Duelo en Numistro
Hay muchos momentos destacados durante la Segunda Guerra Púnica, que a lo largo del tiempo han sido destacados por los diversos historiadores y autores, como de importancia capital en el devenir y resultado de la misma. Casi como leyenda épica se ha hecho especial hincapié en el paso de los Alpes, las primeras batallas campales en suelo itálico en Trebia y Tresimeno, y como no, Cannas. De esta última son ríos de tinta los que se han escrito, sobre el impacto que supuso y la oportunidad que pudo perder Aníbal de dirigirse contra la ciudad de Roma. Igualmente Metauro ha sido otra batalla igualmente destacada que supuso el repliegue definitivo de Aníbal al Brucio. También el episodio de Capua y la posterior marcha a Roma acampando frente a las murallas son acontecimientos que han suscitado el interés a lo largo de los tiempos de los aficcionados a la Historia y a la Segunda Guerra Púnica.
Sin embargo, la batalla de Numistro en el año 210 a.C. ha pasado casi desapercibida en el devenir de la guerra y apenas ha despertado especial seguimiento. En estas líneas voy a comentar las razones por las que creo que fue la gran oportunidad perdida de Aníbal de avivar el fuego de la rebelión en el sur de Italia debido a las especiales circunstancias que se dieron en ella.
La situación previa
Es necesario en primer lugar describir la situación de la guerra en ese momento y volver a acudir al insustituible Tito Livio para conocer la disposición de los ejércitos romanos en dicha campaña.
El año anterior se ha producido la caída de Capua, y la consiguiente recuperación de la totalidad de Campania para las armas romanas. Aníbal ha fracasado en su treta sobre Roma, pero aún retiene localidades del norte de Apulia, como Salapia y Herdonea, posesiones en el Samnio, en Lucania, Salentino y su feudo del Brucio.
En ese momento el bando romano afronta una acuciante falta de mano de obra que trabaje el campo y pueda ponerlo en producción de manera que se pueda abastecer a la población y evitar la hambruna. Igualmente sus ejércitos están exhaustos pues las grandes derrotas del principio de la guerra y la continua apertura de nuevos frentes de rebelión o lucha en Italia, Sicilia e Hispania, ha obligado a sucesivos reclutamientos que han dejado el censo en mantillas, no quedando hombres libres que puedan dedicarse a la agricultura y a duras penas completar los ejércitos y flotas (Livio XXVI,35,1). Asimismo, la inseguridad en las zonas rurales ha impedido la puesta en labor de numerosas tierras. A estos problemas debe sumarse la debacle de los hermanos Escipión en Hispania a comienzos de 211 a.C, que ha dejado literalmente desmantelado el ejército romano allí existente. Estos motivos y el hartazgo tras sucesivas campañas ha llevado a que en el mismo 211, tras la toma de Capua se licencie a medio ejército del procónsul Quinto Fulvio Flaco (Livio XXVI,28,10-11), y a la salida de medio ejército del pretor Claudio Nerón de Campania con destino a Hispania (Livio XXVI,17,1) bajo su propio mando. Aunque Livio no lo cita expresamente, el hecho de que dejen de aparecer como ejércitos romanos en la nómina anual y no se les dé por licenciados, induce a pensar que el medio ejército que trae a la península ibérica a comienzos de 210 a.C. Escipión Africano (Livio XXVI,19,7), hijo y sobrino de los generales finados en Hispania, sea el medio ejército restante del pretor Cayo Claudio Nerón en Campania. Por último, el ejército del procónsul Apio Claudio Pulcro que conquista Capua antes de mediados de año junto al de Quinto Fulvio Flaco, y tiene dos años de campaña menos que él, es muy posiblemente el que pasa a manos del cónsul Cneo Fulvio Centúmalo y se desplaza a operar en Apulia durante el mismo 211 a.C.
El otro cónsul en 211, Publio Sulpicio Galba, había constituido otro ejército consular, que es el que enfrenta a Aníbal en las puertas de Roma e inicia su persecución. Este ejército acaba el año 211 operando en el norte de Apulia según reseña Tito Livio.
