LXV aniversario de Krasny Bor
- JoseLuis
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LXV aniversario de Krasny Bor
Acabo de hacer un "paseo" por la red, y al echar un vistazo al blog de Pio Moa, me encuentro con un artículo en el que nos recuerda que ayer, 10 de febrero, fue el LXV aniversario de la batalla de Krasny Bor, en la cual la 250ª ID de la Wehrmacht, mejor dicho del Feld Heer, contuvo la ofensiva soviética, que habìa tomado dicha población como pivote de la ofensiva en el sector. Me estoy refiriendo a la División Azul, la Blau Division.
Aunque la División no pudo mantener las posiciones, fue la férrea y encarnizada la resistencia y la determinación plantada por los divisionarios, que los soviéticos desistieron de continuar el avance. Pero el precio pagado fue el más alto que pagó la División en tierras rusas; más que en cruce del Voljov, más que en Possad, más que en "la Intermedia": 1.125 muertos, 1.036 heridos. 91 desaparecidos y 300 prisioneros.
Hoy, la "desmemoria histórica" parece que ha relegado al baúl de los recuerdos a esos hombres que cayeron en el combate siguiendo unas ideas, que con la perspectiva de hoy pudieran ser equivocadas, pero que supieron ganarse el respeto de aliados y enemigos por su bravura, coraje, entrega hacia los demás, sin importarle raza o condición (la escena rescatada de las memorias de Fernandez Cuesta, de cómo ayudo a una anciana judía en el tranvía de Berlín, tocándose el escudo del brazo y diciendo "español" ante las recriminaciones de los viajeros alemanes, es sólo una muestra).
Sirva el presente para que el recuerdo no quede sepultado por la "memoria histórica".
Con mi canción
la gloria va
por los caminos del adiós,
que en Rusia están
los camaradas de mi División.
Cielo azul
a la estepa desde España llevaré,
se fundirá la nieve
al avanzar, mi capitán.
Vuelvan por mi
el martillo al taller,
la hoz al trigal.
Brillen al sol
las flechas en el haz
para ti,
que mi vuelta alborozada has de esperar
entre el clamor
del clarín inmortal.
En la distancia queda
gozo del hogar
con aires de campanas,
vuelo de la paz.
Resuenan los tambores;
Europa rompe albores,
aligerando nubes
con nuestro caminar.
Con humo de combate
yo retornaré,
con cantos y paisajes
que de allí traeré.
Avanzando voy;
para un mundo sombrío
llevamos el sol;
avanzando voy
para un cielo vacío
llevamos a Dios.
Aunque la División no pudo mantener las posiciones, fue la férrea y encarnizada la resistencia y la determinación plantada por los divisionarios, que los soviéticos desistieron de continuar el avance. Pero el precio pagado fue el más alto que pagó la División en tierras rusas; más que en cruce del Voljov, más que en Possad, más que en "la Intermedia": 1.125 muertos, 1.036 heridos. 91 desaparecidos y 300 prisioneros.
Hoy, la "desmemoria histórica" parece que ha relegado al baúl de los recuerdos a esos hombres que cayeron en el combate siguiendo unas ideas, que con la perspectiva de hoy pudieran ser equivocadas, pero que supieron ganarse el respeto de aliados y enemigos por su bravura, coraje, entrega hacia los demás, sin importarle raza o condición (la escena rescatada de las memorias de Fernandez Cuesta, de cómo ayudo a una anciana judía en el tranvía de Berlín, tocándose el escudo del brazo y diciendo "español" ante las recriminaciones de los viajeros alemanes, es sólo una muestra).
Sirva el presente para que el recuerdo no quede sepultado por la "memoria histórica".
Con mi canción
la gloria va
por los caminos del adiós,
que en Rusia están
los camaradas de mi División.
Cielo azul
a la estepa desde España llevaré,
se fundirá la nieve
al avanzar, mi capitán.
Vuelvan por mi
el martillo al taller,
la hoz al trigal.
Brillen al sol
las flechas en el haz
para ti,
que mi vuelta alborozada has de esperar
entre el clamor
del clarín inmortal.
En la distancia queda
gozo del hogar
con aires de campanas,
vuelo de la paz.
Resuenan los tambores;
Europa rompe albores,
aligerando nubes
con nuestro caminar.
Con humo de combate
yo retornaré,
con cantos y paisajes
que de allí traeré.
