Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
-
- Sargento
- Mensajes: 208
- Registrado: 11 May 2008, 04:31
Re: Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
Supongo que le harían grabar una declaración sobre la responsabilidad rusa y de saudíes traidores para crear unidad ante la posible invasión y luego sería ejecutado.
Gran Relato
Gran Relato
Salu2
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
Si, desde luego lo "exprimirían" tanto los ingleses y americanos como los saudíes y le harían confesar. No se resisitiría y confesaría su relación con los rusos, pero él de la complicidad con los saudíes traidores, aunque la llega a intuir, no tiene la certeza ni conoce nada, otra cosa es que se la sacaran y acabara diciendo lo que quisieran sus captores. La grabación podría ser pasada por televisión en los días posteriores para como bien dices unir a su pueblo ante los rusos que han querido derrocar a su amado rey y justificar las purgas que tendrían lugar en diversos secotres de la sociedad saudí.
La idea que fuera ejecutado, es la más "razonable" y mi primera idea, pero de momento tengo dos votos a favor que se salve y uno en contra...y ya sabe que al público hay que darle lo que pide...
Me alegro que le guste.
Un saludo.
La idea que fuera ejecutado, es la más "razonable" y mi primera idea, pero de momento tengo dos votos a favor que se salve y uno en contra...y ya sabe que al público hay que darle lo que pide...
Me alegro que le guste.
Un saludo.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
-
- Sargento
- Mensajes: 208
- Registrado: 11 May 2008, 04:31
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
Por eso puse declaración
Ok, no había pillado el matiz.
Te mando un privado
Tienes un mensaje nuevo.
Saludos.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
-
- Sargento Segundo
- Mensajes: 365
- Registrado: 01 Oct 2009, 21:38
- Ubicación: mexico
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
solo como dato, como se veria el ejercito sovietico http://www.youtube.com/watch?feature=pl ... fWtre22KVk
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
La visión es impresionante, pero los datos del principio bastante errados: "1.500 infantry / 600 tanks"...
Supongo que se referirá a 600 vehiculos blindados entre tanques y VCI,s y los 1.500 soldados como no sea de un solo regimiento
Para seguir ilustrando, el Ejército Rojo de maniobras:
http://www.youtube.com/watch?v=37EKV0jZ ... re=related
Con musica patriotica y todo...
Saludos.
Supongo que se referirá a 600 vehiculos blindados entre tanques y VCI,s y los 1.500 soldados como no sea de un solo regimiento
Para seguir ilustrando, el Ejército Rojo de maniobras:
http://www.youtube.com/watch?v=37EKV0jZ ... re=related
Con musica patriotica y todo...
Saludos.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
5 de agosto
Los pilotos supervivientes de la campaña iraní del 115º Regimiento de Cazas de la Guardia, lejos de recibir un merecido descanso, habían sido trasladados dos días atrás junto a sus aviones y personal de tierra a la base aérea de Qalat Sikar, una de las super-bases construidas por británicos y yugoslavos entre los 70 y finales de los 80 en Iraq. En concreto, aquella base estaba recién terminada, constaba de una pista de 3.000 metros de longitud, una de carreteo de una distancia similar y que estaba siendo usada regularmente como pista alternativa, además de las diferentes estructuras de superficie como una torre de control y un hangar de mantenimiento y hangares blindados HAS de superficie y semi-enterrados, pero lo más impresionante era la parte subterránea, con capacidad para 12 aviones y capacidad para resistir cualquier armamento convencional conocido, y que había dejado impresionado incluso a algunos instructores de la propia VVS cuando la visitaron.
La base había sido atacada varias veces por los aparatos y misiles de crucero enemigos, que habían causado destrozos y destruido infraestructuras y aviones. Gracias al denodado esfuerzo del personal de reparación de daños y a la instalación de fuertes sistemas de defensa aérea, los ataques se habían reducido y los daños paliados, lo suficiente como para permitir a los 23 aviones del 115º operar desde allí, la mitad bajo tierra y los demás dispersos y camuflados o en los HAS supervivientes.
Situada a poco menos de 300 millas náuticas de la linea del frente saudí, estaba relativamente lejos del alcance de los Fulcrum como para que pudiesen operar durante mucho tiempo en la zona cuando realizaban misiones de escolta para los aviones de ataque o de superioridad aérea en el frente de batalla, por lo que los Mig-29 tenían como configuración habitual la de llevar un depósito de combustible, lo que les proporcionaba otras 300 millas de alcance. Su carga de armamento la componían 2 R-27 (AA-10) y 4 R-73 (AA-11) o R-60 (AA-8) a medida que los Archers se iban consumiendo de los stocks previstos para la operación. Para operaciones de interceptación sobre el espacio aéreo iraquí, se eliminaba la instalación del tanque de combustible.
El capitán Nizayi había tomado el mando de uno de los dos escuadrones que restaban al regimiento, y con sus cuatro victorias aéreas, incluido uno de los preciados F-14 norteamericanos, era el piloto del regimiento con más derribos. La lucha sobre los cielos del sur de Iraq y Kuwait era dura pero intermitente, como si ninguno de los dos bando quisiera arriesgarse con todo su arsenal a la espera de la esperada ofensiva terrestre soviética. Los norteamericanos y sus aliados trataban de dañar las bases aéreas, radares y centros de mando, así como derribar el máximo número de aviones posible, para obtener la superioridad aérea cuando los tanques rusos corrieran hacia el interior de Arabia Saudí, mientras que los rusos, trataban de actuar con sus aviones tácticos con salidas puntuales, pero conservándolos para apoyar a las tropas terrestres en un futuro cercano, mientras sus cazas y las baterías antiaéreas, se enfrentaban a los atacantes. Tan solo los Su-24, apoyados por el lanzamiento de misiles superficie-superficie y y aire-superficie desde algunos Tu-16, eran los responsables de llevar a cabo ataques en profundidad sobre las bases y centros de mando enemigos.
En general, buena parte de las fuerzas de la VVS que habían luchado en Irán, se habían unido a sus compañeros que operaban ya desde Iraq, y que sumaban en total unos 400 aparatos, y el resto, que todavía operaban desde Irán, sumaban otro centenar largo más de aviones de combate. pero donde los Mig-29, Su-27 y Su-24 cada vez representaban un porcentaje menor. Los pocos aviones iraquies que todavía mantenían un cierto grado de operatividad, entre ellos algunos Mig-25 que habían puesto las cosas difíciles a los cazas aliados, apoyarían a los soviéticos como mejor pudieran, pero sobre todo debían defender su propio espacio aéreo, principalmente en el centro y norte del país.
6 de agosto
Robert Malloy, recién ascendido a capitán, aunque todavía no cobrara como tal, era el nuevo comandante del VMFA-314, que con sus 8 F-18A operativos, había sido trasladado a la base aérea de Al Kharj, a unos 100 km al sureste de Riad, aunque la denominación “base aérea” era excesivamente optimista. El complejo había sido básicamente una pista de no mucha longitud, con una zona de estacionamiento para aviones en medio del desierto, hasta la llegada hacía un par de semanas de un escuadrón RED HORSE de la USAF para trabajar en el lugar. Las mejoras eran patentes, aunque no suficientes. Se habían levantado tiendas para los servicios básicos y para servir de viviendas al personal. Se había alargado la pista, levantado una pequeña torre de control y acondicionado algunos puestos protegidos y dispersos para guarecer lo mejor posible a una docena de aparatos. Pero todo ello no era suficiente para que las crecientes fuerzas norteamericanas en la base pudiesen operar con la eficacia debida.
Los “Black Knights” se habían visto obligados a abandonar Doha tras ser esta base reiteradamente castigada, tanto por misiles lanzados desde tierra como desde bombarderos. Pero lo que había colmado la paciencia de los marines, había sido un ataque de Spetznats navales soviéticos, que infiltrándose desde el mar, habían logrado realizar un ataque exitoso contra la base aérea y que se había cobrado como presas un Hornet además de un Alpha Jet y dos Mirage F-1 qataríes. Así que, dado los daños que cada vez costaban más de reparar tras los ataques aéreos y de misiles, pero sobre todo por lo expuesto de su situación tras la captura de Irán por los rusos, se tomó la decisión de evacuar Doha y enviar a los cazas a otras bases, recalando los F-18 en Al Kharj, sumándose a los F-16 y A-10 que allí operaban desde hacía unos días.
Malloy estaba esperando dos o tres cazas más, que provenientes de algún escuadrón de la reserva, aumentaría de nuevo sus efectivos hasta casi el 100% , pero la capacidad de los nuevos pilotos, carentes de la experiencia acumulada en el mes y medio de conflicto por sus pilotos supervivientes, era algo que le preocupaba, aunque también el enemigo debía procurarse pilotos inexpertos, y que seguramente no tendrían las horas de vuelo que aquellos reservistas norteamericanos. En general el ratio de derribos en combates aire-aire era favorable para los aliados, pero la defensa aérea soviética equilibraba la balanza y los aviones derribados o dañados de uno y otro bando eran en definitiva bastante similares. El total las efectivos aéreos aliados desplegados en el teatro de operaciones eran de unos 450 aviones de combate, contando los cazas de los 3 portaaviones que operaban desde el mar Rojo y desde el Mar de Arabia.
La batalla final que se avecinaba por el control de los cielos en el Golfo Pérsico sería de una dureza difícil de imaginar, y cualquier pequeña ventaja que cobrara alguno de los bandos enfrentados, podía ser suficiente para desequilibrar la balanza a favor de uno u otro, y con el control del cielo, podía ganarse la batalla terrestre...o no.
6 de agosto
Doce horas, ese era todo el descanso que habían tenido el sargento Mokin y sus hombres tras concluir la ocupación de Bandar e Abbas y la zonas circundantes del estrecho de Ormuz. Pero no habían sido los únicos, toda la 80º División Motorizada, y el 1º Ejército de Armas Combinadas, a excepción de la castigada 36º División Motorizada, habían partido tras ese breve descanso hacia el noroeste, a su nuevo destino, que todo el mundo sabía ya que no era otro que las ardientes arenas del desierto saudí. Atrás quedaron la 36º, la 84º Motorizada del 5º Ejército de Guardias, las dos unidades que más castigadas habían resultado en la conquista de Irán en aquel sector, y dos brigadas independientes de fusileros. Ellas y algunas divisiones de categoría C adicionales a las que se las esperaba pronto, se harían cargo de la defensa de aquel estratégico sector, así como de la frontera con Pakistan y en general todo el sureste del país. El resto de fuerzas, 5 Ejércitos con un total de14 divisiones se dirigían hacia sus nuevas posiciones. La 44º División de Tanques, con muchas perdidas, había sido “desmenbrada” y transferidos sus recursos a otras divisiones para aumentar la capacidad de combate de estas, y la 104º División de Asalto Aéreo de la Guardia, se mantenía como guarnición en Teheran junto a otra división “C” motorizada y algunas unidades menores. Por tanto, el 9º Ejercito que había sido debilitado al desprenderse de aquellas unidades de combate, se había desplazado para asumir el control de las fuerzas en el sudeste iraní con su estado mayor y unidades independientes menores. Las zonas limítrofes de Irán con la URSS en Armenia, Azerbaijan y Turkmenistan, fueron controladas por tropas fronterizas del KGB, en especial en lo referente a la búsqueda y destrucción de los “bandidos” iraníes que atacaban las vías de suministros soviéticas en aquellas zonas. Para este mismo cometido y para ocupar el resto del país, hasta una docena de divisiones de categoría C habían entrado en el país o estaban en proceso de hacerlo en breve, lo que permitía poder utilizar al resto de las ahora veteranas divisiones A y B que habían conseguido la victoria sobre los iraníes, para terminar la operación de la conquista de todo el Golfo Pérsico, aunque ni con aquella docena de divisiones ni con las tropas del KGB ni otras unidades menores, podían los rusos evitar que sus lineas de comunicación y abastecimientos fueran reiterada y violentamente atacadas por soldados y milicianos iraníes que continuaban la resistencia por todo su país.
Mokin, Chichulin y Smakov estaban agotados tras mes y medio de lucha incesante, que había concluido con una durísima batalla por el Estrecho de Ormuz ante una desesperada resistencia persa tres días atrás. La 80ª Motorizada estaba al 75% de su capacidad combativa ante las perdidas sufridas en material y hombres, y aunque ahora era una fuerza que había “olido” el combate y visto la muerte de cerca, una pausa para reparar sus vehículos, reforzarse, reaprovisionarse y dar algo de descanso a sus hombres, les habría hecho ganar muchos enteros, pero el mando de la operación, y Moscú, necesitaban acelerar el próximo encuentro con los norteamericanos y sus títeres árabes y europeos para evitar que se pudieran seguir reforzando. En general, el resto de las divisiones que iban a intervenir en la campaña contra las monarquías del Golfo, estaban alrededor del 80% de capacidad, pero se esperaba, o al menos eso había oído Mokin en “radio macuto” que en Iraq les aguardaban docenas y docenas de tanques, vehículos blindados y tripulaciones de refresco. Aquello era muy halagüeño, pero el que tras el último combate no le suministraran más que cuatro proyectiles para reponer los gastado, y que ahora tan solo contaba con 29, ponía en duda aquellas noticias. Por lo visto, en la retaguardia, la tarea de quienes transportaban los convoyes de suministros hasta el frente se había convertido en algo muy arriesgado.
En dos días más, tres a lo sumo, se esperaba que estuvieran desplegados en sus posiciones de partida para lanzar la siguiente ofensiva, uno o dos días después.
Mokin, aunque no se lo transmitía a sus hombres, estaba preocupado. La campaña contra los persas había sido dura, pero nunca dudó del éxito de la misma, pero contra los americanos era diferente. Ellos tenían mejores armas y entrenamiento que los iraníes, y las arengas sobre lo decadentes y corruptos de sus mandos y soldados que les contaba el comisario político, y que supuestamente los hacía inferiores en combate a las tropas comunistas del glorioso Ejército Rojo, no terminaban de convencerlo en absoluto. Los tanques americanos M-1 eran iguales a los suyos, según le contaban, pero el sospechaba que debían de ser mejores, aunque obviamente no lo expresaba abiertamente, y en cuanto a los M-60, tenía más confianza en poder destruirlos, como ya había hecho con algunos tanques iraníes de ese modelo, pero algunos informes que había podido leer de las guerras en Oriente Medio, tampoco lo tranquilizaban del todo. Pero lo que más le preocupaba era la aviación enemiga, si controlaban los cielos, seguramente un misil que ni vería venir, acabaría con su vida, su tanque, y su tripulación. Desde que su abuelo le contara historias sobre los primeros años de la Gran Guerra Patria cuando los nazis controlaban los cielos de la Rodina, siempre había temido no poder defenderse de los aviones, y eso era algo que le ponía muy nervioso, así que esperaba fervientemente que sus camaradas alados cumpliesen con su trabajo y limpiasen los cielos saudíes de aviones enemigos. Lo demás corría de cuenta de los tanquistas rusos, que con sus poderosas máquinas y su superior número, esperaban lograr la victoria.
7 de agosto
Era bueno volver a la lucha después de varios días de agasajos y felicitaciones, algunas públicas, la mayoría privadas. Y no es que a MacCardy de molestase recibir honores, ya que él y sus hombres del equipo Dorset habían sido propuestos para la Cruz Victoria inglesa y el collar de Abdulaziz al Saud, una recompensa normalmente reservada solo para jefes de estado, y además MacCardy, había sido ascendido a Capitán con efectos inmediatos, pero no era el tipo de vida que les gustaba a hombres como aquellos. Se sentían más cómodos en el desierto iraquí o en las montañas iraníes que en los lujosos salones de actos de los palacios saudíes.
