Límites Marítimos Chile - Perú
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Independiente del resultado para Chile, lo que me preocupa es lo que pasará en Perú (y no me refiero a si reconocerán el fallo o no, ya que asumo que si lo harán), es decir, si allá se abrirá o no una "caja de pandora" de reivindicaciones que hasta puede abrir apetitos de buscar "recuperar las provincias cautivas, el Huascar, etc" o si esté será el "diferendo limítrofe" definitivo y por fin podremos mirar al futuro. Porque lo que pasará en Chile está claro.........si "perdemos" (Chile no tiene nada que ganar y cualquier concesion al Perú, por pequeña que sea, será visto como una derrota acá) el culpable será el Gobierno y más mal dificil que pueda estar (por lo demás, le queda 1 años y muy probablemente sean "desalojados" democráticamente de La Moneda)...........y si ganamos, en algo podrá subirle los bonos al Gobierno (pero dificil, ya que la gente no le cree y a lo sumo no bajará más en las encuestas).............pero el tema es Perú.............ganen o pierdan se abriran "apetitos político/populistas" tendientes a modificar el actual statu quo y no sería raro que nuevamente pretendan "armar un nuevo caso" (especialmente si salen con un fallo muy favorable), preocupándome especialmente en el caso de que "pierdan", dada la enorme expectativa que han generado en la población, quienes nuevamente sentirán que "los chilenos los hemos atropellado, les hemos quitado algo que consideraban suyo, etc".................por lo tanto, la pregunta del millón es: estará el Poder Político y Militar peruano preparado para dar vuelta la hoja con Chile, sea cual sea el resultado de La Haya???
Lamentablemente, soy pesimista al respecto.............
Falcon V8
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- comando_pachacutec
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Falcon Sprint escribió:Independiente del resultado para Chile, lo que me preocupa es lo que pasará en Perú (y no me refiero a si reconocerán el fallo o no, ya que asumo que si lo harán), es decir, si allá se abrirá o no una "caja de pandora" de reivindicaciones que hasta puede abrir apetitos de buscar "recuperar las provincias cautivas, el Huascar, etc" o si esté será el "diferendo limítrofe" definitivo y por fin podremos mirar al futuro. Porque lo que pasará en Chile está claro.........si "perdemos" (Chile no tiene nada que ganar y cualquier concesion al Perú, por pequeña que sea, será visto como una derrota acá) el culpable será el Gobierno y más mal dificil que pueda estar (por lo demás, le queda 1 años y muy probablemente sean "desalojados" democráticamente de La Moneda)...........y si ganamos, en algo podrá subirle los bonos al Gobierno (pero dificil, ya que la gente no le cree y a lo sumo no bajará más en las encuestas).............pero el tema es Perú.............ganen o pierdan se abriran "apetitos político/populistas" tendientes a modificar el actual statu quo y no sería raro que nuevamente pretendan "armar un nuevo caso" (especialmente si salen con un fallo muy favorable), preocupándome especialmente en el caso de que "pierdan", dada la enorme expectativa que han generado en la población, quienes nuevamente sentirán que "los chilenos los hemos atropellado, les hemos quitado algo que consideraban suyo, etc".................por lo tanto, la pregunta del millón es: estará el Poder Político y Militar peruano preparado para dar vuelta la hoja con Chile, sea cual sea el resultado de La Haya???
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Estimado Falcon, desde el comienzo el Perú como Estado ha expresado que cumplirán el fallo, y como Nación también. Muy diferente es la apreciación que se tiene sobre Ch, teniendo en cuenta las expresiones Estatales y la opinión nacional que un fallo adverso a los intereses de Chile no sera aceptado.
La caja de Pandora esta al sur, creo yo.
El fallo es definitivo, y beneficie a los 2: se cierra el caso con un tratado de limites o su "clarificacion".
No se percibe por ningún lado que si no se da el fallo como desea el Perú aparecerá "los chilenos los hemos atropellado, les hemos quitado algo que consideraban suyo, etc" y creo que esto se aplicaría mejor al sur, y aparecerá el "No entregaremos nada" (que en si, no tienen nada que entregar)
Desde acá hay tranquilidad en general, un poco de preocupación real que los políticos y militares chilenos no estén a la altura de las circunstancias y pateen el tablero al recibir un fallo adverso con el apoyo del 70% (si no me equivoco) de la población chilena que piensan que no deberían de acatar un fallo adverso de la CIJ.
Esta es la realidad.
Saludos
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comando_pachacutec escribió:Muy diferente es la apreciación que se tiene sobre Ch, teniendo en cuenta las expresiones Estatales y la opinión nacional que un fallo adverso a los intereses de Chile no sera aceptado.
La caja de Pandora esta al sur, creo yo.
Estimado,
Si bien es cierto que con lo que te responderé me "piso la cola" (respecto a opiniones mía de hace unas semanas atrás en este mismo tema, entorno a que no iba a opinar más con los típicos argumentos para no ser redundante y circular), te agradeceré puedas citar alguna fuente chilena "estatal" que exprese que "no aceptará un fallo adverso"...............ya que te prometo que no la he leido...........al contrario, he leido declaraciones transversales de que "tenemos todas las de ganar por toda una serie de fundamentos jurídicos y de costumbres, etc, etc, y que sea cual sea el fallo se respetará, como ha sido la tradición chilena, etc, etc"..................y a continuación seré redundante (ya antes he opinado esto y seguramente muchos compatriotas también), pero los hechos OBJETIVOS pueden más que las subjetividades, opiniones infundadas, creencias erróneas, etc:
Desde el fin de la GdP (1883), Chile jamás ha vuelto a tener un conflicto bélico con otro país y, al mismo tiempo, hemos enfrentado arbitrajes de límites donde hemos salido victoriosos y hemos perdido, respetando Chile SIEMPRE los dictámenes de los tribunales internacionales (sin ir más lejos, en 1994 perdimos Laguna del Desierto en un arbitraje con Argentina), por lo que es una lamentable falacia de ciertos sectores interesados del Perú y Bolivia (anclados en traumas de una guerra pretérita que aun no pueden superar -otro tema es si en esa época actuamos bien o mal, si así eran las reglas de las guerra de esa época, que hubo atropellos incuestionables, etc, ese es otro tema-) quienes permanentemente han tergiversado la realidad los últimos 130 años y, con objetivos políticos, han mal informado a sus respectivas ciudadanías vendiendo la película de que Chile es un país "agresivo, expansionista y que no respeta los fallos y tratados internacionales". Este es EL PUNTO.............a no ser que yo viva en la Luna y no me haya enterado que hemos tenido otras guerras, invadidos otros países y desconocido tratados entre 1884 y el 2012 (algo que evidentemente es ciencia ficción )
saludos,
Falcon V8
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comando_pachacutec escribió:el apoyo del 70% (si no me equivoco) de la población chilena que piensan que no deberían de acatar un fallo adverso de la CIJ.
Primero estimado, por favor pon el link de aquella encuesta (que en Chile no pueden estar más desprestigiadas).........y a pesar de ello, este es otro tema....................las RREE NO SE MANEJAN POR ENCUESTAS ni por lo que piense "en caliente" la ciudadanía (y a ninguna le gusta perder territorio). Un Estado serio no se maneja de esta manera en temas tan importantes como este (por lo menos Chile..........y ahí están los hechos, la HISTORIA)..................seguro que el 90% de los chilenos no quería perder Laguna del Desierto, pero ahí está el acatamiento del fallo y salvo molestia de muchos sectores, se acató sin chistar..............por lo demás, sin temor a equivocarme y para darte un ejemplo, si en el futuro en alguna eliminatria mundialista nuestra selección es "saqueada" en Lima, nos anulan un gol legítimo, nos cobran un penal en contra inexistente y más encima apalean a algunos hinchas, seguramente que se si se hace una encuesta un % no menor de compatriotas hasta sería partidario de romper RRDD con Perú e inclusive de declararles la guerra (y al contrario, sucedería lo mismo)............esto indicaría que Chile ó Perú procederían de esta manera "porque sus ciudadanías lo expresan en una encuesta"???...........sorry estimado, me parece INSOSTENIBLE tu argumento.
saludos,
Falcon V8
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Editorial del diario El Comercio de Lima, a propósito de los últimos comentarios.
http://elcomercio.pe/actualidad/1497664 ... etapa-oral
Totalmente de acuerdo.
Saludos.
http://elcomercio.pe/actualidad/1497664 ... etapa-oral
Totalmente de acuerdo.
Saludos.
