Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas

[astute]

Puerto de Nueva York- 9 de Octubre de 1914.

La situación era surrealista, cientos…tal vez mil personas tiradas en el suelo y apelotonadas esperando su barco.
No hubo propaganda alguna, no se trataba de ninguna campaña de reclutamiento, todos aquellos hombres, simplemente, habían tenido la misma idea, la cual se extendió como la espuma, dando lugar a más hombres con la idea de tomar un barco.
Los hombres de mayor edad, intentaban ordenar a los jóvenes en filas para embarcar en un mayor orden en cuanto se les diera la orden.
Y allí estaba David Donovan. Un joven de 19 años nacido en una granja de Albany, el cual había vivido toda su vida odiando a los Españoles. Los mismos que dejaron a su familia en la ruina por muchos años, y provocaron que su padre se diera a la bebida. En cuanto supo que Los Franceses estaban en guerra con los Españoles, y que en Francia aceptaban extranjeros en su ejército, no lo dudo, dejó la granja, empaqueto sus escasas pertenencias y compró un billete hacia el puerto de Le Havre.
David observaba a la mayoría de chicos de su alrededor, casi todos eran de su edad, algunos habían sido militares, según escuchaba, pero la mayoría eran chicos corrientes, muchos con acentos que no reconocía. Lo que le sorprendía era un grupo de unos 40 hombres, todos de una edad avanzada, no menos de 40 años el más joven, hasta los sesenta y muchos el más mayor, no podía dejar de fijarse en ellos…
-Son ex –combatientes.
-¿Disculpa?
-Esos hombres a los que tanto miras, todos combatieron contra los Españoles, la mayoría son oficiales del Ejército, renunciaron, y aquí les tienes.
-Me llamo David, David Donovan.
- Encantado, soy Santino Montolivo, pero mis amigos me llaman sonny.
- ¿A ti también te jodieron esos Españoles?
-En realidad no, apenas llevo doce años en la ciudad con mi familia, pero siempre quise volver a Europa, y ahora, incluso me pagaran por ello.
David miró incrédulo a su nuevo amigo, no era el tipo de discurso que esperaba, pero al menos parecía un buen tipo, pese a ser italiano, pensó.
Un par de cigarrillos después, comenzaron a sonar los silbatos, los hombres mayores a los que antes miraba, comenzaban a dar órdenes a viva voz, ordenando la colocación por filas, que con más entusiasmo que orden, los jóvenes acataron.
David estaba temblando, se acercaba el momento de embarcar…ni siquiera había sido capaz de recordar el nombre del buque, aunque sabía que era Francés. Sonny, se dio cuenta, y le puso la mano en el hombro.
-¡TERCERA FILA! ¡EMBARQUEN!
Gritó uno de aquellos hombres.
David y Sonny embarcaron y tomaron una litera.
Vieron como la estatua de la libertad se alejaba cada vez más…se dirigían hacia una experiencia que cambiaría sus vidas para siempre.
David, agotado tras días de espera en el puerto, decidió dormir, no quería comer la aguada sopa que se servía.
-Quiero llegar cuanto antes.
Pensó antes de que el sueño se apoderara de él.
Lo que David no sabía, era que en aquel barco iban los primeros 400 voluntarios Estadounidenses, de los 2.000 que partirían esa semana hacia Francia.

