What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
- urquhart
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Hola Ventura,
ese es otro de los grandes mitos de la SGM, la llegada del amterial aliado a la URSS vía Mursmask... inicialmente fue así, y a través de Persia, pero las vías de comunicación persas eran insuficientes.... no es que no aportaran, esas dos vías, es que la gran vía de abastecimiento fue el PAcífico... Japón, no estaba en estado de Guerra con la URSS, así que desde la Costa Oeste partían buques hacia la URSS con bandera soviética; y aviones haciendo la travesía de Bering...
Caravan de camiones en Irán con destino a la URSS.
Saludos.
ese es otro de los grandes mitos de la SGM, la llegada del amterial aliado a la URSS vía Mursmask... inicialmente fue así, y a través de Persia, pero las vías de comunicación persas eran insuficientes.... no es que no aportaran, esas dos vías, es que la gran vía de abastecimiento fue el PAcífico... Japón, no estaba en estado de Guerra con la URSS, así que desde la Costa Oeste partían buques hacia la URSS con bandera soviética; y aviones haciendo la travesía de Bering...
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Tempus Fugit
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hombre pero segun tus mismas cifras estamos hablando que entre murmanks y persia mas el mar negro , suman mas o menos el 50 % de los envios, asi y todo el envio de esos suministros via transiberiano seria muchisimo mas complicado de poderse claro. porque me atrevo a considerar que el transiberiano ya estaba mas que sobre cargado.
yo sigo pensando que el momento era el que dije, aun al precio de restrasar barbaroja al año siguiente, perdon pero no me he podido resistir.
yo sigo pensando que el momento era el que dije, aun al precio de restrasar barbaroja al año siguiente, perdon pero no me he podido resistir.
- urquhart
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Hola a todos,
Ventura, quería hacer ver que existen alternativas.... Con la todopoderosa USN podrías reforzar los convoyes articos... los envíos por el MAr Negro son a partir de 1944 con Italia fuera de juego, y Rumanía y Bulgaria cambiando de bando.
A través del PAcífico llegó a la URSS todo aquella lista que os remití, pues los japoneses inspeccionanban algunos de los buqes.
Volviendo a La Ruta persa o Corerdor Persa, no estuvo en funcionamiento hasta mediados de 1942, y gracias a la implicación estadounidense en amteria ingenieril y logística.
Saludos
Ventura, quería hacer ver que existen alternativas.... Con la todopoderosa USN podrías reforzar los convoyes articos... los envíos por el MAr Negro son a partir de 1944 con Italia fuera de juego, y Rumanía y Bulgaria cambiando de bando.
A través del PAcífico llegó a la URSS todo aquella lista que os remití, pues los japoneses inspeccionanban algunos de los buqes.
Volviendo a La Ruta persa o Corerdor Persa, no estuvo en funcionamiento hasta mediados de 1942, y gracias a la implicación estadounidense en amteria ingenieril y logística.
Saludos
Tempus Fugit
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claro que para todo hay alternativas. pero eso no quiere decir que no sean mas complicadas. creo haber leido que los usa hiceron que el transito por iran pasase de 6000 tn a 100 y pico, nos e si diarias o mensuales. perdon pero estoi tirando de memoria...
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- General de Brigada
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
A continuación procederé a poner un análisis de un libro titulado: Germany and the Second World War Volume 5: Organization and Mobilization of the German Sphere of Power. Part I: Wartime Administration, Economy, and Manpower Resources, 1939-1941.
Es sumamente interesante y me sirve a mí para poder explicar cuales serín las medidas económicas que mi Hitler más astuto debe tomar para revertir el curso de la guerra.
Yo escribí entre paréntesis comentarios y palabras como: IMPORTANTE - CLAVE- IMPORTANTÍSIMO - INCREIBLE - SOLUCIONABLE
Esos son párrafos muy importantes para mí, ya que me dan el pie y la fundamentación para desarrollar mis propuestas industriales y económicas que me permitiran aumentar la producción.
Lean atentamente porque es demasiado interesante, no tiene desperdicio, es ilustrativa y útil para entender el caos organizacional del aparato productivo implementado por el nacionalsocialismo.
Aquí va la primer parte:
A pesar de que Hitler deseaba convertir a Alemania en una potencia militar, los gastos militares fueron relativamente modestos entre 1932-33 y 1935-36, representando no más que un 1.3% del producto nacional alemán. Incluso en 1936, las fuerzas alemanas encontrarían difícil combatir con cualquiera de sus estados vecinos. Overy da una serie de razones para ese bajo nivel de re-militarización en 1933: la recuperación económica, que para el régimen nazi era llave de la estabilización política y paz social después del caos de la depresión, no se lograría con el rearme; el empobrecimiento rural, la caída del mercado, las dificultades de la balanza de pagos y el sistema crediticio al borde del colapso. Todos estos factores se verían exacerbados por un alto gasto militar.
El rearme se mantuvo en secreto hasta 1935, y las prioridades de ese rearme se basaron primeramente en la reconstrucción de la infraestructura militar –cuarteles, aeródromos y escuelas de entrenamiento- que había sido destruida durante el período de desarme forzoso. Los primeros programas de producción de la fuerza aérea se concentraron en la construcción de aviones de entrenamiento. Entre 1934 y 1938, el 58% de la producción aérea se dedicó a los aviones de entrenamiento y sólo el 18% a aviones de combate. La producción de tanques fue lenta y el programa naval de 1934 había avanzado poco antes de finales de los treinta. La re-militarización a cualquier escala llevó su tiempo en conseguirse porque había partido en 1933 de una base exigua.
El punto crucial en el desarrollo tanto de la economía como del rearme llegó de la mano del Segundo Plan Cuatrienal de octubre de 1936, que marcaba de forma completamente diferente la expansión militar basada en la reconstrucción de la economía para afrontar las probables necesidades de la guerra.
Hitler creía que el fracaso de la economía alemana en suministrar armas y víveres para el frente en la IGM había sido la raíz del descontento social y la causa de la “puñalada por la espalda” al ejército alemán en 1918. En la década de los veinte, los militares trabajaron bajo el presupuesto de que cualquier guerra futura entre grandes estados sería lo que Ludendorff llamó “guerra total”, movilizando todos los recursos económicos de la nación para asegurar la victoria. En esa década, el ejército desarrolló la idea de una economía orientada a las necesidades de la defensa, idea que se alimentaba de las experiencias de la guerra de 1914-1918. Esto requería unos planes de movilización económica detallados en tiempos de paz, y demandaba el desarrollo de los sectores de materias primas e industrial para hacer la guerra. Requería la producción de aquellos productos que podían peligrar por el bloqueo, y reclamaba el entrenamiento de fuerza de trabajo especializada que estuviera disponible para ser transferida a los trabajos de guerra cuando se necesitasen. El peligro del descontento social debía ser resuelto asegurando unas bases adecuadas de víveres y un efectivo racionamiento de guerra, objetivos que no se habían logrado en 1914-1918.
La economía-basada-en la defensa no podía asegurarse sin considerar la economía como un todo. “En tiempos de peligro”, escribió el general Georg Thomas (que era el director de asuntos económicos de la Wehrmacht), “el suministro de víveres, la industria, el comercio, el suministro de materias primas, comercio exterior, finanzas, transporte y las tareas del Ministerio de Trabajo debían formar una unidad”. Fue la preparación de la guerra en este amplio sentido lo que Hitler puso en juego en 1936 con el Plan Cuatrienal bajo dirección de Hermann Göring. La principal estrategia de este plan era la sustitución de las importaciones para liberar a Alemania del peligro del bloqueo, esto es, la autarquía. Así que había que asegurar la producción interna de los materiales vitales de guerra, y donde no fuera posible, asegurase el suministro de la Europa oriental o sur-oriental, libre de las interferencias de las otras potencias.
El Plan, además, contemplaba un programa agrario para aumentar el rendimiento interno y garantizar la llamada Existenzminimum para la población en caso de que estallara la guerra. Había otros programas para maquinaria y productos químicos, y se pusieron a más de 1.3 millones de alemanes bajo entrenamiento especial para desarrollo de habilidades laborales para las necesidades de la guerra. Para controlar las implicaciones financieras de la preparación de la guerra se designó un Comisario de Precios bajo los auspicios de la organización del Plan, cuyo trabajo principal consistía en congelar los precios allí donde fuera posible. El dinero para tan grandes y nuevos proyectos industriales se recaudó parcialmente de los impuestos, pero mayormente de los préstamos tomados más o menos forzosamente de los bancos de ahorros del país.
La fase Wehrwirtschaft después de 1936 consiguió una notable transformación de la economía en un tiempo relativamente corto. Entre 1936 y 1939 casi dos tercios de la inversión industrial en Alemania fueron patrocinados por el Plan Cuatrienal: suministros internos de mineral de hierro en Salzgitter, expansión de la capacidad interna de producción de aluminio de 172.000 toneladas en 1933 a 434.000 en 1939, establecimiento de industrias para el fuel y caucho sintéticos…
Overy señala el efecto de una desviación de recursos a esa escala de varias formas. En 1938, la economía alemana era casi un 40% mayor que en 1928, en la cúspide del boom previo, aunque el gasto per capita de consumo creció sólo un 4% durante el mismo período y las exportaciones cayeron un 57%. En otras palabras, casi todo el crecimiento adicional de la economía fue desviado al gasto estatal, y la mayor parte vino por los preparativos económicos y militares de la guerra. El nivel de gasto de defensa a finales de los treinta, que Klein consideraba una medida modesta contra la última ejecución de la economía de guerra, fue de hecho muy alto en relación al gasto convencional en tiempos de paz. En 1938-1939, el presupuesto militar representó el 52% del gasto estatal y el 17% del producto nacional (1.3% en 1933). En 1913 las cifras fueron del 24% y 3% respectivamente. Las cifras del gasto directo de defensa, en las cuales Klein y Taylor basan sus argumentos, no tienen en cuenta estas amplias preparaciones económicas de la guerra, el “rearme económico” del que Hitler habló en 1936.
En 1938, Hitler aprobó un plan para quintuplicar el tamaño de la fuerza aérea en relación con la IGM y en enero de 1939 aprobó el plan para una gran flota naval, casos excepcionales para tener lugar en tiempo de paz. Se supuso que los programas de producción de materias primas y maquinaria, y realmente casi todos los programas, ideados por el Plan Cuatrienal estarían acabados a mediados de 1940. Pero una cosa era decirlo y otra hacerlo. En 1939 la mayoría del programa iniciado en 1936 se estaba llevando a cabo, y sólo una parte acabada. Hitler había indicado cuatro años de duración, pero sólo era una estimación indicativa. La mayor parte de los proyectos principales no estaría finalizada antes de 1942. En 1939 la economía alemana no estaba preparada para una gran guerra.
Continuará.
Es sumamente interesante y me sirve a mí para poder explicar cuales serín las medidas económicas que mi Hitler más astuto debe tomar para revertir el curso de la guerra.
Yo escribí entre paréntesis comentarios y palabras como: IMPORTANTE - CLAVE- IMPORTANTÍSIMO - INCREIBLE - SOLUCIONABLE
Esos son párrafos muy importantes para mí, ya que me dan el pie y la fundamentación para desarrollar mis propuestas industriales y económicas que me permitiran aumentar la producción.
Lean atentamente porque es demasiado interesante, no tiene desperdicio, es ilustrativa y útil para entender el caos organizacional del aparato productivo implementado por el nacionalsocialismo.
Aquí va la primer parte:
A pesar de que Hitler deseaba convertir a Alemania en una potencia militar, los gastos militares fueron relativamente modestos entre 1932-33 y 1935-36, representando no más que un 1.3% del producto nacional alemán. Incluso en 1936, las fuerzas alemanas encontrarían difícil combatir con cualquiera de sus estados vecinos. Overy da una serie de razones para ese bajo nivel de re-militarización en 1933: la recuperación económica, que para el régimen nazi era llave de la estabilización política y paz social después del caos de la depresión, no se lograría con el rearme; el empobrecimiento rural, la caída del mercado, las dificultades de la balanza de pagos y el sistema crediticio al borde del colapso. Todos estos factores se verían exacerbados por un alto gasto militar.
El rearme se mantuvo en secreto hasta 1935, y las prioridades de ese rearme se basaron primeramente en la reconstrucción de la infraestructura militar –cuarteles, aeródromos y escuelas de entrenamiento- que había sido destruida durante el período de desarme forzoso. Los primeros programas de producción de la fuerza aérea se concentraron en la construcción de aviones de entrenamiento. Entre 1934 y 1938, el 58% de la producción aérea se dedicó a los aviones de entrenamiento y sólo el 18% a aviones de combate. La producción de tanques fue lenta y el programa naval de 1934 había avanzado poco antes de finales de los treinta. La re-militarización a cualquier escala llevó su tiempo en conseguirse porque había partido en 1933 de una base exigua.
El punto crucial en el desarrollo tanto de la economía como del rearme llegó de la mano del Segundo Plan Cuatrienal de octubre de 1936, que marcaba de forma completamente diferente la expansión militar basada en la reconstrucción de la economía para afrontar las probables necesidades de la guerra.
Hitler creía que el fracaso de la economía alemana en suministrar armas y víveres para el frente en la IGM había sido la raíz del descontento social y la causa de la “puñalada por la espalda” al ejército alemán en 1918. En la década de los veinte, los militares trabajaron bajo el presupuesto de que cualquier guerra futura entre grandes estados sería lo que Ludendorff llamó “guerra total”, movilizando todos los recursos económicos de la nación para asegurar la victoria. En esa década, el ejército desarrolló la idea de una economía orientada a las necesidades de la defensa, idea que se alimentaba de las experiencias de la guerra de 1914-1918. Esto requería unos planes de movilización económica detallados en tiempos de paz, y demandaba el desarrollo de los sectores de materias primas e industrial para hacer la guerra. Requería la producción de aquellos productos que podían peligrar por el bloqueo, y reclamaba el entrenamiento de fuerza de trabajo especializada que estuviera disponible para ser transferida a los trabajos de guerra cuando se necesitasen. El peligro del descontento social debía ser resuelto asegurando unas bases adecuadas de víveres y un efectivo racionamiento de guerra, objetivos que no se habían logrado en 1914-1918.
La economía-basada-en la defensa no podía asegurarse sin considerar la economía como un todo. “En tiempos de peligro”, escribió el general Georg Thomas (que era el director de asuntos económicos de la Wehrmacht), “el suministro de víveres, la industria, el comercio, el suministro de materias primas, comercio exterior, finanzas, transporte y las tareas del Ministerio de Trabajo debían formar una unidad”. Fue la preparación de la guerra en este amplio sentido lo que Hitler puso en juego en 1936 con el Plan Cuatrienal bajo dirección de Hermann Göring. La principal estrategia de este plan era la sustitución de las importaciones para liberar a Alemania del peligro del bloqueo, esto es, la autarquía. Así que había que asegurar la producción interna de los materiales vitales de guerra, y donde no fuera posible, asegurase el suministro de la Europa oriental o sur-oriental, libre de las interferencias de las otras potencias.
El Plan, además, contemplaba un programa agrario para aumentar el rendimiento interno y garantizar la llamada Existenzminimum para la población en caso de que estallara la guerra. Había otros programas para maquinaria y productos químicos, y se pusieron a más de 1.3 millones de alemanes bajo entrenamiento especial para desarrollo de habilidades laborales para las necesidades de la guerra. Para controlar las implicaciones financieras de la preparación de la guerra se designó un Comisario de Precios bajo los auspicios de la organización del Plan, cuyo trabajo principal consistía en congelar los precios allí donde fuera posible. El dinero para tan grandes y nuevos proyectos industriales se recaudó parcialmente de los impuestos, pero mayormente de los préstamos tomados más o menos forzosamente de los bancos de ahorros del país.
La fase Wehrwirtschaft después de 1936 consiguió una notable transformación de la economía en un tiempo relativamente corto. Entre 1936 y 1939 casi dos tercios de la inversión industrial en Alemania fueron patrocinados por el Plan Cuatrienal: suministros internos de mineral de hierro en Salzgitter, expansión de la capacidad interna de producción de aluminio de 172.000 toneladas en 1933 a 434.000 en 1939, establecimiento de industrias para el fuel y caucho sintéticos…
Overy señala el efecto de una desviación de recursos a esa escala de varias formas. En 1938, la economía alemana era casi un 40% mayor que en 1928, en la cúspide del boom previo, aunque el gasto per capita de consumo creció sólo un 4% durante el mismo período y las exportaciones cayeron un 57%. En otras palabras, casi todo el crecimiento adicional de la economía fue desviado al gasto estatal, y la mayor parte vino por los preparativos económicos y militares de la guerra. El nivel de gasto de defensa a finales de los treinta, que Klein consideraba una medida modesta contra la última ejecución de la economía de guerra, fue de hecho muy alto en relación al gasto convencional en tiempos de paz. En 1938-1939, el presupuesto militar representó el 52% del gasto estatal y el 17% del producto nacional (1.3% en 1933). En 1913 las cifras fueron del 24% y 3% respectivamente. Las cifras del gasto directo de defensa, en las cuales Klein y Taylor basan sus argumentos, no tienen en cuenta estas amplias preparaciones económicas de la guerra, el “rearme económico” del que Hitler habló en 1936.
