¿Intentar? Si podrían, localizar el convoy en alta mar es otra historia
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Gaspacher
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Si, buen trabajo en un 2 a 1 contra un buque que ya había librado dos duros combates y llevaba no pocos daños acumulados, incluyendo perdida de artillería, mientras ellos estaban frescos como lechugas...
¿Intentar? Si podrían, localizar el convoy en alta mar es otra historia
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Última edición por Gaspacher el 04 Ago 2013, 14:21, editado 1 vez en total.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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seper33
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Gaspacher escribió:2º Ejército, al mando del Tte. General Valeriano Weyler
Tremendo Ejército
¡Arde Misisipi!Los yankees han sido engañados en cuanto a las intenciones de Manterola, pero ¿no han tenido noticias de la concentración de semejante ejército? Las comunicaciones con este ejército desembarcado exigirán el dominio del seno mexicano y del estrecho de florida, lo que tendría que hacer inevitable tarde o temprano una batalla naval entre Manterola y Sampson. Los yankees, ya que han rechazado la paz, deberían de haber renunciado en el Pacífico a costa de Hawai, y haberse centrado en proteger el solar patrio en el Atlántico.
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Gaspacher
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seper33 escribió:Gaspacher escribió:2º Ejército, al mando del Tte. General Valeriano Weyler
Tremendo Ejército
El Misisipi, lo que se dice el Misisipi, va a ser que no
Los yankees han sido engañados en cuanto a las intenciones de Manterola,
Solo parcialmente
pero ¿no han tenido noticias de la concentración de semejante ejército?
Por supuesto que si, aunque desconocen la fecha de partida al quedarse sin espías en la zona
Las comunicaciones con este ejército desembarcado exigirán el dominio del seno mexicano y del estrecho de florida,
Tal vez... aunque no van al caribe
lo que tendría que hacer inevitable tarde o temprano una batalla naval entre Manterola y Sampson.
Es posible, pero ya veremos
Los yankees, ya que han rechazado la paz, deberían de haber renunciado en el Pacífico a costa de Hawai, y haberse centrado en proteger el solar patrio en el Atlántico.
Renuncia a un territorio recién anexionado, y desproteger la costa oeste, donde tienen el único acorazado que queda en construcción, sería demasiado oneroso
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Gaspacher escribió:Tal vez... aunque no van al caribe
¿ No estará pensando en atacar Nueva York ?.
Cordiales saludos,
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MADRID, 6 de noviembre de 1898
Durante los dos últimos meses las peleas partidistas se habían recrudecido, solo que en lugar de ser en el parlamento o en los círculos políticos, esta vez era en el ámbito militar.
Esto se debía a que en el aspecto político, nadie quería bajarse del carro de la victoria, pues el coste político sería dificil de admitir. Más aun por cuanto los liberales Maura y Gamazo, trataban de ejercer un ferrero control en el partido liberal. Un partido del que cada vez se sentían más alejados.
Pero en los círculos militares era distinto. Las presiones en uno u otro sentido eran vistas tan solo como divergencias menores, o ansias personales de protagonismo o simple deber patriótico. Si bien antes de la guerra, ningún general quería recibir un mando relacionado con esta, ya que la derrota era casi una realidad sin necesidad de luchar. Sin embargo, ahora que, los avatares de la guerra habían concedido cierta ventaja a las armas españolas, todos querían un mando en el que cimentar su carrera.
Así, el almirante Cervera había presionado para lograr el mando de la Escuadra de Instrucción en sustitución del almirante Manterola, mientras generales como Blanco, hacían otro tanto para lograr el mando en Cuba. Aunque estos dos no fueron los únicos que, trataron de conseguir un mando en esas fechas, si fueron los más importantes en cuanto a apoyos políticos y de la propia corona.
Sin embargo, el presidente Silvela, no estaba dispuesto a arriesgar el devenir de la guerra, dejándolo en manos ajenas a quienes ya se habían hecho acreedores de la confianza, en ellos depositada. Weyler, Manterola, y Cámara, serían los hombres encargados de llevar a cabo la siguiente fase de la guerra.
Sin duda, el precio político a pagar, sería enorme, pero esperaba que, la factura, no llegase hasta acabada la guerra.
