Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Sampson parece mas util en el sur no? aunque claro es otra pateadita.....
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Eso depende. Aunque pueda parecer más útil en el sur, la realidad es que, para cuando quiera llegar, el desembarco ya habrá finalizado, y los buques de transporte habrán regresado a Cuba.
Tal vez la opción más lógica, sea tratar de aplastar a Weyler en colaboración con Miles y Vernor en el norte, y una vez logrado eso, volver al sur.
Al menos eso creo.
Tal vez la opción más lógica, sea tratar de aplastar a Weyler en colaboración con Miles y Vernor en el norte, y una vez logrado eso, volver al sur.
Al menos eso creo.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Wake
Habría que dejar una pequeña fuerza ocupando la isla. En cuanto se firme el armisticio, "pa´la saca".
Cordiales saludos,
Habría que dejar una pequeña fuerza ocupando la isla. En cuanto se firme el armisticio, "pa´la saca".
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Mobile
Nueva Orleans
Cordiales saludos,
Nueva Orleans
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Última edición por Llanero el 16 Mar 2013, 00:46, editado 1 vez en total.
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Invierno en Massachusetts
Creo que fué el maestro Urquhart el que comentó que, muy posiblemente todas las operaciones se vean fuertemente perjudicadas por el clima de esos meses del año. Yo pienso igual que el. Vernor y Miles, a la primera nevada importante que caiga, lo van a tener "crudo".
Cordiales saludos,
Creo que fué el maestro Urquhart el que comentó que, muy posiblemente todas las operaciones se vean fuertemente perjudicadas por el clima de esos meses del año. Yo pienso igual que el. Vernor y Miles, a la primera nevada importante que caiga, lo van a tener "crudo".
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¿Tamos un poco vagos eh?, ¿donde está mi dosis? que tengo mono!!
Un saludo
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"Pienso que se presenta una importante crisis. Jamás hubo cosa tan valiente, tan generosa, tan noble, como la conducta de los asturianos"
Cámara de los comunes el 15 de julio de 1808
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¿Vagos?
No, algunos estamos de Fallas, pero bueno mientras espero que venga el de telep...
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OPERACIÓN ROY, día 4, 14 de diciembre de 1898
II CdE, Mobile
Mientras las fuerzas de la 5ª división continuaban descargando suministros en Mobile, el avance de la brigada de cazadores y la caballería continuaba sin descanso a lo largo de la línea del ferrocarril que unía Mobile con Nueva Orleans, habiendo capturado ya 2 trenes. Uno en la propia Mobile, y otro en Pascagoula, aunque ambos eran eminentemente de mercancías.
Aun sin amenazas visibles, el general Arolas pudo dedicar sus esfuerzos a preparar sus defensas y el centro de abastecimiento para el ejército, si todo marchaba según lo previsto, el Tte Gral Ochando debería iniciar la campaña del hambre en unos días, y a él le había tocado cubrir su retaguardia.
Así y todo, la brigada de caballería actuó incendiando los campos de la zona, aun sin sembrar, destruyendo graneros, aserraderos, y cuantos edificios comerciales encontraron a su camino. La economía de la zona, en la que primaban las pequeñas explotaciones ganaderas, principalmente de vacuno y lácteos, así como plantaciones de algodón, sufriría los efectos de la guerra con dureza, al ser saqueadas de recursos que, serían enviados a Mobile, o destruidos.
III CdE, Nueva Orleans
Gracias a las guarniciones situadas en los fuertes de Pike y Macom, la retaguardia del III Cuerpo de Ejército estaba segura, era sin embargo necesario avanzar en la conquista de la ciudad, y en asegurar el enlace con el II Cuerpo de Ejército.
Debido a esto, al amanecer los 9 obuses Mata emplazados hasta ese momento, abrieron fuego. Pronto las primeras granadas de 35 kilógramos de los obuses de 150mm, cayeron sobre los arrabales de la ciudad, barriendo sus viejos edificios. Mientras tanto, las piezas de artillería Sotomayor y los infantes tomaron posiciones alrededor de la ciudad, e iniciaron un intercambio de disparos con sus defensores.
Una vez más, las fuerzas españolas desistían de un costoso asalto y optaban por lanzar una tormenta de fuego sobre la ciudad.
Al mismo tiempo, desde Fort Macom saldría una columnas de voluntarios que ocuparía la cercana Pearlington y que, en días posteriores proseguiría para asegurar Waveland, y Bay St Louis, con su vía férrea.
Flotilla Barceló, Río Misisipi
El bombardeo del fuerte St Philip, sobre todo de la batería Endicott que poseía, y en menor medida del Fuerte Jackson, continuó durante todo el día. A pesar de ello, los daños en el fuerte fueron comedidos, al disparar las piezas españolas casi a ciegas. Aun así, al acabar el día su guarnición había sufrido ya, 89 bajas.
Cabo Cod
A media mañana, cuando el oleaje se calmó un poco, 5 pesqueros modificados se adelantaron rumbo a la bahía de Cod para buscar las minas depositadas semanas antes por las fuerzas españolas.
No tardaron en ser atacados por la artillería de los cañoneros o baterías flotantes dejadas atrás por la escuadra española (1). Por supuesto, esto obligo a Sampson a enviar a sus buques a proteger la operación, entablándose un duro combate entre los cruceros protegidos Newark, Cincinnati, y Atlanta.
Durante tres horas, el combate prosiguió a distancias superiores a los 5.000 metros, lo que convertía los pequeños remolcadores en poco más que motas en el horizonte. Además, circunscribía las piezas empleadas a los cañones medios, lo que aun dificultaba más su precisión. El combate continuó sin resultados a lo largo de la tarde, teniendo que lamentar el Newark dos impactos de 12cm que, no afectaron a su capacidad combativa.
Al caer la noche, los pesqueros ya habían abierto un camino entre las minas de la entrada, aun a costa de perder dos de las unidades. Con el camino abierto, los remolcadores armados buscaron refugio en la ensenada de Provincetown.
Aún quedaba buscar en las aguas interiores de la bahía, pero Sampson creía que podría lograrlo en uno o dos días como máximo.
Los artilleros que servían en las piezas de 150mm de costa, habían observado atentamente las maniobras navales durante todo el día. Incluso habían apuntado a uno de los cruceros protegidos americanos en algunos momentos, sin embargo, la distancia nunca fue menor de 7.000 metros al circunscribirse el desminado a las zonas cercanas a la costa de Plymouth, por lo que no dispararon.
Mejor reservarse para el día siguiente.
II CdE, Mobile
Mientras las fuerzas de la 5ª división continuaban descargando suministros en Mobile, el avance de la brigada de cazadores y la caballería continuaba sin descanso a lo largo de la línea del ferrocarril que unía Mobile con Nueva Orleans, habiendo capturado ya 2 trenes. Uno en la propia Mobile, y otro en Pascagoula, aunque ambos eran eminentemente de mercancías.
Aun sin amenazas visibles, el general Arolas pudo dedicar sus esfuerzos a preparar sus defensas y el centro de abastecimiento para el ejército, si todo marchaba según lo previsto, el Tte Gral Ochando debería iniciar la campaña del hambre en unos días, y a él le había tocado cubrir su retaguardia.
Así y todo, la brigada de caballería actuó incendiando los campos de la zona, aun sin sembrar, destruyendo graneros, aserraderos, y cuantos edificios comerciales encontraron a su camino. La economía de la zona, en la que primaban las pequeñas explotaciones ganaderas, principalmente de vacuno y lácteos, así como plantaciones de algodón, sufriría los efectos de la guerra con dureza, al ser saqueadas de recursos que, serían enviados a Mobile, o destruidos.