En 1938, Hitler aprobó un plan para quintuplicar el tamaño de la fuerza aérea en relación con la IGM y en enero de 1939 aprobó el plan para una gran flota naval, casos excepcionales para tener lugar en tiempo de paz. Se supuso que los programas de producción de materias primas y maquinaria, y realmente casi todos los programas, ideados por el Plan Cuatrienal estarían acabados a mediados de 1940. Pero una cosa era decirlo y otra hacerlo. En 1939 la mayoría del programa iniciado en 1936 se estaba llevando a cabo, y sólo una parte acabada. Hitler había indicado cuatro años de duración, pero sólo era una estimación indicativa. La mayor parte de los proyectos principales no estaría finalizada antes de 1942. En 1939 la economía alemana no estaba preparada para una gran guerra.
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Conclusiones.-
La inesperada contraofensiva del Ejército Rojo ante Moscú puso de manifiesto el fracaso de la Operación Barbarroja y causó un brusco final de la euforia en el liderazgo y la población del Tercer Reich. El juego que Hitler había comenzado en 1939 amenazó con acabar en desastre. Pero había otros factores, además del contratiempo militar de finales de 1941, que podrían haber conducido a una reevaluación del programa híbrido de conquista perseguido por el régimen. Entre ellos estaban principalmente la alarmante evolución de los territorios ocupados por Alemania y, sobre todo, los problemas de recursos humanos y económicos de la propia Alemania. A pesar de las advertencias lógicas, e incluso en la catastrófica atmósfera de finales de 1941, los líderes alemanes no querían ni eran capaces de cambiar sus ideas, planes o métodos. Se negaron a admitir el fracaso de los objetivos de su guerra y a extraer las conclusiones apropiadas. La reducción de un programa que había sido anunciado públicamente, o la introducción de cualquier cosa parecida a una política de moderación, era incompatible con la esencia del Nacionalsocialismo y la imagen de sus más altos representantes. El mundo de las ideas de Hitler estaba marcado profundamente por conceptos del darwinismo social; para él personalmente, y de esta forma para el pueblo alemán cuyo “líder” se había nombrado a sí mismo, sólo existían las alternativas de la victoria o la derrota.
En el quinto volumen de la obra, que cubre el período 1939-41, los autores han revelado cuán grandemente el Tercer Reich había sobreestimado su propia fuerza en el esfuerzo de lograr un estatus preeminente de gran potencia y de potencia mundial. Al menos en esos aspectos de la Segunda Guerra Mundial que han investigado, los autores han concluido que el final del tercer año de la guerra merece ser contemplado como un momento decisivo (“turning-point”) fundamental. Esto es verdad más allá de un sentido puramente militar. El fracaso cada vez más evidente del Reich alemán para establecer una hegemonía perdurable sobre el continente europeo, y especialmente las omisiones originales en la movilización de los recursos humanos y económicos del país, presentaron a los alemanes problemas insolubles. Ni siquiera una explotación más intensiva e implacable de los territorios ocupados, y alguna mejora en la dirección económica dentro de Alemania, les podía dar una oportunidad real de evitar la derrota. La fuerza alemana ya había sido sobre-extendida durante la conducción de la guerra hasta la fecha y en la subyugación de grandes partes de Europa. El espacio entre los planes ilimitados y el verdadero potencial del país ya no podía ser cerrado. Inevitablemente, la situación se volvió todavía más desesperada cuando los gobernantes del Nacionalsocialismo, a pesar de su fracaso en lograr la victoria en la “guerra europea”, se negaron a no involucrarse en una nueva guerra mundial. Para Hitler, y para todos aquellos que ya eran culpables de los crímenes más terribles cometidos bajo su mando o autoridad, no había salida. La guerra fue prolongada con los medios más inescrupulosos, y el número de víctimas multiplicado implacablemente.
La principal razón de esta evolución se encuentra en el carácter del sistema del Nacionalsocialismo y su dependencia de un dictador todopoderoso. Él y sus asesores más importantes eran incapaces de asumir la posición que habían usurpado y las responsabilidades con que se enfrentaban. (IMPORTANTE)
La creciente obsesión de Hitler con la dirección de una guerra que discurría contraria a su programa absorbió sus energías hasta tal grado que sólo encontró tiempo para las cuestiones no-militares cuando ya no podían ser por más tiempo evitadas. (IMPORTANTE)
La coordinación de las decisiones políticas con la dirección militar de la guerra se reducía a una forma de dirección de crisis e improvisaciones irregulares y a corto plazo (IMPORTANTE y un error imperdonable). Decisiones que se necesitaban con urgencia se tomaron parcialmente o de una manera que no había sido considerada adecuadamente. (IMPERDONABLE)
Cuando se encontraron los problemas, raramente fueron solucionados de forma permanente. Hitler toleraba o incluso deseaba el caos de autoridad al más alto nivel, con sus múltiples rivalidades y excesiva fricción. Este caos, sin embargo, no hacía nada para ayudar al esfuerzo de guerra alemán. (IMPERDONABLE)
Las notables y excesivas luchas de interés entre los diferentes gobernantes y autoridades del Nacionalsocialismo pueden recapitularse bajo el término “policracia”. Cualquier demanda realizada en esta lucha de poder sin fin, sin embargo, ha de remontarse a la voluntad expresa del dictador, incluso cuando era incierta o desconocida. (IMPERDONABLE, pero mi Hitler más astuto lo va a evitar).
La posición de Hitler como suprema autoridad en la toma de decisiones permaneció indiscutida. En este sentido, el “estado del Führer” continuó existiendo en toda crisis. (Mi Hitler más astuto lo va a corregir). Incluso el así llamado “principio de liderazgo”, que supuestamente era superior a todas las formas democráticas de toma de decisiones, demostró ser inadecuado para hacer una guerra que no iba como se había planeado, para la dirección del estado, y para la resolución de los crecientes problemas enfrentados por el régimen. (También esto es de fácil resolución por mi Hitler más astuto).
No hay duda de que la razón primordial del fracaso del Tercer Reich fue la coalición abrumadoramente poderosa forjada contra él por sus adversarios. Al mismo tiempo, sin embargo, el régimen sufría de una multiplicidad de debilidad estructural y deficiencias evitables de organización que presentaba un increíble contraste con los planes híbridos de su “líder” y de la propaganda oficial. (Solucionando los problemas burocráticos se soluciona la debilidad estructural de la organización).
Las victorias aparentemente inspiradoras de los primeros años habían sido posibles sólo por una ventaja inicial tecnológica y organizacional relativa, además de una mayor preparación de guerra, fanatismo e incluso idealismo de los “camaradas del pueblo” alemán. Los errores y la desunión en parte de los enemigos de Alemania también contribuyeron a estos primeros éxitos. Esta situación no ocultó simplemente las áreas de debilidad de la propia Alemania; dejando a un lado las cuestiones de moral que fueron tan despiadadamente ignoradas, también animó al régimen a desatender medidas que eran tanto viables como necesarias. Los movimientos hacia la mejor organización posible en el esfuerzo de guerra alemán y la explotación de las ventajas temporales de Alemania quedaron en nada, y, realmente, no fueron intentados con cualquier asomo de consistencia. Al principio Hitler estaba ansioso de ahorrarle al pueblo alemán la austeridad y el sacrificio posteriores dondequiera que fuera posible. Fue aquí donde tuvieron su efecto las experiencias negativas de la Primera Guerra Mundial. Las medidas que eran consideradas necesarias, pero que podían ser inconfortables para la población, fueron a menudo pospuestas o suavizadas sin que las consecuencias inevitables fueran plenamente calculadas. (De más está decir que no va a haber contemplaciones para el pueblo alemán en mi Barbarroja. ES PREFERIBLE SACRIFICARSE UN POCO EN 1942 A SUFRIR PRIVACIONES Y MUERTES EN 1944)
Tampoco permite un juicio más favorable el tratamiento alemán de los territorios ocupados. Las rivalidades que se habían vuelto endémicas en el Reich entre las oficinas más altas del Partido y del estado se transfirieron a los territorios conquistados. Aquí continuaron, algunas veces con intensidad creciente. Las organizaciones de las SS y el Partido, en particular, utilizaron los territorios ocupados para ampliar su base de poder en un intento de ganar más influencia dentro de la estructura del sistema Nacionalsocialista. En el sector económico las autoridades del Reich habían contemplado sus tareas, y la eficiencia de sus medidas, sólo para que pudieran explotar las ventajas temporales para proclamar su propio éxito. Todas las autoridades fracasaron en planear correctamente o coordinar sus medidas. El caos general del control alemán era el resultado inevitable. Estas tendencias permanecieron en burdo contraste con las afirmaciones del liderazgo realizadas por el régimen sobre la base de sus triunfos militares. Como resultado de su naturaleza inescrupulosa, desprecio de las consideraciones legales, y uso creciente de métodos criminales, la política alemana descansó casi exclusivamente en la “punta de la bayoneta”. (IMPORTANTE)
La política alemana tuvo consecuencias desastrosas para la mayoría de los habitantes de las áreas ocupadas, que sufrieron daño material, duras condiciones de vida, humillaciones, inseguridad legal, y múltiples medidas de fuerza que incluían la amenaza de sus vidas. Semejante política era debida sólo en parte a planes contemplados; frecuentemente era el resultado de la improvisación. Las estructuras utilizadas por los alemanes para gobernar las diversas áreas bajo su control no eran uniformes y no eran aun capaces de cumplir las intenciones de sus ocupantes. Hitler sólo estaba interesado en las más básicas regulaciones esenciales. Todas las decisiones fundamentales fueron pospuestas hasta lo que él esperaba que sería el final victorioso de la guerra, que ofrecería las condiciones más favorables para la creación de un “nuevo orden”. Las inconsistencias y deficiencias de organización no fueron eliminadas. (IMPERDONABLE). Estos errores afectaron a las actividades de los distintos regímenes de ocupación que se instalaron con el objetivo de representar a la autoridad del Reich en los países ocupados y explotar los recursos disponibles para beneficio de los alemanes. No se dieron directivas claras y coordinadas desde las autoridades más altas. Las principales autoridades militares, que tradicionalmente eran responsables del ejercicio de poder en los territorios ocupados, mostraron cada vez menos interés en esta tarea “impropia de un soldado”. Por tanto, aceptaron sin resistencia, e incluso voluntariamente, el objetivo del liderazgo político, que era entregar la administración de las áreas controladas por Alemania a autoridades ostensiblemente “más adecuadas”; v. g., civiles. Esta renuncia por parte de la Wehrmacht hizo más fácil para otras autoridades del Reich, más radicales, influenciar en las condiciones de los territorios ocupados por Alemania.
Desde el comienzo, el concepto de una “economía de mando militar” careció de fuerza. La razón más importante fue la fragmentación del liderazgo de la Wehrmacht y su falta de habilidad para acordar, y actuar sobre, sus intereses comunes (IMPERDONABLE). Las rivalidades tradicionales entre las armas de la Wehrmacht continuaron, y los planes para un esfuerzo de guerra conjunto fueron desarrollados inadecuadamente. Tales deficiencias fueron agravadas por ideas contradictorias e irreales sobre el futuro armamento y la modernización de las fuerzas de combate, y por valoraciones inadecuadas sobre las probables demandas de la guerra y la necesidad de reemplazos. (IMPORTANTE)
El Alto Mando de la Wehrmacht fracasó en imponer la coordinación y armonización de planes individuales esquemáticos para el rearme. Además, los planes mismos estaban basados en cálculos irreales de materias primas, que cada vez más evitaban una comprensión de las fuerzas dinámicas y complejas conexiones de la economía. Las condiciones de producción en una economía capitalista, incluso en tiempo de guerra, no se pueden definir o cambiar fácilmente de acuerdo con principios militares. (IMPORTANTE)
La burocracia del armamento militar hubiera tenido más posibilidades de éxito si se hubiera limitado ella misma a asegurar la dirección general estableciendo el alcance de sus requerimientos y órdenes, y utilizar todos los medios disponibles, incluyendo incentivos financieros, para estimular la productividad en los trabajadores. (CLAVE E IMPORTANTE)
En cambio, fue incapaz de resistir la tentación de interferir hasta en los más pequeños detalles de las fábricas. Si bien es verdad que sólo una pequeña parte de la industria estaba sujeta a la economía de mando militar, esta sección era vital para la producción de material de guerra. Además, el dirigismo de la economía de mando militar encontró gran resistencia en el sistema Nacionalsocialista y fue por tanto incapaz de desarrollarse en el centro de una economía de estado planificada. La suspensión parcial de los mecanismos del mercado condujo sin embargo al estancamiento de la producción porque no fueron reemplazados por otros estímulos de dirección efectiva. (IMPERDONABLE, pero corregible por mi Hitler más astuto).
Cuando se suspendió la movilización económica en el otoño de 1939, jugó parte un vago asunto por la condición interna del Reich y el ambiente de la población. Sin embargo, tuvo efecto solamente porque la Wehrmacht desatendió demandar la producción masiva de material de guerra, que sólo podía ser lograda mediante la movilización de todas las reservas disponibles y la reorganización de la economía de una manera que inevitablemente entrañaría sacrificios. (CLAVE y de más está decir que mi Hitler más astuto va a promover ese sacrificio a cambio de una reorganización eficiente y de poner todos los recursos al servicio de fábricas que van a funcionar al 100%)).
El agitado rearme de los años recientes había creado la impresión de que la producción de la industria de armamento podía aumentarse posteriormente. Basando sus expectativas en un malentendido de las fuerzas dinámicas que podían ser movilizadas dentro de una economía nacional, los especialistas temían realmente que la guerra condujera a una caída de la producción industrial.
Inicialmente, el liderazgo de la Wehrmacht estaba preparado, al menos, para posponer los planes de expansión a largo plazo hechos por la marina y la Luftwaffe en 1938-39. Era el ejército quien debía llevar el grueso del combate en la guerra continental. Sin embargo, las autoridades relevantes del ejército encontraron difícil desarrollar un programa de armamento realista y con visión de futuro (INCREÍBLE). Durante algún tiempo, los comandantes estaban contentos con el material de guerra que sus departamentos de armamento y material y sus oficinas de adquisición lograban obtener de la producción regular, y de lo que podían tomar unos de otros. Mientras esta situación continuaba, las demandas para la restricción de los requerimientos civiles y para la dirección central de la economía de guerra permanecieron sin convencer.
El compromiso del octubre de 1939, con su descentralización de la producción de armamentos, pronto se reflejó en las estructuras de las tomas de decisión y planificación. Su efecto fue posponer medidas que eran consideradas como necesarias hasta el comienzo de las esperadas batallas de material, y de esta forma, dado que la guerra al principio discurrió asombrosamente bien, hasta el final de 1941. El resultado fue una “economía de transición” de dos años de improvisaciones y planes a corto plazo. En última instancia, esta economía estaba relacionada con una “transición” no hacia la movilización total sino hacia una economía de posguerra (INCREIBLE).
Mientras que los militares presionaron por posteriores movimientos hacia la movilización, el Partido exigía lanzar una “revolución social” y otros grupos del aparato del estado y de la economía actuaron como un freno al cambio. Esas fuerzas en conflicto produjeron una batalla subliminal por el orden económico que a menudo inmovilizó más fuerzas que las que se liberaron para concentrarse en las necesidades de la economía de guerra. ( (IMPORANTE).
Parte de la razón del fracaso de la militarización de la economía reside en la persona de Hitler. El dictador prefirió restringir a la Wehrmacht al liderazgo de la “guerra de armas”; en la “guerra de las fábricas” tenía más confianza en la pericia de los ingenieros y empresarios. También fracasó por la oposición del Partido, el aparato del estado, y, no menos, por la propia empresa privada, que luchó implacablemente para mantener su status quo y para prevenir cambios en el poder político a favor de los elementos “socialistas del estado”. (INCREIBLE, pero solucionable).
Continuará
La inesperada contraofensiva del Ejército Rojo ante Moscú puso de manifiesto el fracaso de la Operación Barbarroja y causó un brusco final de la euforia en el liderazgo y la población del Tercer Reich. El juego que Hitler había comenzado en 1939 amenazó con acabar en desastre. Pero había otros factores, además del contratiempo militar de finales de 1941, que podrían haber conducido a una reevaluación del programa híbrido de conquista perseguido por el régimen. Entre ellos estaban principalmente la alarmante evolución de los territorios ocupados por Alemania y, sobre todo, los problemas de recursos humanos y económicos de la propia Alemania. A pesar de las advertencias lógicas, e incluso en la catastrófica atmósfera de finales de 1941, los líderes alemanes no querían ni eran capaces de cambiar sus ideas, planes o métodos. Se negaron a admitir el fracaso de los objetivos de su guerra y a extraer las conclusiones apropiadas. La reducción de un programa que había sido anunciado públicamente, o la introducción de cualquier cosa parecida a una política de moderación, era incompatible con la esencia del Nacionalsocialismo y la imagen de sus más altos representantes. El mundo de las ideas de Hitler estaba marcado profundamente por conceptos del darwinismo social; para él personalmente, y de esta forma para el pueblo alemán cuyo “líder” se había nombrado a sí mismo, sólo existían las alternativas de la victoria o la derrota.
