La Brecha de HochwaldEnglobada en la Batalla de Renania, como parte de la Operación Blockbuster, tuvo lugar en Febrero de 1.945 la
Batalla de la Brecha de Hochwald, otra de las grandes olvidadas pese a la sangría de hombres y material que supuso para el ejército canadiense. ¿Porqué permanece casi desconocida
una de las mayores batallas de tanques de la IIGM? ¡Váyanse ustedes a saber! Pero puede que los berrinches de Montgómery y sus desacuerdos con Ike tengan algo que ver.
La idea era avanzar hacia la población ribereña de
Xanten y su puente, donde se reunirían con los británicos para cruzar el
Rhin. Para el avance desde la frontera holandesa, el 1º Ejército Canadiense contaba con 90.000 hombres, 1200 piezas de artillería y casi 1.000 tanques, mayoritariamente
Shermans, aunque sólo 1 de cada 4 montaba el cañón
Firefly. Los alemanes apenas disponían de un puñado de
Panteras, una docena de
Tigres y casi 100 cañones
Flack 88 como arsenal pesado para la defensa de la línea que se anteponía a la margen occidental del Rhin. Hombres equipados con
Panzerfaust y
Panzerschreck se ocultaban en los bosques que flaqueaban el paso. El avance de los canadienses hacia el gran río fue un suplicio contra la tenacidad y resistencia de los alemanes, luchando por cada bosquecillo, por cada granja, por cada pueblo o aldea. Después de dos semanas el desastre se hacía evidente para los aliados; no habían avanzado más que 25 Km y ya sufrían la pérdida de más de 8.000 bajas y cientos de tanques. Desde el Alto Mando se envía al
Tte. General canadiense Simmons para que reconduzca la situación del 1º Ejercito.
Simmons decide tomar las elevaciones de
Calcar y
Udem frente a la Brecha de Hochwald, la última línea de defensa antes del Rhin, mientras la fuerza principal cruza el valle entre ambas. Las perspectivas no pintaban bien: el relieve y la climatología son un verdadero infierno; las presas han sido destruídas y las lluvias no paran. Los mapas no sirven de gran cosa; no hay caminos visibles; todo el trayecto hasta el río es un pantanal inmenso en el que los tanques se quedan atascados o consumen su combustible en sus intentos por avanzar sobre el lodo. Salirse de las pocas carreteras utilizables o de los imprevistos senderos sólidos podía significar quedarse hundidos en el barro.
En la noche del 26 de Febrero comienza el ataque sobre la colina de Calcar. 700 piezas de artillería canadiense baten las alturas iluminando el cielo como con una lluvia de meteoritos, mientras infantería y carros intentan correr por el valle. Pero el trayecto resulta espantosamente lento; más aun cuando descubren que está minado. Pero la orden llegó tajante: ¡Hay que continuar! Para los que luchaban la estrategia alemana resultaba clara: Habían hecho del terreno una trampa tras otra para los blindados enemigos: terraplenes que ocultaban a sus defensas, falsos senderos que no conducían a ninguna parte salvo a sus Flacks, Tigres semienterrados casi imposibles de eliminar, a menos que aciertes entre el casco y la torreta... La debilidad del Sherman y su cañón de 75 mm frente a los Panteras y Tigres se hace, una vez más, patente. Sólo los Firefly tienen alguna posibilidad. Pero los pocos blindados alemanes no parecen desear un enfrentamiento directo; hacen aparición en pequeños grupos y retroceden para que sus perseguidores caigan frente a las Flacks que los esperan.
Finalmente, los blindados canadienses alcanzaron las cumbres de Calcar. La batida previa de su artillería parecía no haber causado excesivos daños, ya que los alemanes, desde dos frentes distintos, desencadenaron un infierno cruzado sobre los primeros Shermans que aparecieron. Nada más asomar el morro por la fuerte pendiente, sin poder ajustar el tiro por la falta de horizontalidad, los Shermans reventaban por los impactos de los 88 sobre sus barrigas. Sólo el número de tanques aliados que se iban sumando a la conquista de la cima consiguió que los alemanes, finalmente, decidieran retroceder y abandonarla.
El objetivo pasó a ser las alturas de Udem, con su pueblo y su línea ferroviaria. Una segunda fuerza debería avanzar por el valle hasta un área estrecha entre dos bosques que la flanqueaban y que además estaba delimitada por muros: La Brecha de Hochwald. La idea era hacer que los alemanes volviesen a retroceder, esta vez hasta la ciudad de Xanten, el destino del encuentro anglo/canadiense, donde los defensores podrían ser definitivamente derrotados. Pero el paso entre los bosques, por aquella brecha embarrada fue la debacle que cualquiera hubiese adivinado con sólo apreciarla en un mapa. Las defensas alemanas, a cubierto de los bosques adyacentes, practicaron con los que avanzaban por el angosto paso un auténtico tiro al conejo.