Al inicio de 210 a.C., aparte de la cuestión relativa a qué provincia debía ir cada uno de los nuevos cónsules (Marcelo y Levino: Livio XXVI,22,13), se produce una redistribución de los ejércitos romanos disponibles. Para proseguir la guerra en la Galia, se decide que se desplace allí el ejército del cónsul en 211, Publio Sulpicio Galba, quien deja su mando a Cayo Letorio y es destinado a la guerra en Grecia, pero viendo como la legión allí destinada ha sido licenciada, quedando sólo al mando de una flota (Livio XXVI,28,13). El ejército de 211 en la Galia es destinado a Sicilia. De los dos ejércitos de Sicilia, el de desterrados permanece, pero el que tuviera Marcelo hasta la primera mitad de 211 (Livio XXVI,21,1) que a partir de ese momento pasó a manos del pretor de extranjeros Marco Cornelio Cetego (Livio XXVI,21,18), es igualmente licenciado, siendo sustituido por el venido de la Galia, quedando bajo control ahora del nuevo cónsul Levino. Por su parte Marcelo pasa a Italia y recibe como tropas, el ejército que el pretor Marco Junio Silano tenía en Etruria en 211. Con él pasa a operar en el Samnio. Por su parte Cneo Fulvio Centúmalo prosigue como procónsul con su ejército en el norte de Apulia (Livio XXVI,28,12). En Campania queda con el equivalente a medio ejército (una legión más un alae sociorum), el procónsul Quinto Fulvio Flaco. Las que habían sido legiones urbanas el año anterior en Roma pasan a Etruria a cubrir el hueco dejado por la marcha con Marcelo del ejército del año anterior (Livio XXVI,28,7). Se reclutan dos nuevas legiones urbanas. En resumen, se reduce el total de legiones en un número de cuatro de veteranas tropas que en 211 tenían Marcelo en Sicilia (dos: Livio XXVI,28,14), una de las de Fulvio Flaco en Capua y la de Levino en Grecia. El despliegue al sur de Roma es menor que el año anterior, existiendo para esta campaña de 210, dos ejércitos completos (Marcelo entre el Samnio y el norte de Apulia, y Centúmalo también en el norte de Apulia) y otro medio en Campania (Quinto Fulvio Flaco).
Aníbal entre tanto se encuentra en Apulia, aunque desconocemos el sitio exacto.
Las operaciones militares ese año comienzan exitosamente para los romanos. Gracias a una traición urdida entre un lugareño y Marcelo (Livio XXVI,38,6), Salapia pasa a sus manos, perdiendo Aníbal una importante guarnición de caballería (Livio XXVI,38,14). Esto le obliga a ir al Brucio, muy posiblemente a reponer efectivos (Livio XXVII,1,8). Entretanto, Marcelo progresa en el Samnio tomando al asalto las localidades de Meles y Maronea (Livio XXVII,1,2). En este punto, Aníbal realiza una incursión sorpresa muy rápida hacia Apulia, aproximándose al ejército de Centúmalo (Livio XXVII,1,9), que en ese momento está situado en las cercanías de Herdonea. Mientras las infanterias chocan entre sí, el púnico le ataca por la espalda con su caballería, al mismo tiempo que a su campamento, destruyéndolo por completo. El procónsul muere y sólo logran escapar 3.336 hombres que serían desterrados a Sicilia (Livio XXVII,8,16), aunque esa cifra no concuerda con los muertos mencionados por Livio de entre 13 y 7.000 (Livio XXVII,1,17) y las cifras que se suponen a un ejército de un procónsul que el año anterior ha sido cónsul, y que difícilmente bajará de 20.000 hombres. En este punto el relato de Apiano difiere (Guerra de Aníbal, 8,48) en como se producen los hechos y el número de bajas que eleva a 8.000 soldados.
