Leer esto que ocurrió hace 25 años, y pensar que en algunas cosas seguimos iguales en una desventaja militar con Venezuela, da rabia que Colombia no haya recortado esta distancia
LA CORBETA CALDAS HISTORIA DE UN ASEDIO
FABIO FANDIÑO PINILLA | 11 DE AGOSTO DE 2012
[email protected]A pesar de que el sol canicular y el salado viento marino habían resquebrajado la pintura de cada una de sus letras, todas podían leerse aún en sus desgastados cascos: Miramar, Avecancia y Nocia.
Rara mezcla de nombres, sin duda, pero no por ello extraños a uno de los episodios diplomáticos y militares que, 25 años después, es visto por muchos como uno de los grandes fracasos de la política exterior colombiana en las últimas décadas.
En cualquier caso, estos eran los nombres de las pequeñas embarcaciones venezolanas sorprendidas, y luego expulsadas, el 9 de agosto de 1987, a las 8:30 am, por la corbeta colombiana Caldas cuando faenaban en las tranquilas aguas del mar Caribe, a 12 millas de las costas de la Guajira, en el flanco occidental del Golfo de Venezuela.
Sin embargo, no fueron las únicas: otros cuatro barcos civiles venezolanos -llamados Tiburón, Gladys, Berna y Deseado- fueron interceptados hace 25 años por el que es, sin duda, el buque más famoso de la reciente historia naval de Colombia. Con varias millas de patrullaje, la corbeta Caldas, junto a otras embarcaciones de la Armada Nacional, tenía, no obstante, una bitácora llena de amables y exitosas invitaciones a los pesqueros venezolanos para que abandonasen las aguas colombianas.
Tan sólo entre junio y julio de 1987, por ejemplo, el buque Malpelo y la corbeta Antioquia detectan y expulsan de las aguas jurisdiccionales de Colombia a los pesqueros venezolanos Andalucía, Sinecia II, Sinecia III, Arelx María, Inmaculada, María del Carmen y Marianella.
Llevadas a cabo en un clima de extrema cortesía, las interceptaciones de barcos venezolanos contaron hasta aquel día con la comprensión de las autoridades navales del vecino país, muchas de las cuales no vacilaron incluso en pedir a sus connacionales abstenerse de pescar o navegar en aquellas aguas del mar territorial colombiano. Tiempos de buen viento y buena mar para las oscilantes relaciones diplomáticas entre Colombia y Venezuela.
Con todo, el tutelaje del ARC Caldas sobre aquellas aguas de color azul verdoso estaba por llegar a su fin. A las 9:51 am de aquel día, una hora y 21 minutos después de que la corbeta expulsara a los buques Miramar, Avecancia y Nocia, la patrullera venezolana ARV Libertad, alertada por las tripulaciones de los pesqueros, se encarga de escribir el primer capítulo de esa larga semana comprendida entre el 9 y el 17 de agosto de 1987, cuando -según coinciden todos los protagonistas de aquellas nerviosas jornadas- Colombia y Venezuela estuvieron a punto de ir a la guerra.
¿Estuvimos, en realidad, tan cerca de ella? Para el profesor Ronal Rodríguez, analista del Observatorio de Venezuela, de la Universidad del Rosario, de Bogotá, no hay duda que hace 25 años el encuentro cara a cara de la corbeta Caldas y la patrullera Libertad en las aguas del Golfo de Venezuela supuso un peligro real de confrontación armada entra ambas naciones.
Basadas en la creencia de que cada barco estaba en sus propias aguas territoriales, las tripulaciones del Caldas y de La Libertad pusieron así la primera piedra de lo que para muchos no fue más que un vergonzoso desastre diplomático que a partir de entonces ha obligado a Colombia a vigilar desde tierra sus aguas costeras ubicadas entre Castilletes y Punta Espada, en el departamento de la Guajira.
¿Costa seca acaso? El término, acuñado en su momento por el excanciller Augusto Ramírez Ocampo, ha sido acopiado ya por muchos, entre ellos por algunos de los militares colombianos que sintieron lastimado su honor y su orgullo patrio con la sorpresiva orden de retirar la corbeta que aquella noche del 17 de agosto de 1987 les dio expresamente el presidente Virgilio Barco en una histórica alocución televisada de 53 segundos.