Durante los dos últimos meses las peleas partidistas se habían recrudecido, solo que en lugar de ser en el parlamento o en los círculos políticos, esta vez era en el ámbito militar.
Esto se debía a que en el aspecto político, nadie quería bajarse del carro de la victoria, pues el coste político sería dificil de admitir. Más aun por cuanto los liberales Maura y Gamazo, trataban de ejercer un ferrero control en el partido liberal. Un partido del que cada vez se sentían más alejados.
Pero en los círculos militares era distinto. Las presiones en uno u otro sentido eran vistas tan solo como divergencias menores, o ansias personales de protagonismo o simple deber patriótico. Si bien antes de la guerra, ningún general quería recibir un mando relacionado con esta, ya que la derrota era casi una realidad sin necesidad de luchar. Sin embargo, ahora que, los avatares de la guerra habían concedido cierta ventaja a las armas españolas, todos querían un mando en el que cimentar su carrera.
Así, el almirante Cervera había presionado para lograr el mando de la Escuadra de Instrucción en sustitución del almirante Manterola, mientras generales como Blanco, hacían otro tanto para lograr el mando en Cuba. Aunque estos dos no fueron los únicos que, trataron de conseguir un mando en esas fechas, si fueron los más importantes en cuanto a apoyos políticos y de la propia corona.
Sin embargo, el presidente Silvela, no estaba dispuesto a arriesgar el devenir de la guerra, dejándolo en manos ajenas a quienes ya se habían hecho acreedores de la confianza, en ellos depositada. Weyler, Manterola, y Cámara, serían los hombres encargados de llevar a cabo la siguiente fase de la guerra.
Sin duda, el precio político a pagar, sería enorme, pero esperaba que, la factura, no llegase hasta acabada la guerra.
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CRUCERO AUXILIAR BUENOS AIRES, 7 de noviembre de 1898
Como todos los días, el Estado Mayor del general Weyler se reunía para planificar la venidera campaña.
-La caballería debe evitar las cargas a toda costa. –Explicaba al general Marco, comandante de la división de caballería. –En Cuba, los escuadrones de caballería fueron destrozados por unas pocas ametralladoras o por fuego de los modernos fusiles de repetición. Ni tan siquiera fue necesario un elevado número de infantes para rechazarlos. Simplemente el disparar muy rápido.
-Como vuecencia ordene. –Respondió Marco, conocedor de las dificultades de su misión. –De todas formas no podemos permitirnos perder tiempo en batallas.
-Exacto, general Marco. –Refrendo Weyler. –Tenemos un horario que cumplir, y debemos ser exactos, actuar con rapidez, y sin piedad. Su división tendrá por delante una tarea muy complicada, debe hacer cuanto pueda para cumplirla. Al menos, al punto de lograr el objetivo primario. A partir de ese momento, dependerá de Vd el ir a por el objetivo secundario o reunirse con el grueso del ejército. Dispondrá para ello de 3 brigadas de caballería, con 2 regimientos y 2 baterías de artillería de montaña cada una, como bien sabe. El último regimiento de caballería, el Montesa, permanecerá conmigo.
-General Melguizo, Vd tiene una doble tarea, muy complicada por lo demás. Dispondrá de la 3ª división para ello, con las brigadas VII, VIII, y IX. La Primera de ellas con los batallones Andalucía, Álava, e Isabel la católica, la segunda con los batallones de infantería de marina 1, 2, y 3, y la última con los regimientos de zapadores-minadores y las compañías de pontoneros. Además, dispondrá del 3er regimiento de artillería montada y de 4 baterías de asedio. Debe preparar las defensas, y sobre todo, profundizar el avance hacia el este. Eso dejara el camino de la escuadra expedito.
-Si mi general. –Respondió el susodicho. –Espero poder tomar el fuerte objetivo en 4 días a lo sumo. Dependerá de la rapidez con la que desembarquemos la artillería de sitio, y con la IX brigada espero avanzar rápido en las fortificaciones.
