LONG ISLAND SOUND, 17 de agosto, 21:00h.
La división de contraporderos de Bayo acababa de dejar por su popa la isla de los pescadores y se lazaba a toda máquina por el Long Island Sound. A Bayo le habría gustado poder disminuir la velocidad para no levantar delatoras ondas de cabeza pero si quería tener alguna posibilidad de salir de aquella ratonera necesitaba toda la fuerza de su modernos y potentes destructores, en ese momento los mejores, sin duda, del mundo. Además pensaba que las condiciones favorables esta vez de la luna, al contrario de la Batalla de Santiago, y la posibilidad de que fueran confundidos con torpederos yankees, para ello había izado la bandera de las barras y estrellas, les permitiría llegar al menos hasta la puerta trasera del puerto de Nueva York, la temible “puerta del infierno”
La bahía, a pesar de la guerra, parecía tranquila y pudieron ver las luces de New Haven y de la costa norte de Long Island. Dos horas después el Furor hizo la señal convenida. En un muelle de la City Island Bayo había visto una gabarra amarrada que podían valerle. El Furor se abarloó a la gabarra y dos trozos de desemarco procedentes de los dos destructores, vestidos con uniformes del ejército americano capturados en Cuba, abordó el muelle y estableció un perímetro de seguridad. Ninguno de ellos sabía hablar inglés pero ese no era un problema; si alguien hacía demasiadas preguntas tenían que liquidarlo con las ballonetas que llevaban al cinto. Bayo les había ordenado que sólo utilizran sus revólveres Orbea, gentileza para esta operación especial del estado mayor de general Weyler, en caso estrictamente necesario.
Bayo, el cabo de 1ª obrero torpedista Cayetano Dueñas y parte de la dotacion trasbordó a la gabarra y comenzó una actividad frenética. Dos horas depués, las diez minas bustamante y cuatro torpedos, la mitad de la dotación de los destructores, estaban a bordo de la gabarra bien cubiertos con lonas. Bayo y su torpedista, que estaba preparando una especie de espoleta de retardo, quedaron a bordo de la gabarra mientras el Furor, al mando de su segundo comandante Manuel Bustamante, fijo una cable y comenzó a remolcar la gabarra a través del difícil paso de Little Bay y luego a estribor directamente hacia la Hell Gate. El Plutón se quedaría allí, al redoso del Ferry Point Parck, protegiendo la retirada. Si el Furor no había vuelto dentro de una dos horas y media, debería de tratar de escapar por el mismo sitio por donde habían venido.
El Furor entonces pasó entre las islas de los hermanos y enfiló la Hell Gate un, estrecho canal de uns dos mil metros de largo por 300 de ancho. Poco depués enfilaba el East River pasando al norte de la Blackwell's Island. La ciudad parecía adormilada y salvo algunos curiosos nadie sospechó que aquel pequeño barco que enarbolaba la bandera de la barras y estrellas. 15 minutos depués se encontraban a 1.000 metros del astillero de Brooklin. En ese momento desde el Navy Yard comenzoron a encenderse haces de proyectores e interrogaron al Furor por señales “What ship?”. El Furor comenzó a responder “Torpedero USS Foot de la Marina de los EEUU”…. La contreseña evidentemente no era la acordada. Desde el Navy Yard dudaron unos instante pero pronto el catitán de la compañía de guarnición que ya había sido alertada ordenó abrir fuego. Una lluvia de balas cayeron sobre el Furor y la gabarra con su peligrosa carga. Bayo consigió cubrirse pero el cabo torpedista Dueñas recibió dos impactos de bala, uno en el hombro y otro en el vientre. Poco depués el Furor abría fuego con su ligera pero potente artilleria de 2 cañones Nordenfelt de 75 mm semiautomáticos, 2 de 57mm y 2 de 37 mm automáticos y silenciaba los disparos que se le hacían desde el astillero.
Váyase teniente- Dijo el torpedista. Yo estoy herido. Y además alguien tiene que asegurarse de que esto llega a su sitio y explota.
