Doctrina defensiva Alemana
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Doctrina defensiva Alemana
A continuación el libro de Timothy Wray analiza los defectos, errores y torpezas que los rusos cometieron durante su contraataque.
Es muy interesante y rico lo que nos dice y me da información muy útil para el desarrollo de mi What IF.
DEFECTOS DEL CONTRATAQUE RUSO
A lo largo del invierno, los empobrecidos esfuerzos defensivos alemanes se beneficiaron de la torpeza general de las operaciones ofensivas soviéticas. Las tácticas defensivas de puntos fuertes, adoptadas por las unidades alemanas, explotaron ciertos defectos en la organización, liderazgo y métodos de combate rusos. Sin embargo, esta explotación no fue útil, pues como ya se ha hablado, otros factores obligaron a los alemanes a utilizar puntos fuertes. También, muchas de las particulares deficiencias internas soviéticas eran desconocidas para los alemanes. Sin embargo, la efectividad de las medidas de puntos fuertes alemanas fue realzada por las peculiares debilidades del Ejército Rojo.
Aunque logrando gran éxito en sus contraofensivas de invierno, los ejércitos soviéticos solamente poseían una fuerza aplastante en relación con sus debilitados oponentes alemanes. La campaña Barbarroja había inflingido pérdidas espantosas al Ejército Rojo, y las fuerzas rusas que se reunieron para los ataques de diciembre eran una mezcla de divisiones siberianas de refresco, unidades veteranas desgastadas, y milicias apresuradamente formadas. En casi cada nivel, estas fuerzas rusas estuvieron afligidas por medios inadecuados e inferior liderazgo. (Es decir que la contraofensiva rusa parecía muy importante y tuvo éxito no porque fuera bien ejecutada y los rusos tuvieran muchas tropas y tanques, sino por la debilidad pasmosa en la que estaba sumida la Wehrmacht, luego de 5 meses de lucha continua, de la fatiga y del frío extremo. Es decir que los soviéticos avanzaron muchos kilómetros NO POR MÉRITO DE ELLOS, SINO POR DEBILIDAD DE LOS ALEMANES.
Pero en mi What IF eso no va a pasar, porque los rusos van a chocar contra defensas bien plantadas, contra tropas que llevan 4 semanas preparando sus defensas, contra soldados que están descansados y abrigados, contra una línea del frente más compacta y sólida y con la gran ventaja que los Panzer están en la retaguardia para taponar cualquier intento de defensa)
Continuará.
Es muy interesante y rico lo que nos dice y me da información muy útil para el desarrollo de mi What IF.
DEFECTOS DEL CONTRATAQUE RUSO
A lo largo del invierno, los empobrecidos esfuerzos defensivos alemanes se beneficiaron de la torpeza general de las operaciones ofensivas soviéticas. Las tácticas defensivas de puntos fuertes, adoptadas por las unidades alemanas, explotaron ciertos defectos en la organización, liderazgo y métodos de combate rusos. Sin embargo, esta explotación no fue útil, pues como ya se ha hablado, otros factores obligaron a los alemanes a utilizar puntos fuertes. También, muchas de las particulares deficiencias internas soviéticas eran desconocidas para los alemanes. Sin embargo, la efectividad de las medidas de puntos fuertes alemanas fue realzada por las peculiares debilidades del Ejército Rojo.
Aunque logrando gran éxito en sus contraofensivas de invierno, los ejércitos soviéticos solamente poseían una fuerza aplastante en relación con sus debilitados oponentes alemanes. La campaña Barbarroja había inflingido pérdidas espantosas al Ejército Rojo, y las fuerzas rusas que se reunieron para los ataques de diciembre eran una mezcla de divisiones siberianas de refresco, unidades veteranas desgastadas, y milicias apresuradamente formadas. En casi cada nivel, estas fuerzas rusas estuvieron afligidas por medios inadecuados e inferior liderazgo. (Es decir que la contraofensiva rusa parecía muy importante y tuvo éxito no porque fuera bien ejecutada y los rusos tuvieran muchas tropas y tanques, sino por la debilidad pasmosa en la que estaba sumida la Wehrmacht, luego de 5 meses de lucha continua, de la fatiga y del frío extremo. Es decir que los soviéticos avanzaron muchos kilómetros NO POR MÉRITO DE ELLOS, SINO POR DEBILIDAD DE LOS ALEMANES.
Pero en mi What IF eso no va a pasar, porque los rusos van a chocar contra defensas bien plantadas, contra tropas que llevan 4 semanas preparando sus defensas, contra soldados que están descansados y abrigados, contra una línea del frente más compacta y sólida y con la gran ventaja que los Panzer están en la retaguardia para taponar cualquier intento de defensa)
Continuará.
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Doctrina defensiva Alemana
Lo que viene a continuación es MUY importante para mi What IF
Los primeros ataques soviéticos contra el Grupo de Ejércitos Centro fueron ejecutados por el Frente Occidental, ahora bajo el mando del ubicuo General Zhukov.
Planificado para que el asalto hubiera comenzado solamente a finales de noviembre, los preparativos estaban lejos de estar completos cuando la contraofensiva comenzó. (Finales de noviembre y el parata yo lo hago a fines de octubre. Por lo tanto tengo un mes para armar las defensas).
[color=#0000FF]Aunque nueve nuevos ejércitos rusos estaban concentrados alrededor de Moscú, las fuerzas de asalto también incluían muchas divisiones enviadas directamente al ataque tras semanas de fuertes combates defensivos. Excepto algunas unidades siberianas, las recién desplegadas formaciones estaban generalmente bajas de efectivos, pobremente entrenadas y carecían de equipo. (Es decir que las divisiones soviéticas ERAN DÉBILES),
El reconstruido Décimo Ejército Soviético, por ejemplo, no tenía tanques ni artillería pesada y estaba escaso de armas de infantería, equipos de comunicaciones, de ingenieros y de transporte. Aunque el Décimo Ejército nominalmente comprendía diez divisiones, sus efectivos totales, incluyendo tropas del cuartel general y de apoyo, apenas sumaban 80.000 hombres. La escasez de municiones también afligieron a las unidades de Zhukov, con muchas unidades solamente teniendo bastantes reservas para aprovisionar a sus elementos principales de asalto. (Mal equipadas, mal entrenadas, faltas de municiones y artillería y sin tanques. MÁS CLARO IMPOSIBLE)
Las grandes formaciones móviles eran virtualmente inexistentes; por ejemplo, las fuerzas del Frente Occidental incluían solamente tres divisiones de tanques, dos de las cuales casi no tenían tanques.
La mayoría de los tanques disponibles estaban en cambio dispersados entre quince pequeñas brigadas de tanques, teniendo cada una unos efectivos establecidos de solamente cuarenta y seis máquinas. (Tanques escasos y dispersos en un frente muy amplio),
Estos problemas fueron complicados por el liderazgo amateur y la defectuosa doctrina. En vez de concentrar fuerzas sobre estrechos sectores de penetración, los inexpertos comandantes y estados mayores soviéticos asignaron amplios frentes de ataque (de nueve a catorce kilómetros) a cada división de fusileros por el método simple de “distribuir fuerzas y equipo uniformemente a lo largo de todo el frente”. (Comandantes inexpertos y torpe distribución de Fuerzas)
El Mariscal S. I. Bogdanov, recordando sus experiencias en la contraofensiva de Moscú, anotó una deficiencia similar al utilizar las escasas fuerzas de tanques soviéticas, a saber, “la tendencia a distribuir tanques igualmente entre unidades de fusileros... lo cual eliminó la posibilidad de su congregación sobre las principales rutas de avance”. Además, los tanques soviéticos repartidos solamente en un papel de apoyo a la infantería. “Todos los tanques”, continuaba Bogdanov, “que estaban a la disposición del mando, fueron asignados a las fuerzas de fusileros y operaron directamente con ellos o en estrecha coordinación táctica con ellas”. Estos errores diluyeron aún más el poder de combate soviético y debilitó la capacidad rusa para golpear rápidamente en la retaguardia enemiga con importantes fuerzas móviles. (Fuerzas de tanques desperdigadas y diluidas en un ancho frente)
Sin embargo, los ejércitos del Frente Occidental de Zhukov poseían más que suficiente fuerza bruta para abrumar las débiles líneas alemanas frente a Moscú. Lo hicieron con una notable carencia de fineza, sin embargo, a menudo embistiendo directamente contra las débiles posiciones alemanas cuando existían amplias oportunidades de infiltrar y flanquear a los invasores.
Como un analista soviético criticó, “Aunque el enemigo [alemán] estaba construyendo su defensa sobre centros de resistencia y a una leve profundidad (3-5 kilómetros), y había buenas oportunidades de moverse en torno a sus puntos fuertes, nuestras unidades muy frecuentemente realizaban asaltos frontales contra el enemigo”. Cuando las penetraciones eran logradas, los avances consiguientes se deshacían tímidamente mientras los comandantes soviéticos miraban temerosamente sus flancos en busca de respuestas alemanas inexistentes.
Los torpes intentos del Ejército Rojo de rodear formaciones alemanas se cerraron muy a menudo sobre el aire. Impaciente ante estos errores, el General Zhukov emitió una concisa directriz a los comandantes del Frente Occidental el 9 de diciembre, censurando los derrochadores ataques frontales como “medidas operacionales negativas que juegan a favor del enemigo”, Zhukov ordenó a sus subordinados que evitaran más “ataques frontales contra los reforzados centros de resistencia” y urgió, en lugar de ello, que los puntos fuertes alemanes fueran sobrepasados completamente. Los sobrepasados puntos fuertes alemanes serían, con esperanza, aislados por el avance soviético y luego entonces reducidos por los siguientes escalones. Para dar velocidad y profundidad a sus puntas de lanza, Zhukov también ordenó la formación de destacamentos especiales de persecución compuestos por tanques, caballería y tropas esquiadoras.
Aunque estas medidas aumentaron el ritmo del avance ruso, no lograron aumentar apreciablemente la bolsa de unidades alemanas atrapadas e incluso pudo haber ayudado a salvarse a algunas fuerzas alemanas en retirada de la destrucción. Como se ha mencionado anteriormente, las unidades alemanas cambiaron a los métodos defensivos de puntos fuertes durante este caótico período de retirada. Estos puntos fuertes congregó los escasos recursos alemanes de un modo que el difuso despliegue soviético no hizo, por lo tanto, reducir la relativa vulnerabilidad táctica alemana. La Directiva de Frente de Zhukov del 9 de diciembre prohibió a las divisiones rusas que rompieran estos centros de resistencia con asaltos directos, incluso aunque las fuerzas del Ejército Rojo ciertamente podían haber logrado esto en muchos casos. De acuerdo con las instrucciones de Zhukov, las fuerzas rusas intentaron, en lugar de ello, atrapar a los alemanes en retirada por maniobra profunda.