En el quinto volumen de la obra, que cubre el período 1939-41, los autores han revelado cuán grandemente el Tercer Reich había sobreestimado su propia fuerza en el esfuerzo de lograr un estatus preeminente de gran potencia y de potencia mundial. Al menos en esos aspectos de la Segunda Guerra Mundial que han investigado, los autores han concluido que el final del tercer año de la guerra merece ser contemplado como un momento decisivo (“turning-point”) fundamental. Esto es verdad más allá de un sentido puramente militar. El fracaso cada vez más evidente del Reich alemán para establecer una hegemonía perdurable sobre el continente europeo, y especialmente las omisiones originales en la movilización de los recursos humanos y económicos del país, presentaron a los alemanes problemas insolubles. Ni siquiera una explotación más intensiva e implacable de los territorios ocupados, y alguna mejora en la dirección económica dentro de Alemania, les podía dar una oportunidad real de evitar la derrota. La fuerza alemana ya había sido sobre-extendida durante la conducción de la guerra hasta la fecha y en la subyugación de grandes partes de Europa. El espacio entre los planes ilimitados y el verdadero potencial del país ya no podía ser cerrado. Inevitablemente, la situación se volvió todavía más desesperada cuando los gobernantes del Nacionalsocialismo, a pesar de su fracaso en lograr la victoria en la “guerra europea”, se negaron a no involucrarse en una nueva guerra mundial. Para Hitler, y para todos aquellos que ya eran culpables de los crímenes más terribles cometidos bajo su mando o autoridad, no había salida. La guerra fue prolongada con los medios más inescrupulosos, y el número de víctimas multiplicado implacablemente.
La principal razón de esta evolución se encuentra en el carácter del sistema del Nacionalsocialismo y su dependencia de un dictador todopoderoso. Él y sus asesores más importantes eran incapaces de asumir la posición que habían usurpado y las responsabilidades con que se enfrentaban. (IMPORTANTE)
La creciente obsesión de Hitler con la dirección de una guerra que discurría contraria a su programa absorbió sus energías hasta tal grado que sólo encontró tiempo para las cuestiones no-militares cuando ya no podían ser por más tiempo evitadas. (IMPORTANTE)
La coordinación de las decisiones políticas con la dirección militar de la guerra se reducía a una forma de dirección de crisis e improvisaciones irregulares y a corto plazo (IMPORTANTE y un error imperdonable). Decisiones que se necesitaban con urgencia se tomaron parcialmente o de una manera que no había sido considerada adecuadamente. (IMPERDONABLE)
Cuando se encontraron los problemas, raramente fueron solucionados de forma permanente. Hitler toleraba o incluso deseaba el caos de autoridad al más alto nivel, con sus múltiples rivalidades y excesiva fricción. Este caos, sin embargo, no hacía nada para ayudar al esfuerzo de guerra alemán. (IMPERDONABLE)
Las notables y excesivas luchas de interés entre los diferentes gobernantes y autoridades del Nacionalsocialismo pueden recapitularse bajo el término “policracia”. Cualquier demanda realizada en esta lucha de poder sin fin, sin embargo, ha de remontarse a la voluntad expresa del dictador, incluso cuando era incierta o desconocida. (IMPERDONABLE, pero mi Hitler más astuto lo va a evitar).
La posición de Hitler como suprema autoridad en la toma de decisiones permaneció indiscutida. En este sentido, el “estado del Führer” continuó existiendo en toda crisis. (Mi Hitler más astuto lo va a corregir). Incluso el así llamado “principio de liderazgo”, que supuestamente era superior a todas las formas democráticas de toma de decisiones, demostró ser inadecuado para hacer una guerra que no iba como se había planeado, para la dirección del estado, y para la resolución de los crecientes problemas enfrentados por el régimen. (También esto es de fácil resolución por mi Hitler más astuto).
No hay duda de que la razón primordial del fracaso del Tercer Reich fue la coalición abrumadoramente poderosa forjada contra él por sus adversarios. Al mismo tiempo, sin embargo, el régimen sufría de una multiplicidad de debilidad estructural y deficiencias evitables de organización que presentaba un increíble contraste con los planes híbridos de su “líder” y de la propaganda oficial. (Solucionando los problemas burocráticos se soluciona la debilidad estructural de la organización).
Las victorias aparentemente inspiradoras de los primeros años habían sido posibles sólo por una ventaja inicial tecnológica y organizacional relativa, además de una mayor preparación de guerra, fanatismo e incluso idealismo de los “camaradas del pueblo” alemán. Los errores y la desunión en parte de los enemigos de Alemania también contribuyeron a estos primeros éxitos. Esta situación no ocultó simplemente las áreas de debilidad de la propia Alemania; dejando a un lado las cuestiones de moral que fueron tan despiadadamente ignoradas, también animó al régimen a desatender medidas que eran tanto viables como necesarias. Los movimientos hacia la mejor organización posible en el esfuerzo de guerra alemán y la explotación de las ventajas temporales de Alemania quedaron en nada, y, realmente, no fueron intentados con cualquier asomo de consistencia. Al principio Hitler estaba ansioso de ahorrarle al pueblo alemán la austeridad y el sacrificio posteriores dondequiera que fuera posible. Fue aquí donde tuvieron su efecto las experiencias negativas de la Primera Guerra Mundial. Las medidas que eran consideradas necesarias, pero que podían ser inconfortables para la población, fueron a menudo pospuestas o suavizadas sin que las consecuencias inevitables fueran plenamente calculadas. (De más está decir que no va a haber contemplaciones para el pueblo alemán en mi Barbarroja. ES PREFERIBLE SACRIFICARSE UN POCO EN 1942 A SUFRIR PRIVACIONES Y MUERTES EN 1944)
Tampoco permite un juicio más favorable el tratamiento alemán de los territorios ocupados. Las rivalidades que se habían vuelto endémicas en el Reich entre las oficinas más altas del Partido y del estado se transfirieron a los territorios conquistados. Aquí continuaron, algunas veces con intensidad creciente. Las organizaciones de las SS y el Partido, en particular, utilizaron los territorios ocupados para ampliar su base de poder en un intento de ganar más influencia dentro de la estructura del sistema Nacionalsocialista. En el sector económico las autoridades del Reich habían contemplado sus tareas, y la eficiencia de sus medidas, sólo para que pudieran explotar las ventajas temporales para proclamar su propio éxito. Todas las autoridades fracasaron en planear correctamente o coordinar sus medidas. El caos general del control alemán era el resultado inevitable. Estas tendencias permanecieron en burdo contraste con las afirmaciones del liderazgo realizadas por el régimen sobre la base de sus triunfos militares. Como resultado de su naturaleza inescrupulosa, desprecio de las consideraciones legales, y uso creciente de métodos criminales, la política alemana descansó casi exclusivamente en la “punta de la bayoneta”. (IMPORTANTE)
La política alemana tuvo consecuencias desastrosas para la mayoría de los habitantes de las áreas ocupadas, que sufrieron daño material, duras condiciones de vida, humillaciones, inseguridad legal, y múltiples medidas de fuerza que incluían la amenaza de sus vidas. Semejante política era debida sólo en parte a planes contemplados; frecuentemente era el resultado de la improvisación. Las estructuras utilizadas por los alemanes para gobernar las diversas áreas bajo su control no eran uniformes y no eran aun capaces de cumplir las intenciones de sus ocupantes. Hitler sólo estaba interesado en las más básicas regulaciones esenciales. Todas las decisiones fundamentales fueron pospuestas hasta lo que él esperaba que sería el final victorioso de la guerra, que ofrecería las condiciones más favorables para la creación de un “nuevo orden”. Las inconsistencias y deficiencias de organización no fueron eliminadas. (IMPERDONABLE). Estos errores afectaron a las actividades de los distintos regímenes de ocupación que se instalaron con el objetivo de representar a la autoridad del Reich en los países ocupados y explotar los recursos disponibles para beneficio de los alemanes. No se dieron directivas claras y coordinadas desde las autoridades más altas. Las principales autoridades militares, que tradicionalmente eran responsables del ejercicio de poder en los territorios ocupados, mostraron cada vez menos interés en esta tarea “impropia de un soldado”. Por tanto, aceptaron sin resistencia, e incluso voluntariamente, el objetivo del liderazgo político, que era entregar la administración de las áreas controladas por Alemania a autoridades ostensiblemente “más adecuadas”; v. g., civiles. Esta renuncia por parte de la Wehrmacht hizo más fácil para otras autoridades del Reich, más radicales, influenciar en las condiciones de los territorios ocupados por Alemania.
Desde el comienzo, el concepto de una “economía de mando militar” careció de fuerza. La razón más importante fue la fragmentación del liderazgo de la Wehrmacht y su falta de habilidad para acordar, y actuar sobre, sus intereses comunes (IMPERDONABLE). Las rivalidades tradicionales entre las armas de la Wehrmacht continuaron, y los planes para un esfuerzo de guerra conjunto fueron desarrollados inadecuadamente. Tales deficiencias fueron agravadas por ideas contradictorias e irreales sobre el futuro armamento y la modernización de las fuerzas de combate, y por valoraciones inadecuadas sobre las probables demandas de la guerra y la necesidad de reemplazos. (IMPORTANTE)
El Alto Mando de la Wehrmacht fracasó en imponer la coordinación y armonización de planes individuales esquemáticos para el rearme. Además, los planes mismos estaban basados en cálculos irreales de materias primas, que cada vez más evitaban una comprensión de las fuerzas dinámicas y complejas conexiones de la economía. Las condiciones de producción en una economía capitalista, incluso en tiempo de guerra, no se pueden definir o cambiar fácilmente de acuerdo con principios militares. (IMPORTANTE)
La burocracia del armamento militar hubiera tenido más posibilidades de éxito si se hubiera limitado ella misma a asegurar la dirección general estableciendo el alcance de sus requerimientos y órdenes, y utilizar todos los medios disponibles, incluyendo incentivos financieros, para estimular la productividad en los trabajadores. (CLAVE E IMPORTANTE)
En cambio, fue incapaz de resistir la tentación de interferir hasta en los más pequeños detalles de las fábricas. Si bien es verdad que sólo una pequeña parte de la industria estaba sujeta a la economía de mando militar, esta sección era vital para la producción de material de guerra. Además, el dirigismo de la economía de mando militar encontró gran resistencia en el sistema Nacionalsocialista y fue por tanto incapaz de desarrollarse en el centro de una economía de estado planificada. La suspensión parcial de los mecanismos del mercado condujo sin embargo al estancamiento de la producción porque no fueron reemplazados por otros estímulos de dirección efectiva. (IMPERDONABLE, pero corregible por mi Hitler más astuto).
Cuando se suspendió la movilización económica en el otoño de 1939, jugó parte un vago asunto por la condición interna del Reich y el ambiente de la población. Sin embargo, tuvo efecto solamente porque la Wehrmacht desatendió demandar la producción masiva de material de guerra, que sólo podía ser lograda mediante la movilización de todas las reservas disponibles y la reorganización de la economía de una manera que inevitablemente entrañaría sacrificios. (CLAVE y de más está decir que mi Hitler más astuto va a promover ese sacrificio a cambio de una reorganización eficiente y de poner todos los recursos al servicio de fábricas que van a funcionar al 100%)).
El agitado rearme de los años recientes había creado la impresión de que la producción de la industria de armamento podía aumentarse posteriormente. Basando sus expectativas en un malentendido de las fuerzas dinámicas que podían ser movilizadas dentro de una economía nacional, los especialistas temían realmente que la guerra condujera a una caída de la producción industrial.
Inicialmente, el liderazgo de la Wehrmacht estaba preparado, al menos, para posponer los planes de expansión a largo plazo hechos por la marina y la Luftwaffe en 1938-39. Era el ejército quien debía llevar el grueso del combate en la guerra continental. Sin embargo, las autoridades relevantes del ejército encontraron difícil desarrollar un programa de armamento realista y con visión de futuro (INCREÍBLE). Durante algún tiempo, los comandantes estaban contentos con el material de guerra que sus departamentos de armamento y material y sus oficinas de adquisición lograban obtener de la producción regular, y de lo que podían tomar unos de otros. Mientras esta situación continuaba, las demandas para la restricción de los requerimientos civiles y para la dirección central de la economía de guerra permanecieron sin convencer.
El compromiso del octubre de 1939, con su descentralización de la producción de armamentos, pronto se reflejó en las estructuras de las tomas de decisión y planificación. Su efecto fue posponer medidas que eran consideradas como necesarias hasta el comienzo de las esperadas batallas de material, y de esta forma, dado que la guerra al principio discurrió asombrosamente bien, hasta el final de 1941. El resultado fue una “economía de transición” de dos años de improvisaciones y planes a corto plazo. En última instancia, esta economía estaba relacionada con una “transición” no hacia la movilización total sino hacia una economía de posguerra (INCREIBLE).
Mientras que los militares presionaron por posteriores movimientos hacia la movilización, el Partido exigía lanzar una “revolución social” y otros grupos del aparato del estado y de la economía actuaron como un freno al cambio. Esas fuerzas en conflicto produjeron una batalla subliminal por el orden económico que a menudo inmovilizó más fuerzas que las que se liberaron para concentrarse en las necesidades de la economía de guerra. ( (IMPORANTE).
Parte de la razón del fracaso de la militarización de la economía reside en la persona de Hitler. El dictador prefirió restringir a la Wehrmacht al liderazgo de la “guerra de armas”; en la “guerra de las fábricas” tenía más confianza en la pericia de los ingenieros y empresarios. También fracasó por la oposición del Partido, el aparato del estado, y, no menos, por la propia empresa privada, que luchó implacablemente para mantener su status quo y para prevenir cambios en el poder político a favor de los elementos “socialistas del estado”. (INCREIBLE, pero solucionable).
Continuará
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Después de las experiencias de la IGM, los grandes conflictos dentro de la propia industria privada, y la relación entre el estado y la economía, eran casi inevitables. La reorganización de la economía nacional para afrontar las necesidades de la guerra significó la asunción de funciones empresariales a escala masiva por las autoridades del estado, incluyendo la extracción de dinero de las cajas mediante manipulaciones del sistema de impuestos y obligaciones. El clima de la disensión también fue proporcionado por otros factores: el cierre de fábricas y sectores de la industria que no eran vitales para el esfuerzo de la guerra; el proceso acelerado de concentración; la pérdida de mercados extranjeros y clientes civiles; y, finalmente, la creación de la capacidad de excedentes en el sector de armamentos.
De hecho, las consecuencias internas de la movilización total dentro de las fábricas también condujeron a una mayoría aplastante de empresarios y grupos de interés económico para oponerse a las presiones de la movilización tanto y hasta donde fuese posible (IMPORTANTE).
Una consecuencia semejante entrañaba el movimiento y retirada de trabajadores y equipo de producción en algunas fábricas, bien para beneficio de la Wehrmacht o incluso de la competencia. Otras incluían la respuesta impredecible de trabajadores para el aumento de cargas y medidas forzosas, y la escalada de todas esas dificultades cuando la guerra en el aire se volvió más intensa.
No había duda de que el liderazgo más alto deseaba lograr la máxima productividad para el esfuerzo de la guerra. Sin embargo, los conflictos internos y la naturaleza tortuosa del proceso de información y toma de decisiones habían creado la impresión de que los aumentos de productividad eran o imposibles o bien alcanzables solamente a un gran coste. El éxito temporal en el campo de batalla aseguró que las propias respuestas de Hitler fueran todo lo más esporádicas (IMPORTANTE).
El resultado estaba muy lejos de ser una “brillante” economía Blitzkrieg, a pesar de unos pocos indicios de tal desarrollo después de la campaña francesa.
Lo que emergió fue un sistema provisional, inhibido por la debilidad de la toma de decisiones, la incompetencia, y la fricción a todos los niveles. La rápida burocratización del proceso de armamento se reflejó en la creciente ineficiencia y caos de las autoridades en conflicto./[b] (IMPORTANTE)
El resultado fue la forma más costosa posible de producción creando las cargas más pesadas en el sistema de transportes y distribución y un enorme derroche de los medios de producción. Por supuesto, se realizaron intentos para contrarrestar esas consecuencias. En muchos sectores la autofinanciación por parte de los que estaban comprometidos y la determinación y habilidad de individuos aislados ayudaron a compensar la confusa planificación y estructura de mando de las autoridades superiores. [b]Sin embargo, medido contra el objetivo del mantenimiento de la ventaja alemana en armamentos y su superioridad sobre cualquier coalición enemiga, el éxito de esas historias individuales no era suficiente para mantener un balance positivo general.
El inesperado éxito militar en las primeras etapas de la IIGM tendía a evitar una estimación realista de las condiciones. En cambio, los “estrategas” obligaron a los “economistas” a quedar en las sombras. Como resultado, la medida más importante que se tomó para mejorar la organización de la economía de guerra en los primeros nueve meses de la guerra –la creación de un ministerio civil de armamentos bajo el ingeniero Fritz Todt- estaba amenazada. Hitler había decidido establecer con reluctancia este ministerio durante la crisis de municiones y transporte de invierno de 1939-40. Semejante movimiento para acabar con la “economía de transición” sólo era posible si retrocedía la economía de mando militar. Todt no sólo poseía la plena confianza de Hitler, sino que también tenía el apoyo de los industriales. En muy corto tiempo había desarrollado los conceptos y condiciones de organización para aumentar la producción de la economía de guerra. (IMPORTANTE)
Posteriormente, el aplastante triunfo militar en el oeste posibilitó a los burócratas del armamento recuperar el dominio, al menos por el momento. El ministerio de armamentos perdió su posición como control central de la economía de guerra para verse involucrado en la lucha de poder entre agencias rivales y grupos de interés. (IMPORTANTE)
Sin embargo, los militares revelaron rápidamente su incapacidad para mantener el proceso de armamento conduciéndose de una manera satisfactoria. Todt fue capaz de recuperar gradualmente el control de más tareas y funciones, particularmente en la dirección de empresas. Su sistema de “auto-administración” de la economía ganó peso mientras que las oficinas de armamentos militares veían el terreno cortado bajo ellos. Su pérdida de autoridad y reputación estaba en duro contraste con la euforia de la planificación militar, particularmente con respecto a las preparaciones de la más grande operación de todas. El ataque a la Unión Soviética también fue contemplado como el camino libre de dificultades económicas y cuellos de botella, así como la oportunidad de administrar abundancia más que carestía en el futuro.
