Vae Victis
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El destacamento enviado por la senda de montaña reposaba por el día procurando ocultarse entre las rocas y los matorrales; de noche continuaban la marcha aprovechando la luna llena. Al cabo de tres días alcanzan la posición por encima de las defensas macedonias y lanzan señales de humo. Advertido, Flaminio divide a sus tropas en tres cuerpos y avanza hacia las posiciones enemigas. El cónsul comanda el grupo del centro y ataca la entrada de la garganta por donde discurre el río, siendo acosado por los macedonios; los otros dos cuerpos atacan las elevaciones laterales trepando denodadamente por los desfiladeros.
Los macedonios les salen al paso con igual prontitud. Mientras se combate fuera de las defensas los soldados romanos se muestran superiores; las tropas de Filipo, tras sufrir muchas bajas entre heridos y muertos, se repliegan hacia posiciones protegidas por las fortificaciones y la naturaleza del terreno. El peligro se vuelve contra los romanos que habían avanzado temerariamente hasta posiciones desfavorables y lugares angostos de los que no era fácil volver atrás. Es entonces cuando Flaminio ordena que se de la señal al grupo que se había posicionado en las alturas. Estos lanzan el grito de guerra y se abalanzan sobre la retaguardia macedonia. El ejército del rey, desconcertado al verse atacado por ambos frentes, abandona sus posiciones y comienza la desbandada; algunos grupos permanecen en su puesto de combate, más por falta de una salida por donde escapar que por presencia de ánimo, y son envueltos por los romanos que estrechan el cerco por el frente y por la retaguardia.
La caballería romana se muestra ineficaz en la persecución de los fugitivos por la estrechez y la aspereza del terreno, y la infantería por el peso de las armas. Los romanos, mientras pudieron hacerlo sin riesgo, los persiguen dándoles muerte y despojando a los caídos; después saquean el campamento del rey, de difícil acceso aun estando sin defensores. Aquella noche la pasaron en su propio campamento.
Lo escarpado del terreno redujo la magnitud de la victoria romana, la cual causó 2.000 muertos entre las filas macedonias.
Los macedonios les salen al paso con igual prontitud. Mientras se combate fuera de las defensas los soldados romanos se muestran superiores; las tropas de Filipo, tras sufrir muchas bajas entre heridos y muertos, se repliegan hacia posiciones protegidas por las fortificaciones y la naturaleza del terreno. El peligro se vuelve contra los romanos que habían avanzado temerariamente hasta posiciones desfavorables y lugares angostos de los que no era fácil volver atrás. Es entonces cuando Flaminio ordena que se de la señal al grupo que se había posicionado en las alturas. Estos lanzan el grito de guerra y se abalanzan sobre la retaguardia macedonia. El ejército del rey, desconcertado al verse atacado por ambos frentes, abandona sus posiciones y comienza la desbandada; algunos grupos permanecen en su puesto de combate, más por falta de una salida por donde escapar que por presencia de ánimo, y son envueltos por los romanos que estrechan el cerco por el frente y por la retaguardia.
La caballería romana se muestra ineficaz en la persecución de los fugitivos por la estrechez y la aspereza del terreno, y la infantería por el peso de las armas. Los romanos, mientras pudieron hacerlo sin riesgo, los persiguen dándoles muerte y despojando a los caídos; después saquean el campamento del rey, de difícil acceso aun estando sin defensores. Aquella noche la pasaron en su propio campamento.
Lo escarpado del terreno redujo la magnitud de la victoria romana, la cual causó 2.000 muertos entre las filas macedonias.
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Filipo en un principio se lanza a una huída deseperada; después, tras recorrer cinco millas y sabiendo de la imposibilidad de los romanos para perseguirle, se hace fuerte en una colina y envía por todas las cimas y valles hombres para reagrupar a los que andaban dispersos.
Reunido el ejército se retira en columna compacta en dirección a Tesalia. Llega a los montes Lyncon y mantiene allí un campamento durante varios días dudando si se retiraría directamente a Macedonia o si reemprendía el camino hacia Tesalia. Prevalece esta última opción.
• Livio dice:
"En la jornada siguiente llegó hasta los montes Lincon, enorme caminata para un ejército en marcha, pero el miedo acuciaba. Pertenecen al Epiro, y se extienden entre Macedonia y Tesalia. La vertiente que da a Tesalia mira al Este, y la cara norte queda frente a Macedonia. Están cubiertos de espesos bosques, pero en lo alto de las cumbres hay llanos amplios y aguas perennes". XXXII, 13
-Los montes Lyncon (Lyncon montes) están en el Epiro, en el Pindo. El Pindo constituía la frontera entre Tesalia y el Epiro
El Pindo, a menudo era llamado en la antigüedad la «columna vertebral de Grecia»
http://es.wikipedia.org/wiki/Pindo
http://es.wikipedia.org/wiki/Tesalia
El rey desciende a Tesalia y y hace un rápido recorrido por las ciudades que encuentra en su camino. Recluta a todo aquel que pueda servirle e incendia las poblaciones por las que pasa; no estaba dispuesto a dejarle nada a Flaminio.
"...en nada hubieran recibido los habitantes peor trato de unos enemigos que el que les hacían sufrir sus aliados"
Cuando estaba asediando la población de Feras, la cual mostraba resistencia, le llegan rumores del avance de los etolios, que al tener noticia de la batalla librada en el Aoo habían penetrado en Tesalia.
Filipo opta por retirarse hacia Macedonia.
Reunido el ejército se retira en columna compacta en dirección a Tesalia. Llega a los montes Lyncon y mantiene allí un campamento durante varios días dudando si se retiraría directamente a Macedonia o si reemprendía el camino hacia Tesalia. Prevalece esta última opción.
• Livio dice:
"En la jornada siguiente llegó hasta los montes Lincon, enorme caminata para un ejército en marcha, pero el miedo acuciaba. Pertenecen al Epiro, y se extienden entre Macedonia y Tesalia. La vertiente que da a Tesalia mira al Este, y la cara norte queda frente a Macedonia. Están cubiertos de espesos bosques, pero en lo alto de las cumbres hay llanos amplios y aguas perennes". XXXII, 13
-Los montes Lyncon (Lyncon montes) están en el Epiro, en el Pindo. El Pindo constituía la frontera entre Tesalia y el Epiro
El Pindo, a menudo era llamado en la antigüedad la «columna vertebral de Grecia»
http://es.wikipedia.org/wiki/Pindo
http://es.wikipedia.org/wiki/Tesalia
El rey desciende a Tesalia y y hace un rápido recorrido por las ciudades que encuentra en su camino. Recluta a todo aquel que pueda servirle e incendia las poblaciones por las que pasa; no estaba dispuesto a dejarle nada a Flaminio.
"...en nada hubieran recibido los habitantes peor trato de unos enemigos que el que les hacían sufrir sus aliados"
Cuando estaba asediando la población de Feras, la cual mostraba resistencia, le llegan rumores del avance de los etolios, que al tener noticia de la batalla librada en el Aoo habían penetrado en Tesalia.
Filipo opta por retirarse hacia Macedonia.
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Los etolios, al tener noticia de la batalla librada a orillas del río Aoo, devastan los alrededores de Esperquias y Macra, y después se internan en Tesalia, asaltando varias poblaciones y arrasando sus campos.
Los atamanes, al mando de Aminandro, atacan la zona de Gonfos mientras Flaminio se interna por la ruta que había seguido Filipo.
"Tesalia sufría la devastación de tres ejércitos simultáneamente sin que pudiera saber con certeza a quién considerar enemigo y a quien aliado"
- Entre toda esta desolación es en donde Tito Quincio Flaminino va a empezar a ganarse su buena fama en Grecia.
• Sobre Aminandro y los atamanes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Aminandro
http://es.wikipedia.org/wiki/Atamania
Los atamanes, al mando de Aminandro, atacan la zona de Gonfos mientras Flaminio se interna por la ruta que había seguido Filipo.
"Tesalia sufría la devastación de tres ejércitos simultáneamente sin que pudiera saber con certeza a quién considerar enemigo y a quien aliado"
- Entre toda esta desolación es en donde Tito Quincio Flaminino va a empezar a ganarse su buena fama en Grecia.