Bayo comprendiendo la situación, hizo la señal convenida y se arrojó al agua. El Furor largo al remolque viró en redondo y comenzó a navegar hacia el norte mientras izaba a bordo a Bayo. La gabarra que aún conservaba arrancada, ayudada por la corriente del río, siguió descendiendo hacia el sur hsta que logró empotrarse contra a compuerta de dique seco nº 4 de Brooklin Navy Yard. El Furor continuó a toda la fuerza de sus máquinas hasta que llegó a Hell Gate. En su parte norte había una antigua fortaleza de los tiempo de la guerra de la independencia que también parecía despertar apresuradamente y buscaba con proyectores de arco. En ese momento el Plutón desde la parte este del canal comenzó un furioso cañoneo sobre el fuerte con todo el armamento de abordo. La confusión pareció adueñarse de la antigua fortaleza momento que el Furor aprovechó para unirse a la barahúnda, cruzar el canal y volverse a poner a la cabeza de la formación. Ya sólo les quedaba el fuerte de Totten otra antigua instalación de antes de la guerra civil, situado a unos 3.000 metros para tener un rumbo de franquía hacia el Long Islan Sound y la salida de la ratonera. Para que los dos buques pudieran hacer fuego en caza, el Plutón cayó un poco a estribor estableciendo una especie de línea de marcación y enfilaron el estrecho. Los haces del fuerte detectaron a la formación a unos mil metros y un disparo de cañón, sin duda de anticuada artillería, cayó corto por delante de ellos. Entonces ambos buques iniciaron otro furioso cañoneo sobre el fuerte que prácticamente quedó silenciado salvo algún esporádico disparo de artillería, hasta que enfilaron por delante de él a unos 500 metros y pusieron rumbo a norte.
En ese momento una gran explosión, que se escuchó hasta en Newark, New Jersey, iluminó la noche y conmovió toda la bahía. Por un momento se hizo de día y Bayo puedo ver como dejaban por la popa el fuerte Tottem y la ciudad de Nueva York.
Con las primeras luces del día 18 la agrupación de destructores enfilaba el Block Island Sound, a la salida de la bahía de Long Island. Durante las madrugada habían abierto fuego a algún molesto buque que se aproximó demasiado y contra la costa cuando algún proyector escrutaba el interior de la bahía. Ahora ya en franquía hacia mar abierto vieron humos por el sur, señal inequívoca de que unidades de guerra acudían a toda velocidad para tratar de interceptarles el paso. Pero con un andar de más de 28 nudos, los destructores españoles eran los barcos de guerra oceánicos más veloces del mundo y pronto las dejaron atrás. Entonces Bayo, tras dar las ultimas ordenes, hizo un gesto, apenas perceptible, a su segundo comandante. Ambos oficiales bajaron a la camareta y cerraron la puerta. Bayo se recostó en su cama y de algún sitio sacó un garrafita de cerámica, sacó dos vasos y los llenó hasta arriba. Bebió el suyo y se quedó pensativo…
-Maldita sea, Manolo –dijo. Esos estirados franceses tienen razón, el ron de la Martinica es el mejor ron del mundo.
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¡¡ Gloria a los Héroes !!
Laureada para el cabo de 1ª obrero torpedista Cayetano Dueñas
Cordiales saludos,
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jvs1965 escribió:Parece que hay tregua... ni un sólo post en 24 horas
Caballero, un compañero nuestro se había ofrecido a lanzar a Bayo a por NY, había que darle tiempo y saber como saldría la operación, para poder amoldar la historia.
Además, unas pequeñas vacaciones no vienen mal
PD Lo siento por los que le dan a la onicofagia...
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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WASHINGTON DC, 20 de agosto de 1898
El ataque realizado tres noches atrás a Nueva York había causado más revuelo mediático que daños. Una de las compuertas del Navy Yard había sido destruida y el dique seco dañado, afectando el incendio posterior a los diques aledaños. Pero el incendio había sido combatido con rapidez, y el resto de las instalaciones habían salido bien libradas, siendo la única baja, un artillero herido en fuerte Tottem. Sin embargo era preocupante que, una vez más, los españoles hubiesen logrado atacar de forma efectiva las costas del país.
Al gobierno McKinley no le quedó más remedio que, ordenar a las milicias estatales desplegarse a lo largo de miles de millas de la costa este, para así proteger los numerosos puertos de la zona. Decenas de miles de hombres recientemente reclutados, quedaron así inmovilizados en tareas secundarias. Por esta misma razón, los buques dañados en Santiago de Cuba fueron enviados al astillero de Bath Iron Works, en Bath.