En el segundo año de la guerra la demanda de armamentos se incrementó constantemente. Aunque este desarrollo intensificó el efecto de succión de armamentos dentro de la economía de guerra, las acciones selectivas para cerrar o desviar las empresas civiles decayeron a menudo y sólo tuvieron un efecto limitado.
[…] Esta política alcanzó el clímax en 1941 con el sometimiento del sudeste de Europa y la guerra de aniquilación contra la Unión Soviética. Aunque también aquí los resultados obtenidos fueron menos admirables de lo que se había esperado; no fueron suficientes para alcanzar o aproximarse al objetivo de proporcionar seguridad contra el bloqueo. En la guerra económica contra Inglaterra y Estados Unidos, Alemania ya estaba a la defensiva después del verano de 1941 (IMPORTANTE)
Continuará
De hecho, las consecuencias internas de la movilización total dentro de las fábricas también condujeron a una mayoría aplastante de empresarios y grupos de interés económico para oponerse a las presiones de la movilización tanto y hasta donde fuese posible (IMPORTANTE).
Una consecuencia semejante entrañaba el movimiento y retirada de trabajadores y equipo de producción en algunas fábricas, bien para beneficio de la Wehrmacht o incluso de la competencia. Otras incluían la respuesta impredecible de trabajadores para el aumento de cargas y medidas forzosas, y la escalada de todas esas dificultades cuando la guerra en el aire se volvió más intensa.
No había duda de que el liderazgo más alto deseaba lograr la máxima productividad para el esfuerzo de la guerra. Sin embargo, los conflictos internos y la naturaleza tortuosa del proceso de información y toma de decisiones habían creado la impresión de que los aumentos de productividad eran o imposibles o bien alcanzables solamente a un gran coste. El éxito temporal en el campo de batalla aseguró que las propias respuestas de Hitler fueran todo lo más esporádicas (IMPORTANTE).
El resultado estaba muy lejos de ser una “brillante” economía Blitzkrieg, a pesar de unos pocos indicios de tal desarrollo después de la campaña francesa.
Lo que emergió fue un sistema provisional, inhibido por la debilidad de la toma de decisiones, la incompetencia, y la fricción a todos los niveles. La rápida burocratización del proceso de armamento se reflejó en la creciente ineficiencia y caos de las autoridades en conflicto./[b] (IMPORTANTE)
El resultado fue la forma más costosa posible de producción creando las cargas más pesadas en el sistema de transportes y distribución y un enorme derroche de los medios de producción. Por supuesto, se realizaron intentos para contrarrestar esas consecuencias. En muchos sectores la autofinanciación por parte de los que estaban comprometidos y la determinación y habilidad de individuos aislados ayudaron a compensar la confusa planificación y estructura de mando de las autoridades superiores. [b]Sin embargo, medido contra el objetivo del mantenimiento de la ventaja alemana en armamentos y su superioridad sobre cualquier coalición enemiga, el éxito de esas historias individuales no era suficiente para mantener un balance positivo general.
El inesperado éxito militar en las primeras etapas de la IIGM tendía a evitar una estimación realista de las condiciones. En cambio, los “estrategas” obligaron a los “economistas” a quedar en las sombras. Como resultado, la medida más importante que se tomó para mejorar la organización de la economía de guerra en los primeros nueve meses de la guerra –la creación de un ministerio civil de armamentos bajo el ingeniero Fritz Todt- estaba amenazada. Hitler había decidido establecer con reluctancia este ministerio durante la crisis de municiones y transporte de invierno de 1939-40. Semejante movimiento para acabar con la “economía de transición” sólo era posible si retrocedía la economía de mando militar. Todt no sólo poseía la plena confianza de Hitler, sino que también tenía el apoyo de los industriales. En muy corto tiempo había desarrollado los conceptos y condiciones de organización para aumentar la producción de la economía de guerra. (IMPORTANTE)
Posteriormente, el aplastante triunfo militar en el oeste posibilitó a los burócratas del armamento recuperar el dominio, al menos por el momento. El ministerio de armamentos perdió su posición como control central de la economía de guerra para verse involucrado en la lucha de poder entre agencias rivales y grupos de interés. (IMPORTANTE)
Sin embargo, los militares revelaron rápidamente su incapacidad para mantener el proceso de armamento conduciéndose de una manera satisfactoria. Todt fue capaz de recuperar gradualmente el control de más tareas y funciones, particularmente en la dirección de empresas. Su sistema de “auto-administración” de la economía ganó peso mientras que las oficinas de armamentos militares veían el terreno cortado bajo ellos. Su pérdida de autoridad y reputación estaba en duro contraste con la euforia de la planificación militar, particularmente con respecto a las preparaciones de la más grande operación de todas. El ataque a la Unión Soviética también fue contemplado como el camino libre de dificultades económicas y cuellos de botella, así como la oportunidad de administrar abundancia más que carestía en el futuro.
En el segundo año de la guerra la demanda de armamentos se incrementó constantemente. Aunque este desarrollo intensificó el efecto de succión de armamentos dentro de la economía de guerra, las acciones selectivas para cerrar o desviar las empresas civiles decayeron a menudo y sólo tuvieron un efecto limitado.
[…] Esta política alcanzó el clímax en 1941 con el sometimiento del sudeste de Europa y la guerra de aniquilación contra la Unión Soviética. Aunque también aquí los resultados obtenidos fueron menos admirables de lo que se había esperado; no fueron suficientes para alcanzar o aproximarse al objetivo de proporcionar seguridad contra el bloqueo. En la guerra económica contra Inglaterra y Estados Unidos, Alemania ya estaba a la defensiva después del verano de 1941 (IMPORTANTE)
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La Wehrmacht, al hacer la guerra en varios frentes, se vio ahora envuelta de un proceso de incesante desgaste y agotamiento. La producción regular de armamentos era en el mejor de los casos capaz de garantizar el reemplazo de las pérdidas crecientes. Sin embargo, no era suficiente para continuar el rearme y mantener el ritmo de las potencias enemigas. Además, Alemana se enfrentaba a la posibilidad de una tercera guerra de invierno, a la inminente entrada de los Estados Unidos en el conflicto, y al fracaso de la Blitzkrieg en el este. El intento de reorganizar la producción de armamentos durante las operaciones actuales siempre fue arriesgado. Acabó en el fiasco del armamento del ejército y de la planificación caótica. Paralelo a este proceso, se intensificaron las tensiones en la economía civil. Los informes del sentir público hacían reiteradas referencias al cuello de botella en el suministro de la población. La ruina de las finanzas del estado era tan dramática que las autoridades responsables dudaron si sería remotamente posible alcanzar una llevadera reorganización en la economía de posguerra tras la “victoria final”. (IMPORTANTE).
Estas fueron las consecuencias del freno a la movilización y la reluctancia a realizar cambios decisivos en la estructura de consumo y de la economía. El cuello de botella de las materias primas y los problemas en el suministro de víveres dificultaban la economía de guerra sin que se hallara solución alguna. (IMPORTANTÍSIMO)
Todo intento por ajustar la planificación y dirección de armamento y por movilizar recursos adicionales se diluyó ante la lucha de poder entre las diversas autoridades y los grupos de interés, pues el liderazgo del Nacionalsocialismo mantenía sus propias ilusiones de victoria y fue tardío en el manejo de los urgentes problemas económicos. (IMPORTANTÍSIMO).
Sólo el cambio de marea en la guerra en diciembre de 1941 liberó las energías necesarias para un cambio en el curso de la economía de guerra. (IMPORTANTÍSIMO)
La renovada reorganización de armamento a través de las agencias militares provocó posteriores tensiones y rivalidades, reminiscencia de la crisis de munición del invierno de 1939-40. Con el objetivo, al menos, de lograr la transición a la racionalización y producción masiva era esencia el apoyo de los empresarios y la intelectualidad técnica. Estos, sin embargo, no estaban preparados para aceptar las demandas de liderazgo de los militares. Hermann Göring, segunda en mando tras Hitler, “dictador económico” (con Göring de por medio entiendo el porqué del fracaso) y representante de la economía de mando militar, fue finalmente obligado a ceder el paso junto con los elementos radicales del NSDAP que deseaban solventar la crisis adoptando un cambio de curso anticapitalista. (IMPORTANTE)
El auge de Todt incrementó también la actividad de sus numerosos rivales y oponentes, y obligó así al dictador a tomar decisiones desagradables. La muerte de Todt en un misterioso accidente el 8 de febrero de 1942 resolvió la tensión entre Hitler y su ministro de armamentos, quien no había disimulado su pesimista estimación sobre el probable resultado de la guerra. Fue sucedido, sorprendentemente, por Albert Speer.
El entusiasta apoyo de Hitler a su nuevo ministro aseguró que el proceso de reorganización pudiera continuar. Speer demostró rápidamente su determinación implacable de dominar los problemas de la economía de guerra. Su objetivo fue asegurar el aumento de la producción de armamentos que Hitler necesitaba como aliento para continuar la guerra, y que se había demostrado estar más allá de la capacidad de las autoridades militares (IMPORTANTE)
Había llevado mucho más de dos años completar la movilización y provocar una aceleración sustancial en la reorientación de la economía hacia las necesidades de la guerra. Sólo ahora (Aclaro: fines de 1942) se le dio a la guerra y a sus demandas una prioridad incondicional más alta: solamente ahora se redujo la asunción de la “victoria final”, tan dominante en los planes y medidas previas. (IMPORTANTE, pero increíble que recién a fines de 1942 se dieran cuenta).
En la fase inicial, inesperadamente exitosa, de las primeras campañas la guerra total había sido con frecuencia poco más que un eslogan vacío; ahora comenzó a producir sus inexorables demandas. A pesar de las jactancias de las autoridades de armamento que habían aprendido de las experiencias de la IGM, el período entre 1939 y 1942 fue una repetición de los antiguos conflictos y deficiencias. El Reich alemán necesitó un “período de aprendizaje” de dos años antes de conceder el respecto debido a los factores y condiciones económicas de la guerra moderna. (Esto también es increíble)
Esas observaciones también son válidas para la dirección de los recursos de población, un área política a la que el régimen respondió con sensibilidad creciente a medida que la guerra transcurría. Las simples mejoras en la organización no podían resolver las duras batallas por la distribución del “escaso material humano” (Keitel). Primero, los recursos de personal del Tercer Reich eran limitados por naturaleza; y segundo, tales recursos tal como se daban no fueron utilizados hasta el punto que habría sido apropiado, dadas las demandas del esfuerzo de la guerra. Las medidas provisionales sólo eran posibles hasta un grado limitado. Podían ser aplicadas más fácilmente en el caso de los trabajadores que se necesitaban urgentemente para la industria y agricultura. Cada vez más los alemanes fueron liberados para la Wehrmacht por el creciente uso de prisioneros de guerra y trabajadores forzados de los territorios ocupados. Sin embargo, su número era escasamente suficiente para compensar las pérdidas crecientes del frente oriental después del otoño de 1941. A esta altura, el desgaste de recursos humanos del Tercer Reich se volvió inconfundible. Hasta 1939 el Partido y la Wehrmacht habían analizado las experiencias de la IGM en sus intentos de planear la movilización más efectiva del pueblo alemán en caso de un conflicto militar. El liderazgo militar estaba enterado de la precaria posición de la Wehrmacht en lo concerniente a los reemplazos: cuando estalló la guerra sólo había cuatro clases de reservistas que habían sido entrenados después de 1935, e incluso esos consistían en pequeñas cohortes nacidas durante la IGM. Ello favorecía, por tanto, una regulación exhaustiva del esfuerzo popular dirigida hacia las necesidades del ejército. (Esto me parece increíble)
En septiembre de 1941 el jefe del armamento del ejército y comandante del Ejército de Reemplazo, general Fromm, tuvo la previsión de comenzar a crear reservas de personal. Para Hitler se convirtió en un asesor indispensable durante las críticas semanas de final del año. Esta posición no se mantuvo. En el siguiente período, Fromm advirtió repetidamente que las reservas de material y recursos humanos del Reich se estaban agotando, y a finales de 1942 recomendó que debiera ponerse fin a la guerra. Al hacerlo, provocó simplemente la erosión de sus propios poderes. (IMPORTANTE)
Las posibilidades de la largamente prometida “victoria final” habían desaparecido totalmente cuando el tercer año de la guerra llegó a su fin. Los alemanes habían sido incapaces de hacer pleno uso de su superioridad militar inicial en el continente europeo mediante el desarrollo de una idea política que habría sido remotamente aceptable para las personas que caían bajo su mandato. Ideas tales como el “Gran Imperio Alemán” y el “área de gran escala económica” no encontraron respuesta. Realmente, pronto demostraron ser eslóganes de propaganda para beneficio exclusivo del poder ocupante. A finales de 1941 las grandes masas de gente en los territorios ocupados deseaban la derrota alemana en la guerra y el final de la política extranjera opresiva.
Durante varios años la debilidad y las deficiencias organizacionales de la economía de guerra del Reich habían sido enmascaradas por el éxito en el campo de batalla, y obscurecidas por una propaganda muy hábil. Pero el tiempo en que la Wehrmacht era capaz de enfrentarse a sus débiles oponentes y derrotarlos a través de un ataque sorpresa se había terminado. Las carestías en material y recursos humanos no podían ser superadas por una menguante superioridad en las artes del liderazgo operacional y experiencia de combate.
Se combinaron varios factores para convencer a los contemporáneos, e incluso a los que vinieron después, de que el régimen se había ajustado flexible y exitosamente a las cambiantes condiciones en la primera mitad de la guerra: la superioridad de armamento disfrutada por la Wehrmacht en el estallido de la guerra, la falta de unidad entre sus oponentes, el hecho de que los recursos humanos y materiales del enemigo sólo fueron parcialmente movilizados al principio, la abundancia del botín de guerra, y, finalmente, las pausas entre campañas que dieron a las tropas una oportunidad para reemplazar su equipo y mejorar su fuerza de combate.
Esta convicción no era correcta, como hemos visto en los análisis detallados (los autores se refieren, claro está, a las más de 800 páginas dedicadas a esos análisis) de las tres áreas que eran vitales para la conducción de la guerra. Fue solamente la coincidencia de factores externos favorables lo que dio al régimen Nacionalsocialista considerable libertad de maniobra, al menos hasta 1941. Esas condiciones lo posibilitaron para eludir las condiciones y consecuencias de la guerra moderna y para construir un escenario para la ilusión del “líder militar más grande de todos los tiempos”. Pero en el clímax de su poder, incluso antes de la proclamación oficial de guerra total, el régimen ya tenía los días contados.
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Estas fueron las consecuencias del freno a la movilización y la reluctancia a realizar cambios decisivos en la estructura de consumo y de la economía. El cuello de botella de las materias primas y los problemas en el suministro de víveres dificultaban la economía de guerra sin que se hallara solución alguna. (IMPORTANTÍSIMO)
Todo intento por ajustar la planificación y dirección de armamento y por movilizar recursos adicionales se diluyó ante la lucha de poder entre las diversas autoridades y los grupos de interés, pues el liderazgo del Nacionalsocialismo mantenía sus propias ilusiones de victoria y fue tardío en el manejo de los urgentes problemas económicos. (IMPORTANTÍSIMO).
Sólo el cambio de marea en la guerra en diciembre de 1941 liberó las energías necesarias para un cambio en el curso de la economía de guerra. (IMPORTANTÍSIMO)
La renovada reorganización de armamento a través de las agencias militares provocó posteriores tensiones y rivalidades, reminiscencia de la crisis de munición del invierno de 1939-40. Con el objetivo, al menos, de lograr la transición a la racionalización y producción masiva era esencia el apoyo de los empresarios y la intelectualidad técnica. Estos, sin embargo, no estaban preparados para aceptar las demandas de liderazgo de los militares. Hermann Göring, segunda en mando tras Hitler, “dictador económico” (con Göring de por medio entiendo el porqué del fracaso) y representante de la economía de mando militar, fue finalmente obligado a ceder el paso junto con los elementos radicales del NSDAP que deseaban solventar la crisis adoptando un cambio de curso anticapitalista. (IMPORTANTE)
El auge de Todt incrementó también la actividad de sus numerosos rivales y oponentes, y obligó así al dictador a tomar decisiones desagradables. La muerte de Todt en un misterioso accidente el 8 de febrero de 1942 resolvió la tensión entre Hitler y su ministro de armamentos, quien no había disimulado su pesimista estimación sobre el probable resultado de la guerra. Fue sucedido, sorprendentemente, por Albert Speer.
El entusiasta apoyo de Hitler a su nuevo ministro aseguró que el proceso de reorganización pudiera continuar. Speer demostró rápidamente su determinación implacable de dominar los problemas de la economía de guerra. Su objetivo fue asegurar el aumento de la producción de armamentos que Hitler necesitaba como aliento para continuar la guerra, y que se había demostrado estar más allá de la capacidad de las autoridades militares (IMPORTANTE)
Había llevado mucho más de dos años completar la movilización y provocar una aceleración sustancial en la reorientación de la economía hacia las necesidades de la guerra. Sólo ahora (Aclaro: fines de 1942) se le dio a la guerra y a sus demandas una prioridad incondicional más alta: solamente ahora se redujo la asunción de la “victoria final”, tan dominante en los planes y medidas previas. (IMPORTANTE, pero increíble que recién a fines de 1942 se dieran cuenta).
