Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Las guerras y conflictos en la región latinoamericana, desde la Conquista hasta las Malvinas y el Cénepa. Personajes y sucesos históricos militares.
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flanker33
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Mensaje por flanker33 »

Hola a todos,

acabo de subir algunas láminas más que Lord Henry nos ha remitido. En la página 4 del hilo tenemos a un Mirage atacando la base aérea, y en la página 6, cuatro nuevas láminas del episodio de naval de la FFL.

Saludos.


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flanker33
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Mensaje por flanker33 »

Hola TiunaVE,

lamentablemente todavía no puedo dar una fecha aproximada... :pena: ...pero al menos ya acabé de recopilar toda la información que necesitaba y comence a escribir...algo es algo. Siento no ser más diligente, pero tras varios días sin escribir por el tema del ordenador estropeado, ahora me cuesta volver a ponerme.

Saludos.


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SAETA2003
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Mensaje por SAETA2003 »

los graficos quedaron excelentes, mis felicitaciones.


Si Vis Pacem, Para Bellum
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Mensaje por flanker33 »

La verdad es que si, a mi me gusta especialmente la lámina del C-212. Por supuesto, todo el credito al artista, a Lord Henry.

P.D. - Acabo de subir una versión algo más colorida del ataque del Mirage a la Base Aérea en la página 4.


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Mensaje por flanker33 »

Ya pueden comenzar a tirar los tomates... :tomate: ...con varias semanas de retraso, por fin he terminado el siguiente fragmento. Espero que ahora tome "velocidad de crucero" y los siguientes fragmentos salgan antes, lios informáticos mediante.

Saludos.


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Mensaje por flanker33 »

7 de marzo. Golfo de Venezuela.

El Capitán Gabriel Álvarez, al mando del ARC “Intrépido”, estaba cansado. El esfuerzo y la tensión de gobernar su pequeño submarino “arrastrándose” a la espectacular velocidad de 3 nudos por las aguas del Golfo de Venezuela durante casi todo el día había resultado agotador. El navegar a tan escasa velocidad venía dado por la limitada capacidad de la batería navegando sumergido. Además, tratar de no ser descubiertos por la Armada venezolana y guiarse con la precisión necesaria para llegar al punto indicado y a la hora establecida, había requerido de mucha concentración y duro trabajo, más en aquella pequeña “lata de sardinas” que era su buque, pese a todo el cariño que le profesaba y lo habituado que estaba a navegar en él.
Pero al fin habían llegado. Eran cerca de la una de la madrugada y estaban en su destino, a unas 5 millas al noroeste de los muelles de atraque de la refinería Cardón, en la península de Paraguana. Incluso habían llegado con siete minutos de adelanto sobre el horario previsto, aunque pese a todo, no podía relajarse, comenzaba la fase más difícil de la misión.
En algún lugar sobre ellos,seguramente no muy lejos de allí, había al menos un helicóptero ASW con su sonar calable martilleando el fondo con su sonar activo, mientras que en superficie, se imaginaba que habría varias patrulleras de la Guardia Nacional que se ocupaban de resguardar los alrededores de la refinería, rastreando la superficie en busca del más mínimo signo de algo extraño en el mar.
Para evitar ser detectados y mantenerse lo más ocultos posible, no había manera de comunicarse con su submarino gemelo, el ARC “Indomable”, y por tanto, saber si este había llegado y estaba en posición, aunque esperaba que así fuera. Así que la misión estaba diseñada para operar en conjunto hasta cierto punto, pero llegados a aquella posición, ambos submarinos debían operar por separado. Tenían los mismos horarios para tratar que el ataque fuese simultaneo y causar la mayor sorpresa y daño posible, pero había llegado la hora de que operasen por su cuenta.
Los comandos de ambos submarino se dirigirían a sus respectivos objetivos. El Centro de Refinación de Paraguaná (CRP), propiedad de Petróleos de Venezuela, era uno de los mayores del mundo, y el lugar donde se refinaban la mayoría de los derivados para el consumo interno venezolano. La refinería Cardón formaba parte de él, y junto a las otras instalaciones, era de estratégica importancia para Venezuela, motivo por lo que era un blanco de altísimo valor para las Fuerzas Armadas Colombianas. El “Intrepido” lanzaría un equipo de cuatro comandos anfibios, el equipo “Lima”, en la lancha submarina “Defensora”, mientras que el “Indomable” haría lo propio en la “Poderosa” y la “Protectora” con los equipos “Kilo” y “Mike”. Los comandos del “Intrepido” debían atacar un objetivo que había sido confirmado en su última comprobación de comunicaciones con el Cuartel General del Comando Naval del Caribe, un petrolero de bandera venezolana, el BT "Morichal" , una imponente nave de 88.506 toneladas de peso muerto que estaba fondeada en condición de lastre a unas dos millas al oeste de los muelles de la refinería Cardón, a la espera para atracar en el terminal y comenzar operaciones de carga. Por su parte el “Indomable” enviaría sus dos equipos de comandos, uno contra los muelles y otro que tenía por objetivo instalaciones de transporte y almacenaje de crudo en la propia refinería, tratando de causar el mayor daño posible en ellos.
Otra de las cosas que le preocupaba al Capitán Álvarez ahora, era saber si el buque objetivo de “sus” comandos seguiría allí, ya que habían pasado casi 18 horas desde que se confirmara su presencia, en las cuales, el petrolero bien podía haber navegado hacia otro lugar, aunque tenían planes de contingencia por si se daba esa situación, y se atacarían entonces otros objetivos secundarios.