III CdE, Nueva Orleans
Gracias a las guarniciones situadas en los fuertes de Pike y Macom, la retaguardia del III Cuerpo de Ejército estaba segura, era sin embargo necesario avanzar en la conquista de la ciudad, y en asegurar el enlace con el II Cuerpo de Ejército.
Debido a esto, al amanecer los 9 obuses Mata emplazados hasta ese momento, abrieron fuego. Pronto las primeras granadas de 35 kilógramos de los obuses de 150mm, cayeron sobre los arrabales de la ciudad, barriendo sus viejos edificios. Mientras tanto, las piezas de artillería Sotomayor y los infantes tomaron posiciones alrededor de la ciudad, e iniciaron un intercambio de disparos con sus defensores.
Una vez más, las fuerzas españolas desistían de un costoso asalto y optaban por lanzar una tormenta de fuego sobre la ciudad.
Al mismo tiempo, desde Fort Macom saldría una columnas de voluntarios que ocuparía la cercana Pearlington y que, en días posteriores proseguiría para asegurar Waveland, y Bay St Louis, con su vía férrea.
Flotilla Barceló, Río Misisipi
El bombardeo del fuerte St Philip, sobre todo de la batería Endicott que poseía, y en menor medida del Fuerte Jackson, continuó durante todo el día. A pesar de ello, los daños en el fuerte fueron comedidos, al disparar las piezas españolas casi a ciegas. Aun así, al acabar el día su guarnición había sufrido ya, 89 bajas.
Cabo Cod
A media mañana, cuando el oleaje se calmó un poco, 5 pesqueros modificados se adelantaron rumbo a la bahía de Cod para buscar las minas depositadas semanas antes por las fuerzas españolas.
No tardaron en ser atacados por la artillería de los cañoneros o baterías flotantes dejadas atrás por la escuadra española (1). Por supuesto, esto obligo a Sampson a enviar a sus buques a proteger la operación, entablándose un duro combate entre los cruceros protegidos Newark, Cincinnati, y Atlanta.
Durante tres horas, el combate prosiguió a distancias superiores a los 5.000 metros, lo que convertía los pequeños remolcadores en poco más que motas en el horizonte. Además, circunscribía las piezas empleadas a los cañones medios, lo que aun dificultaba más su precisión. El combate continuó sin resultados a lo largo de la tarde, teniendo que lamentar el Newark dos impactos de 12cm que, no afectaron a su capacidad combativa.
Al caer la noche, los pesqueros ya habían abierto un camino entre las minas de la entrada, aun a costa de perder dos de las unidades. Con el camino abierto, los remolcadores armados buscaron refugio en la ensenada de Provincetown.
Aún quedaba buscar en las aguas interiores de la bahía, pero Sampson creía que podría lograrlo en uno o dos días como máximo.
Los artilleros que servían en las piezas de 150mm de costa, habían observado atentamente las maniobras navales durante todo el día. Incluso habían apuntado a uno de los cruceros protegidos americanos en algunos momentos, sin embargo, la distancia nunca fue menor de 7.000 metros al circunscribirse el desminado a las zonas cercanas a la costa de Plymouth, por lo que no dispararon.
Mejor reservarse para el día siguiente.
- Se habían retirado los 4 cañones González Hontoria del crucero auxiliar Ciudad de Cádiz, para armar con ellos otros tantos remolcadores.
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Un poco de motivación siempre funciona ...
Un saludo
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Mire Vd que como me enfade le dejo sin dosis!!!
OPERACIÓN ROY, día 5, 15 de diciembre de 1898
II CdE, Mobile
Durante este día, la 5ª división de infantería avanzo hacía el norte, ocupando Saravac y dinamitando el puente del ferrocarril que discurría en las cercanías sobre el río Mobile. Mientras, la brigada de cazadores continuo avanzando hacia el oeste, siguiendo el trazado del ferrocarril, e incluso, ayudándose de él para avanzar más deprisa. Gracias a esto, las primeras avanzadas llegarían a Pass Christian, controlando desde ese momento la vía férrea entre Mobile y Nueva Orleans. Gracias a ello, desde ese momento empezarían a menudear los envíos de suministros.
Allá por donde pasaban las fuerzas españolas, los animales de tiro y monta eran requisados para el ejército, y el ganado bovino para su envío a la ciudad, y su posterior embarque rumbo a Cuba. Los granjeros de la zona únicamente conservarían las aves, y pequeños animales de granja, a menos que, sirviesen para alimentar a los soldados. También la brigada de caballería participaría en las requisas, llegando a lugares tan alejados como Perkinston o Wiggins, antes de regresar con el producto de su rapiña.
En una zona con tantas granjas y pequeñas explotaciones como Alabama y Misisipi, pronto empezaron a acumularse decenas de cabezas de ganado.
III CdE, Nueva Orleans
Los combates en la ciudad de Nueva Orleans eran ahora muy comunes. Equipos de tiradores se habían distribuido por los alrededores de la ciudad, hostigando a los defensores con sus disparos. El desembarco de nuevas baterías de campaña, había aumentado las penurias a las que los defensores de la ciudad se veían sometidos.
Lo peor para los defensores, fue que ese día resultaron cortados los cables del telégrafo. La ciudad había quedado completamente rodeada, a excepción de un pequeño paso a través del río al sur de la ciudad que, desgraciadamente, no llevaba más que al pantano.
Al otro lado del lago, los batallones de voluntarios habían contactado con el II Cuerpo de Ejército, asegurando la ruta de suministros. La ofensiva podía reanudarse con fuerza.
Flotilla Barceló, Río Misisipi
Tras dos días de bombardeo ininterrumpido, Bustamante considero que las defensas norteamericanas ya debían estar lo suficientemente debilitadas como para proceder al cruce de los fuertes. Esa noche era luna nueva, lo que debía proyectar una oscuridad total sobre el río, solo atravesada por los reflectores con los que los defensores trataban de horadar la oscuridad.
Poco después de la media noche, la flotilla de cañoneros se puso en movimiento.
En cabeza, las lanchas más ligeras para abrir el camino, estas eran la Centinela, Estrella, Delgado, Dependiente, Lealtad, y Guardián. Las ligeras cañoneras de menos de 100tn, estaban generalmente armadas con ametralladoras o cañones ligeros de 37 ó 47mm y tiro rápido. Armas ideales para disparar contra los focos de los reflectores.
Tras ellas, avanzarían los cañoneros, en primer lugar el ligero, Sandoval, armado con piezas de 57mm, al igual que los Diego Velázquez Hernán Cortes, Pizarro, Vasco Núñez de Balboa que, le seguían. Por último, cerrando la marcha, el cañonero de 1.100tn Conde de Venadito, con sus piezas de 12cm.
Frente a los fuertes quedarían los morteros y el viejo cañonero Contramaestre, encargados de seguir el ataque sobre estos.
En el río, los artilleros del fuerte no tardaron en localizar a la patrullera Centinela que, abría la marcha. La embarcación era sin embargo muy pequeña, y la puntería casi imposible, máxime cuando esta disparaba con fuerza con sus 2 cañones revolver de 37mm contra los reflectores.
Poco después el combate se había generalizado en el río, y aunque los cañones de 20cm pronto empezaron a disparar sobre el Conde de Venadito, al que alcanzaron en 2 ocasiones, no pudieron impedir que la escuadra remontase el río dejando atrás a los fuertes.
