450mn al NOROESTE DE GUAHÁN II, 1 de noviembre de 1898Los cañoneros españoles estaban acortando distancias rápidamente con un Boston, ya dañado en meses anteriores. Con una velocidad inferior en dos o tres nudos a la de los buques españoles, al capitán Wildes no le quedó otra que aceptar el combate, pues quería evitar luchar en retirada cuando claramente sería alcanzado. Al menos, ahora podía usar la mayor parte de su artillería.
El fuego estaba resultando muy impreciso por ambas partes, aunque los disparos caían más y más centrados conforme se reducían las distancias. Las primeras bajas del día, sin embargo, no fueron resultado de un impacto. Dos meses atrás, uno de los cañones de 15 centímetros del Boston había resultado dañado, eligiendo ese momento para reventar al 18º disparo que realizaba. La explosión proyectaría restos de la pieza y el cierre hacia atrás, acabando con la vida de 4 artilleros e hiriendo a otros 7.
Para empeorar la situación, los cañones de tiro rápido españoles empezaron a alcanzar al buque norteamericano cuando estaban a unos 3.500mts de distancia, perforando su obra muerta para destrozar cañerías y conducciones de vapor, con lo que la velocidad del buque aun se resintió más.
En proa, el sargento Hungtinton, apuntaba uno de los grandes cañones de 20cm contra el primero de los buques españoles. El disparo estaba resultando sumamente difícil, no habiendo logrado acertar aun a los escurridizos buques españoles. Sin embargo cuanto más reducían la distancia, mayores eran las probabilidades de lograr un acierto. Gracias a ello, no tardo en colocar una granada de 20cm en el primero de los buques. Una vez alcanzado, la puntería se simplificaba, y poco después lograba alcanzar de nuevo al cañonero enemigo.
El Isla de Luzón estaba en problemas. Durante los primeros minutos de combate la suerte le había sonreído. Según parecía el Boston estaba en serios problemas, alcanzado en dos de sus cañones de 15cm
(1), el volumen de fuego del crucero protegido decreció rápidamente, facilitando la tarea de los cañoneros. Sin embargo ahora uno de los cañones de 20cm había logrado centrarlo, por lo que los daños empezaban a acumularse, resultando dañado el casco. Para empeorar las cosas, uno de los cañones de 15cm del Boston logro impactar cerca de uno de los cañones del Isla de Luzón, acabando con sus sirvientes. A pesar de todo, unos segundos más tarde los sirvientes de una de las piezas de babor ya estaban sustituyendo a los caídos y reanudando el fuego.
A las 16:50, tras casi 20 minutos de enfrentamiento, un nuevo impacto de los cañones norteamericanos, provoco un incendio a bordo del Isla de Luzón que, con daños en sus conducciones de vapor, empezó a perder velocidad.
Afortunadamente, el Isla de Cuba aún seguía en disposición de combatir, y en una osada maniobra, había salido de la línea española para acortar distancias rápidamente con el Boston y llegar a distancia de ataque de torpedos. Esto provoco inmediatamente la reacción del Boston que, dejo de disparar contra el Isla de Luzón para enfrentar la nueva amenaza. Gracias este respiro, el Isla de Luzón continuo el fuego e incluso empezó a acortar distancias él mismo.
Para el Boston la situación era muy mala, llegado desde la aleta de babor, el Isla de Cuba atacaba por el punto ciego de los cañones de 20cm, y únicamente podía ser enfrentado por uno de los de 15, toda vez que el otro había quedado destruido. Frente al capitán Wildes, se abrían dos opciones, virar a babor para mantener centrado al cañonero y enfrentarlo con más artillería, arrojaría su buque frente al otro cañonero español, algo inasumible.
Debido a esto, únicamente tardo unas milésimas de segundo en ordenar hacer todo a estribor para alejarse de los buques españoles. La maniobra sin embargo hizo perder el blanco a sus artilleros, mientras los españoles siguieron logrando impactos, principalmente con sus cañones de 57mm y tiro rápido, pero de vez en cuando, también con los más poderosos de 12cm.
Tras 38 minutos de combate, el Boston había resultado alcanzado por no menos de 9 proyectiles de 12cm, y 39 de 57mm, y estaba en graves problemas, habiendo sufrido más de 49 bajas, incluyendo 18 bajas mortales. Al menos ahora podía tirar con los dos cañones de 20cm, 2 de 15 y 1 de 10cm, recuperado meses antes del dañado Petrel para sustituir a uno destruido en Subic.
Sin embargo, y aunque la maniobra había alejado durante unos momentos al Boston de sus enemigos, el propio Isla de Cuba había virado a estribor para reducir la distancia con el buque norteamericano. Adoptando ahora una posición en cabeza de la división española.
Minutos más tarde, y a pesar de ser alcanzado el buque español, los primeros torpedos cayeron al agua, corriendo a gran velocidad en dirección al Boston que, no tuvo más remedio que meter caña para alejarse de ellos. Fue entonces cuando el Isla de Luzón logro alcanzar al Boston en su montaje de artillería principal, acabando con los sirvientes de los cañones y averiando estos.
Con graves daños, y perdida gran parte de la artillería, numerosas bajas a bordo, incluyendo al capitán Wildes, gravemente herido tras ser alcanzado el puente blindado por un disparo de 12cm, el Boston estaba perdiendo rápidamente su capacidad de combatir. Cuando uno de los disparos le alcanzo en la sala de máquinas, destruyendo una de sus calderas, esta aun se redujo más. También las vías de agua eran importantes, y los cañoneros españoles se acercaban de nuevo para un ataque con torpedos.
No quedaba otra que ordenar el abandono del buque.
A las 15:26, tras casi una hora de combate, el Boston era alcanzado por dos torpedos que lo enviaron rápidamente al fondo.
126 de sus tripulantes lograron abandonar el buque a tiempo, siendo recogidos por los cañoneros españoles. Su comandante Frank Wildes no se encontraba entre ellos.
Tampoco los cañoneros españoles habían salido indemnes del combate. el Isla de Luzón, alcanzado repetidas veces por los cañones enemigos, no tuvo más remedio que navegar hasta las islas Maug, donde fondeo para reparaciones. Mientras, el Isla de Cuba, alcanzado en 7 ocasiones, había perdido uno de sus cañones de 12cm, y sufrido daños menores en su obra muerta. Siendo las bajas españolas 47, incluyendo 21 muertos, la mayoría en el Isla de Luzón.
- Uno de ellos era el destruido por malfuncionamiento.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.