Tras esperar cerca de media hora, que era el plazo convenido para tratar de ajustar las posibles divergencias de horarios de ambos submarinos, el Álvarez finalmente dio la orden de iniciar la operación.

-Teniente Ojeda, es la hora…tengan cuidado, y mucha suerte. Aquí les esperaremos – fueron sus escuetas palabras, ya que no había mucho más que decir.
-Si no regresamos a la hora indicada, será mejor que se marchen mi Capitán.

Ambos hombres cruzaron una mirada de asentimiento y se dieron la mano a modo de despedida.
Instantes después, los cuatros comandos abandonaban el submarino por una escotilla especial y se afanaban en desligar del submarino el “Chariot” o lancha submarina “Defensora”, con la que se acercarían a su objetivo. Una vez libre, el Teniente Jorge Enrique Ojeda montó delante, gobernando la lancha, otro comando subió al vehículo a sus espaldas, y los otros dos miembros del equipo serían remolcados por el “Chariot”. Aquella lancha era muy pequeña y se deslizaba bajo el agua de forma muy silenciosa, ya que había sido concebida exactamente para ese tipo de situaciones. A pesar de la oscuridad que reinaba en aquel mundo submarino nocturno, gracias a los equipos de navegación de la “Defensora” comenzaron a avanzar en pos de su objetivo, y el Teniente Ojeda pudo guiarse durante casi una hora hasta el punto donde tenían previsto abandonarla y continuar buceando por si mismos, a escasa media milla del petrolero que era su objetivo, si es que seguía estando en la posición prevista.
Tras dejar estabilizada la “Defensora” para encontrarla en el mismo sitio cuando regresaran, los cuatro hombres del equipo “Lima” se alejaron buceando en dirección sureste. Sus equipos autónomos de respiración contaban con un circuito cerrado de oxígeno que impedía la emisión de burbujas al exterior, lo cual evitaba que fueran descubiertos por ese medio en la superficie, pero ello también limitaba la profundidad a la que podían sumergirse a unos 8 metros.
También habían notado ya que el agua era inusualmente fría para aquellos hombres acostumbrados a las cálidas aguas de la costa caribeña colombiana, y a la escasa visibilidad del mundo nocturno submarino se sumaba también la falta total de luz lunar por la luna nueva, y el que aquellas aguas fueran relativamente turbias. Por suerte para ellos, aquellas eran condiciones ideales para realizar un ataque de esas características, aunque también estaba el problema de localizar su objetivo en medio de tanta oscuridad, así que una de sus primeras acciones del Teniente fue dirigirse en solitario hacia la superficie y dar un vistazo a los alrededores, en busca de algún punto que le sirviera de referencia. Ojeda sacó media cabeza muy despacio fuera del agua, se cercioró de que no hubiese nada ni nadie cerca de él, y entonces usó con una sola mano una pequeña cámara FLIR estanca de dos aumentos para dar un vistazo a su alrededor. A lo lejos se observaban algunas luces del complejo de la refinería, incluyendo los característicos mecheros de gas. Al este intuyó una embarcación, posiblemente algún tipo de patrullera de pequeño tamaño, demasiado lejos para suponer una amenaza inmediata. Pero hacia el sureste divisó una lancha tipo zodiac más cercana, y detrás de ella, la impresionante mole del buque tanque “Morichal”, su objetivo.
La distancia al petrolero parecía ser la esperada, así que les quedaba algo menos de media milla náutica, que recorrerían bajo el mar de la forma más silenciosa posible, amparados por la oscuridad de la noche, bajo las calmadas aguas del Golfo de Venezuela. Como resultaba obvio, no podían llevar linternas submarinas para ver, así que su visibilidad era realmente reducida, guiándose por la brújula, el profundimetro y el reloj para acercarse a su objetivo sin ser detectados.
A sus espaldas cargaban cargas explosivas de 50 kg en un arnés especial, e iban armados con fusiles de pesca submarina y cuchillos, ya que el alcance de las de armas de fuego bajo el agua era realmente pobre, y ellos no tenían intención de combatir en superficie.
Cuando Ojeda regreso junto a sus hombres les indicó mediante señas que seguían con el plan previsto, y sin más, siguieron buceando. Cuando se estaban acercando, pudieron oír y sentir el sonido de la zodiac en algún lugar no muy lejos de ellos, pero tras unos instantes de incertidumbre, nada ocurrió, y continuaron su camino. Tras más de media hora, finalmente llegaban a las inmediaciones del “Morichal”. El enorme buque casi se “sentía” antes que verse incluso bajo el agua. El Teniente Ojeda dio las últimas instrucciones y procedieron a acercarse al buque para colocar las cargas explosivas como tantas veces habían practicado en los entrenamientos.