Por unos días estuvieron a punto de ser enviados al Reino Unido y “pasearlos” por las televisiones y la prensa, para que el pueblo tuviera sus héroes y que sirvieran al esfuerzo bélico desde el plano del frente interior y la guerra psicológica contra un enemigo humillado, que había visto como su conjura había fallado y ahora era ridiculizado internacionalmente. Pero finalmente se desistió de ello básicamente por dos razones. Los saud no querían que aquel complot se publicitase más de lo debido a riesgo de quedar mal ellos mismo y “dar ideas” a algún otro u otros rebeldes, y también el conflicto por el control del Golfo Pérsico estaba en una fase crucial, cuando los dos grandes contendientes estaban a punto de medir sus fuerzas. Los aliados necesitaban hasta el último hombre que pudieran reunir, y soldados de la talla de aquellos SAS no eran fáciles de encontrar. Hubiese sido un desperdicio el retirarlos de la lucha en aquel momento. Así que por aquellas circunstancias, el ahora capitán MacCardy y sus hombres volvían a las andadas, los cuatro miembros del equipo Dorset cabalgaban de nuevo.
Habían sido trasladados a la zona central de Turquía 48 horas antes, para desde allí desplegarse al sur del rio Aras, en las inmediaciones de la frontera irano-soviética.
La situación militar en Turquía estaba estancada. En la Tracia turca, los soviéticos habían avanzado hasta llegar a las inmediaciones de Estambul, pero allí habían agotado su esfuerzo ante las masas de soldados turcos que eran enviados al combate unos tras otros, como carne de cañón, con bajas horrendas, pero que finalmente produjeron sus resultados. Los soviéticos sin más refuerzos no podrían avanzar más allá, pero los turcos tampoco podían liberar efectivos ni armamento para dedicarlo a otras zonas, como al este de su país en la frontera con la URSS, donde tras los combates de las dos primeras semanas de la campaña, cuando los soviéticos atacaron y ocuparon algunas zonas importantes en las zonas cercanas a la frontera, la situación se había estabilizado. Los soviéticos, dado el terreno y las tropas disponibles, no podía avanzar más lejos, y los turcos, incapaces de arriesgar Estambul y los estrechos de acceso al Mar Negro, no podían enviar refuerzos a aquel sector. Por tanto, la situación había degenerado en los dos frentes en una serie de combates de poca intensidad apoyados por importantes bombardeos artilleros de las posiciones enemigas u amagos de ofensivas y contraataques que no llegaban a producirse o se cancelaban tras unas pocas horas de combate. En el aire la situación era parecida. La fuerza aérea turca, algo obsoleta y muy castigada, apenas podía defender el oeste y el norte del país, para influir en la lucha por Estambul y evitar que los bombarderos rusos se colasen al Mediterraneo, y en el este, era peor, y tan solo unos pocos Starfighters defendían con cierta honra su espacio aéreo. Por suerte para ellos, algunos escuadrones americanos, franceses, italianos y británicos habían acudido en su ayuda. La USAF y la ANG eran las que llevaban el peso de las operaciones en el este del país, y las que lanzaban esporádicos ataques contra las vías de suministro rusas, ya que poco más podían hacer ante su escaso número. La prioridad era Europa y el Golfo, sin descuidar el Pacífico e incluso el CONUS. Por suerte, los soviéticos estaban en las mismas y, ni el número de aviones en aquel sector era muy alto, ni eran de los mejores cazas, pero la IA-PVO con sus interceptores y sistemas de misiles, mantenían al menos un buen nivel del control de sus espacio aéreo, aunque no se podía decir lo mismo del iraní ni del norte de Irak, algo más permeable a ataques e infiltraciones aéreas.
Y fue precisamente por el noroeste de Irán donde un C-130 de la RAF se coló una oscura noche en las defensas soviéticas y, fue lanzando varios pequeños equipos de fuerzas especiales británicas y norteamericanas en diversos puntos, paralelos casi todos ellos la frontera con la URSS, para iniciar una campaña ampliada de ataques a sus vías de suministros. El equipo Dorset, fue uno de los que más lejos fue lanzado, en un valle a unos 10 km al norte de Kaleybar y a unos 30 de la frontera soviética. El tema de su exfiltración iba a ser complicado, pero de eso ya se ocuparían más adelante, por ahora tenían previsto pasar unos días “de visita” en aquellas montañosas tierras.
Los pilotos supervivientes de la campaña iraní del 115º Regimiento de Cazas de la Guardia, lejos de recibir un merecido descanso, habían sido trasladados dos días atrás junto a sus aviones y personal de tierra a la base aérea de Qalat Sikar, una de las super-bases construidas por británicos y yugoslavos entre los 70 y finales de los 80 en Iraq. En concreto, aquella base estaba recién terminada, constaba de una pista de 3.000 metros de longitud, una de carreteo de una distancia similar y que estaba siendo usada regularmente como pista alternativa, además de las diferentes estructuras de superficie como una torre de control y un hangar de mantenimiento y hangares blindados HAS de superficie y semi-enterrados, pero lo más impresionante era la parte subterránea, con capacidad para 12 aviones y capacidad para resistir cualquier armamento convencional conocido, y que había dejado impresionado incluso a algunos instructores de la propia VVS cuando la visitaron.
La base había sido atacada varias veces por los aparatos y misiles de crucero enemigos, que habían causado destrozos y destruido infraestructuras y aviones. Gracias al denodado esfuerzo del personal de reparación de daños y a la instalación de fuertes sistemas de defensa aérea, los ataques se habían reducido y los daños paliados, lo suficiente como para permitir a los 23 aviones del 115º operar desde allí, la mitad bajo tierra y los demás dispersos y camuflados o en los HAS supervivientes.
Situada a poco menos de 300 millas náuticas de la linea del frente saudí, estaba relativamente lejos del alcance de los Fulcrum como para que pudiesen operar durante mucho tiempo en la zona cuando realizaban misiones de escolta para los aviones de ataque o de superioridad aérea en el frente de batalla, por lo que los Mig-29 tenían como configuración habitual la de llevar un depósito de combustible, lo que les proporcionaba otras 300 millas de alcance. Su carga de armamento la componían 2 R-27 (AA-10) y 4 R-73 (AA-11) o R-60 (AA-8) a medida que los Archers se iban consumiendo de los stocks previstos para la operación. Para operaciones de interceptación sobre el espacio aéreo iraquí, se eliminaba la instalación del tanque de combustible.
El capitán Nizayi había tomado el mando de uno de los dos escuadrones que restaban al regimiento, y con sus cuatro victorias aéreas, incluido uno de los preciados F-14 norteamericanos, era el piloto del regimiento con más derribos. La lucha sobre los cielos del sur de Iraq y Kuwait era dura pero intermitente, como si ninguno de los dos bando quisiera arriesgarse con todo su arsenal a la espera de la esperada ofensiva terrestre soviética. Los norteamericanos y sus aliados trataban de dañar las bases aéreas, radares y centros de mando, así como derribar el máximo número de aviones posible, para obtener la superioridad aérea cuando los tanques rusos corrieran hacia el interior de Arabia Saudí, mientras que los rusos, trataban de actuar con sus aviones tácticos con salidas puntuales, pero conservándolos para apoyar a las tropas terrestres en un futuro cercano, mientras sus cazas y las baterías antiaéreas, se enfrentaban a los atacantes. Tan solo los Su-24, apoyados por el lanzamiento de misiles superficie-superficie y y aire-superficie desde algunos Tu-16, eran los responsables de llevar a cabo ataques en profundidad sobre las bases y centros de mando enemigos.
En general, buena parte de las fuerzas de la VVS que habían luchado en Irán, se habían unido a sus compañeros que operaban ya desde Iraq, y que sumaban en total unos 400 aparatos, y el resto, que todavía operaban desde Irán, sumaban otro centenar largo más de aviones de combate. pero donde los Mig-29, Su-27 y Su-24 cada vez representaban un porcentaje menor. Los pocos aviones iraquies que todavía mantenían un cierto grado de operatividad, entre ellos algunos Mig-25 que habían puesto las cosas difíciles a los cazas aliados, apoyarían a los soviéticos como mejor pudieran, pero sobre todo debían defender su propio espacio aéreo, principalmente en el centro y norte del país.
6 de agosto
Robert Malloy, recién ascendido a capitán, aunque todavía no cobrara como tal, era el nuevo comandante del VMFA-314, que con sus 8 F-18A operativos, había sido trasladado a la base aérea de Al Kharj, a unos 100 km al sureste de Riad, aunque la denominación “base aérea” era excesivamente optimista. El complejo había sido básicamente una pista de no mucha longitud, con una zona de estacionamiento para aviones en medio del desierto, hasta la llegada hacía un par de semanas de un escuadrón RED HORSE de la USAF para trabajar en el lugar. Las mejoras eran patentes, aunque no suficientes. Se habían levantado tiendas para los servicios básicos y para servir de viviendas al personal. Se había alargado la pista, levantado una pequeña torre de control y acondicionado algunos puestos protegidos y dispersos para guarecer lo mejor posible a una docena de aparatos. Pero todo ello no era suficiente para que las crecientes fuerzas norteamericanas en la base pudiesen operar con la eficacia debida.
Los “Black Knights” se habían visto obligados a abandonar Doha tras ser esta base reiteradamente castigada, tanto por misiles lanzados desde tierra como desde bombarderos. Pero lo que había colmado la paciencia de los marines, había sido un ataque de Spetznats navales soviéticos, que infiltrándose desde el mar, habían logrado realizar un ataque exitoso contra la base aérea y que se había cobrado como presas un Hornet además de un Alpha Jet y dos Mirage F-1 qataríes. Así que, dado los daños que cada vez costaban más de reparar tras los ataques aéreos y de misiles, pero sobre todo por lo expuesto de su situación tras la captura de Irán por los rusos, se tomó la decisión de evacuar Doha y enviar a los cazas a otras bases, recalando los F-18 en Al Kharj, sumándose a los F-16 y A-10 que allí operaban desde hacía unos días.
Malloy estaba esperando dos o tres cazas más, que provenientes de algún escuadrón de la reserva, aumentaría de nuevo sus efectivos hasta casi el 100% , pero la capacidad de los nuevos pilotos, carentes de la experiencia acumulada en el mes y medio de conflicto por sus pilotos supervivientes, era algo que le preocupaba, aunque también el enemigo debía procurarse pilotos inexpertos, y que seguramente no tendrían las horas de vuelo que aquellos reservistas norteamericanos. En general el ratio de derribos en combates aire-aire era favorable para los aliados, pero la defensa aérea soviética equilibraba la balanza y los aviones derribados o dañados de uno y otro bando eran en definitiva bastante similares. El total las efectivos aéreos aliados desplegados en el teatro de operaciones eran de unos 450 aviones de combate, contando los cazas de los 3 portaaviones que operaban desde el mar Rojo y desde el Mar de Arabia.
La batalla final que se avecinaba por el control de los cielos en el Golfo Pérsico sería de una dureza difícil de imaginar, y cualquier pequeña ventaja que cobrara alguno de los bandos enfrentados, podía ser suficiente para desequilibrar la balanza a favor de uno u otro, y con el control del cielo, podía ganarse la batalla terrestre...o no.
6 de agosto
Doce horas, ese era todo el descanso que habían tenido el sargento Mokin y sus hombres tras concluir la ocupación de Bandar e Abbas y la zonas circundantes del estrecho de Ormuz. Pero no habían sido los únicos, toda la 80º División Motorizada, y el 1º Ejército de Armas Combinadas, a excepción de la castigada 36º División Motorizada, habían partido tras ese breve descanso hacia el noroeste, a su nuevo destino, que todo el mundo sabía ya que no era otro que las ardientes arenas del desierto saudí. Atrás quedaron la 36º, la 84º Motorizada del 5º Ejército de Guardias, las dos unidades que más castigadas habían resultado en la conquista de Irán en aquel sector, y dos brigadas independientes de fusileros. Ellas y algunas divisiones de categoría C adicionales a las que se las esperaba pronto, se harían cargo de la defensa de aquel estratégico sector, así como de la frontera con Pakistan y en general todo el sureste del país. El resto de fuerzas, 5 Ejércitos con un total de14 divisiones se dirigían hacia sus nuevas posiciones. La 44º División de Tanques, con muchas perdidas, había sido “desmenbrada” y transferidos sus recursos a otras divisiones para aumentar la capacidad de combate de estas, y la 104º División de Asalto Aéreo de la Guardia, se mantenía como guarnición en Teheran junto a otra división “C” motorizada y algunas unidades menores. Por tanto, el 9º Ejercito que había sido debilitado al desprenderse de aquellas unidades de combate, se había desplazado para asumir el control de las fuerzas en el sudeste iraní con su estado mayor y unidades independientes menores. Las zonas limítrofes de Irán con la URSS en Armenia, Azerbaijan y Turkmenistan, fueron controladas por tropas fronterizas del KGB, en especial en lo referente a la búsqueda y destrucción de los “bandidos” iraníes que atacaban las vías de suministros soviéticas en aquellas zonas. Para este mismo cometido y para ocupar el resto del país, hasta una docena de divisiones de categoría C habían entrado en el país o estaban en proceso de hacerlo en breve, lo que permitía poder utilizar al resto de las ahora veteranas divisiones A y B que habían conseguido la victoria sobre los iraníes, para terminar la operación de la conquista de todo el Golfo Pérsico, aunque ni con aquella docena de divisiones ni con las tropas del KGB ni otras unidades menores, podían los rusos evitar que sus lineas de comunicación y abastecimientos fueran reiterada y violentamente atacadas por soldados y milicianos iraníes que continuaban la resistencia por todo su país.
Mokin, Chichulin y Smakov estaban agotados tras mes y medio de lucha incesante, que había concluido con una durísima batalla por el Estrecho de Ormuz ante una desesperada resistencia persa tres días atrás. La 80ª Motorizada estaba al 75% de su capacidad combativa ante las perdidas sufridas en material y hombres, y aunque ahora era una fuerza que había “olido” el combate y visto la muerte de cerca, una pausa para reparar sus vehículos, reforzarse, reaprovisionarse y dar algo de descanso a sus hombres, les habría hecho ganar muchos enteros, pero el mando de la operación, y Moscú, necesitaban acelerar el próximo encuentro con los norteamericanos y sus títeres árabes y europeos para evitar que se pudieran seguir reforzando. En general, el resto de las divisiones que iban a intervenir en la campaña contra las monarquías del Golfo, estaban alrededor del 80% de capacidad, pero se esperaba, o al menos eso había oído Mokin en “radio macuto” que en Iraq les aguardaban docenas y docenas de tanques, vehículos blindados y tripulaciones de refresco. Aquello era muy halagüeño, pero el que tras el último combate no le suministraran más que cuatro proyectiles para reponer los gastado, y que ahora tan solo contaba con 29, ponía en duda aquellas noticias. Por lo visto, en la retaguardia, la tarea de quienes transportaban los convoyes de suministros hasta el frente se había convertido en algo muy arriesgado.
En dos días más, tres a lo sumo, se esperaba que estuvieran desplegados en sus posiciones de partida para lanzar la siguiente ofensiva, uno o dos días después.
Mokin, aunque no se lo transmitía a sus hombres, estaba preocupado. La campaña contra los persas había sido dura, pero nunca dudó del éxito de la misma, pero contra los americanos era diferente. Ellos tenían mejores armas y entrenamiento que los iraníes, y las arengas sobre lo decadentes y corruptos de sus mandos y soldados que les contaba el comisario político, y que supuestamente los hacía inferiores en combate a las tropas comunistas del glorioso Ejército Rojo, no terminaban de convencerlo en absoluto. Los tanques americanos M-1 eran iguales a los suyos, según le contaban, pero el sospechaba que debían de ser mejores, aunque obviamente no lo expresaba abiertamente, y en cuanto a los M-60, tenía más confianza en poder destruirlos, como ya había hecho con algunos tanques iraníes de ese modelo, pero algunos informes que había podido leer de las guerras en Oriente Medio, tampoco lo tranquilizaban del todo. Pero lo que más le preocupaba era la aviación enemiga, si controlaban los cielos, seguramente un misil que ni vería venir, acabaría con su vida, su tanque, y su tripulación. Desde que su abuelo le contara historias sobre los primeros años de la Gran Guerra Patria cuando los nazis controlaban los cielos de la Rodina, siempre había temido no poder defenderse de los aviones, y eso era algo que le ponía muy nervioso, así que esperaba fervientemente que sus camaradas alados cumpliesen con su trabajo y limpiasen los cielos saudíes de aviones enemigos. Lo demás corría de cuenta de los tanquistas rusos, que con sus poderosas máquinas y su superior número, esperaban lograr la victoria.