A varios cientos de millas de allí, los contratorpederos que habían atacado Nueva York estaban en problemas. A bordo del Furor, una bomba de aire estaba fallando de forma irremediable, lo que obligo a ambos buques a dirigirse de nuevo a las Bermudas. Una vez allí, debían ser rápidos y fundir una pieza nueva antes de que, los británicos los internasen cumpliendo las leyes de neutralidad, cosa que Bayo sospechaba, harían a las primeras de cambio.
El ataque realizado tres noches atrás a Nueva York había causado más revuelo mediático que daños. Una de las compuertas del Navy Yard había sido destruida y el dique seco dañado, afectando el incendio posterior a los diques aledaños. Pero el incendio había sido combatido con rapidez, y el resto de las instalaciones habían salido bien libradas, siendo la única baja, un artillero herido en fuerte Tottem. Sin embargo era preocupante que, una vez más, los españoles hubiesen logrado atacar de forma efectiva las costas del país.
Al gobierno McKinley no le quedó más remedio que, ordenar a las milicias estatales desplegarse a lo largo de miles de millas de la costa este, para así proteger los numerosos puertos de la zona. Decenas de miles de hombres recientemente reclutados, quedaron así inmovilizados en tareas secundarias. Por esta misma razón, los buques dañados en Santiago de Cuba fueron enviados al astillero de Bath Iron Works, en Bath.
A varios cientos de millas de allí, los contratorpederos que habían atacado Nueva York estaban en problemas. A bordo del Furor, una bomba de aire estaba fallando de forma irremediable, lo que obligo a ambos buques a dirigirse de nuevo a las Bermudas. Una vez allí, debían ser rápidos y fundir una pieza nueva antes de que, los británicos los internasen cumpliendo las leyes de neutralidad, cosa que Bayo sospechaba, harían a las primeras de cambio.
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LONDRES, 22 de agosto de 1898
Por tercera vez, el primer ministro, Lord Salisbury se reunía con los almirantes Richards y Fisher, por supuesto con la asistencia de Lord Balfour, secretario, sobrino, y mano derecha del primer ministro.
La conversación, por supuesto, giraba en torno a la guerra hispano-americana.
-La ventaja española es ahora evidente, Lord Salisbury. –Dijo, el almirante Richards. –Ahora parece que están retrocediendo, y han retirado sus dos escuadras de la zona de operaciones. La escuadra de Reserva llego hace poco con los frutos de su ataque, y está en reparación. Y la Escuadra de Instrucción, su principal flota, esta de camino a la península.
Mi previsión es que, aprovecharan los próximos dos meses, la temporada de huracanes del Caribe, para reparar y mantener sus buques. Solo entonces volverán a emprender operaciones ofensivas.
-¿Podrán reponerse los norteamericanos en esos dos meses? Caballeros. –Pregunto Lord Balfour.
-Es difícil saberlo, Lord Balfour. –Respondió Fisher. –Según nuestros informes, dos de sus acorazados están muy dañados, y precisaran entrar en dique seco para reparar sus averías. El problema es que, los españoles han arrasado la mayor parte de los astilleros de la costa este, especialmente los relacionados con la construcción de buques de guerra de gran tamaño. Creo que será difícil repararlos antes de 4 ó 5 meses.
-¿Hay posibilidades de que, la guerra acabe en próximas fechas? –Preguntó a su vez Lord Salisbury.
-Es difícil decirlo. –Dijo Richards. –Pero yo creo que no. La diferencia de poder aun no es demasiado acusada. Los españoles llevan ventaja, y no cederán ahora, y la desventaja norteamericana aun no es demasiado acusada, y su potencia industrial es demasiado grande. Solo si uno de los dos logra una ventaja decisiva en el mar, podrán darse las circunstancias para la paz.
-Entonces… -Dedujo Lord Salisbury. –La guerra continuara, y nuestro comercio se verá afectado por la pérdida de un importantísimo mercado.
-Tal vez podamos presionarles para que, regresen a la paz, pero será difícil, al menos hasta que uno de los dos logre una ventaja decisiva. -Dijo Lord Balfour.
-¡Empezad a presionar y a poner trabas burocráticas a sus movimientos! -Ordeno el primer ministro. -¡Deben regresar al statu quo anterior a la guerra cuanto antes!