La flotilla fluvial había pasado, aunque poco después se detendría cerca de Buras, tras haber dejado atrás la zona de tiro de los fuertes, allí esperarían hasta el amanecer, cuando retomaron su camino rumbo a Nueva Orleans, llegando a ella a horas después.
Allí, no tardaron en cercar la ciudad por la zona del río. Con ello la ciudad quedaba oficialmente rodeada.
Escuadra de Instrucción
Tras reunirse el Colón y los buques destacados junto a él con el resto de la escuadra, estos escoltaron hacía Cuba a varios de los buques que, ya habían completado su descarga. Tras ellos tan solo quedaría la división de torpederos para impedir sorpresas por parte de los cruceros enemigos.
Aun así, en unos días debían regresar desde España los cruceros auxiliares que, intervinieron en Nueva Inglaterra días atrás. Cuando llegasen, Manterola dispondría de una fuerza capaz incluso, de enfrentar a Sampson.
Washington
-Señor presidente. La derrota es casi segura. –Estaba explicando el general HC Corbin. –Según creemos, los españoles tienen entre 60 y 90.000 hombres en sus ejércitos de invasión. Nosotros disponemos de unos 200.000 hombres (1). De los que 50.000 protegen la costa oeste y Hawái, y otros 60.000 estaban distribuidos para defender la costa este y la del Caribe. Eso nos dejaba 90.000 hombres para enfrentar a las fuerzas españolas en Cuba, pero con la invasión de Nueva Inglaterra tuvimos que enviarlos al norte.
El problema al que nos enfrentamos es que, las fuerzas defensivas, estaban demasiado dispersas, al tener que cubrir tantas ciudades y puertos, Houston, Galveston, Nueva Orleans, Mobile, Pensacola, Tampa, Key West, Savanah, Charleston, Norfolk, Nueva York o Boston, por poner algunas de las principales. Esa dispersión, permitió al enemigo atacar en superioridad de fuerzas dos puntos muy concretos.
-¿Pero podremos agrupar nuestras fuerzas y contraatacar? –Pregunto el presidente.
-Sera difícil, señor presidente. Solo si conseguimos destruir el desembarco del norte, podremos desplazar a los ejércitos del norte, y aun así debemos asumir que, nuestras fuerzas están en inferioridad, al menos en armamento.
Nuestro ejército, con la salvedad de algunos regimientos afortunados, está armado con viejas armas monotiro (2). Mientras, los españoles están armados con fusiles Máuser de repetición, lo que les confiere 5 veces más potencia de fuego que, a nuestros hombres.
-Empero, lo malo no es eso, sino la perdida de las industrias armamentísticas de Nueva Inglaterra, a causa de la cual no podemos seguir produciendo ni, los Krag Jorgensen, ni los Winchester modelo 1895, armas similares a las españolas. Debido a esto, nuestra infantería esta armada con viejos fusiles Springfield Trapdor, en el mejor de los casos.
También en artillería estamos por detrás. Los españoles han trasladado según creemos, 4 de sus regimientos de campaña para la invasión. Pero eso aún les deja una reserva de 12 regimientos de campaña en España. Nosotros en cambió, hemos perdido la poca ventaja que teníamos, junto a los arsenales de Watervlied, Watertown, Nueva Orleans, y las fundiciones de Nueva Inglaterra.
-Pero podemos agrupar más de 200.000 hombres para acabar con los españoles, y reclutar nuevas unidades. -Expreso el presidente con mayor inseguridad de la que hubiese querido.
-Cierto, señor presidente. Pero cuando ellos acaben con la insurrección en Cuba, y acabaran con ella en breve, pues los insurrectos están desmoralizados por la pérdida de sus líderes, y las derrotas que nosotros estamos sufriendo. Podrán disponer de otros 80.000 veteranos para atacarnos. Y eso en cuanto al ejército regular se refiere. En voluntarios podrían ser muchos más. Lo peor empero, es que como ya he dicho, los españoles seguirán recibiendo sus nuevos fusiles máuser mientras nosotros seguimos armados con viejos Springfield o incluso armas más antiguas.
-Pero ¿Qué harán los ejércitos enemigos ahora? -Pregunto McKinley.
-Es dificil saberlo, señor presidente. Suponemos que afianzar su posición en el sur del país. Luego, en primavera, tendrán varias opciones.
Si avanzan hacia el noroeste, a solo 700km están los campos de trigo de Texas y Oklahoma, y por supuesto los campos algodoneros de la propia Luisiana. Hacia el noreste tienen los campos de Georgia y Carolina del Sur.
Si avanzan hacia el norte, a solo 400km de su posición actual tienen los campos de trigo situados entre los estados de Misisipi, Arkansas, y Tennessee, aunque antes de llegar a ellos pasaran por los de algodón de Luisiana, Misisipi, y Arkansas.
De todas formas, yo diría que avanzaran hacia el norte, así dispondrán de las líneas férreas de la Illinois Central RR para llevar sus suministros. Alabama sería arrasada, y Tenessee, tan solo podría resistir en Jackson, la confluencia de las dos rutas que ese tren toma al sur de la ciudad, una a Nueva Orleans, y la otra a Mobile.
OPERACIÓN ROY, día 5, 15 de diciembre de 1898
II CdE, Mobile
Durante este día, la 5ª división de infantería avanzo hacía el norte, ocupando Saravac y dinamitando el puente del ferrocarril que discurría en las cercanías sobre el río Mobile. Mientras, la brigada de cazadores continuo avanzando hacia el oeste, siguiendo el trazado del ferrocarril, e incluso, ayudándose de él para avanzar más deprisa. Gracias a esto, las primeras avanzadas llegarían a Pass Christian, controlando desde ese momento la vía férrea entre Mobile y Nueva Orleans. Gracias a ello, desde ese momento empezarían a menudear los envíos de suministros.
Allá por donde pasaban las fuerzas españolas, los animales de tiro y monta eran requisados para el ejército, y el ganado bovino para su envío a la ciudad, y su posterior embarque rumbo a Cuba. Los granjeros de la zona únicamente conservarían las aves, y pequeños animales de granja, a menos que, sirviesen para alimentar a los soldados. También la brigada de caballería participaría en las requisas, llegando a lugares tan alejados como Perkinston o Wiggins, antes de regresar con el producto de su rapiña.
En una zona con tantas granjas y pequeñas explotaciones como Alabama y Misisipi, pronto empezaron a acumularse decenas de cabezas de ganado.
III CdE, Nueva Orleans
Los combates en la ciudad de Nueva Orleans eran ahora muy comunes. Equipos de tiradores se habían distribuido por los alrededores de la ciudad, hostigando a los defensores con sus disparos. El desembarco de nuevas baterías de campaña, había aumentado las penurias a las que los defensores de la ciudad se veían sometidos.
Lo peor para los defensores, fue que ese día resultaron cortados los cables del telégrafo. La ciudad había quedado completamente rodeada, a excepción de un pequeño paso a través del río al sur de la ciudad que, desgraciadamente, no llevaba más que al pantano.
Al otro lado del lago, los batallones de voluntarios habían contactado con el II Cuerpo de Ejército, asegurando la ruta de suministros. La ofensiva podía reanudarse con fuerza.
Flotilla Barceló, Río Misisipi
Tras dos días de bombardeo ininterrumpido, Bustamante considero que las defensas norteamericanas ya debían estar lo suficientemente debilitadas como para proceder al cruce de los fuertes. Esa noche era luna nueva, lo que debía proyectar una oscuridad total sobre el río, solo atravesada por los reflectores con los que los defensores trataban de horadar la oscuridad.
Poco después de la media noche, la flotilla de cañoneros se puso en movimiento.