-Sobre eso no diré nada. Pero espero que sea muy rápido, y tengamos todo dispuesto a lo largo del primer día. Reservaremos los muelles para desembarcar la artillería y las monturas, mientras, la infantería desembarcara en los botes, reforzados para la ocasión por las barcazas que logremos capturar en la zona. Eso facilitara el desembarco. Los equipos y el resto de materiales serán desembarcados por las fuerzas en los días siguientes. Pero para entonces nuestras fuerzas deben estar ya avanzando hacia sus objetivos.
-El avance será difícil, mi general. –Intervino el general Sotomayor. –Arrastrar los cañones por esos caminos y bosques será muy duro, pero además nos pide que, capturemos los animales de tiro, y de granja. Perderemos tiempo.
-Entonces exijan más a sus hombres. –Respondió Weyler. –El enemigo no tardara en reaccionar, debemos aprovechar los pocos días de ventaja que logremos. Exprimiremos a los hombres al máximo. Tendremos unos 6 a 10 días de ventaja a lo sumo. Aprovechemos ese tiempo.
Recordad, yo me llevare el I cuerpo de ejército hacia el norte, con las divisiones 1, 2, y 3, cada una de ellas con 2 brigadas, así como dos regimientos de artillería montada, 2 baterías de asedio, y el regimiento de caballería Montesa.
Como todos los días, el Estado Mayor del general Weyler se reunía para planificar la venidera campaña.
-La caballería debe evitar las cargas a toda costa. –Explicaba al general Marco, comandante de la división de caballería. –En Cuba, los escuadrones de caballería fueron destrozados por unas pocas ametralladoras o por fuego de los modernos fusiles de repetición. Ni tan siquiera fue necesario un elevado número de infantes para rechazarlos. Simplemente el disparar muy rápido.
-Como vuecencia ordene. –Respondió Marco, conocedor de las dificultades de su misión. –De todas formas no podemos permitirnos perder tiempo en batallas.
-Exacto, general Marco. –Refrendo Weyler. –Tenemos un horario que cumplir, y debemos ser exactos, actuar con rapidez, y sin piedad. Su división tendrá por delante una tarea muy complicada, debe hacer cuanto pueda para cumplirla. Al menos, al punto de lograr el objetivo primario. A partir de ese momento, dependerá de Vd el ir a por el objetivo secundario o reunirse con el grueso del ejército. Dispondrá para ello de 3 brigadas de caballería, con 2 regimientos y 2 baterías de artillería de montaña cada una, como bien sabe. El último regimiento de caballería, el Montesa, permanecerá conmigo.
-General Melguizo, Vd tiene una doble tarea, muy complicada por lo demás. Dispondrá de la 3ª división para ello, con las brigadas VII, VIII, y IX. La Primera de ellas con los batallones Andalucía, Álava, e Isabel la católica, la segunda con los batallones de infantería de marina 1, 2, y 3, y la última con los regimientos de zapadores-minadores y las compañías de pontoneros. Además, dispondrá del 3er regimiento de artillería montada y de 4 baterías de asedio. Debe preparar las defensas, y sobre todo, profundizar el avance hacia el este. Eso dejara el camino de la escuadra expedito.
-Si mi general. –Respondió el susodicho. –Espero poder tomar el fuerte objetivo en 4 días a lo sumo. Dependerá de la rapidez con la que desembarquemos la artillería de sitio, y con la IX brigada espero avanzar rápido en las fortificaciones.
-Sobre eso no diré nada. Pero espero que sea muy rápido, y tengamos todo dispuesto a lo largo del primer día. Reservaremos los muelles para desembarcar la artillería y las monturas, mientras, la infantería desembarcara en los botes, reforzados para la ocasión por las barcazas que logremos capturar en la zona. Eso facilitara el desembarco. Los equipos y el resto de materiales serán desembarcados por las fuerzas en los días siguientes. Pero para entonces nuestras fuerzas deben estar ya avanzando hacia sus objetivos.
-El avance será difícil, mi general. –Intervino el general Sotomayor. –Arrastrar los cañones por esos caminos y bosques será muy duro, pero además nos pide que, capturemos los animales de tiro, y de granja. Perderemos tiempo.
-Entonces exijan más a sus hombres. –Respondió Weyler. –El enemigo no tardara en reaccionar, debemos aprovechar los pocos días de ventaja que logremos. Exprimiremos a los hombres al máximo. Tendremos unos 6 a 10 días de ventaja a lo sumo. Aprovechemos ese tiempo.