• Sobre Aminandro y los atamanes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Aminandro
http://es.wikipedia.org/wiki/Atamania
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Flaminio sale en persecución de Filipo:
"...el cónsul cruzó a la región del Epiro por el paso que habían abierto los enemigos en su huida. Aunque sabía perfectamente a qué bando habían apoyado los epirotas —excepción hecha del jefe Caropo—, no obstante, viendo que en su afán por satisfacerlo ponían gran empeño en seguir sus órdenes, los juzgó más por su comportamiento presente que por el pasado, y precisamente con esa buena disposición para el perdón se ganó sus voluntades para el futuro." Liv. XXXII, 14
Manda mensajeros a Corcira para que las naves de carga se dirijan hacia el golfo de Ambracia; mientras tanto, él continúa hacia el monte Cerceio, en donde había acordado un encuentro con las tropas auxiliares de Aminandro, no tanto porque necesitase sus fuerzas como por contar con guías para Tesalia. Con el mismo propósito son enrolados muchos voluntarios epirotas.
La primera ciudad de Tesalia que ataca es Faloria, defendida por una guarnición de 2.000 macedonios. Tras un ininterrumpido ataque que dura día y noche toma la población. Después de la caída de la ciudad llegan legados de Metropoli y Cierio a rendir sus ciudades; "pedían clemencia, y se les dio". Faloria es saqueada e incendiada.
A continuación ataca Egino y se desvía a la región de Gonfos. Falto de suministros, envía destacamentos a Ambracia para aprovisionarse de trigo. Continúa hacia Atrage, a unas 10 millas de Larisa. Los habitantes de la ciudad no se alarman ante la llegada de los romanos confiando en la proximidad del rey Filipo.
Filipo había establecido su campamento en el Valle de Tempe •. Enterado de la entrada de Flaminio en Tesalia, aguardaba sin entrar en la región a la espera de enviar refuerzos a las poblaciones que se resistieran al cónsul.
Flaminio iba a encontrar el ataque a Atrage más largo y sangriento de lo que hubiera esperado.
• El valle de Tempe era el principal paso entre Macedonia y la Grecia meridional
http://es.wikipedia.org/wiki/Valle_de_Tempe
"...el cónsul cruzó a la región del Epiro por el paso que habían abierto los enemigos en su huida. Aunque sabía perfectamente a qué bando habían apoyado los epirotas —excepción hecha del jefe Caropo—, no obstante, viendo que en su afán por satisfacerlo ponían gran empeño en seguir sus órdenes, los juzgó más por su comportamiento presente que por el pasado, y precisamente con esa buena disposición para el perdón se ganó sus voluntades para el futuro." Liv. XXXII, 14
Manda mensajeros a Corcira para que las naves de carga se dirijan hacia el golfo de Ambracia; mientras tanto, él continúa hacia el monte Cerceio, en donde había acordado un encuentro con las tropas auxiliares de Aminandro, no tanto porque necesitase sus fuerzas como por contar con guías para Tesalia. Con el mismo propósito son enrolados muchos voluntarios epirotas.
La primera ciudad de Tesalia que ataca es Faloria, defendida por una guarnición de 2.000 macedonios. Tras un ininterrumpido ataque que dura día y noche toma la población. Después de la caída de la ciudad llegan legados de Metropoli y Cierio a rendir sus ciudades; "pedían clemencia, y se les dio". Faloria es saqueada e incendiada.
A continuación ataca Egino y se desvía a la región de Gonfos. Falto de suministros, envía destacamentos a Ambracia para aprovisionarse de trigo. Continúa hacia Atrage, a unas 10 millas de Larisa. Los habitantes de la ciudad no se alarman ante la llegada de los romanos confiando en la proximidad del rey Filipo.
Filipo había establecido su campamento en el Valle de Tempe •. Enterado de la entrada de Flaminio en Tesalia, aguardaba sin entrar en la región a la espera de enviar refuerzos a las poblaciones que se resistieran al cónsul.
Flaminio iba a encontrar el ataque a Atrage más largo y sangriento de lo que hubiera esperado.
• El valle de Tempe era el principal paso entre Macedonia y la Grecia meridional
http://es.wikipedia.org/wiki/Valle_de_Tempe
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Inciso al post anterior
El texto de Livio y la frase "pedían clemencia, y se les dio" los he puesto para que se viera como empieza Flaminio a ganarse esa buena fama de la que hablé.
Plutarco, en sus "Vidas Paralelas", ya dice de Flaminio:
"Porque habida noticia de que Filipo atravesaba la Tesalia a manera de fugitivo, en términos de hacer a los hombres retirarse a las montañas, de incendiar las ciudades y de entregar al saqueo y al pillaje lo que no podía llevarse, como si hiciera ya cesión del país a los Romanos, Tito tomó a punto de honra el encargar a los soldados que marcharan por él con el mismo cuidado que si fuera terreno propio, del cual se les abandonaba la posesión. Y bien pronto pudieron conocer cuán útil les había sido este modo de portarse, porque las ciudades se pasaban a su partido apenas tocaron en la Tesalia, y los Griegos que están dentro de las Termópilas suspiraban por Tito, y le deseaban con vehemencia"
http://www.imperivm.org/cont/textos/txt ... incio.html
-Aquí, al hablar de "los Griegos que están dentro de las Termópilas", Plutarco se refiere a la Grecia meridional. A Flaminio le interesaba mucho que la Liga Aquea se posicionara en su bando. la Liga Aquea ya se había quedado al margen (con la excusa dada a Filipo de la guerra contra Nabis) y le había dado largas al rey cuando éste se presentó en la asamblea.
Recordando el mapa que puse:
Epiro, la Liga Aquea y parte de Creta vienen en el mapa como territorios bajo influencia de Macedonia. Como hemos visto, los epirotas ya empiezan a presentarse voluntarios a Flaminio; el que dio el primer paso fue el jefe epirota Caropo, que es el que le envía a Flaminio el guía en la Batalla del Aoo. Tesalia viene en el mapa dentro del Reino de Macedonia pero Filipo no ha dudado en seguir una política de "tierra quemada" para no dejarle nada a Flaminio (anteriormente ya lo hizo con las islas de Esciatos y Perapetos). Por otro lado, el cónsul se está abasteciendo de las naves enviadas desde Corcira al golfo de Ambracia, no está asolando el territorio.
- Sea una estrategia de Flaminio ("sabía perfectamente a qué bando habían apoyado los epirotas"), sea oportunismo de los epirotas, sea lo que sea, que cada uno saque sus propias conclusiones.
No pongo a Flaminio como "Libertador de Grecia", me limito a mostrar la visión que se tiene de él en las fuentes.
O la visión decimonónica:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/c ... _Games.jpg
Flaminius restoring Liberty to Greece at the Isthmian Games
El texto de Livio y la frase "pedían clemencia, y se les dio" los he puesto para que se viera como empieza Flaminio a ganarse esa buena fama de la que hablé.
Plutarco, en sus "Vidas Paralelas", ya dice de Flaminio:
"Porque habida noticia de que Filipo atravesaba la Tesalia a manera de fugitivo, en términos de hacer a los hombres retirarse a las montañas, de incendiar las ciudades y de entregar al saqueo y al pillaje lo que no podía llevarse, como si hiciera ya cesión del país a los Romanos, Tito tomó a punto de honra el encargar a los soldados que marcharan por él con el mismo cuidado que si fuera terreno propio, del cual se les abandonaba la posesión. Y bien pronto pudieron conocer cuán útil les había sido este modo de portarse, porque las ciudades se pasaban a su partido apenas tocaron en la Tesalia, y los Griegos que están dentro de las Termópilas suspiraban por Tito, y le deseaban con vehemencia"
http://www.imperivm.org/cont/textos/txt ... incio.html
-Aquí, al hablar de "los Griegos que están dentro de las Termópilas", Plutarco se refiere a la Grecia meridional. A Flaminio le interesaba mucho que la Liga Aquea se posicionara en su bando. la Liga Aquea ya se había quedado al margen (con la excusa dada a Filipo de la guerra contra Nabis) y le había dado largas al rey cuando éste se presentó en la asamblea.
Recordando el mapa que puse:
Epiro, la Liga Aquea y parte de Creta vienen en el mapa como territorios bajo influencia de Macedonia. Como hemos visto, los epirotas ya empiezan a presentarse voluntarios a Flaminio; el que dio el primer paso fue el jefe epirota Caropo, que es el que le envía a Flaminio el guía en la Batalla del Aoo. Tesalia viene en el mapa dentro del Reino de Macedonia pero Filipo no ha dudado en seguir una política de "tierra quemada" para no dejarle nada a Flaminio (anteriormente ya lo hizo con las islas de Esciatos y Perapetos). Por otro lado, el cónsul se está abasteciendo de las naves enviadas desde Corcira al golfo de Ambracia, no está asolando el territorio.