En esta fase de la guerra, sin embargo, el Ejército Rojo ni poseía la habilidad, ni la experiencia, ni (excepto algunos grupos de persecución) la movilidad para cumplir estas operaciones resueltamente y con eficacia. (No poseían ni la HABILIDAD, EXPERIENCIA Y MOVILIDAD para cumplir su tarea. MÁS CLARO IMPOSIBLE).
Muchísimas veces, las divisiones alemanas esquivarían los supuestos envolvimientos o, cuando estaban aparentemente atrapadas, se abrirían paso a través de los torpes cercos. Incluso los lustrosos grupos de persecución de Zhukov fracasaron en aislar a las fuerzas alemanas. Estos destacamentos móviles –a menudo actuando con fuerzas aerotransportadas soviéticas- provocaban la alarma en las áreas de retaguardia alemanas, pero la caballería y las tropas esquiadoras rusas estaban generalmente demasiado ligeramente armadas para hacer más que emboscar o acosar a las formaciones de combate alemanas.
(Ligeramente armadas, mal dirigidas y con poca logística. MÁS CLARO ÉCHALE AGUA)
Continuará.
Los primeros ataques soviéticos contra el Grupo de Ejércitos Centro fueron ejecutados por el Frente Occidental, ahora bajo el mando del ubicuo General Zhukov.
Planificado para que el asalto hubiera comenzado solamente a finales de noviembre, los preparativos estaban lejos de estar completos cuando la contraofensiva comenzó. (Finales de noviembre y el parata yo lo hago a fines de octubre. Por lo tanto tengo un mes para armar las defensas).
[color=#0000FF]Aunque nueve nuevos ejércitos rusos estaban concentrados alrededor de Moscú, las fuerzas de asalto también incluían muchas divisiones enviadas directamente al ataque tras semanas de fuertes combates defensivos. Excepto algunas unidades siberianas, las recién desplegadas formaciones estaban generalmente bajas de efectivos, pobremente entrenadas y carecían de equipo. (Es decir que las divisiones soviéticas ERAN DÉBILES),
El reconstruido Décimo Ejército Soviético, por ejemplo, no tenía tanques ni artillería pesada y estaba escaso de armas de infantería, equipos de comunicaciones, de ingenieros y de transporte. Aunque el Décimo Ejército nominalmente comprendía diez divisiones, sus efectivos totales, incluyendo tropas del cuartel general y de apoyo, apenas sumaban 80.000 hombres. La escasez de municiones también afligieron a las unidades de Zhukov, con muchas unidades solamente teniendo bastantes reservas para aprovisionar a sus elementos principales de asalto. (Mal equipadas, mal entrenadas, faltas de municiones y artillería y sin tanques. MÁS CLARO IMPOSIBLE)
Las grandes formaciones móviles eran virtualmente inexistentes; por ejemplo, las fuerzas del Frente Occidental incluían solamente tres divisiones de tanques, dos de las cuales casi no tenían tanques.
La mayoría de los tanques disponibles estaban en cambio dispersados entre quince pequeñas brigadas de tanques, teniendo cada una unos efectivos establecidos de solamente cuarenta y seis máquinas. (Tanques escasos y dispersos en un frente muy amplio),
Estos problemas fueron complicados por el liderazgo amateur y la defectuosa doctrina. En vez de concentrar fuerzas sobre estrechos sectores de penetración, los inexpertos comandantes y estados mayores soviéticos asignaron amplios frentes de ataque (de nueve a catorce kilómetros) a cada división de fusileros por el método simple de “distribuir fuerzas y equipo uniformemente a lo largo de todo el frente”. (Comandantes inexpertos y torpe distribución de Fuerzas)
El Mariscal S. I. Bogdanov, recordando sus experiencias en la contraofensiva de Moscú, anotó una deficiencia similar al utilizar las escasas fuerzas de tanques soviéticas, a saber, “la tendencia a distribuir tanques igualmente entre unidades de fusileros... lo cual eliminó la posibilidad de su congregación sobre las principales rutas de avance”. Además, los tanques soviéticos repartidos solamente en un papel de apoyo a la infantería. “Todos los tanques”, continuaba Bogdanov, “que estaban a la disposición del mando, fueron asignados a las fuerzas de fusileros y operaron directamente con ellos o en estrecha coordinación táctica con ellas”. Estos errores diluyeron aún más el poder de combate soviético y debilitó la capacidad rusa para golpear rápidamente en la retaguardia enemiga con importantes fuerzas móviles. (Fuerzas de tanques desperdigadas y diluidas en un ancho frente)
Sin embargo, los ejércitos del Frente Occidental de Zhukov poseían más que suficiente fuerza bruta para abrumar las débiles líneas alemanas frente a Moscú. Lo hicieron con una notable carencia de fineza, sin embargo, a menudo embistiendo directamente contra las débiles posiciones alemanas cuando existían amplias oportunidades de infiltrar y flanquear a los invasores.
Como un analista soviético criticó, “Aunque el enemigo [alemán] estaba construyendo su defensa sobre centros de resistencia y a una leve profundidad (3-5 kilómetros), y había buenas oportunidades de moverse en torno a sus puntos fuertes, nuestras unidades muy frecuentemente realizaban asaltos frontales contra el enemigo”. Cuando las penetraciones eran logradas, los avances consiguientes se deshacían tímidamente mientras los comandantes soviéticos miraban temerosamente sus flancos en busca de respuestas alemanas inexistentes.
Los torpes intentos del Ejército Rojo de rodear formaciones alemanas se cerraron muy a menudo sobre el aire. Impaciente ante estos errores, el General Zhukov emitió una concisa directriz a los comandantes del Frente Occidental el 9 de diciembre, censurando los derrochadores ataques frontales como “medidas operacionales negativas que juegan a favor del enemigo”, Zhukov ordenó a sus subordinados que evitaran más “ataques frontales contra los reforzados centros de resistencia” y urgió, en lugar de ello, que los puntos fuertes alemanes fueran sobrepasados completamente. Los sobrepasados puntos fuertes alemanes serían, con esperanza, aislados por el avance soviético y luego entonces reducidos por los siguientes escalones. Para dar velocidad y profundidad a sus puntas de lanza, Zhukov también ordenó la formación de destacamentos especiales de persecución compuestos por tanques, caballería y tropas esquiadoras.
Aunque estas medidas aumentaron el ritmo del avance ruso, no lograron aumentar apreciablemente la bolsa de unidades alemanas atrapadas e incluso pudo haber ayudado a salvarse a algunas fuerzas alemanas en retirada de la destrucción. Como se ha mencionado anteriormente, las unidades alemanas cambiaron a los métodos defensivos de puntos fuertes durante este caótico período de retirada. Estos puntos fuertes congregó los escasos recursos alemanes de un modo que el difuso despliegue soviético no hizo, por lo tanto, reducir la relativa vulnerabilidad táctica alemana. La Directiva de Frente de Zhukov del 9 de diciembre prohibió a las divisiones rusas que rompieran estos centros de resistencia con asaltos directos, incluso aunque las fuerzas del Ejército Rojo ciertamente podían haber logrado esto en muchos casos. De acuerdo con las instrucciones de Zhukov, las fuerzas rusas intentaron, en lugar de ello, atrapar a los alemanes en retirada por maniobra profunda.
En esta fase de la guerra, sin embargo, el Ejército Rojo ni poseía la habilidad, ni la experiencia, ni (excepto algunos grupos de persecución) la movilidad para cumplir estas operaciones resueltamente y con eficacia. (No poseían ni la HABILIDAD, EXPERIENCIA Y MOVILIDAD para cumplir su tarea. MÁS CLARO IMPOSIBLE).
Muchísimas veces, las divisiones alemanas esquivarían los supuestos envolvimientos o, cuando estaban aparentemente atrapadas, se abrirían paso a través de los torpes cercos. Incluso los lustrosos grupos de persecución de Zhukov fracasaron en aislar a las fuerzas alemanas. Estos destacamentos móviles –a menudo actuando con fuerzas aerotransportadas soviéticas- provocaban la alarma en las áreas de retaguardia alemanas, pero la caballería y las tropas esquiadoras rusas estaban generalmente demasiado ligeramente armadas para hacer más que emboscar o acosar a las formaciones de combate alemanas.
(Ligeramente armadas, mal dirigidas y con poca logística. MÁS CLARO ÉCHALE AGUA)
Continuará.
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Doctrina defensiva Alemana
El libro sigue brindando abundante información:
La primera fase de la contraofensiva soviética de invierno hizo retroceder a los alemanes desde Moscú pero fracasó en destruir a las fuerzas panzer avanzadas alemanas. Las divisiones del Grupo de Ejércitos Centro, deslizándose hacia un estilo de defensa de puntos fuertes según se retiraban, por suerte adoptaron una forma táctica que los rusos en avance no estaban inmediatamente orientados para sofocar. Incluso aunque muchas divisiones alemanas fueron machacadas al comienzo de la contraofensiva del Ejército Rojo, otras unidades alemanas probablemente debieron su subsiguiente supervivencia a la determinada evasión soviética de aplastantes ataques frontales y a la torpeza de maniobra soviética. (Ataques frontales mal dirigidos y torpeza de maniobra)
Lo que sigue a continuación es CLAVE:
Cuando Hitler ordenó a los ejércitos alemanes que resistieran el 16 de diciembre, los avances de apertura soviéticos habían ya gastado mucha de su energía ofensiva.
Los ataques iniciales rusos habían sido planeados, como Zhukov después explicó, simplemente como medidas locales para obtener espacio de maniobra delante de Moscú.
La casi total disolución del frente del Grupo de Ejércitos Centro excedió las proyecciones más optimistas del Alto Mando Soviético. Habiendo planeado para un tipo de batalla más superficial y fijo, [u]los rusos fueron incapaces de sostener sus ataques de largo alcance con suministros, reemplazos y unidades de refresco. Al contrario, la fuerza ofensiva rusa disminuyó drásticamente cuando las divisiones del Ejército Rojo se movían lejos de sus bases de suministro alrededor de Moscú.
Por consiguiente, las dogmáticas directivas de Hitler de ninguna retirada, emitidas en un momento cuando algunas unidades soviéticas estaban ya operando entre 50 y 100 millas de sus líneas de partida, actuó como una probabilidad mucho mayor de un éxito al menos temporal de lo que otra manera hubiese sido el caso.