Recordad, yo me llevare el I cuerpo de ejército hacia el norte, con las divisiones 1, 2, y 3, cada una de ellas con 2 brigadas, así como dos regimientos de artillería montada, 2 baterías de asedio, y el regimiento de caballería Montesa.
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ISLAS BERMUDAS, 7 de noviembre de 1898
El Tte. Young observaba como la escuadra española repostaba carbón de un buque ingles llamado Restormel, anclado en las cercanías. Junto al crucero acorazado Colón, un pequeño chinchorro aguardaba el regreso del cónsul español en la zona, quien horas antes había acudido a encontrarse con Manterola, sin duda, con el mensaje de cambiar el destino de la escuadra tras el caso de los espías.
Casi al anochecer, cuando la escuadra española partió, pudo confirmar que no tomaban rumbo hacia Boston, sino hacia el este.
Era el momento de telegrafiar de nuevo a Washington.
WASHINGTON, 8 de noviembre de 1898
La escuadra española, localizada en las islas Bermudas, había cambiado su objetivo y ahora viajaba hacia el este, tal vez a Charleston o alguna otra ciudad de la costa este de la zona. Por supuesto, en cuanto se tuvieron noticias sobre la escuadra, las milicias que protegían los puertos de la zona, fueron puestas en alerta.
En Nueva York, el almirante Sampson, advertido de la presencia de la escuadra española en las Bermudas esa mañana, había puesto su escuadra en alerta, dispuesto a acudir a Boston en caso de ser necesario. Ahora, con las noticias de la partida de la escuadra hacia el este, partió hacia el sur, dispuesto a proteger los puertos de la zona o enfrentarse a los buques españoles.
Sus tripulaciones sin embargo empezaban a mostrar signos de fatiga muy evidentes. Obligados a mantener el bloqueo de Cuba durante cuatro meses, tuvieron que navegar hasta las Azores por el ataque a Chesapeake y Delaware, para a continuación poner rumbo a Bath por el ataque a esta localidad. No por ello pudieron descansar, pues desaparecidos los buques españoles de Cámara, tuvieron que volver al Caribe para perseguir a un Manterola que, ya había abandonado aquellas aguas para cuando llegaron. Luego, tras un corto descanso y escapando de los huracanares, otra vez al norte para proteger Boston de un ataque que no llegaría, y les obligaba a volver al sur.
Aunque pareciera mentira, sus buques estaban recorriendo incluso más millas que unos buques españoles que, por alejada que estuviese su metrópoli, únicamente habían dejado sus puertos para recorridos concretos, recibiendo un adecuado mantenimiento durante meses. Aun peor, a diferencia de los buques españoles, ellos no habían disfrutado de un periodo de mantenimiento previo a la nueva campaña.
El Tte. Young observaba como la escuadra española repostaba carbón de un buque ingles llamado Restormel, anclado en las cercanías. Junto al crucero acorazado Colón, un pequeño chinchorro aguardaba el regreso del cónsul español en la zona, quien horas antes había acudido a encontrarse con Manterola, sin duda, con el mensaje de cambiar el destino de la escuadra tras el caso de los espías.
Casi al anochecer, cuando la escuadra española partió, pudo confirmar que no tomaban rumbo hacia Boston, sino hacia el este.
Era el momento de telegrafiar de nuevo a Washington.
WASHINGTON, 8 de noviembre de 1898
La escuadra española, localizada en las islas Bermudas, había cambiado su objetivo y ahora viajaba hacia el este, tal vez a Charleston o alguna otra ciudad de la costa este de la zona. Por supuesto, en cuanto se tuvieron noticias sobre la escuadra, las milicias que protegían los puertos de la zona, fueron puestas en alerta.
En Nueva York, el almirante Sampson, advertido de la presencia de la escuadra española en las Bermudas esa mañana, había puesto su escuadra en alerta, dispuesto a acudir a Boston en caso de ser necesario. Ahora, con las noticias de la partida de la escuadra hacia el este, partió hacia el sur, dispuesto a proteger los puertos de la zona o enfrentarse a los buques españoles.
