Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
- SAETA2003
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
tomando como base mis pocos conocimientos obtenidos en el curso de plana mayor sin duda la mayor ventaja de Venezuela es la superioridad aérea, particularmente yo botaría por que los helos con capacidad de combate del ejercito (Mi-35 y Mi-17) deben iniciar de inmediato una campaña de reconocimiento armado que permita no solo localizar las posiciones defensivas del enemigo sino también mermar lo mas posible las mismas, dejando las labores de transporte de las nuevas tropas al teatro de operaciones a los helicópteros y aviones de la aviación, armada y guardia nacional, por su parte los Su-30 deben continuar con las labores de CAP para garantizar la superioridad aérea durante la operación a la vez de continuar con los ataques de los objetivos estratégicos. por ultimo el resto de la aviación de combate (F-16, mirage 50 y F-5) deben desencadenar una ola de ataques contra las posiciones descubiertas por los helicópteros del ejercito mientras los A-27 y los Bronco permanecen en alerta en caso de que sea necesaria alguna misión CAS de emergencia.
Si Vis Pacem, Para Bellum
- flanker33
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
Hola a todos,
En un relato por entrega es difícil mantener el suspense llegados a cierto punto, pero permítanme no adelantar acontecimientos todavía ni dar nada por hecho.
Y a mi también, desde luego.
Más que la linea de abastecimiento en si, para mi, es el flanco de bastante longitud que hay que proteger adecuadamente.
¡Ostras! Y yo aquí haciendo de “General de sillón”...
Coincido con usted, aunque hay que tener en cuenta que la FAC no ha desaparecido.
Aquí me voy acoger a mi derecho a no declarar...todavía. Solo una cosa sobre el tema de la aviación. Hay que pensar que conforme avance el conflicto, habrá momentos en el que el régimen de disponibilidad de los aparatos decaerá, y por ejemplo, tras cuatro-cinco días de conflicto ininterrumpidos y con varias salidas por día, se somete a los aparatos a bastante presión, más en aviones de mantenimiento exigente como los Su-30 (por lo que he leído) por ejemplo. Pero también la FAC, operando desde pista improvisadas, nunca será como desde una Base Aérea y aunque se entrenen, equipen y preparen para ello, tras unos días de intensa actividad, asumo que su operatividad también quedará degradada, todo lo cual se traduce en que habrá días que el número de aviones operativos en ambos bandos sea inferior al usado hasta ahora, ya que por el momento había usado el dato de un 80% de disponibilidad para todos los modelos y ambas Fuerzas Aéreas.
Saludos.
Peace Maker escribió:de todos modos no se preocupe, que medio intuimos por donde vienen las cosas.
Parmo escribió:Ta buena la novela, digo el relato, pero mejor la expectativa. Anótate 5 puntos Flanker.
camiluri escribió:Tengo la ligera impresión de que las tropas invasoras están extendiendo demasiado sus líneas de abastecimiento y en cualquier momento van a quedar encerrados.
En un relato por entrega es difícil mantener el suspense llegados a cierto punto, pero permítanme no adelantar acontecimientos todavía ni dar nada por hecho.
MauricioA escribió:Me encantaría estar de observador en alguna de estas reuniones "a puerta cerrada" para ver como es que los poderosos toman decisiones
Y a mi también, desde luego.
jcmorey2 escribió:No han entrado ni 50 km! lineas de abastecimiento?
Más que la linea de abastecimiento en si, para mi, es el flanco de bastante longitud que hay que proteger adecuadamente.
SAETA2003 escribió:tomando como base mis pocos conocimientos obtenidos en el curso de plana mayor
¡Ostras! Y yo aquí haciendo de “General de sillón”...
sin duda la mayor ventaja de Venezuela es la superioridad aérea,
Coincido con usted, aunque hay que tener en cuenta que la FAC no ha desaparecido.
particularmente yo botaría por que los helos con capacidad de combate del ejercito...
Aquí me voy acoger a mi derecho a no declarar...todavía. Solo una cosa sobre el tema de la aviación. Hay que pensar que conforme avance el conflicto, habrá momentos en el que el régimen de disponibilidad de los aparatos decaerá, y por ejemplo, tras cuatro-cinco días de conflicto ininterrumpidos y con varias salidas por día, se somete a los aparatos a bastante presión, más en aviones de mantenimiento exigente como los Su-30 (por lo que he leído) por ejemplo. Pero también la FAC, operando desde pista improvisadas, nunca será como desde una Base Aérea y aunque se entrenen, equipen y preparen para ello, tras unos días de intensa actividad, asumo que su operatividad también quedará degradada, todo lo cual se traduce en que habrá días que el número de aviones operativos en ambos bandos sea inferior al usado hasta ahora, ya que por el momento había usado el dato de un 80% de disponibilidad para todos los modelos y ambas Fuerzas Aéreas.
Saludos.
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las operaciones en pistas improvisadas no estan hechas para que operen durante dias o de forma indefinida y menos sin tener la logistica para ello (uan cosa es cargar de bombas y combustiblke a un avion y mandorlo a salir a cumplir una mision desde una carretera y otra tener los bancos de pruebas de los sistemas y armas para que sigan operando) OTRA COSA Y QUE ME PARECE IMPORTANTE ya mencionan al difunto es sabido que el mismo no es un personaje con mentalidad belicista, aunque parezca paradojico decirlo!! seria muy poco creible que en la intencion de chavez este el de realizar algun tipo de invasion total o aniquilacion del ejercito colombiano, en esto juega la cosa politica (por lo mismo me parece imposible que dentro de las peticiones este la de pedir la dimision de uribe) y chavez cuando vivia apuntaba a ser algo mas que el presidente de venezuela y bueno chavez seria muchas cosas y loco no es, por ultimo yo siempre lo he dicho un conflicto entre venexzuela y colombia seria algo de dias a los sumo un par de semanas (contando con el tiempo de retirarse a sus fronteras) asi que menos que tras 4 dias de acciones intensas como las aqui descritas veo improbable que se decida a un avance mayor, bueno salvo que el autor le quiera dar un TOQUE DRAMATICO AL ASUNTO PARA LA RETIRADA del ejercito venezolano despues de intentar tomar rioacha y que se vea frustado por la opsicion de las ffmm colombianas, si esa es la intencion a bueno tocara inventarnos esa
- Peace Maker
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eltopo escribió: OTRA COSA Y QUE ME PARECE IMPORTANTE ya mencionan al difunto es sabido que el mismo no es un personaje con mentalidad belicista, aunque parezca paradojico decirlo!! seria muy poco creible que en la intencion de chavez este el de realizar algun tipo de invasion total o aniquilacion del ejercito colombiano, en esto juega la cosa politica (por lo mismo me parece imposible que dentro de las peticiones este la de pedir la dimision de uribe) y chavez cuando vivia apuntaba a ser algo mas que el presidente de venezuela y bueno chavez seria muchas cosas y loco no es,
Yo pensé exactamente igual cuando lei el fragmento, existe mucha confución acerca de la forma en que razonaba el difunto.
Para los que fuimos pragmaticos al tratar de comprender su rasonamiento, ¡para bien o para mal! , nos queda muy dificil llegar a creer que tal cosa.
Simplemente Chávez no pensaba de esa forma, y como dice el topo .¡Chávez fue muchas cosas, pero loco jamas!
Saludos
La excelencia moral es resultado del hábito. Nos volvemos justos realizando actos de justicia; templados, realizando actos de templanza; valientes, realizando actos de valentía.