7 de agosto
Era bueno volver a la lucha después de varios días de agasajos y felicitaciones, algunas públicas, la mayoría privadas. Y no es que a MacCardy de molestase recibir honores, ya que él y sus hombres del equipo Dorset habían sido propuestos para la Cruz Victoria inglesa y el collar de Abdulaziz al Saud, una recompensa normalmente reservada solo para jefes de estado, y además MacCardy, había sido ascendido a Capitán con efectos inmediatos, pero no era el tipo de vida que les gustaba a hombres como aquellos. Se sentían más cómodos en el desierto iraquí o en las montañas iraníes que en los lujosos salones de actos de los palacios saudíes.
Por unos días estuvieron a punto de ser enviados al Reino Unido y “pasearlos” por las televisiones y la prensa, para que el pueblo tuviera sus héroes y que sirvieran al esfuerzo bélico desde el plano del frente interior y la guerra psicológica contra un enemigo humillado, que había visto como su conjura había fallado y ahora era ridiculizado internacionalmente. Pero finalmente se desistió de ello básicamente por dos razones. Los saud no querían que aquel complot se publicitase más de lo debido a riesgo de quedar mal ellos mismo y “dar ideas” a algún otro u otros rebeldes, y también el conflicto por el control del Golfo Pérsico estaba en una fase crucial, cuando los dos grandes contendientes estaban a punto de medir sus fuerzas. Los aliados necesitaban hasta el último hombre que pudieran reunir, y soldados de la talla de aquellos SAS no eran fáciles de encontrar. Hubiese sido un desperdicio el retirarlos de la lucha en aquel momento. Así que por aquellas circunstancias, el ahora capitán MacCardy y sus hombres volvían a las andadas, los cuatro miembros del equipo Dorset cabalgaban de nuevo.
Habían sido trasladados a la zona central de Turquía 48 horas antes, para desde allí desplegarse al sur del rio Aras, en las inmediaciones de la frontera irano-soviética.
La situación militar en Turquía estaba estancada. En la Tracia turca, los soviéticos habían avanzado hasta llegar a las inmediaciones de Estambul, pero allí habían agotado su esfuerzo ante las masas de soldados turcos que eran enviados al combate unos tras otros, como carne de cañón, con bajas horrendas, pero que finalmente produjeron sus resultados. Los soviéticos sin más refuerzos no podrían avanzar más allá, pero los turcos tampoco podían liberar efectivos ni armamento para dedicarlo a otras zonas, como al este de su país en la frontera con la URSS, donde tras los combates de las dos primeras semanas de la campaña, cuando los soviéticos atacaron y ocuparon algunas zonas importantes en las zonas cercanas a la frontera, la situación se había estabilizado. Los soviéticos, dado el terreno y las tropas disponibles, no podía avanzar más lejos, y los turcos, incapaces de arriesgar Estambul y los estrechos de acceso al Mar Negro, no podían enviar refuerzos a aquel sector. Por tanto, la situación había degenerado en los dos frentes en una serie de combates de poca intensidad apoyados por importantes bombardeos artilleros de las posiciones enemigas u amagos de ofensivas y contraataques que no llegaban a producirse o se cancelaban tras unas pocas horas de combate. En el aire la situación era parecida. La fuerza aérea turca, algo obsoleta y muy castigada, apenas podía defender el oeste y el norte del país, para influir en la lucha por Estambul y evitar que los bombarderos rusos se colasen al Mediterraneo, y en el este, era peor, y tan solo unos pocos Starfighters defendían con cierta honra su espacio aéreo. Por suerte para ellos, algunos escuadrones americanos, franceses, italianos y británicos habían acudido en su ayuda. La USAF y la ANG eran las que llevaban el peso de las operaciones en el este del país, y las que lanzaban esporádicos ataques contra las vías de suministro rusas, ya que poco más podían hacer ante su escaso número. La prioridad era Europa y el Golfo, sin descuidar el Pacífico e incluso el CONUS. Por suerte, los soviéticos estaban en las mismas y, ni el número de aviones en aquel sector era muy alto, ni eran de los mejores cazas, pero la IA-PVO con sus interceptores y sistemas de misiles, mantenían al menos un buen nivel del control de sus espacio aéreo, aunque no se podía decir lo mismo del iraní ni del norte de Irak, algo más permeable a ataques e infiltraciones aéreas.
Y fue precisamente por el noroeste de Irán donde un C-130 de la RAF se coló una oscura noche en las defensas soviéticas y, fue lanzando varios pequeños equipos de fuerzas especiales británicas y norteamericanas en diversos puntos, paralelos casi todos ellos la frontera con la URSS, para iniciar una campaña ampliada de ataques a sus vías de suministros. El equipo Dorset, fue uno de los que más lejos fue lanzado, en un valle a unos 10 km al norte de Kaleybar y a unos 30 de la frontera soviética. El tema de su exfiltración iba a ser complicado, pero de eso ya se ocuparían más adelante, por ahora tenían previsto pasar unos días “de visita” en aquellas montañosas tierras.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
10 de agosto
Eran apenas las 8 de la mañana y la reunión protocolaria ya casi había terminado. Finalmente fue el “Rais” al levantarse de la mesa y dirigirse hacia el extremo opuesto de esta, donde le esperaba el embajador soviético en Iraq, el general Aleyev y otros mandos del Ejército soviético, el que dio por concluido aquel acto. Saddam Hussein vestía uniforme militar e iba perfectamente arreglado. Se acercó al general soviético y le estrechó la mano mientras se despedía de él.
-Les dejo ahora para que ultimen los detalles entre ustedes. Transmítale a sus soldados mis mejores deseos y mi fe en la victoria de nuestros pueblos. Nos veremos en Riad general.
-Así será señor presidente. En mi nombre y en el de mis soldados le agradecemos la ayuda y colaboración de su país y sus fuerzas armadas.
Saddam Hussein dió un paso atrás y salió escoltado por una pequeña corte de burocratas y altos cargos del gobierno y el partido Baaz. El embajador soviético salio justo después tras despedirse de sus compatriotas militares. Estos, junto con sus homólogos iraquíes se quedaron en aquella sala de reuniones del bunker a las afueras de Tikrit donde estaba teniendo lugar el encuentro.
Aleyev no estaba contento con aquello. Faltaban menos de un día para lanzar la ofensiva más importante de su Ejército desde que comenzara la campaña del Golfo, y tenía que reunirse con el presidente iraquí y sus asesores. Por supuesto no había sido idea suya, pero los iraquíes querían saber más de las operaciones y capacidades soviéticas y, no tenían la intención de quedar en segundo termino como unos segundones, sino como aliados en la victoria. Para él aquello estaba fuera de lugar. Habían tenido más de un mes para lograr algo más que la ocupación del pequeño emirato de Kuwait sin apenas resistencia y unos pocos kilómetros de terreno en la zona fronteriza con Arabia Saudí contra enemigos inferiores en numero y armamento, y sin embargo, tras su fracasada ofensiva de primero de julio, se limitaron a consolidar lo conquistado, y reorganizarse, seguramente esperando a que los soviéticos les sacaran las castañas del fuego. Al menos debía reconocerles, que el despliegue de sus fuerzas en la frontera con Irán y un ataque en los últimos días de la invasión soviética del país persa contra posiciones iraníes en dirección a Ahvaz, les había facilitado algo las cosas en la conquista de Irán.
-Nos alegramos de su recuperación general Aleyev – dijo el Teniente General Ayad Al-Rawaii, de la Guardia Nacional Republicana.
-Muy amable general, ya me encuentro en perfectas condiciones para dirigir esta ofensiva – lo cual era una verdad a medias, ya que todavía no estaba del todo recuperado, pero aprovechaba para enfatizar que él y solo él sería el único mando de la operación que estaba a punto de comenzar. Aunque nominalmente eran aliados, Aleyev veía a los iraquíes como subordinados.
-Bien, pues ahora que nos han dejado a los profesionales solos, ¿le importaría ampliarnos algo más la información de la batalla que tiene usted planeada? - dijo el iraquí.
-Por supuesto, pero prefiero que sea el general Demko quien lo exponga, es mejor orador que yo. - “Y así me ahorro la fatiga de hablar y discutir con ustedes” pensó para si.
Demko se levantó de su silla y se acercó al mapa del Teatro de Operaciones que su ayudante había colgado de la pared. Su uniforme de campaña estaba algo arrugado y ligeramente sucio en comparación con los demás altos mandos de la reunión, pero él venía directamente de visitar a las tropas en el frente y de organizar la llegada de sus soldados a Iraq y Kuwait, tras mes y medio de incesante lucha. Necesitaba un descanso, y lo único que recibió fue la orden de asistir a una reunión con sus aliados iraquíes para explicarles el plan de batalla del Ejército Rojo para la captura del Golfo. Aleyev, el cual se atusaba su bigote esperando la explicación de Demko, estaba todavía algo débil, y él debía asumir parte de sus tareas.
-Camaradas, esta es la disposición que nuestras tropas tendrán dentro de aproximadamente 24 horas. Desde las posiciones de partida en el interior de Arabia Saudí que sus tropas ocuparon tras la exitosa ofensiva del mes pasado... - Demko hizo una pausa para comprobar que aquel comentario no pasara desapercibido a Al-Rawaii - nuestro ejército se desplegará de la siguiente manera. En el este, en las posiciones más cercanas a la costa, el 2º Ejército de la Guardia y el 4ª de Tanques de la Guardia, con tres divisiones de tanques, otras tres motorizadas y tres más de artillería, lanzarán el ataque principal siguiendo el eje costero, que tiene por objetivo controlar los principales puertos, refinerías y pozos de la región, desde Kuwait a Oman. Más al interior, y protegiendo su flanco derecho, el 1º Ejército de armas combinadas, con una división de tanques, dos motorizadas y una de artillería, avanzará en paralelo a las tropas del esfuerzo principal.
Más al oeste, y como continuación del frente, el 5º Ejército de Guardias y el 2º de Armas Combinadas, con una división de tanques y tres motorizadas, más otras dos de artillería, avanzarán en apoyo de sus compañeros que avanzan más al este, pero también se dirigirán hacia Riad, para provocar la caída del corrupto régimen saudí y propiciar la rendición de las tropas de ese país, lo cual facilitaría algo las cosas. Por último, la 106º División de Asalto Aéreo quedará en retaguardia, lista para ser introducida al combate según se presenten las oportunidades. De las tropas iraquíes y su misión ya saben ustedes lo que se espera de ellas.
El general iraquí lo miró con cierta rabia contenida. Aquel ruso quería herirle en su orgullo, no sabía muy bien por que, pero intuía que era para que los iraquies se esforzaran más a fondo esta vez y que sirviera como acicate a sus oficiales y soldados para que lucharan mejor y consiguiesen sus objetivos marcados. Al-Rawaii se levantó de su silla y se dirigió hacia el mapa de la pared.
-Bien amigos soviéticos. Como ustedes ya sabrán por haber sido los diseñadores de la operación, nuestras tropas tienen la misión de proteger las fronteras de nuestro país, especialmente con Turquía, asegurar las lineas internas de abastecimiento tanto en Irak, como en Kuwait y Arabia Saudí, ante los ataques de saboteadores enemigos que ya han comenzado, ocupar el terreno tras el avance de sus ejércitos y por último, y como única acción ofensiva, lanzar nuestro Cuerpo de la Guardia Republicana con las divisiones Medina, Hammurabi, Bagdad y Al-Faw desde las posiciones más al oeste, en el extremo flanco derecho de la ofensiva. Nuestro primer objetivo será la importante base logística de la ciudad militar Rey Khalid, que esperamos sea defendida con tenacidad por el enemigo. Acto seguido seguiremos hacia el sur y luego hacia el sureste para atacar Riad por el norte, en unión de sus tropas. De todas formas, intentaremos mantener el contacto son su ejército siempre que nos sea posible.
Aleyev ya había tomado las precauciones suficientes para guarda su flanco derechos sin tener que depender de los iraquíes, pero siempre sería mejor que estuvieran allí por donde se suponía que debían avanzar.
-¿Que oposición han detectado frente a sus tropas general? - preguntó Aleyev para asegurarse que sus aliados habían hecho los deberes.
-Hemos realizado algunas incursiones en territorio enemigo, por que no tiene sentido ocultar nuestra presencia, ya que los aviones enemigos de reconocimiento nos tienen perfectamente localizados, y hemos capturado a algunos prisioneros. Tras los pertinentes interrogatorios, y por nuestras escuchas y reconocimientos aéreos - “reconocimientos aéreos soviéticos” pensó Aleyev - parece ser que son tropas saudíes con fuerte presencia de vehículos acorazados y reforzadas desde la última ofensiva, pero algo desmoralizadas y confusas tras el intento de golpe de estado de hace unas semanas. También constatamos una mayor dispersión de sus fuerzas, y es que parece ser que nuestras medidas de engaño sobre un posible ataque más al noroeste y el envío de algunas unidades nuestras a aquella zona han dado sus fruto. Eso sin duda nos favorecerá. También hemos encontrado algunas unidades egipcias en nuestro sector, parece que se están desplazando más al oeste.
-¿Podrán superar sus hombres la oposición? - quiso saber Demko.
Al-Rawaii se volvió a sentar algo incomodo por la pregunta.
-Por supuesto. Nuestros soldados darán cuenta de los enemigos árabes de nuestro país, como ustedes harán con los norteamericanos ¿no es cierto?
Demko sonrió ligeramente. Aquel general intentaba devolvérsela.
-Claro, nuestras tropas son superiores en número, en tanques y artillería, y ellos solo tienen una par de divisiones que puedan hacernos frente con seriedad, las otras son básicamente unidades de infantería ligera.
-¿Y las divisiones pesadas egipcias que se encuentren en sus ejes de avance? - inquirió el iraquí.
-No nos preocupan demasiado, su material está anticuado comparado con el nuestro y esta no es su guerra. En cuanto se encuentren en dificultades, lo más probable es que huyan o se rindan, según nuestros especialistas de guerra psicológica.
Pero Al-Rawaii no cejó en su empeño de poner en dificultades a aquellos engreídos rusos.
-¿Y que me dice del aspecto aéreo de la ofensiva? ¿Podrán sus cazas barrer del cielo a los americanos? Ya llevan algún tiempo desplegados en nuestro país y todavía no han sido capaces de obtener la superioridad aérea.
-Ahora tenemos mas aparatos, …
-Y ellos también – interrumpió un coronel de la fuerza aérea iraquí.
Demko lo miro algo disgustado.
-Como iba diciendo antes de ser interrumpido, ahora tenemos más aparatos que antes y que según todas nuestras fuentes de inteligencia, siguen siendo más que todos los de los americanos y sus aliados juntos, así que esperamos obtener la superioridad aérea en los primeros días de la ofensiva, pero incluso de no ser así, lo que parece estar claro es que nuestros camaradas del aire denegarán esa opción a los imperialistas, y eso es suficiente para nuestras fuerzas de tierra, que más o menos libres de los ataques aéreos enemigos, podrán dedicarse a borrar a las fuerzas enemigas del mapa.
El general Al-Rawaii se giro desde su silla hacia Aleyev.
-General Aleyev ¿Que sabe acerca del convoy naval que transporta un importante contingente enemigo y que según parece fue desviado de su destino hacia Europa y se dirigiría hacia aquí? ¿Acaso ha llegado ya?
-Creemos que llevan en Salalah desde hace 48 horas.