[astute]

Londres-Palacio de Westminster- 9 de Octubre de 1914.
Allí estaba el, el hijo de un campesino de una plantación tabaquera, en uno de los lujosos salones del Palacio…nada menos que en Londres…quién se lo iba a decir.
Osvaldo Santos era el líder militar de los Mambises, y el número 2 de aquella delegación de 6 miembros que mediante contactos con delegados Británicos en los Estados unidos, habían sido invitados para una reunión secreta.
Osvaldo sabía lo que planeaban los Británicos.
-Querrán lo mismo que los Gringos en el 98-…dijo con desgana a sus compañeros.
La idea de volver a ser utilizado por otro país para hacerles el trabajo sucio no le seducía, pero no le quedaba otra opción. Por su cuenta, habían conseguido cierto apoyo económico en los Estados unidos, pero era insuficiente. Consciente de su debilidad, y de la fortaleza de su enemigo, sabía que no podrían expulsar a los Españoles por su cuenta, necesitaban ayuda.
Aún recordaba la última guerra, el cómo fueron masacrados…el como el pasó de ser un simple soldado a liderar a 300 hombres en apenas 7 meses debido al alto número de bajas…y el cómo los Estadounidenses huyeron ignorando sus peticiones de ayuda. Los recuerdos de la guerra no hacían más que atormentarle, mientras saboreaba una copa de whisky…hasta que las puertas del salón se abrieron.
Apareció un oficial de baja graduación, con un aspecto muy Británico, pensó Osvaldo. El cual se dirigió a ellos en un perfecto Español.
-Por favor caballeros, tengan la bondad de acompañarme.
Los 6 hombres obedecieron y le siguieron por los pasillos de palacio. Osvaldo se estaba deleitando con el palacio…cuadros, armas de todas las épocas… jamás había visto nada igual.
El oficial llegó hasta una gran puerta, los soldados que montaban guardia frente a ella la abrieron y se apartaron, saludando con marcialidad a la delegación.
En el centro de aquella gran sala, había una mesa enorme, en la cual había 9 invitados, algunos eran militares, otros vestían elegantemente…debían ser políticos, reflexiono Osvaldo.
Quién presidía aquella mesa se levantó y se dirigió a Antonio Tapia, líder de la delegación.
- Mi querido Antonio, como le va.
- Muy bien señor Churchill, agradezco su invitación a palacio.
- Desde el primer momento, tuve la certeza que ustedes serían un gran aliado del Imperio, y estaremos encantados de ayudarles en la lucha contra los Españoles…Dígale a sus colegas que disculpen que no me dirija a ellos, pero no hablo Español, y creo que solo usted domina nuestra lengua…
- No señor Churchill, se equivoca, el señor Santos también la domina…le presento…el señor Santos es nuestro líder militar.
- Excelente. Encantado de conocerle señor santos, soy Winston Churchill.
- Un placer. Dijo con falsa cortesía Osvaldo.
- Dígale a sus colegas que tomen asiento, estamos ansiosos por empezar.
Todos los presentes tomaron asiento…mientras Osvaldo reparo en un hombre de gruesas gafas sentado en una esquina de la sala. No miraba hacia ellos directamente, pero era obvio que estaba atento a lo que se decía.