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- flanker33
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las operaciones en pistas improvisadas no estan hechas para que operen durante dias o de forma indefinida y menos sin tener la logistica para ello (uan cosa es cargar de bombas y combustiblke a un avion y mandorlo a salir a cumplir una mision desde una carretera y otra tener los bancos de pruebas de los sistemas y armas para que sigan operando)
Obviamente nadie espera que se les cambien motores o hagan overhauls en pistas de dispersión, ni que operen de forma indefinida (quizás los suecos si lo hagan) pero combustible, armamento y un pequeño número de piezas para mantener los aviones en vuelo durante algunas salidas en unos días, pocos eso si, no creo que sea imposible, más si se entrena y practica en ello y se adopta la logística y los preparativos necesarios. Nunca será una base aérea, pero para un “apaño” es perfectamente válido.
OTRA COSA Y QUE ME PARECE IMPORTANTE …
Sobre la personalidad de Chávez, lógicamente ustedes conocen el tema muchísimo más que yo. Aquí mi idea era la siguiente. Explorar lo que se comenta en este y en otros foros sobre la partición de la península de la Guajira en dos, con un avance venezolano hasta Riohacha, de forma, que después de lograr los objetivos de su ofensiva, quieran proseguir con la misma visto el éxito (esto ha pasado varias veces en la historia de los conflictos), y como barrunto que sin el permiso de Chávez sería imposible hacerlo, he pensado que él estaría de acuerdo, tómenlo como una “licencia artística” para poder proseguir explorando ese escenario.
Sobre las peticiones ya digo que algunas son de máximos para luego acudir a la mesa de negociación y ya habría tiempo de rebajar:
“aunque todos lo mandos sabían que eran medidas casi imposibles de cumplir por parte de Colombia, y era como una apuesta de máximos para luego enfrentar unas negociaciones de alto el fuego y de paz,”
un conflicto entre venexzuela y colombia seria algo de dias a los sumo un par de semanas (contando con el tiempo de retirarse a sus fronteras) asi que menos que tras 4 dias de acciones intensas como las aqui descritas veo improbable que se decida a un avance mayor,
Quédese tranquilo, no llegará a las dos semanas.
bueno salvo que el autor le quiera dar un TOQUE DRAMATICO AL ASUNTO PARA LA RETIRADA del ejercito venezolano
Eso, un poco de dramatismo no viene mal (el para que, ya se verá), recuerde que es un relato de ficción (con marcianitos verdes y todo) y no como un aseptico reporte oficial.
Saludos.
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- KL Albrecht Achilles
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Peace Maker escribió:eltopo escribió: OTRA COSA Y QUE ME PARECE IMPORTANTE ya mencionan al difunto es sabido que el mismo no es un personaje con mentalidad belicista, aunque parezca paradojico decirlo!! seria muy poco creible que en la intencion de chavez este el de realizar algun tipo de invasion total o aniquilacion del ejercito colombiano, en esto juega la cosa politica (por lo mismo me parece imposible que dentro de las peticiones este la de pedir la dimision de uribe) y chavez cuando vivia apuntaba a ser algo mas que el presidente de venezuela y bueno chavez seria muchas cosas y loco no es,
Yo pensé exactamente igual cuando lei el fragmento, existe mucha confución acerca de la forma en que razonaba el difunto.
Para los que fuimos pragmaticos al tratar de comprender su rasonamiento, ¡para bien o para mal! , nos queda muy dificil llegar a creer que tal cosa.
Simplemente Chávez no pensaba de esa forma, y como dice el topo .¡Chávez fue muchas cosas, pero loco jamas!
Yo sin embargo no estoy de acuerdo con ustedes, por una parte pudimos ser testigos de que cuando las cosas le iban bien al difunto no lo pensaba dos veces para darle otra vuelta a la tuerca, y por otro lado de tanto hablar de castigar al imperio tengo la impresion de que al etiquetar a Colombia como lacayo de este, el no ir hasta las ultimas consecuencias seria no hacer honor a toda la verborrea antiimperialista de los años anteriores.
Se me hace que un ejemplo de lo que pueda suceder aqui en el relato lo podemos ver cuando se dio el referendum, sintiendose guapo y apoyado quiso radicalizar aun mas el proceso y salio con las tablas en la cabeza.
Ademas no es ningun secreto que en mas de una ocasion eclipso a proposito con regaños o dejando a un lado alguna que otra voz sensata en su equipo de gobierno para hacer las cosas como el queria.
Saludos
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I am the master of my fate: I am the captain of my soul. - From "Invictus", poem by William Ernest Henley
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- Cabo
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
A mi me parece que una "batalla" en cuatro vías mínimo muy pronto esta esta a solo 35 km de la frontera, estemos claros la guajira no es el frente central europeo con una defensa continua. vasta analizar los movimientos de Rommel con la 7 división "fantasma" durante la campaña de Francia y la campaña africana del áfrica Korps; para saber que los tanques tienen solo que rodear y amenazar con dejar atrás las fuerzas colombianas para que estas tengan que abandonar 4 vías o quedar embolsadas. y antes del que hablen del alamein les recuerdo la depresión de quatara.
Una defensa en la carretera de la costa santa marta - riohacha tiene mas posibilidades o la adentrándose en la vía cuatro vias - Valledupar; las condiciones geográficas en cualquiera de estos 2 lugares son mas adecuadas para una defensa. en ambos sitios la fuerzas de blindados tendrian que pelear para avanzar y no simplemente rodear unos Km a la derecha o izquierda.
Respecto a las operaciones de aviones fuera de sus bases hay un limite! por dios!
Gracias.
Una defensa en la carretera de la costa santa marta - riohacha tiene mas posibilidades o la adentrándose en la vía cuatro vias - Valledupar; las condiciones geográficas en cualquiera de estos 2 lugares son mas adecuadas para una defensa. en ambos sitios la fuerzas de blindados tendrian que pelear para avanzar y no simplemente rodear unos Km a la derecha o izquierda.
Respecto a las operaciones de aviones fuera de sus bases hay un limite! por dios!
Gracias.
- Comando Gato'e Techo
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Excelente.
No puedo salirme del tema y tengo que ir a trabajar....
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El arte de la estrategia es de vital importancia para una Nación. Es terreno de vida o muerte. El camino a la seguridad o a la ruina.
Sun Tzu
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
Que paso con el relato bro?
Trata de ser mas constante en subir los tramos.
Trata de ser mas constante en subir los tramos.
Dios es amor. Ayudemos a la naturaleza y a construir un mundo mejor cada día.
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- flanker33
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Jig escribió:Que paso con el relato bro?
Trata de ser mas constante en subir los tramos.
Se hace lo que se puede, Jig, se hace lo que se puede.
Como ya comenté alguna vez, mi idea era tratar de subir algo cada semana, pero en la practica es más realista entre una y dos semanas cuando todo va normal y no tengo que desaparecer por algún tiempo...
Pero bueno, aquí van dos minifragmentos del frente sur entre Colombia y Ecuador. Quedará otro fragmento de situación general para este frente y luego volveremos al norte.
Saludos.
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- flanker33
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8 de marzo. Cerca del puerto de Tumaco. Colombia.
Tan solo el ruido de los rotores podía delatar a la formación de cinco helicópteros que se habían detenido en vuelo estacionario, apenas a unos pocos metros del suelo, a unos 5 km al sur del aeropuerto de Tumaco, cerca del meandro de un pequeño río. Era noche cerrada, y la visibilidad era bastante escasa, pero los hombres que iban a bordo de los helicópteros, veían perfectamente gracias a sus gafas de visión nocturna.
-Escuadrilla Sombra en posición y a la espera – anunció por radio el líder de la Escuadrilla, el Capitán Velasco, al oficial de la Armada que coordinaba la operación desde tierra.
-Escuadrilla Sombra, aguarde, estamos procediendo. Le avisaré en el momento oportuno.