Para estos oficiales, según lo defienden hoy en una modesta web de historia no oficial, la costa seca es una “tesis insólita y desconocida a nivel internacional en la cual las costas colombianas no tienen derecho a mar territorial”. De ser así, agregan, “todas las aguas entre eso dos puntos de la geografía nacional (Castilletes y Punta Espada) son bañadas por “aguas venezolanas y los bañistas de estas playas colombianas “necesitarán” visa venezolana para ingresar al agua”.
La cronología de aquella semana está llena de paradojas. La de la solitaria embarcación colombiana, la célebre corbeta Caldas, construida en Alemania en 1982, que durante 6 de los 8 días que duró la crisis se mantuvo firme ante los hostigamientos de la flota naval venezolana compuesta por dos patrulleras, Libertad, Independencia y Victoria; y seis fragatas: Almirante Brion, General Urdaneta, General Salom, Mariscal Sucre, General José de García y General Soublette.
Pero hay más. El informe dado por Colombia a la OEA en Washington luego de las tensiones en el Golfo de Venezuela es elocuente respecto a la forma en que escalaron las cosas para la tripulación de la corbeta, al mando del comandante Sergio García Torres. Vuelos rasantes de helicópteros y repetidos cortes de proa por parte de las fragatas venezolanas (maniobra considerada hostil en navegación, mediante la cual un barco se atraviesa en la ruta de otro) se produjeron varias veces entre el 13 y 16 de agosto.
La bitácora de la fragata colombiana Independiente, que solo hasta las 11 de la noche del 15 de agosto fue enviada a relevar a la asediada corbeta Caldas, da cuenta de una amenaza peor. De acuerdo don dicho documento naval, la fragata venezolana Mariscal Sucre activó en repetidas ocasiones las luces de control de tiro, una práctica que en términos de guerra es abiertamente hostil en cuanto significa que un buque apunta directamente a otro.
A 25 años de aquel incidente, como se le llama hoy, subsisten, sin embargo, dudas respecto a la firmeza de las amenazas y a los pormenores diplomáticos en el manejo de la crisis por parte de Colombia. Las versiones más pesimistas, las del estamento armado de la época, dan cuenta de que el momento más complicado se vivió en la mañana del domingo 16 de agosto, cuando el despacho del presidente Barco recibió notificación oficial de que el plazo para el retiro del buque de guerra colombiano expiraba a las 24 horas del lunes 17 de agosto. De incumplirse la exigencia, el buque sería hundido.
Pero a cambio de documentos que permitan confirmar la dimensión de las amenazas, la movilización de tropas venezolanas hacia la frontera con Colombia fue más que notoria. Las Fuerzas Armadas del vecino país no solo estuvieron en alerta máxima, sino que fueron movilizadas en un 80 por ciento hacia la frontera con Colombia, modificando por algunos días el paisaje de carreteras y ciudades de Zulia, Mérida, Barinas, Táchira y otros estados considerados claves para cualquier acción militar contra Colombia.
Claro, la reserva legal de las actas de aquellas jornadas impide saber, por ahora, a los historiadores del presente si fue cierta o no la inicial oposición militar a la orden del presidente Barco de retirar los buques del área en conflicto, dada la inferioridad bélica de Colombia, y si dicha instrucción fue hecha personalmente por el propio jefe de Estado al comandante de la Fuerza Naval del Atlántico, dada la negativa del alto mando militar de transmitir una determinación que históricamente consideraban lesiva a los intereses de Colombia.
En cualquier caso, bastaron solo 53 segundos de una alocución presidencial para que el 17 de agosto de 1987 Colombia, como lo sostiene hoy el internacionalista Ronal Rodríguez, abandonara -no momentáneamente sino para siempre– los patrullajes y, con ellos, su presencia soberana en la costa a la que tiene derecho en ese inmenso golfo que da acceso al Lago de Maracaibo, cantera submarina de una de las mayores reservas mundiales de petróleo y gas.
Cronología de la crisis
Agosto 9
08:10: La corbeta Caldas, que patrulla las aguas territoriales colombianas en la costa oriental de la Guajira, detecta a tres pesqueros venezolanos, los cuales se retiran ante la solicitud de los tripulantes de la Armada.
09:00: El ARC Caldas se encuentra con el pesquero Tiburón, también venezolano, que se retira ante un pedido por altoparlante del buque colombiano.
09:51: La corbeta se encuentra con la patrullera venezolana ARV Libertad. Por radio, ambas naves se invitan a abandonar el área, arguyendo estar en su propio mar territorial. El Caldas se aleja.
