BATALLA DE LAS BISAYAS III
-Comunicaciones ha captado un intercambio de mensajes entre las escuadras japonesas, mi comandante. –Dijo el capitán de navío Alvarado, jefe del EM de Carranza.
-Eso significa que la escuadra principal pronto virara para perseguirnos. En el mejor de los casos tenemos 120 millas de ventaja. No podemos permitirnos ni un solo retraso. –Dedujo Carranza. –Don Lorenzo, formación en cuña por favor, y ordene abrir fuego a los 12.000 metros concentrando el fuego sobre el acorazado enemigo. –Ordeno decidido a atravesar la formación enemiga que se divisaba en la distancia. –Advierta a los comandantes de los destructores que tienen libertad de acción para acortar distancias y atacar al torpedo a los buques enemigos si surge la oportunidad.
-Ese acorazado nos destrozara mi comandante. –Dijo pesaroso el Capitán Lorenzo Alvarado. –Torres dobles a proa y popa con piezas del 12, y tres torres dobles con piezas del 10 en cada banda. ¡Sera una matanza!
-Lo sé, Don Lorenzo. Trataremos de aguantar a flote el máximo tiempo posible y ganar así tiempo para el resto de la escuadra. Debemos atravesar esa formación.
La maniobra española fue advertida por el contralmirante Tojiro que mentalmente contó los cañones con los que podía enfrentarse a los españoles en esos momentos. 2x12, 4x10, 1x6, y 5x4.7 pulgadas de los dos buques que marchaban en cabeza de sus dos columnas, el acorazado Satsuma y el crucero Tone. Los españoles por el contrario podían emplear 1x280, 2x8, y 16x6 pulgadas. Con ello su desventaja en piezas de 6 pulgadas sin duda quedaba equilibrada por las poderosas piezas del 12 y el 10 de su acorazado.
Sin embargo una duda ensombrecía su ánimo. Podía tratar de esperar y fiar su suerte a esas piezas mientras dejaba que los buques españoles se adentrasen en la trampa que supondrían sus dos columnas o podía reformar la línea para presentar su propia punta de flecha a pesar que no supondría la ayuda de muchos más cañones o virar en sucesión para formar una única línea de batalla, sabiendo que en ese momento su buque insignia podría presentar 4 piezas del 12 y 6 del 10, lo que a decir verdad no suponía demasiada mejora, solo dos piezas del 12 y 2 del 10, frente a la dificultad de unir en una línea sus dos columnas.
El tronar de la artillería española disparando sobre los dragaminas situados a unas cuatro millas a vanguardia le saco de sus pensamientos. La distancia era de unos 20.000 metros y había llegado el momento de tomar una decisión…
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Gaspacher
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A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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BATALLA DE BISAYAS IV
Cebú 14:50 horas
El almirante Sadakichi por fin había llegado frente a Cebú únicamente para ser recibido por los disparos de varias baterías de costa que disparaban desde emplazamientos ocultos en tierra, prácticamente invisibles a decir verdad. Aortunadamente la resistencia no era demasiado poderosa pues se trataba de piezas ligeras de 150mm que no ponían en peligro sus pesados acorazados, pero no podía decir lo mismo de sus destructores y dragaminas. Por ello los retiro en cuanto pudo, no obstante habían tenido tiempo de inspeccionar el interior del puerto acercándose a la isla, y en él no habían divisado a la escuadra española. Como temía los buques españoles habían partido.
Poco después les llegaría el mensaje del almirante Tojiro. La escuadra española trataba de romper el cerco por el canal de Canigao. No tuvo más remedio que ordenar virar en redondo y volver por donde habían llegado. En ese momento más de 130 millas lo separaban de la escuadra española por el sur, una ruta que al menos sabía ya limpia de minas al contrario de la ruta más directa en el norte y que sin duda podía estar minada.
Canal de Canigao 15:00 horas
Tojiro pensaba que si un pájaro los viese desde el cielo vería una gran flecha formada por los buques españoles que se dirigía con decisión a lo que parecían dos puertas que se estaban cerrando. Solo un minuto antes había ordenado a sus columnas que navegaban en paralelo a unas 5 millas la una de la otra virar hacia el interior, con la intención de unirlas en una única línea al mismo tiempo que presentaba un mayor número de cañones al enemigo. Con esta sencilla maniobra las piezas que su escuadra presentaba habían pasado de ser 2x12, 4x10, 1x6, a 4x12, 6x10, 4x6, y 15x4.7 pulgadas, con lo que la escuadra española había quedado en franca inferioridad. Era el momento de acabar con ellos, así que ordeno romper el fuego a 15.000mts.