- comando_pachacutec
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Hola Falcon Sprint
Estimado, no he dicho que Chile ha divulgado que no aceptara, he dicho que tiene expresiones que por lo menos a mi y a muchos causan suspicacias, como siempre cuando tocan el tema de la Haya, hablar de sus FFAA... creo que esta de mas. Y a esas expresiones me refiero, una amenaza oculta... un por si acaso? quizas pero no tiene razón, mas que poner en guardia al otro y crearle desconfianza.
Ese es el punto.
No he leido por estos lados que Ch no cumpla sus arreglos o tratados con Argentina. Es cierto que acá no se les tiene confianza, porque Arica es chilena y segun (recuerdo) regresaría al Perú en una época, luego se chinelizo y se quedo por allá (esto no estaba en lo firmado negus creo, me puedo equivocar), después esta el tema de garante de paz-proveedor de armas. Son cosas de "confianza" que no se pueden confiar , y eso es lo que si hay en la psiquis de este traumado pueblo.
Saludos
Si bien es cierto que con lo que te responderé me "piso la cola" (respecto a opiniones mía de hace unas semanas atrás en este mismo tema, entorno a que no iba a opinar más con los típicos argumentos para no ser redundante y circular), te agradeceré puedas citar alguna fuente chilena "estatal" que exprese que "no aceptará un fallo adverso"...............ya que te prometo que no la he leido...........al contrario, he leido declaraciones transversales de que "tenemos todas las de ganar por toda una serie de fundamentos jurídicos y de costumbres, etc, etc, y que sea cual sea el fallo se respetará, como ha sido la tradición chilena, etc, etc"..................y a continuación seré redundante (ya antes he opinado esto y seguramente muchos compatriotas también), pero los hechos OBJETIVOS pueden más que las subjetividades, opiniones infundadas, creencias erróneas, etc:
Estimado, no he dicho que Chile ha divulgado que no aceptara, he dicho que tiene expresiones que por lo menos a mi y a muchos causan suspicacias, como siempre cuando tocan el tema de la Haya, hablar de sus FFAA... creo que esta de mas. Y a esas expresiones me refiero, una amenaza oculta... un por si acaso? quizas pero no tiene razón, mas que poner en guardia al otro y crearle desconfianza.
Ese es el punto.
Desde el fin de la GdP (1883), Chile jamás ha vuelto a tener un conflicto bélico con otro país y, al mismo tiempo, hemos enfrentado arbitrajes de límites donde hemos salido victoriosos y hemos perdido, respetando Chile SIEMPRE los dictámenes de los tribunales internacionales (sin ir más lejos, en 1994 perdimos Laguna del Desierto en un arbitraje con Argentina), por lo que es una lamentable falacia de ciertos sectores interesados del Perú y Bolivia (anclados en traumas de una guerra pretérita que aun no pueden superar -otro tema es si en esa época actuamos bien o mal, si así eran las reglas de las guerra de esa época, que hubo atropellos incuestionables, etc, ese es otro tema-) quienes permanentemente han tergiversado la realidad los últimos 130 años y, con objetivos políticos, han mal informado a sus respectivas ciudadanías vendiendo la película de que Chile es un país "agresivo, expansionista y que no respeta los fallos y tratados internacionales". Este es EL PUNTO.............a no ser que yo viva en la Luna y no me haya enterado que hemos tenido otras guerras, invadidos otros países y desconocido tratados entre 1884 y el 2012 (algo que evidentemente es ciencia ficción )
No he leido por estos lados que Ch no cumpla sus arreglos o tratados con Argentina. Es cierto que acá no se les tiene confianza, porque Arica es chilena y segun (recuerdo) regresaría al Perú en una época, luego se chinelizo y se quedo por allá (esto no estaba en lo firmado negus creo, me puedo equivocar), después esta el tema de garante de paz-proveedor de armas. Son cosas de "confianza" que no se pueden confiar , y eso es lo que si hay en la psiquis de este traumado pueblo.
Saludos
Última edición por comando_pachacutec el 17 Nov 2012, 17:56, editado 1 vez en total.
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- comando_pachacutec
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Falcon Sprint escribió:comando_pachacutec escribió:el apoyo del 70% (si no me equivoco) de la población chilena que piensan que no deberían de acatar un fallo adverso de la CIJ.
Primero estimado, por favor pon el link de aquella encuesta (que en Chile no pueden estar más desprestigiadas).........y a pesar de ello, este es otro tema....................las RREE NO SE MANEJAN POR ENCUESTAS ni por lo que piense "en caliente" la ciudadanía (y a ninguna le gusta perder territorio). Un Estado serio no se maneja de esta manera en temas tan importantes como este (por lo menos Chile..........y ahí están los hechos, la HISTORIA)..................seguro que el 90% de los chilenos no quería perder Laguna del Desierto, pero ahí está el acatamiento del fallo y salvo molestia de muchos sectores, se acató sin chistar..............por lo demás, sin temor a equivocarme y para darte un ejemplo, si en el futuro en alguna eliminatria mundialista nuestra selección es "saqueada" en Lima, nos anulan un gol legítimo, nos cobran un penal en contra inexistente y más encima apalean a algunos hinchas, seguramente que se si se hace una encuesta un % no menor de compatriotas hasta sería partidario de romper RRDD con Perú e inclusive de declararles la guerra (y al contrario, sucedería lo mismo)............esto indicaría que Chile ó Perú procederían de esta manera "porque sus ciudadanías lo expresan en una encuesta"???...........sorry estimado, me parece INSOSTENIBLE tu argumento.
saludos,
Falcon V8
Puesdes tener razón, pero en estos tiempos, no pongo las manos al fuego por nadie. Es mi apreciación.
Lo de la encuesta lo lei acá, no tengo el link o algo parecido. Si me equivoco, no demorare en rectificarme.
Saludos
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Falcon Sprint escribió:Independiente del resultado para Chile, lo que me preocupa es lo que pasará en Perú (y no me refiero a si reconocerán el fallo o no, ya que asumo que si lo harán), es decir, si allá se abrirá o no una "caja de pandora" de reivindicaciones que hasta puede abrir apetitos de buscar "recuperar las provincias cautivas, el Huascar, etc" o si esté será el "diferendo limítrofe" definitivo y por fin podremos mirar al futuro. Porque lo que pasará en Chile está claro.........si "perdemos" (Chile no tiene nada que ganar y cualquier concesion al Perú, por pequeña que sea, será visto como una derrota acá) el culpable será el Gobierno y más mal dificil que pueda estar (por lo demás, le queda 1 años y muy probablemente sean "desalojados" democráticamente de La Moneda)...........y si ganamos, en algo podrá subirle los bonos al Gobierno (pero dificil, ya que la gente no le cree y a lo sumo no bajará más en las encuestas).............pero el tema es Perú.............ganen o pierdan se abriran "apetitos político/populistas" tendientes a modificar el actual statu quo y no sería raro que nuevamente pretendan "armar un nuevo caso" (especialmente si salen con un fallo muy favorable), preocupándome especialmente en el caso de que "pierdan", dada la enorme expectativa que han generado en la población, quienes nuevamente sentirán que "los chilenos los hemos atropellado, les hemos quitado algo que consideraban suyo, etc".................por lo tanto, la pregunta del millón es: estará el Poder Político y Militar peruano preparado para dar vuelta la hoja con Chile, sea cual sea el resultado de La Haya???
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Falcon V8
En algunos foros, se da por sentado que en mi país nacemos y vivimos buscando lograr nuestro argumento de vida que es el tener la cabeza de un chileno en la sala de la casa. Y lo peor, es que esto se ha acepta a pie juntillas, donde en Lima todos los viernes se hace una noche de los cuchillos largos, saqueando negocios, asesinando a cualquiera que se atreva a exclamar el siempre odiado y prohibido "poh", y el congreso esta estudiando un proyecto de ley para que cualquier persona que haya nacido al sur de la Concordia lleve en el cuello una estrella solitaria.
Es que, estimado amigo, esto no es verdad. Tampoco doro la pildora, existe desconfianza producto de años y años de condicionamiento y la opinion publica peruana es muy susceptible en la relaciones bilaterales...pero, de ahi a decir un odio visceral, es totalmente falso. Y gracias a Dios, pese a los politiqueros de siempre que asuzan con beneficio propio esta situación, son los pocos, pero, cuidado, ten presente que si algo amenaza a mi país, las respuestas pueden ser virulentas y descontroladas. Por ello, es menester que veamos este problema en forma bilateral. Cuando en las mutuas relaciones hay la desconfianza mutua del como el otro me ve, es claro, no llegaremosm a buen puerto.
¿Que pasará despues de La Haya?...Por estos lares, no hay mayor cuidado.Mas han estado preocupados por la revocatoria de Villarán y las declaraciones oficiales , optimistas, terminan con la cereza que acataran lo que la CIJ defina.