-Recibido, a la espera.
Velasco informó a la tripulación de su helicóptero AB-212 “Rapaz”, compuesta por su copiloto y dos artilleros, así como a los otros dos helicópteros “Rapaz” y dos MD-500 que formaban la escuadrilla Sombra.
-¿Estamos listo muchachos? – interpeló a su tripulación para tratar de mantener la tensión en su equipo mientras esperaban ordenes.
-Afirmativo – le dijo su copiloto, mientras que los dos artilleros levantaban el pulgar cuando el Capitán giró la cabeza.
Su “Rapaz”, como los otros dos, estaba armado con dos lanzacohetes de 7 alvéolos cada uno para proyectiles de 70mm, una ametralladora GAU-19 y un lanzagranadas Mk.19 de 40 mm, mientras que los dos MD-500 cargaban 14 cohetes de 70mm cada uno. Potentemente armados, y con sus tripulaciones equipadas y entrenadas para el combate nocturno, la escuadrilla Sombra formaba parte del planeado ataque sobre los patrulleros de la Armada ecuatoriana que estaban bloqueando el puerto de Tumaco, dos patrulleras clase “Isla Fernandina” armadas con ametralladoras de 12,7 milímetros y una clase “Espada” con un cañón de 25 mm y dos ametralladoras del calibre .50.
Velasco giró la cabeza hacia la izquierda, donde todavía se podían ver a lo lejos los rescoldos de los depósitos de crudo que ardieron el día anterior tras el ataque ecuatoriano, mientras que a su derecha y ligeramente enfrente, se habría la bahía de Tumaco. Delante de los helicópteros, algo más de tierra y la Isla del Morro, donde se localizaba el aeropuerto y un pequeño barrio de la ciudad de Tumaco.
Tras unos minutos de tensa espera, llegó la orden desde tierra.
-Escuadrilla Sombra, adelante, es su turno. Dos objetivos a 2 millas al noreste del punto Zulu – dijo refiriéndose al punto más al este de la Isla del Morro. - El tercero mantiene la posición a poco más de dos millas al norte de Zulu. Buena suerte y denles duro.
-Roger. Iniciando aproximación final para el ataque.
Los cinco aparatos comenzaron a ganar velocidad, pero se mantuvieron volando todo lo bajo que podían y era seguro. Mientras, al noreste de la Isla del Morro, el pequeño mercante que había intentado salir del puerto cruzando la bahía de Tumaco, regresaba a toda velocidad a puerto al ser detectado y aproximarse las patrulleras ecuatorianas. Los buques ecuatorianos habían detectado en su radar y visualmente al mercante, y decidieron que el “Isla Española” y el “Isla Puná” se acercasen a detenerlo y abordarlo si era necesario, mientras el “Isla Fernandina” les seguía lentamente por si surgía cualquier sorpresa u otro buque intentaba burlar el bloqueo. Cuando el mercante vio a las patrulleras, viró en redondo y avanzó a toda máquina para regresar a puerto, dejando a la vista a la patrullera PM-103 “José María Palas”, que navegaba en su costado de estribor. La patrullera colombiana abrió fuego con su cañón de 40 mm y las ametralladoras que portaba, dando paso a un intenso tiroteo en la oscuridad que resultó bien llamativo para quienes contemplaban la escena desde tierra, con trazadoras volando de un lado a otro. La “José María Palas”, era la única de la clase “Swift” que se encontraba en la base de Guardacostas de Tumaco y la de mayor tamaño, con tan solo algunas lanchas más tipo “Delfín” basadas en el puerto. La patrullera, tras avanzar hacia los buques enemigos durante unos instantes, navegaba ahora en pos del puerto, perseguida por sus enemigos. La idea era atraer a las patrulleras ecuatorianas lo más cerca posible de tierra para que detectasen a los helicópteros de la escuadrilla Sombra, escudadas en la isla, la lo más tarde posible y que tuviesen muy poco tiempo de reacción, incluso, si se acercaban lo suficiente, para recibir fuego desde la isla, mediante morteros y ametralladoras pesadas.
En esos momentos, la Escuadrilla Sombra se acercaba a la zona, volando y cubriéndose tras la Isla del Morro para no ser detectados con demasiada antelación, mientras el Capitán Velasco repartía los papeles para los aparatos de su escuadrilla.
-Sombra 2, ataca al objetivo al norte, al que está separado de los otros dos.
-Roger – respondió el piloto del segundo “Rapaz” mientras viraba para pasar por encima de algunas casas a la vez que cruzaba la pequeña isla.
-Sombras 3 y 5, el vuestro es el situado más cerca y al este. Sombra 4 conmigo, atacaremos al que está en el centro.
Los demás pilotos respondieron a Velasco, que veía como Sombra 3 y 5, un “Rapaz” y un MD-500 respectivamente, se separaban de la formación y viraban ligeramente a la derecha, mientras que Sombra 4, el último MD-500 se colocaba a su altura a unos 300 metros a su derecha.
-Escuadrilla Sombra inicia ataque...Sombra inicia ataque – anunció por radio al control de tierra, cuando dejaron la cobertura de la isla y salieron al mar.
Los helicópteros trataban de volar todo lo rápido que podían para acortar la distancia lo antes posible y que las patrulleras enemigas tuvieran el menor tiempo de reacción posible, pero estas ya no perseguían a la patrullera colombiana, y navegaban a menor velocidad, manteniendo la distancia con la costa. Mientras, la “José María Palas” que había sido alcanzada por algunos impactos y uno de sus tripulantes había fallecido, trataba de mantenerse a la distancia adecuada para seguir en la lucha con los buques enemigos.
Nada más aparecer los helicópteros colombianos, los marinos ecuatorianos los escucharon y divisaron mediante sus visores nocturnos, viendo como se les acercaban a toda velocidad, dando la orden para que los infantes de marina que llevaban a bordo se dispusieran a derribarlos con el lanzador SA-16 con el que cada patrullera contaba. Mientras, Velasco trataba de centrar en su retícula de tiro a la patrullera que tenía como objetivo, pero con el uso de las gafas de visión nocturnas y contra un blanco naval a buena velocidad no era tarea sencilla. Disparó sus primeros dos cohetes cuando la distancia era de unos 3,600 metros, casi a la vez que el infante de marina a bordo de su patrullera objetivo, apretaba el gatillo del Igla. También el infante de marina ecuatoriano tuvo sus dificultades, disparar de noche desde una plataforma en movimiento y a gran velocidad en el mar era complicado, y eso se repitió en todos los patrulleros ecuatorianos. Velasco lanzó otros dos cohetes más antes de ser consciente que tenía un misil enemigo que había salido en su dirección.
Sus nervios se tensaron, ya que no tenía contramedidas para evadir el misil, pero al menos intentaría un brusco giro en el último momento. La concentración y el entrenamiento se adueñaron de él para intentar evitar el impacto del misil, pero en ese instante, observó como el misil se desviaba y perseguía a Sombra 4, el cual estaba forzando un cerrado viraje a la derecha y hacia arriba. El Capitán y su tripulación asistieron impotentes a ver como el proyectil acertaba de pleno al pequeño helicóptero y este caía de forma poco grácil al mar, aunque su piloto, pudo mandar un “mayday” antes de estrellarse. Solo quedaba rezar para que hubiese supervivientes.
Más allá, en el ataque de Sombras 3 y 5, el SA-16 también escogió al MD-500, pero el Teniente Valderrama, quizás el mejor piloto de aquella escuadrilla, logró evadirlo. Por otro lado, Sombra 2 que atacaba en solitario, y a pesar de las maniobras evasivas, recibió fragmentos del misil al detonar su cabeza de guerra en las proximidades del helicóptero, dejándolo daños y abortando el ataque.