Por tercera vez, el primer ministro, Lord Salisbury se reunía con los almirantes Richards y Fisher, por supuesto con la asistencia de Lord Balfour, secretario, sobrino, y mano derecha del primer ministro.
La conversación, por supuesto, giraba en torno a la guerra hispano-americana.
-La ventaja española es ahora evidente, Lord Salisbury. –Dijo, el almirante Richards. –Ahora parece que están retrocediendo, y han retirado sus dos escuadras de la zona de operaciones. La escuadra de Reserva llego hace poco con los frutos de su ataque, y está en reparación. Y la Escuadra de Instrucción, su principal flota, esta de camino a la península.
Mi previsión es que, aprovecharan los próximos dos meses, la temporada de huracanes del Caribe, para reparar y mantener sus buques. Solo entonces volverán a emprender operaciones ofensivas.
-¿Podrán reponerse los norteamericanos en esos dos meses? Caballeros. –Pregunto Lord Balfour.
-Es difícil saberlo, Lord Balfour. –Respondió Fisher. –Según nuestros informes, dos de sus acorazados están muy dañados, y precisaran entrar en dique seco para reparar sus averías. El problema es que, los españoles han arrasado la mayor parte de los astilleros de la costa este, especialmente los relacionados con la construcción de buques de guerra de gran tamaño. Creo que será difícil repararlos antes de 4 ó 5 meses.
-¿Hay posibilidades de que, la guerra acabe en próximas fechas? –Preguntó a su vez Lord Salisbury.
-Es difícil decirlo. –Dijo Richards. –Pero yo creo que no. La diferencia de poder aun no es demasiado acusada. Los españoles llevan ventaja, y no cederán ahora, y la desventaja norteamericana aun no es demasiado acusada, y su potencia industrial es demasiado grande. Solo si uno de los dos logra una ventaja decisiva en el mar, podrán darse las circunstancias para la paz.
-Entonces… -Dedujo Lord Salisbury. –La guerra continuara, y nuestro comercio se verá afectado por la pérdida de un importantísimo mercado.
-Tal vez podamos presionarles para que, regresen a la paz, pero será difícil, al menos hasta que uno de los dos logre una ventaja decisiva. -Dijo Lord Balfour.
-¡Empezad a presionar y a poner trabas burocráticas a sus movimientos! -Ordeno el primer ministro. -¡Deben regresar al statu quo anterior a la guerra cuanto antes!
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CÁDIZ, 27 de agosto de 1896
La Escuadra de Instrucción acababa de atracar en Cádiz tras su campaña en aguas caribeñas. Los éxitos habían sido indudables, atrayendo lejos de la costa este de los EEUU, a las escuadras enemigas. Aun mejor, tras la ruptura del bloqueo propiciada por Villaamil, habían logrado dar caza a 5 de los bloqueadores, hundiendo 2, incluyendo el cañonero Helena, y capturando otros 3.
Posteriormente habían participado en la batalla que acabo con las fuerzas de invasión norteamericanas, bombardeado Tampa, y escoltado un convoy de suministros a la isla, antes de regresar a la península para mantenimiento.
Una larga cadena de éxitos, pensaba el ahora vicealmirante Manterola, mientras se dirigía en tren a Madrid. En su cartera, los detallados planes elaborados en La Habana por Weyler y él mismo.
¿Aceptaría el gobierno llevar a cabo un plan tan osado? –Pensaba mientras se dirigía a reunirse con los miembros del consejo de guerra. Formado por los ministros de marina, guerra, hacienda, y varios generales y almirantes. De hecho según le constaba, algunos de los últimos pedían ahora a gritos su puesto,al contemplar la victoria como una posibilidad real.
WASHINGTON, 31 de agosto de 1898
El embajador francés, Jules Martin Cambon, representante de los intereses españoles en Washington tras la partida del cuerpo diplomático español a causa de la guerra, había acudido a entrevistarse con el gobierno americano.
Unos días antes, el general Weyler había enviado un aviso a las Bahamas, donde entregaron un paquete dirigido a la embajada francesa con la lista de bajas, muertos, y prisioneros y su estado de salud que, los norteamericanos habían sufrido en Cuba. Por supuesto, con la promesa de que serían tratados conforme a las convenciones de la guerra.