- Sea una estrategia de Flaminio ("sabía perfectamente a qué bando habían apoyado los epirotas"), sea oportunismo de los epirotas, sea lo que sea, que cada uno saque sus propias conclusiones.
No pongo a Flaminio como "Libertador de Grecia", me limito a mostrar la visión que se tiene de él en las fuentes.
O la visión decimonónica:
http://upload.wikimedia.org/wikipedia/c ... _Games.jpg
Flaminius restoring Liberty to Greece at the Isthmian Games
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El asalto a Atrage
Flaminio iba a encontrar el ataque a la ciudad de Atrage más difícil de lo que hubiera esperado.
Creía que la única dificultad radicaba en derrumbar la muralla; una vez abierta brecha, las tropas entrarían en la ciudad e inmediatamente se produciría la huída de los defensores. Es por ello que se dispone a asaltar la población en lugar de ponerla bajo asedio.
Los arietes comienzan la tarea de batir los muros y logran derribar un tramo de la muralla. Las tropas penetran en la ciudad saltando por encima de los escombros y se encuentran que la guarnición no era la que ellos esperaban encontar allí.
"Pues los macedonios que componían la guarnición, muy numerosos y escogidos, convencidos de que sería un nuevo timbre de gloria si defendían la ciudad con las armas y a base de valor más que con las murallas, reforzaron su cerrada formación con varias filas hacia dentro y cuando vieron a los romanos pasando por encima de los escombros los obligaron a salir por el mismo sitio, lleno dé obstáculos que hacían difícil la retirada". Liv. XXXII, 17
Flaminio se había encontrado con la guarnición macedonia formada en falange.
Contrariado el cónsul, pues aquello significaba un cambio en sus planes, hace limpiar el sitio donde se habían acumulado los escombros del muro parcialmente derruido y ordena el avance de una torre que portaba un gran número de hombres armados distribuidos en numerosos pisos. A continuación ordena a la infantería que rompa la formación que bloqueaba el acceso a la ciudad. Pero, aparte de lo angosto del espacio, pues el tramo de muralla derruida no era muy ancho, también el tipo de armamento y de combate resultaban más favorables para los macedonios.
"Cuando los macedonios, en formación compacta, extendieron ante sí sus larguísimas lanzas, los romanos desenvainaron las espadas después de lanzar en vano sus jabalinas contra una especie de coraza formada por los escudos adosados; pero no podían ni acercarse más ni seccionar las lanzas, y si despuntaban alguna, el propio trozo roto, aguzado, formaba una especie de empalizada entre las puntas de las lanzas enteras. Además de esto, la parte de la muralla que seguía en pie a ambos lados protegía también sus flancos, y no era preciso retroceder o atacar desde larga distancia, maniobra que suele crear desorden en las filas. Contribuyó además a elevarles la moral un incidente fortuito: cuando se hacía avanzar una torre por un terraplén de tierra poco compacta, una de las ruedas se hundió en un surco bastante hondo e hizo que la torre se inclinara tanto que los enemigos tuvieron la impresión de que se iba a caer, e hizo enloquecer de pánico a los soldados que iban encima".
A Flaminio no le interesaba montar un largo asedio. No veía ni perspectivas de asaltar la ciudad a corto plazo ni forma alguna de establecer un campamento de invierno lejos del mar y en parajes en los que le iba a ser difícil abastecerse de provisiones. Es por ello que renuncia al asedio y, como no había en toda la costa de Acarnania o de Etolia ningún puerto que tuviese cabida para todas las naves de carga que transportaban los suministros para el ejército y al mismo tiempo ofreciese alojamiento para las legiones en el invierno, piensa que la mejor ciudad situada a tal efecto era Antícira, en la Fócide, frente al golfo de Corinto.
Flaminio iba a encontrar el ataque a la ciudad de Atrage más difícil de lo que hubiera esperado.
Creía que la única dificultad radicaba en derrumbar la muralla; una vez abierta brecha, las tropas entrarían en la ciudad e inmediatamente se produciría la huída de los defensores. Es por ello que se dispone a asaltar la población en lugar de ponerla bajo asedio.
Los arietes comienzan la tarea de batir los muros y logran derribar un tramo de la muralla. Las tropas penetran en la ciudad saltando por encima de los escombros y se encuentran que la guarnición no era la que ellos esperaban encontar allí.
"Pues los macedonios que componían la guarnición, muy numerosos y escogidos, convencidos de que sería un nuevo timbre de gloria si defendían la ciudad con las armas y a base de valor más que con las murallas, reforzaron su cerrada formación con varias filas hacia dentro y cuando vieron a los romanos pasando por encima de los escombros los obligaron a salir por el mismo sitio, lleno dé obstáculos que hacían difícil la retirada". Liv. XXXII, 17
Flaminio se había encontrado con la guarnición macedonia formada en falange.
Contrariado el cónsul, pues aquello significaba un cambio en sus planes, hace limpiar el sitio donde se habían acumulado los escombros del muro parcialmente derruido y ordena el avance de una torre que portaba un gran número de hombres armados distribuidos en numerosos pisos. A continuación ordena a la infantería que rompa la formación que bloqueaba el acceso a la ciudad. Pero, aparte de lo angosto del espacio, pues el tramo de muralla derruida no era muy ancho, también el tipo de armamento y de combate resultaban más favorables para los macedonios.
"Cuando los macedonios, en formación compacta, extendieron ante sí sus larguísimas lanzas, los romanos desenvainaron las espadas después de lanzar en vano sus jabalinas contra una especie de coraza formada por los escudos adosados; pero no podían ni acercarse más ni seccionar las lanzas, y si despuntaban alguna, el propio trozo roto, aguzado, formaba una especie de empalizada entre las puntas de las lanzas enteras. Además de esto, la parte de la muralla que seguía en pie a ambos lados protegía también sus flancos, y no era preciso retroceder o atacar desde larga distancia, maniobra que suele crear desorden en las filas. Contribuyó además a elevarles la moral un incidente fortuito: cuando se hacía avanzar una torre por un terraplén de tierra poco compacta, una de las ruedas se hundió en un surco bastante hondo e hizo que la torre se inclinara tanto que los enemigos tuvieron la impresión de que se iba a caer, e hizo enloquecer de pánico a los soldados que iban encima".
A Flaminio no le interesaba montar un largo asedio. No veía ni perspectivas de asaltar la ciudad a corto plazo ni forma alguna de establecer un campamento de invierno lejos del mar y en parajes en los que le iba a ser difícil abastecerse de provisiones. Es por ello que renuncia al asedio y, como no había en toda la costa de Acarnania o de Etolia ningún puerto que tuviese cabida para todas las naves de carga que transportaban los suministros para el ejército y al mismo tiempo ofreciese alojamiento para las legiones en el invierno, piensa que la mejor ciudad situada a tal efecto era Antícira, en la Fócide, frente al golfo de Corinto.
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Campaña naval
Por la mismas fechas en que el cónsul estableció su campamento frente a Filipo en los desfiladeros del Epiro, su hermano Lucio Quincio Flaminio cruza a Corcira con dos quinquerremes. Al enterarse de que la flota había partido de allí le da alcance, pues iban remolcando a las naves que les seguían con el aprovisionamiento. Da orden de que le sigan a toda prisa mientras él se adelanta hasta el Pireo con tres quinquerremes y toma el mando de las treinta naves que había dejado el legado Lucio Apustio para la defensa de Atenas.
Al mismo tiempo parten de sus bases la flota del rey Átalo, formada por veinticuatro quinquerremes, y la de los rodios, de veinticinco naves cubiertas al mando de un tal Acesimbroto. Estas dos flotas se unen cerca de la isla de Andros.
Tras la campaña del año anterior el objetivo principal eran las plazas fuertes macedonias en la isla de Eubea.
Átalo y Acesimbroto se dirigen a Caristos y devastan sus tierras; como la ciudad les parece bien defendida al haberse enviado a toda prisa una guarnición desde Calcis, se dirigen hacia Eretria.
Lucio Quincio, enterado de la llegada de las dos flotas, acude allí con las naves que estaban en el Pireo y deja instrucciones de que el resto de embarcaciones que fueran llegando se dirigieran inmediatamente hacia Eubea.