A merito de no se que se ha internalizado la imagen del peruano sediento der sangre chilena. Aqui estan equivocados, así los pasquines lo publiquen una y otra vez
saludos
Grumo
¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
- JRIVERA
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Los gobiernos de Perú y Chile se encuentran abocados a afianzar la paz e integración bilateral, incluso después del fallo de la Corte Internacional de Justicia (CIJ) de La Haya sobre el diferendo marítimo, afirmó hoy el coagente José Antonio García Belaunde.
http://www.andina.com.pe/Espanol/notici ... 36502.aspx
Y si deseamos escuchar sus declaraciones completas, se encuentran en este hilo:
http://www.rpp.com.pe/2012-11-19-garcia ... 41615.html
Con respecto a lo que menciona Falcon Sprint hay que saber separar las Políticas de Estado de las relaciones que existen entre los pueblos, entre Perú y Chile existe un enorme transito de personas, solo en el 2011 han ingresado al Perú procedentes de Chile 909,372 personas y han salido del Perú con dirección hacia Chile 949,924 personas. De nuestros cinco vecinos Chile es con el que mantenemos mayor fluidez en turismo y comercio (en el 2007 la suma de entradas y salidas sumaron 2'255,177 personas).
Saludos,
JRIVERA
http://www.andina.com.pe/Espanol/notici ... 36502.aspx
Y si deseamos escuchar sus declaraciones completas, se encuentran en este hilo:
http://www.rpp.com.pe/2012-11-19-garcia ... 41615.html
Con respecto a lo que menciona Falcon Sprint hay que saber separar las Políticas de Estado de las relaciones que existen entre los pueblos, entre Perú y Chile existe un enorme transito de personas, solo en el 2011 han ingresado al Perú procedentes de Chile 909,372 personas y han salido del Perú con dirección hacia Chile 949,924 personas. De nuestros cinco vecinos Chile es con el que mantenemos mayor fluidez en turismo y comercio (en el 2007 la suma de entradas y salidas sumaron 2'255,177 personas).
Saludos,
JRIVERA
A triunfar Peruanos !!! que somos hermanos, que sea la victoria nuestra gratitud...Te daré la vida y cuando yo muera, me uniré en la tierra CONTIGO PERU !!!!
- JRIVERA
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ORIGENES DE LA DEMANDA PERUANA CONTRA CHILE. Capítulo I
José Rodríguez Elizondo
Puede que los juristas extranjeros contratados por Perú lo conozcan sólo por alguna nota de pie de página. Pero, con certeza, sus alegatos en La Haya serán secuela de las tesis del Almirante Guillermo Faura Gaig, contenidas en su libro El mar peruano y sus límites (sin sello editor, 338 páginas, 1977). Es que, curiosamente, dicho marino es hoy casi un desconocido en su país. Consultados amigos y expertos, no saben dónde está… si es que está. Otros, emplazados a mencionar pioneros de la demanda peruana, antes mencionan al embajador Juan Miguel Bákula.
EL ALMIRANTE PIONERO
Raro olvido el de Faura, quien destacó como un líder naval llamativo… y conflictivo. Experto en inteligencia, geopolítica, guerra antisubmarina, diplomacia y Derecho Internacional Marítimo, fue el principal de los poquísimos jefes de su arma que se comprometieron con la revolución militar socialista del general Juan Velasco Alvarado. En 1974, éste maniobró para instalarlo como Comandante General de la Marina, por añadidura ministro institucional y miembro de la Junta Revolucionaria.
Pero, entre los jefes desplazados y otros navales antivelasquistas, se las arreglaron para hacerle la vida miserable. Unos optaron por atentados terroristas literalmente a domicilio y otros le sublevaron la Escuadra. Antes de cumplir un año en la cúpula, el propio Velasco debió pedirle la renuncia. Para Faura, aquello fue fruto de una conspiración internacional. Al parecer, los agentes cubanos lo querían demasiado y la CIA lo quería poco. “Mi salida abrió las puertas a (Francisco) Morales Bermúdez para dar el golpe dos meses después y derrocar a Velasco”, dijo a la periodista María del Pilar Tello.
Para desquitarse, optó por complicarle el patriotismo al nuevo gobernante. En 1976, mientras éste discutía las bases de los Acuerdos de Charaña con los generales Augusto Pinochet y Hugo Banzer, Faura hizo una denuncia golpeadora: la torre de enfilación (faro de luz) levantada por su Marina en la frontera sur, cumpliendo compromisos con Chile, era una suerte de traición al Perú. Junto con una torre ya emplazada por los chilenos, iluminaba la entrega de 63.660 kilómetros cuadrados de territorio marítimo peruano, “al que aspira Chile sin que haya al respecto ningún tratado o pacto que ampare sus pretensiones”.
El almirante desconocía, así, el statu quo marítimo, sin importarle que lo hubiera respetado incluso Velasco. Haciéndolo, introducía una cuña estratégica en el bilateralismo chileno-boliviano. Si parte principal del océano que bañaba a Arica era peruano, Pinochet y Bánzer estaban negociando sobre mar ajeno, con la complicidad de Morales Bermúdez. Fue un anticipo “duro” del libro que ya estaba escribiendo
.
NADA NUEVO SOBRE EL MAR
Entre 1972-74, Faura integró la delegación peruana a las conferencias de la ONU sobre Derecho del Mar, que culminaron con la Convención de Mar (CONVEMAR) en 1982. Su jefe diplomático -dato significativo- era el embajador Juan Miguel Bákula. Juntos impulsaron una posibilidad revisionista para los países con espacios marítimos colindantes, que se percibían perjudicados en el reparto de las aguas. A falta de acuerdo previo, éstos podrían impugnar el statu quo invocando la equidad.
Justo ahí estaba el problema, pues había dos acuerdos previos con rango de tratados: la Declaración de Santiago (1952) y el Acuerdo de Lima (1954), entre Chile, Ecuador y Perú. Según sus textos, los límites marítimos respectivos seguían la línea del paralelo del límite terrestre, siguiendo el criterio del Presidente-jurista peruano José Luis Bustamante y Rivero. Por decreto supremo 781 de 1947, ésta había declarado que el límite marítimo de Perú seguía “la línea de los paralelos geográficos”. En segundo plano estaba el comportamiento peruano y de terceros, respetuoso de ese límite y los innumerables actos administrativos y de ejecución de los dos tratados: permisos de paso, control de transgresiones, sistemas administrativos punitivos y… faros de enfilación. Era un sistema normativo consensuado y complejo, que se proyectaba como doctrina del Pacífico Sur.
Ante eso, Faura optó por una elaboración propia. Dictaminó que la legalidad del statu quo suponía un tratado específico, que definiera los conceptos de mar territorial, plataforma continental, zona económica exclusiva “y todas aquellas circunstancias especiales que (…) influyan en sus delimitaciones”. Visto así, el sistema normativo vigente no calificaba, Era fruto de un “apresuramiento debido a las circunstancias” y adolecía de “falta de un detenido estudio” (pgs. 162 y 179). En subsidio, estaba el argumento irrebatible del interés nacional propio: “Emplear como límite el paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre, es totalmente desfavorable al Perú”.
En lo propositivo (y con cierta ironía), Faura planteó aprovechar “la estrecha relación de amistad” entre los gobiernos de Morales Bermúdez y Pinochet, para negociar ese tratado específico. Su objetivo sería establecer “una línea media trazada de acuerdo al principio de equidistancia de las costas”, que graficaba -en un mapa de su autoría- con una bisectriz. Según su cálculo actualizado, eso suponía 877.088,73 kilómetros cuadrados de incremento del mar peruano, incluyendo lo que ahora se conoce como “triángulo exterior”. También previó qué sucedería si Pinochet no se allanaba a negociar: “en caso de controversias se recurrirá al artículo 33 de la Carta de la ONU u otros medios y métodos pacíficos de que dispongan”. Entre la panoplia de posibilidades vigentes, él privilegiaba el arbitraje.
Tres décadas largas después, el equipo peruano en La Haya está ejecutando esas tesis: ausencia de Tratado fronterizo marítimo específico, reducción de los tratados de 1952 y 1954 a “convenios pesqueros”, improcedencia del paralelo como definición de frontera en el mar y “línea media” como elemento de equidad. Sólo que en vez de negociación o arbitraje, Perú produjo una demanda judicial.
EL ESPÍRITU DE LAS TESIS
El libro de Faura reflejaba el interés nacional peruano de 1929, expresado por el Presidente Augusto Leguía: mantener la continuidad geopolítica Tacna-Arica-Chile, evitando una “zona tampón” boliviana que diera mayor profundidad estratégica al vencedor de la guerra. Quizás Leguía pensaba que así evitaba la imagen del abandono absoluto de Arica, una de “las provincias cautivas”.