En la fase inicial, inesperadamente exitosa, de las primeras campañas la guerra total había sido con frecuencia poco más que un eslogan vacío; ahora comenzó a producir sus inexorables demandas. A pesar de las jactancias de las autoridades de armamento que habían aprendido de las experiencias de la IGM, el período entre 1939 y 1942 fue una repetición de los antiguos conflictos y deficiencias. El Reich alemán necesitó un “período de aprendizaje” de dos años antes de conceder el respecto debido a los factores y condiciones económicas de la guerra moderna. (Esto también es increíble)
Esas observaciones también son válidas para la dirección de los recursos de población, un área política a la que el régimen respondió con sensibilidad creciente a medida que la guerra transcurría. Las simples mejoras en la organización no podían resolver las duras batallas por la distribución del “escaso material humano” (Keitel). Primero, los recursos de personal del Tercer Reich eran limitados por naturaleza; y segundo, tales recursos tal como se daban no fueron utilizados hasta el punto que habría sido apropiado, dadas las demandas del esfuerzo de la guerra. Las medidas provisionales sólo eran posibles hasta un grado limitado. Podían ser aplicadas más fácilmente en el caso de los trabajadores que se necesitaban urgentemente para la industria y agricultura. Cada vez más los alemanes fueron liberados para la Wehrmacht por el creciente uso de prisioneros de guerra y trabajadores forzados de los territorios ocupados. Sin embargo, su número era escasamente suficiente para compensar las pérdidas crecientes del frente oriental después del otoño de 1941. A esta altura, el desgaste de recursos humanos del Tercer Reich se volvió inconfundible. Hasta 1939 el Partido y la Wehrmacht habían analizado las experiencias de la IGM en sus intentos de planear la movilización más efectiva del pueblo alemán en caso de un conflicto militar. El liderazgo militar estaba enterado de la precaria posición de la Wehrmacht en lo concerniente a los reemplazos: cuando estalló la guerra sólo había cuatro clases de reservistas que habían sido entrenados después de 1935, e incluso esos consistían en pequeñas cohortes nacidas durante la IGM. Ello favorecía, por tanto, una regulación exhaustiva del esfuerzo popular dirigida hacia las necesidades del ejército. (Esto me parece increíble)
En septiembre de 1941 el jefe del armamento del ejército y comandante del Ejército de Reemplazo, general Fromm, tuvo la previsión de comenzar a crear reservas de personal. Para Hitler se convirtió en un asesor indispensable durante las críticas semanas de final del año. Esta posición no se mantuvo. En el siguiente período, Fromm advirtió repetidamente que las reservas de material y recursos humanos del Reich se estaban agotando, y a finales de 1942 recomendó que debiera ponerse fin a la guerra. Al hacerlo, provocó simplemente la erosión de sus propios poderes. (IMPORTANTE)
Las posibilidades de la largamente prometida “victoria final” habían desaparecido totalmente cuando el tercer año de la guerra llegó a su fin. Los alemanes habían sido incapaces de hacer pleno uso de su superioridad militar inicial en el continente europeo mediante el desarrollo de una idea política que habría sido remotamente aceptable para las personas que caían bajo su mandato. Ideas tales como el “Gran Imperio Alemán” y el “área de gran escala económica” no encontraron respuesta. Realmente, pronto demostraron ser eslóganes de propaganda para beneficio exclusivo del poder ocupante. A finales de 1941 las grandes masas de gente en los territorios ocupados deseaban la derrota alemana en la guerra y el final de la política extranjera opresiva.
Durante varios años la debilidad y las deficiencias organizacionales de la economía de guerra del Reich habían sido enmascaradas por el éxito en el campo de batalla, y obscurecidas por una propaganda muy hábil. Pero el tiempo en que la Wehrmacht era capaz de enfrentarse a sus débiles oponentes y derrotarlos a través de un ataque sorpresa se había terminado. Las carestías en material y recursos humanos no podían ser superadas por una menguante superioridad en las artes del liderazgo operacional y experiencia de combate.
Se combinaron varios factores para convencer a los contemporáneos, e incluso a los que vinieron después, de que el régimen se había ajustado flexible y exitosamente a las cambiantes condiciones en la primera mitad de la guerra: la superioridad de armamento disfrutada por la Wehrmacht en el estallido de la guerra, la falta de unidad entre sus oponentes, el hecho de que los recursos humanos y materiales del enemigo sólo fueron parcialmente movilizados al principio, la abundancia del botín de guerra, y, finalmente, las pausas entre campañas que dieron a las tropas una oportunidad para reemplazar su equipo y mejorar su fuerza de combate.
Esta convicción no era correcta, como hemos visto en los análisis detallados (los autores se refieren, claro está, a las más de 800 páginas dedicadas a esos análisis) de las tres áreas que eran vitales para la conducción de la guerra. Fue solamente la coincidencia de factores externos favorables lo que dio al régimen Nacionalsocialista considerable libertad de maniobra, al menos hasta 1941. Esas condiciones lo posibilitaron para eludir las condiciones y consecuencias de la guerra moderna y para construir un escenario para la ilusión del “líder militar más grande de todos los tiempos”. Pero en el clímax de su poder, incluso antes de la proclamación oficial de guerra total, el régimen ya tenía los días contados.
Continuará
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Hay un análisis sobre un libro de Jochen Streb, profesor de la Universidad de Hohenheim (Stuttgart, Alemania), escribió el ensayo en el otoño de 2004 en el Economic Growth Center de la Universidad de Yale, New Haven, Estados Unidos. Al ensayo definitivo se sumaron posteriormente los también profesores alemanes Lutz Budraß, de la Universidad de Bochum, y Jonas Scherner, de la Universidad de Mannheim.
El ensayo lleva por título [Demystifying the German “Armament Miracle” during World War II. New Insights from the Annual Audits of German Aircraft Producers]
El forista José Luis hace un análisis (y traducción del inglés al español) del siguiente extracto:
Los autores detallan las decisiones políticas que se le acreditan a Speer.
- Primero, que el número de tipos de armas fue reducido, lo que debería haber permitido a muchas fábricas cambiar a una producción masiva y explotar sus economías.
- Segundo, la frecuencia de cambios de diseño menores de un modelo especial se redujo, de tal manera que las fábricas salvarían al menos parte de los costes resultantes de adaptar su equipo de producción.
- Tercero, contra el deseo declarado de la Wehrmacht, se eliminaron los procesos de acabado como abrillantado o lacado que no añadían nada al poder destructivo de las armas, lo que redujo las horas de trabajo necesarias para producir una parte del armamento.
- Cuarto, las fábricas fueron obligadas a compartir los conocimientos tecnológicos en los recién establecidos comités inter-fábricas para dar a las fábricas menos eficientes la información considerada necesaria para imitar la tecnología de las fábricas superiores. Esto podría haber acelerado especialmente las técnicas de producción flotante en la industria alemana.
Todas estas medidas de racionalización tenían en común que posibilitaban que las fábricas redujeran sus costes de producción. Pero los autores (citando a Overy, quien pone en duda que las fábricas se apuntaran a la labor bajo el régimen de contrato a tanto alzado) pasan a explicar que las fábricas que entregaban armas sobre la base de un contrato a tanto alzado (régimen de contrato dominante hasta 1942), conseguían generalmente un pago que no sólo cubría todos sus costes reales tras la producción final, sino también un plus que estaba calculado como un porcentaje dado de esos costes. (IMPORTANTÍSIMO)
Esta es la razón, bajo un contrato a tanto alzado, por la cual un productor de armamentos no tenía incentivos reduciendo sus costes; todo lo contrario, estaba inclinado a aumentarlos para conseguir un mayor plus.
Para conseguir que las medidas de racionalización descritas funcionaran, era necesario, por tanto, cambiar a otro tipo de contrato de adquisición (CLAVE PARA MI BARBARROJA EN 2 ETAPAS).
En mayo de 1942, el gobierno ordenó que los contratos a tanto alzado debían sustituirse, en general, por los contratos de coste más margen. Bajo este nuevo régimen de adquisición, la agencia de pedidos y el fabricante de armamentos preacordaban un precio fijo de un armamento sobre la base de sus cálculos acerca de los futuros costes de producción. Si el fabricante de armamento era capaz de fabricar el producto a unos costes de producción más bajos de los estimados, se le concedía el derecho a mantener al menos parte de la diferencia como beneficio adicional. En consecuencia, las fábricas tenían ahora el incentivo de aprovechar las oportunidades ofrecidas por el programa de racionalización de Speer para aminorar sus costes. (IMPORTANTE, pero aún así mi Hitler más astuto tiene una propuesta más inteligente).
Los autores, en su segundo capítulo dicen lo siguiente:
La Información. Reiteran su principal fuente de investigación en los informes de auditoria anuales de firmas específicas del Deutsche Revisions und Treuhand AG. Fundada en 1922 como una compañía limitada estatal, fue encargada de auditar todas las firmas en las que el Reich alemán tenía participación o financiaba. En 1924 la compañía auditora se transformó en una sociedad por acciones y se convirtió en subsidiaria de la sociedad estatal Vereinigte Industrieunternehmungen AG (VIAG). Después de la IIGM, la Deutsche Revisions- und Treuhand AG quedó como la compañía auditora preferida del estado de Alemania Occidental. Fue privatizada paso a paso y finalmente fusionada con la Price Waterhouse Germany en 1998.
El Archivo Federal de Berlín Lichterfelde posee una colección de informes de auditoria del Deutsche Revisions- und Treuhand AG de firmas que estuvieron involucradas en la producción de armamentos durante la IIGM. Dicen los autores que estos informes son muy completos. Tanto la cantidad como la calidad de la información mostrada se incrementó entre 1939 y 1942, indicativo del deseo Nacionalsocialista de superar los principales problemas de la producción de armamentos mejorando su conocimiento sobre la producción tecnológica y los costes reales de las fábricas privadas.
La mayoría de estas firmas (las siete que estudian los autores) produjeron el bombardero Ju 88, diseñado originalmente por la compañía Junkers Flugzeugund Motorenwerke AG.
El así llamado programa Ju 88, que fue establecido por Göring a mediados de 1938 y destinado a la explotación de economías de escala y a levantar los estándares tecnológicos de la producción de aviones, presentó una innovación mayor en la organización alemana de adquisiciones. La firma más grande, Junkers, produjo en sus distintas plantas todos los componentes del avión Ju 88, incluyendo los motores, mientras que ATG, Arado, Heinkel-Oranienburg, Henschel y Siebel, entre otras, se concentraron en algunos componentes y trabajos como alas, fuselaje, suspensión de motores, unidades de cola y ensamblaje final. Para dar a Junkers la oportunidad de incrementar su producción de Ju 88, Weser asumió la producción del bombardero Ju 87 que había sido el principal producto de la Junkers hasta entonces. Se invistió a Junkers del derecho a actuar como una agencia estatal. Organizó el flujo de materias primas y trabajo para las firmas de las diferentes divisiones, y también tenía el derecho de dirigir sus decisiones específicas de producción. Para capacitar a otras firmas a imitar su diseño y métodos de producción, Junkers compartió la información y también les dio apoyo tecnológico cuando se necesitaba. Se subraya como interesante el hecho de que la firma tomada como muestra por los autores ya intercambiaba información tecnológica antes de que Speer ordenara a los comités inter-firmas recién creados hacer exactamente lo eso. Realmente, hay evidencias de que la reforma de Speer se basó en las experiencias positivas del programa Ju 88.
El programa Ju 88 constituyó uno de los más grandes proyectos de armamento alemanes. Las firmas que tomaron parte en el plan original de 1938 emplearon más de la mitad del personal involucrado en la producción aérea alemana. Incluso en 1943, cuando el foco de atención del armamento aéreo comenzó a cambiar hacia los cazas, los participantes en el programa del Ju 88 todavía empleaban un tercio de su personal. Entre septiembre de 1938, cuando comenzó la producción en serie en Junkers, y septiembre de 1944, se construyeron unos 14.000 bombarderos Ju 88.
*La desproporción del crecimiento entre activo y obreros parece que fue causada por la escasez de mano de obra como resultado del creciente número de trabajadores que fue reclutado por el ejército. El hecho de que la mano de obra fue probablemente el cuello de botella más importante de la industria de guerra alemana, explica el porqué de que los fabricantes no fueran con frecuencia capaces de utilizar su plena capacidad de producción realizando dos o tres cambios. A corto plazo, las firmas aumentaron en su lugar el número de horas laborales por trabajador. En Junkers, por ejemplo, la jornada laboral semanal efectiva de los trabajadores pasó de 53 horas en 1938/39, a 56 horas en 1939/40, y a 58 horas en 1940/41. Es bien conocido que el Nacionalsocialismo intentó superar la escasez de la industria de guerra alemana, primero, al promover el empleo de mujeres y recolocando al personal alemán, y, después, obligando a trabajar a los civiles extranjeros, prisioneros de guerra y prisioneros de campos de concentración.
Los informes de auditoria del Deutsche Revisions- und Treuhand AG también arrojan luz sobre si estas medidas funcionaron a nivel de empresa. El ejemplo de Arado demuestra que, al menos, algunos de los fabricantes de aviones no fueron capaces de usar a las mujeres alemanas para reemplazar a los trabajadores perdidos por el ejército. En 1940, por ejemplo, el 74% de todas las obreras empleadas en la planta de Arado de Brandenburg-Neuendorf dejó su trabajo. El informe de auditoria no menciona desafortunadamente ninguna razón para este dramático descenso. Los autores tienen que especular si las mujeres fueron motivadas a abandonar por las malas condiciones de trabajo o por el apoyo financiero dado por el gobierno a las cónyuges de los soldados. En conjunto, la participación de obreras en el personal total de Arado decreció del 19.9% en 1939 al 15.6% en 1940 y 15.1% en 1941.
Los informes de auditoria también contienen algunas notas que implican que los fabricantes de aviones no estaban muy satisfechos con el papel de aquellos trabajadores alemanes que fueron obligados por el estado a dejar sus ocupaciones tradicionales y pueblos natales para trabajar en la producción de armamentos. ATG, por ejemplo, comentó al auditor que este tipo de trabajador necesitaba un extensivo entrenamiento antes de que pudiera ser empleado provechosamente. El hecho de que, por ejemplo, Arado declarara que en 1942 mil cien trabajadores tuvieron que ser despedidos por falta de actitud, lleva a conjeturar que los trabajadores “forzados” alemanes intentaron descaradamente demostrar su incompetencia para ser liberados. En consecuencia, los fabricantes de aviones confiaron cada vez más en los trabajadores extranjeros cuya productividad, a pesar de sus deficientes condiciones de vida, era aparentemente mucho más alta que lo que la propaganda hizo creer al pueblo alemán. Incluso un documento del departamento de aviación del Reich encontrado en el Archivo militar de Freiburg declaraba que la productividad de las mujeres rusas y los trabajadores especializados checos representaba hasta entre el 90 y 100 por ciento de la productividad de sus homólogos alemanes.
Entre enero de 1940 y marzo de 1941, Heinkel todavía pudo incrementar su personal aproximadamente un 30% contratando principalmente trabajadoras alemanas. Tras este período, sin embargo, el número de trabajadores y trabajadoras alemanas decreció constantemente. Entre los veranos de 1941 y 1942 el empleo de trabajadores civiles extranjeros, en el que las mujeres rusas jugaron un papel prominente, fue el que posibilitó a Heinkel no sólo a reemplazar su pérdida de trabajadores alemanes, sino también a expandir su personal nuevamente hasta un 40%. En el verano de 1942 la firma decidió hacer algunos cambios para mejorar su capacidad de utilización. Los trabajadores adicionales para esta planta se tomaron de los campos de concentración cercanos. Cada vez más en los siguientes meses Heinkel dependió de la mano de obra de los prisioneros de los campos de concentración cuya participación en la suma total de obreros creció rápidamente del 11% en 1942 al 35% en marzo de 1943 y al 53% en marzo de 1944. El desarrollo del personal de Heinkel hasta el verano de 1942 podría ser representativo de la situación general de la industria de aviones alemana. La transformación de Heinkel en una firma que explotó principalmente a los prisioneros de los campos de concentración fue más bien excepcional. Los otros fabricantes de aviones confiaban más en los trabajadores civiles extranjeros. En Junkers, por ejemplo, la participación de prisioneros de campos de concentración y prisioneros de guerra en la suma total de empleados era solamente del 2% en septiembre de 1943, mientras que sus trabajadores civiles extranjeros representaban más de un tercio de todos los empleados.
La información presentada en este capítulo revela que el boom en la producción de aviones alemana durante la IIGM no tiene porqué ser explicado exclusivamente por los incrementos de productividad, sino que obviamente también fue causado por el crecimiento de los factores de capital y trabajo (factor endowment: cantidad de un factor primordial presente en un país, o su parte original de las aportaciones –terreno, capital, mano de obra y empresariado- necesarias para producir otros productos).
En 1940, Heinkel fue la firma con la productividad laboral más alta, seguida de Henschel, Junkers, Arado, Siebel, Weser y finalmente ATG. Esta jerarquía cambió en los dos años siguientes. En 1942, Junkers tomó la delantera, mientras que Heinkel cayó por detrás de Henschel, Arado, Weser y Siebel.
ATG, que tenía la ratio más bajo y sólo ligeramente creciente de capital-trabajo, fue capaz de mejorar su productividad laboral regularmente, y adelantar a Heinkel y Siebel en 1943, mientras que Arado, por otra parte, no consiguió incrementar su eficiencia a pesar del rápido crecimiento de la ratio capital-trabajo.