Poco después, ya en una reunión informal, la conversación se dirigía hacia los avatares de la guerra, preguntando el embajador sobre las posibilidades de llegar a una paz en los meses.
-Señor secretario, los españoles han asestado un golpe muy duro y aún mantienen todo su potencial intacto. –Decía el embajador Cambon. –Ustedes por el contrario están teniendo graves problemas, ahora están en inferioridad, y sus costas están desprotegidas. Si quieren evitar nuevos daños a su economía, no les queda otra. Soliciten la paz y el regreso al statu quo anterior a la guerra.
-Señor embajador, aun seguimos siendo más fuertes. -Dijo el secretario. -En cuanto los españoles cometan un error los destrozaremos, y aun de no cometerlo, en unos meses nosotros habremos solventado el error de no prepararnos para la guerra con anterioridad, y seguiremos destrozándolos.
Las posibilidades de paz eran pocas, al menos de momento.
La Escuadra de Instrucción acababa de atracar en Cádiz tras su campaña en aguas caribeñas. Los éxitos habían sido indudables, atrayendo lejos de la costa este de los EEUU, a las escuadras enemigas. Aun mejor, tras la ruptura del bloqueo propiciada por Villaamil, habían logrado dar caza a 5 de los bloqueadores, hundiendo 2, incluyendo el cañonero Helena, y capturando otros 3.
Posteriormente habían participado en la batalla que acabo con las fuerzas de invasión norteamericanas, bombardeado Tampa, y escoltado un convoy de suministros a la isla, antes de regresar a la península para mantenimiento.
Una larga cadena de éxitos, pensaba el ahora vicealmirante Manterola, mientras se dirigía en tren a Madrid. En su cartera, los detallados planes elaborados en La Habana por Weyler y él mismo.
¿Aceptaría el gobierno llevar a cabo un plan tan osado? –Pensaba mientras se dirigía a reunirse con los miembros del consejo de guerra. Formado por los ministros de marina, guerra, hacienda, y varios generales y almirantes. De hecho según le constaba, algunos de los últimos pedían ahora a gritos su puesto,al contemplar la victoria como una posibilidad real.
WASHINGTON, 31 de agosto de 1898
El embajador francés, Jules Martin Cambon, representante de los intereses españoles en Washington tras la partida del cuerpo diplomático español a causa de la guerra, había acudido a entrevistarse con el gobierno americano.
Unos días antes, el general Weyler había enviado un aviso a las Bahamas, donde entregaron un paquete dirigido a la embajada francesa con la lista de bajas, muertos, y prisioneros y su estado de salud que, los norteamericanos habían sufrido en Cuba. Por supuesto, con la promesa de que serían tratados conforme a las convenciones de la guerra.
Poco después, ya en una reunión informal, la conversación se dirigía hacia los avatares de la guerra, preguntando el embajador sobre las posibilidades de llegar a una paz en los meses.
-Señor secretario, los españoles han asestado un golpe muy duro y aún mantienen todo su potencial intacto. –Decía el embajador Cambon. –Ustedes por el contrario están teniendo graves problemas, ahora están en inferioridad, y sus costas están desprotegidas. Si quieren evitar nuevos daños a su economía, no les queda otra. Soliciten la paz y el regreso al statu quo anterior a la guerra.
-Señor embajador, aun seguimos siendo más fuertes. -Dijo el secretario. -En cuanto los españoles cometan un error los destrozaremos, y aun de no cometerlo, en unos meses nosotros habremos solventado el error de no prepararnos para la guerra con anterioridad, y seguiremos destrozándolos.
Las posibilidades de paz eran pocas, al menos de momento.
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MADRID, 4 de septiembre de 1898
-Parece que el enemigo tiene un espía en la estación naval de Canarias- Decía el profesor Carrero, uno de los numerosos profesores e intelectuales, movilizados como analistas por el Sim que, ahora estaban inspeccionando los documentos obtenidos en el reciente ataque a la sede de la ONI. –Parece ser un oficial de marina, y su esposa también está metida en la traición.
-Hay que encontrar su nombre. –Respondió su supervisor, el licenciado Tobaruela. –Comunicare la noticia al Coronel Puigcerver para alertarle.