En cabeza, las lanchas más ligeras para abrir el camino, estas eran la Centinela, Estrella, Delgado, Dependiente, Lealtad, y Guardián. Las ligeras cañoneras de menos de 100tn, estaban generalmente armadas con ametralladoras o cañones ligeros de 37 ó 47mm y tiro rápido. Armas ideales para disparar contra los focos de los reflectores.
Tras ellas, avanzarían los cañoneros, en primer lugar el ligero, Sandoval, armado con piezas de 57mm, al igual que los Diego Velázquez Hernán Cortes, Pizarro, Vasco Núñez de Balboa que, le seguían. Por último, cerrando la marcha, el cañonero de 1.100tn Conde de Venadito, con sus piezas de 12cm.
Frente a los fuertes quedarían los morteros y el viejo cañonero Contramaestre, encargados de seguir el ataque sobre estos.
En el río, los artilleros del fuerte no tardaron en localizar a la patrullera Centinela que, abría la marcha. La embarcación era sin embargo muy pequeña, y la puntería casi imposible, máxime cuando esta disparaba con fuerza con sus 2 cañones revolver de 37mm contra los reflectores.
Poco después el combate se había generalizado en el río, y aunque los cañones de 20cm pronto empezaron a disparar sobre el Conde de Venadito, al que alcanzaron en 2 ocasiones, no pudieron impedir que la escuadra remontase el río dejando atrás a los fuertes.
La flotilla fluvial había pasado, aunque poco después se detendría cerca de Buras, tras haber dejado atrás la zona de tiro de los fuertes, allí esperarían hasta el amanecer, cuando retomaron su camino rumbo a Nueva Orleans, llegando a ella a horas después.
Allí, no tardaron en cercar la ciudad por la zona del río. Con ello la ciudad quedaba oficialmente rodeada.
Escuadra de Instrucción
Tras reunirse el Colón y los buques destacados junto a él con el resto de la escuadra, estos escoltaron hacía Cuba a varios de los buques que, ya habían completado su descarga. Tras ellos tan solo quedaría la división de torpederos para impedir sorpresas por parte de los cruceros enemigos.
Aun así, en unos días debían regresar desde España los cruceros auxiliares que, intervinieron en Nueva Inglaterra días atrás. Cuando llegasen, Manterola dispondría de una fuerza capaz incluso, de enfrentar a Sampson.
Washington
-Señor presidente. La derrota es casi segura. –Estaba explicando el general HC Corbin. –Según creemos, los españoles tienen entre 60 y 90.000 hombres en sus ejércitos de invasión. Nosotros disponemos de unos 200.000 hombres (1). De los que 50.000 protegen la costa oeste y Hawái, y otros 60.000 estaban distribuidos para defender la costa este y la del Caribe. Eso nos dejaba 90.000 hombres para enfrentar a las fuerzas españolas en Cuba, pero con la invasión de Nueva Inglaterra tuvimos que enviarlos al norte.
El problema al que nos enfrentamos es que, las fuerzas defensivas, estaban demasiado dispersas, al tener que cubrir tantas ciudades y puertos, Houston, Galveston, Nueva Orleans, Mobile, Pensacola, Tampa, Key West, Savanah, Charleston, Norfolk, Nueva York o Boston, por poner algunas de las principales. Esa dispersión, permitió al enemigo atacar en superioridad de fuerzas dos puntos muy concretos.
-¿Pero podremos agrupar nuestras fuerzas y contraatacar? –Pregunto el presidente.
-Sera difícil, señor presidente. Solo si conseguimos destruir el desembarco del norte, podremos desplazar a los ejércitos del norte, y aun así debemos asumir que, nuestras fuerzas están en inferioridad, al menos en armamento.
Nuestro ejército, con la salvedad de algunos regimientos afortunados, está armado con viejas armas monotiro (2). Mientras, los españoles están armados con fusiles Máuser de repetición, lo que les confiere 5 veces más potencia de fuego que, a nuestros hombres.
-Empero, lo malo no es eso, sino la perdida de las industrias armamentísticas de Nueva Inglaterra, a causa de la cual no podemos seguir produciendo ni, los Krag Jorgensen, ni los Winchester modelo 1895, armas similares a las españolas. Debido a esto, nuestra infantería esta armada con viejos fusiles Springfield Trapdor, en el mejor de los casos.
También en artillería estamos por detrás. Los españoles han trasladado según creemos, 4 de sus regimientos de campaña para la invasión. Pero eso aún les deja una reserva de 12 regimientos de campaña en España. Nosotros en cambió, hemos perdido la poca ventaja que teníamos, junto a los arsenales de Watervlied, Watertown, Nueva Orleans, y las fundiciones de Nueva Inglaterra.
-Pero podemos agrupar más de 200.000 hombres para acabar con los españoles, y reclutar nuevas unidades. -Expreso el presidente con mayor inseguridad de la que hubiese querido.
-Cierto, señor presidente. Pero cuando ellos acaben con la insurrección en Cuba, y acabaran con ella en breve, pues los insurrectos están desmoralizados por la pérdida de sus líderes, y las derrotas que nosotros estamos sufriendo. Podrán disponer de otros 80.000 veteranos para atacarnos. Y eso en cuanto al ejército regular se refiere. En voluntarios podrían ser muchos más. Lo peor empero, es que como ya he dicho, los españoles seguirán recibiendo sus nuevos fusiles máuser mientras nosotros seguimos armados con viejos Springfield o incluso armas más antiguas.
-Pero ¿Qué harán los ejércitos enemigos ahora? -Pregunto McKinley.
-Es dificil saberlo, señor presidente. Suponemos que afianzar su posición en el sur del país. Luego, en primavera, tendrán varias opciones.
Si avanzan hacia el noroeste, a solo 700km están los campos de trigo de Texas y Oklahoma, y por supuesto los campos algodoneros de la propia Luisiana. Hacia el noreste tienen los campos de Georgia y Carolina del Sur.
Si avanzan hacia el norte, a solo 400km de su posición actual tienen los campos de trigo situados entre los estados de Misisipi, Arkansas, y Tennessee, aunque antes de llegar a ellos pasaran por los de algodón de Luisiana, Misisipi, y Arkansas.
De todas formas, yo diría que avanzaran hacia el norte, así dispondrán de las líneas férreas de la Illinois Central RR para llevar sus suministros. Alabama sería arrasada, y Tenessee, tan solo podría resistir en Jackson, la confluencia de las dos rutas que ese tren toma al sur de la ciudad, una a Nueva Orleans, y la otra a Mobile.
- Aunque con ocasión de la guerra, las fuerzas del Army habían pasado de 86.000 hombres a unos 250.000, milicias incluidas, la pérdida de 2 cuerpos de ejército en Cuba, las bajas sufridas en las incursiones de julio, y la invasión de Nueva Inglaterra y la posterior del sur del país, sumaban fácilmente más de 50.000 hombres.
- La producción total de Krag Jorgensen entre 1892 y finales de 1898, fue de menos de 100.000 armas, de las que muchas se perderían en Cuba, y en la propia fábrica.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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Madre mía la que les estamos dando a los yankis lo que habría cambiado la historia .
Bueno Gaspacher a la espera del próximo capitulo
Un saludo .
Bueno Gaspacher a la espera del próximo capitulo
Un saludo .
Año de Rojos , año de hambre , peste y piojos
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Bueno, en enero de 1898 el ejército americano tenía unos 85.000 hombres, el español 230.000 más voluntarios, solo en Cuba más de 150.000 soldados + 60.000 voluntarios.