La pregunta que permanece es ¿por qué Heinkel perdía continuamente eficiencia? En opinión de los autores, fue el desarrollo comparativamente discontinuo de su programa de producción lo que evitó que Heinkel mantuviera su alto nivel de productividad alcanzado en 1940. Originalmente, Heinkel había producido el bombardero He 111 en Oranienburg. En 1940 se instruyó a la firma a concentrarse, por contra, en la producción de alas para el Ju 88. Este cambio en el programa de producción entrañó una reorganización sustancial del proceso de producción. Los trabajadores que estaban acostumbrados a ensamblar un avión completo, ahora tenían que aprender cómo fabricar un componente especial de otro diseño. Las antiguas máquinas se volvieron inútiles y tuvieron que ser reemplazadas por otras nuevas con las que el trabajador no estaba familiarizado. Heinkel no fue capaz de adaptarse a esos cambios sin un descenso en la productividad laboral. Nuevamente, en 1942 Heinkel tuvo que dejar su producción de alas del Ju 88 y comenzar a fabricar el nuevo tipo de bombardero He 177. Como resultado de este cambio, la ratio de depreciación “regular” de stock de capital de Heinkel subió al 28% en 1942/43. Esta vez el proceso de adaptación necesario fue incluso más difícil por el hecho de que simultáneamente llegó a la firma un gran número de prisioneros de campos de concentración que tenían que ser adiestrados a la vez que se debían realizar ajustes en la producción. Pasaron otros dos años hasta que repentinamente se le ordenó a Heinkel el abandono de la producción del bombardero He 177 a favor del ensamblaje final del caza Fw 190, caza necesario para rechazar a los bombarderos aliados.
A los otros productores de aviones de la muestra estudiada por los autores se les dio mucho más tiempo para aprender cómo producir eficazmente un componente especial o un avión. De los informes de auditoria se sabe que estuvieron involucrados en la producción del bombardero Ju 88 por al menos los siguientes períodos de tiempo: Arado desde octubre de 1939 hasta la segunda mitad de 1942; Junkers desde febrero de 1939 hasta septiembre de 1943; ATG desde enero de 1940 hasta junio de 1943; Henschel desde septiembre de 1939 hasta septiembre de 1944, y Siebel desde enero de 1940 hasta diciembre de 1943. Weser produjo el bombardero Ju 87 desde 1938 hasta al menos diciembre de 1942.
Ponderando la productividad laboral individual de las firmas por su participación en el personal total del muestreo, los autores calcularon la ratio de crecimiento anual medio del valor añadido por obrero. El crecimiento de productividad fue especialmente alto en los primeros años de la producción de bombarderos Ju 88 y Ju 87. Del 17.3% conjunto en 1938 y 1939 se pasó al 9.2% en 1940, 6% en 1941, y solamente el 3.5% y 3.7% en 1942 y 1943 respectivamente. Sorprendentemente la productividad laboral creció más rápido en el período de 1937-1941 que durante el reinado de Speer. Los autores pasan a explicar estos hallazgos en el capítulo titulado “Curvas de Aprendizaje" (Learning curves).
FIN
Espero que lo hayan disfrutado tanto como lo disfruté yo. El análisis no tiene desperdicio y es por demás ilustrativo,a cadémico y enriquecedor. Le abre a uno la mente.
Hoy descanso y mañana prosigo con el análisis de la industria francesa y con la forma de poner a toda dicha industria (poderosa por cierto) a que funcione a la par de la industria alemana (Algo que los alemanes recién lo hiceron en 1943 gracias a Speer y lo hicieron mal)
El ensayo lleva por título [Demystifying the German “Armament Miracle” during World War II. New Insights from the Annual Audits of German Aircraft Producers]
El forista José Luis hace un análisis (y traducción del inglés al español) del siguiente extracto:
Los autores detallan las decisiones políticas que se le acreditan a Speer.
- Primero, que el número de tipos de armas fue reducido, lo que debería haber permitido a muchas fábricas cambiar a una producción masiva y explotar sus economías.
- Segundo, la frecuencia de cambios de diseño menores de un modelo especial se redujo, de tal manera que las fábricas salvarían al menos parte de los costes resultantes de adaptar su equipo de producción.
- Tercero, contra el deseo declarado de la Wehrmacht, se eliminaron los procesos de acabado como abrillantado o lacado que no añadían nada al poder destructivo de las armas, lo que redujo las horas de trabajo necesarias para producir una parte del armamento.
- Cuarto, las fábricas fueron obligadas a compartir los conocimientos tecnológicos en los recién establecidos comités inter-fábricas para dar a las fábricas menos eficientes la información considerada necesaria para imitar la tecnología de las fábricas superiores. Esto podría haber acelerado especialmente las técnicas de producción flotante en la industria alemana.
Todas estas medidas de racionalización tenían en común que posibilitaban que las fábricas redujeran sus costes de producción. Pero los autores (citando a Overy, quien pone en duda que las fábricas se apuntaran a la labor bajo el régimen de contrato a tanto alzado) pasan a explicar que las fábricas que entregaban armas sobre la base de un contrato a tanto alzado (régimen de contrato dominante hasta 1942), conseguían generalmente un pago que no sólo cubría todos sus costes reales tras la producción final, sino también un plus que estaba calculado como un porcentaje dado de esos costes. (IMPORTANTÍSIMO)
Esta es la razón, bajo un contrato a tanto alzado, por la cual un productor de armamentos no tenía incentivos reduciendo sus costes; todo lo contrario, estaba inclinado a aumentarlos para conseguir un mayor plus.
Para conseguir que las medidas de racionalización descritas funcionaran, era necesario, por tanto, cambiar a otro tipo de contrato de adquisición (CLAVE PARA MI BARBARROJA EN 2 ETAPAS).
En mayo de 1942, el gobierno ordenó que los contratos a tanto alzado debían sustituirse, en general, por los contratos de coste más margen. Bajo este nuevo régimen de adquisición, la agencia de pedidos y el fabricante de armamentos preacordaban un precio fijo de un armamento sobre la base de sus cálculos acerca de los futuros costes de producción. Si el fabricante de armamento era capaz de fabricar el producto a unos costes de producción más bajos de los estimados, se le concedía el derecho a mantener al menos parte de la diferencia como beneficio adicional. En consecuencia, las fábricas tenían ahora el incentivo de aprovechar las oportunidades ofrecidas por el programa de racionalización de Speer para aminorar sus costes. (IMPORTANTE, pero aún así mi Hitler más astuto tiene una propuesta más inteligente).
Los autores, en su segundo capítulo dicen lo siguiente:
La Información. Reiteran su principal fuente de investigación en los informes de auditoria anuales de firmas específicas del Deutsche Revisions und Treuhand AG. Fundada en 1922 como una compañía limitada estatal, fue encargada de auditar todas las firmas en las que el Reich alemán tenía participación o financiaba. En 1924 la compañía auditora se transformó en una sociedad por acciones y se convirtió en subsidiaria de la sociedad estatal Vereinigte Industrieunternehmungen AG (VIAG). Después de la IIGM, la Deutsche Revisions- und Treuhand AG quedó como la compañía auditora preferida del estado de Alemania Occidental. Fue privatizada paso a paso y finalmente fusionada con la Price Waterhouse Germany en 1998.
El Archivo Federal de Berlín Lichterfelde posee una colección de informes de auditoria del Deutsche Revisions- und Treuhand AG de firmas que estuvieron involucradas en la producción de armamentos durante la IIGM. Dicen los autores que estos informes son muy completos. Tanto la cantidad como la calidad de la información mostrada se incrementó entre 1939 y 1942, indicativo del deseo Nacionalsocialista de superar los principales problemas de la producción de armamentos mejorando su conocimiento sobre la producción tecnológica y los costes reales de las fábricas privadas.
La mayoría de estas firmas (las siete que estudian los autores) produjeron el bombardero Ju 88, diseñado originalmente por la compañía Junkers Flugzeugund Motorenwerke AG.
El así llamado programa Ju 88, que fue establecido por Göring a mediados de 1938 y destinado a la explotación de economías de escala y a levantar los estándares tecnológicos de la producción de aviones, presentó una innovación mayor en la organización alemana de adquisiciones. La firma más grande, Junkers, produjo en sus distintas plantas todos los componentes del avión Ju 88, incluyendo los motores, mientras que ATG, Arado, Heinkel-Oranienburg, Henschel y Siebel, entre otras, se concentraron en algunos componentes y trabajos como alas, fuselaje, suspensión de motores, unidades de cola y ensamblaje final. Para dar a Junkers la oportunidad de incrementar su producción de Ju 88, Weser asumió la producción del bombardero Ju 87 que había sido el principal producto de la Junkers hasta entonces. Se invistió a Junkers del derecho a actuar como una agencia estatal. Organizó el flujo de materias primas y trabajo para las firmas de las diferentes divisiones, y también tenía el derecho de dirigir sus decisiones específicas de producción. Para capacitar a otras firmas a imitar su diseño y métodos de producción, Junkers compartió la información y también les dio apoyo tecnológico cuando se necesitaba. Se subraya como interesante el hecho de que la firma tomada como muestra por los autores ya intercambiaba información tecnológica antes de que Speer ordenara a los comités inter-firmas recién creados hacer exactamente lo eso. Realmente, hay evidencias de que la reforma de Speer se basó en las experiencias positivas del programa Ju 88.
El programa Ju 88 constituyó uno de los más grandes proyectos de armamento alemanes. Las firmas que tomaron parte en el plan original de 1938 emplearon más de la mitad del personal involucrado en la producción aérea alemana. Incluso en 1943, cuando el foco de atención del armamento aéreo comenzó a cambiar hacia los cazas, los participantes en el programa del Ju 88 todavía empleaban un tercio de su personal. Entre septiembre de 1938, cuando comenzó la producción en serie en Junkers, y septiembre de 1944, se construyeron unos 14.000 bombarderos Ju 88.
*La desproporción del crecimiento entre activo y obreros parece que fue causada por la escasez de mano de obra como resultado del creciente número de trabajadores que fue reclutado por el ejército. El hecho de que la mano de obra fue probablemente el cuello de botella más importante de la industria de guerra alemana, explica el porqué de que los fabricantes no fueran con frecuencia capaces de utilizar su plena capacidad de producción realizando dos o tres cambios. A corto plazo, las firmas aumentaron en su lugar el número de horas laborales por trabajador. En Junkers, por ejemplo, la jornada laboral semanal efectiva de los trabajadores pasó de 53 horas en 1938/39, a 56 horas en 1939/40, y a 58 horas en 1940/41. Es bien conocido que el Nacionalsocialismo intentó superar la escasez de la industria de guerra alemana, primero, al promover el empleo de mujeres y recolocando al personal alemán, y, después, obligando a trabajar a los civiles extranjeros, prisioneros de guerra y prisioneros de campos de concentración.
Los informes de auditoria del Deutsche Revisions- und Treuhand AG también arrojan luz sobre si estas medidas funcionaron a nivel de empresa. El ejemplo de Arado demuestra que, al menos, algunos de los fabricantes de aviones no fueron capaces de usar a las mujeres alemanas para reemplazar a los trabajadores perdidos por el ejército. En 1940, por ejemplo, el 74% de todas las obreras empleadas en la planta de Arado de Brandenburg-Neuendorf dejó su trabajo. El informe de auditoria no menciona desafortunadamente ninguna razón para este dramático descenso. Los autores tienen que especular si las mujeres fueron motivadas a abandonar por las malas condiciones de trabajo o por el apoyo financiero dado por el gobierno a las cónyuges de los soldados. En conjunto, la participación de obreras en el personal total de Arado decreció del 19.9% en 1939 al 15.6% en 1940 y 15.1% en 1941.
Los informes de auditoria también contienen algunas notas que implican que los fabricantes de aviones no estaban muy satisfechos con el papel de aquellos trabajadores alemanes que fueron obligados por el estado a dejar sus ocupaciones tradicionales y pueblos natales para trabajar en la producción de armamentos. ATG, por ejemplo, comentó al auditor que este tipo de trabajador necesitaba un extensivo entrenamiento antes de que pudiera ser empleado provechosamente. El hecho de que, por ejemplo, Arado declarara que en 1942 mil cien trabajadores tuvieron que ser despedidos por falta de actitud, lleva a conjeturar que los trabajadores “forzados” alemanes intentaron descaradamente demostrar su incompetencia para ser liberados. En consecuencia, los fabricantes de aviones confiaron cada vez más en los trabajadores extranjeros cuya productividad, a pesar de sus deficientes condiciones de vida, era aparentemente mucho más alta que lo que la propaganda hizo creer al pueblo alemán. Incluso un documento del departamento de aviación del Reich encontrado en el Archivo militar de Freiburg declaraba que la productividad de las mujeres rusas y los trabajadores especializados checos representaba hasta entre el 90 y 100 por ciento de la productividad de sus homólogos alemanes.
Entre enero de 1940 y marzo de 1941, Heinkel todavía pudo incrementar su personal aproximadamente un 30% contratando principalmente trabajadoras alemanas. Tras este período, sin embargo, el número de trabajadores y trabajadoras alemanas decreció constantemente. Entre los veranos de 1941 y 1942 el empleo de trabajadores civiles extranjeros, en el que las mujeres rusas jugaron un papel prominente, fue el que posibilitó a Heinkel no sólo a reemplazar su pérdida de trabajadores alemanes, sino también a expandir su personal nuevamente hasta un 40%. En el verano de 1942 la firma decidió hacer algunos cambios para mejorar su capacidad de utilización. Los trabajadores adicionales para esta planta se tomaron de los campos de concentración cercanos. Cada vez más en los siguientes meses Heinkel dependió de la mano de obra de los prisioneros de los campos de concentración cuya participación en la suma total de obreros creció rápidamente del 11% en 1942 al 35% en marzo de 1943 y al 53% en marzo de 1944. El desarrollo del personal de Heinkel hasta el verano de 1942 podría ser representativo de la situación general de la industria de aviones alemana. La transformación de Heinkel en una firma que explotó principalmente a los prisioneros de los campos de concentración fue más bien excepcional. Los otros fabricantes de aviones confiaban más en los trabajadores civiles extranjeros. En Junkers, por ejemplo, la participación de prisioneros de campos de concentración y prisioneros de guerra en la suma total de empleados era solamente del 2% en septiembre de 1943, mientras que sus trabajadores civiles extranjeros representaban más de un tercio de todos los empleados.
La información presentada en este capítulo revela que el boom en la producción de aviones alemana durante la IIGM no tiene porqué ser explicado exclusivamente por los incrementos de productividad, sino que obviamente también fue causado por el crecimiento de los factores de capital y trabajo (factor endowment: cantidad de un factor primordial presente en un país, o su parte original de las aportaciones –terreno, capital, mano de obra y empresariado- necesarias para producir otros productos).
En 1940, Heinkel fue la firma con la productividad laboral más alta, seguida de Henschel, Junkers, Arado, Siebel, Weser y finalmente ATG. Esta jerarquía cambió en los dos años siguientes. En 1942, Junkers tomó la delantera, mientras que Heinkel cayó por detrás de Henschel, Arado, Weser y Siebel.
ATG, que tenía la ratio más bajo y sólo ligeramente creciente de capital-trabajo, fue capaz de mejorar su productividad laboral regularmente, y adelantar a Heinkel y Siebel en 1943, mientras que Arado, por otra parte, no consiguió incrementar su eficiencia a pesar del rápido crecimiento de la ratio capital-trabajo.
La pregunta que permanece es ¿por qué Heinkel perdía continuamente eficiencia? En opinión de los autores, fue el desarrollo comparativamente discontinuo de su programa de producción lo que evitó que Heinkel mantuviera su alto nivel de productividad alcanzado en 1940. Originalmente, Heinkel había producido el bombardero He 111 en Oranienburg. En 1940 se instruyó a la firma a concentrarse, por contra, en la producción de alas para el Ju 88. Este cambio en el programa de producción entrañó una reorganización sustancial del proceso de producción. Los trabajadores que estaban acostumbrados a ensamblar un avión completo, ahora tenían que aprender cómo fabricar un componente especial de otro diseño. Las antiguas máquinas se volvieron inútiles y tuvieron que ser reemplazadas por otras nuevas con las que el trabajador no estaba familiarizado. Heinkel no fue capaz de adaptarse a esos cambios sin un descenso en la productividad laboral. Nuevamente, en 1942 Heinkel tuvo que dejar su producción de alas del Ju 88 y comenzar a fabricar el nuevo tipo de bombardero He 177. Como resultado de este cambio, la ratio de depreciación “regular” de stock de capital de Heinkel subió al 28% en 1942/43. Esta vez el proceso de adaptación necesario fue incluso más difícil por el hecho de que simultáneamente llegó a la firma un gran número de prisioneros de campos de concentración que tenían que ser adiestrados a la vez que se debían realizar ajustes en la producción. Pasaron otros dos años hasta que repentinamente se le ordenó a Heinkel el abandono de la producción del bombardero He 177 a favor del ensamblaje final del caza Fw 190, caza necesario para rechazar a los bombarderos aliados.
A los otros productores de aviones de la muestra estudiada por los autores se les dio mucho más tiempo para aprender cómo producir eficazmente un componente especial o un avión. De los informes de auditoria se sabe que estuvieron involucrados en la producción del bombardero Ju 88 por al menos los siguientes períodos de tiempo: Arado desde octubre de 1939 hasta la segunda mitad de 1942; Junkers desde febrero de 1939 hasta septiembre de 1943; ATG desde enero de 1940 hasta junio de 1943; Henschel desde septiembre de 1939 hasta septiembre de 1944, y Siebel desde enero de 1940 hasta diciembre de 1943. Weser produjo el bombardero Ju 87 desde 1938 hasta al menos diciembre de 1942.