En este instante, Roma sólo posee en el sur de Italia las guarniciones de las ciudades que le son fieles y el ejército de Marcelo, aparte del medio ejército de Campania. Este último (Livio XXVI,28,10-11), dado lo limitado en hombres (12.600) y sobre todo, la necesidad de custodiar la hasta hace medio año rebelde Campania, se encuentra aferrado al territorio que defiende. La situación en ese momento, supone que de enfrentarse Aníbal con Marcelo y lograr destruirlo, puede quedarse como el único ejército operativo de todo los territorios al sur de Roma, con lo que eso hubiera supuesto de encender de nuevo la rebelión en la zona de la península que ya de por sí le era proclive. Incluso la posibilidad de recuperar Campania.
Sin embargo Livio describe a un Aníbal huidizo tras su éxito en Herdonea. Es preciso aludir a que su llegada relámpago desde el Brucio a Apulia para enfrentar a Centúmalo, se hace con infantería ligera (Livio XXVII,1,10). De acuerdo a Livio el ejército de Centúmalo tenía menos efectivos que el de Aníbal (Livio XXVII,1,11) y quizás, conocedor de esta circunstancia, se atrevió a enfrentarlo con efectivos ligeros. Aunque no veo al romano sacando sus tropas si pensaba que éra inferior numércamente. Además del desgaste del primer combate y la evacuación que ordena de la población civil de Herdonea, Aníbal aparenta tomar una ruta directa hacia Lucania, que quizás muestra su disposición a abandonar la zona.
Informado del desastre, y posiblemente reforzado con los supervivientes del ejército de Centúmalo (Livio XXVII,1,20), Marcelo decide salir en persecución del púnico con el único fin de darle caza y enfrentarlo en batalla campal (Livio XXVII,2,1). Desde el Samnio se dirige igualmente a Lucania, dando alcance en Numistro al ejército de Aníbal. Esta localidad se encuentra lindando con los Hirpinos, Lucania y Apulia. Marcelo, tras instalar su campamento (Livio XXVII,2,3) saca el primero a su ejército al campo de batalla y ofrece combate que el general cartaginés no rechaza (Livio XXVII,2,4). Dos viejos conocidos de sus enfrentamientos en Nola en 216, 215 y 214, volvían a verse las caras.
Antes de entrar en el desarrollo de la batalla, es preciso hacer unas precisiones sobre el ejército de Marcelo. Constaba de dos legiones romanas que fueron reclutadas en el año 213 a.C. para servir como legiones urbanas en la ciudad de Roma bajo mando del pretor urbano Marco Atilio. Al año siguiente (212), son destinadas a Etruria bajo mando del pretor Marco Junio Silano. En ese momento es de suponer que se les adosan las pertinentes alae sociorum, que por tratarse de un ejército de un pretor, ser un año de gran dificultad de reclutamiento y estar en una zona que en ese momento no soporta combates, probablemente no excedían en número al de soldados romanos. En el año 211 permanecen en la Toscana con el mismo jefe. Cabe decir que Marco Junio Silano era el mando que estaba en Neapolis cuando Aníbal se aproxima por 3 veces a esta ciudad en 216 a.C, después de la batalla de Cannas, evitando que la plaza se rebele o Aníbal haga tentativa sobre ella, pese a producirse escaramuzas de caballería. Será quien acompañe a Escipión Africano en su viaje a Hispania. En los tres años previos a su marcha hacia Apulia, estas tropas ahora comandadas por Marcelo, no han participado en ningún combate, y aunque con veteranía de 3 años, su experiencia combativa es nula.
La batalla
Para conocer algunos detalles de la batalla es preciso acudir al relato de Livio y al breve comentario de Frontino. El campamento romano está en el llano y el cartaginés en una elevación. El ala derecha cartaginesa se apoyaba en una colina, mientras el ala izquierda romana que la iba a enfrentar se situaba junto al pueblo de Numistro. Se trataba de la I Legión. En el lado derecho romano formaba la correspondiente alae sociorum. La primera linea cartaginesa se componía de soldados hispanos, honderos baleares y los elefantes que son sacados al principio de la batalla.
Marcelo ponía en vanguardia a la mitad de sus efectivos, lo que induce a pensar en una cierta estrechez del campo de batalla, aparte de una prudente actitud que le permita en un momento dado reforzar los puntos que estuviesen pasando apuros o maniobrar ante un ataque enemigo. Igualmente Aníbal mantenía fuerzas en la reserva, que Livio menciona que son más tarde empleadas como relevo en el transcurso de la batalla.