Aprovechando que el buque tanque estaba fondeado, y con los motores y hélices detenidos, los cuatro buzos se acercaron por popa, solo poniendo atención al lento borneo que realizaba la embarcación producto de la corriente y el viento. El Teniente estaba algo impresionado por el tamaño de aquello que tenía delante suyo, pero se concentró en la misión y en su trabajo. Dos de sus hombres colocarían cada una de sus cargas en la la bocina de la hélice, para inutilizar esta y crear una vía de agua a la sala de maquinas y otra en el timón del buque, mientras que otro de los comandos y él, colocarían las suyas en el casco, una en uno de los costados del buque para producirle una escora importante y otra, la que él portaba, justo bajo el cofferdam de proa.
Ojeda, de camino al lugar donde iba a colocar su carga, volvió a sentir el paso de la zodiac a su derecha, bastante cerca esta vez, y luego notó como si se alejara al disminuir el ruido del motor, o quizás simplemente estaba desacelerando. De todas maneras el peligro para él había pasado y ahora solo quedaba concentrarse en lo más inmediato, en cumplir la misión. Llegó a un punto del casco del “Morichal” que le pareció el idóneo para colocar su carga, así que con sumo cuidado, la quitó del arnés donde la transportaba y la colocó, quedando esta adherida al casco. Activó el temporizador, y finalmente los sensores antirremoción, que evitaban que fuera retirada sin explotar antes. La suerte estaba echada.
Controló su reloj. Tenía tiempo suficiente, pero no había que dormirse en los laureles, así que retornó por el mismo camino por el que había venido, hacia la popa del buque donde se reuniría con sus hombres. Al acercarse, notó que algo no iba bien. No sabría decir que era, pero ya no se notaba aquella calma que les había acompañado hasta aquel momento. Se esforzaba por intentar ver algo, pero en aquellas condiciones, casi no veía más allá de sus propias narices, así que empuñó su fusil submarino neumático y avanzó con cautela.
De pronto, ante él apareció el cuerpo de uno de sus hombres. Estaba en una extraña posición, como mirando hacia la superficie y se elevaba lentamente, como flotando. Totalmente sorprendido, Ojeda atinó a ver como llevaba algo que parecía una varilla clavada en el pecho. Su pulso se aceleró y todos los músculos de su cuerpo se tensaron todavía más si cabe. En ese momento apareció ante él otro buzo, que parecía seguir a su hombre en su ascenso, con un cuchillo en la mano dispuesto a usarlo. El Teniente sintió una especie de temor y rabia al contemplar que aquel buzo no era ninguno de sus compañeros. Ahora ya sabía lo que debía hacer. Enfiló su fusil submarino hacia el pecho de aquel extraño, y justo cuando este se percato, presionó el gatillo. A menos de dos metros, el arpón se le clavó en la base del cuello. El buzo trató desesperado de quitarse aquel trozo de metal que lo estaba matando con ambas manos, pero la vida se le escapaba por momentos, y finalmente dejó de forcejear y comenzó a flotar como un peso muerto.
Ojeda trató de entender que era lo que había sucedido, pero no tenía tiempo para pararse a pensarlo, así que lo hizo mientras aleteaba y buscaba a alguno de sus compañeros o a otro buzo enemigo. Llegó a unos metros de la popa del petrolero, al punto de reunión para iniciar la exfiltración, solo que allí no había nadie. “Mierda, mierda, mierda, ¿que carajos ha pasado aquí?” pensaba para si mismo, cuando de repente, oyó el ruido de la maldita zodiac muy cerca. Esta, atraída por una boya que había soltado uno de los buceadores venezolanos, posiblemente el que él mismo había matado, para alertar a los de la superficie que allí abajo había enemigos.
Sin pensarlo dos veces, comenzó a bucear todo lo rápido que su exhausto cuerpo le permitía. Gracias a su exigente entrenamiento físico y a su preparación técnica, Ojeda conseguía sobreponerse al cansancio y alejarse lo antes posible de aquella zona, en dirección a la lancha submarina. Y así, buceando a toda velocidad, se dio de bruces con otros dos buzos que luchaban por sus vidas. Cada uno llevaba un cuchillo en una mano, y con la otra, agarraban la mano del enemigo que tenía su propio cuchillo. El Teniente, algo sorprendido por lo brusco de la escena, tardó un instante en decidir cual era su adversario y cual su compatriota. Por suerte, los dos hombres, enfrascados en una lucha por la supervivencia, no se habían percatado de la presencia del tercer buzo, así que el venezolano no se dio cuenta de como se le aproximó por su espalda una sombra que armado con otro cuchillo, le rebanó la garganta de izquierda a derecha.
Ahora que el buzo venezolano se alejaba flotando, envuelto en un baño de sangre, los dos buzos colombianos siguieron alejándose de la “escena del crimen”. Ambos escuchaban el ruido de lo que parecían más lanchas acercándose al “Morichal”. Algunas se alejaban de él y comenzaban a avanzar en varias direcciones, casi siempre hacia mar abierto, esperando encontrar a los buzos enemigos.
Ojeda no tenía otra cosa en mente que nadar tan rápido como pudiera, su mundo allí y ahora se limitaba a aquello, si quería tener una oportunidad de salvar su vida debía nadar como alma que lleva el diablo. Su compañero lo seguía, aunque posiblemente debido al cansancio de la lucha a muerte con su enemigo, estaba más cansado e iba perdiendo distancia con respecto a él, aunque el Teniente no se daba cuenta de ello.

