Creo que si haces desaparecer a los espías a sueldo de Estados Unidos como delincuentes comunes, en Washington sospecharán que toda la red ha sido descubierta, las casualidades no existen. Evidentemente alguno de los informadotres pueden ser gentes de los bajos fondos, asociados a los barrios portuarios; pero aquellos que den información concreta sobre disposiciones de las defenas, no serán meros estibadores o carboneros.
Desde mi punto de vista es mucho mejor dejar entrever a los estadounidenses que sí, se capturó información sobre la red de espionaje, y por tanto, algunos de los escubiertos deben ser arrestados, juzgados, condenados y ejecutados; de modo que, salvo mejor opinión, algunos de los uniformados implicados actúen como agentes dobles, e incluso otros sean controlados sin conocimiento de éstos... de tal forma, si contiunúan pasando información veraz, sigan confiando en los a sus ojos no descubiertos. Seguro que los agentes de la ONI supervivientes de los ataques a Norfolk podrán atestiguar ante sus mandos que a buen seguro parte de los documentos se perdieron en los incendios, no siendo capturados por los españoles.
Respecto a un posible ataque a Bilbao, en busca de destruír o incluso recuperar alguno de las naves ahora en la LOBA, que mejor que como medida de precaución, descargar todo el combustible, y como no, dejar a pie de obra el suficiente para pequeños desplaamientos dentro de la ría... lo digo por que si han podido navegar, siempre que haya sido por sus medios, y al menos hasta Sable Island es gracias a la cantidad de carbón que se encontraba en los distintos astilleros.
Supongo que desde el Gobierno se habrá decidido reforzar las defensas de la ría, y a buen seguro se habrán dispuesto las medidas de minado adecuadas, creando canales tan solo aptos para el comercio marítimo e inhabilitando el paso de buques a partir de cierto calado; y que el tráfico comercial estará bajo estricto control de la Armada y de la Guardia Civil, y buques digamos no habituales del puerto bilbaino desviados a puertos alternativos... no sea que alguien nos haga una jugada como la del Capitán Bayo.
Respecto al bombardeo de Valencia y/o BArcelona, pues que quereís que os diga, obligaría a la Escuadra Estadounidense a cruzar por dos veces el Estrecho, a merced de la artillería de costa, y por que no, a un mal encuentro con los torpederos y otros medios ad hoc presentes en la zona.
Sin olvidarnos de los venerables Puigcerdà y Duque de Tetuán, monitor y batería flotante respectivamente. Por otro lado, existían un invento típico de la hispana improvisación, que a veces sale bien, como el caso de la boya portatorpedos dieñada por Antoni Sanjurjo... que también podría defender la ría de Bilbao.
LA TRADICIÓN
Volviendo a la Historia, bueno es recordar someramente los nombres que han llevado hasta ahora los submarinos de la Armada: la serie “A”, que fue la que inauguró el Arma Submarina en España, bien que perteneciente a dos tipos distintos, llevó los nombres de los precursores españoles de la navegación submarina: el de origen estadounidenses “A-0”, el de Isaac Peral, y los de diseño italiano, los de “Narciso Monturiol” para el “A-1” y “Cosme García” para el “A-2”, quedando el “A-3” sin nombre, aunque bien hubier! a podido llevar el de “Antonio Sanjurjo”, el industrial vigués que probó con todo éxito en la bahía de tan bonita ciudad su “boya portatorpedos” en los amargos días de 1898, cuando parecía probable una incursión de las escuadras estadounidenses contra las costas españolas, y faltaban desesperadamente los medios de lucha para oponerse a dicho ataque. Y es de señalar que la “boya” de Antonio Sanjurjo es el único prototipo de los precursores españoles de la navegación submarina que se conserva íntegro, actualmente y desde hace poco en el Museo Marítimo de Vigo, mientras que el de Peral, preservado en Cartagena, es poco más que un casco vacío, y nada se conserva de los ingenios de Cosme García ni de los de Monturiol, salvo réplicas, más o menos afortunadas de éstos últimos. En cualquier caso, entonces se quiso dejar bien sentado que España también había participado, activamente y con notorios éxitos, en el desarrollo de la navegación submarina, y que no éramos los españoles unos recién l! legados, aunque, por diversos motivos, tuviéramos que recurrir a la tecnología extranjera para disponer de nuestros primeros submarinos operativos. De hecho, tuvimos que seguir dependiendo de la tecnología exterior en las dos series siguientes, aunque fueran construidos en España: los seis buques clase “B” y los seis “C”. De todos ellos, sólo el “C-1” recibió la denominación de “Isaac Peral” cuando causó baja el “A-0”, dejando sin nombre al resto. La siguiente serie de submarinos de la Armada fueron los malhadados “D”, nacidos en unos tiempos muy difíciles, ninguno de los tres llevó nombre alguno, ni siquiera cuando, tras su modernización, los dos últimos se convirtieron en los “S-21” y “S-22”, pasando el “D-1”, que no tuvo tales mejoras, a ser el “S-11”. Antes que ellos, y en nuestra Guerra Civil, entraron en servicio dos submarinos en Italia, bautizados, de acuerdo con el sentir de los tiempos, con los nombres de dos generales del Ejército, los “Mola” y “Sanjurjo”. El fracasado pr! oyecto de época de la Autarquía de construir en España seis submarinos de la acreditada clase VII C de la Kriegsmarine, se quedó reducido al “G-7”, luego “S-01”, ex U-573 alemán que debió acogerse a aguas españolas durante la Segunda Guerra Mundial y fue luego adquirido por España e incorporado a su Armada. Que sepamos, ninguna de estas siete unidades llevó nunca nombre. En cuanto a las dos parejas de pequeños submarinos de asalto, también de diseño alemán y efectivamente construidos y entregados, se les conoció simplemente como “Foca” I y II y “Tiburón” I y II.
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Vale que la boya era en sí un poco trasto, pero si hubiera entrado en el plan de innovación adelantado a los acontecimientos, alguna cosa de provecho podría obtenerse.
Saludos