Avanzando voy;
para un mundo sombrío
llevamos el sol;
avanzando voy
para un cielo vacío
llevamos a Dios.
ULTIMA RATIO REGIS
- ZULU 031
- General de Ejército
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Buena memoria JoseLuis
Un corto testimonio del teniente Angel Salamanca.
Parece que el cielo se va a desplomar encima de ti, que se acaba el mundo, que nadie va a quedar vivo. Faltaban pocos minutos para las siete de la mañana del 10 de febrero de 1943 y había comenzado el miércoles negro en Krasny Bor. La artillería rusa inició el castigo sin piedad. Los españoles que estábamos en primera línea corrimos a los búnkeres a cobijarnos de los fogonazos de más de 800 cañones que hacían agujeros tan grandes como plazas de toros. La tierra temblaba y el humo hacía difícil la visibilidad .Estábamos escondidos como ratas en el búnker, a 2,5 metros de profundidad. Todo era ruido, fuego, gritos, lodo, nieve y sangre. El termómetro no subía de los 25º bajo cero. Pese al frío, se sudaba, pero no se comía, ni se bebía, ni se fumaba, ni se daban los buenos días.
Muchos oficiales, en labores de vigilancia, fueron alcanzados con los primeros bombazos, dejando sin mando a la tropa. Fue ésta una de las claves de la batalla. Se decía que nunca caía un obús o un mortero donde ya había caído otro. Mentira. Caían por cientos, unos encima de otros, y al explotar esparcían metal caliente en todas direcciones. Cada una de las 800 bocas vomitaba fuego cada 10 segundos, el tiempo necesario para cargar y disparar. Enseguida se sumaron los famosos organillos de Stalin, camiones con plataformas de artillería que disparaban consecutivamente, provocando un ruido atroz, como si fuesen órganos. Tanto poderío militar para el sector tan reducido por el que se peleaba era una barbaridad.
La División Azul estaba desplegada en el norte del pueblo de Krasny Bor, en un frente de 20 kilómetros de largo al sur del sitiado Leningrado. Desde 1941 los alemanes habían cercado la ciudad y, en su intento definitivo por acabar con el sitio, los soviéticos habían elegido Krasny Bor. Estábamos, pues, en el eje de su ataque. Mi unidad, unos 5.000 hombres -aproximadamente un tercio de los efectivos españoles, se encontraba allí.
Yo estaba incorporado como sargento a la Quinta Compañía del II Batallón del Regimiento 262, a las órdenes del capitán Teodoro Palacios, quien me destinó a la segunda sección, al mando del alférez Céspedes. A mi cargo tenía un pelotón reducido de 35 hombres. Venía de un larga experiencia en combate en primera línea adquirida en los frentes de Aragón, Madrid y Cataluña durante la Guerra Civil desde agosto de 1936, cuando tenía 17 años. Me enrolé en la División Azul en verano de 1942, en Logroño.
Cuando empezaron las hostilidades aquella mañana del 10 de febrero, en realidad hacía ya días que sabíamos que algo gordo se cocía en las filas rusas. En las trincheras, Radio Macuto informa con mucha antelación. Un ucraniano que se pasó al bando español en la noche del 9 de febrero fue la señal inequívoca de que el ataque era inminente: llevaba ropa interior nueva, una costumbre local antes de la batalla para morir limpios y puros si caían abatidos en combate. Entendimos rápidamente que en pocas horas empezaría el baile. Había tensión, pero no miedo.
El fuego de artillería duró más de dos horas, en las que se produjo la mitad de las bajas del día. Al cesar la artillería, comenzaron las pasadas de la aviación enemiga, que hostigaron especialmente a nuestra Quinta Compañía; sólo en el pelotón bajo mi mando hubo una decena de bajas, entre muertos y heridos, en las tres primeras horas. Otras compañías fueron literalmente trituradas.
Pese a que el avance terrestre del Ejército Rojo se produjo por cuatro líneas de penetración con una división en cada una,44.000 hombres en total, se toparon con serias dificultades. El calor de la artillería había dejado el acceso a nuestras nevadas posiciones como un completo barrizal por donde los carros de combate KV-1 y T-34 quedaban atascados y los esquiadores, empantanados.
Pero más importante fue que no esperaban nuestra respuesta. Creían que tras el bombardeo estaríamos todos muertos. Y lo que hicimos fue salir a nuestros puestos, emplazar las máquinas y recibirlos a fuego limpio. Las órdenes del capitán Palacios eran claras: "¡Resistir y resistir!".
