Honduras está ubicada en una zona "maldita" El subsecretario de Estado para el Hemisferio Occidental se pronuncia acerca del problema de seguridad y el narcotráfico en Honduras en congreso de ONG estadounidenses al que EL HERALDO asistió en exclusiva. El funcionario reconoce que “Estados Unidos y su consumo de drogas es lo que alimenta en su mayor parte a las organizaciones criminales transnacionales”
Washington, Estados Unidos
Honduras está en el centro de una cámara de gas en la que por un lado se le asfixia con exigencias de combate al crimen organizado y por el otro con la lucha del narcotráfico por el libre paso de la droga. El norte y el sur son los jugadores de este encuentro mortal.
EL HERALDO participó en exclusiva en un congreso de Organizaciones no Gubernamentales, organizado por la embajada de Honduras en Washington. En este encuentro estuvieron presentes el subsecretario de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental de Estados Unidos, John Feely y representantes de Organizaciones no Gubernamentales estadounidenses, funcionarios públicos hondureños, así como personal de la embajada hondureña en Washington.
Feeley aprovechó para dar fuertes declaraciones sobre su visión acerca de “algunos asuntos que tienen que ver con la actual situación de la seguridad en Honduras y cómo el gobierno de Estados Unidos espera poder ayudar a su colaborador y amigo, Honduras.”
Por su importancia se transcriben las impresiones de Feeley, expresadas ante más de 50 estadounidenses que organizan y ejecutan programas de ayuda humanitaria en Honduras y sienten los problemas del país como propios. A continuación cada uno de los tópicos abordados por Feeley:
Ubicación maldita
“Se debe entender que llevamos acabo nuestra ayuda en un contexto regional. Honduras no es un espacio muerto o aislado. Cuando ustedes piensan en la amenaza del tráfico de narcóticos, o lo que nosotros llamamos organizaciones criminales transnacionales, Honduras tiene la triste realidad de estar “maldita”, ubicada geográficamente, justo en medio de la zona de tráfico de la cocaína que sale de los Andes (solo se cultiva en tres lugares del mundo: Bolivia, Colombia y Perú), y es transportada de forma ilegal hacia los Estados Unidos.
Reconocemos que los Estados Unidos y su consumo de drogas es lo que alimenta en su mayor parte a las organizaciones criminales transnacionales. Por lo tanto, tenemos una obligación moral y práctica, una corresponsabilidad, para apoyar con este problema al gobierno de Honduras.
Vemos que en este problema regional Honduras ha sido afectada negativamente por la inseguridad. Esperamos no solo contar con una estrategia de aplicación de la fuerza de la ley, que en realidad es algo que corresponde a los hondureños hacer, ya que al final de cuentas no vamos a ser los estadounidenses los que haremos de Honduras un lugar seguro, sino que serán los propios hondureños lo que lo hagan.
Aplicación de la ley
Reconocemos que la aplicación de la ley es solamente un aspecto a abordar en este problema. Se debe tomar una actuación holística para afrontar los problemas creados por el crimen organizado. Tenemos mucha experiencia en esto (en EE UU).
En nuestro propio país en las décadas de los 1940 y 1950 tuvimos que combatir a las mafias italianas. Si pensamos lo que el alcalde de Nueva York Robert Gulliani y otros tuvieron que hacer en la década de lo 80 para frenar a estas bandas, nos damos cuenta que se debe combatir el crimen con la aplicación de la ley; con un cuerpo policial que no esté corrompido y que no esté dispuesto a aceptar sobornos o a ser intimidado.
Ministerio Público
Luego se debe actuar desde los centros de impartición de justicia. En los países de Latinoamérica donde los centros de justicia cargan con los imperativos del código civil napoleónico, los centros de justicia cuentan con una desventaja muy seria. No espero que esto se convierta en un debate acerca de las bases del derecho, pero es un problema práctico muy grande.
Su derecho civil, comparado con el derecho anglosajón del Common Law, es distantemente menos ágil y menos capaz de adaptarse a nuevos casos de conspiraciones criminales que deben ser juzgados sin antecedentes previos. Por lo tanto, trabajamos con Honduras en el proceso de modernización de su sistema judicial y continuaremos haciéndolo.
Centros de rehabilitación
Hay que continuar con este proceso holístico del sistema de justicia. Hay que contar con cárceles y penitenciarías que sean tanto humanitarias como efectivas para el propósito de mantener fuera de la sociedad a aquellos elementos más propensos a hacerle daño, para que no puedan cometer los crímenes que cometen y a la vez inducir a la juventud en desempleo a que forme parte de su red de crimen organizado, aprovechando la falta de oportunidades de estos jóvenes.
Programa CARSI
A través del programa CARSI (Central American Regional Security Initiative, o Iniciativa para la Seguridad Regional Centroamericana, en español), hemos logrado conseguir el doble de los fondos con los que contábamos cuando empezamos en el 2009.
Continuamos haciendo de CARSI en Honduras la prioridad principal, simplemente por el hecho de que la parte este del país (Olancho, La Mosquitia), es una región sumamente despoblada en la que aterrizan la mayoría de los vuelos con droga provenientes de Venezuela y Colombia.
Los dólares de CARSI, efectivamente, van dirigidos a profesionalizar el cuerpo de policía y para lograr mejores prácticas judiciales e investigativas por parte del Ministerio Público. Pero los dólares CARSI también van dirigidos a la prevención de la violencia infantil y el abuso de las drogas. En el Departamento de Estado percibimos completamente la idea que no solo se gana esta pelea, de ayudar a un país a que sea más seguro, enfocándonos únicamente en la aplicación de la ley.