10:35: El Caldas descubre al pesquero venezolano Gladys. Le pide que abandone el área, orden que la nave civil acata. Por el mismo canal de radio, la nave venezolana le desea buena pesca.
11:30: El ARC Caldas se fondea y la patrullera venezolana Libertad se acerca. Las dos naves se invitan a abandonar el área.
16:00: El Caldas zarpa hacia el este, ingresando más al Golfo, seguido de la patrullera Libertad.
Agosto 11
08:40: La corbeta vuelve al área y detecta a los pesqueros venezolanos Berna y Deseados en aguas territoriales colombianas, frente a Puerto Bolívar. Los pescadores son llevados allí, revisados, amonestados y dejados en libertad.
10:30: Llegada del ARC Caldas a Castilletes
13:00: La corbeta se encuentra con la patrullera venezolana Independencia. Nuevamente, ambas naves se comunican por radio y los colombianos piden a los venezolanos que se alejen de las aguas colombianas. Estos responden que están en aguas venezolanas y ambas permanecen en el lugar.
23:17: El ARC Caldas se encuentra con la fragata ARV Almirante Brión. Cada unidad permanece en su posición, invitando a la otra a abandonar el área.
Agosto 12
06:00: Dos aviones de la Fuerza Aérea Venezolana sobrevuelan la corbeta Caldas.
13:15: La ARC Caldas detecta la fragata venezolana ARV General Urdaneta
14:15: La nave colombiana descubre en el lugar a la patrullera ARV Libertad. Nueva formulación de invitaciones mutuas a abandonar el área.
15:30: La fragatas Brio y la patrullera Independencia se alejan.
Agosto 13
03:00: Sale del área la patrullera venezolana Libertad
05:30: Entra al área la fragata General Salom.
11:30: Sale del área la fragata venezolana General Urdaneta.
17:00: El comandante de la Fuerza Naval del Atlántico, Vicealmirante Carlos Espinosa, comunica al comandante de la base naval venezolana “Mariscal Juan Crisóstomo Falcón”, Luis Pérez Arizmendi, que evite la navegación de unidades de guerra venezolanas por aguas colombianas. El ARC Caldas permanece fondeado.
22:05: ARC Caldas zarpa para reanudar sus patrullajes.
Agosto 14
03:28: La fragata venezolana General Salom llega a aguas colombianas. Las naves se invitan a dejar la zona. Al término del diálogo, las unidades continúan su navegación, pero la nave venezolana “cierra” a la corbeta colombiana. El ARC Caldas maniobra y evita un choque.
11:00: La fragata venezolana hace una nueva maniobra hostil contra el ARC Caldas.
11:01: En el ARC Caldas se capta un mensaje de una base venezolana sobre acuartelamientos tipo A.
Agosto 15
14:00: En Colombia se recibe información sobre la movilización de tropas en la zona fronteriza de la Guajira.
18:00: La fragata venezolana Mariscal Sucre releva a la fragata Salom. El ARC Caldas le advierte que ha ingresado a aguas colombianas.
23:00: La corbeta colombiana ARC Caldas es relevada por la fragata ARC Independiente.
Agosto 16
03:00: El ARC Independiente, de Colombia, es radiado varias veces por el radar de control de tiro de la fragata venezolana Mariscal Sucre. El Independiente le pide que suspenda su actitud y este lo hace.
23:00: Helicópteros de la fragata venezolana General Urdaneta sobrevuelan el Independiente y la fragata Mariscal Sucre vuelve a apuntarle.
Agosto 17
13:05: Se retira del área la fragata venezolana Mariscal Sucre, pero ingresan las patrulleras Victoria e Independencia. Nuevas advertencias mutuas.
17:00: Venezuela cierra la frontera en Puerto Carreño y llama a sus nacionales a regresar al país.
23:45: El presidente de Colombia, Virgilio Barco Vargas, anuncia que atendiendo el llamado de la OEA retirará sus naves de la zona, con el fin de evitar el agravamientos del conflicto.
Agosto 18
01:15: La fragata colombiana ARC Independiente se desplaza hacia otras áreas jurisdiccionales.
"He combatido en tres guerras, pensé que nada me faltaba por ver en el campo del heroísmo y de la intrepidez humana. Pero me faltaba ver combatir al Batallón Colombia". Mayor General Blackshear Bryan, Comandante de la Vigésima Cuarta División, Guerra de Correa