(Es decir analicemos lo que nos dice Timothy Wray:
1) La contraofensiva soviética no fue planificada para destruir al GEC, sino que perseguía objetivos menos ambiciosos.
2) La debilidad de la Wehrmacht debido a lo desgastada que estaban sus divisiones, a la fatiga del landser y al frío, FACILITARON EL ÉXITO RUSO.
3) Ese éxito NO ESPERADO, envalentonó a Stalin quien ordenó perseguir a las divisiones en desbandada y ordenó objetivos mucho más ambiciosos.
4) Pero una vez que las divisiones rusas se alejaron entre 50 y 100 millas de los centros de aprovisionamiento, la logística se tensionó y la ofensiva perdió eficacia.
5) Ese defecto coincidió con las tácticas de PUNTO FUERTE, lo que resultó fortuito.
6) A esa fortuna habría que sumarle que las divisiones rusas estaban mal entrenadas, pobremente equipadas, pésimamente dirigidas y con la logística extendida.
7) Para fines de diciembre la ofensiva rusa ya se había agotado. Lo que siguió en enero y febrero fue tan sólo capricho de Stalin que lo único que consiguió fue desgastar más a sus pobres divisiones, lo que le otorgó a los alemanes algunos contraataques exitosos.
Por lo tanto el documento de Timothy Wray refuerza mi teoría y me brinda un fundamento muy fuerte que avala lo conveniente de mi decisión de hacer el PARATE Y PASAR A CUARTELES DE INVIERNO.
En mi “Historia Alternativa” La ofensiva Rusa no va a tener tanto éxito por la sencilla razón que se va a encontrar con un dispositivo defensivo muy fuerte, estratégicamente armado, con divisiones alemanas más fuertes, descansadas y abrigadas, con una defensa elástica que respeta la Doctrina Alemana y con los Panzer en la retaguardia para aplastar sin piedad cualquier penetración soviética.
La información que me da Timothy Wray es fundamental e inapelable y me da la razón de que lo mejor era hacer el parate a fines de octubre y que los beneficios que se iban a obtener con esa inteligente decisión serían ENORMES.
Continuará.
La primera fase de la contraofensiva soviética de invierno hizo retroceder a los alemanes desde Moscú pero fracasó en destruir a las fuerzas panzer avanzadas alemanas. Las divisiones del Grupo de Ejércitos Centro, deslizándose hacia un estilo de defensa de puntos fuertes según se retiraban, por suerte adoptaron una forma táctica que los rusos en avance no estaban inmediatamente orientados para sofocar. Incluso aunque muchas divisiones alemanas fueron machacadas al comienzo de la contraofensiva del Ejército Rojo, otras unidades alemanas probablemente debieron su subsiguiente supervivencia a la determinada evasión soviética de aplastantes ataques frontales y a la torpeza de maniobra soviética. (Ataques frontales mal dirigidos y torpeza de maniobra)
Lo que sigue a continuación es CLAVE:
Cuando Hitler ordenó a los ejércitos alemanes que resistieran el 16 de diciembre, los avances de apertura soviéticos habían ya gastado mucha de su energía ofensiva.
Los ataques iniciales rusos habían sido planeados, como Zhukov después explicó, simplemente como medidas locales para obtener espacio de maniobra delante de Moscú.
La casi total disolución del frente del Grupo de Ejércitos Centro excedió las proyecciones más optimistas del Alto Mando Soviético. Habiendo planeado para un tipo de batalla más superficial y fijo, [u]los rusos fueron incapaces de sostener sus ataques de largo alcance con suministros, reemplazos y unidades de refresco. Al contrario, la fuerza ofensiva rusa disminuyó drásticamente cuando las divisiones del Ejército Rojo se movían lejos de sus bases de suministro alrededor de Moscú.
Por consiguiente, las dogmáticas directivas de Hitler de ninguna retirada, emitidas en un momento cuando algunas unidades soviéticas estaban ya operando entre 50 y 100 millas de sus líneas de partida, actuó como una probabilidad mucho mayor de un éxito al menos temporal de lo que otra manera hubiese sido el caso.
(Es decir analicemos lo que nos dice Timothy Wray:
1) La contraofensiva soviética no fue planificada para destruir al GEC, sino que perseguía objetivos menos ambiciosos.
2) La debilidad de la Wehrmacht debido a lo desgastada que estaban sus divisiones, a la fatiga del landser y al frío, FACILITARON EL ÉXITO RUSO.
3) Ese éxito NO ESPERADO, envalentonó a Stalin quien ordenó perseguir a las divisiones en desbandada y ordenó objetivos mucho más ambiciosos.
4) Pero una vez que las divisiones rusas se alejaron entre 50 y 100 millas de los centros de aprovisionamiento, la logística se tensionó y la ofensiva perdió eficacia.
5) Ese defecto coincidió con las tácticas de PUNTO FUERTE, lo que resultó fortuito.
6) A esa fortuna habría que sumarle que las divisiones rusas estaban mal entrenadas, pobremente equipadas, pésimamente dirigidas y con la logística extendida.
7) Para fines de diciembre la ofensiva rusa ya se había agotado. Lo que siguió en enero y febrero fue tan sólo capricho de Stalin que lo único que consiguió fue desgastar más a sus pobres divisiones, lo que le otorgó a los alemanes algunos contraataques exitosos.
Por lo tanto el documento de Timothy Wray refuerza mi teoría y me brinda un fundamento muy fuerte que avala lo conveniente de mi decisión de hacer el PARATE Y PASAR A CUARTELES DE INVIERNO.
En mi “Historia Alternativa” La ofensiva Rusa no va a tener tanto éxito por la sencilla razón que se va a encontrar con un dispositivo defensivo muy fuerte, estratégicamente armado, con divisiones alemanas más fuertes, descansadas y abrigadas, con una defensa elástica que respeta la Doctrina Alemana y con los Panzer en la retaguardia para aplastar sin piedad cualquier penetración soviética.
La información que me da Timothy Wray es fundamental e inapelable y me da la razón de que lo mejor era hacer el parate a fines de octubre y que los beneficios que se iban a obtener con esa inteligente decisión serían ENORMES.
Continuará.
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Durante la última parte de diciembre, ambos bandos lucharon por reforzar sus maltrechas fuerzas. Hitler ordenó el envío inmediato de trece divisiones de refresco hacia el Frente del Este desde otras partes de la Europa ocupada por los alemanes.
TRECE DIVISIONES!!! Y Eriol me cuestionaba que no se podía llevar ni una jajajaja.
Yo documenté que al GEC se llevaron 6 divisiones y media. Seguramente las otras 6 divisiones y media fueron a los otros frentes).
La llegada de estas unidades procedió lentamente, atrasada por las mismas dificultades de transporte que persiguieron a la red de suministro alemana en Rusia. Para acelerar la transferencia de los muy necesitados soldados de infantería, los transportes de la Luftwaffe llevaron varios batallones de infantería directamente desde Prusia Oriental a la zona de batalla –en retrospectiva, una medida de mérito cuestionable ya que los refuerzos llegaban sin ropa de invierno o armas pesadas.
La frenética prisa alemana por introducir a estas nuevas unidades en el combate llevó a extraños incidentes. En un caso, la partida de avance de una división de refresco que había llegado en tren fue lanzada directamente a la batalla incluso aunque muchas de las tropas implicadas solamente eran músicos de la banda divisionaria. Todavía en otro caso, elementos de dos divisiones independientes fueron combinados en un grupo de batalla ad hoc mientras permanecían en los andenes del ferrocarril y luego apresurados a combatir sin el menor respeto a la integridad de unidad o estructura de mando. (Pero en mi “Historia Alternativa” esa improvisación y apurones no van a existir, porque voy a tener 8 semanas para llevar las divisiones desde Occidente al Ostheer).
Continuará.
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En un curioso paralelo con las acciones de mando de Hitler, el líder soviético José Stalin asumió el control personal sobre la dirección estratégica de las operaciones rusas a finales de diciembre. En Moscú, Stalin vio en el sorprendente temprano éxito del Ejército Rojo las hechuras de una contraofensiva incluso más grande para aplastar a los invasores y ganar la guerra de un golpe. Impeliendo a los refuerzos rusos hacia delante según como podían ser reunidos, Stalin bosquejó su nueva visión para esta segunda fase de la contraofensiva soviética. Los Frentes Leningrado, Volkhov y Noroeste golpearían el frente del Grupo de Ejércitos Norte y levantarían el asedio de Leningrado. Los Frentes Kalinin, Oeste y Bryansk aniquilarían al Grupo de Ejércitos Centro mediante un colosal doble envolvimiento. En el sur, los Frentes Sudoeste y Sur Soviéticos aplastarían al Grupo de Ejércitos Sur mientras que el Frente Cáucaso emprendería desembarcos anfibios para recuperar Crimea.
Esta avalancha del Ejército Rojo cayó sobre los alemanes durante las dos primeras semanas de enero, comenzando así la segunda fase de la campaña de invierno. Como durante la primera fase, las acciones defensivas alemanas se beneficiaron de los problemas ofensivos soviéticos.
Un defecto fundamental en la nueva operación soviético era el concepto estratégico en sí mismo. Mientras que los contraataques de la primera etapa habían sido demasiado cautelosos, los objetivos de la segunda fase eran demasiados ambiciosos y excedían enormemente lo que podía ser hecho con los recursos del Ejército Rojo. Los ejércitos soviéticos atacantes lograron penetrar el cinturón de puntos fuertes alemanes en varías áreas, pero una vez en la retaguardia alemana, los soviéticos no conservaron suficiente fuerza o ímpetu para lograr una victoria decisiva. Stalin había ignorado voluntariamente las sugerencias de Zhukov y de otros generales soviéticos de que los éxitos operativos decisivos requerían menos grandes objetivos y una mayor concentración de poder atacante. En lugar de ello, Stalin insistió en que la oportunidad había llegado para comenzar “la total destrucción de las fuerzas hitlerianas en el año 1942”.
La ventaja para las operaciones defensivas alemanas de esta falta conceptual era profunda. Careciendo de las reservas necesarias para asegurar la derrota de grandes penetraciones, los ejércitos alemanes se libraron de cercos decisivos y de posibles aniquilaciones por la disipación del poder de combate soviético. Tras penetrar la corteza de puntos fuertes alemanes, los ataques rusos finalmente se pararon solos por falta de sustento.