Aunque la infantería rusa llegaba por oleadas, lo hacía muy desordenada y pudimos repeler los primeros ataques. Había que resistir hasta morir. Pero iban acumulándose las bajas; entre ellas la del alférez Céspedes. Si había heridos, se les evacuaba. Si había cadáveres, se apartaban para no pisarlos y se seguía disparando. El espectáculo era dantesco. Para coger una pistola y pegarse un tiro.
A media mañana, los rusos habían perforado el frente por tres sitios, pero los capitanes Campos, Oroquieta, Aramburu y Palacios resistían a duras penas con seis compañías muy debilitadas. La Luftwaffe no hacía acto de presencia; y la División SS Volkspolizei, situada en la media distancia, no podía auxiliar, pues debía aguantar para hacer frente a una previsible embestida rusa.
A mediodía estábamos prácticamente cercados por el flanco izquierdo. Mi sección, sin oficial al mando, era ya un islote con unos pocos supervivientes. Sólo pude atrincherarme y abrir fuego de costado. Primero con un único tubo de mortero que defendía Joaquín, un cabo de Ponferrada. Cubría su ojo izquierdo con una mano porque le habían pegado un tiro en la cara.
Nos retiramos por la trinchera de evacuación y regresé con dos soldados más para recuperar parte de la munición y alimentos del búnker y destruir el resto. Tiramos bombas de mano como locos. Al retirarnos al enclave donde resistía Palacios, éste me dijo: "¡Salamanca, desde este momento eres Medalla Militar!". Acto seguido acudí al sector del puesto de mando. Sólo quedaba operativo un fusil ametrallador, pero causó estragos.
Llegaban columnas con medio centenar de hombres que eran abatidos sistemáticamente. Disparábamos ferozmente, sin parar, esperando a que el enemigo se encontrase a menos de 100 metros, disparábamos al bulto. Pero hasta un ciego habría hecho blanco.
Toda la potencia de fuego de la máquina, 1.300 disparos por minuto, provocó una carnicería en las filas enemigas y nos mantuvo con vida. No es que nuestro cañón estuviese caliente, es que estaba al rojo vivo. En la refriega, tres veces cayó el soldado que la servía. Cuando un cuarto soldado me dijo con la mirada: «Sargento, ¿quiere usted que me maten?», decidí empuñar personalmente la ametralladora. Al cabo, los rusos acertaron con una granada de 120 que cayó ante el cañón. Salí despedido cuatro metros, perdiendo el conocimiento momentáneamente, la cara llena de sangre y metralla y una ceguera casi total por el alumbramiento del fogonazo. Fui evacuado al búnker. Luego supe que tenía también una herida de bala en la rodilla.
Sin munición, con la mayoría de los supervivientes heridos y los indemnes, agotados, el final estaba próximo. A las tres de la tarde, un soldado entró al búnker: "De parte del capitán, que salgáis todos; estamos hechos prisioneros". Los 25 heridos salimos y encontramos a otros 18 hombres con las manos en alto con el capitán Palacios al frente. Nos mandaron formar e hicieron un simulacro de fusilamiento pero sólo se tiraron como fieras sobre nuestros relojes y todo lo que llevábamos.
El trayecto hasta Kolpino, en fila de a tres, fue entre una alfombra de cadáveres. No nos trataron mal gracias a un jefe de escolta mongol que no debió de haber otro mejor en toda la Unión Soviética. Los 30 detenidos de Oroquieta, con los que enlazamos, recibieron toda suerte de golpes. Al llegar a Kolpino, un enloquecido grupo de mujeres rusas trató de atacarnos, pero el mongol las rechazó a culatazos.
Enseguida empezaron los interrogatorios, con las traducciones de un español enrolado en el Ejército soviético. Todo el afán del coronel ruso era saber qué armamento usábamos, hablándonos incluso de un arma secreta de Hitler. «Dice el coronel que habéis causado más de 14.000 bajas, y eso es imposible con ametralladoras y fusiles mauser corrientes», nos informó el republicano español.
Luego vino un cautiverio en campos de concentración que se alargó hasta 1954. Las estadísticas hablan de 2.252 bajas españolas (1.125 muertos, 91 desaparecidos y 1.036 heridos) en un solo día. Otras 1.000 se sumaron en los días posteriores. Aunque los españoles retrocedimos ese día tres kilómetros, los rusos no avanzaron más. Tras intensos combates, el mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva. El frente quedó estabilizado durante un año.