Winston Churchill se puso en pie, mientras ordenaba a un traductor que tradujera para el resto de la delegación Cubana.
- Verán señores, actualmente nos encontramos en guerra con los Españoles…nos han atacado por la espalda, debido al temor que nos tienen…y vamos a devolver el golpe en todos los frentes posibles.
Aquellas palabras confirmaron a Osvaldo sus pensamientos…mientras Churchill prosiguió su discurso.
-Somos conscientes del sufrimiento del pueblo Cubano, y de cómo está sometido al yugo Español, y es mi deseo, y del gobierno de su majestad, prestarles la mayor ayuda posible.
Comenzaron los susurros en el sector de la mesa Británico, con signos de aprobación al discurso.
Antonio Tapia se levantó y tomó la palabra.
-En nombre del auténtico pueblo Cubano, estaremos encantados de ayudar en la medida de lo posible al pueblo Británico en su guerra contra los Españoles, además de luchar por la independencia de nuestra patria.
Pero debe saber señor Churchill que nuestras debilidades son grandes…necesitamos armas y dinero para nuestros guerreros.
- No se preocupe por eso. El gobierno de su Majestad es generoso con quienes luchan a su lado. Lamentablemente le advierto que nuestras industrias de armamento están trabajando a destajo debido a nuestras grandes necesidades de armamento y no podremos surtirles de armamento Británico.
- Me hago cargo señor…
- Pero si podemos apoyarles económicamente. Se están ultimando los últimos detalles del plan, pero sepan ustedes que recibirán una más que generosa suma económica con la que comprar las armas necesarias. Comprarán la mayor parte de dichas armas en los Estados Unidos, y algunas partidas en Méjico…estamos en contacto con varias fábricas de armamento que les venderán lo necesario. Trasladarán su base de operaciones a Jamaica, y desde allí tendrán nuestro apoyo logístico, además de recibir entrenamiento.
Entonces Osvaldo sintió la necesidad de interrumpir…
-Su plan está muy bien señor Churchill, y agradecemos su ayuda, pero por muchas armas que compremos, nuestro número no es elevado, apenas 12.000, no somos ningún ejército, y la isla está muy bien defendida como para intentar ningún ataque.
- Ustedes no van a realizar ninguna invasión…claro que conocemos su número y sus debilidades…lo que ustedes van a hacer es actuar en Cuba clandestinamente, en grupos pequeños que pasen inadvertidos. Ya tenemos agentes sobre el terreno preparando objetivos estratégicos… puntos de reunión…
Su misión no es la de liberar Cuba, no podrían, las fuerzas Españolas son mucho más numerosas, están mejor armadas y mejor entrenadas, su misión es la de causar los mayores daños posibles a las fuerzas allí destinadas, lo que han estado haciendo hasta ahora, pero a una escala mucho mayor, ya que van a recibir armamento y adiestramiento.
-Entiendo señor Churchill…pero así no liberaremos nuestra patria nunca, por muy bien que lo hagamos.
-Si cumplen su misión, nos facilitarán derrotar cuanto antes a los Españoles, y entonces, les enviaremos ayuda para que liberen su patria.
Osvaldo comenzó a recordar el 98 y su trato con los oficiales Yankis... su discurso era muy similar. No quedó nada convencido del discurso del señor Churchill, por muy encantados que parecieran sus compañeros de delegación.
De pronto la delegación Británica se levantó de la mesa y Churchill se dirigió a Antonio Tapia.
-Celebro nuestro compromiso…pero asuntos de la guerra nos reclaman. El Teniente Hughes les acompañara a sus aposentos.
- Muy bien señor Churchill, vaya con dios.

[astute]

Como podeis ver, he tenido el gusto de unirme como colaborador al relato. Espero hacerlo lo mejor posible

Un saludo

[Gaspacher]

GIBRALTAR II

Los soldados británicos aguantaban estoicamente el feroz bombardeo de sus posiciones cuando empezaron a oír el griterío procedente de los asaltantes que llegaban mientras sus posiciones aun eran sometidas al bombardeo. Algunos de los soldados se arriesgaron a asomarse a las trincheras para disparar, cayendo muertos muchos de ellos.

De pronto se hizo el silencio, por fin los cañones habían callado y por fin podían responder al ataque, cosa que hicieron inmediatamente disparando sus fusiles Lee-Enfield. Estos fusiles podían ofrecer un gran volumen de fuego gracias a sus amplios depósitos de 10 cartuchos, y los fusileros británicos estaban entrenados para lograr las máximas prestaciones de ellos. Una tormenta de fuego que muchos confundieron con ametralladoras se abatió sobre la infantería española. Esta estaba sin embargo equipada con armas semiautomáticas y respondió con igual virulencia, causando nuevas bajas en los defensores a la luz de las bengalas lanzadas para iluminar la zona. Con todo, el ataque no tardo en estancarse al llegar a las alambradas tendidas semanas atrás por los británicos, fue entonces cuando aparecieron las lanchas que transportaban a la infantería de marina por el puerto.