Sus tripulaciones sin embargo empezaban a mostrar signos de fatiga muy evidentes. Obligados a mantener el bloqueo de Cuba durante cuatro meses, tuvieron que navegar hasta las Azores por el ataque a Chesapeake y Delaware, para a continuación poner rumbo a Bath por el ataque a esta localidad. No por ello pudieron descansar, pues desaparecidos los buques españoles de Cámara, tuvieron que volver al Caribe para perseguir a un Manterola que, ya había abandonado aquellas aguas para cuando llegaron. Luego, tras un corto descanso y escapando de los huracanares, otra vez al norte para proteger Boston de un ataque que no llegaría, y les obligaba a volver al sur.
Aunque pareciera mentira, sus buques estaban recorriendo incluso más millas que unos buques españoles que, por alejada que estuviese su metrópoli, únicamente habían dejado sus puertos para recorridos concretos, recibiendo un adecuado mantenimiento durante meses. Aun peor, a diferencia de los buques españoles, ellos no habían disfrutado de un periodo de mantenimiento previo a la nueva campaña.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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PORT ORANGE, Florida, 13 de noviembre de 1898
La escuadra española había llegado a Daytona y Cocoa pasada medianoche, procediendo inmediatamente a botar varios botes en los que, dos destacamentos de 80 infantes de marina cada uno, se dirigieron a la costa.
Tras desembarcar, y mientras los botes les esperaban, los 80 soldados del destacamento de desembarco iniciaron la marcha, hasta llegar a las vías del ferrocarril de la zona. No tardaron en colocar varias cargas D en el puente del ferrocarril, y a lo largo de la línea férrea, volándola al tiempo que cortaban el hilo del telégrafo, antes de regresar a paso ligero a los buques.
La noticia del desembarco español y la voladura del ferrocarril en Port Orange llego a Sampson por medio de un mensaje heliográfico enviado desde las cercanías de la ciudad de Savannah. Estaban muy cerca de los buques españoles que, como esperaba, se dirigían ahora a Cuba.
Tras reembarcar los infantes de marina, esa misma tarde la Escuadra de Instrucción tomaba rumbo sur. Con ello Materola esperaba agotar a los marineros norteamericanos, de forma que cuando se lanzase la operación Midas, la escuadra norteamericana estuviese agotada.
Esa noche, nadie advirtió que el Vizcaya, y los cruceros auxiliares, Rápido Patriota, y Meteoro, variaban el rumbo para dirigirse de nuevo al este, hacía algún lugar al norte de las Bermudas. El día 17 se reunirían con el convoy procedente de España, poniendo rumbo al noroeste.
También los contratorpederos se separarían de la escuadra dirigiéndose a La Habana. Allí se reunirían con los 2 contratorpederos allí destacados, el cañonero Conde de Venadito, el cañonero torpedero Temerario, y los yates auxiliares capturados a los norteamericanos dos meses atrás, una fuerza de torpederos en toda regla.
La escuadra española había llegado a Daytona y Cocoa pasada medianoche, procediendo inmediatamente a botar varios botes en los que, dos destacamentos de 80 infantes de marina cada uno, se dirigieron a la costa.
Tras desembarcar, y mientras los botes les esperaban, los 80 soldados del destacamento de desembarco iniciaron la marcha, hasta llegar a las vías del ferrocarril de la zona. No tardaron en colocar varias cargas D en el puente del ferrocarril, y a lo largo de la línea férrea, volándola al tiempo que cortaban el hilo del telégrafo, antes de regresar a paso ligero a los buques.
La noticia del desembarco español y la voladura del ferrocarril en Port Orange llego a Sampson por medio de un mensaje heliográfico enviado desde las cercanías de la ciudad de Savannah. Estaban muy cerca de los buques españoles que, como esperaba, se dirigían ahora a Cuba.
Tras reembarcar los infantes de marina, esa misma tarde la Escuadra de Instrucción tomaba rumbo sur. Con ello Materola esperaba agotar a los marineros norteamericanos, de forma que cuando se lanzase la operación Midas, la escuadra norteamericana estuviese agotada.