De repente se escucharon algunas explosiones...Ojeda se quedó helado. Aquel sonido solo podía significar que estaban lanzando cargas explosivas tratando de alcanzarlos. Las dos primeras sonaron algo lejos, pero la tercera y la cuarta explosionaron se sintieron mucho más cerca. De echo, la última produjo una onda en el agua que lo empujó hacia delante algunos metros, pero sin mayor prejuicio para él. Caso diferente fue el de su compañero, al que alcanzó y le produjo lesiones que lo mataron casi al instante. Ojeda miró hacia atrás, ya que como no había notado que su compañero se quedaba rezagado, esperaba verlo tras él. Pero al no verlo por ningún lado, se temió lo peor. Por un momento no supo que hacer, aunque no tenía muchas opciones. Nadó algunos metros regresando sobre sus pasos cuando vio flotando frente a él, trozos de neopreno y restos sanguinolentos de carne...ya era suficiente, no había nada que hacer. No veía el cuerpo, pero sabía que su amigo estaba muerto, lo sentía. Volvió a mirar la brújula para seguir nadando en pos de la lancha submarina, aunque las lagrimas que le humedecían los ojos, le molestaban al hacerlo.
Llevaba cinco minutos nadando y oyendo a una o dos lanchas navegar en superficie dando vueltas sobre él. Se sentía como una oveja acosada por dos lobos...y no le gustaba en absoluto. Volvieron a lanzar otra andanada de cargas explosivas, pero demasiado lejos para afectarle. Otra vez una lancha se acercaba, esta vez mucho. Si soltaba las cargas explosivas en aquella pasada, casi con certeza no lo contaría... , pero mientras esperaba el sonido de las cargas, algo mucho más potente sonó a lo lejos... ¡otra explosión!...los marinos que había en la lancha que navegaba sobre su cabeza, quizás sorprendidos por la explosión, dejaron de lanzar sus propias cargas, y se alejaron de la zona.
Al principio no comprendía que podía ser, pero no tardó mucho en darse cuenta. Todavía no había llegado la hora programada para la explosión de las cargas en el petrolero, pero algún buzo enemigo debía haber encontrado alguna y la había intentado quitar...“gran error” pensó Ojeda.
Cuando por fin llegó al punto donde habían dejado el “chariot” no lo encontró, con lo que los nervios comenzaban a apoderarse de él. Finalmente trató de calmarse. Cualquier variación en su rumbo de navegación hasta allí, por menor que fuera. Le habría apartado varios metros de su lancha submarina, así que se tranquilizó y comenzó una búsqueda en círculos concéntricos, y en el segundo de ellos, la localizó. No había nadie más. Estaba solo de momento. Se subió al puesto de control de la “Defensora” y esperó unos minutos. Miraba constantemente su reserva de oxigeno. Aquello iba a ser el factor limitante de su espera, ya que ahora no se escuchaban lanchas enemigas en superficie, pero apenas podía esperar un par de minutos más antes de marcharse para no agotar su oxígeno. Finalmente pasaron los 120 segundos sin que apareciera el tercero de sus hombres. Con un gran peso en su pecho por la sensación de culpabilidad y con la cabeza mirando hacia atrás constantemente, emprendió el viaje de regreso hacia el “Intrepido”. Si su tercer amigo había sobrevivido, no regresaría con ellos a la patria.
Ojeda llegaría 50 minutos después a contactar con el submarino, el cual abordó tras sujetar la “Defensora” al mismo. El equipo “Lima” regresaba al “Intrepido” con tan solo un hombre. Una vez informado, el Capitán Álvarez ordenó salir de allí, el enemigo estaba alertado y la zona ahora era muy peligrosa.