Las tres flotas unidas asaltan la ciudad de Eretria con toda clase de maquinaria bélica. Los habitantes defienden en un principio las murallas, aunque viendo que numerosos tramos de las mismas se venían abajo se plantean capitular, pero la guarnición macedonia se lo impedía. Filocles, legado del rey, mandaba mensajes desde Calcis prometiendo que llegaría a tiempo si aguantaban el asalto. Los ciudadanos de Eretria aguantan un tiempo hasta que reciben la noticia de que Filocles había sido interceptado en el camino y estaba refugiado en Calcis. Inmediatamente deciden enviar parlamentarios a Átalo para entablar condiciones de paz. Aprovechando este momento de relajación, pues mayormente la vigilancia se había limitado a las partes de la muralla abatida, Lucio Quincio lanza un ataque nocturno por la zona menos vigilada y se hace con la ciudad mediante escalas.
"El botín de dinero, oro y plata, la verdad es que no fue mucho; pero se encontraron estatuas, cuadros de artistas antiguos y obras de arte por el estilo en mayor número del que correspondía a las proporciones y demás recursos de la ciudad". Liv. XXXII, 16
El siguiente objetivo es la ciudad de Caristos. Las tres flotas llegan a la zona y los habitantes de la ciudad se refugian en la ciudadela antes de que las tropas desembarcaran; envían parlamentarios a Lucio Quincio para acogerse a su protección.
"A los ciudadanos se les concedió de inmediato la vida y la libertad; a los macedonios se les exigió el pago de trescientas monedas por cabeza, permitiéndoseles marchar previa entrega de las armas. Tras el abono de esta suma por su rescate, fueron trasladados a Beocia desarmados". XXXII, 17
Las fuerzas navales bordean el promontorio Sunio y ponen rumbo a Cencreas, puerto mercantil de los corintios.
Mientras tanto, Tito Quincio Flaminio se dirigía hacia Antícira, en la Fócide, frente al golfo de Corinto.
Por la mismas fechas en que el cónsul estableció su campamento frente a Filipo en los desfiladeros del Epiro, su hermano Lucio Quincio Flaminio cruza a Corcira con dos quinquerremes. Al enterarse de que la flota había partido de allí le da alcance, pues iban remolcando a las naves que les seguían con el aprovisionamiento. Da orden de que le sigan a toda prisa mientras él se adelanta hasta el Pireo con tres quinquerremes y toma el mando de las treinta naves que había dejado el legado Lucio Apustio para la defensa de Atenas.
Al mismo tiempo parten de sus bases la flota del rey Átalo, formada por veinticuatro quinquerremes, y la de los rodios, de veinticinco naves cubiertas al mando de un tal Acesimbroto. Estas dos flotas se unen cerca de la isla de Andros.
Tras la campaña del año anterior el objetivo principal eran las plazas fuertes macedonias en la isla de Eubea.
Átalo y Acesimbroto se dirigen a Caristos y devastan sus tierras; como la ciudad les parece bien defendida al haberse enviado a toda prisa una guarnición desde Calcis, se dirigen hacia Eretria.
Lucio Quincio, enterado de la llegada de las dos flotas, acude allí con las naves que estaban en el Pireo y deja instrucciones de que el resto de embarcaciones que fueran llegando se dirigieran inmediatamente hacia Eubea.
Las tres flotas unidas asaltan la ciudad de Eretria con toda clase de maquinaria bélica. Los habitantes defienden en un principio las murallas, aunque viendo que numerosos tramos de las mismas se venían abajo se plantean capitular, pero la guarnición macedonia se lo impedía. Filocles, legado del rey, mandaba mensajes desde Calcis prometiendo que llegaría a tiempo si aguantaban el asalto. Los ciudadanos de Eretria aguantan un tiempo hasta que reciben la noticia de que Filocles había sido interceptado en el camino y estaba refugiado en Calcis. Inmediatamente deciden enviar parlamentarios a Átalo para entablar condiciones de paz. Aprovechando este momento de relajación, pues mayormente la vigilancia se había limitado a las partes de la muralla abatida, Lucio Quincio lanza un ataque nocturno por la zona menos vigilada y se hace con la ciudad mediante escalas.
"El botín de dinero, oro y plata, la verdad es que no fue mucho; pero se encontraron estatuas, cuadros de artistas antiguos y obras de arte por el estilo en mayor número del que correspondía a las proporciones y demás recursos de la ciudad". Liv. XXXII, 16
El siguiente objetivo es la ciudad de Caristos. Las tres flotas llegan a la zona y los habitantes de la ciudad se refugian en la ciudadela antes de que las tropas desembarcaran; envían parlamentarios a Lucio Quincio para acogerse a su protección.
"A los ciudadanos se les concedió de inmediato la vida y la libertad; a los macedonios se les exigió el pago de trescientas monedas por cabeza, permitiéndoseles marchar previa entrega de las armas. Tras el abono de esta suma por su rescate, fueron trasladados a Beocia desarmados". XXXII, 17
Las fuerzas navales bordean el promontorio Sunio y ponen rumbo a Cencreas, puerto mercantil de los corintios.
Mientras tanto, Tito Quincio Flaminio se dirigía hacia Antícira, en la Fócide, frente al golfo de Corinto.
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Al llegar a la Fócide, Flaminio toma al primer asalto Fanotea y Antícira; a continuación se le rinden Ambriso e Hyampolis. Daulide es obligada a capitular a base de lanzamientos de proyectiles con maquinaria ya que su posición elevada impedía los trabajos de asedio.
La ciudad de Elacia, la más importante de la Fócide, se niega a rendirse a Flaminio.
-Véase el mapa de arriba.
Congreso de la Liga Aquea
Mientras Flaminio se prepara para asediar Elacia, se le presenta una gran oportunidad de atraerse a los aqueos. Estos habían expulsado a Ciclíadas, líder de la facción partidaria del apoyo a Filipo; Aristeno, partidario de la unión con los romanos, ocupaba el cargo de strategos de la Liga. La flota romana estaba fondeada en Cencreas con Átalo y los rodios, y de común acuerdo preparaban entre todos el ataque a Corinto. Se piensa entonces que antes del asalto lo mejor era enviar embajadores a los aqueos comprometiéndose a hacer que Corinto entrase en la Liga Aquea, como antiguamente, si ellos abandonaban al rey y se pasaban a los romanos.
Flaminio ordena a su hermano, Lucio Quincio, que mande una embajada junto a legados de Átalo, de los rodios y de los atenienses. La Liga se reúne en Sición para recibir a la embajada. Tras tres días de debate, que era el plazo para tomar una decisión, se cierra la asamblea que se inclinaba a favor de imponer la alianza con Roma.
"Los otros pueblos aqueos, cuando se les pidió que se pronunciaran, aprobaron la alianza con Átalo y los rodios con un decreto de efectos inmediatos; en cuanto a la alianza con los romanos, como no podía ser firme sin el mandato del pueblo, quedó pospuesta hasta el momento en que fuese posible enviar embajadores a Roma, acordándose de momento enviar tres representantes a Lucio Quincio y concentrar todo el ejército aqueo en Corinto, pues tras haber tomado Cencreas, Quincio estaba atacando ya la ciudad misma". Liv. XXXII, 23
La ciudad de Elacia, la más importante de la Fócide, se niega a rendirse a Flaminio.
-Véase el mapa de arriba.
Congreso de la Liga Aquea
Mientras Flaminio se prepara para asediar Elacia, se le presenta una gran oportunidad de atraerse a los aqueos. Estos habían expulsado a Ciclíadas, líder de la facción partidaria del apoyo a Filipo; Aristeno, partidario de la unión con los romanos, ocupaba el cargo de strategos de la Liga. La flota romana estaba fondeada en Cencreas con Átalo y los rodios, y de común acuerdo preparaban entre todos el ataque a Corinto. Se piensa entonces que antes del asalto lo mejor era enviar embajadores a los aqueos comprometiéndose a hacer que Corinto entrase en la Liga Aquea, como antiguamente, si ellos abandonaban al rey y se pasaban a los romanos.
Flaminio ordena a su hermano, Lucio Quincio, que mande una embajada junto a legados de Átalo, de los rodios y de los atenienses. La Liga se reúne en Sición para recibir a la embajada. Tras tres días de debate, que era el plazo para tomar una decisión, se cierra la asamblea que se inclinaba a favor de imponer la alianza con Roma.