Esa noche, nadie advirtió que el Vizcaya, y los cruceros auxiliares, Rápido Patriota, y Meteoro, variaban el rumbo para dirigirse de nuevo al este, hacía algún lugar al norte de las Bermudas. El día 17 se reunirían con el convoy procedente de España, poniendo rumbo al noroeste.
También los contratorpederos se separarían de la escuadra dirigiéndose a La Habana. Allí se reunirían con los 2 contratorpederos allí destacados, el cañonero Conde de Venadito, el cañonero torpedero Temerario, y los yates auxiliares capturados a los norteamericanos dos meses atrás, una fuerza de torpederos en toda regla.
Última edición por Gaspacher el 04 Ago 2013, 14:54, editado 1 vez en total.
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Adelante Gaspacher !! 
A por ellos, que estos tocineros son pocos y cobardes 
A por ellos, que estos tocineros son pocos y cobardes -
Gaspacher
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GUAHÁN, 14 de noviembre de 1898
Las fuerzas del general Wesley Merrit estaban en problemas. Diversas partidas de guerrilleros continuaban activas en la isla, lo que imposibilitaba el seguir la campaña en otras islas. Había que mantener una guarnición en la isla y acabar con la resistencia de una vez por todas. Aun peor, durante los diez últimos días, un tirador español había abatido a sendos soldados en la propia Apra. Siempre un único disparo sobre un soldado cualquiera, no importaba que fuese oficial o soldado raso. Sonaba un seco disparo, y uno de los soldados caía abatido. Luego se hacia el silencio hasta el día siguiente.
De nada habían servido las batidas para encontrarlo. Tras cada disparo la artillería bombardeaba la zona desde la que, creían podían haber partido los disparos en esa ocasión, pues el tirador parecía cambiar de posición tras cada disparo. Igualmente, las ametralladoras y los fusileros regaban la jungla con cientos de disparos, siempre sin ningún resultado. Igualmente, cientos de hombres, se adentraban en la jungla, y buscaban a conciencia por la zona, y nada. Siempre volvían con las manos vacías.
Para el soldado Moreno Antich, los últimos días habían supuesto un desafío más, algo a lo que ya estaba acostumbrado tras los encuentros de las semanas anteriores con los norteamericanos. En Libugo, se había encontrado con el cabo Sancho, un turolense del maestrazgo, considerado uno de los mejores tiradores de la compañía. Para asombro suyo, el uniforme de Sancho casi había desaparecido casi por completo, según parecía, desgarrado semanas atrás, el cabo había sustituido o más bien reforzado gran parte del uniforme por medio de un saco de arpillera, cuidadosamente recortado y cosido sobre este con hilo de palomar. Lo mejor de todo era que como resultado, el cabo era casi invisible a menos que se moviera. (1)
Por este motivo poco después el propio Moreno conseguía su propia arpillera y empezaba a cubrir su uniforma con ella. Incluso se apoderaron de otros dos sacos para cubrir con ellos su torso y cabeza. Solo cuando hubieron acabado se dirigieron a las posiciones enemigas. El cabo Sancho tenía un plan.
Al llegar a ellas, siempre moviéndose durante la noche, inspeccionaron los alrededores del puerto con sumo cuidado. La distancia era grande (2), más de 400 metros, pero ambos eran buenos tiradores y estaban preparados para realizar su trabajo. El primer día desde el puesto de observación elegido, inspeccionaron detalladamente una zona que ya conocían seleccionando varios puestos de tiro, haciendo especial hincapié en que no fuesen demasiado evidentes. Aprovecharon también para cavar varios refugios cuidadosamente camuflados con ramas entrelazadas, o agrandar grietas naturales para dicho fin.
El segundo día ya en uno de dichos puestos el cabo selecciono cuidadosamente un blanco, un soldado que estaba cuidando varias monturas a lo lejos, en las afueras de Piti. Se tomó su tiempo y apunto cuidadosamente, era imperativo no fallar pues no habría segunda oportunidad. La distancia era grande, más de 600 metros. Debido a esto cuando Sancho disparo, los soldados norteamericanos observaron cómo caía su compañero incluso antes de oír el seco estampido del disparo.