-¿Y cuando pensaban comunicárnoslo? - preguntó visiblemente irritado en general iraquí.
-Obtuvimos la información ayer, y estábamos esperando una confirmación para asegurarnos. - Aleyev no dijo nada acerca del ataque aéreo nocturno con medio regimiento de Tupolev 22 que aquella misma noche no había tenido éxito, y donde muchos de sus bombarderos tuvieron que regresar sin poder lanzar sus misiles ante las fuertes defensas enemigas.
-¿Cual es la estimación de las fuerzas enemigas general? - Al-Rawaii ya conocía la respuesta, pero quería saber hasta que punto eran sinceros sus aliados.
-Las estimamos en dos divisiones de la Guardia Nacional norteamericana. Tropas con armas anticuadas y reservistas con un entrenamiento deficiente.
-¿Deficiente dice? Tenía entendido que esas tropas son el equivalente americano a sus divisiones de categoría B, de la que en una buena parte esta formado su Ejército general.
Aleyev se estaba comenzando a cansar de aquello. No podía perder el tiempo en aquellas discusiones absurdas, tenía una guerra que ganar. Bebió un sorbo de agua del vaso que tenía delante y hablo de nuevo.
-General Al-Rawaii, nuestras divisiones de reservistas están mejor entrenadas, y por ponerle un ejemplo, todas tienen tanques T-72, como sus mejores de la Guardia Republicana, mientras que los americanos solo tienen antiguos tanques M-60. De todas formas, no se preocupe por ellas, aunque lleguen al frente antes de que hallamos destrozado a sus compañeros, no supondrán ninguna diferencia.
Aleyev se levantó y mirando a Demko dijo.
-Ha sido un placer asistir a esta reunión, pero ahora al general Demko y a mi nos aguardan horas muy duras y llenas de trabajo para comenzar las operaciones esta próxima madrugada. Los demás camaradas de mi cuartel general aquí presentes, estarán encantados de continuar la reunión con ustedes. Señores. - E inclinándose ligeramente hacia delante y dando un taconazo a modo de saludo final salió por la puerta seguido del general Demko, que llevaba su gorra en una mano y una abultada carpeta de documentos en la otra.
Los militares iraquíes se quedaron estupefactos y Al-Rawaii comenzó a encolerizarse, pero al final recordó que eran aquellos hombres los que tenían el futuro de su país en sus manos. Si fallaban, los americanos y sus aliados no se conformarían con que se retiraran de Arabia Saudí o Kuwait, seguramente querrían un cambio de régimen en Irak, por las buenas o por las malas, y sin sus protectores rusos, las posibilidades de resistir descendían vertiginosamente. Por contra, si tenían éxito e Irak conseguía todo el petroleo de Kuwait y buena parte del de las monarquías del Golfo, sería uno de los países más ricos y por ende, más poderosos del mundo. Ese objetivo bien valía soportar las impertinencias de aquellos dos rusos prepotentes.
Eran apenas las 8 de la mañana y la reunión protocolaria ya casi había terminado. Finalmente fue el “Rais” al levantarse de la mesa y dirigirse hacia el extremo opuesto de esta, donde le esperaba el embajador soviético en Iraq, el general Aleyev y otros mandos del Ejército soviético, el que dio por concluido aquel acto. Saddam Hussein vestía uniforme militar e iba perfectamente arreglado. Se acercó al general soviético y le estrechó la mano mientras se despedía de él.
-Les dejo ahora para que ultimen los detalles entre ustedes. Transmítale a sus soldados mis mejores deseos y mi fe en la victoria de nuestros pueblos. Nos veremos en Riad general.
-Así será señor presidente. En mi nombre y en el de mis soldados le agradecemos la ayuda y colaboración de su país y sus fuerzas armadas.
Saddam Hussein dió un paso atrás y salió escoltado por una pequeña corte de burocratas y altos cargos del gobierno y el partido Baaz. El embajador soviético salio justo después tras despedirse de sus compatriotas militares. Estos, junto con sus homólogos iraquíes se quedaron en aquella sala de reuniones del bunker a las afueras de Tikrit donde estaba teniendo lugar el encuentro.
Aleyev no estaba contento con aquello. Faltaban menos de un día para lanzar la ofensiva más importante de su Ejército desde que comenzara la campaña del Golfo, y tenía que reunirse con el presidente iraquí y sus asesores. Por supuesto no había sido idea suya, pero los iraquíes querían saber más de las operaciones y capacidades soviéticas y, no tenían la intención de quedar en segundo termino como unos segundones, sino como aliados en la victoria. Para él aquello estaba fuera de lugar. Habían tenido más de un mes para lograr algo más que la ocupación del pequeño emirato de Kuwait sin apenas resistencia y unos pocos kilómetros de terreno en la zona fronteriza con Arabia Saudí contra enemigos inferiores en numero y armamento, y sin embargo, tras su fracasada ofensiva de primero de julio, se limitaron a consolidar lo conquistado, y reorganizarse, seguramente esperando a que los soviéticos les sacaran las castañas del fuego. Al menos debía reconocerles, que el despliegue de sus fuerzas en la frontera con Irán y un ataque en los últimos días de la invasión soviética del país persa contra posiciones iraníes en dirección a Ahvaz, les había facilitado algo las cosas en la conquista de Irán.
-Nos alegramos de su recuperación general Aleyev – dijo el Teniente General Ayad Al-Rawaii, de la Guardia Nacional Republicana.
-Muy amable general, ya me encuentro en perfectas condiciones para dirigir esta ofensiva – lo cual era una verdad a medias, ya que todavía no estaba del todo recuperado, pero aprovechaba para enfatizar que él y solo él sería el único mando de la operación que estaba a punto de comenzar. Aunque nominalmente eran aliados, Aleyev veía a los iraquíes como subordinados.
-Bien, pues ahora que nos han dejado a los profesionales solos, ¿le importaría ampliarnos algo más la información de la batalla que tiene usted planeada? - dijo el iraquí.
-Por supuesto, pero prefiero que sea el general Demko quien lo exponga, es mejor orador que yo. - “Y así me ahorro la fatiga de hablar y discutir con ustedes” pensó para si.
Demko se levantó de su silla y se acercó al mapa del Teatro de Operaciones que su ayudante había colgado de la pared. Su uniforme de campaña estaba algo arrugado y ligeramente sucio en comparación con los demás altos mandos de la reunión, pero él venía directamente de visitar a las tropas en el frente y de organizar la llegada de sus soldados a Iraq y Kuwait, tras mes y medio de incesante lucha. Necesitaba un descanso, y lo único que recibió fue la orden de asistir a una reunión con sus aliados iraquíes para explicarles el plan de batalla del Ejército Rojo para la captura del Golfo. Aleyev, el cual se atusaba su bigote esperando la explicación de Demko, estaba todavía algo débil, y él debía asumir parte de sus tareas.
-Camaradas, esta es la disposición que nuestras tropas tendrán dentro de aproximadamente 24 horas. Desde las posiciones de partida en el interior de Arabia Saudí que sus tropas ocuparon tras la exitosa ofensiva del mes pasado... - Demko hizo una pausa para comprobar que aquel comentario no pasara desapercibido a Al-Rawaii - nuestro ejército se desplegará de la siguiente manera. En el este, en las posiciones más cercanas a la costa, el 2º Ejército de la Guardia y el 4ª de Tanques de la Guardia, con tres divisiones de tanques, otras tres motorizadas y tres más de artillería, lanzarán el ataque principal siguiendo el eje costero, que tiene por objetivo controlar los principales puertos, refinerías y pozos de la región, desde Kuwait a Oman. Más al interior, y protegiendo su flanco derecho, el 1º Ejército de armas combinadas, con una división de tanques, dos motorizadas y una de artillería, avanzará en paralelo a las tropas del esfuerzo principal.
Más al oeste, y como continuación del frente, el 5º Ejército de Guardias y el 2º de Armas Combinadas, con una división de tanques y tres motorizadas, más otras dos de artillería, avanzarán en apoyo de sus compañeros que avanzan más al este, pero también se dirigirán hacia Riad, para provocar la caída del corrupto régimen saudí y propiciar la rendición de las tropas de ese país, lo cual facilitaría algo las cosas. Por último, la 106º División de Asalto Aéreo quedará en retaguardia, lista para ser introducida al combate según se presenten las oportunidades. De las tropas iraquíes y su misión ya saben ustedes lo que se espera de ellas.
El general iraquí lo miró con cierta rabia contenida. Aquel ruso quería herirle en su orgullo, no sabía muy bien por que, pero intuía que era para que los iraquies se esforzaran más a fondo esta vez y que sirviera como acicate a sus oficiales y soldados para que lucharan mejor y consiguiesen sus objetivos marcados. Al-Rawaii se levantó de su silla y se dirigió hacia el mapa de la pared.
-Bien amigos soviéticos. Como ustedes ya sabrán por haber sido los diseñadores de la operación, nuestras tropas tienen la misión de proteger las fronteras de nuestro país, especialmente con Turquía, asegurar las lineas internas de abastecimiento tanto en Irak, como en Kuwait y Arabia Saudí, ante los ataques de saboteadores enemigos que ya han comenzado, ocupar el terreno tras el avance de sus ejércitos y por último, y como única acción ofensiva, lanzar nuestro Cuerpo de la Guardia Republicana con las divisiones Medina, Hammurabi, Bagdad y Al-Faw desde las posiciones más al oeste, en el extremo flanco derecho de la ofensiva. Nuestro primer objetivo será la importante base logística de la ciudad militar Rey Khalid, que esperamos sea defendida con tenacidad por el enemigo. Acto seguido seguiremos hacia el sur y luego hacia el sureste para atacar Riad por el norte, en unión de sus tropas. De todas formas, intentaremos mantener el contacto son su ejército siempre que nos sea posible.
Aleyev ya había tomado las precauciones suficientes para guarda su flanco derechos sin tener que depender de los iraquíes, pero siempre sería mejor que estuvieran allí por donde se suponía que debían avanzar.
-¿Que oposición han detectado frente a sus tropas general? - preguntó Aleyev para asegurarse que sus aliados habían hecho los deberes.
-Hemos realizado algunas incursiones en territorio enemigo, por que no tiene sentido ocultar nuestra presencia, ya que los aviones enemigos de reconocimiento nos tienen perfectamente localizados, y hemos capturado a algunos prisioneros. Tras los pertinentes interrogatorios, y por nuestras escuchas y reconocimientos aéreos - “reconocimientos aéreos soviéticos” pensó Aleyev - parece ser que son tropas saudíes con fuerte presencia de vehículos acorazados y reforzadas desde la última ofensiva, pero algo desmoralizadas y confusas tras el intento de golpe de estado de hace unas semanas. También constatamos una mayor dispersión de sus fuerzas, y es que parece ser que nuestras medidas de engaño sobre un posible ataque más al noroeste y el envío de algunas unidades nuestras a aquella zona han dado sus fruto. Eso sin duda nos favorecerá. También hemos encontrado algunas unidades egipcias en nuestro sector, parece que se están desplazando más al oeste.
-¿Podrán superar sus hombres la oposición? - quiso saber Demko.
Al-Rawaii se volvió a sentar algo incomodo por la pregunta.
-Por supuesto. Nuestros soldados darán cuenta de los enemigos árabes de nuestro país, como ustedes harán con los norteamericanos ¿no es cierto?
Demko sonrió ligeramente. Aquel general intentaba devolvérsela.
-Claro, nuestras tropas son superiores en número, en tanques y artillería, y ellos solo tienen una par de divisiones que puedan hacernos frente con seriedad, las otras son básicamente unidades de infantería ligera.
-¿Y las divisiones pesadas egipcias que se encuentren en sus ejes de avance? - inquirió el iraquí.
-No nos preocupan demasiado, su material está anticuado comparado con el nuestro y esta no es su guerra. En cuanto se encuentren en dificultades, lo más probable es que huyan o se rindan, según nuestros especialistas de guerra psicológica.
Pero Al-Rawaii no cejó en su empeño de poner en dificultades a aquellos engreídos rusos.
-¿Y que me dice del aspecto aéreo de la ofensiva? ¿Podrán sus cazas barrer del cielo a los americanos? Ya llevan algún tiempo desplegados en nuestro país y todavía no han sido capaces de obtener la superioridad aérea.
-Ahora tenemos mas aparatos, …
-Y ellos también – interrumpió un coronel de la fuerza aérea iraquí.
Demko lo miro algo disgustado.
-Como iba diciendo antes de ser interrumpido, ahora tenemos más aparatos que antes y que según todas nuestras fuentes de inteligencia, siguen siendo más que todos los de los americanos y sus aliados juntos, así que esperamos obtener la superioridad aérea en los primeros días de la ofensiva, pero incluso de no ser así, lo que parece estar claro es que nuestros camaradas del aire denegarán esa opción a los imperialistas, y eso es suficiente para nuestras fuerzas de tierra, que más o menos libres de los ataques aéreos enemigos, podrán dedicarse a borrar a las fuerzas enemigas del mapa.
El general Al-Rawaii se giro desde su silla hacia Aleyev.
-General Aleyev ¿Que sabe acerca del convoy naval que transporta un importante contingente enemigo y que según parece fue desviado de su destino hacia Europa y se dirigiría hacia aquí? ¿Acaso ha llegado ya?
-Creemos que llevan en Salalah desde hace 48 horas.
-¿Y cuando pensaban comunicárnoslo? - preguntó visiblemente irritado en general iraquí.
-Obtuvimos la información ayer, y estábamos esperando una confirmación para asegurarnos. - Aleyev no dijo nada acerca del ataque aéreo nocturno con medio regimiento de Tupolev 22 que aquella misma noche no había tenido éxito, y donde muchos de sus bombarderos tuvieron que regresar sin poder lanzar sus misiles ante las fuertes defensas enemigas.
-¿Cual es la estimación de las fuerzas enemigas general? - Al-Rawaii ya conocía la respuesta, pero quería saber hasta que punto eran sinceros sus aliados.
-Las estimamos en dos divisiones de la Guardia Nacional norteamericana. Tropas con armas anticuadas y reservistas con un entrenamiento deficiente.
-¿Deficiente dice? Tenía entendido que esas tropas son el equivalente americano a sus divisiones de categoría B, de la que en una buena parte esta formado su Ejército general.
Aleyev se estaba comenzando a cansar de aquello. No podía perder el tiempo en aquellas discusiones absurdas, tenía una guerra que ganar. Bebió un sorbo de agua del vaso que tenía delante y hablo de nuevo.
-General Al-Rawaii, nuestras divisiones de reservistas están mejor entrenadas, y por ponerle un ejemplo, todas tienen tanques T-72, como sus mejores de la Guardia Republicana, mientras que los americanos solo tienen antiguos tanques M-60. De todas formas, no se preocupe por ellas, aunque lleguen al frente antes de que hallamos destrozado a sus compañeros, no supondrán ninguna diferencia.
Aleyev se levantó y mirando a Demko dijo.
-Ha sido un placer asistir a esta reunión, pero ahora al general Demko y a mi nos aguardan horas muy duras y llenas de trabajo para comenzar las operaciones esta próxima madrugada. Los demás camaradas de mi cuartel general aquí presentes, estarán encantados de continuar la reunión con ustedes. Señores. - E inclinándose ligeramente hacia delante y dando un taconazo a modo de saludo final salió por la puerta seguido del general Demko, que llevaba su gorra en una mano y una abultada carpeta de documentos en la otra.
Los militares iraquíes se quedaron estupefactos y Al-Rawaii comenzó a encolerizarse, pero al final recordó que eran aquellos hombres los que tenían el futuro de su país en sus manos. Si fallaban, los americanos y sus aliados no se conformarían con que se retiraran de Arabia Saudí o Kuwait, seguramente querrían un cambio de régimen en Irak, por las buenas o por las malas, y sin sus protectores rusos, las posibilidades de resistir descendían vertiginosamente. Por contra, si tenían éxito e Irak conseguía todo el petroleo de Kuwait y buena parte del de las monarquías del Golfo, sería uno de los países más ricos y por ende, más poderosos del mundo. Ese objetivo bien valía soportar las impertinencias de aquellos dos rusos prepotentes.
