HIJAR, 12 de septiembre de 1914Las campanas del pueblo llamaban a arrebato.
Solo unos minutos antes, el alcalde del pueblo y el jefe del puesto de la guardia civil habían recibido la noticia de la guerra con el francés, y con ella, la orden de proceder a la inmediata movilización de las quintas posteriores a 1885. Siendo un pueblo agrícola que no tenía exenciones por trabajadores especializados, esto venía a suponer perder a todos los jóvenes de menos de 30 años para engrosar las filas del ejército. Pese a todo, el alcalde Bermudez y el sargento Castellano no tardaron en cumplir con su obligación, ordenando a los párrocos, y campaneros de la ciudad llamar a las armas.
Atraído por la insistente llamada, Julio Pio Zarza, abandono los aperos de labranza dejando a su madre en el campo con el encargo de recogerlos y regresar al pueblo, mientras él corría hacia el ayuntamiento. No tardó en cruzarse con decenas de paisanos que corrían en la misma dirección que él, acudiendo presurosos en busca de noticias, unas noticias que, tratándose de la llamada de arrebato, solo podían suponer una catástrofe como un incendio o algo aun peor.
No tardo en entrar en el pueblo donde pudo contemplar a algunas mujeres dirigiéndose a las iglesias rezando entre lágrimas. Fue en ese momento cuando se entero del estallido de la guerra, noticia que ya corría presurosa por las calles del pueblo. Poco después, al llegar al ayuntamiento, comprobó en el bando publicado por el alcalde que, él pertenecía a una de las quintas llamadas a filas, la de 1888.
No había más que decir, se dirigió a la casona familiar, recogió algunos enseres y alimentos, beso a su madre y a su esposa embarazada, y estrecho la mano a su padre, ya anciano. Poco después estaba en la plaza mayor esperando al autobús La viajera que le llevaría directamente a Zaragoza.
En el pueblo las campanas seguían sonando.
Los hombres seguían llegando.
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A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.