Tras unos minutos de desconcierto, decenas de soldados salieron en busca del tirador. No sirvió de nada. Sancho y Moreno se habían quedado pegados al terreno, perfectamente camuflados. En alguna ocasión los norteamericanos pasaron muy cerca de ellos, pero no advirtieron su presencia.
Al caer la noche los tiradores cambiaron de posición, mientras aprovechaban para hacer sus necesidades y alimentarse. Al día siguiente le tocaba disparar a Moreno, quien abatiría a un ranchero. Era suficiente. El cabo Sancho tras mucho sopesarlo lo había decidido. Un muerto al día. Solo uno. Era muy simple, pero brutalmente efectivo.
Los soldados norteamericanos sabían que los tiradores estaban allí, en alguna parte. Al principio reaccionaron con miedo, se ocultaban y esperaban no ser los elegidos. Para cuando acabo la segunda semana, tomaban casi como una fiesta el momento en el que, abatido uno de sus compañeros, podían salir a campo abierto sin miedo. Psicológicamente, el regimiento de voluntarios de california, estaba al borde del colapso.
Las fuerzas del general Wesley Merrit estaban en problemas. Diversas partidas de guerrilleros continuaban activas en la isla, lo que imposibilitaba el seguir la campaña en otras islas. Había que mantener una guarnición en la isla y acabar con la resistencia de una vez por todas. Aun peor, durante los diez últimos días, un tirador español había abatido a sendos soldados en la propia Apra. Siempre un único disparo sobre un soldado cualquiera, no importaba que fuese oficial o soldado raso. Sonaba un seco disparo, y uno de los soldados caía abatido. Luego se hacia el silencio hasta el día siguiente.
De nada habían servido las batidas para encontrarlo. Tras cada disparo la artillería bombardeaba la zona desde la que, creían podían haber partido los disparos en esa ocasión, pues el tirador parecía cambiar de posición tras cada disparo. Igualmente, las ametralladoras y los fusileros regaban la jungla con cientos de disparos, siempre sin ningún resultado. Igualmente, cientos de hombres, se adentraban en la jungla, y buscaban a conciencia por la zona, y nada. Siempre volvían con las manos vacías.
Para el soldado Moreno Antich, los últimos días habían supuesto un desafío más, algo a lo que ya estaba acostumbrado tras los encuentros de las semanas anteriores con los norteamericanos. En Libugo, se había encontrado con el cabo Sancho, un turolense del maestrazgo, considerado uno de los mejores tiradores de la compañía. Para asombro suyo, el uniforme de Sancho casi había desaparecido casi por completo, según parecía, desgarrado semanas atrás, el cabo había sustituido o más bien reforzado gran parte del uniforme por medio de un saco de arpillera, cuidadosamente recortado y cosido sobre este con hilo de palomar. Lo mejor de todo era que como resultado, el cabo era casi invisible a menos que se moviera. (1)
Por este motivo poco después el propio Moreno conseguía su propia arpillera y empezaba a cubrir su uniforma con ella. Incluso se apoderaron de otros dos sacos para cubrir con ellos su torso y cabeza. Solo cuando hubieron acabado se dirigieron a las posiciones enemigas. El cabo Sancho tenía un plan.
Al llegar a ellas, siempre moviéndose durante la noche, inspeccionaron los alrededores del puerto con sumo cuidado. La distancia era grande (2), más de 400 metros, pero ambos eran buenos tiradores y estaban preparados para realizar su trabajo. El primer día desde el puesto de observación elegido, inspeccionaron detalladamente una zona que ya conocían seleccionando varios puestos de tiro, haciendo especial hincapié en que no fuesen demasiado evidentes. Aprovecharon también para cavar varios refugios cuidadosamente camuflados con ramas entrelazadas, o agrandar grietas naturales para dicho fin.
El segundo día ya en uno de dichos puestos el cabo selecciono cuidadosamente un blanco, un soldado que estaba cuidando varias monturas a lo lejos, en las afueras de Piti. Se tomó su tiempo y apunto cuidadosamente, era imperativo no fallar pues no habría segunda oportunidad. La distancia era grande, más de 600 metros. Debido a esto cuando Sancho disparo, los soldados norteamericanos observaron cómo caía su compañero incluso antes de oír el seco estampido del disparo.