“Ahora me toca a mi”, pensó Velasco, mientras volvía a centrar al patrullero en su mira, y tras unos segundos, apretó el gatillo de su palanca de mandos. Otros cuatro cohetes salieron de sus lanzadores para ir a estrellarse al mar antes de llegar a la patrullera. “Mierda,...otra vez” se volvió a decir.
Mientras, y sin esperar ninguna orden, sus artilleros habían comenzado a disparar el lanzagranadas y la GAU-19 casi al máximo de su alcance. Velasco, volvió a apretar el gatillo, pero esta vez solo una pulsación. El cohete voló hacia el buque ecuatoriano, el patrullero “Isla Puná”, donde con su cañón de proa de 25 mm disparaba a la “José María Palas”, mientras esta disparaba con su cañón de 40 mm contra la “Isla Española”. El infante de marina ecuatoriano a bordo del “Isla Puná”, ayudado por un compañero, ya había cargado su segundo misil cuando el solitario cohete lanzado por Velasco impactó justo delante del puente, a la espalda del infante de marina y del artillero de proa. La onda expansiva de la explosión provocó que los infantes de marina, junto al lanzamisiles, salieran despedidos por la borda, quedando muy mal herido en el agua uno de los infantes, al que su compañero, tras recuperarse mínimamente, logró auxiliar y evitar que se ahogara. Una esquirla también alcanzó al artillero de la pieza de 25 mm, que hubo de ser sustituido para ser atendido y poder seguir disparando la pieza otro marinero.
Velasco siguió disparando, pero las ametralladoras del .50 que tenía la patrullera se iban aproximando más, así que tenía que tratar de esquivar sus ráfagas a la vez que intentaba acertar en el buque enemigo, pero tan solo un cohete más del total de 14 que había disparado logró acertar el patrullero. El cohete acertó en el casco a la altura de la amura de estribor, sin producir daños aparentes. Una ráfaga de la GAU-19 del “Rapaz”, y un par de proyectiles de 40 mm impactaron también en el casco y en la superestructura de la patrullera, produciendo algunos daños más. Entonces, el Capitán decidió que era hora de no tentar más a la suerte acercándose a la patrullera. Las trazadoras enemigas estaban silbándole en los oídos casi literalmente, por lo que viró hacia la derecha para salir de allí. Vio entonces como la “Isla Española” estaba ardiendo de proa a popa, tras recibir el grueso de los proyectiles de 40 mm de la patrullera colombiana y varios cohetes de Sombras 3 y 5. Sus marineros saltaban al agua y arriban las balsas salvavidas, mientras que el “Rapaz” y el MD-500 colombianos se alejaban, el primero dejando un rastro de humo tras de si, al haber sido alcanzado por las ametralladoras enemigas. También observó como la patrullera colombiana PM-103 se retiraba tocado del combate tras haber recibido algunos proyectiles de 25 mm, mientras disparaba como una posesa con todo su armamento para cubrir su retirada.
Cuando la “José María Palas” y los helicópteros colombianos estaban de regreso, la “Isla Puná” recogió a los supervivientes de la “Isla Española”, mientras que la “Isla Fernandina” se acercaba para darles apoyo. Tras sacar del agua a todos los supervivientes, los dos buques ecuatorianos volvieron a salir a mar abierto, alejándose de la costa, para reunirse con otras dos patrulleras que habían salido en su ayuda desde las inmediaciones de Esmeraldas.
Al alba, la patrullera ecuatoriana que había sido más castigada, terminó por hundirse, mientras que el “Isla Puná”, hubo de dirigirse a puerto para realizar reparaciones, siendo sustituidas por las “Isla San Salvador” y la “Isla Isabela”. Por su parte, los colombianos habían sufrido daños en su patrullera, así como en dos helicópteros, además de la pérdida total de otro.
La situación no había cambiado, pero Ecuador debería dedicar más recursos si quería seguir manteniendo el bloqueo al puerto de Tumaco.
8 de marzo. Municipio de San Miguel. Colombia.
La carretera entre Orito y el puente internacional San Miguel, situado este sobre el río homónimo y que unía en aquella región a Colombia y a Ecuador, era la principal vía que usaba el Ejército colombiano para mantener la logística de las tropas que patrullaban aquel sector de la frontera. Reforzada y fuertemente custodiada, dicha vía había sido objeto de algunos ataques por tropas ecuatorianas infiltradas, pero no habían logrado causar daños apreciables, y habían sufrido algunos reveses. El nivel de alerta y preparación de los soldados colombianos, siempre en tensión por la presencia de las FARC durante años, había incluso aumentado ante la presencia de tropas ecuatorianas. Así pues, el mando de la 4ª División de Selva, responsable de aquella zona fronteriza, se vio obligado a cambiar de táctica, y en vez de enviar pequeños grupos de fuerzas especiales, optaron por mandar comandos de selva Iwias de manera individual. Estos “demonios de la selva” en lengua shuar, indígenas acostumbrados a la vida, el movimiento y la supervivencia en la selva, y perfeccionadas sus cualidades bélicas mediante cursos de fuerzas especiales, formaban la élite del Ejército ecuatoriano para el combate en la jungla.
El cabo 2º Francisco Wajai, de la etnia Achuar, pertenecía a ese selecto grupo de comandos de selva Iwias. Alistado dos años atrás en el Ejército ecuatoriano, era un experto combatiente de jungla, que unía el conocimiento y la tradicional vida de su pueblo en ese ambiente, con la formación militar avanzada que había recibido en el Ejército. Especializado en el manejo de armamento y francotirador, con la denominación de cazador o Wañuchic, en lengua Kychwa, el cabo Wajai había sido uno de los escogidos para formar la primera avanzadilla aquella noche, a los que seguirían al interior del territorio enemigo el resto de comandos la noche siguiente. La idea era localizar puntos de infiltración lo más vulnerables posible, comunicarlo al mando y establecer algunas zonas de ocultación en territorio enemigo, pero también debían comenzar a acosar a la retaguardia colombiana lo antes posible. Aquella misma noche, Wajai y los otros cinco comandos Iwias que formaban la avanzadilla, habían intentado la infiltración, todos por separado y en lugares diferentes. Uno fue descubierto por una patrulla fronteriza y hubo de replegarse a Ecuador para volver a intentarlo más tarde, pero finalmente hubo de abortar al haber demasiada presencia enemiga en la zona. Otro comando fue detectado nada más llegar a suelo colombiano, y comenzó a ser acosado por los soldados enemigos. Se produjo una persecución, y el soldado ecuatoriano, sintiéndose acosado, montó una trampa a sus perseguidores con una mina claymore, con la esperanza de lograr causar confusión y romper el contacto. La deflagración produjo tres bajas en la patrulla colombiana, pero el comando fue finalmente acorralado y abatido por las fuerzas restantes. Así pues, solo cuatro de los comandos Iwias consiguieron una infiltración limpia y sin ser detectados aquella noche.
A Wajai le costó bastante tiempo introducirse en territorio enemigo. El cruce del rio fue peligroso, pero para él, el agua turbia del río y la oscuridad de la noche eran poderosos aliados. Tras llegar finalmente a la orilla colombiana, y avanzando con la mayor de las cautelas, intentaba por todos los medios descubrir al enemigo antes de ser descubierto para poder evitarlos, ya que no tenía la menor intención de dejarse capturar por las patrullas colombianas, y tampoco quería actuar hasta que no estuviera bien adentro de territorio colombiano. Tras comunicar su infiltración y dar los datos de la misma, se internó en territorio hostil. Su primer objetivo era crear confusión y causar daños en la línea de abastecimientos e instalaciones importantes entre Orito y la frontera. Para ello contaba sobre todo con su fusil de francotirador PSG-1, un arma que él mismo había modificado para hacerla más precisa si cabe, y que cuidaba como si fuera un hijo. Además una pistola Glok 17 , algunos botes de humo, granadas de fragmentación, y un enorme machete completaban el arsenal que había escogido a su gusto y preferencia. Por lo demás, llevaba equipo y suministros para tres días, pero gracias a sus conocimientos del medio y a su entrenamiento, podía mantenerse sobre el terreno casi indefinidamente.