Lee-Enfield

Pronto los botes empezaron a disparar con las ametralladoras instaladas en su proa para proporcionarles capacidad defensiva, sumando sus disparos al combate. Cerca del puerto la compañía C, encargada de la defensa se vio de pronto sometida al doble ataque, viéndose sus hombres obligados a refugiarse del violento fuego. Poco después los botes tocaban tierra permitiendo a sus hombres lanzarse al agua para recorrer los últimos metros hasta la orilla y sumarse al ataque de la línea británica desde retaguardia. En su puesto de mando en el peñón el general Miles no se dio cuenta de la nueva amenaza procedente del mar hasta que los primeros rayos de sol iluminaron parcialmente la escena.

La situación no podía ser más crítica. Frente a sus trincheras los españoles habían llegado a las alambradas e intercambiaban disparos con los defensores mientras los zapadores minadores españoles cortaban las alambradas. En una situación tan difícil, el nuevo ataque procedente del mar no podía llegar en peor momento. Sus reservas estaban al límite tras las bajas ocasionadas por los bombardeos del mes anterior, y su artillería se había reducido a dos cañones de montaña de 18 libras que ya hacían todo cuanto podían. No había más remedio que movilizar a cuantas tropas fuese posible y enviarlas a la cara norte del peñón, desde donde podrían apoyar a los defensores de las trincheras.

Los soldados de esta primera línea, cogidos entre dos fuegos estaban entre la espada y la pared, y pronto los primeros soldados españoles saltaron a la trinchera con la bayoneta calada, empalando a varios de los defensores como al soldado Gilbert, que solo unos segundos antes había acabado con uno de los asaltantes a solo 5 pasos de la trinchera (1). Pronto los combates se generalizaron a lo largo y ancho de las trincheras, mientras una nueva oleada española llegaba a la carrera para acabar decidiendo la suerte de los combates de una vez por todas.

Poco después las fuerzas españolas salían de las trinchera para empezar a avanzar hacia el sudoeste, encabezados esta vez por las fuerzas del regimiento La Reina, dejando en reserva al Saboya, protagonista del asalto de horas antes. La mayor dificultad ahora estribaba en los británicos que hacían fuego desde la ladera del peñón, utilizando la ventaja que les otorgaba la altura para someter a los atacantes a un fuego brutal. Sin embargo esto también había sido previsto por el general Ardanaz, que había solicitado que los 8 BCD-1 y 4 BCD-2 de los que disponía alzasen el vuelo con las primeras luces para atacar esa ladera. Esperaba con ello causar un grave quebranto entre los defensores que permitiese a la infantería ocupar el pueblo y refugiarse en él, a la espera de realizar el último ataque sobre la propia colina.

En la colina el general Miles había contemplado la caída de la trinchera norte y el posterior ataque sobre el pueblo, ordenando a los artilleros de las inútiles piezas de costa de 254mm que acudieran a la ladera para sumarse a la defensa. Desde lo alto de la colina los soldados británicos dominaban la situación causando graves bajas entre los atacantes, que no tardaron en refugiarse en el pueblo con el fin de buscar la protección de los muros de las casas. no por ello ceso el intercambio de disparos con ellos, pues pronto abrieron aspilleras en los muros y se situaron tras las ventanas, desde las que el intercambio de disparos se estanco durante unos minutos. mientras tanto los camilleros podían ser observados corriendo en busca de los heridos para tratar de ponerlos a salvo, tarea que fue prontamente interrumpida por los disparos de los fusileros británicos.

Entonces llegaron los aviones españoles y la situación para el general Miles no hacía sino empeorar…

1 Gilbert sobreviviría a su herida en el hombro.

[ferrolanoexiliado]

¡ Adelante soldados de España ! ¡ Recuperad nuestro solar patrio del impío inglés !

[Luis M. García]

...disparando sus fusiles Lee-Enfield. Estos fusiles podían ofrecer un gran volumen de fuego gracias a sus amplios depósitos de 10 cartuchos, y los fusileros británicos estaban entrenados para lograr las máximas prestaciones de ellos. Una tormenta de fuego que muchos confundieron con ametralladoras...

