Camelle (Costa da Morte)En un lugar del Noroeste de Galicia al abrigo de Montes y laderas y en el mismísimo corazón de la conocida y llamada "Costa da Morte",emerge el singular y pintoresco pueblo de Camelle.Goza de un clima muy suave en todas las estaciones,con predominio de vientos frescos del Norte que hacen muy agradables los veranos en el pueblo. Bañado en toda su extensión por el Atlantico y dejando en su paso una bonita ensenada adornada con un largo paseo marítimo apoyandose en una tranquila playa.Esta villa marinera dispone de todos los servicios esenciales: puertopesquero,cafeterias,restaurantes, banco, clínica,farmacia,etc.El encaje de bolillos,la variedad de pescados ,mariscos y el don de sus gentes hacen de Camelle sea un paraiso perdido en la Costa da Morte
En 1985, el periódico Antena Semanal difundía la siguiente noticia:
"En el duro litoral coruñés, en plena Costa de la Muerte, se encuentra el pequeño puerto de Camelle. Algo menos de dos mil almas y una economía basada en la pesca y el marisco. Cosa corriente en Galicia. Pero Camelle tiene algo más: Man -hombre-, un alemán que, afincado allí hace 22 años, encontró su paraíso perdido entre la fuerza salvaje de las olas y la maleable roca marina.
Solitario y tal vez lúcido, ha creado en Camelle un museo de arte vivo".
El 12 de marzo de 2006, el periódico La Voz de Galicia, publicaba un artículo de Manuel Sánchez Dalama, en el que se decía:
"A Manfred Gnädinger le hallaron cuando ya habían transcurrido varios días de su solitaria muerte. No se le practicó la autopsia. ¿Para qué, si todos sabían que el hombre padecía de la circulación y en las últimas semanas sufría una aguda depresión? De habérsele hecho la autopsia tal vez los patólogos hubieran hallado en sus pulmones demasiadas evidencias del chapapote que durante más de un mes se vio obligado a respirar, cercado en su caseta por el letal petróleo del Prestige; los que, mascarilla por medio, respiraron durante algunas horas al día el insoportable olor del chapapote saben bien a lo que me refiero.
La muerte por intoxicación paulatina y evitable es algo demasiado prosaico; más poético resulta divulgar la idea de que Manfred falleció de tristeza, con lo que la responsabilidad de su muerte recae sobre sí mismo y, además, éste es el tipo de sufrimiento que se espera en un artista genuino."
Allí dicen que murió de tristeza cuando el Prestige destrozó toda su obra y la playa(estaba enamorado de la naturaleza).Otro día,cuando me acuerde de ciertos detalles,os cuento la historia de cómo este alemán llegó a parar a este pueblo
Un saludo.