Ponderando la productividad laboral individual de las firmas por su participación en el personal total del muestreo, los autores calcularon la ratio de crecimiento anual medio del valor añadido por obrero. El crecimiento de productividad fue especialmente alto en los primeros años de la producción de bombarderos Ju 88 y Ju 87. Del 17.3% conjunto en 1938 y 1939 se pasó al 9.2% en 1940, 6% en 1941, y solamente el 3.5% y 3.7% en 1942 y 1943 respectivamente. Sorprendentemente la productividad laboral creció más rápido en el período de 1937-1941 que durante el reinado de Speer. Los autores pasan a explicar estos hallazgos en el capítulo titulado “Curvas de Aprendizaje" (Learning curves).
FIN
Espero que lo hayan disfrutado tanto como lo disfruté yo. El análisis no tiene desperdicio y es por demás ilustrativo,a cadémico y enriquecedor. Le abre a uno la mente.
Hoy descanso y mañana prosigo con el análisis de la industria francesa y con la forma de poner a toda dicha industria (poderosa por cierto) a que funcione a la par de la industria alemana (Algo que los alemanes recién lo hiceron en 1943 gracias a Speer y lo hicieron mal)
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
ventura escribió:Dios mioo no me referia a usted no
Mil disculpas, estimado ventura, no me lo tomes en cuenta. Me excedí y bastante al ser tan susceptible. La edad no perdona.
PD: Te ruego no me hables de usted.
Recibe un saludo y reiterarte mis disculpas.
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What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
En el siguiente Post se analizará el aporte de los Franceses a la Wehrmatch y se explicará cómo los alemanes desperdiciaron el gran potencial que tenían las industrias de armamentos de Francia y sus colonias.
MANO DE OBRA FRANCESA
Fuentes: Bajo el talón del conquistador (Time Life Rombo).
Para los Nazis, Francia, con el mayor número de trabajadores cualificados el la Europa ocupada, fue la respuesta a la crítica escasez de mano de obra alemana.
Ansiosos por incrementar la producción que ya obtenían de un millón de prisioneros de guerra, el Reich puso en marcha una campaña para reclutar trabajadores franceses, al principio ofreciendo los mismos alicientes dados a los trabajadores de los países neutrales y del Eje.
Las campañas propagandísticas llevadas a cabo por el Ministerio de Trabajo del Reich ofrecían salarios altos, buenas condiciones de vida, semanas laborables de 60 horas y contratos a corto plazo.
A los trabajadores casados se les garantizaba vacaciones cada tres meses y se les permitía enviar a casa hasta 250 reichsmarks al mes. A los solteros se les prometía vacaciones cada seis meses y la posibilidad de enviar 150 reichsmarks al mes.
Entre otros incentivos, los alemanes también aseguraban que los trabajadores franceses y de otros países de Europa Occidental recibían las mismas condiciones laborales, raciones de comida, beneficios complementarios y alojamiento que sus homólogos alemanes.
La campaña de reclutamiento se benefició de las privaciones económicas impuestas por los ocupantes. Los Nazis prohibieron el incremento de posprecios y los salarios en Francia, y se llenaron de gran cantidad de artículos de consumo franceses para su utilización en Alemania.
El resto de los bienes terminó inevitablemente en el mercado negro, donde posprecios eran a menudo demasiado altos para los salarios fijos de los franceses.
Enfrentado a las penurias económicas, el trabajador francés solía ser más receptivo ante la perspectiva de puesto en una fábrica alemana.
Inicialmente, al menos, la campaña de reclutamiento dio buenos resultados.
El 1 de octubre de 1941, más de 49.000 trabajadores franceses habían aceptado trabajar en fábricas y granjas alemanas. Pero no pasó mucho tiempo antes de que los trabajadores descubrieran que los alemanes no estaban cumpliendo sus promesas.
A principios de 1942, el aluvión de voluntarios franceses se había convertido en un goteo, y los alemanes comprendieron que tendrían que tomar medidas más duras para satisfacer la demanda laboral del Reich.
Fritz Sauckel, ministro de trabajo de Hitler, exigió que Francia incrementase sus exportaciones de mano de obra hasta 250.000 en julio o se atuviese a un reclutamiento forzado.
Pierre Laval, premier de la Francia de Vichy, propuso el “Relève”, un sistema voluntario que apelaba al patriotismo francés al garantizar la liberación de un prisionero de guerra francés por cada tres trabajadores enviados a Alemania.
Relève demostró ser un gran fracaso. Llegado el mes de julio sólo se habían reclutado 31.300 nuevos trabajadores, y, cumpliendo con las exigencias de Sauckel, el gobierno francés promulgó una ley de reclutamiento laboral.
A principios de 1943, los organizadores alemanes se habían hecho con el control del esfuerzo de reclutamiento, y los trabajadores de las fábricas francesas estaban siendo separados de sus cadenas de montaje y enviados a Alemania.
En julio y julio de 1943, 116.000 trabajadores nuevos fueron despachados por la fuerza a Alemania.
Sin embargo, este flujo de trabajadores descendió enormemente cuando Albert Speer, el ministro de Producción de Guerra, empezó a eximir a los trabajadores de compañías francesas que estaban produciendo material para la maquinaria de guerra alemana. En otoño, miles de fábricas francesas habían sido clasificadas como “plantas S”, sus trabajadores eran inmunes al reclutamiento forzoso de Sauckel.
APORTE DE FRANCIA AL TERCER REICH
Las posibilidades de la economía francesa si hubiera llegado a estar realmente integrada en la economía del III Reich hubieran sido gigantescas. Tengamos en cuenta que en la época, la economía francesa era la quinta economía industrial del mundo y contaba con una presencia muy equilibrada en todos los sectores subindustriales. Así por ejemplo, contaba con una industria pesada de grandes dimensiones, con unas industrias automovilística, aeronáutica y química e incluso electrotécnica notables. Su agricultura y ganadería gozaban de justa fama y aunque no tuviera petróleo y le faltara carbón tenía recursos minerales muy importantes de algunos materiales (bauxita, hierro, antimonio, sales potásicas)
Por otra parte las posesiones coloniales francesas, en especial las situadas en el norte de Africa proporcionaban el acceso a unas importaciones muy necesarias (productos agrícolas, fosfatos, mineral de hierro) así como pequeñas cantidades de plomo, antimonio y manganeso. Durante el primer período de la guerra la Royal Navy no intentó hacer un bloqueo férreo entre las posesiones norteafricanas y el territorio metropolitano para no enajenarse completamente a las autoridades de Vichy y sobre todo su flota, verdadera baza de negociación de la misma.
Con la caída de Francia, Alemania se hizo con el control de la industria aeronáutica francesa. En un principio, no se intentó tomar el control directamente para no enajenar la voluntad colaboradora francesa. Mas bien se realizaron unos pedidos modestos sin presionar a los franceses para hacerse con la propiedad de las empresas aeronáuticas. Sin embargo, los alemanes perdieron bastante tiempo en pergueñar las condiciones bajo las cuales se iban a producir las entregas de los aviones franceses a la Luftwaffe y por si fuera poco, éstas no eran más que una minúscula fracción de las entregas norteamericanas a la RAF. Para hacernos idea de la disparidad entre una industria y otra, en 1941 Gran Bretaña recibió 5.012 aparatos norteamericanos, Alemania de Francia y los Países Bajos -la otra gran industria de Europa Occidental en su poder- tan sólo 78 aviones.
Durante el año 1941, tanto Francia como Holanda, países con una industria aeronáutica considerable, no produjeron práctiamente aparatos para los alemanes. Y esto después de un período de ocupación sin ningún tipo de interferencia enemiga. En 1942 las cifras apenas han cambiado en Holanda y tan sólo han aumentado modestísimamente para Francia. Y decimos modestísimamente porque la otrora potente industria aeronáutica francesa tan sólo fue capaz de fabricar unos 55 aparatos mensuales, cifras raquíticas sin exageración. Y 1943 aporta una modesta mejora, pero muy lejos de la capacidad real de la industria. La industria checoslovaca, de un tamaño inferior a la holandesa y especialmente francesa, en cambio logró una producción significativa para el pequeño tamaño de su industria.
En otras palabras, Alemania perdió el equivalente a dos años y medio de producción aeronáutica en Francia y los Países Bajos que a muy grosso modo podríamos estimar en unos 5-6.000 aparatos anuales cuando sus adversarios como los británicos fabricaban de media unos 22.000 aparatos entre 1941-43 Además cuando Italia cesó la lucha y fue ocupada por los alemanes, la práctica totalidad de la industria aeronáutica italiana se encontraba en el norte del país y sin embargo tampoco fueron capaces de reorganizarla para las necesidades bélicas de la Luftwaffe y de su estado títere, la República de Saló con lo que sus cifras de producción fueron raquíticas también.
Cuando terminó la guerra, la Luftwaffe tan sólo había recibido 2.517 aparatos de la industria francesa y 947 de la holandesa.
Vistas las grandes posibilidades, la explotación acometida por la Alemania hitleriana durante la guerra no pasó de ser un saqueo a gran escala, útil desde el punto de vista alemán pero que adolecía en definitiva de una gran cortedad de miras por no haber sacado todo el partido posible a una gran economía más potente que la de Italia o el Japón. Parte del problema venía dado por la escasez de materias primas -en especial combustibles- que sufría la Francia ocupada sometida al bloqueo naval británico. Pero en la parte del problema que ocupa a los alemanes, la prepotencia, arrogancia así como la falta de unos planes claros para incorporar esta economía al Reich motivó el que los alemanes se enajenaran cualquier posibilidad de una verdadera cooperación por parte de los franceses así como el funcionamiento de su economía a pleno rendimiento. Esto fue especialmente significativo en la producción de carbón y acero en Francia, puntales de cualquier economía industrial de la época, que se derrumbaron durante la ocupación alemana.
Por si fuera poco la división de Francia entre una zona ocupada directamente por los alemanes y otra bajo la administración de Vichy creó unas fronteras artificiales que impedía el libre tránsito de personas y mercancías entre una y otra zona, lo que ya agregaba aún más caos a la complejidad de la
Y no creamos que las dimensiones del saqueo por parte de los alemanes fuera un concepto vacío de contenido; éste adquirió dimensiones colosales. Veamos como la exacción provocada por los gastos de ocupación lejos de disminuir con los años fue aumentando a medida que la fortuna bélica alemana se deterioraba. Según los cálculos de los propios alemanes los pagos de ocupación son como siguen en millones de francos:
1940 - 35.180 mill. francos
1941 – 101.740 mill. francos
1942 – 175.440 mill. francos
1943 – 195.960 mill. Francos
En otras palabras, los gastos de ocupación pasaron de unos 300 mill. de francos diarios a más de 700 mill. Este enorme crédito se utilizó para muchos fines que no tenían nada que ver con los verdaderos gastos de ocupación o de producción industrial bélica, como la compra de bienes y productos franceses, obras de arte, adquisición de valores o participaciones en empresas francesas e incluso el pago a los empleados y funcionarios alemanes en aduanas, y hasta en departamentos de la SS.
FUENTE: Adam Tooze: The Wages of Destruction: The Making and Breaking of the Nazi Economy. Penguin books 2007.
Arnold Toynbee: La Europa de Hitler (pág. 254) Ed. Sarpe 1985
MANO DE OBRA FRANCESA
Fuentes: Bajo el talón del conquistador (Time Life Rombo).
Para los Nazis, Francia, con el mayor número de trabajadores cualificados el la Europa ocupada, fue la respuesta a la crítica escasez de mano de obra alemana.
Ansiosos por incrementar la producción que ya obtenían de un millón de prisioneros de guerra, el Reich puso en marcha una campaña para reclutar trabajadores franceses, al principio ofreciendo los mismos alicientes dados a los trabajadores de los países neutrales y del Eje.
Las campañas propagandísticas llevadas a cabo por el Ministerio de Trabajo del Reich ofrecían salarios altos, buenas condiciones de vida, semanas laborables de 60 horas y contratos a corto plazo.
A los trabajadores casados se les garantizaba vacaciones cada tres meses y se les permitía enviar a casa hasta 250 reichsmarks al mes. A los solteros se les prometía vacaciones cada seis meses y la posibilidad de enviar 150 reichsmarks al mes.
Entre otros incentivos, los alemanes también aseguraban que los trabajadores franceses y de otros países de Europa Occidental recibían las mismas condiciones laborales, raciones de comida, beneficios complementarios y alojamiento que sus homólogos alemanes.
La campaña de reclutamiento se benefició de las privaciones económicas impuestas por los ocupantes. Los Nazis prohibieron el incremento de posprecios y los salarios en Francia, y se llenaron de gran cantidad de artículos de consumo franceses para su utilización en Alemania.
El resto de los bienes terminó inevitablemente en el mercado negro, donde posprecios eran a menudo demasiado altos para los salarios fijos de los franceses.
Enfrentado a las penurias económicas, el trabajador francés solía ser más receptivo ante la perspectiva de puesto en una fábrica alemana.
Inicialmente, al menos, la campaña de reclutamiento dio buenos resultados.
El 1 de octubre de 1941, más de 49.000 trabajadores franceses habían aceptado trabajar en fábricas y granjas alemanas. Pero no pasó mucho tiempo antes de que los trabajadores descubrieran que los alemanes no estaban cumpliendo sus promesas.
A principios de 1942, el aluvión de voluntarios franceses se había convertido en un goteo, y los alemanes comprendieron que tendrían que tomar medidas más duras para satisfacer la demanda laboral del Reich.
Fritz Sauckel, ministro de trabajo de Hitler, exigió que Francia incrementase sus exportaciones de mano de obra hasta 250.000 en julio o se atuviese a un reclutamiento forzado.
Pierre Laval, premier de la Francia de Vichy, propuso el “Relève”, un sistema voluntario que apelaba al patriotismo francés al garantizar la liberación de un prisionero de guerra francés por cada tres trabajadores enviados a Alemania.
Relève demostró ser un gran fracaso. Llegado el mes de julio sólo se habían reclutado 31.300 nuevos trabajadores, y, cumpliendo con las exigencias de Sauckel, el gobierno francés promulgó una ley de reclutamiento laboral.
A principios de 1943, los organizadores alemanes se habían hecho con el control del esfuerzo de reclutamiento, y los trabajadores de las fábricas francesas estaban siendo separados de sus cadenas de montaje y enviados a Alemania.
En julio y julio de 1943, 116.000 trabajadores nuevos fueron despachados por la fuerza a Alemania.
Sin embargo, este flujo de trabajadores descendió enormemente cuando Albert Speer, el ministro de Producción de Guerra, empezó a eximir a los trabajadores de compañías francesas que estaban produciendo material para la maquinaria de guerra alemana. En otoño, miles de fábricas francesas habían sido clasificadas como “plantas S”, sus trabajadores eran inmunes al reclutamiento forzoso de Sauckel.
APORTE DE FRANCIA AL TERCER REICH
Las posibilidades de la economía francesa si hubiera llegado a estar realmente integrada en la economía del III Reich hubieran sido gigantescas. Tengamos en cuenta que en la época, la economía francesa era la quinta economía industrial del mundo y contaba con una presencia muy equilibrada en todos los sectores subindustriales. Así por ejemplo, contaba con una industria pesada de grandes dimensiones, con unas industrias automovilística, aeronáutica y química e incluso electrotécnica notables. Su agricultura y ganadería gozaban de justa fama y aunque no tuviera petróleo y le faltara carbón tenía recursos minerales muy importantes de algunos materiales (bauxita, hierro, antimonio, sales potásicas)
Por otra parte las posesiones coloniales francesas, en especial las situadas en el norte de Africa proporcionaban el acceso a unas importaciones muy necesarias (productos agrícolas, fosfatos, mineral de hierro) así como pequeñas cantidades de plomo, antimonio y manganeso. Durante el primer período de la guerra la Royal Navy no intentó hacer un bloqueo férreo entre las posesiones norteafricanas y el territorio metropolitano para no enajenarse completamente a las autoridades de Vichy y sobre todo su flota, verdadera baza de negociación de la misma.
Con la caída de Francia, Alemania se hizo con el control de la industria aeronáutica francesa. En un principio, no se intentó tomar el control directamente para no enajenar la voluntad colaboradora francesa. Mas bien se realizaron unos pedidos modestos sin presionar a los franceses para hacerse con la propiedad de las empresas aeronáuticas. Sin embargo, los alemanes perdieron bastante tiempo en pergueñar las condiciones bajo las cuales se iban a producir las entregas de los aviones franceses a la Luftwaffe y por si fuera poco, éstas no eran más que una minúscula fracción de las entregas norteamericanas a la RAF. Para hacernos idea de la disparidad entre una industria y otra, en 1941 Gran Bretaña recibió 5.012 aparatos norteamericanos, Alemania de Francia y los Países Bajos -la otra gran industria de Europa Occidental en su poder- tan sólo 78 aviones.