Es cierto que los norteamericanos movilizaron hasta 250.000 hombres para la guerra, pero estas eran tropas sin entrenamiento, equipos o armamento. De hecho, al empezar la guerra solo tenían unos 35.000 fusiles modernos, y para noviembre habían construido otros 50.000. Eso significa que tras la derrota del ejército expedicionario en Cuba, donde se perderían entre 15 y 30.000 fusiles Krag y Winchester modelo 1895 (de los Rough Riders), solo unos 40.000 hombres estarían armados con fusiles modernos, y la situación aun ha empeorado al destruir esas fabricas en la operación Midas.
También en artillería estaban ya anticuados, equipados con cañones Hotchkiss de 3.2 pulgadas y cureña rígida. Cierto que estas piezas eran similares a las empleadas por España, los Sotomayor de 80mm, y los Plasencia de bronce comprimido de 90cm, y que ninguna llegaba a la novedosa pieza francesa Mle-1897 de 75mm, y recuperador hidroneumatico. Pero no es menos cierto que al menos España disponía de unas 50 piezas con cureñas semideformable, lo que hoy consideramos los modelos de transición. Estas eran los cañones Krupp de montaña y 75mm, y los Nordenfelt de 57mm de la caballería. Además, España contaba con una gran ventaja en piezas de sitio, obuses y morteros, y en cañones pesados como los Verdes Montenegro de 150mm.
Con todo, la mayor ventaja que he utilizado, es la enormidad de las costas norteamericanas, 8.000km aprox, y su indefensión al carecer de artillería de costa. Esto, unido al escaso numero de tropas para cubrir tanta costa, me ha permitido el convertir el conflicto en una guerra terrestre, y ahí, si existe ventaja española.
En cuanto a cambiar la historia, podríamos incluso evitar la 2ª guerra mundial
Es cierto que los norteamericanos movilizaron hasta 250.000 hombres para la guerra, pero estas eran tropas sin entrenamiento, equipos o armamento. De hecho, al empezar la guerra solo tenían unos 35.000 fusiles modernos, y para noviembre habían construido otros 50.000. Eso significa que tras la derrota del ejército expedicionario en Cuba, donde se perderían entre 15 y 30.000 fusiles Krag y Winchester modelo 1895 (de los Rough Riders), solo unos 40.000 hombres estarían armados con fusiles modernos, y la situación aun ha empeorado al destruir esas fabricas en la operación Midas.
También en artillería estaban ya anticuados, equipados con cañones Hotchkiss de 3.2 pulgadas y cureña rígida. Cierto que estas piezas eran similares a las empleadas por España, los Sotomayor de 80mm, y los Plasencia de bronce comprimido de 90cm, y que ninguna llegaba a la novedosa pieza francesa Mle-1897 de 75mm, y recuperador hidroneumatico. Pero no es menos cierto que al menos España disponía de unas 50 piezas con cureñas semideformable, lo que hoy consideramos los modelos de transición. Estas eran los cañones Krupp de montaña y 75mm, y los Nordenfelt de 57mm de la caballería. Además, España contaba con una gran ventaja en piezas de sitio, obuses y morteros, y en cañones pesados como los Verdes Montenegro de 150mm.
Con todo, la mayor ventaja que he utilizado, es la enormidad de las costas norteamericanas, 8.000km aprox, y su indefensión al carecer de artillería de costa. Esto, unido al escaso numero de tropas para cubrir tanta costa, me ha permitido el convertir el conflicto en una guerra terrestre, y ahí, si existe ventaja española.
En cuanto a cambiar la historia, podríamos incluso evitar la 2ª guerra mundial
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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OPERACIÓN ROY, día 6 al 9, 16 al 19 de diciembre de 1898
II CdE, Mobile
Durante todo el día el II Cuerpo de ejército estuvo aumentando la destrucción en la zona noroeste de Mobile, mientras la división de cazadores, una vez asegurada la línea férrea con Nueva Orleans, partió a reunirse con el resto del cuerpo de ejército. Logrando contactar con el III Cuerpo de ejército en St Louis.
Los suministros, escoltados por las unidades de voluntarios, podían empezar a fluir hacía el III Cuerpo de ejército que, seguía sin disponer de un puerto en el que desembarcar sus suministros (1). Al día siguiente, el primer tren (2) con provisiones debía llevar 400tn de suministros, principalmente municiones (3) hasta la ciudad.
En los días siguientes los envíos de suministros continuarían, mientras el general Arolas concentraba sus divisiones en la zona de Mobile, destinando al regimiento Murcia a tareas de protección de las líneas férreas. Al otro lado del río, no tardaron en aparecer los exploradores del ejército de Florida. La batalla parecía próxima.
Este ejército, al mando del general Summers, había viajado en tren hasta la zona de Atmore, donde el general había esperado a tener agrupadas a todas sus fuerzas con el fin de plantear batalla únicamente en superioridad. Una vez agrupadas, avanzo hasta el río, encontrándose con las primeras señales de los españoles al otro lado. Al día siguiente, divisaron con claridad al ejército español.
Ahora todo dependía de elegir correctamente el lugar por donde tratarían de cruzar el río.
III CdE, Nueva Orleans
Apoyado por la escuadra del capitán de Navío Bustamante, el Tte Gral Linares por fin estuvo dispuesto a pasar al ataque. Para ello emplearía a los hombres de su 6ª división que, tras un duro bombardeo por parte de la escuadra fluvial y las piezas de sitio y campaña, cargaron contra la ciudad.
Poco después los hombres entraban en la dañada ciudad, donde se producirían duros combates callejeros que, obligarían a los soldados a luchar casa por casa. No tardaron en producirse los primeros incendios.
Finalmente, a las 14:50 horas del día 16 de diciembre, el general de voluntarios John Hinoult, accedió a capitular. La ciudad había resistido bravamente pese a la ausencia de defensas, pero alargar la lucha era imposible sin causar un serio perjuicio a los habitantes. Los primeros 1.960 prisioneros de las milicias de Luisiana serían enviados hacia Cuba al cabo de dos días, las bajas entre los habitantes que no tuvieron tiempo de huir, fueron muy numerosas.
En la ciudad, verdadero punto neurálgico del comercio en el caribe, y nudo gordiano entre los estados del Este y el Oeste, serían capturados cientos de toneladas de grano, principalmente trigo y maíz, miles de balas de algodón, y cientos de cabezas de ganado. Alimentos que, sin duda, esperaban su envío hacia el este, y asimismo, manufacturas, tanto de maquinaria como telas y enseres diversos que, debían hacer el camino contrario hacia el oeste. El propio arsenal de Nueva Orleans, aunque desprovisto de armas, sería capturado con pocos daños.
Mientras tanto, los hombres del III Cuerpo de ejército que, habían participado en la toma de la ciudad, descansaron brevemente al tiempo que, se armaban dispuestos a continuar la campaña. El resto de unidades continuarían la marcha rumbo a Baton Rouge.
En una larga y dura marcha, en la que aprovecharon las gabarras fluviales capturadas (4) en la ciudad para transportar los bagajes, aminorando así la carga de los hombres, las primeras unidades de infantería ocuparían la pequeña villa de Laplace, donde pasarían la noche del 19 de diciembre. La división de caballería había llegado incluso más lejos, amenazando Baton Rouge.
La capital del estado estaba amenazada.
Flotilla Barceló, Río Misisipi
Tras apoyar decididamente al Tte. Gral. Ochando durante el asalto a la ciudad, el capitán de navío Bustamante concedió unas horas de descanso a sus hombres, tras lo cual inicio la carga de carbón en sus buques.