En varias ocasiones, grandes formaciones soviéticas se quedaron inmovilizadas en la retaguardia alemana, marchitándose lentamente hasta ser eliminadas por los refuerzos alemanes. (Una vez más nos brinda información que refuerza la Teoría de que la ofensiva rusa era débil, estaba mal planificada y dirigida y que tan sólo fue exitoso por la debilidad alemana, PERO NO POR MÉRITO PROPIO)
Por ejemplo, el Segundo Ejército de Choque Soviético, mandado por el General A. A. Vlasov, cortó la retaguardia del Dieciocho Ejército Alemán en enero solamente para quedar atollado allí, en los bosques y pantanos. Sin suministros ni refuerzos, las nueve divisiones de Vlasov y varias brigadas independientes permanecieron inmovilizadas en la retaguardia alemana hasta finalmente capitular en junio de 1942. Igualmente, el Treinta y Tres Ejército Soviético y un grupo operativo móvil especial compuesto por el reforzado I Cuerpo de Caballería de la Guardia del General P. A. Belov golpeó profundamente en los centros vitales del Grupo de Ejércitos Centro cerca de Vyazma solamente para ser varado allí cuando las tropas alemanas bloquearon la llegada de fuerzas de apoyo rusas. Un destino similar aconteció al Veinte y Nueve Ejército Ruso cerca de Rzhev. En estos y otros casos, la dispersión del poder de combate soviético en persecución de los grandiosos objetivos de Stalin evitó el refuerzo o rescate de las fuerzas abandonadas a su suerte. (Esta fue la triste celebre ofensiva de Lubyan, que terminó en un sangriento fracaso. Vlasov fue capturado y terminó sirviendo a los alemanes, manejando un ejército ruso formado por casi medio millón de hombres).
Continuará.
Esta avalancha del Ejército Rojo cayó sobre los alemanes durante las dos primeras semanas de enero, comenzando así la segunda fase de la campaña de invierno. Como durante la primera fase, las acciones defensivas alemanas se beneficiaron de los problemas ofensivos soviéticos.
Un defecto fundamental en la nueva operación soviético era el concepto estratégico en sí mismo. Mientras que los contraataques de la primera etapa habían sido demasiado cautelosos, los objetivos de la segunda fase eran demasiados ambiciosos y excedían enormemente lo que podía ser hecho con los recursos del Ejército Rojo. Los ejércitos soviéticos atacantes lograron penetrar el cinturón de puntos fuertes alemanes en varías áreas, pero una vez en la retaguardia alemana, los soviéticos no conservaron suficiente fuerza o ímpetu para lograr una victoria decisiva. Stalin había ignorado voluntariamente las sugerencias de Zhukov y de otros generales soviéticos de que los éxitos operativos decisivos requerían menos grandes objetivos y una mayor concentración de poder atacante. En lugar de ello, Stalin insistió en que la oportunidad había llegado para comenzar “la total destrucción de las fuerzas hitlerianas en el año 1942”.
La ventaja para las operaciones defensivas alemanas de esta falta conceptual era profunda. Careciendo de las reservas necesarias para asegurar la derrota de grandes penetraciones, los ejércitos alemanes se libraron de cercos decisivos y de posibles aniquilaciones por la disipación del poder de combate soviético. Tras penetrar la corteza de puntos fuertes alemanes, los ataques rusos finalmente se pararon solos por falta de sustento.
En varias ocasiones, grandes formaciones soviéticas se quedaron inmovilizadas en la retaguardia alemana, marchitándose lentamente hasta ser eliminadas por los refuerzos alemanes. (Una vez más nos brinda información que refuerza la Teoría de que la ofensiva rusa era débil, estaba mal planificada y dirigida y que tan sólo fue exitoso por la debilidad alemana, PERO NO POR MÉRITO PROPIO)
Por ejemplo, el Segundo Ejército de Choque Soviético, mandado por el General A. A. Vlasov, cortó la retaguardia del Dieciocho Ejército Alemán en enero solamente para quedar atollado allí, en los bosques y pantanos. Sin suministros ni refuerzos, las nueve divisiones de Vlasov y varias brigadas independientes permanecieron inmovilizadas en la retaguardia alemana hasta finalmente capitular en junio de 1942. Igualmente, el Treinta y Tres Ejército Soviético y un grupo operativo móvil especial compuesto por el reforzado I Cuerpo de Caballería de la Guardia del General P. A. Belov golpeó profundamente en los centros vitales del Grupo de Ejércitos Centro cerca de Vyazma solamente para ser varado allí cuando las tropas alemanas bloquearon la llegada de fuerzas de apoyo rusas. Un destino similar aconteció al Veinte y Nueve Ejército Ruso cerca de Rzhev. En estos y otros casos, la dispersión del poder de combate soviético en persecución de los grandiosos objetivos de Stalin evitó el refuerzo o rescate de las fuerzas abandonadas a su suerte. (Esta fue la triste celebre ofensiva de Lubyan, que terminó en un sangriento fracaso. Vlasov fue capturado y terminó sirviendo a los alemanes, manejando un ejército ruso formado por casi medio millón de hombres).
Continuará.
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La logística también obstaculizó las operaciones soviéticas en beneficio de los alemanes. En su impaciencia por explotar los éxitos de diciembre, Stalin ordenó que comenzara la oleada de ofensivas de enero antes de que hubieran sido hechos adecuados preparativos logísticos. Zhukov más tarde se quejó sin rodeos que, como resultado, “las exigencias [logísticas] de las fuerzas armadas no pudieron ser reunidas como la situación y las misiones actuales demandaban”. Para enfatizar este punto, el comandante del Frente Occidental recitó sus propios problemas de suministro de municiones:
La situación del suministro de municiones era especialmente mala. Así, fuera de los suministros de municiones planeados para los primeros diez días de enero, el Frente realmente recibió: proyectiles de mortero de 82 mm, 1%; proyectiles de artillería, 20- 30%. Durante todo enero: proyectiles de mortero de 50 mm, 2,7%; proyectiles de 120 mm, 36%; proyectiles de 82 mm, 55%; proyectiles de artillería, 44%. El plan de febrero no fue mejorado. De 316 vagones de munición programados para los primeros diez días, ninguno fue recibido.
La escasez general de munición de artillería afectó directamente al fracaso del Ejército Rojo para aplastar al sistema de puntos fuertes alemán. Debido a que los defensores alemanes estimaban que la artillería soviética era una amenaza extremadamente peligrosa para sus puntos fuertes, los alemanes tomaron tantas medidas como fueron posibles para dispersar sus posiciones defensivas y reducir la efectividad del fuego ruso. Con todo, que muchos puntos fuertes alemanes no se convirtieran en fatales “trampas humanas” provino del hecho de que, en general, “la preparación artillera [soviética] era breve...debido a la escasez de munición, y era de poca efectividad”. Las unidades de Zhukov, por ejemplo, estaban limitadas a disparar solamente de uno a dos proyectiles por cañón y por día durante sus renovados avances ofensivos. En un informe a Stalin del 14 de febrero, Zhukov se quejaba de que “como muestra la experiencia de combate, la escasez de munición nos impide lanzar ataques de artillería. Como resultado, los sistemas de fuego enemigos no son suprimidos y nuestras unidades, atacando posiciones enemigas insuficientemente neutralizadas, sufren bajas muy grandes sin lograr el éxito apropiado”.
Las tácticas equivocadas también minaron la efectividad de la artillería soviética. Conforme a los defectuosos manuales tácticos de preguerra, los artilleros del Ejército Rojo distribuyeron sus piezas tan uniformemente como era posible a lo largo del frente, una práctica que impedía la acumulación de fuego contra puntos fuertes independientes.
Además, las unidades de artillería rusas frecuentemente se situaban demasiado lejos en la retaguardia para poder proporcionar fuego de apoyo continuo a las unidades atacantes que luchaban por abrirse paso a través de una serie de puntos fuertes. En cambio, según el General de Artillería F. Samsonov “la artillería a menudo limitaba sus operaciones solamente a la preparación artillera para un ataque. Todo esto ralentizaba el ataque, a menudo llevaba a la disminución del ataque, y limitaba la profundidad de la operación”.
Estos problemas de la artillería eran sintomáticos de la carencia general de coordinación de armas combinadas soviética durante este período. Los tanques atacantes rusos a menudo dejaban atrás a su infantería acompañante, dejando al ataque de la infantería estancarse delante de los obstáculos alemanes y del fuego de armas portátiles mientras los tanques se movían por delante de los puntos fuertes alemanes. En consecuencia, los blindados soviéticos, desprovistos de su protección de infantería, eran más vulnerables a las medidas antitanques alemanas. Ocasionalmente, los tanques soviéticos se detendrían a plena vista de los artilleros alemanes y esperarían hasta que los soldados de infantería rusos asignados pudieran alcanzarles, o los tanques darían media vuelta y desandarían su camino pasando por las posiciones alemanes en busca de sus soldados de a píe de apoyo. Estas medidas hicieron el juego a los equipos antitanque alemanes. Como consecuencia de la confusión general y la falta de cooperación táctica entre artillería, infantería y fuerzas blindadas, los comandantes soviéticos reconocieron la vulnerabilidad de sus propios asaltos al contraataque alemán.
Ciertamente, el uso alemán de tácticas de puntos fuertes cazó sin piedad sobre estos errores soviéticos: las concentraciones de fuego alemán separaban a tanques e infantería, los cañones antitanques situados en profundidad a lo largo de la red de puntos fuertes liquidaban a los desprotegidos blindados rusos, y las cuidadosamente economizadas reservas alemanas –maniobrando sin temor a la interferencia de la artillería soviética- daban el golpe de gracia contraatacando a los aturdidos restos de cualquier ataque del Ejército Rojo. (EXCELENTE INFORMACIÓN Y UNA BRILLANTE TÉCNICA DEFENSIVA. No voy a dudar en aplicarla en mi What IF).
Continuará.
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Hacia finales de febrero, la gran ofensiva de Stalin había corrido su curso. Los ejércitos alemanes, reforzados por fin con las pocas divisiones de refresco que Hitler había reunido para el Frente del Este, reestablecieron un frente defensivo continuo, relevaron algunas bolsas alemanas aisladas tras las líneas rusas, y acabaron con aquellas fuerzas del Ejército Rojo que aún resistían en la retaguardia alemana. La línea del frente en sí misma permaneció como lúgubre evidencia del confuso combate invernal: en lugar de atravesar el frente lisamente estaba arruinado por unas pocas mellas menores, serpenteaba tortuosamente de acá para allá, sus grandes picos y curvas marcaban los límites de la ofensiva rusa y de la resistencia defensiva alemana.
Aquí termina el análisis de la técnica defensiva de PUNTO FUERTE y de la contraofensiva soviética del invierno 1941-42.