La batalla de Krasny Bor, con una encomiable resistencia de nuestra División, el 10 de febrero se consiguieron tres de las ocho laureadas de la División Azul en la URSS- enterró una gran ofensiva posterior para romper el cerco de Leningrado. Los divisionarios que luchamos allí y estuvimos cautivos hasta 1954 no supimos qué ocurrió hasta el regreso a España, pero teníamos la creencia de que la ofensiva no había llegado más al sur que Krasny Bor.
Un corto testimonio del teniente Angel Salamanca.
Parece que el cielo se va a desplomar encima de ti, que se acaba el mundo, que nadie va a quedar vivo. Faltaban pocos minutos para las siete de la mañana del 10 de febrero de 1943 y había comenzado el miércoles negro en Krasny Bor. La artillería rusa inició el castigo sin piedad. Los españoles que estábamos en primera línea corrimos a los búnkeres a cobijarnos de los fogonazos de más de 800 cañones que hacían agujeros tan grandes como plazas de toros. La tierra temblaba y el humo hacía difícil la visibilidad .Estábamos escondidos como ratas en el búnker, a 2,5 metros de profundidad. Todo era ruido, fuego, gritos, lodo, nieve y sangre. El termómetro no subía de los 25º bajo cero. Pese al frío, se sudaba, pero no se comía, ni se bebía, ni se fumaba, ni se daban los buenos días.
Muchos oficiales, en labores de vigilancia, fueron alcanzados con los primeros bombazos, dejando sin mando a la tropa. Fue ésta una de las claves de la batalla. Se decía que nunca caía un obús o un mortero donde ya había caído otro. Mentira. Caían por cientos, unos encima de otros, y al explotar esparcían metal caliente en todas direcciones. Cada una de las 800 bocas vomitaba fuego cada 10 segundos, el tiempo necesario para cargar y disparar. Enseguida se sumaron los famosos organillos de Stalin, camiones con plataformas de artillería que disparaban consecutivamente, provocando un ruido atroz, como si fuesen órganos. Tanto poderío militar para el sector tan reducido por el que se peleaba era una barbaridad.
La División Azul estaba desplegada en el norte del pueblo de Krasny Bor, en un frente de 20 kilómetros de largo al sur del sitiado Leningrado. Desde 1941 los alemanes habían cercado la ciudad y, en su intento definitivo por acabar con el sitio, los soviéticos habían elegido Krasny Bor. Estábamos, pues, en el eje de su ataque. Mi unidad, unos 5.000 hombres -aproximadamente un tercio de los efectivos españoles, se encontraba allí.
Yo estaba incorporado como sargento a la Quinta Compañía del II Batallón del Regimiento 262, a las órdenes del capitán Teodoro Palacios, quien me destinó a la segunda sección, al mando del alférez Céspedes. A mi cargo tenía un pelotón reducido de 35 hombres. Venía de un larga experiencia en combate en primera línea adquirida en los frentes de Aragón, Madrid y Cataluña durante la Guerra Civil desde agosto de 1936, cuando tenía 17 años. Me enrolé en la División Azul en verano de 1942, en Logroño.
Cuando empezaron las hostilidades aquella mañana del 10 de febrero, en realidad hacía ya días que sabíamos que algo gordo se cocía en las filas rusas. En las trincheras, Radio Macuto informa con mucha antelación. Un ucraniano que se pasó al bando español en la noche del 9 de febrero fue la señal inequívoca de que el ataque era inminente: llevaba ropa interior nueva, una costumbre local antes de la batalla para morir limpios y puros si caían abatidos en combate. Entendimos rápidamente que en pocas horas empezaría el baile. Había tensión, pero no miedo.
El fuego de artillería duró más de dos horas, en las que se produjo la mitad de las bajas del día. Al cesar la artillería, comenzaron las pasadas de la aviación enemiga, que hostigaron especialmente a nuestra Quinta Compañía; sólo en el pelotón bajo mi mando hubo una decena de bajas, entre muertos y heridos, en las tres primeras horas. Otras compañías fueron literalmente trituradas.
Pese a que el avance terrestre del Ejército Rojo se produjo por cuatro líneas de penetración con una división en cada una,44.000 hombres en total, se toparon con serias dificultades. El calor de la artillería había dejado el acceso a nuestras nevadas posiciones como un completo barrizal por donde los carros de combate KV-1 y T-34 quedaban atascados y los esquiadores, empantanados.