Por lo mismo, sus tesis “implicaban un conflicto de poderes a propósito –en lo inmediato- de los Acuerdos de Charaña. Así lo reconoció al decir que no podía soslayar ese tema, pues las negociaciones entre Bánzer, Pinochet y Morales Bermúdez se vinculaban “íntimamente” con el mar peruano. Si se llegaba a materializar un corredor boliviano al norte de Arica, escribió, “Bolivia pasaría a ser de un país mediterráneo a un país marítimo, enclaustrado entre dos mares: el mar peruano y el mar chileno”.
Para mitigar aquello, Faura “rectificaba” la propuesta oficial peruana de una administración tripartita en Arica, con soberanía exclusiva para Bolivia sobre el mar adyacente. El quería entender que “dicha soberanía se extiende al sur de la línea media que parte del punto en que llega al mar la frontera terrestre del Perú y Chile”. Es decir, Chile sólo podría ceder a Bolivia el mar que Faura no consideraba en disputa.
Tras esta posición subyacía su entendimiento de que Leguía y Carlos Ibáñez habían pactado la exclusión marítima de Bolivia y no un procedimiento para resolverle su mediterraneidad. La clave la dio citando, largamente, un ensayo del internacionalista peruano Alberto Ulloa, según el cual Chile y Perú crearon con ese tratado un estatuto de “íntima solidaridad”. El mismo que Chile habría tratado de “administrar”, ejerciendo una “falsa tutela” diplomática.
Puede colegirse que tras las tesis de Faura había un ánimo de aleccionamiento a Chile. Lo que en diplomacia se conoce como “retorsión”. Es posible que la elaboración respectiva esté en los borradores de su libro La mediterraneidad de Bolivia, que alcanzó anunciar, pero del que nunca más se supo.
DOS PREGUNTAS INCÓMODAS
¿Reflejaban las tesis de Faura un pensamiento castrense homogéneo?
Hay señales de que hubo consenso militar peruano sólo para rechazar la propuesta de Pinochet-Bánzer. Pero, sobre la “corrección” de la frontera marítima con Chile no hay noticia alguna. El general Morales Bermúdez en la Presidencia, ni siquiera la consideró. Por lo demás, su “propuesta tripartita” cohonestaba el statu quo, pues el eventual mar para Bolivia se iniciaba al sur del paralelo de la frontera terrestre.
El General Edgardo Mercado Jarrín, ex Comandante General del Ejército, ex Canciller de Velasco y uno de los geopolíticos más autorizados y prolíficos de América Latina, tampoco elaboró al respecto y sólo consignó el tema de manera episódica. En su libro “La revolución geoestratégica” de 2001, le dedicó seis palabras: “queda pendiente la delimitación marítima fronteriza”.
A mayor abundamiento, el autor tuvo oportunidad de entrevistar a Morales Bermúdez en 2001, cuando ya constaba el desconocimiento peruano de esa frontera. Preguntado por su contrapropuesta de 1976, el ex gobernante ni siquiera mencionó a Faura y sólo aludió a “la presión de Bolivia”. En ese país, dijo, se había gestado la opinión de que no podía llegar a un acuerdo con Chile “porque el Perú se lo impedía”.
La otra pregunta incómoda recae sobre el gobierno chileno de la época: ¿Cuál fue la reacción de Pinochet o de su Cancillería ante las tesis conflictivas?
Aquí lo asombroso es que no hay respuesta. Consta que el libro de Faura fue comprado por la embajada chilena en Lima y distribuido a dependencias ministeriales con los respectivos oficios conductores, a fines de agosto de 1977. Sin embargo, no se conoce reacción alguna. No hay huella de intercambios sobre su contenido, pese a tratarse de la obra de un representante conspicuo del poder político y militar peruano, que cuestionaba el statu quo marítimo vigente, en un momento delicado para los tres países concernidos.
¿Es posible que nadie lo leyera?
http://www.tendencias21.net/conosur/ORI ... _a314.html
Martes, 13 de Noviembre 2012
Saludos,
JRIVERA
José Rodríguez Elizondo
Puede que los juristas extranjeros contratados por Perú lo conozcan sólo por alguna nota de pie de página. Pero, con certeza, sus alegatos en La Haya serán secuela de las tesis del Almirante Guillermo Faura Gaig, contenidas en su libro El mar peruano y sus límites (sin sello editor, 338 páginas, 1977). Es que, curiosamente, dicho marino es hoy casi un desconocido en su país. Consultados amigos y expertos, no saben dónde está… si es que está. Otros, emplazados a mencionar pioneros de la demanda peruana, antes mencionan al embajador Juan Miguel Bákula.
EL ALMIRANTE PIONERO
Raro olvido el de Faura, quien destacó como un líder naval llamativo… y conflictivo. Experto en inteligencia, geopolítica, guerra antisubmarina, diplomacia y Derecho Internacional Marítimo, fue el principal de los poquísimos jefes de su arma que se comprometieron con la revolución militar socialista del general Juan Velasco Alvarado. En 1974, éste maniobró para instalarlo como Comandante General de la Marina, por añadidura ministro institucional y miembro de la Junta Revolucionaria.
Pero, entre los jefes desplazados y otros navales antivelasquistas, se las arreglaron para hacerle la vida miserable. Unos optaron por atentados terroristas literalmente a domicilio y otros le sublevaron la Escuadra. Antes de cumplir un año en la cúpula, el propio Velasco debió pedirle la renuncia. Para Faura, aquello fue fruto de una conspiración internacional. Al parecer, los agentes cubanos lo querían demasiado y la CIA lo quería poco. “Mi salida abrió las puertas a (Francisco) Morales Bermúdez para dar el golpe dos meses después y derrocar a Velasco”, dijo a la periodista María del Pilar Tello.
Para desquitarse, optó por complicarle el patriotismo al nuevo gobernante. En 1976, mientras éste discutía las bases de los Acuerdos de Charaña con los generales Augusto Pinochet y Hugo Banzer, Faura hizo una denuncia golpeadora: la torre de enfilación (faro de luz) levantada por su Marina en la frontera sur, cumpliendo compromisos con Chile, era una suerte de traición al Perú. Junto con una torre ya emplazada por los chilenos, iluminaba la entrega de 63.660 kilómetros cuadrados de territorio marítimo peruano, “al que aspira Chile sin que haya al respecto ningún tratado o pacto que ampare sus pretensiones”.
El almirante desconocía, así, el statu quo marítimo, sin importarle que lo hubiera respetado incluso Velasco. Haciéndolo, introducía una cuña estratégica en el bilateralismo chileno-boliviano. Si parte principal del océano que bañaba a Arica era peruano, Pinochet y Bánzer estaban negociando sobre mar ajeno, con la complicidad de Morales Bermúdez. Fue un anticipo “duro” del libro que ya estaba escribiendo
.
NADA NUEVO SOBRE EL MAR
Entre 1972-74, Faura integró la delegación peruana a las conferencias de la ONU sobre Derecho del Mar, que culminaron con la Convención de Mar (CONVEMAR) en 1982. Su jefe diplomático -dato significativo- era el embajador Juan Miguel Bákula. Juntos impulsaron una posibilidad revisionista para los países con espacios marítimos colindantes, que se percibían perjudicados en el reparto de las aguas. A falta de acuerdo previo, éstos podrían impugnar el statu quo invocando la equidad.
Justo ahí estaba el problema, pues había dos acuerdos previos con rango de tratados: la Declaración de Santiago (1952) y el Acuerdo de Lima (1954), entre Chile, Ecuador y Perú. Según sus textos, los límites marítimos respectivos seguían la línea del paralelo del límite terrestre, siguiendo el criterio del Presidente-jurista peruano José Luis Bustamante y Rivero. Por decreto supremo 781 de 1947, ésta había declarado que el límite marítimo de Perú seguía “la línea de los paralelos geográficos”. En segundo plano estaba el comportamiento peruano y de terceros, respetuoso de ese límite y los innumerables actos administrativos y de ejecución de los dos tratados: permisos de paso, control de transgresiones, sistemas administrativos punitivos y… faros de enfilación. Era un sistema normativo consensuado y complejo, que se proyectaba como doctrina del Pacífico Sur.
Ante eso, Faura optó por una elaboración propia. Dictaminó que la legalidad del statu quo suponía un tratado específico, que definiera los conceptos de mar territorial, plataforma continental, zona económica exclusiva “y todas aquellas circunstancias especiales que (…) influyan en sus delimitaciones”. Visto así, el sistema normativo vigente no calificaba, Era fruto de un “apresuramiento debido a las circunstancias” y adolecía de “falta de un detenido estudio” (pgs. 162 y 179). En subsidio, estaba el argumento irrebatible del interés nacional propio: “Emplear como límite el paralelo del punto en que llega al mar la frontera terrestre, es totalmente desfavorable al Perú”.