En el siguiente capítulo se va a analizar las conclusiones que los alemanes sacaron de su dura experiencia invernal.
Saludos.
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CONCLUSIONES:
Aunque fracasando en provocar un colapso general alemán, estos profundos avances acobardaron al mando alemán. Cuando las fuerzas soviéticas tantearon hacia las bases de suministro y las líneas ferroviarias de comunicación del Grupo de Ejércitos Centro a mediados de enero, la estrategia de resistir a todo coste alemana se convirtió en cada vez menos sostenible. Cerca de la desesperación, el General Halder escribió el 14 de enero que el mando intransigente del Führer “solamente [podría] llevar a la aniquilación del Ejército”. Al día siguiente, no obstante, Hitler se aplacó autorizando una tardía retirada general del Grupo de Ejércitos Centro hacia una “línea de invierno” que iba desde Yukhnov hasta Rzhev. (En mi What IF hasta allí va a llegar mi ofensiva y luego armaré defensas y pasaré a cuarteles de invierno. Para que se hagan una idea habría que extenderla hacia los altos del Valdai al Norte y hacia Kaluga, Mtesk y Kursk en el Sur).
Sin embargo, Hitler impuso serias condiciones sobre la retirada alemana: todos los pueblos serían incendiados antes de evacuarlos, ni armas o equipos serían abandonados, y –lo más inquietante de todo para los comandantes alemanes con vívidas memorias de las fragmentadas retiradas a comienzos de diciembre- la retirada debía de ser llevada a cabo “en pequeñas etapas”.
Indicativo de la inclinación de Hitler en meterse en el detalle táctico, esta última restricción resultó ser particularmente dolorosa. Los comandantes alemanes de mayor categoría, conformándose a la preferencia de Hitler para un control de operaciones más centralizado, dictaron las líneas intermedias de retirada a sus divisiones subordinadas. A menudo, las líneas defensivas temporales eran simplemente marcas de lápices sobre el mapa de mando de alguien, y varias unidades sufrieron bajas innecesarias en la defensa de torpes posiciones sin esperanzas trazadas “sobre una mesa de fieltro verde” en algún cuartel general superior. Incluso con esta retirada hacia la línea de invierno, entonces, fue afortunado para la causa alemana que el Alto Mando Soviético hubiese disipado gustosamente sus fuerzas.
La logística también obstaculizó las operaciones soviéticas en beneficio de los alemanes. En su impaciencia por explotar los éxitos de diciembre, Stalin ordenó que comenzara la oleada de ofensivas de enero antes de que hubieran sido hechos adecuados preparativos logísticos. Zhukov más tarde se quejó sin rodeos que, como resultado, “las exigencias [logísticas] de las fuerzas armadas no pudieron ser reunidas como la situación y las misiones actuales demandaban”. Para enfatizar este punto, el comandante del Frente Occidental recitó sus propios problemas de suministro de municiones:
”La situación del suministro de municiones era especialmente mala. Así, fuera de los suministros de municiones planeados para los primeros diez días de enero, el Frente realmente recibió: proyectiles de mortero de 82 mm, 1%; proyectiles de artillería, 20- 30%. Durante todo enero: proyectiles de mortero de 50 mm, 2,7%; proyectiles de 120mm, 36%; proyectiles de 82 mm, 55%; proyectiles de artillería, 44%. El plan de febrero no fue mejorado. De 316 vagones de munición programados para los primeros diez días, ninguno fue recibido. (Más información que refuerza mi Teoría de que la ofensiva soviética estaba mal planificada y que tan sólo PARECIÓ exitosa por la debilidad alemana. Pero en mi What IF los soviéticos se van a encontrar con defensas bien plantadas que van a frustrar los intentos rusos).
Continuará.
Aunque fracasando en provocar un colapso general alemán, estos profundos avances acobardaron al mando alemán. Cuando las fuerzas soviéticas tantearon hacia las bases de suministro y las líneas ferroviarias de comunicación del Grupo de Ejércitos Centro a mediados de enero, la estrategia de resistir a todo coste alemana se convirtió en cada vez menos sostenible. Cerca de la desesperación, el General Halder escribió el 14 de enero que el mando intransigente del Führer “solamente [podría] llevar a la aniquilación del Ejército”. Al día siguiente, no obstante, Hitler se aplacó autorizando una tardía retirada general del Grupo de Ejércitos Centro hacia una “línea de invierno” que iba desde Yukhnov hasta Rzhev. (En mi What IF hasta allí va a llegar mi ofensiva y luego armaré defensas y pasaré a cuarteles de invierno. Para que se hagan una idea habría que extenderla hacia los altos del Valdai al Norte y hacia Kaluga, Mtesk y Kursk en el Sur).
Sin embargo, Hitler impuso serias condiciones sobre la retirada alemana: todos los pueblos serían incendiados antes de evacuarlos, ni armas o equipos serían abandonados, y –lo más inquietante de todo para los comandantes alemanes con vívidas memorias de las fragmentadas retiradas a comienzos de diciembre- la retirada debía de ser llevada a cabo “en pequeñas etapas”.
Indicativo de la inclinación de Hitler en meterse en el detalle táctico, esta última restricción resultó ser particularmente dolorosa. Los comandantes alemanes de mayor categoría, conformándose a la preferencia de Hitler para un control de operaciones más centralizado, dictaron las líneas intermedias de retirada a sus divisiones subordinadas. A menudo, las líneas defensivas temporales eran simplemente marcas de lápices sobre el mapa de mando de alguien, y varias unidades sufrieron bajas innecesarias en la defensa de torpes posiciones sin esperanzas trazadas “sobre una mesa de fieltro verde” en algún cuartel general superior. Incluso con esta retirada hacia la línea de invierno, entonces, fue afortunado para la causa alemana que el Alto Mando Soviético hubiese disipado gustosamente sus fuerzas.
La logística también obstaculizó las operaciones soviéticas en beneficio de los alemanes. En su impaciencia por explotar los éxitos de diciembre, Stalin ordenó que comenzara la oleada de ofensivas de enero antes de que hubieran sido hechos adecuados preparativos logísticos. Zhukov más tarde se quejó sin rodeos que, como resultado, “las exigencias [logísticas] de las fuerzas armadas no pudieron ser reunidas como la situación y las misiones actuales demandaban”. Para enfatizar este punto, el comandante del Frente Occidental recitó sus propios problemas de suministro de municiones:
”La situación del suministro de municiones era especialmente mala. Así, fuera de los suministros de municiones planeados para los primeros diez días de enero, el Frente realmente recibió: proyectiles de mortero de 82 mm, 1%; proyectiles de artillería, 20- 30%. Durante todo enero: proyectiles de mortero de 50 mm, 2,7%; proyectiles de 120mm, 36%; proyectiles de 82 mm, 55%; proyectiles de artillería, 44%. El plan de febrero no fue mejorado. De 316 vagones de munición programados para los primeros diez días, ninguno fue recibido. (Más información que refuerza mi Teoría de que la ofensiva soviética estaba mal planificada y que tan sólo PARECIÓ exitosa por la debilidad alemana. Pero en mi What IF los soviéticos se van a encontrar con defensas bien plantadas que van a frustrar los intentos rusos).
Continuará.
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La escasez general de munición de artillería afectó directamente al fracaso del Ejército Rojo para aplastar al sistema de puntos fuertes alemán. Debido a que los defensores alemanes estimaban que la artillería soviética era una amenaza extremadamente peligrosa para sus puntos fuertes, los alemanes tomaron tantas medidas como fueron posibles para dispersar sus posiciones defensivas y reducir la efectividad del fuego ruso. Con todo, que muchos puntos fuertes alemanes no se convirtieran en fatales “trampas humanas” provino del hecho de que, en general, “la preparación artillera [soviética] era breve...debido a la escasez de munición, y era de poca efectividad”.
Las unidades de Zhukov, por ejemplo, estaban limitadas a disparar solamente de uno a dos proyectiles por cañón y por día durante sus renovados avances ofensivos. En un informe a Stalin del 14 de febrero, Zhukov se quejaba de que “como muestra la experiencia de combate, la escasez de munición nos impide lanzar ataques de artillería. Como resultado, los sistemas de fuego enemigos no son suprimidos y nuestras unidades, atacando posiciones enemigas insuficientemente neutralizadas, sufren bajas muy grandes sin lograr el éxito apropiado”.
Las tácticas equivocadas también minaron la efectividad de la artillería soviética. Conforme a los defectuosos manuales tácticos de preguerra, los artilleros del Ejército Rojo distribuyeron sus piezas tan uniformemente como era posible a lo largo del frente, una práctica que impedía la acumulación de fuego contra puntos fuertes independientes.
Además, las unidades de artillería rusas frecuentemente se situaban demasiado lejos en la retaguardia para poder proporcionar fuego de apoyo continuo a las unidades atacantes que luchaban por abrirse paso a través de una serie de puntos fuertes. En cambio, según el General de Artillería F. Samsonov “la artillería a menudo limitaba sus operaciones solamente a la preparación artillera para un ataque. Todo esto ralentizaba el ataque, a menudo llevaba a la disminución del ataque, y limitaba la profundidad de la operación”.
Estos problemas de la artillería eran sintomáticos de la carencia general de coordinación de armas combinadas soviética durante este período. Los tanques atacantes rusos a menudo dejaban atrás a su infantería acompañante, dejando al ataque de la infantería estancarse delante de los obstáculos alemanes y del fuego de armas portátiles mientras los tanques se movían por delante de los puntos fuertes alemanes. En consecuencia, los blindados soviéticos, desprovistos de su protección de infantería, eran más vulnerables a las medidas antitanques alemanas. Ocasionalmente, los tanques soviéticos se detendrían a plena vista de los artilleros alemanes y esperarían hasta que los soldados de infantería rusos asignados pudieran alcanzarles, o los tanques darían media vuelta y desandarían su camino pasando por las posiciones alemanes en busca de sus soldados de a píe de apoyo.
Estas medidas hicieron el juego a los equipos antitanque alemanes. Como consecuencia de la confusión general y la falta de cooperación táctica entre artillería, infantería y fuerzas blindadas, los comandantes soviéticos reconocieron la vulnerabilidad de sus propios asaltos al contraataque alemán. (Más y más información que demuestra que la ofensiva soviética era débil, mal dirigida y mal planificada. Sin embargo en mi What IF cuando esa ofensiva mal ejecutada y con problemas logísticos choque contra mis defensas mejor plantadas que en la “Historia Verdadera”, se va a desintegrar).
Continuará.