Pero más importante fue que no esperaban nuestra respuesta. Creían que tras el bombardeo estaríamos todos muertos. Y lo que hicimos fue salir a nuestros puestos, emplazar las máquinas y recibirlos a fuego limpio. Las órdenes del capitán Palacios eran claras: "¡Resistir y resistir!".
Aunque la infantería rusa llegaba por oleadas, lo hacía muy desordenada y pudimos repeler los primeros ataques. Había que resistir hasta morir. Pero iban acumulándose las bajas; entre ellas la del alférez Céspedes. Si había heridos, se les evacuaba. Si había cadáveres, se apartaban para no pisarlos y se seguía disparando. El espectáculo era dantesco. Para coger una pistola y pegarse un tiro.
A media mañana, los rusos habían perforado el frente por tres sitios, pero los capitanes Campos, Oroquieta, Aramburu y Palacios resistían a duras penas con seis compañías muy debilitadas. La Luftwaffe no hacía acto de presencia; y la División SS Volkspolizei, situada en la media distancia, no podía auxiliar, pues debía aguantar para hacer frente a una previsible embestida rusa.
A mediodía estábamos prácticamente cercados por el flanco izquierdo. Mi sección, sin oficial al mando, era ya un islote con unos pocos supervivientes. Sólo pude atrincherarme y abrir fuego de costado. Primero con un único tubo de mortero que defendía Joaquín, un cabo de Ponferrada. Cubría su ojo izquierdo con una mano porque le habían pegado un tiro en la cara.
Nos retiramos por la trinchera de evacuación y regresé con dos soldados más para recuperar parte de la munición y alimentos del búnker y destruir el resto. Tiramos bombas de mano como locos. Al retirarnos al enclave donde resistía Palacios, éste me dijo: "¡Salamanca, desde este momento eres Medalla Militar!". Acto seguido acudí al sector del puesto de mando. Sólo quedaba operativo un fusil ametrallador, pero causó estragos.
Llegaban columnas con medio centenar de hombres que eran abatidos sistemáticamente. Disparábamos ferozmente, sin parar, esperando a que el enemigo se encontrase a menos de 100 metros, disparábamos al bulto. Pero hasta un ciego habría hecho blanco.
Toda la potencia de fuego de la máquina, 1.300 disparos por minuto, provocó una carnicería en las filas enemigas y nos mantuvo con vida. No es que nuestro cañón estuviese caliente, es que estaba al rojo vivo. En la refriega, tres veces cayó el soldado que la servía. Cuando un cuarto soldado me dijo con la mirada: «Sargento, ¿quiere usted que me maten?», decidí empuñar personalmente la ametralladora. Al cabo, los rusos acertaron con una granada de 120 que cayó ante el cañón. Salí despedido cuatro metros, perdiendo el conocimiento momentáneamente, la cara llena de sangre y metralla y una ceguera casi total por el alumbramiento del fogonazo. Fui evacuado al búnker. Luego supe que tenía también una herida de bala en la rodilla.
Sin munición, con la mayoría de los supervivientes heridos y los indemnes, agotados, el final estaba próximo. A las tres de la tarde, un soldado entró al búnker: "De parte del capitán, que salgáis todos; estamos hechos prisioneros". Los 25 heridos salimos y encontramos a otros 18 hombres con las manos en alto con el capitán Palacios al frente. Nos mandaron formar e hicieron un simulacro de fusilamiento pero sólo se tiraron como fieras sobre nuestros relojes y todo lo que llevábamos.
El trayecto hasta Kolpino, en fila de a tres, fue entre una alfombra de cadáveres. No nos trataron mal gracias a un jefe de escolta mongol que no debió de haber otro mejor en toda la Unión Soviética. Los 30 detenidos de Oroquieta, con los que enlazamos, recibieron toda suerte de golpes. Al llegar a Kolpino, un enloquecido grupo de mujeres rusas trató de atacarnos, pero el mongol las rechazó a culatazos.
Enseguida empezaron los interrogatorios, con las traducciones de un español enrolado en el Ejército soviético. Todo el afán del coronel ruso era saber qué armamento usábamos, hablándonos incluso de un arma secreta de Hitler. «Dice el coronel que habéis causado más de 14.000 bajas, y eso es imposible con ametralladoras y fusiles mauser corrientes», nos informó el republicano español.
