22 de junio de 1813
LA BATALLA DE TUDELA
Noroeste de Tudela
Las fuerzas españolas del 4º ejército, al mando del General Castaños habían esquivado hábilmente a los franceses en las vascongadas, maniobrando entre 3 de sus ejércitos y derrotando a una importante guarnición entretanto. Sin embargo para el general Castaños era evidente que los franceses pronto acudirían en su persecución, por lo que envió mensajeros a los generales aliados Hill, Beresford y Graham, situados a pocas jornadas de su posición. No por ello permanecieron sus tropas ociosas, y pronto empezaron a trabajar preparando el terreno para la batalla que se avecinaba, desde los batallones de la guardia española y Valona, a los regimientos Irlanda o Patria, cada unidad del ejército se esmero en preparar defensas y despejar campos de tiro para la batalla que se avecinaba.
Al sur de Logroño, en la conocida como sierra de Cebollera del sistema Ibérico, los generales Hill y Beresford llevaban esperando más de una semana la ocasión propicia para participar en los combates, por lo que reaccionaron con ímpetu al requerimiento, marchando de inmediato hacia Tudela a través de Logroño. Por su parte el general Graham, cuyas fuerzas se encontraban en Calatayud tras una dura marcha a través de las montañas, se aproximó a castaños desde el este tras arrasar a una pequeña guarnición francesa por el camino.
La mañana del 26 de junio, las fuerzas españolas de Castaños divisaron las largas columnas francesas que se aproximaban a su posición que, afortunadamente, había sido reforzada por las fuerzas de Graham horas antes. Pese a todo, los franceses habían reunido un poderoso ejército al mando de los mariscales D´Erlon y Reille, y avanzaban con paso decidido buscando un encuentro con los españoles que les resarciese de las recientes derrotas de los ejércitos imperiales.
La batalla sin embargo se decidió por la oportuna aparición de Hill y Beresford por el flanco de las fuerzas francesas que, sorprendidas a mitad de marcha, fueron duramente atacadas por la artillería combinada de los 4 ejércitos aliados. Las columnas de marcha fueron sometidas a un duro castigo, mientras los desgraciados soldados franceses se veían casi imposibilitados de combatir por la inadecuada formación que presentaban. Las bajas se sucedían en un largo frente de varios kilómetros, mientras los batallones franceses empezaban a mostrar signos de descomposición.
En un intento de ganar tiempo para reagrupar su ejército, la caballería francesa cargo sobre la artillería aliada, pero sometida al fuego de los cañones, sería finalmente rechazada por la infantería, para a continuación sucumbir al contrataque de la caballería aliada. Este fue el momento escogido por los generales aliados para ordenar el ataque total, lanzando a la infantería en una furiosa carga que acabo por descomponer los batallones franceses, muchos de los cuales se rindieron poco después.
La batalla duro menos de 2 horas, a lo largo de las cuales las fuerzas francesas, sorprendidas durante la marcha, fueron incapaces de organizarse y hacer frente al ataque al que fueron sometidas desde dos frentes. Este hecho explica la gran disparidad de bajas de la batalla, casi irrelevantes para los aliados, pero catastróficas para los imperiales que perdieron 2 ejércitos completos, incluyendo numerosa artillería y estandartes. Tan solo algunos batallones aislados lograrían retirarse esa tarde.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.