Al día siguiente remontaría el río rumbo a Baton Rouge, aprovechando para hundir o capturar las gabarras y transbordadores que encontrase a su camino, enviándolas a Nueva Orleans si lo consideraba adecuado, y dinamitar los puentes de ser necesario.
El día 19 llegarían a Baton Rouge, pero Bustamante no estaba dispuesto a ser detenido en aquellas aguas, por lo que esperaría hasta el atardecer, cuando su escuadra puso proa al norte y aumento su andar hasta los 8 nudos, lanzándose contra las defensas norteamericanas.
En la ciudad, las milicias de Luisiana habían sido reforzadas por 3 regimientos de caballería texana, y disponían de 12 cañones Hotchkiss, sin embargo la caballería española se movía libremente al sur de la ciudad, por lo que gran parte de las fuerzas estaban desplegadas para enfrentar esa amenaza. Debido a esto no pudieron impedir que los rápidos cañoneros atravesasen la zona, disparando contra los muelles de la ciudad, provocando diversos incendios y causando varios daños es almacenes y bagajes del ejército.
A pesar de todo, a bordo de los cañoneros el paso por la ciudad fue muy difícil al estar ambas orillas ocupadas por las tropas enemigas. Empero, el río era muy ancho, y los cañoneros trataron de cruzar justo por el centro. Durante unos minutos los disparos de los fusiles repicaron contra los costados de los cañoneros. Afortunadamente, el capitán de Navío Bustamante había ordenado retirar todos los elementos inflamables, colocando sacos de carbón junto a las bordas, para aumentar la protección que estas ofrecían.
Más difícil fue la llegada al puente del ferrocarril situado al norte de la ciudad. Allí, soldados de infantería se habían distribuido a lo largo del puente, para así disparar sobre las cubiertas de las embarcaciones. Bustamante no tuvo más remedio que ordenar apuntar a la estructura del puente con toda la artillería, tratando de barrer a la infantería que se encontraba sobre él.
La escuadra logro pasar, no sin sufrir antes 18 bajas, afortunadamente, los cañones de campaña se demostraron incapaces de destruir a los cañoneros, aunque el pesado Conde de Venadito sufriría otros 3 impactos. Las propias lanchas cañoneras se arriesgaron lo indecible, acercándose a los pilares del puente brevemente para depositar en ellos sendas cargas D, que harían explosión poco después.
Aunque la premura y la carga empleada fueron insuficientes para derruir el puente, este había quedado inutilizable a causa de los daños, tanto de las cargas en sus pilares como de la artillería en la propia estructura.
La marcha podía continuar, hacia Vicksburg y su nudo ferroviario.
Tras ellos, el general de voluntarios George T Anderson evacuaría la ciudad de Baton Rouge con los 11.400 hombres a su mando. Los norteamericanos no estaban dispuestos a seguir sacrificando sus unidades de forma aislada frente al ejército español.
Península de Cod
La buena marcha de las operaciones de desminado de la bahía por parte de la escuadra, convenció a los generales Miles y Vernor de posponer el asalto hasta que, se hubiesen concluido y la escuadra pudiese sumar su artillería al ataque.
Debido a esto, durante los días 16 y 17, el duelo de la artillería predomino en el campo de batalla, sin resultados aparentes, aunque los norteamericanos habrían de sufrir la destrucción de dos de sus baterías. Esto se debió a que, dos semanas atrás, el general Sotomayor había inspeccionado detenidamente la zona, estudiando los mejores lugares de emplazamiento para una artillería atacante. Poco después, situaría sus piezas de sitio en los lugares adecuados para batir adecuadamente esos mismos emplazamientos.
Así, el primer día de duelo artillero, los pesados proyectiles de 90kg de los obuses, cayeron con asombrosa precisión sobre dos de las baterías norteamericanas destrozándolas. La ventaja de elegir el campo de batalla con mucha antelación se demostraba una vez más.
El resto de duelos, fueron más bien infructuosos. Pese a todo, el día 18 los norteamericanos pudieron poner en el aire un globo cautivo (5), divisando un gran número de cabezas de ganado en la península, así como algunas estructuras que, podrían estar destinadas a almacenar alimentos. Con alimentos y agua en abundancia, y las trincheras a su disposición, los españoles podían aguantar durante meses. Tiempo en el que sus escuadras se irían haciendo más poderosas, y debilitarían a los americanos.
Dentro de la bahía, los pesqueros dragaminas continuaron su labor, logrando levantar nuevas líneas de minas defensivas tendidas por los españoles. Peor suerte tendrían al aproximarse al sur de la bahía, cuando las minas, esta vez detonadas a control remoto, fueron accionadas al llegar los buques a la zona. De resultas de los daños, 3 de los pesqueros se hundirían sin remedio llevándose consigo a sus tripulaciones.
Afortunadamente, su trabajo sería continuado por nuevos pesqueros traídos desde Boston que, completaron el dragado de la zona occidental de la bahía. Con ello la escuadra podía penetrar en sus aguas y bombardear el frente español.
Previsoramente, el general Sotomayor ordenó retirar una pieza a cada una de las baterías equipadas con los Verdes Montenegro, constituyendo con ellas una 5ª batería de 4 piezas cerca de East Sandwich. Con ella trataría de enfrentarse a la escuadra de Sampson, y dificultar sus maniobras que, sin duda les llevarían a bombardear la línea septentrional de las trincheras. Afortunadamente, el general Weyler ya había tomado medidas para enfrentar ese hecho. Una nueva trinchera que, corría paralela a la costa, había sido construida más al interior.
Escuadra de Instrucción
El 15 de diciembre la Escuadra de Instrucción se reunía con la división de cruceros auxiliares, con lo que su potencial bélico aumentaba en gran medida. Estos cruceros auxiliares eran los mismos que, habían acompañado al general Weyler en su ataque al norte, para posteriormente evacuar prisioneros y equipos de Nueva Inglaterra.
Ahora, tras dejar sus cargas en España y rearmarse brevemente, habían regresado para incorporarse al combate. Se trataba del Meteoro, Rápido, Patriota, Buenos Aires, San Francisco, y Antonio López. Atrás habían quedado los buques dañados, el crucero acorazado Vizcaya, y el crucero auxiliar Alfonso XIII que, precisarían mayores reparaciones.
Con esta renovada fuerza, el almirante Manterola tenía pensado dirigirse a Pensacola, pero antes, escoltaría cuatro nuevos batallones de voluntarios desde Cuba a Mobile. Estos eran los voluntarios de Barcelona, Badajoz, Valencia, y Zaragoza. Junto a ellos, viajarían 3 baterías de campaña equipadas con 6 Plasencia de bronce comprimido de 9cm, modelo 1878, cada una. Además, se trasladarían 2 piezas Verdes Montenegro de 15cm y 4 morteros Mata para artillar Fort Pike. Con ello, las fuerzas españolas pretendían establecer una sólida base de operaciones en los puertos del sur del país.
Washington
La caída de Nueva Orleans, aunque esperada, había supuesto un duro golpe.
Con su perdida se perdía también el principal puerto del caribe, y aun peor, los estados del Este y el Oeste quedaban aislados, y el comercio duramente dañado. Más aun con una flota fluvial española recorriendo el río. Ahora, todo el tráfico ferroviario quedaba supeditado a las 2 líneas del norte, toda vez que la ruta de Nueva Orleans quedaba destruida, y por precaución se cerraría también la de Vicksburg.
La Northern Pacific Railroad que, enlazaba en Chicago con la Pennsilvania RR, podía quedar intransitable en los meses de invierno, en los que acumularía retrasos. Con ello, las industrias de Chicago se verían severamente afectadas por la disminución de materias primas.