Luego vino un cautiverio en campos de concentración que se alargó hasta 1954. Las estadísticas hablan de 2.252 bajas españolas (1.125 muertos, 91 desaparecidos y 1.036 heridos) en un solo día. Otras 1.000 se sumaron en los días posteriores. Aunque los españoles retrocedimos ese día tres kilómetros, los rusos no avanzaron más. Tras intensos combates, el mando soviético ordenó a sus fuerzas pasar a la defensiva. El frente quedó estabilizado durante un año.
La batalla de Krasny Bor, con una encomiable resistencia de nuestra División, el 10 de febrero se consiguieron tres de las ocho laureadas de la División Azul en la URSS- enterró una gran ofensiva posterior para romper el cerco de Leningrado. Los divisionarios que luchamos allí y estuvimos cautivos hasta 1954 no supimos qué ocurrió hasta el regreso a España, pero teníamos la creencia de que la ofensiva no había llegado más al sur que Krasny Bor.
EX NOTITIA VICTORIA
EX PLURIBUS UNUM
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- JoseLuis
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Pues no, servidor, que es "JoseLuis", con mayúsculas en las primeras letras del nombre, no tiene nada que ver con el tal "joseluis" (al menos en el FMG utilizaba el nick así, todo en minúsculas), del forete de la segunda guerra mundial, personaje que en su día también pululó en este Foro y del que fue banneado por las razones que dice: ser un sectario.
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- Yorktown
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ERA MI TIERRA MI AMADO PAIS
LUCHE POR ELLA DESDE QUE NACI
NACION QUE NUNCA DEBIA MORIR
ALCE MI BRAZO
COGI MI FUSIL
RECUERDO A MIS PADRES
AL VERME PARTIR
EN SUS ROSTROS VEIA QUE IBA A MORIR
RECUERDO ESE TREN
VIAJAR HACIA EL NORTE
MONTAÑAS NEVADAS EN EL HORIZONTE
RECUERDO ESAS MARCHAS
POR SUELO NEVADO
SAGRADAS BANDERAS
AL VIENTO HONDEANDO
RECUERDO ENEMIGOS EN OLEADAS
SUS CARAS DE ODIO FUERON APAGADAS
RECUERDO A MI HERMANO EN LA DIVISION
MATANDO Y MURIENDO POR NUESTRA NACION
RECUERDO CANCIONES DE GUERRA EN BATALLA
A LOS HIJOS DEL SOL NADIE NOS PARA
RECUERDO A ESE CHICO CORRER HACIA EL TANQUE
SALVARNOS LA VIDA Y VOLAR POR LOS AIRES
RECUERDO A ESE JOVEN CARGAR CON MI CUERPO
OYENDO LAS BALAS SILBAR EN EL VIENTO
RECUERDO A MI AMIGO HERIDO DE MUERTE
EN LAS TRINCHERAS RESISTIENDO POR SIEMPRE.
RECUERDO LA SANGRE CORRER EN MI FRENTE
RECUERDO LA MUERTE VENIR DESDE EL ESTE
RECUERDO ESA BALA EN MI CORAZON
RECUERDO QUE YO CAI EN KRASNY BOR
El relato y la foto es copiado de GONZALO en
http://www.zweiterweltkrieg.org/phpBB2/ ... php?t=1313
Saludos.
LUCHE POR ELLA DESDE QUE NACI
NACION QUE NUNCA DEBIA MORIR
ALCE MI BRAZO
COGI MI FUSIL
RECUERDO A MIS PADRES
AL VERME PARTIR
EN SUS ROSTROS VEIA QUE IBA A MORIR
RECUERDO ESE TREN
VIAJAR HACIA EL NORTE
MONTAÑAS NEVADAS EN EL HORIZONTE
RECUERDO ESAS MARCHAS
POR SUELO NEVADO
SAGRADAS BANDERAS
AL VIENTO HONDEANDO
RECUERDO ENEMIGOS EN OLEADAS
SUS CARAS DE ODIO FUERON APAGADAS
RECUERDO A MI HERMANO EN LA DIVISION
MATANDO Y MURIENDO POR NUESTRA NACION
RECUERDO CANCIONES DE GUERRA EN BATALLA
A LOS HIJOS DEL SOL NADIE NOS PARA
RECUERDO A ESE CHICO CORRER HACIA EL TANQUE
SALVARNOS LA VIDA Y VOLAR POR LOS AIRES
RECUERDO A ESE JOVEN CARGAR CON MI CUERPO
OYENDO LAS BALAS SILBAR EN EL VIENTO
RECUERDO A MI AMIGO HERIDO DE MUERTE
EN LAS TRINCHERAS RESISTIENDO POR SIEMPRE.