Una recreación, más o menos aproximada, de la Brecha de Hochwald. Mientras tanto, el ascenso de los blindados hasta la población de Udem había sido algo mejor que con Calcar con respecto a las lluvias y el barro, aunque su cima estaba igualmente plagada de trampas. Los altos terraplenes que les hacían caer en zanjas profundas nada más superarlos casi rodeaban el pueblo. Altos senderos rodeados de barro que los canadienses tomaban para avanzar resultaban ser estratagemas alemanas que pretendían hacer enfilar a los tanques enemigos que los usaban. Disparaban contra el primero y el último destruyéndolos y el resto quedaba inmovilizado a merced de las piezas AT para practicar el tiro como en una barraca de feria.
El 28 de febrero, a pesar del alto coste y las extremas dificultades, los canadienses seguían avanzando por la brecha. Los alemanes, ante esta determinación aliada, se decidieron por llevar fuerzas blindadas desde Xanten para interponerse a los que penetraban por la brecha. De esta forma, a las fuerzas canadienses, además de las baterías que les machacaban desde los bosques, Tigres, Panteras y Stugs se les oponían de frente para detenerlos. Y como en las Ardenas, un cambio en la climatología hizo el milagro: sólo la intervención de la fuerza aérea aliada evitó una nueva catástrofe. Los cohetes que llovían del cielo sobre las fuerzas blindadas alemanas sobre la franja deshicieron sus pretensiones, haciéndoles retroceder.
El 1 de Marzo fuerzas canadienses seguían penetrando por la brecha, sumándose a los que avanzaban. A mitad del recorrido, concluyeron que deberían penetrar en los flancos boscosos y acabar con aquellas fuerzas germanas emboscadas que estaban haciendo del pasillo un Vía Crucis. Pero aquella solución resultó un problema tan grave como haber continuado sin más. Introducirse con blindados en medio de un bosque tupido y denso se convirtió en otra calamidad; tropas alemanas armadas con Panzersfaust y Panzerschreck, ocultos entre la maleza o en agujeros camuflados, destruyeron a decenas de ellos, que avanzaban entre la exuberante arboleda en fila, sin poder desplegarse. La fuerza aérea no resultaba de gran ayuda contra los alemanes en la frondosidad del bosque; si sufrían un ataque desde el aire, se ocultaban, y volvían a aparecer cuando había pasado. Una por una, los canadienses debieron neutralizar cada pieza de artillería AT, cada nido de ametralladora; sortear cada trampa, eliminar o hacer huir a cada grupo de panzergranadier armados con los eficaces lanzacohetes; todo perfectamente mimetizado en la espesura umbría de ambos flancos boscosos. Una pesadilla.
El avance canadiense entre el 1 y el 10 de Marzo.Hasta el 4 de Marzo las hostilidades continúan tanto en la brecha como en los flancos, con un lento avance canadiense. Finalmente, durante la noche, los alemanes abandonan sus posiciones y dejan la Brecha de Hochwald y los bosques retirándose hasta Xanten. Los aliados pueden, al fin, dedicarse a su objetivo final.
La fuerza aérea y la artillería preparan el asalto sobre Xanten. Los alemanes han hecho de la población su último punto defensivo; han concentrado allí sus ultimas fuerzas disponibles, pero la superioridad aliada hace de la conquista una cuestión de tiempo. Durante 2 días y 2 noches consecutivos Xanten fue bombardeada, quedando prácticamente destruida. El 8 de Marzo las fuerzas canadienses entraron por fin en ella, capturando los puentes que dejaban el área industrial alemán y el paso hacia Berlín al alcance de las tropas aliadas.
40.000 bajas sufrieron los alemanes. Es cuanto he conseguido saber. Las cifras canadienses en hombres y material, desde el inicio de la misión hasta la captura de Xanten, no las encuentro por ningún lado. Vi en alguna parte que las bajas blindadas alcanzaron el 70%, lo que indica casi 700 Shermans destruidos o dañados; pero no las he podido contrastar con ninguna otra fuente. Tal vez, algún forista tenga mejores aportaciones al respecto. En cualquier caso, terribles, según algún documental; no dicen más. Para ellos, según cuentan algunos, la Brecha de Hochwald fue su Normandía. Y sin embargo, hay miles de canadienses que no han oído hablar de nada de esto, salvo alguna generalidad.
Un plan que no puede modificarse, no es un buen plan.