tercioidiaquez escribió:¿Qué he dicho yo? Y si, en el otro bando había detractores y sus razones eran tan válidas como las de cualquiera. Y no, yo no he querido resumir ninguna guerra, y no, solo cito lo que quiero. Ahora, si se me quiere imponer lo que tengo que citar...
No, perdona, yo no impongo nada, lo has dicho más arriba:
tercioidiaquez escribió:Sobre la guerra de sucesión, dos comentarios que la resumen a la perfección
Un tradicional centralismo francés que no tuvo ningún reparo en mantenerlo en algunas zonas.
Ya, pero como comprenderás, los territorios de entonces a lo mejor no quisieron jugársela. Entre un tipo que "a lo mejor" no va a ser centralista y otro que me está diciendo claramente que va a respetar mis fueros, ¿con cuál te hubieras quedado?
Para eso, más valía jugar la carta del Archiduque, que sí apoyaba muy explícitamente las reivindicaciones aragonesas (o quizás lo supo transmitir mejor).
O decir lo que querían oir.
Tercio, te respeto y sé que eres una persona muy versada en estos temas. Por favor, no me seas demagogo en este caso. Sabes que la política consiste en buena parte en decirle a la gente lo que quiere oir. Si Felipe no lo supo hacer, él sabría por qué.
Discutible, no veo yo una mayor resistencia en Cataluña que en Aragón, Valencia o Baleares.
Por supuesto, cada cual puede tener su opinión. Yo no encuentro acciones en Valencia, Aragón o Baleares comparables al asedio final a Barcelona.
No, yo no voy a divagaciones, voy a los hechos ¿Lo fue o no?
Y en cuanto a un segundo imperio, eso si es una divagación, o mejor dicho una utopía, porque nadie, absolutamente nadie en Europa hubiera permitido una reedición del imperio de Carlos V.
Es cierto que el siglo XVIII supuso un resurgimiento económico. Yo no digo que los primeros reyes borbones fueran malos gobernantes, y en cualquier caso fueron mejores que los últimos austrias, lo cual también explica en parte el resurgimiento que se produjo. Pero tampoco podemos acusar a quienes se pusieron de parte del austriaco diciendo "mira qué bien les fue al final con Felipe V" cuando no sabemos cómo hubiera ido con Carlos. Llámalo divagar, si quieres, pero ciertamente la apuesta no era descabellada: Carlos era un enamorado de nuestro país; se sabe que la pérdida de la corona española le causó una gran tristeza pese a ganar el honor de dirigir el Sacro Imperio, incluso su boda fue en una iglesia de Barcelona, y ya después de la guerra introdujo en la corte de Austria algunas costumbres cortesanas españolas.
Que ojo, a mí me da igual galgos que podencos, simplemente digo esto porque a veces se juzga al bando austriaco un tanto despectivamente (es lo que tiene ser el perdedor), cuando a fin de cuentas, unos y otros eran españoles, y cada cual tenía sus razones para preferir a un monarca.