En lo propositivo (y con cierta ironía), Faura planteó aprovechar “la estrecha relación de amistad” entre los gobiernos de Morales Bermúdez y Pinochet, para negociar ese tratado específico. Su objetivo sería establecer “una línea media trazada de acuerdo al principio de equidistancia de las costas”, que graficaba -en un mapa de su autoría- con una bisectriz. Según su cálculo actualizado, eso suponía 877.088,73 kilómetros cuadrados de incremento del mar peruano, incluyendo lo que ahora se conoce como “triángulo exterior”. También previó qué sucedería si Pinochet no se allanaba a negociar: “en caso de controversias se recurrirá al artículo 33 de la Carta de la ONU u otros medios y métodos pacíficos de que dispongan”. Entre la panoplia de posibilidades vigentes, él privilegiaba el arbitraje.
Tres décadas largas después, el equipo peruano en La Haya está ejecutando esas tesis: ausencia de Tratado fronterizo marítimo específico, reducción de los tratados de 1952 y 1954 a “convenios pesqueros”, improcedencia del paralelo como definición de frontera en el mar y “línea media” como elemento de equidad. Sólo que en vez de negociación o arbitraje, Perú produjo una demanda judicial.
EL ESPÍRITU DE LAS TESIS
El libro de Faura reflejaba el interés nacional peruano de 1929, expresado por el Presidente Augusto Leguía: mantener la continuidad geopolítica Tacna-Arica-Chile, evitando una “zona tampón” boliviana que diera mayor profundidad estratégica al vencedor de la guerra. Quizás Leguía pensaba que así evitaba la imagen del abandono absoluto de Arica, una de “las provincias cautivas”.
Por lo mismo, sus tesis “implicaban un conflicto de poderes a propósito –en lo inmediato- de los Acuerdos de Charaña. Así lo reconoció al decir que no podía soslayar ese tema, pues las negociaciones entre Bánzer, Pinochet y Morales Bermúdez se vinculaban “íntimamente” con el mar peruano. Si se llegaba a materializar un corredor boliviano al norte de Arica, escribió, “Bolivia pasaría a ser de un país mediterráneo a un país marítimo, enclaustrado entre dos mares: el mar peruano y el mar chileno”.
Para mitigar aquello, Faura “rectificaba” la propuesta oficial peruana de una administración tripartita en Arica, con soberanía exclusiva para Bolivia sobre el mar adyacente. El quería entender que “dicha soberanía se extiende al sur de la línea media que parte del punto en que llega al mar la frontera terrestre del Perú y Chile”. Es decir, Chile sólo podría ceder a Bolivia el mar que Faura no consideraba en disputa.
Tras esta posición subyacía su entendimiento de que Leguía y Carlos Ibáñez habían pactado la exclusión marítima de Bolivia y no un procedimiento para resolverle su mediterraneidad. La clave la dio citando, largamente, un ensayo del internacionalista peruano Alberto Ulloa, según el cual Chile y Perú crearon con ese tratado un estatuto de “íntima solidaridad”. El mismo que Chile habría tratado de “administrar”, ejerciendo una “falsa tutela” diplomática.
Puede colegirse que tras las tesis de Faura había un ánimo de aleccionamiento a Chile. Lo que en diplomacia se conoce como “retorsión”. Es posible que la elaboración respectiva esté en los borradores de su libro La mediterraneidad de Bolivia, que alcanzó anunciar, pero del que nunca más se supo.
DOS PREGUNTAS INCÓMODAS
¿Reflejaban las tesis de Faura un pensamiento castrense homogéneo?
Hay señales de que hubo consenso militar peruano sólo para rechazar la propuesta de Pinochet-Bánzer. Pero, sobre la “corrección” de la frontera marítima con Chile no hay noticia alguna. El general Morales Bermúdez en la Presidencia, ni siquiera la consideró. Por lo demás, su “propuesta tripartita” cohonestaba el statu quo, pues el eventual mar para Bolivia se iniciaba al sur del paralelo de la frontera terrestre.
El General Edgardo Mercado Jarrín, ex Comandante General del Ejército, ex Canciller de Velasco y uno de los geopolíticos más autorizados y prolíficos de América Latina, tampoco elaboró al respecto y sólo consignó el tema de manera episódica. En su libro “La revolución geoestratégica” de 2001, le dedicó seis palabras: “queda pendiente la delimitación marítima fronteriza”.
A mayor abundamiento, el autor tuvo oportunidad de entrevistar a Morales Bermúdez en 2001, cuando ya constaba el desconocimiento peruano de esa frontera. Preguntado por su contrapropuesta de 1976, el ex gobernante ni siquiera mencionó a Faura y sólo aludió a “la presión de Bolivia”. En ese país, dijo, se había gestado la opinión de que no podía llegar a un acuerdo con Chile “porque el Perú se lo impedía”.
La otra pregunta incómoda recae sobre el gobierno chileno de la época: ¿Cuál fue la reacción de Pinochet o de su Cancillería ante las tesis conflictivas?
Aquí lo asombroso es que no hay respuesta. Consta que el libro de Faura fue comprado por la embajada chilena en Lima y distribuido a dependencias ministeriales con los respectivos oficios conductores, a fines de agosto de 1977. Sin embargo, no se conoce reacción alguna. No hay huella de intercambios sobre su contenido, pese a tratarse de la obra de un representante conspicuo del poder político y militar peruano, que cuestionaba el statu quo marítimo vigente, en un momento delicado para los tres países concernidos.
¿Es posible que nadie lo leyera?
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Martes, 13 de Noviembre 2012
Saludos,
JRIVERA
A triunfar Peruanos !!! que somos hermanos, que sea la victoria nuestra gratitud...Te daré la vida y cuando yo muera, me uniré en la tierra CONTIGO PERU !!!!
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Límites Marítimos Chile - Perú
Capítulo II de Serie "Chile y Perú en La Haya": La secreta misión del embajador Bákula
En 1977 (ver capítulo I) un almirante peruano planteó en un libro las tesis sobre la supuesta no existencia de demarcación marítima con Chile, que hoy sustentan la demanda ante La Haya. Casi 10 años después, luego de la llegada de un joven Alan García al poder y cuando en nuestro país aún gobernaba el general Pinochet, esas ideas por primera vez se plasmaron en una gestión diplomática concreta.
Por José Rodríguez Elizondo
Cuando el joven líder aprista Alan García Pérez asumió su primera Presidencia del Perú, en 1985, quiso ser revolucionario y pragmático en política exterior. Para ello, dispuso negociar el finiquito de los temas pendientes del Tratado de 1929, al costo eventual de abrazarse con Augusto Pinochet en la frontera. La disidencia chilena se alarmó y se lo hizo saber: era estupendo tener la fiesta en paz entre los pueblos, pero no que un líder democrático le hiciera fiestas al dictador. Paralelamente, Torre Tagle -la cancillería peruana- informaba que Pinochet, con parientes y simpatías en Bolivia, preparaba otro “charañazo”. Sumando y restando, García optó por Maquiavelo: negociaría con Chile el fin de los temas pendientes y, al mismo tiempo, daría luz verde a un proyecto secreto: el desconocimiento de la frontera marítima vigente. La primera misión sería pública y correría por cuenta de su talentoso canciller Allan Wagner. La segunda sería secreta y se le encomendaría al respetado embajador Juan Miguel Bákula.
LA PRIMERA NOTIFICACIÓN
El 23 de mayo de 1986, a media mañana, el canciller chileno Jaime del Valle recibió al embajador Bákula, a pedido de Allan Wagner. Sin testigos y durante 40 minutos, escuchó un discurso extrañísimo. Es que, mientras él negociaba con su homólogo (y en muy buenos términos) el finiquito de las obligaciones pendientes con Perú, ese señor setentón, calvito y elocuente le planteaba un problema nuevo y más relevante: el de la inexistencia de una frontera marítima.
Según Bákula, los espacios marítimos de Chile y Perú no estaban delimitados y las convenciones (no dijo “tratados”) de 1952 y 1954 eran meras fórmulas para la solución de problemas puntuales. Por tanto, era preciso delimitar “de manera formal y definitiva” los mares peruano y chileno, según las normas de equidad de la Convención del Derecho del Mar de la ONU.
Del Valle debió percibir la gravedad del tema, cuando escuchó que la presunta carencia de límites afectaba la amistosa conducción de la relación bilateral. Y más, cuando el enviado advirtió que la suya era “la primera presentación por los canales diplomáticos” que Perú formulaba ante el gobierno de Chile.