En el gráfico he supuesto que los velites salen a interceptar a los honderos baleares. Es muy probable que dichos velites permanecieran como primer escalón de defensa contra la carga de los elefantes cuyo objetivo primario era llegar hasta los hastatii, de modo que se allanase el camino a la primera línea de infantería pesada hispana que iba a chocar inmediatamente contra ellos.
El núcleo de la batalla se desarrolla cuando se produce ese encuentro entre infanterías pesadas. Los hastatii y los infantes hispanos de Aníbal se enzarzan en un combate cuerpo a cuerpo.
La lucha se prolonga durante horas. Cuando la primera linea romana se encuentra agotada es relevada, entrando en lugar de la I Legión, la III, y como recambio del alae sociorum derecha, la izquierda.
En el bando púnico también entran tropas frescas. Esto provoca que se reavive el combate. Livio cuenta que ningún bando obtiene ventaja y el combate se extiende hasta la noche que de este modo se convierte en árbitro e interrumpe la lucha (Livio XXVII,2,7), volviendo los contendientes a sus campamentos.
A la mañana siguiente, Marcelo vuelve a sacar sus tropas a la salida del sol, manteniéndolas en el campo hasta avanzado el día. Aníbal declina el enfrentamiento. Los romanos recogen los despojos del campo de batalla e incineran a sus muertos. La noche siguiente Aníbal abandona el campamento en silencio y se dirige hacia Apulia. Marcelo deja a sus heridos en Numistro junto a una guarnición bajo mando de Lucio Furio Purpúreo, e inicia la persecución del ejército cartaginés, dándole alcance en Venusia. Se libran escaramuzas entre ambos contendientes, pero no vuelve a haber batalla campal. Continuan moviéndose a través de Apulia sin volver a luchar. Los púnicos se movían de noche tratando de lograr ventaja y sorprender así a sus rivales, mientras los romanos lo hacían de día y con exploración previa.
Aquí es importante señalar que mientras el relato de Livio habla de un enfrentamiento que acaba en tablas, Frontino, describe el escenario del combate como flanquedado por precipicios (Estratagemas II,2,6), factor aprovechado por Aníbal "como defensa" obteniendo así la "victoria".
Frontino, en Estratagemas II,3,9, comenta que Marcelo derrotó en frecuentes ocasiones a Aníbal, y que eso indujo a este último a situar sus campamentos en posiciones defendidas naturalmente, y condicionaba la disposición táctica de sus tropas en la batalla para permitir un repliegue con pocas pérdidas en caso de que el combate fuese mal. Pero al mismo tiempo, que le diera opción de perseguir a las tropas enemigas si estas estuvieran en retirada. Parece deducirse de esto una tendencia a combatir próximo al campamento propio en el general púnico, que explicaría las relativamente pocas bajas que le causaban los enfrentamientos desfavorables.
Plutarco se hace eco en su Vida de Marcelo, 24, de la batalla de Numistro, pero cita como fuente a Livio (al menos en lo relativo a la carta que envía al Senado avisando del desastre de Herdonea y de su marcha en búsqueda del general cartaginés) y su relato es casi idéntico.
De los diversos autores parece deducirse que el campo de batalla era estrecho. Esto explica que sólo una legión y un alae sociorum formen la linea romana. Al menos en uno de los laterales de la planicie donde se produce el combate, parecía existir algún tipo de elevación o precipicio. El campo de batalla está en llano y aparenta que es Aníbal quien baja desde su campamento hasta las estribaciones de dicho llano en respuesta a la salida de tropas de Marcelo.
Por estar cerca una población, cabe suponer que existiese un río en la zona. Aunque no se menciona, en la recreación que he realizado es el elemento que limita el otro flanco del campo de batalla y hace que este sea relativamente estrecho.
