía haber discrepancias y roces (estando Montgomery o Patton por en medio eso era inevitable) pero las jerarquías estaban claras y los políticos (incluso Churchill) habían por fin aprendido que una vez decidida una operación sus interferencias sólo llevaban al desastre.
El absurdo de la estructura de mando alemana obedecía a una sola razón: Hitler, que inicialmente había actuado para descabezar al Heer con la creación del OKW y luego había sido incapaz de delegar responsabilidades, acumulándolas de forma obsesiva en sus manos a la vez que dividía y separaba la administración militar llevado por su paranoia que veía la independencia de criterio y la libertad operativa como semilleros de traición. En ese sentido podemos decir que en 1944 el Führer era el enemigo más eficaz del ejército alemán ya que hizo todo lo que estuvo en su mano para atarlo de pies y manos frente a sus adversarios.
Lo que no entiendo es que como es posible, que siendo tan tontos los nazis, y organizaran tan mal las cosas, los alegres y coloridos ejercitos aliados, con recursos humanos e industriales ilimitados y el no tan alegre pero si todopoderoso ejercito rojo, tardaran 6 años en derrotar a un pais pequeño, que carecia de materias primas, y de colonias en ultramar.
- urquhart
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Hola a todos,
Alemania no era ningún pigmeo, ni industrial, y sobre todo demográfico. En 1944, a pesar de las serias derrotas, los alemanes todavía movilizaban a sus jovenes, mientras que los británicos disolvían unidades para completar las más veteranas. El Ejército Estadounidense decidió dotarse de 90 Divisiones, los canadienses solo enviaban tropas a ultramar que hubieran sido alistadas como voluntarias, al igual que Australia.
Alemania, inició una serie de conquiatas previas a la SGM que le proporcionaron cerca de 11 millones de habitantes, austriacos y sudetes, tan movilizables como los berlineses o muniqueses. El primer acto fue contra Polonia, y la ausencia de preparación de las Potencias Occidentales daría al Reich 9 meses de tiempo para iniciar su campaña occidental. Por cuestiones de apariencia, los belgas no quisieron entablar conversaciones formales con los Aliados hasta el momento del ataque alemán, y todos sabemos lo que ocurrió. La anexión de Luxemburgo, Lorena y Alsacia proporcionaría al Reich nuevas zonas de recluta, como anteriormente DAnzig, Memel y Posnania, incorporadas a la Gran Alemania. Esas mismas ocupaciones proporcionarían al reich entre otras la industria pesada checa, Skoda, las minas de hierro de Lorena, o postriormente las minas yugoeslavas de materias estratégicas.
En 1941, resultado de las purgas stalinistas y de la necedad operacional de Stalin, las fuerzas soviéticas fueron barridas.... a partir de Tifon, las tornas cambian.
pero no podemos olvidar que a los Aliados Occidentales les aparece un nuevo frente, el PAcífico, obligando a destinar recursos ingentes a este Teatro de Operaciones.
Está demostrado que las injerencias de Stalin favorecieron a la WH, como posteriormente las injerencias de Hitler desfavorecieron a la WH... la situación p.e. de las fuerzas acorazadas en las visperas del D-Day; la no implicación absoluta en Libia; negar a Paulus la posibilidad de intentar romper el cerco; negarse a retiradas estratégicas, mantener Curladia...
Saludos.
Alemania no era ningún pigmeo, ni industrial, y sobre todo demográfico. En 1944, a pesar de las serias derrotas, los alemanes todavía movilizaban a sus jovenes, mientras que los británicos disolvían unidades para completar las más veteranas. El Ejército Estadounidense decidió dotarse de 90 Divisiones, los canadienses solo enviaban tropas a ultramar que hubieran sido alistadas como voluntarias, al igual que Australia.
Alemania, inició una serie de conquiatas previas a la SGM que le proporcionaron cerca de 11 millones de habitantes, austriacos y sudetes, tan movilizables como los berlineses o muniqueses. El primer acto fue contra Polonia, y la ausencia de preparación de las Potencias Occidentales daría al Reich 9 meses de tiempo para iniciar su campaña occidental. Por cuestiones de apariencia, los belgas no quisieron entablar conversaciones formales con los Aliados hasta el momento del ataque alemán, y todos sabemos lo que ocurrió. La anexión de Luxemburgo, Lorena y Alsacia proporcionaría al Reich nuevas zonas de recluta, como anteriormente DAnzig, Memel y Posnania, incorporadas a la Gran Alemania. Esas mismas ocupaciones proporcionarían al reich entre otras la industria pesada checa, Skoda, las minas de hierro de Lorena, o postriormente las minas yugoeslavas de materias estratégicas.
En 1941, resultado de las purgas stalinistas y de la necedad operacional de Stalin, las fuerzas soviéticas fueron barridas.... a partir de Tifon, las tornas cambian.
pero no podemos olvidar que a los Aliados Occidentales les aparece un nuevo frente, el PAcífico, obligando a destinar recursos ingentes a este Teatro de Operaciones.
Está demostrado que las injerencias de Stalin favorecieron a la WH, como posteriormente las injerencias de Hitler desfavorecieron a la WH... la situación p.e. de las fuerzas acorazadas en las visperas del D-Day; la no implicación absoluta en Libia; negar a Paulus la posibilidad de intentar romper el cerco; negarse a retiradas estratégicas, mantener Curladia...
Saludos.
Tempus Fugit
- Mantesin
- Soldado
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- Registrado: 17 Oct 2011, 21:28
Estimado Japa, quiero pensar que ese no es el fin.
Espero por favor que desarrolles la ofensiva sobre Berlín. Que analices la salvaje lucha en Koenisberg y Breslau. Te suplico que analices la batalla de Berlín o de las altura de Selowe. Te imploro que analices el escape del 9º ejército alemán.
No nos dejes con ganas PLEASE
Espero por favor que desarrolles la ofensiva sobre Berlín. Que analices la salvaje lucha en Koenisberg y Breslau. Te suplico que analices la batalla de Berlín o de las altura de Selowe. Te imploro que analices el escape del 9º ejército alemán.
No nos dejes con ganas PLEASE
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- Sargento Segundo
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- Registrado: 23 Jul 2003, 18:59
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