Durante el año 1941, tanto Francia como Holanda, países con una industria aeronáutica considerable, no produjeron práctiamente aparatos para los alemanes. Y esto después de un período de ocupación sin ningún tipo de interferencia enemiga. En 1942 las cifras apenas han cambiado en Holanda y tan sólo han aumentado modestísimamente para Francia. Y decimos modestísimamente porque la otrora potente industria aeronáutica francesa tan sólo fue capaz de fabricar unos 55 aparatos mensuales, cifras raquíticas sin exageración. Y 1943 aporta una modesta mejora, pero muy lejos de la capacidad real de la industria. La industria checoslovaca, de un tamaño inferior a la holandesa y especialmente francesa, en cambio logró una producción significativa para el pequeño tamaño de su industria.
En otras palabras, Alemania perdió el equivalente a dos años y medio de producción aeronáutica en Francia y los Países Bajos que a muy grosso modo podríamos estimar en unos 5-6.000 aparatos anuales cuando sus adversarios como los británicos fabricaban de media unos 22.000 aparatos entre 1941-43 Además cuando Italia cesó la lucha y fue ocupada por los alemanes, la práctica totalidad de la industria aeronáutica italiana se encontraba en el norte del país y sin embargo tampoco fueron capaces de reorganizarla para las necesidades bélicas de la Luftwaffe y de su estado títere, la República de Saló con lo que sus cifras de producción fueron raquíticas también.
Cuando terminó la guerra, la Luftwaffe tan sólo había recibido 2.517 aparatos de la industria francesa y 947 de la holandesa.
Vistas las grandes posibilidades, la explotación acometida por la Alemania hitleriana durante la guerra no pasó de ser un saqueo a gran escala, útil desde el punto de vista alemán pero que adolecía en definitiva de una gran cortedad de miras por no haber sacado todo el partido posible a una gran economía más potente que la de Italia o el Japón. Parte del problema venía dado por la escasez de materias primas -en especial combustibles- que sufría la Francia ocupada sometida al bloqueo naval británico. Pero en la parte del problema que ocupa a los alemanes, la prepotencia, arrogancia así como la falta de unos planes claros para incorporar esta economía al Reich motivó el que los alemanes se enajenaran cualquier posibilidad de una verdadera cooperación por parte de los franceses así como el funcionamiento de su economía a pleno rendimiento. Esto fue especialmente significativo en la producción de carbón y acero en Francia, puntales de cualquier economía industrial de la época, que se derrumbaron durante la ocupación alemana.
Por si fuera poco la división de Francia entre una zona ocupada directamente por los alemanes y otra bajo la administración de Vichy creó unas fronteras artificiales que impedía el libre tránsito de personas y mercancías entre una y otra zona, lo que ya agregaba aún más caos a la complejidad de la
Y no creamos que las dimensiones del saqueo por parte de los alemanes fuera un concepto vacío de contenido; éste adquirió dimensiones colosales. Veamos como la exacción provocada por los gastos de ocupación lejos de disminuir con los años fue aumentando a medida que la fortuna bélica alemana se deterioraba. Según los cálculos de los propios alemanes los pagos de ocupación son como siguen en millones de francos:
1940 - 35.180 mill. francos
1941 – 101.740 mill. francos
1942 – 175.440 mill. francos
1943 – 195.960 mill. Francos
En otras palabras, los gastos de ocupación pasaron de unos 300 mill. de francos diarios a más de 700 mill. Este enorme crédito se utilizó para muchos fines que no tenían nada que ver con los verdaderos gastos de ocupación o de producción industrial bélica, como la compra de bienes y productos franceses, obras de arte, adquisición de valores o participaciones en empresas francesas e incluso el pago a los empleados y funcionarios alemanes en aduanas, y hasta en departamentos de la SS.
FUENTE: Adam Tooze: The Wages of Destruction: The Making and Breaking of the Nazi Economy. Penguin books 2007.
Arnold Toynbee: La Europa de Hitler (pág. 254) Ed. Sarpe 1985
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- Registrado: 18 Oct 2009, 16:53
What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Hola!!
Para poner un poco en antecedentes a la gente sostengo que uno de los principales inconvenientes de tu plan es la sobrecargada situacion logistica del Osther en Otoño:
"En lugar de 30 trenes diarios con 450 T de suministros diarias el GEC recibio en el otoño de 1941 una medai de entre 12 y 20"
Hitler desafiado en Moscu,Osprey ,R.Forczyk,pag 22
En tus planes figura un paron justo tras la 1ª,y exitosa,fase de Taifun. Este paron seria beneficioso por si solo para mejorar la situacion logistica del GEC aleman pero ademas quieres
a)Poner a los hombres a construir defensas: Trincheras de frente,de comunicacion,bunkers,campos de minas,alambradas ,posiciones de artilleria camufladas,otras falsas y un sinfin en un frente de 700 km de longitud y habra que darle una profundidad de unos 10 o 15 km en un terreno embarrado. Todo esto consumiria recursos que habria que traer haciendo que la mejora por el paron no fuera tan evidente.
b)Traer 6 divisiones desde Francia .Esto,que evidentemente reforzara la defensa,es perjudicial por 2 factores separados:
-6 div de infanteria mas son 90 mil soldados mas junto con piezas de artilleria,vehiculos,AA,AT, caballos...respecto a los caballos es interesante por que consumian mucho:
"La tipica division alemana en 1941 debia estar equipada con entre 820 y 1.200 caballos"(1)
"Cada caballo necesitaba diariamente unas veinte libras de avena y de heno.Asi pues,la division normal requeria por lo menos 33 T para alimentar los animales o sea 21 T mas que todas las raciones de comida de los hombres.Las necesidades de combustible para esa misma division ascendian a 20 T. La alimentacion de los caballos necesitaba pues un 275% mas que el abastecimiento para la comida humana y un 165% mas que el combustible.
Una tonelada es una tonelada bien sea de carne o de paja;pero una tonelada de alimentos ocupa mas que una tonelada de combustible ...una tonelada de gasoleo equivalia ...a menos de 5 pies cubicos.Una tonelada de avena y paja mezclados...suponia 500 pies cubicos...las dificultades de abastecimiento alemanes se debian muchisimo a tener que proporcionar 3.000 T diarias de alimento para el ganado de sus diversas divisiones."(1)
Como ven todo un caos el suminsitrar a una fuerza de mas de 6.000 caballos mas.
Asi pues vamos a aumentar las demandas del GEC levemente lo que sigue fastidiando el beneficio obtenido por detener el frente.
-El traslado de esas divisiones supondrian un terrible peaje en la capacidad logistica del Osther. En un primer momento te dije que el traslado de una division de infanteria alemana ocupaba 10 trenes,que evidentemente no podrian trasladar entonces suministros ya que apenas habia vias ferreas este-oeste,pero me quede con dudas ante tal afirmacion y me puse a investigar y a preguntar y saque algunos ejemplos:
División Infantería: The daily detraining capacity of the Bruck-Graz-Klagenfurt area was seventy-eight trains, or the equivalent of the combat elements of two infantry divisions.
¡¡Estamos hablando pues de 39 trenes por division completa de infanteria!!!
Otro aporte
In the first days of the month of April of 1942, the newly organized 323 ID (10.000) was embarked in the railway station in Charleroi. In 30 long trains the division was transported through Germany and Poland with its final destination in the city of Rowno.(3)
Aqui son 30 trenes para una div con solo 10.000 hombres.
Asi pues para trasladar 6 divisiones desde Francia hacia el GEC necesitarias bastante mas de 200 trenes. Esas divisiones las quieres tener en el GEC antes del ataque sovietico,de tu ataque sovietico estaria mejor decir, de mediados de noviembre por lo que repartiendolas entre todo el otoño,incluido preTaifun, tendriamos que para enviar las divisiones necesitarias una media de 4 trenes al dia,4 trenes,por lo bajo, mas que no podran llevar suministros.
Asi pues cualquier beneficio que hayas conseguido al detener la ofensiva habra sido anulado por todo lo que quieres hacer imposibilitando asi la construccion de defensas o que las tropas hayan respuesta municiones,armas o vehiculos perdidos al ser necesarios los trenes para el transporte de suministros vitales y no pertrechos militares.
Luego sigo...
(1)“El petroleo y la guerra ” R.Goralski y R.W.Freeburg ,pag 78 y 79 respectivamente
(2) "THE GERMAN CAMPAIGN IN THE BALKANS (SPRING 1941) PART II."
(3) http://www.history.army.mil/books/wwii/ ... _260_2.htm
Para poner un poco en antecedentes a la gente sostengo que uno de los principales inconvenientes de tu plan es la sobrecargada situacion logistica del Osther en Otoño:
"En lugar de 30 trenes diarios con 450 T de suministros diarias el GEC recibio en el otoño de 1941 una medai de entre 12 y 20"
Hitler desafiado en Moscu,Osprey ,R.Forczyk,pag 22
En tus planes figura un paron justo tras la 1ª,y exitosa,fase de Taifun. Este paron seria beneficioso por si solo para mejorar la situacion logistica del GEC aleman pero ademas quieres
a)Poner a los hombres a construir defensas: Trincheras de frente,de comunicacion,bunkers,campos de minas,alambradas ,posiciones de artilleria camufladas,otras falsas y un sinfin en un frente de 700 km de longitud y habra que darle una profundidad de unos 10 o 15 km en un terreno embarrado. Todo esto consumiria recursos que habria que traer haciendo que la mejora por el paron no fuera tan evidente.
b)Traer 6 divisiones desde Francia .Esto,que evidentemente reforzara la defensa,es perjudicial por 2 factores separados:
-6 div de infanteria mas son 90 mil soldados mas junto con piezas de artilleria,vehiculos,AA,AT, caballos...respecto a los caballos es interesante por que consumian mucho:
"La tipica division alemana en 1941 debia estar equipada con entre 820 y 1.200 caballos"(1)
"Cada caballo necesitaba diariamente unas veinte libras de avena y de heno.Asi pues,la division normal requeria por lo menos 33 T para alimentar los animales o sea 21 T mas que todas las raciones de comida de los hombres.Las necesidades de combustible para esa misma division ascendian a 20 T. La alimentacion de los caballos necesitaba pues un 275% mas que el abastecimiento para la comida humana y un 165% mas que el combustible.
Una tonelada es una tonelada bien sea de carne o de paja;pero una tonelada de alimentos ocupa mas que una tonelada de combustible ...una tonelada de gasoleo equivalia ...a menos de 5 pies cubicos.Una tonelada de avena y paja mezclados...suponia 500 pies cubicos...las dificultades de abastecimiento alemanes se debian muchisimo a tener que proporcionar 3.000 T diarias de alimento para el ganado de sus diversas divisiones."(1)
Como ven todo un caos el suminsitrar a una fuerza de mas de 6.000 caballos mas.
Asi pues vamos a aumentar las demandas del GEC levemente lo que sigue fastidiando el beneficio obtenido por detener el frente.
-El traslado de esas divisiones supondrian un terrible peaje en la capacidad logistica del Osther. En un primer momento te dije que el traslado de una division de infanteria alemana ocupaba 10 trenes,que evidentemente no podrian trasladar entonces suministros ya que apenas habia vias ferreas este-oeste,pero me quede con dudas ante tal afirmacion y me puse a investigar y a preguntar y saque algunos ejemplos:
División Infantería: The daily detraining capacity of the Bruck-Graz-Klagenfurt area was seventy-eight trains, or the equivalent of the combat elements of two infantry divisions.
¡¡Estamos hablando pues de 39 trenes por division completa de infanteria!!!
Otro aporte
In the first days of the month of April of 1942, the newly organized 323 ID (10.000) was embarked in the railway station in Charleroi. In 30 long trains the division was transported through Germany and Poland with its final destination in the city of Rowno.(3)
Aqui son 30 trenes para una div con solo 10.000 hombres.
Asi pues para trasladar 6 divisiones desde Francia hacia el GEC necesitarias bastante mas de 200 trenes. Esas divisiones las quieres tener en el GEC antes del ataque sovietico,de tu ataque sovietico estaria mejor decir, de mediados de noviembre por lo que repartiendolas entre todo el otoño,incluido preTaifun, tendriamos que para enviar las divisiones necesitarias una media de 4 trenes al dia,4 trenes,por lo bajo, mas que no podran llevar suministros.
Asi pues cualquier beneficio que hayas conseguido al detener la ofensiva habra sido anulado por todo lo que quieres hacer imposibilitando asi la construccion de defensas o que las tropas hayan respuesta municiones,armas o vehiculos perdidos al ser necesarios los trenes para el transporte de suministros vitales y no pertrechos militares.
Luego sigo...
(1)“El petroleo y la guerra ” R.Goralski y R.W.Freeburg ,pag 78 y 79 respectivamente
(2) "THE GERMAN CAMPAIGN IN THE BALKANS (SPRING 1941) PART II."
(3) http://www.history.army.mil/books/wwii/ ... _260_2.htm
- Lucas de Escola
- Capitán
- Mensajes: 1319
- Registrado: 04 Ago 2010, 00:27
What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Han desaparecido varias páginas o me lo parece a mí?
Un plan que no puede modificarse, no es un buen plan.
-
- Teniente Primero
- Mensajes: 1048
- Registrado: 18 Oct 2009, 16:53
What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Lucas de Escola escribió:Han desaparecido varias páginas o me lo parece a mí?
Asi es Lucas de Escola.Por lo que he leido en un comunicado se han borrado todos los mensajes hasta el 5 de agosto
Saludos
-
- General de Brigada
- Mensajes: 4946
- Registrado: 08 Feb 2012, 05:38
- Ubicación: Chacoi
What if: Imaginemos un Barbarroja en 2 etapas
Evidentemente se han borrado varios Port.
Intentaré reconstruirlos.
Empezaré con el cuestionamiento que me hizo Lucas de Escola sobre el préstamo y arriendo.
Voy a copiar y pegar la misma información que expuso Lucas:
Type Number
Churchill (All armed with 6-pounder gun) 301
Cromwell 6
M10 Wolverine TD 52
M15A1 MGMC 100
M17 MGMC 1.000
M18 Hellcat TD 5
M24 Chaffee 2
M26 Pershing 1
M3 Lee/Grant ("Coffin for 7 brothers") 1.386
M31 ARV (M3 Medium tank chassis) 115
M3A1 "Stuart" light tank 1.676
M4 Sherman (75mm / 76mm) 2.007 / 2.095
M5 Light tank 5
Matilda Mk. II 1.084
T-48 (SU-57) Tank destroyer 650
Tetrarch 20
Valentine Bridgelayer 25
Valentine Mk. III/IV/IX/XI 2.394 (British) 1.388 (Canadian)
owner production: 75.000
Lend-Lease to the USSR
October 1941 to June 1942
aircraft 1285
tanks 2249
machine-guns 81287
explosives 59455620 pounds
trucks 36825
field telephones 56445
telephone wire 600000 km
1942 and 1943
aircraft 3052
tanks 4084
vehicles 52.0000
Fighter Aircraft
P-39 5707 (4719 reached the USSR)
P-40 2397
P-47 195
P-63 2397 (21 lost in transfer)
Hurricane 2952
Spitfire 1331
Total: 14.982 (own production: 74.740)
Bomber and Attack Aircraft
A-20 2908
B-25 862
B-24 1
Hampden 23
Al bemarle 14
Mosquito 1
Total: 3.809 (own production: 65.008)
Si se calcula los porcentajes se puede dar cuenta que produjeron 75.000 tanques contra 4.000 Sherman que recibieron (7% de la producción propia)
O recibieron 3.809 bombarderos contra 65.000 de producción propia (es decir un 6%).
Para peor a fines de 1941 apenas recibieron un puñado de tanques y pertrechos.
Se puede apreciar que la mayor entrega fue en 1943 y 1944.
Saludos!!!
Intentaré reconstruirlos.
Empezaré con el cuestionamiento que me hizo Lucas de Escola sobre el préstamo y arriendo.
Voy a copiar y pegar la misma información que expuso Lucas:
Type Number
Churchill (All armed with 6-pounder gun) 301
Cromwell 6
M10 Wolverine TD 52
M15A1 MGMC 100
M17 MGMC 1.000
M18 Hellcat TD 5
M24 Chaffee 2
M26 Pershing 1
M3 Lee/Grant ("Coffin for 7 brothers") 1.386
M31 ARV (M3 Medium tank chassis) 115
M3A1 "Stuart" light tank 1.676
M4 Sherman (75mm / 76mm) 2.007 / 2.095
M5 Light tank 5
Matilda Mk. II 1.084
T-48 (SU-57) Tank destroyer 650
Tetrarch 20
Valentine Bridgelayer 25
Valentine Mk. III/IV/IX/XI 2.394 (British) 1.388 (Canadian)
owner production: 75.000
Lend-Lease to the USSR
October 1941 to June 1942
aircraft 1285
tanks 2249
machine-guns 81287
explosives 59455620 pounds
trucks 36825
field telephones 56445
telephone wire 600000 km
1942 and 1943
aircraft 3052
tanks 4084
vehicles 52.0000
Fighter Aircraft
P-39 5707 (4719 reached the USSR)
P-40 2397
P-47 195
P-63 2397 (21 lost in transfer)
Hurricane 2952
Spitfire 1331
Total: 14.982 (own production: 74.740)
Bomber and Attack Aircraft
A-20 2908
B-25 862
B-24 1
Hampden 23
Al bemarle 14
Mosquito 1
Total: 3.809 (own production: 65.008)
Si se calcula los porcentajes se puede dar cuenta que produjeron 75.000 tanques contra 4.000 Sherman que recibieron (7% de la producción propia)
O recibieron 3.809 bombarderos contra 65.000 de producción propia (es decir un 6%).
Para peor a fines de 1941 apenas recibieron un puñado de tanques y pertrechos.
Se puede apreciar que la mayor entrega fue en 1943 y 1944.
Saludos!!!
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