RECUERDO LA SANGRE CORRER EN MI FRENTE
RECUERDO LA MUERTE VENIR DESDE EL ESTE
RECUERDO ESA BALA EN MI CORAZON
RECUERDO QUE YO CAI EN KRASNY BOR
Tras la batalla de Krasny Bor, a Oroquieta le dieron por muerto, e incluso, la prensa de la época publicó, por expreso deseo de la familia, las correspondientes esquelas mortuorias.. Tras once largos años de cautiverio en la antigua Unión Soviética, el capitán Oroquieta regresó a España en el buque "Semiramis", junto a otros 247 camaradas de la División y 34 españoles internados en Rusia por diversos motivos.
Según parece Oroquieta dió a conocer a su familia que se encontraba vivo por medio de un mensaje introducido en una pastilla de jabón y que les hizo llegar un prisionero italiano que había sido liberado.
PRIMER MENSAJE ENVIADO CLANDESTINAMENTE A ESPAÑA
Queridos padres y hermanos: Aprovecho la ocasión para enviaros estas cortas líneas. Fuí hecho prisionero el 10 de febrero de 1943, herido, y permanezco moral y coporalmente como antes. Envio respetuosos saludos a mis superiores amigos y conocidos -Muchos besos y abrazos a abuela y tíos y para vosotros muchos besos y abrazos de vuestro hijo y hermano que espera veros pronto, GERARDO - 10-III-46
Este mensaje en un pequeño trozo de papel tuvo l virtud de anunciar la resurrección, tres años más tarde, del Capitán Oroquieta, a quien se dió por muerto en la acción de Krasny-Bor.
El relato y la foto es copiado de GONZALO en
http://www.zweiterweltkrieg.org/phpBB2/ ... php?t=1313
Saludos.
We, the people...
¡Sois todos un puñado de socialistas!. (Von Mises)
¡Sois todos un puñado de socialistas!. (Von Mises)
- caudete
- Teniente
- Mensajes: 998
- Registrado: 02 Ene 2012, 16:13
Yorktown escribió:ERA MI TIERRA MI AMADO PAIS
LUCHE POR ELLA DESDE QUE NACI
NACION QUE NUNCA DEBIA MORIR
ALCE MI BRAZO
COGI MI FUSIL
RECUERDO A MIS PADRES
AL VERME PARTIR
EN SUS ROSTROS VEIA QUE IBA A MORIR
RECUERDO ESE TREN
VIAJAR HACIA EL NORTE
MONTAÑAS NEVADAS EN EL HORIZONTE
RECUERDO ESAS MARCHAS
POR SUELO NEVADO
SAGRADAS BANDERAS
AL VIENTO HONDEANDO
RECUERDO ENEMIGOS EN OLEADAS
SUS CARAS DE ODIO FUERON APAGADAS
RECUERDO A MI HERMANO EN LA DIVISION
MATANDO Y MURIENDO POR NUESTRA NACION
RECUERDO CANCIONES DE GUERRA EN BATALLA
A LOS HIJOS DEL SOL NADIE NOS PARA
RECUERDO A ESE CHICO CORRER HACIA EL TANQUE
SALVARNOS LA VIDA Y VOLAR POR LOS AIRES
RECUERDO A ESE JOVEN CARGAR CON MI CUERPO
OYENDO LAS BALAS SILBAR EN EL VIENTO
RECUERDO A MI AMIGO HERIDO DE MUERTE
EN LAS TRINCHERAS RESISTIENDO POR SIEMPRE.
RECUERDO LA SANGRE CORRER EN MI FRENTE
RECUERDO LA MUERTE VENIR DESDE EL ESTE
RECUERDO ESA BALA EN MI CORAZON
RECUERDO QUE YO CAI EN KRASNY BOR
De donde proceden estas letras?
[youtube]X_DmYr8UAE8[/youtube]
saludos
-
- General de Brigada
- Mensajes: 4151
- Registrado: 05 Mar 2011, 17:38
LXV aniversario de Krasny Bor
Que yo sepa esa cancion es del grupo de Oi! "Krasny Bor 1943" (vamos un grupo skinhead neo-nazi de Madrid), si es que no han copiado la cancion de alguien anterior (que no seria la primera vez).