Cabe advertir que nada de lo anterior consta oficialmente en Chile. Lo narrado proviene de la versión del propio Bákula. Como no ha sido desmentida, uno puede imaginar el íntimo asombro de Del Valle y comprender lo que se le ocurrió solicitar: un texto escrito de lo expuesto. Un “memito”, como decimos en Chile.
Tácticamente, fue el minuto fatal. Bákula salió de la entrevista rumbo a la misión de su país, a cargo del hace poco fallecido embajador Luis Marchand Stens. Pidió una máquina de escribir, tecleó él mismo su versión de lo dicho y Marchand se encargó de oficializarla, con sello y número. En menos de cinco horas llegó a la cancillería chilena el memo solicitado, con la Nota 5-4-M/147, de Torre Tagle.
Por reflejo profesional, algunos directores de Cancillería y el embajador de Chile en Lima, Juan José Fernández, aconsejaron responder ese memo. En vez de eso, el 19 de junio la Cancillería emitió un comunicado con dos puntos. En el primero consignó “la visita” de Bákula, quien había intercambiado puntos de vista sobre la Comisión Permanente del Pacífico Sur y la Organización Latinoamericana de Pesca. Por el segundo, informó que el visitante “dió a conocer el interés del gobierno peruano para iniciar en el futuro conversaciones entre ambos países acerca de sus puntos de vista referentes a la delimitación marítima”. Como colofón, expresó que el canciller “tomó nota de lo anterior manifestando que “oportunamente se harán estudios sobre el particular”.
Puede que Del Valle dispusiera ese texto para sostener la gestión principal que manejaba con Wagner. Pero, para Bákula significó que “no se había producido un rechazo a la presentación que estuvo a mi cargo”, porque Chile no estaba seguro de su posición. Así lo consignó en su último libro de 2008.
MISTERIO TRILATERAL
Walter Montenegro, notable diplomático boliviano ya fallecido, escribió en 1986 que “a Chile le importa más quedar bien con el Perú que con Bolivia, y el Perú no hará nada que lo indisponga con Chile”. Alan García le complejizó el aserto: ese año arriesgó indisponerse con Chile y quedar mal con Bolivia.
Si eso no pareció evidente, se debió a la capacidad de despiste de García y a que su enviado diplomático se manejó en el secreto más absoluto. Un político tan prominente como Carlos Ferrero –ex Presidente del Congreso, ex Presidente del Consejo de Ministros de Fujimori y hermano de un canciller del mismo Presidente- me diría que sólo en 2006 se enteró del tema. Un destacado diplomático contaría que, para enterarse, debió acceder a una bóveda blindada de la Cancillería, con prohibición de copiar nada y con el tiempo acotado. Por otra parte, el silencio de Pinochet selló el círcuito, haciendo de la gestión Bákula un misterio casi perfecto.
Por eso, los desencriptadores no advirtieron que, un mes antes había llegado a Santiago Jorge Siles Salinas, Cónsul General de Bolivia, para negociar con Del Valle (incidentalmente, su cuñado) el tema de la salida soberana al mar. Aunque invocaba el “enfoque fresco” del Presidente Víctor Paz Estenssoro, lo que traía era una reposición de los Acuerdos de Charaña. El general Pinochet lo recibió sólo una vez y no le soltó prenda. Según fuentes bolivianas, el general estaba bien dispuesto, pero chocaba con la resistencia del almirante José Toribio Merino. En junio de 1987, tras complicados avatares, Chile declaró inadmisible la propuesta boliviana, el Cónsul renunció a su cargo y, días después, del Valle salió de la Cancillería.
Es interesante agregar que Siles Salinas contaba sus negociaciones al ya mencionado embajador Luis Marchand. Según propia confesión, lo hacía para que no lo acusaran de actuar a espaldas de Perú. Pese a ello (¿o precisamente por ello?), en Torre Tagle sonaron las alarmas: Bolivia volvía a la carga por Arica. El canciller Wagner incluso se lo habría advertido, en forma simpática, a su homólogo boliviano Guillermo Bedregal: “no nos vayan a salir con otro charañazo”.
En entrevista publicada en 2011, Del Valle contó un raro episodio de esa misma época: un embajador peruano “que no era el acreditado oficialmente en Chile”, le dijo que Perú “no veía con buenos ojos la posibilidad de tener fronteras comunes con Bolivia en el norte de Chile”. Este nuevo misterio me hizo recordar dos cosas. Una, que entrevistando al mismo Del Valle en 2008, éste dijo no recordar a Bákula, aunque manejaba el detalle de sus negociaciones con Wagner. La otra, un párrafo de 2008 de Bákula, sobre su visita, que me pareció superfluo: “al término de mi exposición (…) no se trató tema alguno diferente…”
Eso no sería todo. En mayo de este año, Siles Salinas publicó el libro Sí, el mar, con las memorias de su fracaso. Lo hizo con galanura, distribuyendo gratitudes y asignando culpas. Sin embargo, omitió la paralela gestión de Bákula, pese a que ésta bloqueó la negociación que se le había encomendado. Más notable aún, el nombre de Bákula no aparece en las 224 páginas de su libro.
ENTRE LA LEY Y LA VOCACION
Bákula podía pensar los conflictos con Chile desde el rasante nivel del alegato o desde la altura del análisis. En lo primero afirmaba, enfático, que su gestión no tenía relación con la historia ni con los valores intangibles de la patria: “en este litigio de carácter estrictamente jurídico no está en juego ni el honor nacional ni la soberanía del Perú (revista Caretas del 19/ 03/ 2009).
Sin embargo, en su obra mayor de 2002, luce un conocimiento cabal de los límites del derecho en materia estratégica. Asumiendo las lecciones de la historia y su propia experiencia como ex director de Fronteras y Límites, afirma que el diplomático debe ser “un hábil diseñador de soluciones antes no intentadas” y no conformarse con ser un mero conocedor de jurisprudencia litigiosa, que maneja títulos “bajo el privilegio de estrictos dogmas jurídicos”. Aquello conducía al “conflicto interminable” y él prefería la diplomacia sin corsé jurídico, sobre todo “no teniendo el Perú pendiente la solución de problema alguno de ese carácter”.
Había una contradicción importante, aunque no insólita, entre el Bákula pensador y el Bákula mensajero. Distintos roles imponen distintos deberes, que otros analistas deben comprender, aunque eventualmente se sorprendan.
ENTRE EL CARIÑO Y LA ARROGANCIA
Por su gestión, suele identificarse a Bákula con el antichilenismo peruano.
Nunca lo ví así, pues en diplomacia las cosas no suelen ser lo que parecen. Más bien adhiero a una de las sabidurías en píldora que me legara Carlos Martínez Sotomayor. Para ese estadista -que fue canciller y embajador en Perú-, era tonto clasificar a los peruanos como pro-chilenos o anti-chilenos: “su obligación es ser pro-peruanos”, sentenciaba. En tal sentido, Bákula fue un pro-peruano muy potente y no fue su culpa que no tuviéramos un anti-Bákula a mano.
Pese a la diferencia de edad –murió el 2010 a los 96 años-, fuimos amigos. A propósito de una antigua destinación en Chile, solía decir que, por la profundidad y consistencia de las relaciones humanas, sociales y económicas, era el país con el cual mejor podía llevarse Perú. Su hija Cecilia dio testimonio de ese afecto, al escribir que aquí vivieron “dos años de plenitud y alegría”.
En 2002 me pidió co-presentar su obra mayor, en dos tomos, sobre política exterior peruana. Aprecié su gesto y su coraje intelectual, pues ahí removió los escombros sico-históricos de la relación bilateral, a partir del impacto de la independencia. Reconoció que Chile ganó estatus y Perú lo perdió, admitió el sacrificio que significó montar la expedición libertadora y el sentido integrador de O’Higgins. También afirmó que la crisis institucional peruana se había generado 50 años antes de la Guerra del Pacífico, cosa que la memoria peruana prefería olvidar. De paso, criticó a los estudiosos “acostumbrados a entender la relación peruano-chilena como una pugna imborrable que era preciso mantener”.
Sin embargo, como casi todos los grandes talentos de su país, Bákula percibía esa imagen de arrogancia chilena que el internacionalista Alberto Ulloa caracterizara como “afán de tutela”. Asumiendo que “la política también se nutre de sentimientos”, vinculaba ese percepción con la relación chileno-boliviana post 1929. Por lo mismo, le pareció intolerable que, en 1985, Bolivia iniciara una nueva ronda de negociaciones para adquirir soberanía sobre parte de Arica. Pero, más le molestó la aceptación chilena de la “conveniencia o la posibilidad de volver a tratar el tema”.