Última edición por flanker33 el 14 Abr 2012, 19:31, editado 1 vez en total.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
Un mapa para aclarar las disposiciones en las visperas de la ofensiva sovietico-iraquí sobre el Arabia Saudí y el resto Golfo Pérsico. Espero que se entienda más o menos:
Un saludo.
Un saludo.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
12 de agosto
“Ya queda poco, demasiado poco” se decía a si mismo el sargento Mokin mirándose el reloj y viendo que apenas faltaban unos minutos para comenzar el ataque, mientras sudaba copiosamente a pesar de que el sol apenas había salido sobre el horizonte.
Desde hacía dos horas, centenares de bocas de fuego escupían sus proyectiles hacia las posiciones enemigas. Obuses, morteros y cohetes caían con mortífera regularidad y precisión sobre los puestos defensivos y las trincheras norteamericanas. “Al menos hemos tenido algo más de tiempo para prepararnos” seguía murmullando en voz baja para espantar un poco los nervios. Y tenía razón, ya que el ataque inicialmente previsto para el día anterior, hubo de ser pospuesto al quedar demasiados flecos por arreglar antes de poder comenzar la ofensiva. Mokin y sus hombres habían aprovechado bien el tiempo, y habían logrado colocar, con ayuda de algunos ingenieros de la división, los elementos de protección dinámica que les estaban esperando en Kuwait, y que en occidente era conocido como blindaje reactivo. Aquellos “ladrillos” fueron un buen refuerzo para los tanques y para la moral de sus tripulaciones, porque como sospechaba Mokin, de los carros y las tripulaciones de refuerzo de las que se hablaba, no había ni rastro, al menos en el sector del 1º Ejércitos de Armas Combinadas.
-¿Cuanto falta camarada sargento? – preguntó el soldado Chichulin, el conductor del carro.
-Unos minutos, ya te avisaré. ¿Está todo bien?
-Si sargento, solo que no me gustan estás esperas.
-A nadie nos gustan – intervino el cabo artillero Smakov.
-Vale, basta de charla. Concentraos en lo vuestro que vamos a necesitar estar bien despiertos. Esto no va a ser como en Irán. Esta gente tiene buenas armas y saben como usarlas.
-Si camarada sargento – respondieron al unisono – aunque les va a dar igual, los vamos a machacar igualmente – apuntillo Chichulin.
A pesar de los ánimos de su conductor, Mokin estaba preocupado por tener que luchar contra los marines norteamericanos. Pese a toda la propaganda en contra, la mayoría de los soldados sabían que se trataban de soldados muy bien entrenados y motivados, duros de verdad. En su regimiento se hablaba de ellos como la versión imperialista de los fusileros navales soviéticos, gente respetada por sus camaradas en las maniobras y en el combate. Le hubiese gustado más enfrentarse a alguno de los miembros árabes de la coalición, que tenían peores armas y menor entrenamiento y apoyo, pero por desgracia la suerte estaba echada. De todas formas, se consolaba pensando que tanto su división como el 1º Ejército, eran una fuerza poderosamente mecanizada, mientras que sus enemigos, poseían menos tanques y vehículos blindados en general.
Tras unos minutos más, llegó la orden por radio del jefe del regimiento. “Avanzad, avanzad. A por ellos y buena suerte camaradas”. El T-72 se puso en movimiento a la vez que los 29 tanques y 64 BMP,s restantes de su regimiento motorizado. Por delante les esperaba el primer gran obstáculo, un nutrido campo de minas de unos 200 metros de profundidad. Dicho campo estaba compuesto por millones de minas y se extendía a lo largo de todo el frente, desde la costa hasta bien entrado el interior del desierto saudí. Centenares de miles de minas antitanque de diversos modelos rodeados por un número todavía mayor de minas antipersonal eran un peligro para el inicio de la ofensiva soviética, pero las fuerzas rusas ya se habían puesto manos a la obra con él. Al amparo de la noche, algunos equipos de ingenieros habían limpiado algunos pocos metros, pero tuvieron que desistir ante el fuego enemigo que se abatía sobre ellos. Algunas horas más tarde, y poco antes del inicio del bombardeo artillero, varios aviones hicieron una pasada dejando a su paso bombas de fuel-aire explosivo para limpiar amplios sectores. Fue una medida importante pero no definitiva. Algunos aparatos fueron derribados antes de poder soltar su cargar y otros, agobiados por la defensa aérea, la soltó demasiado lejos, en algún caso con efectos dramáticos entre los soldados de las fuerzas soviéticas. Además, varios modelos de aquellas minas estaban preparadas para no detonar por el efecto de sobrepresión producido por la onda expansiva. Pero los ingenieros ya habían previsto aquella posibilidad y tenían previsto su propio plan.
Al llegar a las inmediaciones del campo, un vehículo acorazado de ingenieros, lanzaba un cohete que alcanzaba unos 150 metros, de los cuales, los 100 últimos pertenecían a una cadena con explosivos que realizaba la detonación de las minas, y los restantes 50 al cordón que transmitía la orden de fuego y que servía para alejar las explosiones del propio vehículo. Como la posición en que quedaba la cadena detonante raramente lograba toda su longitud, los ingenieros se conformaban con que pudieran limpiar de 70 a 80 metros cada vez. Tras estos sistemas explosivos, aparecían unos BRM-2 con sistemas de limpieza de minas KMT-7 que terminaban la faena en aquel tramo. Luego se retiraba, y dejaba paso de nuevo al lanzador de las cadenas explosivas, hasta abrir una brecha en el campo. Esto que sonaba fácil en la teoría, en la práctica no lo era tanto. Bajo el fuego enemigo, y pese al fuego de supresión y los proyectiles fumígenos de artillería que recibían estos, algunos vehículos fueron destruidos por misiles anticarro. Otras veces, aquellas cadenas explosivas fallaban al detonar y el ingeniero debía abandonar el vehículo y hacerlo manualmente, con el consiguiente riesgo, y aun así, como un 40% no consiguieron explotar debido a fallos mecánicos o a que el cordón detonante había quedado demasiado adentro del campo de minas como para detonarlo manualmente. También algunos de aquellos vehículos que limpiaban minas sufrieron de la explosión de alguna de ellas, las de menor carga no eran problema por lo general, pero las que contenían más explosivos causaron daños en los sistemas de desminado haciendo que el vehículo hubiera de abandonar su tarea y regresar a montar otro equipo. Todo esto debía, y en algunos caso así fue, durar apenas unos 25-30 minutos, pero en la mayoría de sectores del frente, se tardó una o dos horas de media, en algunos incluso más. En las zonas donde también se habían cavado zanjas antitanque, los ingenieros tuvieron todavía más trabajo y el retraso fue algo mayor.
Por donde debía avanzar el regimiento del sargento Mokin, lograron abrir tres pasos seguros en poco menos de una hora, momento en el que se dio la orden de avance. Moviéndose a través de pasillos marcados con banderitas amarillas, los T-72 y los BMP-2 lograron salir de aquel primer obstáculo con la sola perdida de las cadenas de uno de los BMP por una mina no destruida, y dirigirse hacia las lineas enemigas. Estas habían sido machacadas concienzudamente por la artillería durante horas, aunque el precio que habían pagado los artilleros en piezas y vidas por el fuego de contrabatería aliado no había sido desdeñable, pero al fin, habían cumplido su misión, y en la primera linea de resistencia, apenas quedaba nadie vivo ni nada sin destruir. Cuando los tanques sobrepasaron aquella linea, la artillería enemiga comenzó a arreciar sobre los tanques y las esquirlas se podían oír rebotar contra la acorazada piel de los blindados. Un BMP recibió un impacto muy cercano que le izo volcar, mientras que a un T-72 logró averiarle su tren de rodadura y quedó como una baja de movilidad en el campo de batalla.
El regimiento había logrado desplegarse adecuadamente y avanzaba hacia el sur. Comenzaron a recibir fuego de misiles contra carro desde puestos camuflados en el desierto. Otros eran lanzados desde vehículos ligeros y algunos más desde vehículos blindados en posiciones semienterradas. Los soviéticos respondieron con sus cañones y misiles mientras no dejaban de avanzar.
-¡Artillero, 20 grados a la derecha! Distancia 1,100. Objetivo vehículo blindado oculto parcialmente.
-Lo tengo. Apuntando...¡fuego!...¡mierda! - el proyectil pasó demasiado alto.
-Anton para el carro, necesitamos más precisión.
-A la orden – aunque lo hizo contra su voluntad, ya que quedarse parado en medio de aquella lluvia de proyectiles no parecía lo más sensato.
-Artillero... - pero no hizo falta que siguiera, Smakov conocía ya muy bien su trabajo.
-¡Fuego! - y tras seguir el proyectil a través de la retícula del visor, pudo ver como esta vez si, el LAV con misiles TOW que les estaba disparando saltó por los aires.
-Adelante conductor, vayámonos.
-Recibido.
Las mas de 40 toneladas del T-72 saltaron hacia adelante con el acelerón de Chichulin. A los pocos segundos, Mokin vio como se acercaba un misil enemigo a su carro. Algún marine intentaba vengar a su compañero caído. A pesar de los esfuerzos del conductor por confundir al soldado que guiaba el misil, el proyectil impactó en la torre del vehículo y se sintió una sacudida dentro, pero por suerte para ellos, no consiguió atravesar la coraza del tanque, y en ese momento el sargento y su tripulación dieron gracias por aquel blindaje de última hora que habían añadido al carro.
Mientras buscaba desesperadamente a su agresor, Mokin escuchó a través de la radio a sus compañeros. “Ataque aéreo, ataque aéreo. Helicópteros en el horizonte” “¡El cuatro-cero-siete ha sido destruido!”
“Joder, joder, joder” fue su primer pensamiento, y “¿donde están nuestros puñeteros cazas?” el segundo. Pero prefirió seguir con la búsqueda de quien le había lanzado el misil, y creyó encontrarlo en un puesto de infantería cavado y camuflado en el desierto a poco menos de un kilómetro. Como esta vez no estaba seguro de que su artillero pudiera localizar el objetivo, tomó el control de la torre y desplazó el cañón hacia donde unos afanosos marines se preparaban para lanzar otro misil Dragon.
-Smakov, ¿ves lo que yo?
-¿Unos cabrones intentando montar otro misil para que nos lo comamos?
-Exacto. Duro con ellos – y le cedió el control. - Conductor, alto – y el carro se detuvo.
En unos segundos, cuando los marines ya habían terminado de preparar el misil, el proyectil de 125 mm salió del cañón rumbo a su objetivo y produjo una buena explosión, matando en el acto a los dos marines que manejaban aquella posición.
Un poco más aliviado por haber eliminado aquella posición, el sargento Mokin volvió a prestar atención a la radio. “Posiciones antiaéreas, a las ametralladoras” “Demasiado lejos, están demasiado lejos” “¿Donde coñ* están los cañones antiaéreos? Eran solo algunas de las cosas que pudo discernir entre el caos que se había convertido la red de comunicaciones del batallón. Le pareció ver un destello por el rabillo del ojo, y cuando miró por el periscopio a su derecha, vio como su tanque acompañante, el cuatro-cero-cinco, había saltado por los aires.
-Anton, zigzagea todo lo violentamente que puedas, no les des un blanco fácil – ordenó a su conductor para acto seguido comunicar la perdida por la emisora:
-¡Cuatro-cero-cinco destruido, destruido! - radió Mokin para el batallón.
-Atención camaradas, aguanten, me comunican que llegan refuerzos en pocos minutos. - La voz que salía por los auriculares era la del capitán Kukeev, comandante de la compañía de Mokin.
Aquellos minutos que apenas fueron tres o cuatro, le parecieron a las tripulaciones de los T-72 y BMP-2 una eternidad, y dos BMP y un T-72 fueron destruidos en el impás. Por suerte, la resistencia en tierra había menguado bastante. Por un instante Mokin pensó que estaban atravesando la zona de cobertura enemiga, ya que la resistencia en tierra no había sido excesiva hasta entonces, por lo que seguramente lo peor estaba por llegar. Pero ya se ocuparía después de eso.
Finalmente se atrevió a salir de la seguridad de la torre y cogió la ametralladora antiaérea y la dirigió hacia el helicóptero Cobra que se hallaba más cercano. Vio que otros comandantes de carro habían hecho lo mismo. Abrió fuego, pero debía haber más de setecientos u ochocientos metros y la precisión era escasa. El Cobra pudo zafarse fácilmente de aquellas trazadoras, pero al menos le daba en algo que pensar que no fuera destripar tanques rusos.
Al fin llegaron algunos helicópteros Mi-24 soviéticos y comenzaron a disparar sus misiles contra los Cobra. De pronto el cielo quedó cubierto de estelas de humo de misiles Sidewinder y R-60 que buscaban sus propios objetivos.
Mokin volvió a entrar en la torreta ahora que por fin habían aparecido sus amados camaradas aéreos. Kukeev volvió a sonar en la emisora.
-Camaradas, a toda velocidad, debemos acercarnos a sus posiciones antes que puedan repetir otro ataque aéreo.
El capitán confiaba en que estando muy cerca de sus enemigos, los aviones y helicópteros no pudieran dispararles sin poner en riesgo a sus propios soldados. No era nada nuevo, los soldados que ya en la Segunda Guerra Mundial habían sufrido la superioridad aérea enemiga, habían aprendido a “coger por el cinturón” al enemigo. Aquello que proponía el capitán, no era sino la versión mecanizada de aquella vieja táctica.
A pesar de los deseos del capitán, los tanques no avanzaban demasiado rápido en aquél desierto y las columnas de polvo que levantaban eran impresionantes, restando bastante visibilidad a los que marchaban detrás, por lo que el avance no era todo lo rápido que hubiese sido deseable. Al poco rato, y tras volver a recibir fuego de artillería, se recibió la orden de detenerse. Por lo visto, aquella unidad se había adelantado bastante a otras y ahora sus flancos estaban expuestos.
-Cuatro-Cero-Nueve, retroceda un par de kilómetros y vaya hacia el este. Tenemos informes no confirmados de tanques enemigos en esa dirección.
-Recibido. Vamos para allá.
Mokin se preguntaba como podía haber tanques enemigos en la retaguardia “¿Es que nadie nos está siguiendo?”. Lo que no sabía era que el regimiento blindado que debía ir sobre las huellas de sus orugas había tenido dificultades al cruzar el campo minado, solo para al atravesarlo, ser objeto de un ataque aéreo, lo que en conjunto los había retrasado bastante.
El teniente Gridin lo acompañaba con su BMP-2, y cuando los dos vehículos habían retrocedido un par de kilómetros, viraron hacia el este, y apenas habían comenzado a marchar, cuando descubrieron algo en sus visores. En aquella superficie plana donde la visión alargaba bastante, observaron una columna de polvo llegando desde aquella dirección. Mokin redujo su velocidad y finalmente se detuvo. Usó el visor TKN-3 a su máximo alcance y vio como un grupo, quizás una compañía de tanques M-60 avanzaba hacia ellos.
-Aquí cuatro-cero-nueve a mando. Hemos encontrado un grupo de tanques enemigos avanzando desde el este en dirección a nuestra retaguardia. Estimo en una compañía. Coordenadas...
Mientras el sargento comunicaba la posición enemiga, Smakov ya estaba adelantándose a las peticiones de su jefe y haciendo sus propios planes para aquellos enemigos.
-Artillero, dame distancia.
-Cuatro mil trescientos metros, sargento – informó Smakov al instante.
-Ellos también nos deben haber visto.
-Camarada ¿que le parece si probamos uno de esos nuevos misiles que llevamos? - preguntó el artillero.
-Cargalo – fue la respuesta.