Para eso no hacen falta "negros" amanuenses...

Menudo fusilamiento.

Pero siga, siga con brio. Que al menos en nuestros sueños humedos podamos ver la roca bajo pabellón español.

Saludos.

[Gaspacher]

Déjese de puyitas y salte al ruedo, ferroviario

Sigo esperando que nos ofrezca su experiencia y relate el desmantelamiento de un tramo de vía francesa

[Gaspacher]

HOSPITAL AVANZADO, Castellar de la frontera

Desde que empezara el asalto los médicos del hospital avanzado de campaña avanzado o de Gomez Ulla (1) estaban saturados de trabajo. La llegada de heridos, tanto españoles como británicos era constante, evacuados por medio de los mulos camilla probados los últimos años en Marruecos, para posteriormente ser trasladadas en las nuevas ambulancias Hispano Suiza hasta el hospital montado a principios de septiembre.

Una vez allí los médicos inspeccionaban rápidamente a los heridos, haciendo las radiografías necesarias si no se habían hecho antes en alguna de las ambulancias equipadas con las maquinas portátiles de rayos inventadas pocos años atrás por Mónico Sánchez Moreno. Eso permitía a los médicos una atención mucho más efectiva de los pacientes, con el fin de salvar al mayor número posible.

Una vez en el quirófano los médicos, como los aragoneses Manuel Bastos Ansart (2), o Fidel Pagés Mirave (3), quienes ya tuvieran una destacada actuación en la campaña del Rif desarrollada entre 1909 y 1913, se encargaban de la cirugía. Destacaba especialmente la realización de la técnica Friedrich, desarrollada por el cirujano alemán del mismo nombre a finales del siglo anterior. Para ello procedían a extirpar todos los tejidos dañados con el fin de dejar limpia la herida y evitar la propagación de enfermedades.

Realizada la cirugía, el paciente era sometido a un procedimiento de cura de oclusión, enyesando la zona afectada para inmovilizarla, y proceder a continuación a la evacuación del paciente a los hospitales de Sevilla.


El Doctor Fidel Pagés atendiendo a uno de los heridos junto a las hermanas enfermeras, encargadas de la gestión de los hospitales y el cuidado de los pacientes.

Este procedimiento de cura en hospitales avanzados de campaña y posterior evacuación a verdaderos hospitales había sido empleado con grandes éxitos en la campaña del Rif, en la que ante la ausencia de hospitales en Melilla, los hombres eran tratados en hospitales de campaña y evacuados a la península. Este mismo principio era ahora utilizado en la propia península, utilizando la unión de los métodos de esterilización quirúrgica y oclusión de la herida que tan buenos resultados habían dado en los años pasados.

1. El Doctor Gomez Ulla idearia durante la campaña del Rif de 1909-14, los hospitales transportables a lomo, o de campaña, que servirían para realizar las primeras curas cerca del frente.
2. Manuel Bastos Ansart destacaría especialmente en el perfeccionamiento del sistema de cura "español", logrando exitos que años después se extenderían por todo el globo.
3. Fidel Pages escribiría numerosas obras de medicina, y destacaría especialmente por ser el creador de la anestesia epidural

[Luis M. García]

Déjese de puyitas

No pida imposibles, hombre de Dios...

y salte al ruedo, ferroviario

Quite, quite, con lo bien que se está tras la barrera...

Sigo esperando que nos ofrezca su experiencia y relate el desmantelamiento de un tramo de vía francesa

Saludos.

