Durante la guerra de la Independencia Estadounidense (1776-1783) los africanos eran esclavos en el más amplio sentido de la palabra, con una legislación, basada en gran parte en la romana, que definía claramente su situación legal, política y
social. Durante el periodo colonial no hubo entre los blancos ninguna oposición a la esclavitud. De Europa habían heredado una sociedad muy jerarquizada en donde los ricos explotaban a los pobres salvajemente y donde el concepto de igualdad humana hubiera sido considerado como ridículo y peligroso. Hombres de Estado como
Washinton y Jefferson consideraban normal tener varios centenares de esclavos. No es que no hubo voces discrepantes, varias iglesias protestantes como los Anabaptistas, los Cuáqueros y otros mantuvieron ya desde el siglo XVII la inmoralidad de la esclavitud. No sólamente hubo ya un estado que abolió el sistema (Vermont, 1770)- probablemente porque tuvo muy pocos esclavos - sino, hasta en los estados sureños, algunos plantadores empezaron a cuestionar su legalidad y moralidad. De todas formas no fue muy sorprendente que la famosa "Declaración de Independencia" tan llena de palabras bien intencionadas y cristianas, no abolió la esclavitud y admitía implícitamente que había gente mucho menos "iguales" que otros. (Tampoco hay que rasgarse las vestiduras considerando que la rebelión contra el Reino Unido poco tuvo que ver con la libertad, ni con la opresión, sino con la ambición de una nueva clase media dominante que ansiaba quitarse cualquier tutela británica de encima y tomar las apetecibles riendas del poder en sus propias manos. Por cierto, una vez independiente, los tan odiados impuestos indirectos británicos anteriores se multiplicaron por diez en la nueva República, mientras que al mismo tiempo, y gracias a la especulación, la misma clase media había multiplicado su fortuna proporcionalmente).
No obstante, el movimiento abolicionista empezaba a cobrar más y más vigor hasta convertirse en la auténtica moda humanitaria de la época
(1). Tanto, que a finales del siglo, la Iglesia católica, manteniendo su posición contra cualquier marea, incluyó los panfletos abolicionistas en su Índice de obras prohibidas. He usado el término moda porque gran parte del movimiento fue intrínsecamente hipócrita. Ninguno de sus representantes más representativos, tanto en el Reino Unido que en los Estados Unidos, se molestó nunca en criticar la otra lacra de la época; la situación laboral y social de las clases bajas - el 80% de la población - provocado por la incipiente Revolución Industrial, en donde niños de solamente 5 años trabajaban en los túneles más estrechos de las minas, y en las fábricas, en jornadas de hasta 18 horas. Pero hubo más hipocresías todavía, cuando los Gobiernos se juntaron al movimiento, no por razones morales, sino por consideraciones comerciales y económico-financieras.
El resultado no fue la abolición sino la prohibición del comercio de esclavos por parte del Reino Unido (1807) y de Estados Unidos (1810).819Resumiendo, con el paso del tiempo la producción y comercio de azúcar se había desplazado de las Antillas británicas a islas francesas como Haití. En las británicas el cultivo se había convertido en un negocio ruinoso que necesitaba de grandes subsidios por parte de Londres, convirtiéndolo en una auténtica carga para el Tesoro. Como en el Tratado de Utrecht (1713) - el mismo por el cual la "Pérfida Albión" se quedó con Gibraltar - el Reino Unido se había quedado con el Monopolio del tráfico de esclavos con América, su abolición dañaba mucho a los intereses francesas, incapaces de restituir la muy alta mortandad de esclavos en sus islas, y al mismo tiempo mejoraba mucho la competitividad de las islas británicas- con positivos resultados para las arcas del Tesoro- que no necesitaban de más influjos de esclavos. Hay que admirar la previsión de los ingleses, ya que la legislación se pasó en plena Guerra Napoleónica cuando ellos de todas formas controlaban el Caribe, lo que significaba que la ley solamente empezaba a surtir efectos prácticos a partir del final de la guerra.
(1) Sobre las causas de la moda del Abolicionismo en los EE.UU., hablermos más adelante y muy extensamente. En principio decíos que pretender que una nación netamente mercantilista iba a redimir a millones de esclavos a cambio de nada, sin un lucro pecuniario, es de una ingenuidad beatífica.
Nota de SK.