Mientras todo aquello tenía lugar, la otra parte del ataque, los equipos “Kilo” y “Mike” estaban cumpliendo con su parte. El ARC “Indomable” había llegado con 18 minutos de retraso al punto inicial, pero con la espera de media hora del “Intrepido”, habían podido realizar el ataque al mismo tiempo, tal y como estaba previsto.
“Kilo” se desplazó con su “Chariot” hasta las cercanías de los muelles de atraque de la refinería, donde atacaron las tuberías de suministro de combustible de un muelle que encontraron vacío con dos cargas, mientras que otras dos las emplearon en otro petrolero de bandera venezolana, el buque tanque “Paria” de 56,000 toneladas de peso muerto, que estaba atracado en un muelle contiguo. Este equipo no fue descubierto, y por lo tanto pudo realizar su misión tal y como la habían planificado, siendo el equipo de comandos anfibios colombianos más exitoso de los ataques de aquella noche, ya que el equipo “Mike”, cuyo objetivo era el más difícil de todos, sufrió las consecuencias de lo arriesgado de su misión.
“Mike” debía internarse en tierra casi 250 metros antes de colocar sus cargas explosivas en las tuberías de gas de la refinería, lo que se esperaba que provocase una gran explosión y se llevase por delante bastante de la infraestructura más cercana así como algunos depósitos de crudo. Al principio, “Mike” tuvo suerte, y pese a la gran vigilancia que había en tierra por parte de efectivos de la Guardia Nacional venezolana, lograron infiltrarse hasta las inmediaciones de su objetivo. Pero allí la suerte se les terminó, simplemente la vigilancia era demasiada. Una patrulla de cuatro soldados venezolanos notaron algo raro, oyeron algo, y se dispusieron a investigar. La tensión era máxima en la vigilancia de la refinería, y sus superiores habían dejado bien claro que debía investigarse todo, por poca cosa que pareciera, o absurdo que pudiera ser.
Los comandos colombianos no tuvieron más remedio que eliminar aquella patrulla con sus armas silenciadas, pero uno de los venezolanos logró disparar su arma al aire antes de morir. Aquello desató una reacción enorme por parte de la seguridad, y docenas de miembros de la Guardia Nacional acudieron rápidamente al lugar de donde habían procedido los disparos. Pero los hombres de “Mike” no se estuvieron quietos, y mientras se movían y trataban de ocultarse, fueron colocando las cargas explosivas en diferentes tuberías y esferas de gas del sistema de distribución y almacenamiento de la refinería. Finalmente, los comandos fueron acorralados y comenzó un intenso tiroteo. Asediados por decenas de soldados enemigos y sin escapatoria, los comandos tomaron una decisión desesperada para crear una distracción que les permitiese escapar. No sabían si se habían alejado lo suficiente de donde habían colocado las cargas explosivas, pero se la jugarían y las detonarían con la esperanza que no les alcanzara la deflagración y en la confusión reinante, pudieran escabullirse hacia la costa y el mar.
Cuando accionaron el detonador, al principio creyeron que la jugada les había salido bien y las explosiones aturdieron a sus enemigos, pero casi al instante, las explosiones se combinaron y alimentaron creando una única y gigantesca explosión que sacudió gran parte del complejo y produjo una increíble bola de fuego que se elevó al cielo. Cuando la deflagración se consumió, una zona de 9 hectáreas estaba en arrasada y al menos seis tanques de combustible ardían como gigantescas antorchas. En el interior de aquella superficie arrasada todos los hombres habían muerto o tenían heridas tales que no tardarían en hacerlo, incluyendo a los comandos del equipo “Mike”, que aunque fuese de modo póstumo, cumplieron con su misión.