EPÍLOGO POLÉMICO
Cuando descubrí que Charaña era el eslabón perdido de la pretensión marítima peruana y se lo conté, por mail, Bákula lo tomó a mal. Personalizando, me dijo que no se le había pasado por la cabeza que su mensaje del 86 tuviera que ver con Bolivia. Lo mío era dudar de su integridad como “intérprete” de Alan García. Repliqué que, en rigor, sólo podía hablar por él mismo, pues las tareas que encarga el Principe pueden tener motivaciones complejas. Soslayando el argumento, me insistió: él no fue un mero autómata y entonces Bolivia no estaba en la preocupación del Perú, ni de Wagner ni de García ni de la suya propia.
El tema lo afectó pues, cuatro meses después de presentada la demanda peruana, hizo público parte de nuestro debate privado. Debí responderle por los medios y eso deterioró la calidad de la relación, sin ventaja alguna para la transparencia. Hoy pienso que fue su reacción de intelectual apasionado, ubicado en ese estrecho pasillo donde se unen y separan la verdad y el deber.
También lo entiendo mejor, pues aprendí que, en este tipo de conflictos, quien quiera pensar con cabeza propia es un mensajero al que se debe disparar.
http://www.lasegunda.com/Noticias/Impre ... dor-bakula
Saludos,
JRIVERA
En 1977 (ver capítulo I) un almirante peruano planteó en un libro las tesis sobre la supuesta no existencia de demarcación marítima con Chile, que hoy sustentan la demanda ante La Haya. Casi 10 años después, luego de la llegada de un joven Alan García al poder y cuando en nuestro país aún gobernaba el general Pinochet, esas ideas por primera vez se plasmaron en una gestión diplomática concreta.
Por José Rodríguez Elizondo
Cuando el joven líder aprista Alan García Pérez asumió su primera Presidencia del Perú, en 1985, quiso ser revolucionario y pragmático en política exterior. Para ello, dispuso negociar el finiquito de los temas pendientes del Tratado de 1929, al costo eventual de abrazarse con Augusto Pinochet en la frontera. La disidencia chilena se alarmó y se lo hizo saber: era estupendo tener la fiesta en paz entre los pueblos, pero no que un líder democrático le hiciera fiestas al dictador. Paralelamente, Torre Tagle -la cancillería peruana- informaba que Pinochet, con parientes y simpatías en Bolivia, preparaba otro “charañazo”. Sumando y restando, García optó por Maquiavelo: negociaría con Chile el fin de los temas pendientes y, al mismo tiempo, daría luz verde a un proyecto secreto: el desconocimiento de la frontera marítima vigente. La primera misión sería pública y correría por cuenta de su talentoso canciller Allan Wagner. La segunda sería secreta y se le encomendaría al respetado embajador Juan Miguel Bákula.
LA PRIMERA NOTIFICACIÓN
El 23 de mayo de 1986, a media mañana, el canciller chileno Jaime del Valle recibió al embajador Bákula, a pedido de Allan Wagner. Sin testigos y durante 40 minutos, escuchó un discurso extrañísimo. Es que, mientras él negociaba con su homólogo (y en muy buenos términos) el finiquito de las obligaciones pendientes con Perú, ese señor setentón, calvito y elocuente le planteaba un problema nuevo y más relevante: el de la inexistencia de una frontera marítima.
Según Bákula, los espacios marítimos de Chile y Perú no estaban delimitados y las convenciones (no dijo “tratados”) de 1952 y 1954 eran meras fórmulas para la solución de problemas puntuales. Por tanto, era preciso delimitar “de manera formal y definitiva” los mares peruano y chileno, según las normas de equidad de la Convención del Derecho del Mar de la ONU.
Del Valle debió percibir la gravedad del tema, cuando escuchó que la presunta carencia de límites afectaba la amistosa conducción de la relación bilateral. Y más, cuando el enviado advirtió que la suya era “la primera presentación por los canales diplomáticos” que Perú formulaba ante el gobierno de Chile.
Cabe advertir que nada de lo anterior consta oficialmente en Chile. Lo narrado proviene de la versión del propio Bákula. Como no ha sido desmentida, uno puede imaginar el íntimo asombro de Del Valle y comprender lo que se le ocurrió solicitar: un texto escrito de lo expuesto. Un “memito”, como decimos en Chile.
Tácticamente, fue el minuto fatal. Bákula salió de la entrevista rumbo a la misión de su país, a cargo del hace poco fallecido embajador Luis Marchand Stens. Pidió una máquina de escribir, tecleó él mismo su versión de lo dicho y Marchand se encargó de oficializarla, con sello y número. En menos de cinco horas llegó a la cancillería chilena el memo solicitado, con la Nota 5-4-M/147, de Torre Tagle.
Por reflejo profesional, algunos directores de Cancillería y el embajador de Chile en Lima, Juan José Fernández, aconsejaron responder ese memo. En vez de eso, el 19 de junio la Cancillería emitió un comunicado con dos puntos. En el primero consignó “la visita” de Bákula, quien había intercambiado puntos de vista sobre la Comisión Permanente del Pacífico Sur y la Organización Latinoamericana de Pesca. Por el segundo, informó que el visitante “dió a conocer el interés del gobierno peruano para iniciar en el futuro conversaciones entre ambos países acerca de sus puntos de vista referentes a la delimitación marítima”. Como colofón, expresó que el canciller “tomó nota de lo anterior manifestando que “oportunamente se harán estudios sobre el particular”.
Puede que Del Valle dispusiera ese texto para sostener la gestión principal que manejaba con Wagner. Pero, para Bákula significó que “no se había producido un rechazo a la presentación que estuvo a mi cargo”, porque Chile no estaba seguro de su posición. Así lo consignó en su último libro de 2008.
MISTERIO TRILATERAL
Walter Montenegro, notable diplomático boliviano ya fallecido, escribió en 1986 que “a Chile le importa más quedar bien con el Perú que con Bolivia, y el Perú no hará nada que lo indisponga con Chile”. Alan García le complejizó el aserto: ese año arriesgó indisponerse con Chile y quedar mal con Bolivia.
Si eso no pareció evidente, se debió a la capacidad de despiste de García y a que su enviado diplomático se manejó en el secreto más absoluto. Un político tan prominente como Carlos Ferrero –ex Presidente del Congreso, ex Presidente del Consejo de Ministros de Fujimori y hermano de un canciller del mismo Presidente- me diría que sólo en 2006 se enteró del tema. Un destacado diplomático contaría que, para enterarse, debió acceder a una bóveda blindada de la Cancillería, con prohibición de copiar nada y con el tiempo acotado. Por otra parte, el silencio de Pinochet selló el círcuito, haciendo de la gestión Bákula un misterio casi perfecto.
Por eso, los desencriptadores no advirtieron que, un mes antes había llegado a Santiago Jorge Siles Salinas, Cónsul General de Bolivia, para negociar con Del Valle (incidentalmente, su cuñado) el tema de la salida soberana al mar. Aunque invocaba el “enfoque fresco” del Presidente Víctor Paz Estenssoro, lo que traía era una reposición de los Acuerdos de Charaña. El general Pinochet lo recibió sólo una vez y no le soltó prenda. Según fuentes bolivianas, el general estaba bien dispuesto, pero chocaba con la resistencia del almirante José Toribio Merino. En junio de 1987, tras complicados avatares, Chile declaró inadmisible la propuesta boliviana, el Cónsul renunció a su cargo y, días después, del Valle salió de la Cancillería.
Es interesante agregar que Siles Salinas contaba sus negociaciones al ya mencionado embajador Luis Marchand. Según propia confesión, lo hacía para que no lo acusaran de actuar a espaldas de Perú. Pese a ello (¿o precisamente por ello?), en Torre Tagle sonaron las alarmas: Bolivia volvía a la carga por Arica. El canciller Wagner incluso se lo habría advertido, en forma simpática, a su homólogo boliviano Guillermo Bedregal: “no nos vayan a salir con otro charañazo”.
En entrevista publicada en 2011, Del Valle contó un raro episodio de esa misma época: un embajador peruano “que no era el acreditado oficialmente en Chile”, le dijo que Perú “no veía con buenos ojos la posibilidad de tener fronteras comunes con Bolivia en el norte de Chile”. Este nuevo misterio me hizo recordar dos cosas. Una, que entrevistando al mismo Del Valle en 2008, éste dijo no recordar a Bákula, aunque manejaba el detalle de sus negociaciones con Wagner. La otra, un párrafo de 2008 de Bákula, sobre su visita, que me pareció superfluo: “al término de mi exposición (…) no se trató tema alguno diferente…”
Eso no sería todo. En mayo de este año, Siles Salinas publicó el libro Sí, el mar, con las memorias de su fracaso. Lo hizo con galanura, distribuyendo gratitudes y asignando culpas. Sin embargo, omitió la paralela gestión de Bákula, pese a que ésta bloqueó la negociación que se le había encomendado. Más notable aún, el nombre de Bákula no aparece en las 224 páginas de su libro.