"Los otros pueblos aqueos, cuando se les pidió que se pronunciaran, aprobaron la alianza con Átalo y los rodios con un decreto de efectos inmediatos; en cuanto a la alianza con los romanos, como no podía ser firme sin el mandato del pueblo, quedó pospuesta hasta el momento en que fuese posible enviar embajadores a Roma, acordándose de momento enviar tres representantes a Lucio Quincio y concentrar todo el ejército aqueo en Corinto, pues tras haber tomado Cencreas, Quincio estaba atacando ya la ciudad misma". Liv. XXXII, 23
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Un contingente de tropas de la Liga Aquea se suma al asalto que estaban efectuando Lucio Quincio y Átalo sobre Corinto. Por su parte, Flaminio continuaba el asedio de Elacia.
Filipo envía a su lugarteniente Filocles que conduce a través de Beocia 1.500 soldados en ayuda de Corinto. El rey Átalo es partidario de abandonar el asalto; Lucio Quincio insiste en mantener la operación, pero al ver que con la llegada de refuerzos a la ciudad no iban a poder resistir asaltos desde el interior de la misma, él se suma a a la propuesta de Átalo. Frustrado de esta manera el intento, despiden a los aqueos y regresan a las naves; Átalo se dirige al Píreo y los romanos a Corcira.
La llegada de Filocles en ayuda de Corinto va a favorecer a los partidarios de Filipo en la ciudad de Argos, la cual se pasa al bando macedonio.
Flaminio consigue la rendición de Elacia aunque el balance de la campaña por tierra favorecía a Filipo. "Así, aun después de la alianza pactada entre aqueos y romanos, las dos ciudades más notables, Argos y Corinto, estaban en poder del rey".
-Fin de la campaña del 198
Nota: Cabe resaltar que en las elecciones que se celebran en Roma para el año siguiente se eligen por primera vez seis pretores.
Para el 197 salen elegidos cónsules Caio Cornelio Cetego y Quinto Minucio Rufo
FC:
C. Cornelius L.f. M.n. Cethegus , Q. Minucius C.f. C.n. Rufus
La primera cuestión que surge es a quién le iba a corresponder la guerra en Grecia.
Filipo envía a su lugarteniente Filocles que conduce a través de Beocia 1.500 soldados en ayuda de Corinto. El rey Átalo es partidario de abandonar el asalto; Lucio Quincio insiste en mantener la operación, pero al ver que con la llegada de refuerzos a la ciudad no iban a poder resistir asaltos desde el interior de la misma, él se suma a a la propuesta de Átalo. Frustrado de esta manera el intento, despiden a los aqueos y regresan a las naves; Átalo se dirige al Píreo y los romanos a Corcira.
La llegada de Filocles en ayuda de Corinto va a favorecer a los partidarios de Filipo en la ciudad de Argos, la cual se pasa al bando macedonio.
Flaminio consigue la rendición de Elacia aunque el balance de la campaña por tierra favorecía a Filipo. "Así, aun después de la alianza pactada entre aqueos y romanos, las dos ciudades más notables, Argos y Corinto, estaban en poder del rey".
-Fin de la campaña del 198
Nota: Cabe resaltar que en las elecciones que se celebran en Roma para el año siguiente se eligen por primera vez seis pretores.
Para el 197 salen elegidos cónsules Caio Cornelio Cetego y Quinto Minucio Rufo
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C. Cornelius L.f. M.n. Cethegus , Q. Minucius C.f. C.n. Rufus
La primera cuestión que surge es a quién le iba a corresponder la guerra en Grecia.
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Cuando los cónsules se disponen a sortearse las provincias de Italia y Macedonia se encuentran con la oposición de los tribunos de la plebe Lucio Opio y Quinto Fulvio; alegan que Macedonia era una provincia muy lejana y hasta aquella fecha el mayor obstáculo para la guerra había sido el hecho de que, apenas iniciadas las operaciones, precisamente cuando más metido estaba en la dirección de la guerra, el cónsul saliente tenía que volver.
-Las fuentes no cuestionan que detrás de todo esto estaba Flaminio:
"...pues estando poseído de un ardiente deseo de gloria, temía que se lo arrebatara de las manos el nuevo general que se nombrase para la guerra. Proporcionáronle sus amigos que Filipo no saliera con su propósito y que se le conservara el mando". Plutarco, Vidas Paralelas
"...aún no sabía, en efecto, si se enviaría a uno de los nuevos cónsules para relevarle o si se le prorrogaría el mando —cosa que sus amigos y allegados intentarían por todos los medios por encargo suyo—; por otra parte, estaba convencido de que una entrevista le vendría bien para tener la posibilidad de inclinar la situación hacia la guerra, si él se quedaba, o hacia la paz, si tenía que irse." Liv. XXXII, 32
-Aquí Livio supone más de la cuenta; o eso, o Flaminio era muy listo , como algo se verá en la entrevista que tiene con el rey Filipo aprovechando la inactividad invernal. Aunque la postura de los tribunos de la plebe estaba bien argumentada:
"... se estaba ya en el cuarto año desde que se había declarado la guerra a Macedonia; Sulpicio se había pasado la mayor parte del año a la búsqueda del rey y de su ejército; Vilio había tenido que venirse cuando se estaba enfrentando al enemigo, dejando inconclusa la operación; Quincio, retenido en Roma la mayor parte del año por cuestiones religiosas, aun así había llevado tan bien las operaciones que podía haber resuelto la guerra si hubiera llegado antes a la provincia o se hubiera retrasado el invierno; ahora, aunque casi retirado a los cuarteles de invierno, estaba preparando de tal forma la guerra, según se decía, que daba pie a pensar que le pondría fin en el próximo verano si el relevo no se lo impedía". XXXII, 28
Nota: Los tribunos de la plebe se podían oponer a la decisión de los cónsules, es por ello que la cuestión se deja en manos del senado. Por otro lado, Flaminio podía iniciar negociaciones de paz pero siempre tendría que dejar la última palabra a Roma (al senado, o si se diese el caso a una asamblea popular).
-Las fuentes no cuestionan que detrás de todo esto estaba Flaminio:
"...pues estando poseído de un ardiente deseo de gloria, temía que se lo arrebatara de las manos el nuevo general que se nombrase para la guerra. Proporcionáronle sus amigos que Filipo no saliera con su propósito y que se le conservara el mando". Plutarco, Vidas Paralelas
"...aún no sabía, en efecto, si se enviaría a uno de los nuevos cónsules para relevarle o si se le prorrogaría el mando —cosa que sus amigos y allegados intentarían por todos los medios por encargo suyo—; por otra parte, estaba convencido de que una entrevista le vendría bien para tener la posibilidad de inclinar la situación hacia la guerra, si él se quedaba, o hacia la paz, si tenía que irse." Liv. XXXII, 32
-Aquí Livio supone más de la cuenta; o eso, o Flaminio era muy listo , como algo se verá en la entrevista que tiene con el rey Filipo aprovechando la inactividad invernal. Aunque la postura de los tribunos de la plebe estaba bien argumentada:
"... se estaba ya en el cuarto año desde que se había declarado la guerra a Macedonia; Sulpicio se había pasado la mayor parte del año a la búsqueda del rey y de su ejército; Vilio había tenido que venirse cuando se estaba enfrentando al enemigo, dejando inconclusa la operación; Quincio, retenido en Roma la mayor parte del año por cuestiones religiosas, aun así había llevado tan bien las operaciones que podía haber resuelto la guerra si hubiera llegado antes a la provincia o se hubiera retrasado el invierno; ahora, aunque casi retirado a los cuarteles de invierno, estaba preparando de tal forma la guerra, según se decía, que daba pie a pensar que le pondría fin en el próximo verano si el relevo no se lo impedía". XXXII, 28
Nota: Los tribunos de la plebe se podían oponer a la decisión de los cónsules, es por ello que la cuestión se deja en manos del senado. Por otro lado, Flaminio podía iniciar negociaciones de paz pero siempre tendría que dejar la última palabra a Roma (al senado, o si se diese el caso a una asamblea popular).
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Negociaciones de paz
El lugar elegido para la entrevista fue la playa del Golfo Malíaco cerca de Nicea.