Sin duda, el enfoque en la aplicación de la ley es solo uno de distintos aspectos. Continuaremos trabajando así. Han habido preocupaciones de una naturaleza puramente militar de CARSI, lo que se ha podido convertir en un estereotipo. Francamente, y de forma muy respetuosa, estoy en desacuerdo con eso.
Concepción sobre Carsi
Creo que el elemento más atractivo hacia la prensa del plan Mérida de México, el Plan Colombia, el Plan CARSI en Centroamérica o el Plan CBSI (Caribbean Basin Security Initiative), tienden a ser los aspectos de persecución del cumplimiento de la ley: helicópteros, entrenamiento de academias de policía, pero esto es la naturaleza de las noticias.
Es lo que obtiene la atención. Lo que no obtiene suficiente atención son los modelos de investigación que tienen los programas de USAID, como en los que se apoya, por ejemplo, a las mujeres a que se conviertan en personas de negocios, o los centros de desintoxicación de drogas (centro nocturnos Nueva Vida) en México, que esperamos replicar en Centro América.
En este programa (Nueva Vida), entrenamos a expertos en rehabilitación para que atiendan a dependientes de la droga, y es un programa que no consiste en repartir “un poco de sancocho y simpatía,” sino un programa con objetivos reales. Hay muchos programas que trabajan de forma estable y lenta, que jamás obtendrán la misma cantidad de atención por parte de los medios que las acciones militares o de aplicación de la ley.
Ayuda estadounidense
Sin duda, hay un entendimiento que cualquier colaboración del gobierno de Estados Unidos con Honduras debe, como fin ulterior, ayudar a que la sociedad civil hondureña, así como el gobierno y sus autoridades, puedan trabajar juntos para crear las oportunidades para su población y que no se conviertan en lo que en México llaman ni-nis, jóvenes sin formación ni educación que se ven tentados a caer en los “hilos negros”. Esto es una tragedia.
Límites de la colaboración
Algo que no debería ser secreto para ustedes, es que uno de los asuntos que es frustrante para mí, como un profesional del gobierno, es la presunción de que el gobierno estadounidense siempre sabe todo lo que sucede en los lugares.
Sí sabemos una gran cantidad de lo que pasa en las zonas de conflicto, pero tengan en cuenta que esto es cooperación internacional, y que los Estados Unidos debe respetar, y respetará, las ordenanzas de la aviación internacional. Bajo el Tratado de Montreal, está prohibido derribar aeronaves civiles.
Lo que sí se puede hacer, y es algo con lo que sí ayudamos en Honduras, es proveyendo información para ayudar a que estas avionetas aterricen en puntos en los que las fuerzas apropiadas puedan registrarlas. Los Estados Unidos sí tiene radares (en los que ha gastado una gran cantidad de dinero, tiempo y esfuerzo para perfeccionarlos), que detectan cuándo hay aeronaves que no se identifican con las autoridades de vuelo y por lo tanto son vistas como sospechosas.
Parte del problema que se da de forma muy específica en el este de Honduras es que las fuerzas hondureñas tienen un número limitado de personal. Los Estados Unidos no tienen autoridad para actuar, desplegar gente en la tierra, ni para detener en un país extranjero a los sospechosos de narcotráfico. Trabajamos como colaboradores de los gobiernos locales (liaison).
Sería lo mismo como a que las fuerzas de la ley de México cruzasen la frontera para detener a sospechosos de narcotráfico en el sur de Texas. Por mucho que todos deseemos la paz mundial, también vivimos en un mundo de naciones-estado.
Por esto, debemos atenernos a las leyes internacionales y queremos asegurarnos de trabajar con estricto respeto a la ley internacional y a la soberanía de los países. La respuesta a esto es ayudar a construir la capacidad en la policía hondureña de forma primaria, y del ejercito y la fuerza aérea para que Honduras tenga las herramientas para poder abordar a los vuelos sospechosos de narcotráfico.
¿Quién es el subsecretario John Feeley?
John Feeley es funcionario superior del Servicio Exterior estadounidense que ha centrado gran parte de su carrera diplomática en trabajar sobre temas del Hemisferio Occidental tanto en Washington como en la región.
Asumió su cargo actual de Secretario Adjunto Principal para Asuntos del Hemisferio Occidental en mayo de 2012, con la responsabilidad de la gestión diaria de la aplicación de la política regional y la supervisión de 50 puestos diplomáticos en las Américas.
Anteriormente ocupó el cargo de coordinador de la Cumbre de las Américas, supervisando la preparación sustantiva de la participación de la secretaria Clinton en la Cumbre de Cartagena. Fue ministro consejero de la Embajada de Estados Unidos en México entre julio de 2009 y marzo de 2012. También ha sido director del Departamento para Asuntos Centroamericanos y director adjunto para Asuntos del Caribe.
Entre 2004 y 2006 sirvió como Secretario Ejecutivo Adjunto de la Oficina del Secretario de Estado, donde fue responsable de administrar el flujo de información a los Secretarios Powell y Rice, así como la coordinación de sus viajes al extranjero.
Graduado Distinguido en 2004 de la Escuela Nacional de Guerra, las misiones de Feeley en el extranjero incluyen la Ciudad de México, Santo Domingo y Bogotá.
Antes de unirse al Departamento de Estado en 1990, el Sr. Feeley ha estado en servicio militar activo como piloto de helicóptero en la United States Marine Corps. Es graduado de la Escuela de Servicio Exterior de la universidad de Georgetown.
http://www.elheraldo.hn/Secciones-Princ ... na-maldita