- caudete
- Teniente
- Mensajes: 998
- Registrado: 02 Ene 2012, 16:13
LXV aniversario de Krasny Bor
Vael escribió:Que yo sepa esa cancion es del grupo de Oi! "Krasny Bor 1943" (vamos un grupo skinhead neo-nazi de Madrid), si es que no han copiado la cancion de alguien anterior (que no seria la primera vez).
Por eso lo digo estimado, , muchas canciones de estos grupos proceden de himnos o canciones que se cantaban por ejemplo en el frente en este caso de la Division Azul .
saludos
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- Cabo Primero
- Mensajes: 178
- Registrado: 11 Feb 2013, 03:44
LXV aniversario de Krasny Bor
Al menos El Mundo publico un articulo conmemorando la batalla. Grandes gestas las de estos valientes, tan vilmente traicionados, abandonados y olvidados por su patria.
Un familiar mio cayo en esta batalla. No olvidemos nunca sus historias!
Un familiar mio cayo en esta batalla. No olvidemos nunca sus historias!
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- Capitán
- Mensajes: 1264
- Registrado: 24 Dic 2007, 20:28
LXV aniversario de Krasny Bor
Quiero recordar que mientras estos que fueron a combatir por el nacional-socialismo contra el comunismo son recordados, los que lucharon por la democracia y la revolución en España fueron a Francia y África a luchar por la democracia, y pocos le recuerdan. Pero, ¿cómo vamos a recordar a los que se fueron cuando aún quedan más de 140.000 republicanos que comen tierra y olvido en las cunetas de todo el Estado?
- tercioidiaquez
- Mariscal de Campo
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- Registrado: 20 Ago 2005, 16:59
- Ubicación: En Empel, pasando frio.
LXV aniversario de Krasny Bor
Bueno, eso que lucharon por la democracia...por la revolución probablemente sí, pero por la democracia, me da a mí, que muchos de los que lucharon en el bando aliado, eran tan democrátas como los que lucharon contra los rusos. La diferencia es que estaban en el bando correcto, pero ellos de demócratas, mas bien poco.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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- Capitán
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LXV aniversario de Krasny Bor
Existe la democracia más allá de las instituciones burguesas, créeme. Pero de verdad que no quiero crear debate en este hilo, que fue creado para algo, solo recordar un hecho incontestable que no deja de atormentarme cuando en España la gente se llena la boca de democracia...
- tercioidiaquez
- Mariscal de Campo
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- Ubicación: En Empel, pasando frio.
LXV aniversario de Krasny Bor
También existe la democracia mas allá de tendencias políticas que entonces eran tan dictatoriales como los que tenían enfrente, y que en cambio ahora, a muchos en España, se les llena la boca diciendo que eran demócratas y que luchaban por la democracia cuando de haber podido, hubieran instalado una dictadura, igual que la que hubo en España, pero en lugar de matarte con la mano alzada, lo hubieran hecho con el puño en alto.
A mi no deja de atormentarme que hoy en día, todavía, intenten venderme la burra, cuando basta con ver las medidas democratizadoras, que algunos de los que militaron en la 9, hicieron aquí en España.
Así que pará mí, todos, igual de malos.
A mi no deja de atormentarme que hoy en día, todavía, intenten venderme la burra, cuando basta con ver las medidas democratizadoras, que algunos de los que militaron en la 9, hicieron aquí en España.
Así que pará mí, todos, igual de malos.
“…Las piezas de campaña se perdieron; bandera de español ninguna…” Duque de Alba tras la batalla de Heiligerlee.
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- General
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- Registrado: 28 Jul 2007, 18:18
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LXV aniversario de Krasny Bor
En 1936, en Espanya, nadie, pero nadie sabia siquiera escribir la palabra Democracia...bueno quizas 3 o 4 personas y pare usted de contar...
El resto al menos de los que hablablan de politica(el resto simplemente trabajaba, o se dedicaba a las labores del campo), eran unos dictadores en potencia, si bien algunos eran diestros otros caminaban por la siniestra
El resto al menos de los que hablablan de politica(el resto simplemente trabajaba, o se dedicaba a las labores del campo), eran unos dictadores en potencia, si bien algunos eran diestros otros caminaban por la siniestra
Voltaren!, Voltaren!!...a por ellos!! ..oe!!...a por ellos oe!!.
Uy!!..ya no, ahora no hay que subirles el sueldo
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