Eso dejaba como única línea de ferrocarril Topeka-Santa Fe RR, que, enlazaba con la Baltimore and Ohio RR, en Topeka. Con esa única línea practicable, no habría más remedio que priorizar los alimentos y productos de primera necesidad, alimentos y textiles para los estados del norte, tan afectados por la guerra.
Aunque en esos momentos los diferentes estados estaban enviando milicias al sur, los regimientos de milicias estaban débilmente armados (6), y faltos de preparación. Por lo tanto no serían rivales de los soldados españoles equipados con armas modernas y veteranos de la guerra de Cuba. Era preciso que, las fuerzas de los ejércitos de Hudson y Nueva Inglaterra acabasen con Weyler y acudiesen rápidamente al sur.
Al menos el V Cuerpo de Ejército, procedente de Florida, estaba ya frente a Arolas, aunque la falta de puentes suponía un grave problema y concedía la ventaja a las fuerzas españolas. De todas formas, era mejor esperar a haber agrupado un ejército capaz de enfrentarse al invasor de forma clara, antes que, seguir sacrificando las unidades de forma aislada.
Si la perdida de Nueva Orleans era un duro golpe, el abandono de Baton Rouge era casi peor.
II CdE, Mobile
Durante todo el día el II Cuerpo de ejército estuvo aumentando la destrucción en la zona noroeste de Mobile, mientras la división de cazadores, una vez asegurada la línea férrea con Nueva Orleans, partió a reunirse con el resto del cuerpo de ejército. Logrando contactar con el III Cuerpo de ejército en St Louis.
Los suministros, escoltados por las unidades de voluntarios, podían empezar a fluir hacía el III Cuerpo de ejército que, seguía sin disponer de un puerto en el que desembarcar sus suministros (1). Al día siguiente, el primer tren (2) con provisiones debía llevar 400tn de suministros, principalmente municiones (3) hasta la ciudad.
En los días siguientes los envíos de suministros continuarían, mientras el general Arolas concentraba sus divisiones en la zona de Mobile, destinando al regimiento Murcia a tareas de protección de las líneas férreas. Al otro lado del río, no tardaron en aparecer los exploradores del ejército de Florida. La batalla parecía próxima.
Este ejército, al mando del general Summers, había viajado en tren hasta la zona de Atmore, donde el general había esperado a tener agrupadas a todas sus fuerzas con el fin de plantear batalla únicamente en superioridad. Una vez agrupadas, avanzo hasta el río, encontrándose con las primeras señales de los españoles al otro lado. Al día siguiente, divisaron con claridad al ejército español.
Ahora todo dependía de elegir correctamente el lugar por donde tratarían de cruzar el río.
III CdE, Nueva Orleans
Apoyado por la escuadra del capitán de Navío Bustamante, el Tte Gral Linares por fin estuvo dispuesto a pasar al ataque. Para ello emplearía a los hombres de su 6ª división que, tras un duro bombardeo por parte de la escuadra fluvial y las piezas de sitio y campaña, cargaron contra la ciudad.
Poco después los hombres entraban en la dañada ciudad, donde se producirían duros combates callejeros que, obligarían a los soldados a luchar casa por casa. No tardaron en producirse los primeros incendios.
Finalmente, a las 14:50 horas del día 16 de diciembre, el general de voluntarios John Hinoult, accedió a capitular. La ciudad había resistido bravamente pese a la ausencia de defensas, pero alargar la lucha era imposible sin causar un serio perjuicio a los habitantes. Los primeros 1.960 prisioneros de las milicias de Luisiana serían enviados hacia Cuba al cabo de dos días, las bajas entre los habitantes que no tuvieron tiempo de huir, fueron muy numerosas.
En la ciudad, verdadero punto neurálgico del comercio en el caribe, y nudo gordiano entre los estados del Este y el Oeste, serían capturados cientos de toneladas de grano, principalmente trigo y maíz, miles de balas de algodón, y cientos de cabezas de ganado. Alimentos que, sin duda, esperaban su envío hacia el este, y asimismo, manufacturas, tanto de maquinaria como telas y enseres diversos que, debían hacer el camino contrario hacia el oeste. El propio arsenal de Nueva Orleans, aunque desprovisto de armas, sería capturado con pocos daños.
Mientras tanto, los hombres del III Cuerpo de ejército que, habían participado en la toma de la ciudad, descansaron brevemente al tiempo que, se armaban dispuestos a continuar la campaña. El resto de unidades continuarían la marcha rumbo a Baton Rouge.
En una larga y dura marcha, en la que aprovecharon las gabarras fluviales capturadas (4) en la ciudad para transportar los bagajes, aminorando así la carga de los hombres, las primeras unidades de infantería ocuparían la pequeña villa de Laplace, donde pasarían la noche del 19 de diciembre. La división de caballería había llegado incluso más lejos, amenazando Baton Rouge.
La capital del estado estaba amenazada.
Flotilla Barceló, Río Misisipi
Tras apoyar decididamente al Tte. Gral. Ochando durante el asalto a la ciudad, el capitán de navío Bustamante concedió unas horas de descanso a sus hombres, tras lo cual inicio la carga de carbón en sus buques.
Al día siguiente remontaría el río rumbo a Baton Rouge, aprovechando para hundir o capturar las gabarras y transbordadores que encontrase a su camino, enviándolas a Nueva Orleans si lo consideraba adecuado, y dinamitar los puentes de ser necesario.
El día 19 llegarían a Baton Rouge, pero Bustamante no estaba dispuesto a ser detenido en aquellas aguas, por lo que esperaría hasta el atardecer, cuando su escuadra puso proa al norte y aumento su andar hasta los 8 nudos, lanzándose contra las defensas norteamericanas.
En la ciudad, las milicias de Luisiana habían sido reforzadas por 3 regimientos de caballería texana, y disponían de 12 cañones Hotchkiss, sin embargo la caballería española se movía libremente al sur de la ciudad, por lo que gran parte de las fuerzas estaban desplegadas para enfrentar esa amenaza. Debido a esto no pudieron impedir que los rápidos cañoneros atravesasen la zona, disparando contra los muelles de la ciudad, provocando diversos incendios y causando varios daños es almacenes y bagajes del ejército.
A pesar de todo, a bordo de los cañoneros el paso por la ciudad fue muy difícil al estar ambas orillas ocupadas por las tropas enemigas. Empero, el río era muy ancho, y los cañoneros trataron de cruzar justo por el centro. Durante unos minutos los disparos de los fusiles repicaron contra los costados de los cañoneros. Afortunadamente, el capitán de Navío Bustamante había ordenado retirar todos los elementos inflamables, colocando sacos de carbón junto a las bordas, para aumentar la protección que estas ofrecían.
Más difícil fue la llegada al puente del ferrocarril situado al norte de la ciudad. Allí, soldados de infantería se habían distribuido a lo largo del puente, para así disparar sobre las cubiertas de las embarcaciones. Bustamante no tuvo más remedio que ordenar apuntar a la estructura del puente con toda la artillería, tratando de barrer a la infantería que se encontraba sobre él.
La escuadra logro pasar, no sin sufrir antes 18 bajas, afortunadamente, los cañones de campaña se demostraron incapaces de destruir a los cañoneros, aunque el pesado Conde de Venadito sufriría otros 3 impactos. Las propias lanchas cañoneras se arriesgaron lo indecible, acercándose a los pilares del puente brevemente para depositar en ellos sendas cargas D, que harían explosión poco después.