Filipo se desplaza alli desde Demetriade con cinco naves ligeras y un buque de guerra en el que viajaba él mismo. Le acompañaban los escríbanos macedonios Apolodoro y Demóstenes, Bráquiles de Beocia y Ciclíadas, aqueo exiliado. Acompañaban a Tito Quincio Flaminino Aminandro de Atamania, el almirante Dionisodoro, en representación de Átalo, los aqueos Aristeno y Jenofonte, el almirante rodio Acesímbroto y el strategos Feneas, entre otros notables etolios. Escoltado por ellos el romano se acerca a la orilla, y cuando el rey avanza hasta la proa de la nave, que estaba anclada, le dice:
Flaminio - Si saltas a tierra, desde cerca hablaremos y nos oiremos con mayor comodidad el uno al otro
Filipo - No
Flaminio - ¿De quién tienes miedo?
Filipo - No temo a nadie en absoluto, salvo a los dioses inmortales; pero no me fío de la buena fe de todos los que veo a tu alrededor, y de los etolios de los que menos
Flaminio - Ése es un riesgo que corre todo el que acude a una entrevista con el enemigo si no hay buena fe
Filipo - Sin embargo, Tito Quincio, no son equiparables Filipo y Feneas como recompensa a la mala fe si se actúa a traición, pues no tendrán las mismas dificultades los etolios para encontrar otro strategos que los macedonios para encontrar un rey con que sustituirme
A todos les parece que la conferencia empezaba de un modo algo inoportuno, pero, sin embargo, Flaminino insta a Filipo a que manifestara lo que le había movido a acudir. El rey dice que corresponde hablar antes al que dicta las condiciones de paz, no al que las recibe.
Flaminio - Lo que tengo que decir es muy simple pues voy a exponer las condiciones sin cuyo cumplimiento no habrá ninguna condición de paz. El rey tiene que retirar sus guarniciones de todas las ciudades griegas, devolver a los aliados del pueblo romano los prisioneros y desertores, devolver a los romanos las localidades de Iliria que hubiera ocupado después del acuerdo de paz hecho en el Epiro, y devolverle a Ptolomeo, rey de Egipto, las ciudades que había tomado después de la muerte de Ptolomeo Filópator
Flaminino guarda silencio, se vuelve a los demás y les invita a exponer, uno a uno, las órdenes que les habían conferido los que les enviaban.
Dionisodoro - El rey Átalo reclama las naves y los prisioneros capturados en la batalla naval de Quíos, y la restitución a su primitivo estado del Niceforio y el templo de Venus que había expoliado y devastado
Acesímbroto - Rodas reclama la Perea, la retirada de las guarniciones de Jaso, de Bargilias y de la ciudad de los euromenses, y de Sesto y Abidos en el Helesponto; la dévolución de Perinto a los bizantinos de acuerdo con la fórmula de sus antiguos derechos; y la apertura de todos los mercados y puertos de Asia
Aristeno y Jenofonte - Los aqueos reclaman Corinto y Argos
Fereas - Los etolios se suman a la petición de los romanos por lo que respecta a la retirada de Filipo de Grecia, y la devolución a los etolios de las ciudades que anteriormente habían estado bajo su jurisdicción
Entonces, Alejandro Isio, notable etolio tenido por hombre elocuente entre los suyos, se adelanta:
Alejandro - Filipo no busca lealmente la paz ni hace la guerra con nobleza, si es preciso hacerla en las reuniones y conferencias pone asechanzas, espia y se comporta como si estuviera en guerra, pero en la guerra misma su conducta es inicua y muy vil. En vez de oponerse al enemigo frente a frente, suele retirarse pegando fuego a las ciudades y robando en ellas a mansalva; esta conducta le humilla y ofende las armas de los vencedores. Pero ¿qué estrategia es esa de destruir los objetivos por los que se combate no dejando tras de sí más que la guerra?. En Tesalia el año anterior Filipo arrasó más ciudades que todos los enemigos que Tesalia había tenido jamás; incluso a los propios etolios les había causado mayores pérdidas como aliado que como enemigo: había tomado Lisimaquia después de echar al pretor y la guarnición etolia; había destruido y arruinado completamente Cíos, ciudad igualmente de su jurisdicción; de la misma forma traicionera tenía en su poder Tebas, Ptía, Equino, Larisa y Fársalo
El rey, alterado por las palabras del etolio, se acerca a tierra más de lo que estaba antes y, de pie en su navío, asegura que Alejandro les había echado un discurso etolio, puro teatro.
Filipo - Todos somos muy conscientes de que a nadie le gusta aniquilar a sus propios aliados, pero que hay ocasiones en que las circunstancias fuerzan a los comandantes a hacer muchas cosas contra sus propias convicciones
Feneas (interrumpiendo al rey) - Filipo, dices cosas absurdas, porque es preciso o vencer en la batalla o hacer lo que indican los más fuertes
Filipo - Esto, Feneas, lo ve incluso un ciego. Los etolios, igual que los romanos, me exigen que me retire de Grecia, ellos que no son capaces de decir cuáles son las fronteras de Grecia. Muchas veces yo mismo, y también los demás griegos, os enviamos embajadas requiriéndoos que suprimierais de vuestra legislación la ley que os faculta para tomar como botín lo que ya lo es de otros, pero vuestra respuesta fue que antes quitaríais Etolia de Etolia que suprimir esta ley. Vosotros, que os equiparáis a los romanos, exijis que los macedonios se marchen de toda Grecia. Decir esto es, ciertamente, una gran fanfarronada, que si proviene de los romanos es aún soportable, pero no, si de los etolios. ¿De qué parte de Grecia me expulsáis? ¿Qué límites ponéis a Grecia?. ¡Si la mayoría de etolios no son griegos!
Flaminio se echa a reir. El rey prosigue:
Filipo - A los etolios, básteles esto. A los rodios y a Átalo les digo que un juez imparcial juzgaría más justo que ellos me devolvieran mis naves y prisioneros que no yo a ellos. No fui yo el primero en atacar a Átalo y a los rodios; la cosa es conocida. Ahora bien: si tú lo pides (dirijiéndose a Flaminio), restituiré Perea a los rodios y a Átalo sus naves y los prisioneros supervivientes. Ni el Niceforio derribado ni el recinto de Afrodita, soy capaz de reconstruirlos, pero mandaré plantas y hortelanos que tendrán cuidado del lugar; harán crecer los árboles ahora talados
Flaminio se vuelve a reir. El rey les lee a los aqueos el decreto por el cual habían decidido abandonarle y pasarse a los romanos, cuyo texto utiliza como excusa para hablar muy duramente contra la ingratitud y la perfidia aqueas. Y a pesar de todo asegura que les devolverá Argos; en cuanto a Corinto, lo deliberaría con Flaminino.
Los aqueos y los etolios se disponen a contrarreplicar, pero como el sol estaba próximo al ocaso se pospone la entrevista para el día siguiente.
El lugar elegido para la entrevista fue la playa del Golfo Malíaco cerca de Nicea.
Filipo se desplaza alli desde Demetriade con cinco naves ligeras y un buque de guerra en el que viajaba él mismo. Le acompañaban los escríbanos macedonios Apolodoro y Demóstenes, Bráquiles de Beocia y Ciclíadas, aqueo exiliado. Acompañaban a Tito Quincio Flaminino Aminandro de Atamania, el almirante Dionisodoro, en representación de Átalo, los aqueos Aristeno y Jenofonte, el almirante rodio Acesímbroto y el strategos Feneas, entre otros notables etolios. Escoltado por ellos el romano se acerca a la orilla, y cuando el rey avanza hasta la proa de la nave, que estaba anclada, le dice:
Flaminio - Si saltas a tierra, desde cerca hablaremos y nos oiremos con mayor comodidad el uno al otro
Filipo - No
Flaminio - ¿De quién tienes miedo?
Filipo - No temo a nadie en absoluto, salvo a los dioses inmortales; pero no me fío de la buena fe de todos los que veo a tu alrededor, y de los etolios de los que menos
Flaminio - Ése es un riesgo que corre todo el que acude a una entrevista con el enemigo si no hay buena fe
Filipo - Sin embargo, Tito Quincio, no son equiparables Filipo y Feneas como recompensa a la mala fe si se actúa a traición, pues no tendrán las mismas dificultades los etolios para encontrar otro strategos que los macedonios para encontrar un rey con que sustituirme
A todos les parece que la conferencia empezaba de un modo algo inoportuno, pero, sin embargo, Flaminino insta a Filipo a que manifestara lo que le había movido a acudir. El rey dice que corresponde hablar antes al que dicta las condiciones de paz, no al que las recibe.