Durante los últimos días, el flujo de información logrado a través de los papeles obtenidos en Norfolk era enorme, sin embargo aún no se había tomado ninguna medida sobre los espías descubiertos. Esto se debía al miedo de perder la oportunidad de atraparlos a todos, si actuaban demasiado pronto. Cuando actuasen, se coordinarían las detenciones para llevarlas a cabo a la vez, impidiendo así fugas de información y evasiones.
Sin embargo, cuando el coronel Puigcerver recibió la noticia sobre el espía en la marina, decidió posponer toda actuación. En los días siguientes, la mayoría de los espías empezaron a ser controlados por efectivos del SIM o de la Guardia Civil y los Carabineros, y solo unos pocos que, fueron descubiertos cometiendo delitos comunes, serían arrestados.
Días después 8 agentes del SIM se trasladaban a Canarias, su misión era tanto descubrir al traidor si no lo lograban a través de la documentación, como prepararse para suministrarle información falsa.
Uno de ellos, el Tte. de navío Galiano, recién trasladado desde Bilbao, a la estación de Canarias, sería el gancho. Mientras el resto tratarían de averiguar si alguno de los allí destinados, pasaba la información averiguada a los EEUU.
-Parece que el enemigo tiene un espía en la estación naval de Canarias- Decía el profesor Carrero, uno de los numerosos profesores e intelectuales, movilizados como analistas por el Sim que, ahora estaban inspeccionando los documentos obtenidos en el reciente ataque a la sede de la ONI. –Parece ser un oficial de marina, y su esposa también está metida en la traición.
-Hay que encontrar su nombre. –Respondió su supervisor, el licenciado Tobaruela. –Comunicare la noticia al Coronel Puigcerver para alertarle.
Durante los últimos días, el flujo de información logrado a través de los papeles obtenidos en Norfolk era enorme, sin embargo aún no se había tomado ninguna medida sobre los espías descubiertos. Esto se debía al miedo de perder la oportunidad de atraparlos a todos, si actuaban demasiado pronto. Cuando actuasen, se coordinarían las detenciones para llevarlas a cabo a la vez, impidiendo así fugas de información y evasiones.
Sin embargo, cuando el coronel Puigcerver recibió la noticia sobre el espía en la marina, decidió posponer toda actuación. En los días siguientes, la mayoría de los espías empezaron a ser controlados por efectivos del SIM o de la Guardia Civil y los Carabineros, y solo unos pocos que, fueron descubiertos cometiendo delitos comunes, serían arrestados.
Días después 8 agentes del SIM se trasladaban a Canarias, su misión era tanto descubrir al traidor si no lo lograban a través de la documentación, como prepararse para suministrarle información falsa.
Uno de ellos, el Tte. de navío Galiano, recién trasladado desde Bilbao, a la estación de Canarias, sería el gancho. Mientras el resto tratarían de averiguar si alguno de los allí destinados, pasaba la información averiguada a los EEUU.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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WASHINGTON, 1 de septiembre de 1898
Una vez más, el gobierno americano se había reunido para debatir sobre la marcha de la guerra. Recientemente, un convoy española acababa de partir hacia Suez, para cruzar el canal rumbo a Filipinas. Lo componían 2 cruceros auxiliares, 3 transportes de tropas y 4 carboneros que, estaban siendo retenidos en Suez por los británicos. 4.000 hombres de refuerzo podían suponer un problema, aún mayor si se confirmaba que, en días posteriores lo seguiría el Pelayo y el Carlos V. Ppero esta noticia perdía interés ante las nuevas llegadas de España.
¡El Tte. Gral. Valeriano Weyler y Nicolau había sido cesado!
Era inexplicable, la destitución de un general victorioso era inexplicable, al menos para los militares. Los políticos, sobre todo el secretario Sherman, pronto encontraron una explicación.
-Es una ofrenda, señor presidente. –Decía el secretario Sherman dirigiéndose al presidente McKinley. –Los españoles destituyen a su mejor general como una concesión, y colocan a un general más contemporizador llamado Blanco, más dado a negociar con los rebeldes. Seguro que así, esperan poder negociar un regreso a la situación anterior a la guerra. Ahora mismo tienen la ventaja, y dan un paso atrás. Si respondemos igual, podremos entablar negociaciones.