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Ciertamente, el uso alemán de tácticas de puntos fuertes cazó sin piedad sobre estos errores soviéticos: las concentraciones de fuego alemán separaban a tanques e infantería, los cañones antitanques situados en profundidad a lo largo de la red de puntos fuertes liquidaban a los desprotegidos blindados rusos, y las cuidadosamente economizadas reservas alemanas –maniobrando sin temor a la interferencia de la artillería soviética- daban el golpe de gracia contraatacando a los aturdidos restos de cualquier ataque del Ejército Rojo. (Si a pesar de lo debilitada que estaban las divisiones alemanas, de las bajas por congelamiento, de los tanques y artillería pesada que en diciembre se había abandonado, los alemanes con sus rústicas e improvisadas técnicas de Punto Fuerte le daban una paliza a los rusos, IMAGÍNENSE LO QUE VAN A HACER MIS MEJORES DEFENSAS QUE TIENEN MÁS SOLDADOS, MÁS CAÑONES Y MEJOR LOGÍSTICA Y ENCIMA CON LAS DIVISIONES PANZER EN LA RETAGUARDIA.
Va a ser un éxito ROTUNDO).
En un intento por rectificar estos defectos, Stalin emitió una directiva a sus comandantes superiores el 10 de enero que ordenaba un mejor apoyo de artillería, estrecha cooperación tanque-infantería, y –como la directiva de Zhukov un mes antes al Frente Occidental- un mayor uso de la infiltración y de la maniobra en profundidad.
Como diagnóstico, este documento mostraba gran comprensión en los errores tácticos del Ejército Rojo. Como medida correctora, esta directiva (y las órdenes suplementarias que le sucedieron) llegó demasiado tarde, pues la mayoría de las fuerzas soviéticas estaban ya duramente comprometidas en las ofensivas de la segunda fase en el momento en que fue emitida. También, hubo poca oportunidad de reorganizar y reciclar a las unidades soviéticas antes de la primavera.
En el lado alemán, lo mejor que podía decirse de la campaña de invierno era que la Wehrmacht alemana había sobrevivido. Maniatados por la rigidez estratégica de Hitler, con sus fuerzas agotadas, y careciendo de equipo de invierno apropiado, los ejércitos orientales alemanes habían resistido exitosamente la acometida soviética de dos fases utilizando un improvisado sistema defensivo de puntos fuertes. Aunque combatiendo como mejor se podía esperar dadas las circunstancias e incorporando incluso aquellos aspectos de su Defensa Elástica doctrinal que podían ser hechos para encajar en la situación, los oficiales del Ejército Alemán reconocieron que habían escapado por los pelos de un desastre. Sacudiendo sus cabezas por su propia buena fortuna, débilmente admitieron que la supervivencia de los ejércitos alemanes se debía tanto a la torpeza táctica y al mal cálculo estratégico soviético como a la firmeza alemana. Esta comprensión nubló los intentos alemanes de sacar conclusiones doctrinales del combate de invierno.
Continuará.
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Evaluaciones Doctrinales Alemanas.
Adolf Hitler consideró que las batallas defensivas de invierno fueron su propio triunfo personal, ganadas contra duras probabilidades militares y a pesar del consejo de los oficiales superiores del Ejército Alemán. En términos retóricos que lo hicieron parecer como sí él hubiera desafiado personalmente las balas rusas (Hitler de hecho no había visitado a los comandantes en el frente desde finales de noviembre), el Führer dio su propia evaluación de la campaña al Dr. Joseph Goebbels el 20 de marzo de 1942.
Como el ministro de propaganda escribió en su diario:
”A veces, dijo el Führer, temió que simplemente no sería posible sobrevivir.
Invariablemente, sin embargo, rechazó los asaltos del enemigo con su última onza de voluntad y así siempre logró llegar a la cima. Gracias a Dios, el pueblo alemán conocerá solamente una fracción de esto... El Führer me describió como de cerca estuvimos durante los pasados meses al invierno napoleónico. Si hubiera desfallecido solamente un momento, el frente se habría socavado y hubiera sucedido una catástrofe que hubiera puesto al desastre napoleónico muy por debajo del listón. (Goebbels era un obsecuente o un estúpido. O ambas cosas)
Hipérboles aparte, el combate invernal había llevado el sello peculiar de Hitler, primero en el rechazo de permitir retiradas y luego, después del 15 de enero, en su insistencia en que la retirada del Grupo de Ejércitos Centro sería realizada en costosas pequeñas etapas. Además, el estilo de mando del Führer estaba ya corroyendo los lazos de confianza y de esperanza entre varios comandantes de campo. Como precaución contra la ira del dictador, algunos oficiales retuvieron copias escritas de sus órdenes a subordinados como prueba de que las instrucciones de Hitler habían sido pasadas inalteradas. (El Mariscal de Campo von Kluge, desde diciembre comandante del Grupo de Ejércitos Centro, fue un maestro de este artificio).
Las recriminaciones fueron otro síntoma de esta enfermedad. El 30 de abril de 1942, por ejemplo, Kluge exigió una investigación oficial para averiguar porqué la 98 División (cuyos efectivos de combate eran menos de 900 hombres) no había podido realizar las órdenes imposibles de aplastar una fortificada cabeza de puente soviética en Pavlovo, defendida por fuerzas enemigas superiores. Que 12 oficiales y 450 soldados hubiesen caído en el contraataque alemán importó poco a Kluge, quien necesitaba cabezas de turco.
Las batallas del invierno ruso dejaron su impronta también sobre el Führer. El éxito (si la evitación de un total desastre puede ser descrito como tal) de la estrategia de la resistencia a ultranza reforzó la convicción de Hitler de que sus propios instintos militares eran superiores a la sabiduría colectiva de los comandantes del frente y del Estado Mayor. También le convenció de que la voluntad y la determinación podían triunfar sobre un enemigo materialmente más fuerte. Armado con estas nociones engañosas, Hitler ordenó a las tropas alemanas que resistieran a ultranza en muchos futuros campos de batalla, aunque a menudo con resultados desastrosos más que victoriosos. Las semillas de futuras derrotas por resistencia a ultranza en Stalingrado y El Alamein, así como en Túnez, Ucrania y Normandía, fueron sembradas en la mente de Hitler durante la lucha del invierno de 1941-42.
A un nivel menos grandioso, el Ejército Alemán sacó sus propias conclusiones sobre el combate de invierno. La responsabilidad de estas evaluaciones estuvo dividida. La Rama de Operaciones del Estado Mayor del Ejército fue responsable de ver qué grandes lecciones aprendidas eran inmediatamente informadas y diseminadas a los mandos de campaña interesados. La Rama de Entrenamiento del Estado Mayor tuvo la responsabilidad de un ajuste más deliberado de la doctrina a través de la publicación de nuevos manuales de campaña y directivas de entrenamiento. Finalmente, los comandantes de campaña desde el nivel de grupo de ejércitos hacia abajo tuvieron alguna libertad y autoridad para modificar las prácticas tácticas de sus propias fuerzas.
Los informes después de acción de las unidades de primera línea constituyeron la base de información primaria sobre la cual estas agencias dependían. Cuando era necesario amplificar esta información, los oficiales del Estado Mayor visitaban unidades de vanguardia o entrevistaban a los oficiales que regresaban a Berlín del servicio en el frente. (Incluso el General Halder, jefe del Estado Mayor del Ejército, realizaba frecuentemente tales consultas de primera mano).
El Cuarto Ejército Panzer ordenó la más temprana cuidadosa evaluación del combate de invierno. El 17 de abril de 1942, envió un memorando a sus unidades subordinadas ordenándoles que preparasen comentarios sobre las experiencias generales de la guerra de invierno. Como guía, este memorando planteaba más de cuarenta preguntas específicas sobre tácticas, armas, equipamiento, y actividades de apoyo. Trece de estas preguntas trataban directamente sobre doctrina defensiva e incluía cuestiones tales como la opción de una defensa linear contra un sistema de puntos fuertes, el emplazamiento de puntos fuertes, la construcción de obstáculos, vigilancia, y la composición y papel de las reservas. Mientras que los informes resultantes proporcionaron valiosa información técnica en todas las áreas, los comentarios sobre la defensa antitanque y sobre la guerra de puntos fuertes en general provocaron el mayor revuelo doctrinal.
Continuará.
Adolf Hitler consideró que las batallas defensivas de invierno fueron su propio triunfo personal, ganadas contra duras probabilidades militares y a pesar del consejo de los oficiales superiores del Ejército Alemán. En términos retóricos que lo hicieron parecer como sí él hubiera desafiado personalmente las balas rusas (Hitler de hecho no había visitado a los comandantes en el frente desde finales de noviembre), el Führer dio su propia evaluación de la campaña al Dr. Joseph Goebbels el 20 de marzo de 1942.
Como el ministro de propaganda escribió en su diario:
”A veces, dijo el Führer, temió que simplemente no sería posible sobrevivir.
Invariablemente, sin embargo, rechazó los asaltos del enemigo con su última onza de voluntad y así siempre logró llegar a la cima. Gracias a Dios, el pueblo alemán conocerá solamente una fracción de esto... El Führer me describió como de cerca estuvimos durante los pasados meses al invierno napoleónico. Si hubiera desfallecido solamente un momento, el frente se habría socavado y hubiera sucedido una catástrofe que hubiera puesto al desastre napoleónico muy por debajo del listón. (Goebbels era un obsecuente o un estúpido. O ambas cosas)
Hipérboles aparte, el combate invernal había llevado el sello peculiar de Hitler, primero en el rechazo de permitir retiradas y luego, después del 15 de enero, en su insistencia en que la retirada del Grupo de Ejércitos Centro sería realizada en costosas pequeñas etapas. Además, el estilo de mando del Führer estaba ya corroyendo los lazos de confianza y de esperanza entre varios comandantes de campo. Como precaución contra la ira del dictador, algunos oficiales retuvieron copias escritas de sus órdenes a subordinados como prueba de que las instrucciones de Hitler habían sido pasadas inalteradas. (El Mariscal de Campo von Kluge, desde diciembre comandante del Grupo de Ejércitos Centro, fue un maestro de este artificio).
Las recriminaciones fueron otro síntoma de esta enfermedad. El 30 de abril de 1942, por ejemplo, Kluge exigió una investigación oficial para averiguar porqué la 98 División (cuyos efectivos de combate eran menos de 900 hombres) no había podido realizar las órdenes imposibles de aplastar una fortificada cabeza de puente soviética en Pavlovo, defendida por fuerzas enemigas superiores. Que 12 oficiales y 450 soldados hubiesen caído en el contraataque alemán importó poco a Kluge, quien necesitaba cabezas de turco.