Tras un corto intercambio de impresiones con Gridin, ambos vehículos lanzaron sus misiles anticarro al máximo de su alcance. A aquella distancia los cañones americanos no tenían posibilidades de éxito, así que no respondieron al fuego, pero trataron de zafarse como pudieron de los misiles que se les acercaban. Lanzaron botes de humo y comenzaron a realizar furiosos virajes. Tras once segundos de vuelo, los misiles llegaron a su objetivo. El Svir (AT-11) falló, seguramente desviado al reflejar el humo el láser con el que era guiado, pero el Konkurs (AT-5) encontró su objetivo y destruyó uno de los M-60.
El T-72 giró sobre si mismo y comenzó a retirarse, mientras cargaba el único misil que le quedaba. Gridin también giró en redondo con su BMP y marcharon en dirección oeste. El tanque volvió su torre contra los carros americanos. La distancia se iba recortando pero no lo suficiente para que los M-60 evitaron que Smakov lanzara otro misil, que esta vez si encontró su objetivo, incendiando el infortunado carro. Los americanos realizaron los primeros disparos. Por suerte para el tanque y el BMP rusos, los tres que lo intentaron, fallaron. Seguían estando demasiado lejos, y con los dos tanques en movimiento era tremendamente difícil hacer buena puntería, además los soviéticos zigzagueaba ligeramente para entorpecer todavía mas la precisión de los marines.
A los pocos segundos, Mokin vio llegar varias estelas de humo desde el noroeste. Los tanques y BMP,s del regimiento acorazado de reserva por fin estaban llegando y, algunos de sus componentes estaban disparando misiles a los M-60. Estos lograron evitar la mayoría, pero dos tanques resultaron destruidos y otro más averiado, con imposibilidad de moverse. Entonces fueron los M-60 los que comenzaron a retroceder y a disparar sobre los recién llegados a la vez que solicitaban apoyo, que poco después llegaba en forma de proyectiles de artillería y un Harrier que dio una pasada con bombas de racimo sobre los tanques rusos.
Mokin solicitó ordenes a su capitán, y este les comunicó que debían volver con su regimiento, por lo que el sargento tuvo suficiente para desentenderse de aquel combate tan pronto como pudo y corrieron, junto al BMP de Gridin, a dirigirse con sus camaradas.
Aquel día los avances ya serían escasos debido a la resistencia enemiga, pero habían cubierto la mitad de la distancia que los separaba de Nairyah, su primer objetivo de la ofensiva. Durante la primera hora de la tarde, los tanques y la infantería intentaron perforar las defensas de la linea de resistencia principal de la 1º División de Marines, pero todavía las divisiones y sus unidades de apoyo estaban sufriendo retrasos que se habían acumulado desde por la mañana, y los ataques descoordinados no fueron suficiente. El batallón de Mokin había perdido seis tanques y otros tres estaban averiados, por lo que su fuerza en carros había descendido casi a la mitad de lo que debía ser. A media tarde el general al mando del 1º Ejercito de Armas Combinadas ordenó un alto el fuego y que las tropas pasaran a una posición defensiva y se reorganizaran con vistas a proseguir el ataque de madrugada o al amanecer del día siguiente.
Caía la noche y todo el regimiento había adoptado una posición defensiva de erizo y se preparaba para el siguiente asalto lo mejor que podía. Gracias a los esfuerzos de su tripulación, el T-72 de Mokin estaba semienterrado donde había caído un proyectil de artillería pesada y rodeado de restos de despojos de la batalla para mejorar su ocultamiento y protección.
-Hoy lo hemos hecho bien camarada – dijo inquisitivamente Chichulin.
-No hemos estado mal -respondió Smakov aunque no iba con él la pregunta. - Hemos destruido varios vehículos enemigos y matado a algunos jodidos marines imperialistas.
-Si, pero lo mejor es que seguimos vivos – dijo mirando a la torre de su tanque, donde faltaba el “ladrillo” de blindaje reactivo, que quizás los había salvado la vida aquella mañana.
“Ya queda poco, demasiado poco” se decía a si mismo el sargento Mokin mirándose el reloj y viendo que apenas faltaban unos minutos para comenzar el ataque, mientras sudaba copiosamente a pesar de que el sol apenas había salido sobre el horizonte.
Desde hacía dos horas, centenares de bocas de fuego escupían sus proyectiles hacia las posiciones enemigas. Obuses, morteros y cohetes caían con mortífera regularidad y precisión sobre los puestos defensivos y las trincheras norteamericanas. “Al menos hemos tenido algo más de tiempo para prepararnos” seguía murmullando en voz baja para espantar un poco los nervios. Y tenía razón, ya que el ataque inicialmente previsto para el día anterior, hubo de ser pospuesto al quedar demasiados flecos por arreglar antes de poder comenzar la ofensiva. Mokin y sus hombres habían aprovechado bien el tiempo, y habían logrado colocar, con ayuda de algunos ingenieros de la división, los elementos de protección dinámica que les estaban esperando en Kuwait, y que en occidente era conocido como blindaje reactivo. Aquellos “ladrillos” fueron un buen refuerzo para los tanques y para la moral de sus tripulaciones, porque como sospechaba Mokin, de los carros y las tripulaciones de refuerzo de las que se hablaba, no había ni rastro, al menos en el sector del 1º Ejércitos de Armas Combinadas.
-¿Cuanto falta camarada sargento? – preguntó el soldado Chichulin, el conductor del carro.
-Unos minutos, ya te avisaré. ¿Está todo bien?
-Si sargento, solo que no me gustan estás esperas.
-A nadie nos gustan – intervino el cabo artillero Smakov.
-Vale, basta de charla. Concentraos en lo vuestro que vamos a necesitar estar bien despiertos. Esto no va a ser como en Irán. Esta gente tiene buenas armas y saben como usarlas.
-Si camarada sargento – respondieron al unisono – aunque les va a dar igual, los vamos a machacar igualmente – apuntillo Chichulin.
A pesar de los ánimos de su conductor, Mokin estaba preocupado por tener que luchar contra los marines norteamericanos. Pese a toda la propaganda en contra, la mayoría de los soldados sabían que se trataban de soldados muy bien entrenados y motivados, duros de verdad. En su regimiento se hablaba de ellos como la versión imperialista de los fusileros navales soviéticos, gente respetada por sus camaradas en las maniobras y en el combate. Le hubiese gustado más enfrentarse a alguno de los miembros árabes de la coalición, que tenían peores armas y menor entrenamiento y apoyo, pero por desgracia la suerte estaba echada. De todas formas, se consolaba pensando que tanto su división como el 1º Ejército, eran una fuerza poderosamente mecanizada, mientras que sus enemigos, poseían menos tanques y vehículos blindados en general.
Tras unos minutos más, llegó la orden por radio del jefe del regimiento. “Avanzad, avanzad. A por ellos y buena suerte camaradas”. El T-72 se puso en movimiento a la vez que los 29 tanques y 64 BMP,s restantes de su regimiento motorizado. Por delante les esperaba el primer gran obstáculo, un nutrido campo de minas de unos 200 metros de profundidad. Dicho campo estaba compuesto por millones de minas y se extendía a lo largo de todo el frente, desde la costa hasta bien entrado el interior del desierto saudí. Centenares de miles de minas antitanque de diversos modelos rodeados por un número todavía mayor de minas antipersonal eran un peligro para el inicio de la ofensiva soviética, pero las fuerzas rusas ya se habían puesto manos a la obra con él. Al amparo de la noche, algunos equipos de ingenieros habían limpiado algunos pocos metros, pero tuvieron que desistir ante el fuego enemigo que se abatía sobre ellos. Algunas horas más tarde, y poco antes del inicio del bombardeo artillero, varios aviones hicieron una pasada dejando a su paso bombas de fuel-aire explosivo para limpiar amplios sectores. Fue una medida importante pero no definitiva. Algunos aparatos fueron derribados antes de poder soltar su cargar y otros, agobiados por la defensa aérea, la soltó demasiado lejos, en algún caso con efectos dramáticos entre los soldados de las fuerzas soviéticas. Además, varios modelos de aquellas minas estaban preparadas para no detonar por el efecto de sobrepresión producido por la onda expansiva. Pero los ingenieros ya habían previsto aquella posibilidad y tenían previsto su propio plan.
Al llegar a las inmediaciones del campo, un vehículo acorazado de ingenieros, lanzaba un cohete que alcanzaba unos 150 metros, de los cuales, los 100 últimos pertenecían a una cadena con explosivos que realizaba la detonación de las minas, y los restantes 50 al cordón que transmitía la orden de fuego y que servía para alejar las explosiones del propio vehículo. Como la posición en que quedaba la cadena detonante raramente lograba toda su longitud, los ingenieros se conformaban con que pudieran limpiar de 70 a 80 metros cada vez. Tras estos sistemas explosivos, aparecían unos BRM-2 con sistemas de limpieza de minas KMT-7 que terminaban la faena en aquel tramo. Luego se retiraba, y dejaba paso de nuevo al lanzador de las cadenas explosivas, hasta abrir una brecha en el campo. Esto que sonaba fácil en la teoría, en la práctica no lo era tanto. Bajo el fuego enemigo, y pese al fuego de supresión y los proyectiles fumígenos de artillería que recibían estos, algunos vehículos fueron destruidos por misiles anticarro. Otras veces, aquellas cadenas explosivas fallaban al detonar y el ingeniero debía abandonar el vehículo y hacerlo manualmente, con el consiguiente riesgo, y aun así, como un 40% no consiguieron explotar debido a fallos mecánicos o a que el cordón detonante había quedado demasiado adentro del campo de minas como para detonarlo manualmente. También algunos de aquellos vehículos que limpiaban minas sufrieron de la explosión de alguna de ellas, las de menor carga no eran problema por lo general, pero las que contenían más explosivos causaron daños en los sistemas de desminado haciendo que el vehículo hubiera de abandonar su tarea y regresar a montar otro equipo. Todo esto debía, y en algunos caso así fue, durar apenas unos 25-30 minutos, pero en la mayoría de sectores del frente, se tardó una o dos horas de media, en algunos incluso más. En las zonas donde también se habían cavado zanjas antitanque, los ingenieros tuvieron todavía más trabajo y el retraso fue algo mayor.
Por donde debía avanzar el regimiento del sargento Mokin, lograron abrir tres pasos seguros en poco menos de una hora, momento en el que se dio la orden de avance. Moviéndose a través de pasillos marcados con banderitas amarillas, los T-72 y los BMP-2 lograron salir de aquel primer obstáculo con la sola perdida de las cadenas de uno de los BMP por una mina no destruida, y dirigirse hacia las lineas enemigas. Estas habían sido machacadas concienzudamente por la artillería durante horas, aunque el precio que habían pagado los artilleros en piezas y vidas por el fuego de contrabatería aliado no había sido desdeñable, pero al fin, habían cumplido su misión, y en la primera linea de resistencia, apenas quedaba nadie vivo ni nada sin destruir. Cuando los tanques sobrepasaron aquella linea, la artillería enemiga comenzó a arreciar sobre los tanques y las esquirlas se podían oír rebotar contra la acorazada piel de los blindados. Un BMP recibió un impacto muy cercano que le izo volcar, mientras que a un T-72 logró averiarle su tren de rodadura y quedó como una baja de movilidad en el campo de batalla.
El regimiento había logrado desplegarse adecuadamente y avanzaba hacia el sur. Comenzaron a recibir fuego de misiles contra carro desde puestos camuflados en el desierto. Otros eran lanzados desde vehículos ligeros y algunos más desde vehículos blindados en posiciones semienterradas. Los soviéticos respondieron con sus cañones y misiles mientras no dejaban de avanzar.
-¡Artillero, 20 grados a la derecha! Distancia 1,100. Objetivo vehículo blindado oculto parcialmente.
-Lo tengo. Apuntando...¡fuego!...¡mierda! - el proyectil pasó demasiado alto.
-Anton para el carro, necesitamos más precisión.
-A la orden – aunque lo hizo contra su voluntad, ya que quedarse parado en medio de aquella lluvia de proyectiles no parecía lo más sensato.
-Artillero... - pero no hizo falta que siguiera, Smakov conocía ya muy bien su trabajo.
-¡Fuego! - y tras seguir el proyectil a través de la retícula del visor, pudo ver como esta vez si, el LAV con misiles TOW que les estaba disparando saltó por los aires.
-Adelante conductor, vayámonos.
-Recibido.
Las mas de 40 toneladas del T-72 saltaron hacia adelante con el acelerón de Chichulin. A los pocos segundos, Mokin vio como se acercaba un misil enemigo a su carro. Algún marine intentaba vengar a su compañero caído. A pesar de los esfuerzos del conductor por confundir al soldado que guiaba el misil, el proyectil impactó en la torre del vehículo y se sintió una sacudida dentro, pero por suerte para ellos, no consiguió atravesar la coraza del tanque, y en ese momento el sargento y su tripulación dieron gracias por aquel blindaje de última hora que habían añadido al carro.
Mientras buscaba desesperadamente a su agresor, Mokin escuchó a través de la radio a sus compañeros. “Ataque aéreo, ataque aéreo. Helicópteros en el horizonte” “¡El cuatro-cero-siete ha sido destruido!”
“Joder, joder, joder” fue su primer pensamiento, y “¿donde están nuestros puñeteros cazas?” el segundo. Pero prefirió seguir con la búsqueda de quien le había lanzado el misil, y creyó encontrarlo en un puesto de infantería cavado y camuflado en el desierto a poco menos de un kilómetro. Como esta vez no estaba seguro de que su artillero pudiera localizar el objetivo, tomó el control de la torre y desplazó el cañón hacia donde unos afanosos marines se preparaban para lanzar otro misil Dragon.
-Smakov, ¿ves lo que yo?
-¿Unos cabrones intentando montar otro misil para que nos lo comamos?
-Exacto. Duro con ellos – y le cedió el control. - Conductor, alto – y el carro se detuvo.
En unos segundos, cuando los marines ya habían terminado de preparar el misil, el proyectil de 125 mm salió del cañón rumbo a su objetivo y produjo una buena explosión, matando en el acto a los dos marines que manejaban aquella posición.
Un poco más aliviado por haber eliminado aquella posición, el sargento Mokin volvió a prestar atención a la radio. “Posiciones antiaéreas, a las ametralladoras” “Demasiado lejos, están demasiado lejos” “¿Donde coñ* están los cañones antiaéreos? Eran solo algunas de las cosas que pudo discernir entre el caos que se había convertido la red de comunicaciones del batallón. Le pareció ver un destello por el rabillo del ojo, y cuando miró por el periscopio a su derecha, vio como su tanque acompañante, el cuatro-cero-cinco, había saltado por los aires.
-Anton, zigzagea todo lo violentamente que puedas, no les des un blanco fácil – ordenó a su conductor para acto seguido comunicar la perdida por la emisora:
-¡Cuatro-cero-cinco destruido, destruido! - radió Mokin para el batallón.
-Atención camaradas, aguanten, me comunican que llegan refuerzos en pocos minutos. - La voz que salía por los auriculares era la del capitán Kukeev, comandante de la compañía de Mokin.
Aquellos minutos que apenas fueron tres o cuatro, le parecieron a las tripulaciones de los T-72 y BMP-2 una eternidad, y dos BMP y un T-72 fueron destruidos en el impás. Por suerte, la resistencia en tierra había menguado bastante. Por un instante Mokin pensó que estaban atravesando la zona de cobertura enemiga, ya que la resistencia en tierra no había sido excesiva hasta entonces, por lo que seguramente lo peor estaba por llegar. Pero ya se ocuparía después de eso.
Finalmente se atrevió a salir de la seguridad de la torre y cogió la ametralladora antiaérea y la dirigió hacia el helicóptero Cobra que se hallaba más cercano. Vio que otros comandantes de carro habían hecho lo mismo. Abrió fuego, pero debía haber más de setecientos u ochocientos metros y la precisión era escasa. El Cobra pudo zafarse fácilmente de aquellas trazadoras, pero al menos le daba en algo que pensar que no fuera destripar tanques rusos.