En la oscuridad, en la jungla y en terreno enemigo, Wajai se movía con una lentitud que para muchos sería exasperante, pero él sabía que sus enemigos también eran buenos luchadores en ese ambiente, y que podían estar en cualquier lugar. Además, tenía órdenes estrictas de no mantener contacto y evitar a cualquier miembro de las FARC que se pudiera encontrar, por lo que no solo trataba de evadirse del enemigo, sino también de evitar a los guerrilleros que pudieran esconderse por la zona.
Aquella selva, aunque espesa, no era tan tupida como a él le hubiese gustado, y cada cierta distancia había zonas de claro y otras de menor densidad de vegetación. Antes de partir, y desde el estallido del conflicto, había estudiado a conciencia todas las imágenes de satélite, aéreas o tomadas por cualquier otro método y angulo, que le sirvieran para conocer de antemano lo mejor posible la zona. También había leído los informes y hablado con algunos agentes de la inteligencia ecuatoriana, o simplemente de civiles que habían pasado por la zona en tiempos de paz y habían sido requeridos para que aportaran información que pudiera ser relevante para las FFAA ecuatorianas en un momento como en el que se encontraban.
Así que el cabo 2º Francisco Wajai, tras avanzar durante toda la noche a través de la selva en territorio enemigo, se encontraba en aquellos momentos cerca de una pequeña instalación petrolera, oculto entre la vegetación y a menos de 300 metros de las primeras edificaciones del complejo, al sur de la Dorada, cabeza municipal de San Miguel. Todavía quedaban unos minutos de oscuridad, y desde allí vigilaba el movimiento de entrada y salida a la instalación, así como el tráfico rodado por la carretera que quedaba al lado de la misma.
A través del visor recorría una y otra vez su campo de tiro, recabando información y detectando posibles objetivos. Desde donde estaba, podía ver al menos a media docena de soldados patrullando el perímetro y protegiéndose en parapetos que había cada pocos metros, a la vez que otro vigilaba desde lo alto de una torreta en el centro del complejo. Había un camión militar aparcado, y hacía poco que había llegado un Humvee militar. Se fijó en alguien que salió del lado del copiloto, con aire de autosuficiencia y pareciendo impartir instrucciones al soldado que se le acercó a recibirlo. Aquel uniformado, aunque no podía divisarle la graduación, tenía toda la apariencia de ser un oficial, quizás el responsable de la seguridad de aquellas instalaciones. Tras pensarlo unos instantes decidió que era el mejor blanco que había podido localizar, y sabiendo que en breves minutos comenzaría a clarear y debería retirarse de la zona, optó por eliminar al presunto oficial.
Se acomodó bien la culata del fusil, comenzó a acompasar la respiración con el ojo que miraba a través de la mira telescópica, e introdujo el dedo índice en el guardamonte acariciando el gatillo. El blanco se movía de un lado a otro, revisando las instalaciones y el perímetro, acompañado del soldado que le había recibido y de otra persona con ropas civiles.
Tras estimar la distancia y tener en cuenta el ligero viento que soplaba en la zona, Wajai realizó unas mínimas correcciones en el alza de su arma. Por unos instantes, su objetivo despareció tras una caseta prefabricada, y el cabo pensó que podría entrar allí y entonces lo perdería, pero al cabo de unos segundos salió por el otro extremo de la caseta y se detuvo a hablar con los otros dos hombres…era el momento.
Centró la cabeza de su objetivo en la retícula de su mira telescópica y apretó el gatillo. El silenciador logró amortiguar el ruido del disparo en gran medida, pero también redujo la velocidad del proyectil, el cual impactó en el objetivo, tumbándolo inmediatamente hacia atrás. Durante un segundo, los dos hombres que se encontraban junto a él no supieron que había pasado, pero el uniformado enseguida dio la voz de alarma a la vez que se tendía en el suelo junto al hombre abatido. El civil corrió hacia una de las casetas, y salio de ella con un botiquín y otro civil que lo acompañaba, mientras el soldado intentaba hacer maniobras de reanimación al presunto oficial, a la vez que indicaba a los civiles que se mantuvieran agachados. De otra caseta salieron seis soldados a la carrera, armas en mano, seguidos poco después por otros siete, a medio vestir pero armados con sus fusiles. La palabra “francotirador” que gritó el soldado que atendía al malherido, hizo que el resto de los soldados tomaran las debidas precauciones, mientras se dirigían a los puestos asignados en caso de alarma. Los soldados que montaban guardia se habían puesto a cubierto y buscaban desesperadamente algún indicio de donde podía estar el francotirador enemigo, y uno de ellos incluso lanzó una ráfaga de su arma contra algo en la jungla que le pareció moverse, pero en realidad lo único que logró fue asustar a la fauna presente.
Mucho antes, apenas constatado el resultado de su acción, el cabo 2º Francisco Wajai había abandonado su posición, y se alejaba cruzando la selva a buena velocidad, para que los rayos de sol que ya comenzaban a despuntar hacia el este, lo encontraran a una distancia prudencial de donde había cobrado su primera víctima. Ahora solo quedaba buscar un refugio seguro donde ocultarse durante el día...lo cual no iba a resultar fácil.
Tan solo el ruido de los rotores podía delatar a la formación de cinco helicópteros que se habían detenido en vuelo estacionario, apenas a unos pocos metros del suelo, a unos 5 km al sur del aeropuerto de Tumaco, cerca del meandro de un pequeño río. Era noche cerrada, y la visibilidad era bastante escasa, pero los hombres que iban a bordo de los helicópteros, veían perfectamente gracias a sus gafas de visión nocturna.
-Escuadrilla Sombra en posición y a la espera – anunció por radio el líder de la Escuadrilla, el Capitán Velasco, al oficial de la Armada que coordinaba la operación desde tierra.
-Escuadrilla Sombra, aguarde, estamos procediendo. Le avisaré en el momento oportuno.
-Recibido, a la espera.
Velasco informó a la tripulación de su helicóptero AB-212 “Rapaz”, compuesta por su copiloto y dos artilleros, así como a los otros dos helicópteros “Rapaz” y dos MD-500 que formaban la escuadrilla Sombra.
-¿Estamos listo muchachos? – interpeló a su tripulación para tratar de mantener la tensión en su equipo mientras esperaban ordenes.
-Afirmativo – le dijo su copiloto, mientras que los dos artilleros levantaban el pulgar cuando el Capitán giró la cabeza.
Su “Rapaz”, como los otros dos, estaba armado con dos lanzacohetes de 7 alvéolos cada uno para proyectiles de 70mm, una ametralladora GAU-19 y un lanzagranadas Mk.19 de 40 mm, mientras que los dos MD-500 cargaban 14 cohetes de 70mm cada uno. Potentemente armados, y con sus tripulaciones equipadas y entrenadas para el combate nocturno, la escuadrilla Sombra formaba parte del planeado ataque sobre los patrulleros de la Armada ecuatoriana que estaban bloqueando el puerto de Tumaco, dos patrulleras clase “Isla Fernandina” armadas con ametralladoras de 12,7 milímetros y una clase “Espada” con un cañón de 25 mm y dos ametralladoras del calibre .50.