Las batallas del invierno ruso dejaron su impronta también sobre el Führer. El éxito (si la evitación de un total desastre puede ser descrito como tal) de la estrategia de la resistencia a ultranza reforzó la convicción de Hitler de que sus propios instintos militares eran superiores a la sabiduría colectiva de los comandantes del frente y del Estado Mayor. También le convenció de que la voluntad y la determinación podían triunfar sobre un enemigo materialmente más fuerte. Armado con estas nociones engañosas, Hitler ordenó a las tropas alemanas que resistieran a ultranza en muchos futuros campos de batalla, aunque a menudo con resultados desastrosos más que victoriosos. Las semillas de futuras derrotas por resistencia a ultranza en Stalingrado y El Alamein, así como en Túnez, Ucrania y Normandía, fueron sembradas en la mente de Hitler durante la lucha del invierno de 1941-42.
A un nivel menos grandioso, el Ejército Alemán sacó sus propias conclusiones sobre el combate de invierno. La responsabilidad de estas evaluaciones estuvo dividida. La Rama de Operaciones del Estado Mayor del Ejército fue responsable de ver qué grandes lecciones aprendidas eran inmediatamente informadas y diseminadas a los mandos de campaña interesados. La Rama de Entrenamiento del Estado Mayor tuvo la responsabilidad de un ajuste más deliberado de la doctrina a través de la publicación de nuevos manuales de campaña y directivas de entrenamiento. Finalmente, los comandantes de campaña desde el nivel de grupo de ejércitos hacia abajo tuvieron alguna libertad y autoridad para modificar las prácticas tácticas de sus propias fuerzas.
Los informes después de acción de las unidades de primera línea constituyeron la base de información primaria sobre la cual estas agencias dependían. Cuando era necesario amplificar esta información, los oficiales del Estado Mayor visitaban unidades de vanguardia o entrevistaban a los oficiales que regresaban a Berlín del servicio en el frente. (Incluso el General Halder, jefe del Estado Mayor del Ejército, realizaba frecuentemente tales consultas de primera mano).
El Cuarto Ejército Panzer ordenó la más temprana cuidadosa evaluación del combate de invierno. El 17 de abril de 1942, envió un memorando a sus unidades subordinadas ordenándoles que preparasen comentarios sobre las experiencias generales de la guerra de invierno. Como guía, este memorando planteaba más de cuarenta preguntas específicas sobre tácticas, armas, equipamiento, y actividades de apoyo. Trece de estas preguntas trataban directamente sobre doctrina defensiva e incluía cuestiones tales como la opción de una defensa linear contra un sistema de puntos fuertes, el emplazamiento de puntos fuertes, la construcción de obstáculos, vigilancia, y la composición y papel de las reservas. Mientras que los informes resultantes proporcionaron valiosa información técnica en todas las áreas, los comentarios sobre la defensa antitanque y sobre la guerra de puntos fuertes en general provocaron el mayor revuelo doctrinal.
Continuará.
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Doctrina defensiva Alemana
La Defensa Elástica Alemana había sido diseñada principalmente para la defensa posicional contra la infantería, y los tanques contrarios habían sido anteriormente considerados simplemente como armas de apoyo para las tropas enemigas a pie. La campaña Barbarroja y el combate de invierno habían expuesto la infortunada insuficiencia de los cañones antitanques alemanes contra los blindados rusos; por lo tanto, los ataques de tanques soviéticos –con o sin apoyo de infantería- habían surgido como la mayor amenaza por derecho propio. En su respuesta al memorando del Cuarto Ejército Panzer, el XX Cuerpo Alemán anotó que, debido a la debilidad de la potencia de fuego antitanque alemana, otros ataques débiles enemigos supusieron un serio peligro para las defensas alemanas si la fuerza atacante estaba apoyada por incluso un sólo tanque pesado. En general, los informes que retornaron al Cuarto Ejército Panzer enfatizaban este hecho y daban cuidadosas consideraciones para las medidas defensivas necesarias para derrotar a los tanques soviéticos.
La doctrina antitanque alemana de preguerra se había centrado en separar a los tanques enemigos de la infantería. Desde junio, las batallas contra los blindados rusos habían confirmado la efectividad teórica de esta técnica. Bajo el ataque de fuerzas de tanques-infantería del Ejército Rojo, las unidades alemanes frecuentemente lograban rechazar o inmovilizar a la infantería soviética con fuego de artillería, armas pequeñas y armas automáticas. Esta táctica fue incitada por la generalmente mala cooperación de armas combinadas soviéticas, como Stalin admitió en su directiva del 10 de enero. De hecho, varios comandantes alemanes anotaron cómo de fácil podían ser separados los tanques y la infantería rusa y la sorprendente tendencia del enemigo a ocasionalmente abandonar otros ataques de tanques exitosos cuando la infantería acompañante era eliminada. Confirmando el empuje general de la doctrina antitanque alemana, el informe de la 35 División declaraba que “la medida más importante [era] separar los tanques de la infantería”.
Pero lo que preocupaba a los comandantes alemanes no era dividir a los blindados enemigos de la infantería sino las dificultades prácticas para destruir a los tanques soviéticos. El pensamiento alemán de preguerra, reflejando la sabiduría transmitida de la Gran guerra, había considerado a los tanques sin apoyo de infantería como lastimosas bestias mecánicas cuya destrucción era un ejercicio relativamente simple. Dada la ineficacia de los cañones antitanque alemanes, tal no fue claramente el caso en el Frente Ruso.
La mayoría de los cañones antitanque alemanes necesitaban enfrentarse a los bien blindados tanques rusos a un rango extremadamente corto para tener cualquier posibilidad de destruirlos o inutilizarlos. Para lograr esto, los cañones antitanque eran situados en una posición desenfilada o en el reverso de una ladera detrás de la infantería de vanguardia. Ocultos de la vista directa, los Paks entonces tenían una buena oportunidad para disparar a los flancos de los tanques que avanzaban a través de las defensas alemanas. La desventaja de este sistema, por supuesto, era que los Paks no podían enfrentarse a los blindados soviéticos hasta que éstos entraran realmente en el área defensiva alemana.
La única arma alemana capaz de destruir tanques soviéticos a gran distancia era el cañón antiaéreo de 88 mm. Sin embargo, este arma era demasiado valiosa y, debido a su elevada silueta, bastante vulnerable por lo que, también, era comúnmente situada muy detrás de las posiciones de vanguardia alemanas. Ocultadas así, los cañones pesados antiaéreos estaban a salvo de la supresión por la artillería rusa y de la destrucción anticipada por el fuego directo; no podían, sin embargo, utilizar su gran alcance para destruir a los tanques enemigos muy adelante de las líneas alemanas. Así, ni los ligeros Paks ni los pesados cañones antiaéreos de 88 mm proporcionaron una efectiva capacidad de resistencia antitanque.
La falta de potente fuego antitanque situó una enorme presión sobre los soldados de infantería alemanes de dos maneras. Primero, no era desacostumbrado para las posiciones de infantería alemanas que fueran invadidas por los tanques soviéticos.
Asaltando en masa, las unidades blindadas rusas se aseguraban virtualmente la capacidad de introducir a muchos de sus tanques a través del fuego antitanque de corto alcance alemán, superar las posiciones de combate alemanas, e introducirse en las profundidades de las defensas alemanas. Este efecto de choque destruyó los nervios de los soldados alemanes, que encontraban poco consuelo en un concepto antitanque que, en la práctica, regularmente les exponía al terror y al peligro de ser arrojados de sus posiciones por los T-34 soviéticos. Haciéndose eco de los sentimientos primeramente expresados por los comandantes alemanes veinticinco años antes, un oficial advirtió, “El miedo a los tanques (Panzerangst) debe desaparecer. Es una cuestión de nervios permanecer [en posiciones de combate siendo superadas].
Segundo, a los soldados de infantería alemanas se les daba rutinariamente la peligrosa misión de destruir tanques rusos mediante medidas de combate a corta distancia (minas, granadas, bombas de fuego). Aunque tales métodos habían sido discutidos en los manuales de preguerra y revistas, la ineficacia de los cañones antitanque alemanes supuso para la acosada infantería una carga mucho mayor de la que nadie había previsto. Para un soldado de infantería, atacar a un tanque soviético no era fácil. Tenía que agacharse sin ser detectado hasta que el tanque pasara cerca de su escondite y luego saltar hacia delante para sujetar una mina magnética al casco del tanque o inutilizar las orugas o el motor del tanque con una granada. Al hacerlo, el soldado se exponía al fuego de ametralladoras de otros tanques (que, naturalmente, estaban particularmente alertas ante tales ataques) y también se arriesgaba a ser aplastado por un tanque que surgiera de repente o incluso herido por la explosión de su propio dispositivo antitanque. Para facilitar el asalto a corta distancia de los tanques enemigos y ocultar los movimientos de la infantería alemana, algunas unidades lanzaron humo sobre sus propias posiciones cuando los tanques enemigos se acercaban. Sin embargo, esta táctica era peligrosa, ya que tal humo interfería con el fuego alemán dirigido contra la infantería rusa y también tendía a realzar el valor de choque de los amenazadores blindados. Protestando contra la tensión insoportable que el combate infantería contra tanques se cernía sobre los soldados alemanes, la 7 División de Infantería afirmó sin rodeos en su informe: “Es erróneo situar el éxito de la defensa antitanque sobre la moral de la infantería”. El informe de la 7 División abogaba fuertemente por un reforzamiento de las armas antitanque de vanguardia, incluyendo el emplazamiento en vanguardia de los cañones antiaéreos de 88 mm “para aplastar los asaltos de tanques [soviéticos] delante de la línea defensiva alemana.
Hay en Youtube unos videos muy instructivos sobre cómo era el trabajo del infante alemán para poder poner una mina encima de un tanque. Realmente era arriesgado.
Pego el link por si alguien le interesa:
http://www.youtube.com/watch?v=XdY2V5UOw5U
Continuará.
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Las tácticas de puntos fuertes durante el combate de invierno aumentaron los problemas de la defensa antitanque. Los puntos fuertes estaban sujetos a ataques desde todas direcciones, complicando así el emplazamiento de los relativamente inmóviles cañones antitanque alemanes. Cuando atacaban los blindados enemigos, los soldados de infantería alemanas preferían la protección de trincheras continuas, ya que éstas les daba un medio cubierto de aproximarse a los tanques sin riesgo excesivo de ser detectados.
