EL FAU 091Un ejemplo de lo que algunos hacen, "para que otros puedan vivir"
Este sábado se realizó desde Mercedes un traslado de una paciente para trasplante hepático.
A las 18:40 arribó al aeródromo "Ricardo Detomasi" el helicóptero FAU 091, para trasladar a una joven madre de 5 chicos, con destino a Montevideo.
El aeródromo esperaba con su balizaje encendido, tras las rápidas coordinaciones realizadas por el Presidente del Aero Club Mercedes y los muchachos del ACM.
Este es un operativo que posibilita el traslado con la premura de estos casos, de esta señora que lleva más de un año en lista de espera para recibir un hígado, que no solo le permitirá mejorar su calidad de vida, le permitirá seguir con vida. La esperaban en el Hospital Militar para realizar la intervención quirúrgica, siendo esta la tercera vez que es convocada para tal operación, no habiendo sido posible en las dos anteriores por problemas del banco de sangre.
En mis años de trabajo periodístico y también en mi actual puesto a nivel institucional, me ha tocado cubrir cantidad de actividades y hechos de distinta índole, mi pasión por la aeronáutica me ha llevado a interiorizarme por la tarea en bien de la comunidad que realizan tanto la Fuerza Aérea Uruguaya como la Aviación Naval. Incluso en 1997 me tocó cubrir un traslado múltiple de órganos desde SUME, habiendo llegado en esa oportunidad un Bell 212 de la FAU y dos B 200 desde argentina para llevar corazón, hígado, córneas y riñones de un donante que sufrió un accidente aquí.
Pero quiero hacer hincapié en lo de esta noche, algo que me sensibilizó hasta las fibras y me permitió tomar cabal dimensión del lema del Escuadrón Aéreo Nº 5, "Para que otros puedan vivir".
Ver a esa mujer subir el helicóptero, con temor pero con muchas esperanzas, permite darse cuenta que más allá que pone su vida en las manos de los médicos para el trasplante; también hay una cadena de personas que juegan un papel importantísimo para que en este caso, esta mujer pueda recibir un hígado que le permita seguir viviendo.
El interminable abrazo con sus hijos más pequeños, el llanto cargado de angustia de esos niños y del esposo; había que estar ahí.

El piloto del helicóptero bajó, se presentó y le dijo unas palabras bajito a la mujer y los familiares, ese gesto trajo tranquilidad.
Después, mientras la señora caminaba rumbo al 091, todos los que estábamos junto a la planchada del aeródromo le hacíamos llegar nuestros mejores augurios, "mucha suerte", "fuerza", "tranquila, todo va a salir bien", eran las frases que le ponían calor a la fría noche que estaba cayendo sobre la capital de Soriano. Sus pasos la acercaban cada vez más a la aeronave, pero frenó su marcha y dijo "gracias, gracias a todos".
El Dauphine se preparaba para el vuelo de regreso, la paciente y su madre ya estaban en sus asientos, el chequeo previo al despegue, todo ok y el 091 comenzó a elevarse, girando tomando como guía la pista balizada de SUME.
En ese helicóptero no solo viajaba una paciente para trasplante, viajaba la esperanza de una familia.
Lágrimas, si, muchas; alguna oración, pero sobre todo dos lecciones de vida, la de alguien que lucha por su vida y de de un grupo de personas que casi siempre desde el anonimato trabajan para que otros puedan vivir.
En estos tiempos, donde mucho se habla de la pérdida de valores en la sociedad, agradezco a Dios que hoy mis hijas me hayan acompañado al aeródromo a ver este operativo, porque pude mostrarle un gran ejemplo de lo que es la vocación de estos hombres y mujeres que están dispuestos a dar todo por la vida de sus semejantes.
Mis felicitaciones a esa gente, que con su trabajo, nos cuidan y nos honran a todos los orientales.