ENTRE LA LEY Y LA VOCACION
Bákula podía pensar los conflictos con Chile desde el rasante nivel del alegato o desde la altura del análisis. En lo primero afirmaba, enfático, que su gestión no tenía relación con la historia ni con los valores intangibles de la patria: “en este litigio de carácter estrictamente jurídico no está en juego ni el honor nacional ni la soberanía del Perú (revista Caretas del 19/ 03/ 2009).
Sin embargo, en su obra mayor de 2002, luce un conocimiento cabal de los límites del derecho en materia estratégica. Asumiendo las lecciones de la historia y su propia experiencia como ex director de Fronteras y Límites, afirma que el diplomático debe ser “un hábil diseñador de soluciones antes no intentadas” y no conformarse con ser un mero conocedor de jurisprudencia litigiosa, que maneja títulos “bajo el privilegio de estrictos dogmas jurídicos”. Aquello conducía al “conflicto interminable” y él prefería la diplomacia sin corsé jurídico, sobre todo “no teniendo el Perú pendiente la solución de problema alguno de ese carácter”.
Había una contradicción importante, aunque no insólita, entre el Bákula pensador y el Bákula mensajero. Distintos roles imponen distintos deberes, que otros analistas deben comprender, aunque eventualmente se sorprendan.
ENTRE EL CARIÑO Y LA ARROGANCIA
Por su gestión, suele identificarse a Bákula con el antichilenismo peruano.
Nunca lo ví así, pues en diplomacia las cosas no suelen ser lo que parecen. Más bien adhiero a una de las sabidurías en píldora que me legara Carlos Martínez Sotomayor. Para ese estadista -que fue canciller y embajador en Perú-, era tonto clasificar a los peruanos como pro-chilenos o anti-chilenos: “su obligación es ser pro-peruanos”, sentenciaba. En tal sentido, Bákula fue un pro-peruano muy potente y no fue su culpa que no tuviéramos un anti-Bákula a mano.
Pese a la diferencia de edad –murió el 2010 a los 96 años-, fuimos amigos. A propósito de una antigua destinación en Chile, solía decir que, por la profundidad y consistencia de las relaciones humanas, sociales y económicas, era el país con el cual mejor podía llevarse Perú. Su hija Cecilia dio testimonio de ese afecto, al escribir que aquí vivieron “dos años de plenitud y alegría”.
En 2002 me pidió co-presentar su obra mayor, en dos tomos, sobre política exterior peruana. Aprecié su gesto y su coraje intelectual, pues ahí removió los escombros sico-históricos de la relación bilateral, a partir del impacto de la independencia. Reconoció que Chile ganó estatus y Perú lo perdió, admitió el sacrificio que significó montar la expedición libertadora y el sentido integrador de O’Higgins. También afirmó que la crisis institucional peruana se había generado 50 años antes de la Guerra del Pacífico, cosa que la memoria peruana prefería olvidar. De paso, criticó a los estudiosos “acostumbrados a entender la relación peruano-chilena como una pugna imborrable que era preciso mantener”.
Sin embargo, como casi todos los grandes talentos de su país, Bákula percibía esa imagen de arrogancia chilena que el internacionalista Alberto Ulloa caracterizara como “afán de tutela”. Asumiendo que “la política también se nutre de sentimientos”, vinculaba ese percepción con la relación chileno-boliviana post 1929. Por lo mismo, le pareció intolerable que, en 1985, Bolivia iniciara una nueva ronda de negociaciones para adquirir soberanía sobre parte de Arica. Pero, más le molestó la aceptación chilena de la “conveniencia o la posibilidad de volver a tratar el tema”.
EPÍLOGO POLÉMICO
Cuando descubrí que Charaña era el eslabón perdido de la pretensión marítima peruana y se lo conté, por mail, Bákula lo tomó a mal. Personalizando, me dijo que no se le había pasado por la cabeza que su mensaje del 86 tuviera que ver con Bolivia. Lo mío era dudar de su integridad como “intérprete” de Alan García. Repliqué que, en rigor, sólo podía hablar por él mismo, pues las tareas que encarga el Principe pueden tener motivaciones complejas. Soslayando el argumento, me insistió: él no fue un mero autómata y entonces Bolivia no estaba en la preocupación del Perú, ni de Wagner ni de García ni de la suya propia.
El tema lo afectó pues, cuatro meses después de presentada la demanda peruana, hizo público parte de nuestro debate privado. Debí responderle por los medios y eso deterioró la calidad de la relación, sin ventaja alguna para la transparencia. Hoy pienso que fue su reacción de intelectual apasionado, ubicado en ese estrecho pasillo donde se unen y separan la verdad y el deber.
También lo entiendo mejor, pues aprendí que, en este tipo de conflictos, quien quiera pensar con cabeza propia es un mensajero al que se debe disparar.
http://www.lasegunda.com/Noticias/Impre ... dor-bakula
Saludos,
JRIVERA
A triunfar Peruanos !!! que somos hermanos, que sea la victoria nuestra gratitud...Te daré la vida y cuando yo muera, me uniré en la tierra CONTIGO PERU !!!!
- CZEKALSKI
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Límites Marítimos Chile - Perú
Hoy la CIJ emitó el fallo del litigio Nicaragua-Colombia.
Nicaragua amplía considerablemente su frontera marítima hasta las 200 millas, al desestimar la Corte el meridiano 82 como límite, que Colombia consideraba como tal desde la década de los años 30.
Aunque el Co-Agente Peruano José García Belaúnde ha sido muy cauto al señalar que se trata de casos distintos, considero que en algunos aspectos, esta sentencia abona en favor de la posición Peruana.
Saludos.
Nicaragua amplía considerablemente su frontera marítima hasta las 200 millas, al desestimar la Corte el meridiano 82 como límite, que Colombia consideraba como tal desde la década de los años 30.
Aunque el Co-Agente Peruano José García Belaúnde ha sido muy cauto al señalar que se trata de casos distintos, considero que en algunos aspectos, esta sentencia abona en favor de la posición Peruana.
Saludos.
- GRUMO
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Límites Marítimos Chile - Perú
Estimado amigo
Reconociéndote como uno de los mas entendidos en leyes, permiteme meter mi profana cuchara, discrepando contigo.
Me parece que este fallo favorece a los amigos chilenos, porqué la CIJ ha abierto una verdadera caja de Pandora. Las declaraciones colombianas están tomando mas fuerza una y otra vez. Es por ello que creo, recalco el creo, que la CIJ se curará en salud.
Un cordial saludo
Grumo
Reconociéndote como uno de los mas entendidos en leyes, permiteme meter mi profana cuchara, discrepando contigo.
Me parece que este fallo favorece a los amigos chilenos, porqué la CIJ ha abierto una verdadera caja de Pandora. Las declaraciones colombianas están tomando mas fuerza una y otra vez. Es por ello que creo, recalco el creo, que la CIJ se curará en salud.
Un cordial saludo
Grumo
¡Somos o no pilotos de combate!.... ya, que nos den otra misión y salimos 3 o 4 fierros, rasanteamos hasta donde podamos y si nos van tumbando.... nos tumbaron pues.... pero por lo menos uno llega y rompe.... así no regresemos los demás.... total para eso nos hemos formado, para eso estamos preparados, y si vamos a morir.... bueno nos inmolamos por la patria, es la oportunidad de demostrar lo que somos y valemos”. Coronel FAP Marco Antonio Schenone Oliva , piloto muerto en el Cenepa
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- CZEKALSKI
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Límites Marítimos Chile - Perú
GRUMO escribió:Estimado amigo
Reconociéndote como uno de los mas entendidos en leyes, permiteme meter mi profana cuchara, discrepando contigo.
Me parece que este fallo favorece a los amigos chilenos, porqué la CIJ ha abierto una verdadera caja de Pandora. Las declaraciones colombianas están tomando mas fuerza una y otra vez. Es por ello que creo, recalco el creo, que la CIJ se curará en salud.
Un cordial saludo
Grumo
Mi estimado GRUMO, no sé a lo que te refieres con lo de las declaraciones Colombianas, pero me parece que la Corte no se debería dejar llevar por lo que pueda manifestar una Colombia herida, que ha terminado perdiendo una gran extensión de mar que consideraba suyo.
Me parece que la Corte no falla de una u otra manera "curándose en salud", sinó en base a las normas y la jurisprudencia, aceptar lo primero iría en desmedro de la seriedad del máximo tribunal del planeta.
Eso sí, debemos informarnos más de esta sentencia y trataré de hacerlo hoy, siempre y cuando esto no ponga en peligro mi matrimonio (A veces la Señora cree que me casé con la computadora).
Saludos.
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