Velasco giró la cabeza hacia la izquierda, donde todavía se podían ver a lo lejos los rescoldos de los depósitos de crudo que ardieron el día anterior tras el ataque ecuatoriano, mientras que a su derecha y ligeramente enfrente, se habría la bahía de Tumaco. Delante de los helicópteros, algo más de tierra y la Isla del Morro, donde se localizaba el aeropuerto y un pequeño barrio de la ciudad de Tumaco.
Tras unos minutos de tensa espera, llegó la orden desde tierra.
-Escuadrilla Sombra, adelante, es su turno. Dos objetivos a 2 millas al noreste del punto Zulu – dijo refiriéndose al punto más al este de la Isla del Morro. - El tercero mantiene la posición a poco más de dos millas al norte de Zulu. Buena suerte y denles duro.
-Roger. Iniciando aproximación final para el ataque.
Los cinco aparatos comenzaron a ganar velocidad, pero se mantuvieron volando todo lo bajo que podían y era seguro. Mientras, al noreste de la Isla del Morro, el pequeño mercante que había intentado salir del puerto cruzando la bahía de Tumaco, regresaba a toda velocidad a puerto al ser detectado y aproximarse las patrulleras ecuatorianas. Los buques ecuatorianos habían detectado en su radar y visualmente al mercante, y decidieron que el “Isla Española” y el “Isla Puná” se acercasen a detenerlo y abordarlo si era necesario, mientras el “Isla Fernandina” les seguía lentamente por si surgía cualquier sorpresa u otro buque intentaba burlar el bloqueo. Cuando el mercante vio a las patrulleras, viró en redondo y avanzó a toda máquina para regresar a puerto, dejando a la vista a la patrullera PM-103 “José María Palas”, que navegaba en su costado de estribor. La patrullera colombiana abrió fuego con su cañón de 40 mm y las ametralladoras que portaba, dando paso a un intenso tiroteo en la oscuridad que resultó bien llamativo para quienes contemplaban la escena desde tierra, con trazadoras volando de un lado a otro. La “José María Palas”, era la única de la clase “Swift” que se encontraba en la base de Guardacostas de Tumaco y la de mayor tamaño, con tan solo algunas lanchas más tipo “Delfín” basadas en el puerto. La patrullera, tras avanzar hacia los buques enemigos durante unos instantes, navegaba ahora en pos del puerto, perseguida por sus enemigos. La idea era atraer a las patrulleras ecuatorianas lo más cerca posible de tierra para que detectasen a los helicópteros de la escuadrilla Sombra, escudadas en la isla, la lo más tarde posible y que tuviesen muy poco tiempo de reacción, incluso, si se acercaban lo suficiente, para recibir fuego desde la isla, mediante morteros y ametralladoras pesadas.
En esos momentos, la Escuadrilla Sombra se acercaba a la zona, volando y cubriéndose tras la Isla del Morro para no ser detectados con demasiada antelación, mientras el Capitán Velasco repartía los papeles para los aparatos de su escuadrilla.
-Sombra 2, ataca al objetivo al norte, al que está separado de los otros dos.
-Roger – respondió el piloto del segundo “Rapaz” mientras viraba para pasar por encima de algunas casas a la vez que cruzaba la pequeña isla.
-Sombras 3 y 5, el vuestro es el situado más cerca y al este. Sombra 4 conmigo, atacaremos al que está en el centro.
Los demás pilotos respondieron a Velasco, que veía como Sombra 3 y 5, un “Rapaz” y un MD-500 respectivamente, se separaban de la formación y viraban ligeramente a la derecha, mientras que Sombra 4, el último MD-500 se colocaba a su altura a unos 300 metros a su derecha.
-Escuadrilla Sombra inicia ataque...Sombra inicia ataque – anunció por radio al control de tierra, cuando dejaron la cobertura de la isla y salieron al mar.
Los helicópteros trataban de volar todo lo rápido que podían para acortar la distancia lo antes posible y que las patrulleras enemigas tuvieran el menor tiempo de reacción posible, pero estas ya no perseguían a la patrullera colombiana, y navegaban a menor velocidad, manteniendo la distancia con la costa. Mientras, la “José María Palas” que había sido alcanzada por algunos impactos y uno de sus tripulantes había fallecido, trataba de mantenerse a la distancia adecuada para seguir en la lucha con los buques enemigos.
Nada más aparecer los helicópteros colombianos, los marinos ecuatorianos los escucharon y divisaron mediante sus visores nocturnos, viendo como se les acercaban a toda velocidad, dando la orden para que los infantes de marina que llevaban a bordo se dispusieran a derribarlos con el lanzador SA-16 con el que cada patrullera contaba. Mientras, Velasco trataba de centrar en su retícula de tiro a la patrullera que tenía como objetivo, pero con el uso de las gafas de visión nocturnas y contra un blanco naval a buena velocidad no era tarea sencilla. Disparó sus primeros dos cohetes cuando la distancia era de unos 3,600 metros, casi a la vez que el infante de marina a bordo de su patrullera objetivo, apretaba el gatillo del Igla. También el infante de marina ecuatoriano tuvo sus dificultades, disparar de noche desde una plataforma en movimiento y a gran velocidad en el mar era complicado, y eso se repitió en todos los patrulleros ecuatorianos. Velasco lanzó otros dos cohetes más antes de ser consciente que tenía un misil enemigo que había salido en su dirección.
Sus nervios se tensaron, ya que no tenía contramedidas para evadir el misil, pero al menos intentaría un brusco giro en el último momento. La concentración y el entrenamiento se adueñaron de él para intentar evitar el impacto del misil, pero en ese instante, observó como el misil se desviaba y perseguía a Sombra 4, el cual estaba forzando un cerrado viraje a la derecha y hacia arriba. El Capitán y su tripulación asistieron impotentes a ver como el proyectil acertaba de pleno al pequeño helicóptero y este caía de forma poco grácil al mar, aunque su piloto, pudo mandar un “mayday” antes de estrellarse. Solo quedaba rezar para que hubiese supervivientes.
Más allá, en el ataque de Sombras 3 y 5, el SA-16 también escogió al MD-500, pero el Teniente Valderrama, quizás el mejor piloto de aquella escuadrilla, logró evadirlo. Por otro lado, Sombra 2 que atacaba en solitario, y a pesar de las maniobras evasivas, recibió fragmentos del misil al detonar su cabeza de guerra en las proximidades del helicóptero, dejándolo daños y abortando el ataque.
“Ahora me toca a mi”, pensó Velasco, mientras volvía a centrar al patrullero en su mira, y tras unos segundos, apretó el gatillo de su palanca de mandos. Otros cuatro cohetes salieron de sus lanzadores para ir a estrellarse al mar antes de llegar a la patrullera. “Mierda,...otra vez” se volvió a decir.
Mientras, y sin esperar ninguna orden, sus artilleros habían comenzado a disparar el lanzagranadas y la GAU-19 casi al máximo de su alcance. Velasco, volvió a apretar el gatillo, pero esta vez solo una pulsación. El cohete voló hacia el buque ecuatoriano, el patrullero “Isla Puná”, donde con su cañón de proa de 25 mm disparaba a la “José María Palas”, mientras esta disparaba con su cañón de 40 mm contra la “Isla Española”. El infante de marina ecuatoriano a bordo del “Isla Puná”, ayudado por un compañero, ya había cargado su segundo misil cuando el solitario cohete lanzado por Velasco impactó justo delante del puente, a la espalda del infante de marina y del artillero de proa. La onda expansiva de la explosión provocó que los infantes de marina, junto al lanzamisiles, salieran despedidos por la borda, quedando muy mal herido en el agua uno de los infantes, al que su compañero, tras recuperarse mínimamente, logró auxiliar y evitar que se ahogara. Una esquirla también alcanzó al artillero de la pieza de 25 mm, que hubo de ser sustituido para ser atendido y poder seguir disparando la pieza otro marinero.