-¿Y el envío de la escuadra de Cámara a Filipinas?
-Tardaran en llegar un mes y medio o dos meses. Su otra escuadra, la de Manterola, esta inmovilizada en Cádiz, para tareas de mantenimiento. Nos están dando esos dos meses de tiempo que, coincide con la época de huracanes en el caribe, para que recapacitemos.
-Entiendo, sin embargo, han atacado suelo estadounidense y arrasado algunas de nuestras ciudades. No podemos olvidar algo como eso. Debemos destrozar a España de una vez por todas.
-Sera difícil, señor presidente. –Intervino el secretario Hay. –Sin la ventaja naval tendremos problemas.
¿Cuál es el estado de los acorazados averiados?
-Han sido llevados a los astilleros de Bath para su reparación. –Respondió el almirante Montgomery Sicard. –El Oregon precisa cambiar el eje de la hélice, y la propia hélice. Si nuestras industrias cumplen lo prometido y construyen otro eje a tiempo, dos meses a lo sumo.
El Massachusetts está peor, sus juntas están en muy mal estado, y habrá que trabajar mucho en él. Así que estará fuera de servicio al menos medio año.
Eso significa que, cuando los españoles vuelvan a la carga tendremos ya en servicio al Oregon. –Dedujo el presidente. –O al menos estará próximo a estarlo.
Disponemos de un mes y medio de tiempo, busquen una forma de contraatacar y de reforzar a nuestras fuerzas del pacifico.
-En el pacifico ya disponemos de dos monitores oceánicos, uno, el Monadnock, ha sido desplazado a Guam para apoyar en su conquista, mientras el segundo fue destacado a Hawái para su protección. –Dijo el secretario Hay. –Tal vez podamos prescindir de un acorazado.
Precisaríamos al menos un acorazado. –Refrendo el almirante Sicard. –Ya que los cruceros acorazados son inferiores al Pelayo, incluso en velocidad, por diversos problemas. Así que debe ser un acorazado, y siempre acompañado por al menos dos o tres de los cruceros protegidos para igualar al Carlos V. Con eso podríamos igualar la potencia de la escuadra española, pero como mucho podemos enviar un crucero acorazado, e incluso así, a costa de perder la ventaja en el atlántico.
-Entonces que es lo que sugiere. –Pregunto el presidente a los secretarios Long y Hay.
-Podemos atacar a los españoles en su propio país. Utilizar los cruceros acorazados y protegidos, para bombardear ciudades como Bilbao y destruir los acorazados que, nos robaron, o Barcelona por su importancia económica. Mientras, preparamos un segundo ejército de invasión, esta vez sin prisas, y este invierno desembarcamos 100.000 hombres en Cuba, a unos kilómetros de La Habana. Así nuestra escuadra tendrá su base a unas decenas de millas y no nos enfrentaremos a los problemas logísticos de Santiago.
¿Y si emplean sus cruceros para atacar nuestras costas una segunda vez? –Pregunto Sherman.
-Defenderemos las costas con las milicias estatales. –Sentencio Long. –De momento, es lo único que podemos hacer.
Una vez más, el gobierno americano se había reunido para debatir sobre la marcha de la guerra. Recientemente, un convoy española acababa de partir hacia Suez, para cruzar el canal rumbo a Filipinas. Lo componían 2 cruceros auxiliares, 3 transportes de tropas y 4 carboneros que, estaban siendo retenidos en Suez por los británicos. 4.000 hombres de refuerzo podían suponer un problema, aún mayor si se confirmaba que, en días posteriores lo seguiría el Pelayo y el Carlos V. Ppero esta noticia perdía interés ante las nuevas llegadas de España.
¡El Tte. Gral. Valeriano Weyler y Nicolau había sido cesado!
Era inexplicable, la destitución de un general victorioso era inexplicable, al menos para los militares. Los políticos, sobre todo el secretario Sherman, pronto encontraron una explicación.
-Es una ofrenda, señor presidente. –Decía el secretario Sherman dirigiéndose al presidente McKinley. –Los españoles destituyen a su mejor general como una concesión, y colocan a un general más contemporizador llamado Blanco, más dado a negociar con los rebeldes. Seguro que así, esperan poder negociar un regreso a la situación anterior a la guerra. Ahora mismo tienen la ventaja, y dan un paso atrás. Si respondemos igual, podremos entablar negociaciones.