Al fin llegaron algunos helicópteros Mi-24 soviéticos y comenzaron a disparar sus misiles contra los Cobra. De pronto el cielo quedó cubierto de estelas de humo de misiles Sidewinder y R-60 que buscaban sus propios objetivos.
Mokin volvió a entrar en la torreta ahora que por fin habían aparecido sus amados camaradas aéreos. Kukeev volvió a sonar en la emisora.
-Camaradas, a toda velocidad, debemos acercarnos a sus posiciones antes que puedan repetir otro ataque aéreo.
El capitán confiaba en que estando muy cerca de sus enemigos, los aviones y helicópteros no pudieran dispararles sin poner en riesgo a sus propios soldados. No era nada nuevo, los soldados que ya en la Segunda Guerra Mundial habían sufrido la superioridad aérea enemiga, habían aprendido a “coger por el cinturón” al enemigo. Aquello que proponía el capitán, no era sino la versión mecanizada de aquella vieja táctica.
A pesar de los deseos del capitán, los tanques no avanzaban demasiado rápido en aquél desierto y las columnas de polvo que levantaban eran impresionantes, restando bastante visibilidad a los que marchaban detrás, por lo que el avance no era todo lo rápido que hubiese sido deseable. Al poco rato, y tras volver a recibir fuego de artillería, se recibió la orden de detenerse. Por lo visto, aquella unidad se había adelantado bastante a otras y ahora sus flancos estaban expuestos.
-Cuatro-Cero-Nueve, retroceda un par de kilómetros y vaya hacia el este. Tenemos informes no confirmados de tanques enemigos en esa dirección.
-Recibido. Vamos para allá.
Mokin se preguntaba como podía haber tanques enemigos en la retaguardia “¿Es que nadie nos está siguiendo?”. Lo que no sabía era que el regimiento blindado que debía ir sobre las huellas de sus orugas había tenido dificultades al cruzar el campo minado, solo para al atravesarlo, ser objeto de un ataque aéreo, lo que en conjunto los había retrasado bastante.
El teniente Gridin lo acompañaba con su BMP-2, y cuando los dos vehículos habían retrocedido un par de kilómetros, viraron hacia el este, y apenas habían comenzado a marchar, cuando descubrieron algo en sus visores. En aquella superficie plana donde la visión alargaba bastante, observaron una columna de polvo llegando desde aquella dirección. Mokin redujo su velocidad y finalmente se detuvo. Usó el visor TKN-3 a su máximo alcance y vio como un grupo, quizás una compañía de tanques M-60 avanzaba hacia ellos.
-Aquí cuatro-cero-nueve a mando. Hemos encontrado un grupo de tanques enemigos avanzando desde el este en dirección a nuestra retaguardia. Estimo en una compañía. Coordenadas...
Mientras el sargento comunicaba la posición enemiga, Smakov ya estaba adelantándose a las peticiones de su jefe y haciendo sus propios planes para aquellos enemigos.
-Artillero, dame distancia.
-Cuatro mil trescientos metros, sargento – informó Smakov al instante.
-Ellos también nos deben haber visto.
-Camarada ¿que le parece si probamos uno de esos nuevos misiles que llevamos? - preguntó el artillero.
-Cargalo – fue la respuesta.
Tras un corto intercambio de impresiones con Gridin, ambos vehículos lanzaron sus misiles anticarro al máximo de su alcance. A aquella distancia los cañones americanos no tenían posibilidades de éxito, así que no respondieron al fuego, pero trataron de zafarse como pudieron de los misiles que se les acercaban. Lanzaron botes de humo y comenzaron a realizar furiosos virajes. Tras once segundos de vuelo, los misiles llegaron a su objetivo. El Svir (AT-11) falló, seguramente desviado al reflejar el humo el láser con el que era guiado, pero el Konkurs (AT-5) encontró su objetivo y destruyó uno de los M-60.
El T-72 giró sobre si mismo y comenzó a retirarse, mientras cargaba el único misil que le quedaba. Gridin también giró en redondo con su BMP y marcharon en dirección oeste. El tanque volvió su torre contra los carros americanos. La distancia se iba recortando pero no lo suficiente para que los M-60 evitaron que Smakov lanzara otro misil, que esta vez si encontró su objetivo, incendiando el infortunado carro. Los americanos realizaron los primeros disparos. Por suerte para el tanque y el BMP rusos, los tres que lo intentaron, fallaron. Seguían estando demasiado lejos, y con los dos tanques en movimiento era tremendamente difícil hacer buena puntería, además los soviéticos zigzagueaba ligeramente para entorpecer todavía mas la precisión de los marines.
A los pocos segundos, Mokin vio llegar varias estelas de humo desde el noroeste. Los tanques y BMP,s del regimiento acorazado de reserva por fin estaban llegando y, algunos de sus componentes estaban disparando misiles a los M-60. Estos lograron evitar la mayoría, pero dos tanques resultaron destruidos y otro más averiado, con imposibilidad de moverse. Entonces fueron los M-60 los que comenzaron a retroceder y a disparar sobre los recién llegados a la vez que solicitaban apoyo, que poco después llegaba en forma de proyectiles de artillería y un Harrier que dio una pasada con bombas de racimo sobre los tanques rusos.
Mokin solicitó ordenes a su capitán, y este les comunicó que debían volver con su regimiento, por lo que el sargento tuvo suficiente para desentenderse de aquel combate tan pronto como pudo y corrieron, junto al BMP de Gridin, a dirigirse con sus camaradas.
Aquel día los avances ya serían escasos debido a la resistencia enemiga, pero habían cubierto la mitad de la distancia que los separaba de Nairyah, su primer objetivo de la ofensiva. Durante la primera hora de la tarde, los tanques y la infantería intentaron perforar las defensas de la linea de resistencia principal de la 1º División de Marines, pero todavía las divisiones y sus unidades de apoyo estaban sufriendo retrasos que se habían acumulado desde por la mañana, y los ataques descoordinados no fueron suficiente. El batallón de Mokin había perdido seis tanques y otros tres estaban averiados, por lo que su fuerza en carros había descendido casi a la mitad de lo que debía ser. A media tarde el general al mando del 1º Ejercito de Armas Combinadas ordenó un alto el fuego y que las tropas pasaran a una posición defensiva y se reorganizaran con vistas a proseguir el ataque de madrugada o al amanecer del día siguiente.
Caía la noche y todo el regimiento había adoptado una posición defensiva de erizo y se preparaba para el siguiente asalto lo mejor que podía. Gracias a los esfuerzos de su tripulación, el T-72 de Mokin estaba semienterrado donde había caído un proyectil de artillería pesada y rodeado de restos de despojos de la batalla para mejorar su ocultamiento y protección.
-Hoy lo hemos hecho bien camarada – dijo inquisitivamente Chichulin.
-No hemos estado mal -respondió Smakov aunque no iba con él la pregunta. - Hemos destruido varios vehículos enemigos y matado a algunos jodidos marines imperialistas.
-Si, pero lo mejor es que seguimos vivos – dijo mirando a la torre de su tanque, donde faltaba el “ladrillo” de blindaje reactivo, que quizás los había salvado la vida aquella mañana.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
13 de agosto
Eran las primeras horas del domingo 13 de agosto. A pesar de ser verano, en las tierras altas de la frontera soviético-iraní, hacía frió cuando el sol se ocultaba, y en aquella madrugada donde brillaba una gran luna, las temperaturas habían bajado todavía más de lo normal, así que el teniente MacCardy y sus tres compañeros que aguardaban agazapados en una colina, se abrigaban como podían a la vez que se movían lo menos posible para no ser detectados. La colina donde estaban distaba unos dos mil metros de uno de los puentes sobre el río Aras que el Ejército soviético había tendido sobre él para ayudar al cruce de los suministros y tropas que se dirigían al frente del Golfo Pérsico. Según la inteligencia de la OTAN, los rusos habían construido no menos de seis de esos puentes en la frontera, alejados del espacio aéreo turco para dificultar que fueran atacados por la aviación enemiga y aumentar el número de puntos de cruce entre los dos países, bastante limitados en tiempos de paz.
Desde que fueran introducidos en el norte de Irán el lunes anterior, el capitán MacCardy supo que aquella misión no iba a ser fácil. Ya solo el llegar hasta allí, en un viaje de apenas 30 kilómetros habían tardado varios días, y es que la zona estaba fuertemente custodiada por tropas enemigas, y moverse durante las horas de luz era imposible. El sobrevuelo de helicópteros era constante, los puestos de observación en las cotas más altas numerosos y las patrullas de tropas por valles y desfiladeros, una pesadilla. También evitaban encontrarse con los iraníes, ya fueran civiles o guerrilleros, ya que por las experiencias de otros equipos infiltrados tras las lineas rusas en Irán, los habían tratado como enemigos suyos. Al menos durante la noche, aunque con mucho sigilo y precaución se podía avanzar, pero ni aún así se estaba exento de peligro, como pudieron comprobar una noche que un helicóptero, donde alguno de sus tripulantes utilizaba gafas de visión nocturna, estuvo dando vueltas sobre ellos por que creyó haber visto algo en el suelo. Fue una noche “divertida” hasta que aquel malnacido de piloto quedó convencido que no había nada allí abajo y regresó por donde había venido. Apenas pudo avanzar el equipo Dorset un par de kilómetros aquella noche.
Cuando finalmente llegaron a su objetivo la noche anterior, MacCardy se desanimó. Abajo, en los casi dos kilómetros de terreno abierto de campos de cultivo que había entre las montañas y el río, cientos de hombres guardaban el puente. Tropas fronterizas del KGB, apoyadas por soldados del Ejército Rojo en posiciones antiaéreas o logísticas, y varios vehículos blindados. El plan era que los SAS volasen el puente con explosivos, pero todos los miembros del equipo coincidieron que sería casi suicida. Al final convinieron un plan, el menos peligroso y el que más posibilidades de éxito les pareció que tenía. Se trataba de dirigirse al oeste unos kilómetros, alejados de los soldados enemigos, y meterse en el río, dejarse llevar por la corriente y acercarse al puente de noche y con mucho sigilo. La colocación de los explosivos sería difícil sin ser detectados, pero si lo lograban, debían seguir dejándose arrastrar corriente abajo y salir del cauce fuera de la vista del enemigo, volver a las montañas y esperar a que el C-4 hiciese su trabajo. Por suerte para ellos, cuando comunicaron con el mando en Turquía para dar novedades e informar de como y cuando llevarían a cabo la misión, su controlador les dio nuevas instrucciones. Debían esperar hasta la noche siguiente, y hacer una designación láser del blanco para un ataque aéreo. Le dijeron la hora aproximada y el indicativo de los atacantes,para que se comunicara con ellos antes de iniciar el bombardeo del puente.
Y allí estaban los soldados ingleses, tendidos en lo alto de una colina frente al río, ocultos por el terreno y las redes miméticas, muertos de frio y apuntando con su designador láser al puente que ellos debían haber destruido. El capitán MacCardy y el resto de sus hombres respiraron aliviados al saber que no tendrían que realizar aquella incursión contra el puente, pero no dejaba de darle vueltas a aquel cambio de ordenes. Precisamente se había optado por que fueran las fuerzas especiales quienes llevasen a cabo aquel ataque por lo escaso de las fuerzas aéreas de ataque en profundidad que quedaban en el frente turco, así como lo peligroso de la misión, con unos puntos de cruce fuertemente defendidos según se había visto en las imágenes de satélite, aunque habían optado por llevarse el designador láser por si surgía un blanco de oportunidad o finalmente, como era el caso, se optaba por el ataque aéreo. Quizás los americanos o la RAF hubiesen enviado refuerzos desde otros teatros, a lo mejor desde el mismo Golfo, quizás el ataque provenía desde allí, pero era poco probable, las defensa aéreas eran todavía fuertes en la parte central y norte de Irak. En cualquier caso, pronto saldría de dudas.
Avanzada ya la madrugada, los SAS pudieron ver como había más movimiento del usual en las posiciones cercanas al puente. El sargento Horrocks utilizó los prismáticos e informó al resto del equipo.
-Parece que están ocupando las posiciones antiaéreas. Hay una especie de alarma. Los radares deben haber detectado a nuestros aviones y los han avisado. Nuestros amigos van a tener una dura “recepción”.
-Habrá que avisarles sugirió Cowen.
Las baterías de cañones antiaéreos de 23 y 57 milímetros con sus respectivos radares apuntaron hacia el cielo, mientras que hombres con lanzadores de misiles SAM portatiles escudriñaban el oscuro cielo por si lograban atisbar algo. Más lejos, a un kilómetro al otro lado de la orilla del río, una batería de misiles SA-6 estaba lista para entrar en acción.
Siguieron unos minutos de tensa espera hasta que la radio finalmente cobró vida, y el capitán pudo escucharla a través de sus auriculares.
-Lobo Azul, aquí Sombra 1. Lobo Azul, aquí Sombra 1.
-Aquí Lobo azul. Adelante Sombra 1, le recibo alto y claro – respondió MacCardy.
-Tres minutos para objetivo. Inicien iluminación. Sombra 1 corto.
-Roger. - “Joder. Que tío más escueto” pensó el capitán. A muchos de los pilotos que había conocido o guiado, les gustaba la “cháchara radiofónica” pero aquel piloto no tenía ganas de conversación. - Sombra 1, os deben haber detectado – se sintió en la obligación de advertirle - hay alarma antiaérea en las defensas del puente, puede ser muy peligroso intentar el ataque.
Pero MacCardy no recibió ninguna contestación, lo cual lo desconcertó todavía más
-¿Me copias Sombra 1?
Silencio. “Leches, que coñ* está pasando”
-¿Problemas capitán? - quiso saber Cowen.
-No lo se...no lo se.
Horrocks miró a MacCardy con expresión interrogativa
-Tu sigue iluminando sargento. Veremos que pasa en menos de tres minutos.
-De acuerdo.
Cuando faltaba menos de un minuto para que se cumpliesen el tiempo anunciado por el piloto, Cowen volvió a hablar.
-¿Y los cazas enemigos?¿No deberían estar luchando contra los nuestros? - preguntó Cowen al sargento.
-Es posible que estén entretenidos con nuestros cazas de escolta o que los hayan pillado durmiendo, yo que se.
-Tranquilo sargento, era simple curiosidad, Todo esto me parece un poco raro.
-Hijo, hagamos nuestro trabajo que es por lo que nos pagan y dejemos que de lo demás se preocupe quien le corresponda. - dijo centrando toda su atención en el designador láser.
-Si sargento.
Los auriculares de la radio parecía muertos, y allí arriba no se oía ruido de motores de cazabombarderos. MacCardy miraba con los prismáticos el puente, mientras Horrocks mantenía fijo el designador láser en el centro del mismo. ¿Como era que los rusos todavía no habían abierto fuego? Seguramente estarían volando muy bajo, pero ahora debía estar ganando altura para lanzar las bombas guiadas por láser, y sin embargo, nadie disparaba...no los habían localizado, era la única explicación posible.
De repente una...y otra explosión sacudieron el puente, destrozando la parte central donde apuntaba el láser. Las baterías antiaéreas comenzaron a dispara como por un acto reflejo y alguna llamarada de un SAM iluminó la noche.
Unos instantes después, otro invitado apareció en la radio del equipo Dorset.
-Lobo azul, aquí Boss 7-0. ¿Tiene un informe de daños para mi? - MacCardy reconoció el indicativo y a uno de los operadores del EC-130E ABCCC que actuaba como centro de mando aerotransportado al este de Turquía, y con el que ya habían tenido contacto en días anteriores.
MacCardy miró a Horrocks que estaba vigilando el puente con los prismáticos, y este levantó el pulgar en gesto de aprobación.
-En el blanco, repito, bombas en el blanco. El puente ha sido destruido. - MacCardy no se resistió a preguntar - No hemos visto llegar a nuestros pájaros y creo que los “ruskis” tampoco ¿Han sufrido algún daño?