Velasco siguió disparando, pero las ametralladoras del .50 que tenía la patrullera se iban aproximando más, así que tenía que tratar de esquivar sus ráfagas a la vez que intentaba acertar en el buque enemigo, pero tan solo un cohete más del total de 14 que había disparado logró acertar el patrullero. El cohete acertó en el casco a la altura de la amura de estribor, sin producir daños aparentes. Una ráfaga de la GAU-19 del “Rapaz”, y un par de proyectiles de 40 mm impactaron también en el casco y en la superestructura de la patrullera, produciendo algunos daños más. Entonces, el Capitán decidió que era hora de no tentar más a la suerte acercándose a la patrullera. Las trazadoras enemigas estaban silbándole en los oídos casi literalmente, por lo que viró hacia la derecha para salir de allí. Vio entonces como la “Isla Española” estaba ardiendo de proa a popa, tras recibir el grueso de los proyectiles de 40 mm de la patrullera colombiana y varios cohetes de Sombras 3 y 5. Sus marineros saltaban al agua y arriban las balsas salvavidas, mientras que el “Rapaz” y el MD-500 colombianos se alejaban, el primero dejando un rastro de humo tras de si, al haber sido alcanzado por las ametralladoras enemigas. También observó como la patrullera colombiana PM-103 se retiraba tocado del combate tras haber recibido algunos proyectiles de 25 mm, mientras disparaba como una posesa con todo su armamento para cubrir su retirada.
Cuando la “José María Palas” y los helicópteros colombianos estaban de regreso, la “Isla Puná” recogió a los supervivientes de la “Isla Española”, mientras que la “Isla Fernandina” se acercaba para darles apoyo. Tras sacar del agua a todos los supervivientes, los dos buques ecuatorianos volvieron a salir a mar abierto, alejándose de la costa, para reunirse con otras dos patrulleras que habían salido en su ayuda desde las inmediaciones de Esmeraldas.
Al alba, la patrullera ecuatoriana que había sido más castigada, terminó por hundirse, mientras que el “Isla Puná”, hubo de dirigirse a puerto para realizar reparaciones, siendo sustituidas por las “Isla San Salvador” y la “Isla Isabela”. Por su parte, los colombianos habían sufrido daños en su patrullera, así como en dos helicópteros, además de la pérdida total de otro.
La situación no había cambiado, pero Ecuador debería dedicar más recursos si quería seguir manteniendo el bloqueo al puerto de Tumaco.
8 de marzo. Municipio de San Miguel. Colombia.
La carretera entre Orito y el puente internacional San Miguel, situado este sobre el río homónimo y que unía en aquella región a Colombia y a Ecuador, era la principal vía que usaba el Ejército colombiano para mantener la logística de las tropas que patrullaban aquel sector de la frontera. Reforzada y fuertemente custodiada, dicha vía había sido objeto de algunos ataques por tropas ecuatorianas infiltradas, pero no habían logrado causar daños apreciables, y habían sufrido algunos reveses. El nivel de alerta y preparación de los soldados colombianos, siempre en tensión por la presencia de las FARC durante años, había incluso aumentado ante la presencia de tropas ecuatorianas. Así pues, el mando de la 4ª División de Selva, responsable de aquella zona fronteriza, se vio obligado a cambiar de táctica, y en vez de enviar pequeños grupos de fuerzas especiales, optaron por mandar comandos de selva Iwias de manera individual. Estos “demonios de la selva” en lengua shuar, indígenas acostumbrados a la vida, el movimiento y la supervivencia en la selva, y perfeccionadas sus cualidades bélicas mediante cursos de fuerzas especiales, formaban la élite del Ejército ecuatoriano para el combate en la jungla.
El cabo 2º Francisco Wajai, de la etnia Achuar, pertenecía a ese selecto grupo de comandos de selva Iwias. Alistado dos años atrás en el Ejército ecuatoriano, era un experto combatiente de jungla, que unía el conocimiento y la tradicional vida de su pueblo en ese ambiente, con la formación militar avanzada que había recibido en el Ejército. Especializado en el manejo de armamento y francotirador, con la denominación de cazador o Wañuchic, en lengua Kychwa, el cabo Wajai había sido uno de los escogidos para formar la primera avanzadilla aquella noche, a los que seguirían al interior del territorio enemigo el resto de comandos la noche siguiente. La idea era localizar puntos de infiltración lo más vulnerables posible, comunicarlo al mando y establecer algunas zonas de ocultación en territorio enemigo, pero también debían comenzar a acosar a la retaguardia colombiana lo antes posible. Aquella misma noche, Wajai y los otros cinco comandos Iwias que formaban la avanzadilla, habían intentado la infiltración, todos por separado y en lugares diferentes. Uno fue descubierto por una patrulla fronteriza y hubo de replegarse a Ecuador para volver a intentarlo más tarde, pero finalmente hubo de abortar al haber demasiada presencia enemiga en la zona. Otro comando fue detectado nada más llegar a suelo colombiano, y comenzó a ser acosado por los soldados enemigos. Se produjo una persecución, y el soldado ecuatoriano, sintiéndose acosado, montó una trampa a sus perseguidores con una mina claymore, con la esperanza de lograr causar confusión y romper el contacto. La deflagración produjo tres bajas en la patrulla colombiana, pero el comando fue finalmente acorralado y abatido por las fuerzas restantes. Así pues, solo cuatro de los comandos Iwias consiguieron una infiltración limpia y sin ser detectados aquella noche.
A Wajai le costó bastante tiempo introducirse en territorio enemigo. El cruce del rio fue peligroso, pero para él, el agua turbia del río y la oscuridad de la noche eran poderosos aliados. Tras llegar finalmente a la orilla colombiana, y avanzando con la mayor de las cautelas, intentaba por todos los medios descubrir al enemigo antes de ser descubierto para poder evitarlos, ya que no tenía la menor intención de dejarse capturar por las patrullas colombianas, y tampoco quería actuar hasta que no estuviera bien adentro de territorio colombiano. Tras comunicar su infiltración y dar los datos de la misma, se internó en territorio hostil. Su primer objetivo era crear confusión y causar daños en la línea de abastecimientos e instalaciones importantes entre Orito y la frontera. Para ello contaba sobre todo con su fusil de francotirador PSG-1, un arma que él mismo había modificado para hacerla más precisa si cabe, y que cuidaba como si fuera un hijo. Además una pistola Glok 17 , algunos botes de humo, granadas de fragmentación, y un enorme machete completaban el arsenal que había escogido a su gusto y preferencia. Por lo demás, llevaba equipo y suministros para tres días, pero gracias a sus conocimientos del medio y a su entrenamiento, podía mantenerse sobre el terreno casi indefinidamente.
En la oscuridad, en la jungla y en terreno enemigo, Wajai se movía con una lentitud que para muchos sería exasperante, pero él sabía que sus enemigos también eran buenos luchadores en ese ambiente, y que podían estar en cualquier lugar. Además, tenía órdenes estrictas de no mantener contacto y evitar a cualquier miembro de las FARC que se pudiera encontrar, por lo que no solo trataba de evadirse del enemigo, sino también de evitar a los guerrilleros que pudieran esconderse por la zona.