Flaminio - Lo que tengo que decir es muy simple pues voy a exponer las condiciones sin cuyo cumplimiento no habrá ninguna condición de paz. El rey tiene que retirar sus guarniciones de todas las ciudades griegas, devolver a los aliados del pueblo romano los prisioneros y desertores, devolver a los romanos las localidades de Iliria que hubiera ocupado después del acuerdo de paz hecho en el Epiro, y devolverle a Ptolomeo, rey de Egipto, las ciudades que había tomado después de la muerte de Ptolomeo Filópator
Flaminino guarda silencio, se vuelve a los demás y les invita a exponer, uno a uno, las órdenes que les habían conferido los que les enviaban.
Dionisodoro - El rey Átalo reclama las naves y los prisioneros capturados en la batalla naval de Quíos, y la restitución a su primitivo estado del Niceforio y el templo de Venus que había expoliado y devastado
Acesímbroto - Rodas reclama la Perea, la retirada de las guarniciones de Jaso, de Bargilias y de la ciudad de los euromenses, y de Sesto y Abidos en el Helesponto; la dévolución de Perinto a los bizantinos de acuerdo con la fórmula de sus antiguos derechos; y la apertura de todos los mercados y puertos de Asia
Aristeno y Jenofonte - Los aqueos reclaman Corinto y Argos
Fereas - Los etolios se suman a la petición de los romanos por lo que respecta a la retirada de Filipo de Grecia, y la devolución a los etolios de las ciudades que anteriormente habían estado bajo su jurisdicción
Entonces, Alejandro Isio, notable etolio tenido por hombre elocuente entre los suyos, se adelanta:
Alejandro - Filipo no busca lealmente la paz ni hace la guerra con nobleza, si es preciso hacerla en las reuniones y conferencias pone asechanzas, espia y se comporta como si estuviera en guerra, pero en la guerra misma su conducta es inicua y muy vil. En vez de oponerse al enemigo frente a frente, suele retirarse pegando fuego a las ciudades y robando en ellas a mansalva; esta conducta le humilla y ofende las armas de los vencedores. Pero ¿qué estrategia es esa de destruir los objetivos por los que se combate no dejando tras de sí más que la guerra?. En Tesalia el año anterior Filipo arrasó más ciudades que todos los enemigos que Tesalia había tenido jamás; incluso a los propios etolios les había causado mayores pérdidas como aliado que como enemigo: había tomado Lisimaquia después de echar al pretor y la guarnición etolia; había destruido y arruinado completamente Cíos, ciudad igualmente de su jurisdicción; de la misma forma traicionera tenía en su poder Tebas, Ptía, Equino, Larisa y Fársalo
El rey, alterado por las palabras del etolio, se acerca a tierra más de lo que estaba antes y, de pie en su navío, asegura que Alejandro les había echado un discurso etolio, puro teatro.
Filipo - Todos somos muy conscientes de que a nadie le gusta aniquilar a sus propios aliados, pero que hay ocasiones en que las circunstancias fuerzan a los comandantes a hacer muchas cosas contra sus propias convicciones
Feneas (interrumpiendo al rey) - Filipo, dices cosas absurdas, porque es preciso o vencer en la batalla o hacer lo que indican los más fuertes
Filipo - Esto, Feneas, lo ve incluso un ciego. Los etolios, igual que los romanos, me exigen que me retire de Grecia, ellos que no son capaces de decir cuáles son las fronteras de Grecia. Muchas veces yo mismo, y también los demás griegos, os enviamos embajadas requiriéndoos que suprimierais de vuestra legislación la ley que os faculta para tomar como botín lo que ya lo es de otros, pero vuestra respuesta fue que antes quitaríais Etolia de Etolia que suprimir esta ley. Vosotros, que os equiparáis a los romanos, exijis que los macedonios se marchen de toda Grecia. Decir esto es, ciertamente, una gran fanfarronada, que si proviene de los romanos es aún soportable, pero no, si de los etolios. ¿De qué parte de Grecia me expulsáis? ¿Qué límites ponéis a Grecia?. ¡Si la mayoría de etolios no son griegos!
Flaminio se echa a reir. El rey prosigue:
Filipo - A los etolios, básteles esto. A los rodios y a Átalo les digo que un juez imparcial juzgaría más justo que ellos me devolvieran mis naves y prisioneros que no yo a ellos. No fui yo el primero en atacar a Átalo y a los rodios; la cosa es conocida. Ahora bien: si tú lo pides (dirijiéndose a Flaminio), restituiré Perea a los rodios y a Átalo sus naves y los prisioneros supervivientes. Ni el Niceforio derribado ni el recinto de Afrodita, soy capaz de reconstruirlos, pero mandaré plantas y hortelanos que tendrán cuidado del lugar; harán crecer los árboles ahora talados
Flaminio se vuelve a reir. El rey les lee a los aqueos el decreto por el cual habían decidido abandonarle y pasarse a los romanos, cuyo texto utiliza como excusa para hablar muy duramente contra la ingratitud y la perfidia aqueas. Y a pesar de todo asegura que les devolverá Argos; en cuanto a Corinto, lo deliberaría con Flaminino.
Los aqueos y los etolios se disponen a contrarreplicar, pero como el sol estaba próximo al ocaso se pospone la entrevista para el día siguiente.
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Al día siguiente, Flaminio llega a Nicea, lugar convenido el día anterior, a la hora prefijada; pasan varias horas y Filipo no da señales de vida. Ya no se contaba con que fuera a venir cuando de pronto aparecen las naves. El rey asegura que había dedicado el día entero a reflexionar, pues las exigencias presentadas eran graves e injustas, y no había llegado a una conclusión, pero todos estaban convencidos de que había dejado a propósito el encuentro para última hora con el objeto de que los aqueos y los etolios no tuvieran tiempo para replicar, opinión que él mismo confirma al pedir que se retiren los demás y se le permita entrevistarse a solas con el general romano para no perder el tiempo en discusiones y poder llegar a alguna conclusión. En un principio no se acepta esta petición para que no pareciera que los aliados quedaban al margen de la entrevista; después, como insiste en su solicitud, por acuerdo entre todos se retiran. Flaminio se adelanta hasta el final de la playa con el tribuno militar Apio Claudio Nerón mientras Filipo baja a tierra con los dos acompañantes de la vispera. Allí hablan en privado largo rato.
Flaminio informa a los aliados que Filipo cedía a los romanos toda la costa de Iliria, y devolvía los desertores y prisioneros que hubiera; a Átalo le devolvía las naves y las tripulaciones capturadas con ellas, y a los rodios la región llamada Perea, pero no pensaba retirarse de Jaso y Bargilias; a los etolios les devolvía Fársalo y Larisa, pero no Tebas; a los aqueos les dejaba libre tanto Argos como Corinto.
Descontentos todos los presentes de las condiciones de paz ofrecidas insisten en que, primero, Filipo debía cumplir la demanda exigida unánimemente, esto es, retirarse de toda Grecia, pues de lo contrario discutir los puntos uno por uno era vano y no conducía a nada.
Flaminio, visto que se había llegado al punto que le interesaba remitir al senado, establece una tregua de dos meses y le indica a Filipo que en este tiempo debía enviar una embajada a Roma; por otro lado le ordena retirar inmediatamente las guarniciones que tenía en Fócide y en Lócride. Por su parte, los aliados debían despachar sus propias embajadas.
Envía sin tardanza a Aminandro a Roma porque conocía su ductilidad y sabía que se amoldaría a los amigos que él tenía allí; además causaría gran impacto e impresión por su título de rey. Luego manda a los que propiamente eran sus emisarios, Quinto Fabio, sobrino de su esposa, y Quinto Fulvio; les acompañaba Apio Claudio Nerón.
Todos se presentan en Roma antes de que el senado tomara acerca de los cónsules nombrados para aquel año la decisión del reparto de las provincias.
Los amigos de Flaminio informan previamente al senado de que Filipo no iba a ceder en lo más importate, esto es, Calcis, Corinto y Demetriade no iban a ser cedidas a la vez. Las citadas plazas eran "Las Cadenas de Grecia"; así las llamaba Filipo: uerius compedes eas Graeciae appellare
Una vez llegados a Roma se da audiencia a los embajadores de los aliados antes que a los del rey. Su discurso lo emplean en invectivas contra Filipo. A continuación son introducidos los embajadores macedonios dispuestos a enfrascarse en un largo discurso pero son interrumpidos de forma tajante:
-¿Va a liberar Filipo las ciudades de Demetriade en Tesalia, Calcis en Eubea, y Corinto en Acaya?