[Gaspacher]

GIBRALTAR III

La noche por fin estaba cayendo sobre el peñón, pero el general Miles dudaba de que esto fuese a significar la vuelta a la calma. Tras el ataque de la mañana las tropas españolas habían roto el frente de tierra y ahora controlaban el puerto y el pueblo, extendiéndose a lo largo de la base del peñón, lo que significaba que controlaban las mejores reservas de agua y alimentos. Tan solo en las posiciones altas del peñón las fuerzas británicas habían logrado resistir, y ello a un alto coste.

Desde allí habían combatido con denuedo intercambiando disparos con los soldados españoles, pero los españoles no habían tardado en emplazar ametralladoras en varios de los edificios, aportando una gran potencia de fuego a su ataque que ya contaba con la ayuda de los aviones, y esta era una potencia que las escasas ametralladoras británicas no lograban igualar. Sin duda la situación era angustiosa, y aun había empeorado más cuando la artillería española había retomado los bombardeos horas antes, obligando a los defensores a buscar refugio y permitiendo así la labor de los camilleros españoles y el descanso de sus soldados, que pudieron dedicarse a preparar sus posiciones a la espera del último asalto.

Cuándo llegaría este, se preguntaba Miles, aunque eso era algo que tan solo conocía el general español, por lo que el general Miles tan solo podía esperar en lo alto del peñón, aislado del mundo por haber perdido la conexión por cable, sin duda cortada por los españoles, y las antenas destruidas por la artillería. Tal vez la pregunta no fuese cuando atacarían los españoles sino hasta cuándo podría resistir… aislado, sin suministros, y bajo el constante fuego de la artillería enemiga.

Una cosa era segura, llegados a este punto los españoles preferían una vez más tomárselo con calma.

[Gaspacher]

Quite, quite, con lo bien que se está tras la barrera...

¡Cobarde!

[Urbano Calleja]

MADRID, 9 de Octubre, 20:30

EL Ministro de la Guerra Echagüe entraba en las dependencias del ministerio después de una larga reunión con miembros de la Armada, el Ejército y el gobierno. Las discusiones sobre un futuro ministerio de armamento se estaban acelerando y parecía que por fin había una clara sintonía entre todos los miembros. Había costado vencer las reticencias de los militares que interpretaban un hipotético Ministerio de Armamento como una intromisión en sus capacidades y responsabilidades alrededor de la defensa del país. Sin embargo, con un poco de mano izquierda, la promesa de ajustar el contenido y responsabilidades, y la sugestión de que fuera un militar (conocedor de las necesidades y políticas de adquisición) el que fuera titular del Ministerio, las conversaciones iban centrándose por el buen camino... pero había sido necesario emplear mucha persuasión y sentido común. Definitivamente estaba cansado... dejaría unos documentos en el despacho y marcharía a casa. Nada como una buena ópera en el gramófono y una buena conversación con su mujer.

- Buenas noches señor Ministro, ¿ha ido bien la reunión?
- Buenas noches capitán Echegaray, bien, bien... ha sido un día largo. ¿Alguna novedad?
- Un par de noticias, sí. Llegó el informe del servicio secreto sobre Birkigt, lo tiene sobre la mesa por si quiere leerlo. Básicamente lo exculpa de cualquier riesgo de fuga de información al enemigo.
- Muy bien, ¿algo más?
- Sí, aquí tiene dos informes más, los dos del señor Fournier por si los quiere leer esta noche. El primero, recopila lo que ha podido reunir a cerca del trabajo de Morane sobre la sincronización de ametralladoras. Recomienda ponerse en contacto con el departamento de mecánica liderado por el profesor Leonardo Torres Quevedo para ver si ellos pueden aportar alguna idea o solución al respecto. El segundo da detalles del trabajo teórico desarrollado con la empresa Aero, y expone una solución para montajes móviles de ametralladora sobre plano superior, de forma que futuros biplanos puedan disparar frontalmente sin impedimento de la hélice.
- Excelente... parece que fue una buena recomendación ese Fournier, Echegaray. Felicidades... por cierto, ¿se sabe algo cómo se desenvuelve nuestro invitado austríaco en Asturias?
- La gente de Trubía se ha hecho cargo de él, y parece que el señor Burstyn está entusiasmado con el equipo y con su nuevo alojamiento. Parece que le permite pasear cerca del mar lo cual parece emocionarle especialmente.
- Bien, bien... es bueno mantener contento a ese hombre. Está protegido por el Emperador y el propio Rey se interesa por él. Además, parace un ingeniero hábil... podría ser interesante contar con él para el futuro. Bien Echegaray, voy a casa y leeré los informes mientras disfruto de una ópera
- Haydn, ¿señor?
- Como de costumbre, capitán. No se vaya tarde a casa... mañana continuaremos. Aproveche para decansar cuando pueda... es una lección que aprendí en Cuba
- Me marcho a la vez que usted señor Ministro, solo esperaba a que regresara
- Pues déjeme que recoja ese informe de mi mesa, y nos vamos.