Aquella selva, aunque espesa, no era tan tupida como a él le hubiese gustado, y cada cierta distancia había zonas de claro y otras de menor densidad de vegetación. Antes de partir, y desde el estallido del conflicto, había estudiado a conciencia todas las imágenes de satélite, aéreas o tomadas por cualquier otro método y angulo, que le sirvieran para conocer de antemano lo mejor posible la zona. También había leído los informes y hablado con algunos agentes de la inteligencia ecuatoriana, o simplemente de civiles que habían pasado por la zona en tiempos de paz y habían sido requeridos para que aportaran información que pudiera ser relevante para las FFAA ecuatorianas en un momento como en el que se encontraban.
Así que el cabo 2º Francisco Wajai, tras avanzar durante toda la noche a través de la selva en territorio enemigo, se encontraba en aquellos momentos cerca de una pequeña instalación petrolera, oculto entre la vegetación y a menos de 300 metros de las primeras edificaciones del complejo, al sur de la Dorada, cabeza municipal de San Miguel. Todavía quedaban unos minutos de oscuridad, y desde allí vigilaba el movimiento de entrada y salida a la instalación, así como el tráfico rodado por la carretera que quedaba al lado de la misma.
A través del visor recorría una y otra vez su campo de tiro, recabando información y detectando posibles objetivos. Desde donde estaba, podía ver al menos a media docena de soldados patrullando el perímetro y protegiéndose en parapetos que había cada pocos metros, a la vez que otro vigilaba desde lo alto de una torreta en el centro del complejo. Había un camión militar aparcado, y hacía poco que había llegado un Humvee militar. Se fijó en alguien que salió del lado del copiloto, con aire de autosuficiencia y pareciendo impartir instrucciones al soldado que se le acercó a recibirlo. Aquel uniformado, aunque no podía divisarle la graduación, tenía toda la apariencia de ser un oficial, quizás el responsable de la seguridad de aquellas instalaciones. Tras pensarlo unos instantes decidió que era el mejor blanco que había podido localizar, y sabiendo que en breves minutos comenzaría a clarear y debería retirarse de la zona, optó por eliminar al presunto oficial.
Se acomodó bien la culata del fusil, comenzó a acompasar la respiración con el ojo que miraba a través de la mira telescópica, e introdujo el dedo índice en el guardamonte acariciando el gatillo. El blanco se movía de un lado a otro, revisando las instalaciones y el perímetro, acompañado del soldado que le había recibido y de otra persona con ropas civiles.
Tras estimar la distancia y tener en cuenta el ligero viento que soplaba en la zona, Wajai realizó unas mínimas correcciones en el alza de su arma. Por unos instantes, su objetivo despareció tras una caseta prefabricada, y el cabo pensó que podría entrar allí y entonces lo perdería, pero al cabo de unos segundos salió por el otro extremo de la caseta y se detuvo a hablar con los otros dos hombres…era el momento.
Centró la cabeza de su objetivo en la retícula de su mira telescópica y apretó el gatillo. El silenciador logró amortiguar el ruido del disparo en gran medida, pero también redujo la velocidad del proyectil, el cual impactó en el objetivo, tumbándolo inmediatamente hacia atrás. Durante un segundo, los dos hombres que se encontraban junto a él no supieron que había pasado, pero el uniformado enseguida dio la voz de alarma a la vez que se tendía en el suelo junto al hombre abatido. El civil corrió hacia una de las casetas, y salio de ella con un botiquín y otro civil que lo acompañaba, mientras el soldado intentaba hacer maniobras de reanimación al presunto oficial, a la vez que indicaba a los civiles que se mantuvieran agachados. De otra caseta salieron seis soldados a la carrera, armas en mano, seguidos poco después por otros siete, a medio vestir pero armados con sus fusiles. La palabra “francotirador” que gritó el soldado que atendía al malherido, hizo que el resto de los soldados tomaran las debidas precauciones, mientras se dirigían a los puestos asignados en caso de alarma. Los soldados que montaban guardia se habían puesto a cubierto y buscaban desesperadamente algún indicio de donde podía estar el francotirador enemigo, y uno de ellos incluso lanzó una ráfaga de su arma contra algo en la jungla que le pareció moverse, pero en realidad lo único que logró fue asustar a la fauna presente.
Mucho antes, apenas constatado el resultado de su acción, el cabo 2º Francisco Wajai había abandonado su posición, y se alejaba cruzando la selva a buena velocidad, para que los rayos de sol que ya comenzaban a despuntar hacia el este, lo encontraran a una distancia prudencial de donde había cobrado su primera víctima. Ahora solo quedaba buscar un refugio seguro donde ocultarse durante el día...lo cual no iba a resultar fácil.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
- SAETA2003
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
excelente fragmento,
tengo una duda, desde mi punto de vista Ecuador posee en la época en cuestión una ventaja aérea sobre Colombia pero hasta ahora no se porque motivo la FAE se ha mantenido a la defensiva, creo que debería asumir un rol algo mas agresivo.
tengo una duda, desde mi punto de vista Ecuador posee en la época en cuestión una ventaja aérea sobre Colombia pero hasta ahora no se porque motivo la FAE se ha mantenido a la defensiva, creo que debería asumir un rol algo mas agresivo.
Si Vis Pacem, Para Bellum
- GUARIPETE
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Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
Colombia mostrando el musculo en lo que mejor sabe hacer y conoce el ataque con helos, ahora bien donde quedan los Arpia y blackhawk ?
me un también a la pregunta de Saeta, donde quedan los kfir ecuatorianos? por que no le entran a la refriega?
de todas maneras de lujo tu relato Flanker.
me un también a la pregunta de Saeta, donde quedan los kfir ecuatorianos? por que no le entran a la refriega?
de todas maneras de lujo tu relato Flanker.
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- flanker33
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- Registrado: 18 Jun 2005, 12:02
Relato: 2008. La Llamarada del Fénix
Hola a todos,
el motivo por el que los Mirage F-1 y Kfir ecuatorianos se han mantenido a la defensiva es por su escaso número de aparatos operativos, 3 de cada modelo en la época, así como las lagunas en su cobertura radar al norte del país, prefiriendo el mando ecuatoriano mantener los cazas para la defensa aérea ante posibles incursiones de los Mirage V colombianos, y utilizando a los Strikemaster y A-37 (también con pocos aviones operativos) para labores de ataque, o al menos esa es mi idea.
Respecto a los Blackhawk del EdC creo que no llevan cohetes y necesitaba algo con esas armas, y los Arpía, pues en su mayoría (y tampoco eran muchos aparatos) estarían en el TdO Norte, mientras que en el sur quedarían 2 o 3, pero tampoco quiero hacerlos omnipresentes y dar visibilidad a otros aparatos que también se utilizarían y creo que también muy válidos.
Un saludo.
el motivo por el que los Mirage F-1 y Kfir ecuatorianos se han mantenido a la defensiva es por su escaso número de aparatos operativos, 3 de cada modelo en la época, así como las lagunas en su cobertura radar al norte del país, prefiriendo el mando ecuatoriano mantener los cazas para la defensa aérea ante posibles incursiones de los Mirage V colombianos, y utilizando a los Strikemaster y A-37 (también con pocos aviones operativos) para labores de ataque, o al menos esa es mi idea.
Respecto a los Blackhawk del EdC creo que no llevan cohetes y necesitaba algo con esas armas, y los Arpía, pues en su mayoría (y tampoco eran muchos aparatos) estarían en el TdO Norte, mientras que en el sur quedarían 2 o 3, pero tampoco quiero hacerlos omnipresentes y dar visibilidad a otros aparatos que también se utilizarían y creo que también muy válidos.
Un saludo.
"Si usted no tiene libertad de pensamiento, la libertad de expresión no tiene ningún valor" - José Luís Sampedro
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