Cuando empezó la crisis el fuerte aumento del desempleo supuso que nos gastemos 3 puntos de PIB en prestaciones por desempleo. Cuando se acabe la crisis, se agoten las prestaciones y la economía vuelva a crecer nuestro gasto público se estabilizará en niveles del 40% del PIB unos de los más bajos de la OCDE y significativamente por debajo de Alemania y del promedio europeo. Por lo tanto, el Gobierno se equivoca de pleno concentrando todo el ajuste en el gasto y me temo que la Troika también lo hará y nos llevan directos a la depresión. Esto no implica que no haya gastos ineficientes y duplicidades que haya que eliminar y que sea necesario redefinir las prioridades de gasto para proteger la pobreza que es el principal riesgo de este tipo de crisis.
Nuestro problema es clarísimamente de recaudación. Buena parte de nuestros impuestos estaban ligados a la burbuja, especialmente en comunidades autónomas y ayuntamientos. Tras el pinchazo España necesita una reforma fiscal del calado de la Fuentes Quintana en 1977 que aumente 4 puntos de PIB la recaudación. La clave es elegir qué impuestos subir y cuándo, para no profundizar en la depresión.
El modelo alemán tiene una debilidad clave: su incapacidad para generar empleo. En 20 años sólo ha podido aumenta su base de ocupados un 7% mientras España lo ha hecho un 30%. Ya ha pinchado la burbuja y ha vomitado el exceso de empleo creado, por el que el resto es competitivo fruto de nuestras virtudes que las tenemos y superan a los defectos.
Fuente: http://blogs.cincodias.com/el_economista_observador/2012/06/la-paradoja-del-ahorro-espa%C3%B1a-vs-alemania.html
O sea: que era prioritaria la reforma fiscal a la laboral... y ahora (y en el futuro) es muy importante que las personas "no quiebren".
Resumiendo: que según esta opinión no estamos tan mal.
Ahora falta que nos convenzamos de ello y busquemos la que consideremos "la mejor salida"... sin contar para ello con colocar deuda en "el mercado", claro.