Sin embargo, los puntos fuertes –particularmente aquellos confinados a pueblos- eran difíciles de camuflar. Por lo tanto, los tanques rusos podían rodear el perímetro defensivo, bombardear las posiciones alemanas y buscar un punto débil, sin temor a un ataque sorpresa de la infantería alemana oculta. De la misma manera, las acometidas blindadas soviéticas a través de las brechas entre los puntos fuertes también evitaban a los soldados de infantería alemanes al acecho. Por esta razón, muchos comandantes alemanes prepararon trincheras conectadas entre los puntos fuertes únicamente para poner equipos antitanque de infantería en el camino de los tanques rusos.
Tras casi un año de brutales combates en Rusia, la defensa antitanque surgió así como la principal vulnerabilidad en las operaciones defensivas alemanas. Los cañones antitanque alemanes carecían de poder penetrante y eran relativamente inmóviles. Los asaltos de los tanques soviéticos exponían a los soldados de infantería alemanes a una tensión terrorífica, tanto por la probabilidad general de ser superados y por la necesidad de combatir a los tanques rusos con primitivas armas hechas a mano. Si algo había mostrado las experiencias del combate de invierno es que estas dificultades fueron incluso mayores entonces que durante las batallas anteriores. Afortunadamente para los alemanes, la ineptitud táctica soviética y la temprana tendencia a dispersar los blindados en pequeñas unidades ahorraron a los alemanes pruebas incluso más ásperas.
Los primeros informes de combate, tales como los ordenados por el Cuarto Ejército Panzer, estimularon ajustes en las medidas antitanque alemanas. Los esfuerzos para mejorar el armamento antitanque alemán fueron enormemente acentuados, resultando en la introducción final de cañones más pesados. La producción de cañones de asalto autopropulsados alemanes fue también acelerada, parcialmente en respuesta a la necesidad de un arma antitanque más móvil. Además, los nuevos tanques alemanes recibieron cañones más pesados y de alta velocidad capaces de batirse con los T-34 soviéticos, y los tanques alemanes de modelos antiguos fueron reacondicionados también con cañones más pesados.
Los esfuerzos para mejorar la capacidad antitanque alemana fueron más allá de los remedios tecnológicos. Ya que permanecía necesario a corto plazo confiar fuertemente en los soldados de infantería (y, en algunas unidades, los ingenieros de combate) para destruir a los tanques en combate cercano, el Ejército Alemán hizo todo lo posible para preparar a los soldados alemanes para esa misión. Varios folletos de instrucción fueron impresos dando detallada información sobre las vulnerabilidades de los tanques rusos y los métodos más efectivos para inutilizarlos. Por ejemplo, en febrero de 1942, el Segundo Ejército entregó un “Folleto para Tropas de Destrucción de Tanques” a sus propias unidades incluso antes de que las batallas invernales hubiesen disminuido. El General Halder revisó los informes de las unidades de primera línea y conferenció con la Rama de Entrenamiento del Ejército Alemán sobre la preparación de un nuevo manual sobre defensa antitanque. También, los líderes alemanes no descuidaron la dimensión psicológica del combate antitanque: comenzando el 9 de marzo de 1942, los soldados que sin ayuda de nadie habían destruido tanques enemigos fueron autorizados a llevar una nueva Insignia de Destrucción de Tanque, lo que ayudó a mejorar la moral.
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Los informes de combate alemanes también generaron mucho interés en el sistema defensivo de puntos fuertes. Las evaluaciones escogidas por el Cuarto Ejército Panzer contenían agudas diferencias de opinión sobre este punto. La 252 División descartaba los métodos de puntos fuertes, argumentando que “los puntos fuertes en pueblos no [han] resultado ser efectivos en la defensa. Tras un corto bombardeo concentrado [sufren] bajas elevadas. Una línea defensiva continua [era] en todo caso superior al estilo de despliegue en puntos fuertes”. La 252 División rechazaba las supuestas ventajas del punto fuerte, indicando que “las experiencias con la defensa de puntos fuertes fue turbia... No se impedía la infiltración de fuerzas enemigas, especialmente de noche. Esto [la defensa de punto fuerte] costó sangre y efectivos considerables para destruir las penetraciones enemigas mediante contraataques”. Otras evaluaciones eran menos duras, concediendo el valor de los puntos fuertes como una medida oportuna. Aunque expresando una fuerte preferencia por una defensa lineal doctrinal en profundidad, el XX Cuerpo reconoció de mala gana la importancia de los puntos fuertes bajo ciertas condiciones: “Una línea defensiva continua es acertada y adecuada. Una defensa de estilo punto fuerte puede ser necesaria cuando se dispone de fuerzas insuficientes para un frente continuo. Solamente es tolerable por un tiempo limitado como una emergencia oportuna”.
Aunque ninguna unidad sugería una adopción general de las medidas defensivas del punto fuerte sobre el sistema de la Defensa Elástica, el amplio uso de los puntos fuertes aparentemente demandaba un estudio más estrecho. El General Halder, por lo tanto, decidió una investigación formal en la cuestión del punto fuerte. El 6 de agosto de 1942, el jefe del Estado Mayor ordenó una encuesta en las unidades de primera línea sobre la concisa pregunta, “¿Puntos fuertes o defensa lineal continua?”. El propósito de este estudio no era alcanzar un consenso; más bien, debía buscar información del valor doctrinal desde tantas fuentes diferentes como fuera posible. El Cuarto Ejército, por ejemplo, propuso respuestas que fueron preparadas por cada cuerpo subordinado y comandante de división así como también por la mayoría de los comandantes de regimiento y batallón.
Las monografías devueltas como resultado de la encuesta del General Halder proporcionaron una cuidadosa evaluación crítica de las tácticas defensivas alemanas durante el invierno anterior. En la práctica, todas las unidades alemanas habían transigido los métodos doctrinales de la Defensa Elástica en cierta medida, y la mayoría de las divisiones habían experimentado al menos con medidas de punto fuerte. En sus informes, los comandantes inspeccionados argumentaron los méritos relativos del sistema de puntos fuertes e intentaron definir con precisión sus ventajas, desventajas y la conveniencia para el empleo defensivo general.
De forma previsible, las ventajas más comúnmente citadas eran las obvias de refugio y concentración de recursos limitados. Sin embargo, varios oficiales veteranos también indicaron otros beneficios menos obvios del combate en puntos fuertes. Las unidades dispuestas en puntos fuertes estaban más fácilmente controladas que aquellas formadas en una defensa linear, simplificando así los problemas de mando de los escasos oficiales y suboficiales restantes. Dentro de los puntos fuertes, escribió el comandante del 289 Regimiento de Infantería, incluso los soldados mal entrenados pueden ser mantenidos bajo el estrecho control de sus jefes menores. Igualmente, el jefe del estado mayor del Segundo Ejército consideró los puntos fuertes beneficiosos para la disciplina y el entrenamiento, una cuestión vital ya que “el estado de entrenamiento de las tropas y la calidad de los jefes menores de infantería han declinado notablemente”.
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Los puntos fuertes también reforzaron la hundida moral y la combatividad de los soldados: las tropas diseminadas en una defensa linear tendían a percibirse como combatientes solitarios y a menudo eran menos firmes bajo el fuego que los que combatían en la estrecha compañía de guarniciones de punto fuerte. En cuanto a esto, la 331 División expresó preocupación sobre su creciente número de jóvenes e inexpertos reemplazos.
Frente a estas ventajas, los oficiales alemanes enumeraron los serios problemas que, por su experiencia, habían asistido al uso de puntos fuertes. Los puntos fuertes individuales invitaban al aislamiento y a la destrucción minuciosamente por fuerzas soviéticas superiores. Ya que los puntos fuertes separados habían sido incapaces de asegurar el frente alemán contra las penetraciones enemigas, potentes fuerzas rusas habían frecuentemente logrado abrirse paso entre los puntos fuertes y profundizar en la retaguardia alemana. También, partidas de infiltración soviéticas más pequeñas habían hecho estragos a lo largo del área defensiva alemana. Debido a la falta de dirección doctrinal, el uso de tácticas no estándar de puntos fuertes por algunas divisiones había expuesto involuntariamente los flancos de formaciones próximas desplegadas en una defensa linear. (En mi What IF habrá un sistema mixto, ya que los Puntos fuertes van a estar interconectados entre sí por trincheras y detrás van a estar una defensa elástica en profundidad con los Panzer como una reserva estratégica. Es decir que las penetraciones que los rusos consigan entre dos Puntos fuertes se va a encontrar con los Panzer que acuden a taponar la penetración. Esto va a evitar que los puntos fuertes sean rodeados y aniquilados.
Cabe recordar que la línea de mi frente tendrá 200km menos, ya que jamás el 2° ejército Panzer de Guderian va a ser enviado hacia Tula, sino que va a subir a Kaluga. Mientras que el 3°ejército Panzer jamás va a subir hasta Kalinin, sino sólo hasta Rzhev. Aparte voy a tener más soldados, mejor logística y mejores defensas ).
Aunque los oficiales alemanes también pusieron reparos a su propio empleo ocasional de defensas lineales, los fallos generalmente eran atribuidos a los insuficientes recursos (sectores excesivamente amplios, falta de profundidad, indisponibilidad de reservas móviles). Sin embargo, las críticas sistemática del estilo de defensa de puntos fuertes indicaban defectos inherentes y fundamentales en el concepto de punto fuerte.
Los puntos fuertes, en la opinión de los comandantes alemanes, siempre estarían sujetos al aislamiento, y las fuerzas soviéticas siempre podrían forzar el paso entre puntos fuertes, incluso si los alemanes dispusieran de grandes fuerzas. Estos defectos pusieron en duda la predicción de Hitler de que el mero control de pueblos y cruces de carreteras detendrían el ímpetu ofensivo soviético. Como un informe divisionario expuso con delicadeza, esta contención permaneció “improbada en la práctica”.
Por consiguiente, el sentimiento oficial alemán corrió fuertemente contra una confianza general en las defensas de punto fuerte. Para la mayoría de los comandantes de campo alemanes, el sistema de punto fuerte permaneció como una emergencia oportuna incitada por las excepcionales condiciones de la campaña de invierno de 1941-42. En sus respuestas a la pregunta de Halder, muchos jefes rápidamente indicaron que, cuando las condiciones de combate lo hubieron permitido, sus unidades habían abandonado su confianza exclusiva sobre los puntos fuertes en favor de métodos más tradicionales. Como un comandante de batallón explico: “Excepto como bajo las especiales condiciones reinantes durante la campaña de invierno de 1941-42, debe rechazarse el sistema de punto fuerte y afanarse por una HKL [línea principal de resistencia] continua. El sistema de punto fuerte solamente puede ser una medida de emergencia por tiempo escaso, y debe formar el entramado para una línea continua como fue el caso durante el invierno”.
Continuará.
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