-¿Y el envío de la escuadra de Cámara a Filipinas?
-Tardaran en llegar un mes y medio o dos meses. Su otra escuadra, la de Manterola, esta inmovilizada en Cádiz, para tareas de mantenimiento. Nos están dando esos dos meses de tiempo que, coincide con la época de huracanes en el caribe, para que recapacitemos.
-Entiendo, sin embargo, han atacado suelo estadounidense y arrasado algunas de nuestras ciudades. No podemos olvidar algo como eso. Debemos destrozar a España de una vez por todas.
-Sera difícil, señor presidente. –Intervino el secretario Hay. –Sin la ventaja naval tendremos problemas.
¿Cuál es el estado de los acorazados averiados?
-Han sido llevados a los astilleros de Bath para su reparación. –Respondió el almirante Montgomery Sicard. –El Oregon precisa cambiar el eje de la hélice, y la propia hélice. Si nuestras industrias cumplen lo prometido y construyen otro eje a tiempo, dos meses a lo sumo.
El Massachusetts está peor, sus juntas están en muy mal estado, y habrá que trabajar mucho en él. Así que estará fuera de servicio al menos medio año.
Eso significa que, cuando los españoles vuelvan a la carga tendremos ya en servicio al Oregon. –Dedujo el presidente. –O al menos estará próximo a estarlo.
Disponemos de un mes y medio de tiempo, busquen una forma de contraatacar y de reforzar a nuestras fuerzas del pacifico.
-En el pacifico ya disponemos de dos monitores oceánicos, uno, el Monadnock, ha sido desplazado a Guam para apoyar en su conquista, mientras el segundo fue destacado a Hawái para su protección. –Dijo el secretario Hay. –Tal vez podamos prescindir de un acorazado.
Precisaríamos al menos un acorazado. –Refrendo el almirante Sicard. –Ya que los cruceros acorazados son inferiores al Pelayo, incluso en velocidad, por diversos problemas. Así que debe ser un acorazado, y siempre acompañado por al menos dos o tres de los cruceros protegidos para igualar al Carlos V. Con eso podríamos igualar la potencia de la escuadra española, pero como mucho podemos enviar un crucero acorazado, e incluso así, a costa de perder la ventaja en el atlántico.
-Entonces que es lo que sugiere. –Pregunto el presidente a los secretarios Long y Hay.
-Podemos atacar a los españoles en su propio país. Utilizar los cruceros acorazados y protegidos, para bombardear ciudades como Bilbao y destruir los acorazados que, nos robaron, o Barcelona por su importancia económica. Mientras, preparamos un segundo ejército de invasión, esta vez sin prisas, y este invierno desembarcamos 100.000 hombres en Cuba, a unos kilómetros de La Habana. Así nuestra escuadra tendrá su base a unas decenas de millas y no nos enfrentaremos a los problemas logísticos de Santiago.
¿Y si emplean sus cruceros para atacar nuestras costas una segunda vez? –Pregunto Sherman.
-Defenderemos las costas con las milicias estatales. –Sentencio Long. –De momento, es lo único que podemos hacer.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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seper33
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Última edición por seper33 el 25 Feb 2013, 02:20, editado 1 vez en total.
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Apónez
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Vael
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Apónez
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Vael escribió:¿Andalu o Manchego?.
Creo que hablamos de un Gazpacho valenciano más bien
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Vael
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Es que la has dejado a huevo. 
Entonces sera mejor una paella.
Entonces sera mejor una paella.
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jvs1965
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Gaspacher escribió:¡Deben regresar al statu quo anterior a la guerra cuanto antes!
Gaspacher, ya veo por donde vas.... o sea, que nada de protectorado en Hawai...
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jvs1965
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Gaspacher escribió:
-Parece que el enemigo tiene un espía en la estación naval de Canarias- Decía el profesor Carrero, uno de los numerosos profesores e intelectuales, movilizados como analistas por el Sim que, ahora estaban inspeccionando los documentos obtenidos en el reciente ataque a la sede de la ONI. –Parece ser un oficial de marina, y su esposa también está metida en la traición.
Consejo de guerra sumarísimo, paredón y tiro de gracia.¡No espero menos para semejante hdp (y su señora) en este relato!
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