Estas características del escenario conducen a que las respectivas caballerías tuvieran muy poco margen de acción. De hecho no se las menciona. Por otra parte, la cartaginesa viene de combatir en Herdonea con un papel muy relevante en el ataque al campamento y a la retaguardia romana, por lo que cabe pensar que el número de jinetes y caballos heridos fuese significativo y dado el lapso de tiempo relativamente breve desde que ocurrió, es muy posible que Aníbal no tuviese especial interés en desgastarla mucho. Las he colocado en retaguardia y con una participación irrelevante.
Visto de esta manera, Numistro debió ser un combate eminentemente de infantería. Dada la condición de militar de Frontino, y aunque en su libro también hay algunos errores o inexactitudes, doy por bueno que en el combate pudieron llevar la mejor parte los cartagineses, y como tal considerarles como vencedores, aunque Livio y Plutarco (que le sigue), describan un encuentro sin ventaja. El detalle del relevo romano pudiera indicar un retroceso debido al empuje de la infantería púnica y la necesidad de pararlo, o bien un relevo debido al desgaste de ser rechazos por sucesivos asaltos sobre tropas situadas en terreno dificultoso. El encuentro se rompería con el repliegue romano a su campamento cuando la luz declinó. Las palabras de Frontino aludiendo al aprovechamiento del terreno como defensa por parte de Aníbal y ser la clave de su victoria, hace pensar que el combate fue un intento de Marcelo de llegar al campamento púnico situado en la elevación, siendo rechazado.
¿Pudo ser una victoria significativa cartaginesa? Aparentemente no. El ejército de Marcelo tiene heridos que se quedan en la ciudad de Numistro, pero el resto prosigue su acoso a Aníbal. Al día siguiente además volvería a salir al campo de batalla. Por analogía con la batalla del segundo día en Canusio el año siguiente, este detalle de salir de nuevo al campo de batalla en la mañana posterior, pudiera indicar que Marcelo trataba de resarcirse de un encuentro no favorable el día previo, aunque esto no es norma que se pueda seguir pues hay ejemplos de diversa índole. De cualquier manera, el resto de la campaña se la pasa Marcelo detrás de Aníbal, enfrentándole en escaramuzas, logrando que el púnico no emprenda ninguna operación ofensiva. Y el interés que debía tener Aníbal por tener ese combate decisivo que le dejara el sur de Italia a sus anchas no era menor después del combate de Numistro.
Por otro lado, si el combate hubiera sido muy favorable al púnico, ¿no habría sido él quien más afán mostrara en volver a plantear batalla y eliminar de ese modo al general enemigo que se le oponía y que operaba el único ejército que quedaba con capacidad de impedirle avivar de nuevo el fuego de la rebelión en la mitad sur de Italia?
En muchos aspectos la descripción de la batalla de Numistro recuerda a Canusio. Las legiones que inician el combate son relevadas a mitad. No hay mención expresa a la caballería cartaginesa. Hay una previsible carga de elefantes, aunque aquí aparenta ser al principio de la batalla (como en Zama). Parece que los romanos pudieran tener un número significativo de heridos.
Conclusiones
Aníbal comienza negativamente el año con la pérdida de Salapia. En Herdonea consigue un gran éxito al destruir el ejército de un procónsul. Este éxito le deja prácticamente con un único oponente al sur de la ciudad de Roma, pues el medio ejército romano de Campania constituye más una fuerza de ocupación, que un contingente desplegable en campaña.
La posibilidad de aniquilar en una batalla, al que ha sido su rival más rocoso desde Cannas, el más afamado general romano del momento, y al tiempo quedarse como único ejército operativo al sur de Roma (a excepción del mencionado contingente romano en Campania), sin duda debió constituir una grandísima oportunidad que se le presentó al general cartaginés, en un momento en que retrocedía posiciones en Apulia, y apenas hacía un año que había perdido Campania.
