OPERACIÓN ROY
En esta ocasión, las fuerzas norteamericanas, convenientemente alertadas, no habían sido sorprendidas por la llegada de la escuadra enemiga.
Gracias a ello los cañones del fuerte respondieron con fuerza al ataque español, utilizando con profusión sus cañones de 20cm, en un intento de repeler el ataque al que eran sometidos por los 2 cruceros acorazados enemigos situados a más de 4.000 yardas de su posición. El intercambio de disparos continúo durante veinte minutos sin efectos aparentes por ninguna de las partes.
Los cañones norteamericanos, disponían de montajes eclipsables, generalmente modelo Buffington-Crozier. Estos montajes, elevaban la pieza sobre el parapeto de hormigón de forma hidráulica o mecánica, y con el retroceso del disparo basculaban atrás y abajo, ocultando el cañón totalmente o en parte, para su recarga de forma segura por parte de sus sirvientes que, nunca quedaban expuestos. Desgraciadamente para ellos, también hacía que el apuntador perdiese de vista el blanco y le era imposible corregir los disparos.
No lejos de allí, los hombres del 4º de Misisipi agregados al fuerte Morgan estaban intercambiando disparos con los lanchones a vapor que llevaban la fuerza de desembarco. Tan solo cuando las ametralladoras de los yates de apoyo abrieron fuego sobre las playas, los soldados se retirarían dejando atrás 23 muertos.
Poco después, y siempre cubiertos por el fuego naval, los pesqueros y pequeños vapores de cabotaje fueron tocando tierra en las finas arenas de la playa (1). Instantes después, los soldados embarcados a bordo, deslizaron por la proa las rampas construidas para facilitar el desembarque, para a continuación descender por ellas y recorrer los últimos metros hasta la playa, con el agua por la cintura. A las 08:30 la primera brigada de cazadores ya estaba en la playa.
No tardo su comandante, el general de brigada Verges en organizar sus fuerzas y marchar hacia el oeste, en dirección a la batería Bowyer, y tras ella, al fuerte Morgan. No sería una tarea fácil, sin embargo.
El general Vardaman, advertido de los asaltos españoles a otras baterías exteriores, había situado un batallón de voluntarios junto a esta. Poco después, los combates se sucedieron en las cercanías de la batería. Sus defensores, equipados con armas monotiro Springfield, compensaron la desventaja luchando desde las trincheras construidas preventivamente. Esto obligaría al general Verges a solicitar mediante heliógrafo, el bombardeo de las posiciones de la infantería por parte de la escuadra.
A las 09:50, tras una hora de feroz combate, la infantería española calo bayonetas y paso a la carga, mientras en la costa un pequeño chinchorro auxiliar, equipado con una ametralladora Nordenfelt de 11mm, barría las posiciones enemigas. 30 minutos después la batería estaba en manos españolas.
La I brigada de cazadores había sufrido 296 bajas, incluyendo 98 muertos. Las bajas de la milicia eran incluso superiores.
Una vez en manos españolas, los cruceros acorazados se aproximaron a menos de 1.000 metros de los viejos fuertes cuyos únicos cañones eran viejas piezas de ánima lisa (2), arrasándolos con sus cañones pesados y de tiro rápido hasta rendirlos. Esa misma tarde, tras limpiar la entrada a la bahía de torpedos fijos mediante botes auxiliares, los cruceros auxiliares se adentraban en la bahía, en la que los norteamericanos habían hundido sus buques para evitar su captura.
Durante toda la tarde y la noche, el 2º Cuerpo de Ejército estuvo desembarcando al sur de Mobile. Por supuesto lo más complicado, fue el desembarco de las piezas de artillería.
- Esa tarde serían puestos de nuevo a flote con la ayuda de la pleamar.
- En realidad, creo que estaban desartillados, pero con la guerra tan avanzada les he colocado algunas piezas sacadas de arsenales tipo Rodman o similar.