[Gaspacher]

GRAVELINAS, posiciones francesas sobre el río Aa, 10 de octubre

El comandante Claudel, antiguo profesor universitario en la universidad de Borgoña antes de ser movilizado semanas atrás, era el encargado de adecuar las defensas francesas al sur del río Aa en la zona de su desembocadura. En su caso pertenecía al 8º regimiento de infantería territorial. Una unidad compuesta por reservistas de entre 50 y 55 años, hombres demasiado mayores para acudir al frente, pero que podían prestar una gran labor en retaguardia.

Por esta razón el día 25 de septiembre los 8 regimientos territoriales de la 1ª región militar habían sido trasladados apresuradamente al sur del río Aa, donde se les habían repartido herramientas de campaña y se les había conminado a construir una larga línea de trincheras de más de 100km entre la desembocadura del río en Grand-Ford-Phillippe, y la pequeña villa de Tortequesne al este de Arras. Un trabajo ingente a realizar por los alrededor de los 20.000 hombres que agrupaban las fuerzas territoriales, aunque por fortuna pudieron contar con la ayuda de los paisanos de los pueblos de la zona, una mano de obra de varios miles de hombres y mujeres.



Gracias a estos paisanos los trabajos avanzaban con relativa rapidez, lográndose construir entre 500 y 700 metros de trinchera al día en la zona del regimiento. Lo que exportado a la totalidad del frente supondría entre 5 y 7 kilómetros al día. Un ritmo más que aceptable que significaba que en menos de 10 días habrían concluido las obras de atrincheramiento ordenadas por el cuartel general, momento en el que podrían pasar a ocuparse de tender los miles de metros de alambre de púas que estaban recibiendo día tras día frente a ellas.

Con todo, la labor de fortificación sería imposible de no ser por la ayuda aportada por las regiones militares 2 y 3, y las agrupaciones de trabajo que enviaron al norte, dejando una unidad logística y de reclutamiento e instrucción en sus acuartelamientos, y desplazando al resto de la fuerza al norte. Eran ellos los encargados de realizar otras tareas a retaguardia de sus posiciones, como la construcción de lo que debía ser un gran depósito de suministros en la cercana localidad de Guemps, la adecuación de caminos y la preparación de posiciones de artillería para emplazar a las fuerzas del cuerpo expedicionario británico cuando retrocediesen hacia el sur, un movimiento que harían aun a costa de abandonar ciudades como Lille, Dunkerque o Gravelinas a las fuerzas alemanas.

Por supuesto, nada de esto se habría logrado a tiempo de no ser por la increíble resistencia que estaban demostrando los belgas en el norte…

[Gaspacher]

Yo en principio no tengo nada más hasta el día 14, si alguien tiene que postear entretanto que hable bien para postear bien para reservar sitio.

En un principio yo continuare el miércoles a menos que alguien haya reservado sitio

[Urbano Calleja]

Nada que añadir hasta entonces... los pobres ingenieros estan trabajando a todo trapo, pero no son magos.