Minutos más tarde, mientras que los submarinos “Intrépido” e “Indomable” se retiraban de la zona, detonaron las cargas restantes adosadas al “Morichal”, al “Paria” y a las tuberías de distribución de crudo del muelle de la refinería.
El “Morichal” acabó en el fondo del mar, mientras que el “Paria” quedaría embarrancado junto al muelle al que estaba atracado. Las tuberías del muelle fueron destruidas y no se podrían utilizar hasta que fueran reparadas, lo cual llevaría su tiempo, por lo que ahora dos de los cinco punto de atraque del Punta Cardón estaban inoperativos. Pero el resultado más espectacular fue la destrucción de una parte de la refinería, que aunque pequeña comparado con el tamaño total de la misma, no era en absoluto insignificante, y de seguro ocasionaria importantes retrasos en la refinacion de crudo de los derivados que alli se producian.


Pero la lucha no había terminado aquella noche en las aguas cercanas a la península de Paraguana.
El helicóptero ASW AB-212, con indicativo “Ballesta”, que patrullaba en las inmediaciones de Amuay, recibió instrucciones para apoyar a su compañero que estaba encargado de la vigilancia del área circundante de Punta Cardón. El otro AB-212 , con indicativo “Arpón”, estaba empeñado en la búsqueda de los dos mini-submarinos colombianos, que con toda seguridad habían transportado a los incursores que habían perpetrado el ataque contra Punta Cardón. Ambos helicópteros normalmente estaban destinados a las fragatas de la Armada que ahora estaba en los astilleros de Dianca, por lo que ahora se les había asignado aquella labor de vigilancia ASW y de superficie del litoral que bañaba las importantes refinerías de Paraguana.
La tripulación del “Arpón” estaba sumamente enfadada y frustrada por haber permitido que se les “colasen” submarinos enemigos durante su guardia, y las comunicaciones que les llegaban por la radio, dejaban entrever que sus superiores tampoco estaban muy felices con su labor. Espoleados por las reprimendas y el orgullo herido, pero sobre todo por la visión de la enorme explosión que sacudió la refinería y poco después otras instalaciones y buques, pusieron sus cinco sentidos a trabajar al máximo para localizar y hundir a aquellos malditos submarinos.
Con la llegada del “Ballesta”, ambos helicópteros se coordinaron para abarcar una mayor superficie. Buscaron donde ellos creían que podrían haberse escondido los submarinos enemigos, y por donde podrían haber planeado su ruta de escape. Pasaron varios minutos en que primero calaban el sonar, escuchaban durante un minuto, y al no oír nada parecido a los ruidos de un pequeño submarino, comenzaban a emitir “ping” en una búsqueda activa del sonar con la esperanza de detectar algo. Tras unos “pings” donde no detectaban nada, recogían el cable del sonar y se trasladaban a otra posición para repetir el proceso.
Debajo de ellos, varias lanchas patrulleras avanzaban a buena velocidad de un lado a otro, entorpeciendo un tanto su labor, pero también estaba seguro que aquello pondrían nervioso a los submarinos y quizás les haría cometer algún error. En la tercera calada de sonar, “Ballesta” detectó alguna cosa con su búsqueda activa. Estaba a media milla al sur de su posición, y aunque no podía asegurar exactamente si era un submarino o un falso contacto, solicitó la ayuda del otro 212 para que se dirigiera a la posición indicada. El oficial táctico del “Arpón” comenzó a martillear el fondo del mar con emisiones activas, y casi al instante descubrió lo que muy bien podría ser un pequeño submarino, casi debajo del helicóptero. De inmediato reportaron su localización al mando. “Ballesta” ya volaba hacia allí para realizar una triangulación todavía más cercana y evitar que pudiese escapar, cuando el submarino enemigo comenzó a ganar velocidad en un desesperado intento de zafarse de sus acosadores.