Tras unos minutos de desconcierto, decenas de soldados salieron en busca del tirador. No sirvió de nada. Sancho y Moreno se habían quedado pegados al terreno, perfectamente camuflados. En alguna ocasión los norteamericanos pasaron muy cerca de ellos, pero no advirtieron su presencia.
Al caer la noche los tiradores cambiaron de posición, mientras aprovechaban para hacer sus necesidades y alimentarse. Al día siguiente le tocaba disparar a Moreno, quien abatiría a un ranchero. Era suficiente. El cabo Sancho tras mucho sopesarlo lo había decidido. Un muerto al día. Solo uno. Era muy simple, pero brutalmente efectivo.
Los soldados norteamericanos sabían que los tiradores estaban allí, en alguna parte. Al principio reaccionaron con miedo, se ocultaban y esperaban no ser los elegidos. Para cuando acabo la segunda semana, tomaban casi como una fiesta el momento en el que, abatido uno de sus compañeros, podían salir a campo abierto sin miedo. Psicológicamente, el regimiento de voluntarios de california, estaba al borde del colapso.
- La arpillera atrapaba la tierra e incluso pequeñas briznas de vegetación, y presentaba un aspecto irregular, similar al del terreno.
- Recordemos que, Polavieja había despejado una amplia zona de tiro.
Última edición por Gaspacher el 13 Dic 2014, 10:21, editado 1 vez en total.
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Llanero escribió:Gaspacher escribió:Tal vez... aunque no van al caribe
¿ No estará pensando en atacar Nueva York ?.
Cordiales saludos,
Quien sabe
aunque creo que no...PD Por hoy ya esta bien
PPD La ultima historia tenía que haber sido protagonizada por aquel sgto urquhart, pero como alguien lo mato, ahí va un valiente turolense...
PPD Un saco de arpillera (estopa)
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Llanero
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
¡ Qué emocionante se pone esto !. Me parece que Vuesa Merced, (corrijame si me equivoco), va a iniciar el ataque en Fort Lauderdale o sus cercanias (¿ Boca Ratón, Miami ?), tratando de cortar el sur de La Florida en dos. Enfrentandonos así con el ejercito enemigo en la zona.
Al mismo tiempo juega al "gato y el ratón" con Sampson. Si la escuadra de este es destruida, tendremos vía libre para hacer y deshacer a nuestro antojo.
Brillante estrategia por sú parte. No veo la hora de leer el desenlace.
Cordiales saludos,
Al mismo tiempo juega al "gato y el ratón" con Sampson. Si la escuadra de este es destruida, tendremos vía libre para hacer y deshacer a nuestro antojo.
Brillante estrategia por sú parte. No veo la hora de leer el desenlace.
Cordiales saludos,
ספרד תמיד עם ישראל
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seper33
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Hay un ejército yankee de 80.000 hombres en Tampa. Si el desembarco es algo más al norte se puede copar (Der kessel) ese ejército y derrotarlo antes de que los yankees puedan hacer algo, y ocupar la Florida. Si las cosas se alargan entonces una batalla entre Manterola y Sampson parecería inevitable.
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ventura
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
El objetivo es economico luego tendra que estar en el norte y parece ser que van con intencion de quedarse, lo cual al principio me hacia pensar en nueva orleans facil de de defender... pero si esta descartada. y parece ser que la flota va al norte pues quizas el objetivo sea Boston, entrando quizas via providence, y de paso haciendo una pequeña excursion a su fabrica de armas mas famosa.. Y luego obtener alguna posicion fortificada en alguna de las peninsulas de esa zona.
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ñugares
- General de Cuerpo de Ejército
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Si en principio el ataque era en Boston y después se les deja a los USA "ver" que los barcos van hacia el sur , lo ideal seria una vez que la escuadra USA va hacia el sur seria volver sobre nuestros pasos y caer sobre Boston que seria el sitio que ellos ni pensarían
Me estoy volviendo algo rebuscado , pero con estos diablos Españoles , piensa mal y acertaras
un saludo .
Me estoy volviendo algo rebuscado , pero con estos diablos Españoles , piensa mal y acertaras
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Año de Rojos , año de hambre , peste y piojos
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