Los embajadores contestan que no se les había dado instrucciones expresas al respecto.
Así, sin que se formalice acuerdo de paz, son despedidos los embajadores del rey y se deja a libre criterio de Flaminio la decisión acerca de la paz o la guerra. Éste, al conocer la decisión del senado, corta inmediatamente las negociaciones con Filipo y declara que no pensaba recibir más embajada que la que anunciase que se retiraba de toda Grecia.
El senado le prorroga el mando a Tito Quincio Flaminio hasta nuevo decreto. Se le asigna un suplemento de 6.000 soldados de infantería, 300 de caballería y 3.000 aliados para la flota. A su hermano Lucio Quincio se le prorroga el mando de la armada.
Flaminio informa a los aliados que Filipo cedía a los romanos toda la costa de Iliria, y devolvía los desertores y prisioneros que hubiera; a Átalo le devolvía las naves y las tripulaciones capturadas con ellas, y a los rodios la región llamada Perea, pero no pensaba retirarse de Jaso y Bargilias; a los etolios les devolvía Fársalo y Larisa, pero no Tebas; a los aqueos les dejaba libre tanto Argos como Corinto.
Descontentos todos los presentes de las condiciones de paz ofrecidas insisten en que, primero, Filipo debía cumplir la demanda exigida unánimemente, esto es, retirarse de toda Grecia, pues de lo contrario discutir los puntos uno por uno era vano y no conducía a nada.
Flaminio, visto que se había llegado al punto que le interesaba remitir al senado, establece una tregua de dos meses y le indica a Filipo que en este tiempo debía enviar una embajada a Roma; por otro lado le ordena retirar inmediatamente las guarniciones que tenía en Fócide y en Lócride. Por su parte, los aliados debían despachar sus propias embajadas.
Envía sin tardanza a Aminandro a Roma porque conocía su ductilidad y sabía que se amoldaría a los amigos que él tenía allí; además causaría gran impacto e impresión por su título de rey. Luego manda a los que propiamente eran sus emisarios, Quinto Fabio, sobrino de su esposa, y Quinto Fulvio; les acompañaba Apio Claudio Nerón.
Todos se presentan en Roma antes de que el senado tomara acerca de los cónsules nombrados para aquel año la decisión del reparto de las provincias.
Los amigos de Flaminio informan previamente al senado de que Filipo no iba a ceder en lo más importate, esto es, Calcis, Corinto y Demetriade no iban a ser cedidas a la vez. Las citadas plazas eran "Las Cadenas de Grecia"; así las llamaba Filipo: uerius compedes eas Graeciae appellare
Una vez llegados a Roma se da audiencia a los embajadores de los aliados antes que a los del rey. Su discurso lo emplean en invectivas contra Filipo. A continuación son introducidos los embajadores macedonios dispuestos a enfrascarse en un largo discurso pero son interrumpidos de forma tajante:
-¿Va a liberar Filipo las ciudades de Demetriade en Tesalia, Calcis en Eubea, y Corinto en Acaya?
Los embajadores contestan que no se les había dado instrucciones expresas al respecto.
Así, sin que se formalice acuerdo de paz, son despedidos los embajadores del rey y se deja a libre criterio de Flaminio la decisión acerca de la paz o la guerra. Éste, al conocer la decisión del senado, corta inmediatamente las negociaciones con Filipo y declara que no pensaba recibir más embajada que la que anunciase que se retiraba de toda Grecia.
El senado le prorroga el mando a Tito Quincio Flaminio hasta nuevo decreto. Se le asigna un suplemento de 6.000 soldados de infantería, 300 de caballería y 3.000 aliados para la flota. A su hermano Lucio Quincio se le prorroga el mando de la armada.
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Inciso
Lo dicho anteriormente es una mezcla de los relatos de Livio y Polibio hecha de forma resumida. No se ha puesto ninguna palabra que no estuviera en la obra de los autores.
-Hacer notar que la intención de Flaminio era que los aliados le secundaran en la exigencia de la liberación de toda Grecia, lo que incluía Demetriade, Calcis y Corinto ("Las Cadenas de Grecia"). Esto no lo iba a consentir nunca Filipo. Al conseguir la tregua de dos meses (que contaba a partir del sorteo de las provincias por parte de los cónsules) ya se aseguraba la prórroga del mando mientras se le enviaba un sustituto, únicamente le quedaba por saber si el senado estaba cansado de la guerra en Grecia. De no estarlo, ya se había asegurado de transmitir mediante sus amigos cual era la condición fundamental para firmar la paz.
Al dejarle a él la decisión, corta de inmediato las conversaciones; si un cónsul le hubiera sustituido habría firmado antes una paz ventajosa para Roma. Recordando las palabras de Livio:
".. estaba convencido de que una entrevista le vendría bien para tener la posibilidad de inclinar la situación hacia la guerra, si él se quedaba, o hacia la paz, si tenía que irse"
Lo dicho anteriormente es una mezcla de los relatos de Livio y Polibio hecha de forma resumida. No se ha puesto ninguna palabra que no estuviera en la obra de los autores.
-Hacer notar que la intención de Flaminio era que los aliados le secundaran en la exigencia de la liberación de toda Grecia, lo que incluía Demetriade, Calcis y Corinto ("Las Cadenas de Grecia"). Esto no lo iba a consentir nunca Filipo. Al conseguir la tregua de dos meses (que contaba a partir del sorteo de las provincias por parte de los cónsules) ya se aseguraba la prórroga del mando mientras se le enviaba un sustituto, únicamente le quedaba por saber si el senado estaba cansado de la guerra en Grecia. De no estarlo, ya se había asegurado de transmitir mediante sus amigos cual era la condición fundamental para firmar la paz.
Al dejarle a él la decisión, corta de inmediato las conversaciones; si un cónsul le hubiera sustituido habría firmado antes una paz ventajosa para Roma. Recordando las palabras de Livio:
".. estaba convencido de que una entrevista le vendría bien para tener la posibilidad de inclinar la situación hacia la guerra, si él se quedaba, o hacia la paz, si tenía que irse"
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Vae Victis
Continuando...
Filipo comprende que la cuestión se iba a resolver en el campo de batalla y que para ello precisaba concentrar todas sus fuerzas traídas desde todas partes. Estaba preocupado por las ciudades del Peloponeso, región alejada para poder defenderla, más en concreto por la ciudad de Argos. Es por esto que decide confiársela como en usufructo a Nabis, tirano de Lacedemonia y rey de Esparta, de forma que si él resultaba vencedor se la devolviera, y si las cosas salían mal se quedara con ella.
Pero una vez que cambia Argos de manos, Nabis olvida lo pactado con Filipo y envía emisarios a Flaminio para entablar una alianza. Flaminio le pone como condiciones que acabe su guerra contra la Liga Aquea y que mande tropas auxiliares contra Filipo.
El rey Átalo no estaba de acuerdo en establecer una alianza con Nabis si éste no retiraba antes la guarnición que había introducido en Argos; Nabis se niega.
La cuestión se aplaza con la formalización de una tregua de cuatro meses entre aqueos y lacedemonios.
El invierno tocaba a su fin e iba a comenzar la campaña de primavera.
Filipo comprende que la cuestión se iba a resolver en el campo de batalla y que para ello precisaba concentrar todas sus fuerzas traídas desde todas partes. Estaba preocupado por las ciudades del Peloponeso, región alejada para poder defenderla, más en concreto por la ciudad de Argos. Es por esto que decide confiársela como en usufructo a Nabis, tirano de Lacedemonia y rey de Esparta, de forma que si él resultaba vencedor se la devolviera, y si las cosas salían mal se quedara con ella.
Pero una vez que cambia Argos de manos, Nabis olvida lo pactado con Filipo y envía emisarios a Flaminio para entablar una alianza. Flaminio le pone como condiciones que acabe su guerra contra la Liga Aquea y que mande tropas auxiliares contra Filipo.
El rey Átalo no estaba de acuerdo en establecer una alianza con Nabis si éste no retiraba antes la guarnición que había introducido en Argos; Nabis se niega.
La cuestión se aplaza con la formalización de una tregua de cuatro meses entre aqueos y lacedemonios.
El invierno tocaba a su fin e iba a comenzar la campaña de primavera.
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