“Acaben con él”, fue la orden que recibió la tripulación del “Arpón”, y en cuanto el segundo 212 tuvo también agarrado al submarino, el oficial táctico lanzó un torpedo A.224 sobre su objetivo. El submarino no daba más de 7 nudos sumergidos, y bien localizado como estaba, no tenía ninguna posibilidad de evadir al torpedo mediante maniobras, así que lanzó las contramedidas acústicas que portaba en un intento de desviar el torpedo. Pero la distancia era demasiado corta, y el torpedo, aunque desviado en principio del submarino por las contramedidas, explosionó la cabeza de guerra al lado del minisubmarino, produciéndole graves daños.
Pero los helicópteros no estaban convencidos del éxito del primer ataque y ya estaban preparando otro torpedo cuando localizaron al pequeño submarino colombiano, que resultó ser el ARC “Indomable”, dirigirse a la superficie. Poco después emergía a toda velocidad, soplando todo el aire de sus lastres. Consiguió mantenerse durante menos de un minuto en superficie, lo justo para que los 9 hombres de la tripulación y los comandos que portaba, pudiera abandonar el submarino, antes que el “Indomable” volviese de nuevo al fondo del mar.
Segundos después, una jauría de patrulleras se aproximaron a los náufragos, que fueron rápidamente apresados y trasladados a la costa para ser interrogados lo antes posible. En el aire, los dos helicópteros, ahora con más confianza, reemprendieron la búsqueda del supuesto segundo mini-submarino, pero esta vez, y pese a todos los esfuerzos, el ARC “Intrepido” logró escabullirse y zafarse de sus perseguidores. Llegaría a la costa colombiana durante la noche siguiente. Los AB-212 venezolanos tuvieron que interrumpir su búsqueda tras quince minutos más de infructuosa búsqueda, al quedarse cortos de combustible y tener que retornar a la base a repostar.

El ataque de los comandos anfibios colombianos se había saldado con bastante éxito para ellos, ya que todos sus objetivos habían sido alcanzados, pero el coste había sido tremendo. Uno de los dos mini submarinos hundidos, dos lanchas submarinas perdidas, y lo más importante, 6 comandos muertos, 1 desaparecido, y 4 más, así como 5 marinos, capturados.
Cuando la noticia del ataque al CRP llegó a los Cuarteles Generales venezolanos, una sola palabra recorría toda la cadena de mando...represalias.


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Mensaje por Peace Maker »

Si bueno. exelente relato amigo flanker.creo que la fuerzas militares Colombianas abrieron la cajade pandora y de seguro no les va a gustar lo que van a encontrar ..



saludos


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Mensaje por jcmorey2 »

Listo!

Ahora si se ganaron que lo Su-30 visitaran las refinerias de Barrancabermeja y Cartagena!


Carlos Bautista
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Mensaje por Carlos Bautista »

Se ganaron...

Estos hablan como si fueran quién sabe que...

:asombro:


Gloria a Ucrania ✊🏻🇺🇦✊🏻
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Andrés Eduardo González
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Mensaje por Andrés Eduardo González »

:cool: :cool: Pues vengan por ellas, igual, ya se sabe que son perdidas... nada nuevo bajo el sol...