El detalle de evacuar Herdonea pese a su victoria y permanecer con su ejército en Apulia, hace dudar de la fé que en ese momento pudieran profesar por él, los que hasta ese momento habían sido sus aliados. Por otra parte el hecho de que sea Marcelo el que le ofrece batalla quizás signifique que el púnico lleva a su ejército desgastado del enfrentamiento reciente en Herdonea y prefiere no tomar la iniciativa. Pero el aceptarla, unido a la mención de Frontino de que aprovechó el terreno para lograr la victoria, tal vez indican que tenía preparado algún tipo de truco o ardid. Livio relata que el resto de campaña prosigue con un Marcelo prudente para evitar trampas.
El resultado del combate es dudoso, aunque cabe imaginar que se trató de una batalla de desgaste, por la larga duración y ser la luz el árbitro que decide el encuentro. Una victoria de Aníbal, encajaría con el hecho de que los romanos debieran hacer un relevo en un momento dado y que se haga mención a tener bajas que quedan en Numistro junto a una guarnición. Por otra parte, la alusión de Frontino a que el general púnico se aprovechó del terreno como defensa para obtener la victoria, apunta a un campo de batalla estrecho, que en principio debiera haber favorecido a los romanos por anular una de las armas preferidas de Aníbal como era su caballería. Quizás el no poder extender los romanos toda su línea, siendo esta previsiblemente superior en número a la de su oponente con lo que esto suponía de ventaja para flanquear, condujo a enfrentar dos infanterías, en las que una experimentaba su primer combate y la otra acumulaba no menos de diez batallas campales contra ejércitos romanos. Esto habría llevado a que finalmente la muy veterana infantería púnica empujase o rechazase a la romana y le causase más bajas, o bien que los romanos se estrellasen sin progresar una y otra vez contra un enemigo situado en posición ventajosa (como le ocurriera a Nerón en Metauro mientras permaneció atacando a los galos que defendían una colina).
Un saludo
PD: Valerio, encontré la mención al asalto de Aníbal al campamento de Marco Junio Pera en Frontino, Estratagemas II,5,25. También aparece en Polieno 6:38, 6. Parece que habría sido durante una noche tormentosa en que Aníbal lanza cuatro oleadas con 600 jinetes sobre el campamento romano que persiguen agotar a las tropas en él guarecidas, obligándolas a una vigilia total. Agotados los romanos por el desvelo del acoso nocturno, se ven sorprendidos a la mañana siguiente por el asalto del descansado grueso del ejército púnico que logra la toma del mismo. Cabe suponer una huida más o menos ordenada de los defensores, pues este ejército no es mencionado como destruido, y además es heredado el año 215 por el cónsul sufecto Fabio Máximo. Quizás en eso consistió el éxito de la campaña que proclama Pera en el Senado y al que alude Livio. El maestro de caballería de Pera, Graco, es nombrado cónsul pero el propio Pera no vuelve a aparecer nombrado con ningún cargo militar en el resto de la guerra. El episodio puede ocurrir antes de las elecciones consulares (final de 216) o una vez celebradas estas y reintegrado Pera a su ejército hasta que el nuevo cónsul tome el mando del ejército (primer trimestre de 215). El hecho de que Pera exhortara a Graco a que en su ausencia no se arriegase a combatir con Aníbal, y la presencia de este ejército cerca de Casilino tratando de auxiliarla, pudiera indicar que el episodio fue antes de dichas elecciones consulares, estando por ello especialmente sensibilizados. Otro hecho que pudiera indicar que fue antes de esto es que las tropas más bisoñas de este ejército son mandadas a Sicilia junto a los desterrados de Cannas. Tal vez era una manera de castigarlos por su comportamiento en esta acción.
PD2: En relación al episodio de la aproximación de Aníbal a Roma en 211 y cual fue el ejército que se le opuso bajo los muros de la ciudad, Frontino en Estratagemas III,18,3 habla de un decreto del Senado ordenando a los ejércitos que sitiaban Capua para no moverse del cerco de la capital campana antes de que esta fuese capturada. Esto, aparte de la lógica de la acción, que hacía complicado que el púnico llegara y ya hubiese un ejército romano esperándole venido además del mismo sitio que él, Capua (como narra Livio), confirma la impresión de que la versión más ajustada de los hechos en este caso corresponde a Polibio con la presencia en la ciudad eterna de ese ejército consular de Galba finalizando su alistamiento.