-Negativo, todo está correcto. Están de camino a casa. Gracias por su colaboración Lobo azul. Corto.
-A su disposición Boss 7-0. Transmita a Sombra 1 que ha realizado un gran trabajo. Lobo azul corto.- Dijo todavía extrañado de que no fuera el propio piloto quien intentara verificar el resultado de la misión.
Tras aquellos momentos de tensión, y pese al caos que se había desatado alrededor del puente, el ambiente en lo alto de aquella colina se relajo un poco, y el cabo Stuart, que había estado muy callado casi toda la noche, seguramente algo decepcionado por no haber podido llenar el puente de C-4 como le hubiese gustado, fue el siguiente en hablar.
-Señores, propongo que salgamos de aquí inmediatamente, todavía nos quedan un par de horas de oscuridad y habría que poner tierra de por medio. Tenemos que buscar otros objetivos para “mis juguetitos” - dijo señalando la bolsa donde transportaba los explosivos.
-Stuart tiene razón – dijo el capitán oficializando lo que había expuesto el cabo – vayámonos de aquí a la orden de ya.
Los cuatro recogieron el poco material que tenían desplegado y con mucha cautela salieron de la zona marchando en dirección sur, por donde habían venido, buscando algún sitio para ocultarse y pasar el día hasta que llegara la noche siguiente, cuando se dirigirían a la carretera 27, la única vía de suministros que iba de norte a sur en la zona, para intentar seguir entorpeciendo el suministro enemigo con acciones directas.
En la distancia, Sombras 1 y 2 cruzaban poco después la frontera con Turquía y volvían al espacio aéreo amigo. Finalmente aterrizaban en la Base Aérea de Diyarbakir donde unos minutos antes habían hecho lo propio, Sombres 3 y 4. En total, 4 F-117 del 4450º TFS habían destruido 3 puentes y dañado otro más en la primera misión operativa de los más secretos aviones de combate de la USAF.
Eran las primeras horas del domingo 13 de agosto. A pesar de ser verano, en las tierras altas de la frontera soviético-iraní, hacía frió cuando el sol se ocultaba, y en aquella madrugada donde brillaba una gran luna, las temperaturas habían bajado todavía más de lo normal, así que el teniente MacCardy y sus tres compañeros que aguardaban agazapados en una colina, se abrigaban como podían a la vez que se movían lo menos posible para no ser detectados. La colina donde estaban distaba unos dos mil metros de uno de los puentes sobre el río Aras que el Ejército soviético había tendido sobre él para ayudar al cruce de los suministros y tropas que se dirigían al frente del Golfo Pérsico. Según la inteligencia de la OTAN, los rusos habían construido no menos de seis de esos puentes en la frontera, alejados del espacio aéreo turco para dificultar que fueran atacados por la aviación enemiga y aumentar el número de puntos de cruce entre los dos países, bastante limitados en tiempos de paz.
Desde que fueran introducidos en el norte de Irán el lunes anterior, el capitán MacCardy supo que aquella misión no iba a ser fácil. Ya solo el llegar hasta allí, en un viaje de apenas 30 kilómetros habían tardado varios días, y es que la zona estaba fuertemente custodiada por tropas enemigas, y moverse durante las horas de luz era imposible. El sobrevuelo de helicópteros era constante, los puestos de observación en las cotas más altas numerosos y las patrullas de tropas por valles y desfiladeros, una pesadilla. También evitaban encontrarse con los iraníes, ya fueran civiles o guerrilleros, ya que por las experiencias de otros equipos infiltrados tras las lineas rusas en Irán, los habían tratado como enemigos suyos. Al menos durante la noche, aunque con mucho sigilo y precaución se podía avanzar, pero ni aún así se estaba exento de peligro, como pudieron comprobar una noche que un helicóptero, donde alguno de sus tripulantes utilizaba gafas de visión nocturna, estuvo dando vueltas sobre ellos por que creyó haber visto algo en el suelo. Fue una noche “divertida” hasta que aquel malnacido de piloto quedó convencido que no había nada allí abajo y regresó por donde había venido. Apenas pudo avanzar el equipo Dorset un par de kilómetros aquella noche.
Cuando finalmente llegaron a su objetivo la noche anterior, MacCardy se desanimó. Abajo, en los casi dos kilómetros de terreno abierto de campos de cultivo que había entre las montañas y el río, cientos de hombres guardaban el puente. Tropas fronterizas del KGB, apoyadas por soldados del Ejército Rojo en posiciones antiaéreas o logísticas, y varios vehículos blindados. El plan era que los SAS volasen el puente con explosivos, pero todos los miembros del equipo coincidieron que sería casi suicida. Al final convinieron un plan, el menos peligroso y el que más posibilidades de éxito les pareció que tenía. Se trataba de dirigirse al oeste unos kilómetros, alejados de los soldados enemigos, y meterse en el río, dejarse llevar por la corriente y acercarse al puente de noche y con mucho sigilo. La colocación de los explosivos sería difícil sin ser detectados, pero si lo lograban, debían seguir dejándose arrastrar corriente abajo y salir del cauce fuera de la vista del enemigo, volver a las montañas y esperar a que el C-4 hiciese su trabajo. Por suerte para ellos, cuando comunicaron con el mando en Turquía para dar novedades e informar de como y cuando llevarían a cabo la misión, su controlador les dio nuevas instrucciones. Debían esperar hasta la noche siguiente, y hacer una designación láser del blanco para un ataque aéreo. Le dijeron la hora aproximada y el indicativo de los atacantes,para que se comunicara con ellos antes de iniciar el bombardeo del puente.
Y allí estaban los soldados ingleses, tendidos en lo alto de una colina frente al río, ocultos por el terreno y las redes miméticas, muertos de frio y apuntando con su designador láser al puente que ellos debían haber destruido. El capitán MacCardy y el resto de sus hombres respiraron aliviados al saber que no tendrían que realizar aquella incursión contra el puente, pero no dejaba de darle vueltas a aquel cambio de ordenes. Precisamente se había optado por que fueran las fuerzas especiales quienes llevasen a cabo aquel ataque por lo escaso de las fuerzas aéreas de ataque en profundidad que quedaban en el frente turco, así como lo peligroso de la misión, con unos puntos de cruce fuertemente defendidos según se había visto en las imágenes de satélite, aunque habían optado por llevarse el designador láser por si surgía un blanco de oportunidad o finalmente, como era el caso, se optaba por el ataque aéreo. Quizás los americanos o la RAF hubiesen enviado refuerzos desde otros teatros, a lo mejor desde el mismo Golfo, quizás el ataque provenía desde allí, pero era poco probable, las defensa aéreas eran todavía fuertes en la parte central y norte de Irak. En cualquier caso, pronto saldría de dudas.
Avanzada ya la madrugada, los SAS pudieron ver como había más movimiento del usual en las posiciones cercanas al puente. El sargento Horrocks utilizó los prismáticos e informó al resto del equipo.
-Parece que están ocupando las posiciones antiaéreas. Hay una especie de alarma. Los radares deben haber detectado a nuestros aviones y los han avisado. Nuestros amigos van a tener una dura “recepción”.
-Habrá que avisarles sugirió Cowen.
Las baterías de cañones antiaéreos de 23 y 57 milímetros con sus respectivos radares apuntaron hacia el cielo, mientras que hombres con lanzadores de misiles SAM portatiles escudriñaban el oscuro cielo por si lograban atisbar algo. Más lejos, a un kilómetro al otro lado de la orilla del río, una batería de misiles SA-6 estaba lista para entrar en acción.
Siguieron unos minutos de tensa espera hasta que la radio finalmente cobró vida, y el capitán pudo escucharla a través de sus auriculares.
-Lobo Azul, aquí Sombra 1. Lobo Azul, aquí Sombra 1.
-Aquí Lobo azul. Adelante Sombra 1, le recibo alto y claro – respondió MacCardy.
-Tres minutos para objetivo. Inicien iluminación. Sombra 1 corto.
-Roger. - “Joder. Que tío más escueto” pensó el capitán. A muchos de los pilotos que había conocido o guiado, les gustaba la “cháchara radiofónica” pero aquel piloto no tenía ganas de conversación. - Sombra 1, os deben haber detectado – se sintió en la obligación de advertirle - hay alarma antiaérea en las defensas del puente, puede ser muy peligroso intentar el ataque.
Pero MacCardy no recibió ninguna contestación, lo cual lo desconcertó todavía más
-¿Me copias Sombra 1?
Silencio. “Leches, que coñ* está pasando”
-¿Problemas capitán? - quiso saber Cowen.
-No lo se...no lo se.
Horrocks miró a MacCardy con expresión interrogativa
-Tu sigue iluminando sargento. Veremos que pasa en menos de tres minutos.
-De acuerdo.
Cuando faltaba menos de un minuto para que se cumpliesen el tiempo anunciado por el piloto, Cowen volvió a hablar.
-¿Y los cazas enemigos?¿No deberían estar luchando contra los nuestros? - preguntó Cowen al sargento.
-Es posible que estén entretenidos con nuestros cazas de escolta o que los hayan pillado durmiendo, yo que se.
-Tranquilo sargento, era simple curiosidad, Todo esto me parece un poco raro.
-Hijo, hagamos nuestro trabajo que es por lo que nos pagan y dejemos que de lo demás se preocupe quien le corresponda. - dijo centrando toda su atención en el designador láser.
-Si sargento.
Los auriculares de la radio parecía muertos, y allí arriba no se oía ruido de motores de cazabombarderos. MacCardy miraba con los prismáticos el puente, mientras Horrocks mantenía fijo el designador láser en el centro del mismo. ¿Como era que los rusos todavía no habían abierto fuego? Seguramente estarían volando muy bajo, pero ahora debía estar ganando altura para lanzar las bombas guiadas por láser, y sin embargo, nadie disparaba...no los habían localizado, era la única explicación posible.
De repente una...y otra explosión sacudieron el puente, destrozando la parte central donde apuntaba el láser. Las baterías antiaéreas comenzaron a dispara como por un acto reflejo y alguna llamarada de un SAM iluminó la noche.
Unos instantes después, otro invitado apareció en la radio del equipo Dorset.
-Lobo azul, aquí Boss 7-0. ¿Tiene un informe de daños para mi? - MacCardy reconoció el indicativo y a uno de los operadores del EC-130E ABCCC que actuaba como centro de mando aerotransportado al este de Turquía, y con el que ya habían tenido contacto en días anteriores.
MacCardy miró a Horrocks que estaba vigilando el puente con los prismáticos, y este levantó el pulgar en gesto de aprobación.
-En el blanco, repito, bombas en el blanco. El puente ha sido destruido. - MacCardy no se resistió a preguntar - No hemos visto llegar a nuestros pájaros y creo que los “ruskis” tampoco ¿Han sufrido algún daño?
-Negativo, todo está correcto. Están de camino a casa. Gracias por su colaboración Lobo azul. Corto.
-A su disposición Boss 7-0. Transmita a Sombra 1 que ha realizado un gran trabajo. Lobo azul corto.- Dijo todavía extrañado de que no fuera el propio piloto quien intentara verificar el resultado de la misión.
Tras aquellos momentos de tensión, y pese al caos que se había desatado alrededor del puente, el ambiente en lo alto de aquella colina se relajo un poco, y el cabo Stuart, que había estado muy callado casi toda la noche, seguramente algo decepcionado por no haber podido llenar el puente de C-4 como le hubiese gustado, fue el siguiente en hablar.
-Señores, propongo que salgamos de aquí inmediatamente, todavía nos quedan un par de horas de oscuridad y habría que poner tierra de por medio. Tenemos que buscar otros objetivos para “mis juguetitos” - dijo señalando la bolsa donde transportaba los explosivos.
-Stuart tiene razón – dijo el capitán oficializando lo que había expuesto el cabo – vayámonos de aquí a la orden de ya.
Los cuatro recogieron el poco material que tenían desplegado y con mucha cautela salieron de la zona marchando en dirección sur, por donde habían venido, buscando algún sitio para ocultarse y pasar el día hasta que llegara la noche siguiente, cuando se dirigirían a la carretera 27, la única vía de suministros que iba de norte a sur en la zona, para intentar seguir entorpeciendo el suministro enemigo con acciones directas.
En la distancia, Sombras 1 y 2 cruzaban poco después la frontera con Turquía y volvían al espacio aéreo amigo. Finalmente aterrizaban en la Base Aérea de Diyarbakir donde unos minutos antes habían hecho lo propio, Sombres 3 y 4. En total, 4 F-117 del 4450º TFS habían destruido 3 puentes y dañado otro más en la primera misión operativa de los más secretos aviones de combate de la USAF.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
-
- Cabo Primero
- Mensajes: 154
- Registrado: 13 Oct 2006, 13:46
-
- Sargento Segundo
- Mensajes: 365
- Registrado: 01 Oct 2009, 21:38
- Ubicación: mexico
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
exelente relato,solo un pequeño detalle,el equipo antiminas KMT-7 tiene un peso de 7500kg (+o-) y solo puede ser usado por tanques no por BRM-2 como mncionas en tu texto.otra cosa que creo que es erronea es la parte en la que dices que la limpiea del terreno duro en algunos casos mas de 2 horas (bajo fuego enemigo era un suicidio un retraso de esa magnitud)....de cualquier forma,el relato es exelente y espero mas....
- flanker33
- Teniente Coronel
- Mensajes: 2238
- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
Hola depreyautja,
Tienes razón con lo del KMT-7, el problema es que tuve un pequeño baile de letras, el vehiculo en cuestión no sería un BRM-2, sino un BMR-2, la versión de limpieza de minas del T-55. Y en cuanto a lo del retraso de las dos horas, me base en este articulo:
http://maic.jmu.edu/journal/5.3/focus/t ... ulihan.htm
Donde al parecer, y si no lo he traducido mal, los Marine durante Tormenta del Desierto tuvieron en algunos puntos serios problemas, de hasta cinco horas, para limpiar un par de pasos, en campos algo menos profundos que los que yo comento (de media pone que unos 15 minutos), aunque seguramente la resistencia iraquí sería menor que la del relato:
No se si se podría equiparar a las circunstancias del relato, pero por ser casi en la misma zona y en las mismas fechas (con minas y sistemas antiminados de la época), lo he tomado como ejemplo.
Saludos.
Tienes razón con lo del KMT-7, el problema es que tuve un pequeño baile de letras, el vehiculo en cuestión no sería un BRM-2, sino un BMR-2, la versión de limpieza de minas del T-55. Y en cuanto a lo del retraso de las dos horas, me base en este articulo:
http://maic.jmu.edu/journal/5.3/focus/t ... ulihan.htm
Donde al parecer, y si no lo he traducido mal, los Marine durante Tormenta del Desierto tuvieron en algunos puntos serios problemas, de hasta cinco horas, para limpiar un par de pasos, en campos algo menos profundos que los que yo comento (de media pone que unos 15 minutos), aunque seguramente la resistencia iraquí sería menor que la del relato:
The problems caused by bar mines turned the establishment of these two lanes a five-hour ordeal. On G-day, the 2nd Marine Division would have eight tanks with mine plows and two AAVs disabled. The majority of the division’s engineer equipment losses occurred in the Green lanes.
No se si se podría equiparar a las circunstancias del relato, pero por ser casi en la misma zona y en las mismas fechas (con minas y sistemas antiminados de la época), lo he tomado como ejemplo.
Saludos.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- Isra999
- Sargento
- Mensajes: 211
- Registrado: 02 Dic 2006, 01:52
- Ubicación: Muy Noble, Leal e Imperial Ciudad de México
Relato. "1989. La Campaña del Golfo"
Ohhhhhhh si, al fin aparecieron los Nighthawk, ya hasta se me había olvidado que existían...
Y tus templos, palacios y torres se derrumben con hórrido estruendo, y sus ruinas existan diciendo: De mil héroes la Patria aquí fue.
¿Quién está conectado?
Usuarios navegando por este Foro: theclash y 7 invitados