"En momentos de crisis, el pueblo clama a Dios y pide ayuda al soldado. En tiempos de paz, Dios es olvidado y el soldado despreciado».
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Mensaje por Peace Maker »

Andrés Eduardo González escribió::cool: :cool: Pues vengan por ellas, igual, ya se sabe que son perdidas... nada nuevo bajo el sol...


A usted como que se le olvida que es tan solo una UCRONIA, un relato libre. producto de la imaginacion de una persona . no se lo tome tan apecho Sr. Gandalf :thumbs:


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Mensaje por camiluri »

Creo que no es el único al que se le olvida ese detallito. :green:


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Andrés Eduardo González
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Mensaje por Andrés Eduardo González »

Peace Maker escribió:
Andrés Eduardo González escribió::cool: :cool: Pues vengan por ellas, igual, ya se sabe que son perdidas... nada nuevo bajo el sol...


A usted como que se le olvida que es tan solo una UCRONIA, un relato libre. producto de la imaginacion de una persona . no se lo tome tan apecho Sr. Gandalf :thumbs:


:cool: :cool: Lo sé. Sé perfectamente qué es una ucronía, pero valga aclarar que en una situación real, dichas refinerías en el momento no tienen defensas AA de ningún tipo, así que dichas instalaciones son "pérdidas" para el país en caso de guerra y así se cuenta, así que no sería algo nuevo o que nos tome por sorpresa. Siempre ha sido así, hasta el día que se termine plenamente el SISDAN, ahí sí ya sería otro cantar. Pero por ahora, el SISDAN está en su fase inicial...


"En momentos de crisis, el pueblo clama a Dios y pide ayuda al soldado. En tiempos de paz, Dios es olvidado y el soldado despreciado».
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Peace Maker
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Mensaje por Peace Maker »

Andrés Eduardo González escribió:
Peace Maker escribió:
A usted como que se le olvida que es tan solo una UCRONIA, un relato libre. producto de la imaginacion de una persona . no se lo tome tan apecho Sr. Gandalf :thumbs:


:cool: :cool: Lo sé. Sé perfectamente qué es una ucronía, pero valga aclarar que en una situación real, dichas refinerías en el momento no tienen defensas AA de ningún tipo, así que dichas instalaciones son "pérdidas" para el país en caso de guerra y así se cuenta, así que no sería algo nuevo o que nos tome por sorpresa. Siempre ha sido así, hasta el día que se termine plenamente el SISDAN, ahí sí ya sería otro cantar. Pero por ahora, el SISDAN está en su fase inicial...


Si bueno si usted lo dice, el SISDAN alguuuuuuun dia, o el muy real, armado y existente CODAI para el 2008 nooooooo.


La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía.
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GUARIPETE
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix

Mensaje por GUARIPETE »

Cuando la noticia del ataque al CRP llegó a los Cuarteles Generales venezolanos, una sola palabra recorría toda la cadena de mando...represalias.

Bueno y yo que me había desintoxicado y llega Flanker con Droga de alta pureza :green:

Bueno Flanker te felicito por el relato una vez mas te superas a ti mismo y esta vez con una historia de submarinos y submarinistas que riete tu de la flotilla Mas Italiana.
pero no basta ya de tanto cachondeo Flanker?, ya nos hicieron pate el puente y ahora la refineria? Y CUANDO PEGAMOS LOS CHICOS DEL ARAUCA VIBRADOR? :green:
Barranca bermeja si por supuesto, pero yo quiero ver realidad las amenazas que en su día hiciera mi general Perez Jimenez a Rojas Pinilla, cuando le dijo" vea como no saque a esos barquitos del Golfo le bombardeo Nariño entendio mi compadre?"*
queremos ver a las grullas en esta configuración :twisted:
Imagen
Me refiero como no a la que están literalmente forrados en bombas :green: , tienes para escoger o bien con 32 OFAB o bien con FAB 250. :twisted:
Mas de uno en Caracas en tu relato debe estar como pollo sin cabeza.
saludos.
(*) la conseja popular dice que estas palabras habrían sido pronunciadas por Perez Jimenez en una conversación telefónica con su homologo y amigo Rojas Pinilla Presidente de Colombia para la época.


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