OPERACIÓN MIDAS, DÍA 2Tras organizarse rápidamente, las fuerzas españolas se dividieron en 3 cuerpos e iniciaron el avance por tierra.
En la península de Cod, el general Martinegui quedo al mando de la División independiente, encargada de asegurar y fortificar la zona. Esta unidad estaba compuesta de los batallones de infantería Andalucía, Álava, e Isabel la Católica, del 3 regimiento de artillería Montada, y 6 baterías de sitio. Además, de los 2 regimientos de zapadores-minadores, los pontoneros, y varios destacamentos de la Guardia Civil y los 3 batallones de infantería de Marina.
Entre Bourne y Sandeich, los zapadores empezaron a cavar una larga trinchera de 11km de largo, aunque al construirla en zigzag la distancia aumento casi el doble. También se ocuparon de desbrozar el terreno, y tender alambradas a lo largo de esa zona. Una quíntuple línea de alambrada que, fue creciendo lentamente.
Otra de las labores de dicha fuerza de invasión, sería el apropiarse de alimentos de las granjas cercanas. Por lo que, la brigada de infantería de marina, inició un metódico saqueo de las granjas de los alrededores, apoderándose del ganado y sacos de alimentos que, eran trasladados a la península. No por ello dejarían de apoderarse de cualquier arma que, encontrasen en manos de los civiles o las fuerzas del orden
(1). En este primer día, las fuerzas asaltaron todas las granjas situadas a menos de 20km de la península. Toros, caballos, mulos, ovejas o cabras, y gallinas, grano y verduras o encurtidos y salazones, fueron algunas de las principales requisas que realizaron.
Por su parte, la VIII brigada, formada por los batallones Isabel la Católica, Álava, y Andalucía, reforzada por el 3er regimiento de artillería montada, ocupaba New Bedford. La ciudad era de buen tamaño, con cerca de 60.000 habitantes. Pero muchos de los varones habían partido hacia Nueva York el día anterior, en un intento de unirse a las milicias de dicha ciudad, toda vez que, las de Massachusetts debían reunirse en Boston, y quedaban al otro lado de las fuerzas invasoras.
Así pues, cuando los 2.000 hombres al mando de Martinegui llegaron a la ciudad, acompañados por los cruceros auxiliares San Francisco y Antonio López desde el mar, pudieron ocuparla sin demasiados problemas. Faltaba empero la artillería de sitio. Esta llegaría a lo largo de la noche. Por lo que acabaría posponiendo el ataque hasta el día siguiente. No por ello cejo en la lucha económica, destruyendo o desmontando las industrias textiles de la ciudad.
Mientras tanto, el grueso del ejército, bajo el mando directo del general Valeriano Weyler, inicio la marcha hacia el norte. El general Weyler quería que sus hombres recorriesen al menos 40km al día. Una marca más que reseñable. Su objetivo, sin embargo no era la gran ciudad de Boston que, se encontraba en su camino, sino una pequeña ciudad 220km al norte de esta, Bath. La ciudad en la que los norteamericanos estaban reparando dos de sus acorazados.
No por ello desperdiciarían las ocasiones de dañar la economía enemiga que, encontrasen en su camino. Un ejército de ese tamaño avanzaba en 2 columnas y ocupaba varios kilómetros de camino. Su primer alto, sería la localidad de Brockton, y Rockland respectivamente, a unos 35km de Plymouth. Boston estaba ya a tiro de piedra.
La división de caballería, compuesta por 3 brigadas de 2 regimientos cada una
(2), tenía una misión diferente. Su objetivo, las ciudades de Springfield, y Hatford, sedes de dos de las mayores industrias de armamento de los EEUU. Las mismas industrias que suministraban fusiles y revólveres a las fuerzas enemigas, situadas a unos 140km de su posición. Su comandante, el general de división Jaime Marco, quería recorrer ese camino en solo dos días, por lo que partieron a primera hora. 80 kilómetros les separaban de su primera parada, las localidades de Worcester y Webster, al sur de esta.
El recorrido era largo, por lo que tuvieron que dosificar a los animales. Así, tras una hora de recorrido los soldados desmontaron y siguieron caminando durante otra hora, dando así tiempo a sus caballos para descansar, antes de montar de nuevo. A media tarde, cuando aún faltaban dos horas para anochecer, las tropas de la división de caballería llegaban frente la ciudad de Worcester, cuyos 85.000 habitantes parecían dispuestos a resistir.
No tardaron en poner en posición los 24 cañones Plasencia de montaña que, transportaban en limonera, bastando unos pocos cañonazos que, regaron de metralla las posiciones enemigas, seguidos del ataque de los regimientos Alcántara, y Pavía, para poner en fuga a los cientos de defensores. Esa misma noche los soldados acampaban en la ciudad, empleando las últimas luces para acomodarse, dar algunos cuidados a los caballos. Algunos destacamentos, sin embargo tuvieron una labor diferente.
En su campaña de guerra a la economía enemiga, los soldados asaltaron los laboratorios Abbot, apoderándose de diversos equipos y documentación, antes de prenderles fuego. También destruyeron la embotelladora de bebidas gaseosas y cervezas de Polar Beverages, y las herrerías o empresas de maquinaria de la zona, destruyendo cuanto torno o banco de trabajo encontraron, cortando telégrafos y líneas telefónicas, y saqueando negocios y bancos.
Más al sur, la III brigada de caballería no tuvo tantos problemas al ocupar Webster, donde capturaron los animales de monta y de tiro. Pronto, dispusieron de una recua de más de 300 caballos y mulos tras de sí.
En el mar, los buques de transporte continuaban descargando municiones, medicinas, y suministros de todo tipo. Por su parte, el Vizcaya y los cruceros auxiliares Buenos Aires, Alfonso XIII, y San Francisco, bloqueaban la entrada al río Kennebeck, impidiendo la salida de los acorazados que, se estaban reparando en Bath. Mientras, el Meteoro y el Partiota habían acudido a las costas de Nueva York, donde bloqueaban la ciudad. El resto de cruceros auxiliares, culminaron su tarea de tender minas en la zona, pasando entonces a apoyar a las fuerzas de tierra en su avance.
Muchas de las pequeñas goletas pesqueras de la zona, serían capturadas y llevadas a Plymouth. Allí sus capturas serían requisadas, mientras las embarcaciones serían empleadas por los zapadores y pontoneros para las obras de los nuevos muelles. A lo largo del día, 3 vapores y un trasatlántico de bandera noruega y germana serían desviados de los puertos de Nueva York y Boston. En el caso del vapor Más difícil fue desviar un gran trasatlántico británico, pero ante el peligro de chocar con alguna de las minas tendidas por los buques en la zona, él propio capitán Cox, decidió cambiar su puerto de destino.
- Salvo uno o dos casos, la mayoría de policías y Sheriffs de la zona, huirían o entregarían sus armas ante unas fuerzas muy superiores. Solo en la población de Middleborough, se atrincherarían con ayuda de la población civil, desatándose un duro combate que, sería finalizado tras el bombardeo de las barricadas por una batería del 3er regimiento.
- El regimiento Montesa marchaba con el ejército de Weyler.
- En realidad, tan solo 9 minas fueron tendidas en los accesos a Nueva York, más por la amenaza que suponían que por sus propios efectos.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.