Aunque la premura y la carga empleada fueron insuficientes para derruir el puente, este había quedado inutilizable a causa de los daños, tanto de las cargas en sus pilares como de la artillería en la propia estructura.
La marcha podía continuar, hacia Vicksburg y su nudo ferroviario.
Tras ellos, el general de voluntarios George T Anderson evacuaría la ciudad de Baton Rouge con los 11.400 hombres a su mando. Los norteamericanos no estaban dispuestos a seguir sacrificando sus unidades de forma aislada frente al ejército español.
Península de Cod
La buena marcha de las operaciones de desminado de la bahía por parte de la escuadra, convenció a los generales Miles y Vernor de posponer el asalto hasta que, se hubiesen concluido y la escuadra pudiese sumar su artillería al ataque.
Debido a esto, durante los días 16 y 17, el duelo de la artillería predomino en el campo de batalla, sin resultados aparentes, aunque los norteamericanos habrían de sufrir la destrucción de dos de sus baterías. Esto se debió a que, dos semanas atrás, el general Sotomayor había inspeccionado detenidamente la zona, estudiando los mejores lugares de emplazamiento para una artillería atacante. Poco después, situaría sus piezas de sitio en los lugares adecuados para batir adecuadamente esos mismos emplazamientos.
Así, el primer día de duelo artillero, los pesados proyectiles de 90kg de los obuses, cayeron con asombrosa precisión sobre dos de las baterías norteamericanas destrozándolas. La ventaja de elegir el campo de batalla con mucha antelación se demostraba una vez más.
El resto de duelos, fueron más bien infructuosos. Pese a todo, el día 18 los norteamericanos pudieron poner en el aire un globo cautivo (5), divisando un gran número de cabezas de ganado en la península, así como algunas estructuras que, podrían estar destinadas a almacenar alimentos. Con alimentos y agua en abundancia, y las trincheras a su disposición, los españoles podían aguantar durante meses. Tiempo en el que sus escuadras se irían haciendo más poderosas, y debilitarían a los americanos.
Dentro de la bahía, los pesqueros dragaminas continuaron su labor, logrando levantar nuevas líneas de minas defensivas tendidas por los españoles. Peor suerte tendrían al aproximarse al sur de la bahía, cuando las minas, esta vez detonadas a control remoto, fueron accionadas al llegar los buques a la zona. De resultas de los daños, 3 de los pesqueros se hundirían sin remedio llevándose consigo a sus tripulaciones.
Afortunadamente, su trabajo sería continuado por nuevos pesqueros traídos desde Boston que, completaron el dragado de la zona occidental de la bahía. Con ello la escuadra podía penetrar en sus aguas y bombardear el frente español.
Previsoramente, el general Sotomayor ordenó retirar una pieza a cada una de las baterías equipadas con los Verdes Montenegro, constituyendo con ellas una 5ª batería de 4 piezas cerca de East Sandwich. Con ella trataría de enfrentarse a la escuadra de Sampson, y dificultar sus maniobras que, sin duda les llevarían a bombardear la línea septentrional de las trincheras. Afortunadamente, el general Weyler ya había tomado medidas para enfrentar ese hecho. Una nueva trinchera que, corría paralela a la costa, había sido construida más al interior.
Escuadra de Instrucción
El 15 de diciembre la Escuadra de Instrucción se reunía con la división de cruceros auxiliares, con lo que su potencial bélico aumentaba en gran medida. Estos cruceros auxiliares eran los mismos que, habían acompañado al general Weyler en su ataque al norte, para posteriormente evacuar prisioneros y equipos de Nueva Inglaterra.
Ahora, tras dejar sus cargas en España y rearmarse brevemente, habían regresado para incorporarse al combate. Se trataba del Meteoro, Rápido, Patriota, Buenos Aires, San Francisco, y Antonio López. Atrás habían quedado los buques dañados, el crucero acorazado Vizcaya, y el crucero auxiliar Alfonso XIII que, precisarían mayores reparaciones.
Con esta renovada fuerza, el almirante Manterola tenía pensado dirigirse a Pensacola, pero antes, escoltaría cuatro nuevos batallones de voluntarios desde Cuba a Mobile. Estos eran los voluntarios de Barcelona, Badajoz, Valencia, y Zaragoza. Junto a ellos, viajarían 3 baterías de campaña equipadas con 6 Plasencia de bronce comprimido de 9cm, modelo 1878, cada una. Además, se trasladarían 2 piezas Verdes Montenegro de 15cm y 4 morteros Mata para artillar Fort Pike. Con ello, las fuerzas españolas pretendían establecer una sólida base de operaciones en los puertos del sur del país.
Washington
La caída de Nueva Orleans, aunque esperada, había supuesto un duro golpe.
Con su perdida se perdía también el principal puerto del caribe, y aun peor, los estados del Este y el Oeste quedaban aislados, y el comercio duramente dañado. Más aun con una flota fluvial española recorriendo el río. Ahora, todo el tráfico ferroviario quedaba supeditado a las 2 líneas del norte, toda vez que la ruta de Nueva Orleans quedaba destruida, y por precaución se cerraría también la de Vicksburg.
La Northern Pacific Railroad que, enlazaba en Chicago con la Pennsilvania RR, podía quedar intransitable en los meses de invierno, en los que acumularía retrasos. Con ello, las industrias de Chicago se verían severamente afectadas por la disminución de materias primas.
Eso dejaba como única línea de ferrocarril Topeka-Santa Fe RR, que, enlazaba con la Baltimore and Ohio RR, en Topeka. Con esa única línea practicable, no habría más remedio que priorizar los alimentos y productos de primera necesidad, alimentos y textiles para los estados del norte, tan afectados por la guerra.
Aunque en esos momentos los diferentes estados estaban enviando milicias al sur, los regimientos de milicias estaban débilmente armados (6), y faltos de preparación. Por lo tanto no serían rivales de los soldados españoles equipados con armas modernas y veteranos de la guerra de Cuba. Era preciso que, las fuerzas de los ejércitos de Hudson y Nueva Inglaterra acabasen con Weyler y acudiesen rápidamente al sur.
Al menos el V Cuerpo de Ejército, procedente de Florida, estaba ya frente a Arolas, aunque la falta de puentes suponía un grave problema y concedía la ventaja a las fuerzas españolas. De todas formas, era mejor esperar a haber agrupado un ejército capaz de enfrentarse al invasor de forma clara, antes que, seguir sacrificando las unidades de forma aislada.
Si la perdida de Nueva Orleans era un duro golpe, el abandono de Baton Rouge era casi peor.
- Con los fuertes St Philip y Jackson en manos norteamericanas, era imposible remontar el río hasta el puerto de Nueva Orleans, y los suministros debían ser descargados en botes muy lejos de la ciudad, y llevados hasta la costa. Una tarea muy complicada si el mar se encrespaba. De ahí la necesidad de disponer de Mobile como centro logístico.
- Los trenes capturados ascendían ya a tres.
- Como siempre, la mayor parte de los alimentos serían obtenidos sobre el terreno.
- Continuando la campaña de destrucción, las gabarras que no se utilizaron serían destruidas o enviadas a Nueva Orleans, para su uso posterior.
- El mal tiempo había impedido hacerlo antes.
- Faltaban tanto baterías de artillería como armas de repetición. Con las principales industrias de armamento destruidas, y perdidos cerca de 55.000 fusiles Krag Jorgensen en Cuba, diversos combates o capturados en la propia fábrica. La capacidad para armar las milicias estaba en entredicho. A duras penas habían logrado armar a parte del ejército con esta arma.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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