Sin embargo los primeros impactos fueron para España, sin duda porque la propia maniobra de los buques japoneses aumento la dificultad de corregir sus disparos fallando ostensiblemente. Los españoles habían empezado a disparar cuando la distancia se redujo a 12.000 metros, demostrando una precisión mayor al corregir con rapidez sus disparos. Además cada una de sus piezas ligeras disparaba 3 ó 4 proyectiles por cada andanada de las baterías pesadas del Satsuma. Tras cinco minutos de combate, desde el puente de mando el contralmirante Tojiro pudo observar como las negras motas que eran los proyectiles españoles se abalanzaban sobre su buque insignia a gran velocidad. Poco después su buque se sacudió por las explosiones al ser impactado por 3 disparos del 6 que atravesaron la protectriz vertical causando las primeras bajas y daños. Empero su buque seguía en plena forma.
Tras 10 minutos de combate el almirante Carranza había observado como sus buques alcanzaban al menos en quince ocasiones al acorazado enemigo, aunque solo una de ellas fue con su pieza de 280mm lo que sin duda había limitado en mucho los daños causados. Fue entonces cuando se acabó su suerte, los buques enemigos habían finalizado la maniobra y sus dos columnas navegaban sin dificultad de vuelta encontrada, siempre con sus destructores a sotafuego. Pronto los cañones del Satsuma horquillaron al Carlos V que fue cubierto por las salpicaduras de agua. Carranza sabía que su suerte estaba a punto de terminar…
Acorazado Satsuma
-Don Alejandro, caeremos a estribor apartándonos de la cuña, vamos a atraer el fuego enemigo sobre nosotros al tiempo que presentamos nuestro costado para disparar con todas las piezas. –Ordeno Carranza con decisión al comandante del Carlos V, el capitán de navío Alejandro Piedrahita. –¡Comunicaciones! ¡Frecuencia general, por favor! –Ordeno a continuación cogiendo el transmisor de radio.
-A toda la escuadra, pasen de formación en cuña a columna y diríjanse a cortar la línea enemiga por la popa. El Carlos V se dirigirá a Aguining para atraer el fuego enemigo. Traten de presentar toda su artillería al enemigo y aprovechen su velocidad para tratar de huir. ¡Buena suerte! –Inmediatamente dejo el telefonillo y se dirigió a sus comandantes. Todos sabían que la suerte del Carlos V estaba echada y segundos después era alcanzado por una andanada del Satsuma. Las grandes granadas perforantes atravesaron de parte a parte la débil coraza del crucero saliendo por el otro lado del buque. Eso lo salvo al menos de momento, pues al explosionar en el agua los daños estructurales fueron enormes pero los internos muy leves. Pese a todo las bombas de achique empezaron a funcionar a pleno rendimiento para evitar que el agua que se filtraba por los remaches del casco ahora destrozados por la presión del agua mandasen el buque al fondo.
Con todo para ese momento el Carlos V hacia fuego con todas sus piezas de babor y sus dos piezas principales de 280mm. Mientras tras él la cuña que hasta pocos segundos antes habían formado los restantes cruceros estaba cerrándose para formar una columna en la que las dos alas de la cuña se integraban al tresbolillo. También los tres destructores que hasta entonces mantuvieron sus posiciones en el interior de la cuña se dirigieron a posiciones a sotafuego esperando su oportunidad de lanzarse al ataque.
Tras 20 minutos de combate el Carlos V había sido arrasado por la artillería japonesa, las bajas se contaban por decenas y tan solo hacía fuego con una de sus piezas de 280 y otra de 152mm, toda vez que el resto de piezas habían sido alcanzadas. El propio Carranza y su estado mayor habían caído en el puente y el buque seguía combatiendo sin nadie que lo mandase, solo por el propio deber que impulsaba a los hombres a permanecer en sus puestos. Su resistencia en un claro intento de ganar tiempo para sus compañeros admiraba al almirante Tojiro que ordeno a sus destructores lanzarse sobre el buque español que para entonces tan solo daba unos 5 ó 6 nudos de velocidad. Con ello la suerte del buque español quedaría sellada y podría volver su atención al resto de la escuadra enemiga, que seguía acortando distancias para cortar la T y huir hacia el sur ganando mar abierto. Por desgracia en la torre de popa del Carlos V el sargento Buyo observo la maniobra de ataque de los destructores, y sabiéndose perdido apuntó con sumo cuidado a la proa del acorazado enemigo. Poco después la pesada granada de 280mm perforaba la coraza de su torre proel destrozándola, e inutilizando sus dos piezas del 12.
En la escuadra española el comandante más antiguo, el capitán de navío Reyes, vio como los destructores japoneses se lanzaban sobre el Carlos V, y aunque hasta entonces habían disparado sobre el Satsuma ordeno que cada uno de sus 6 cruceros restantes eligiese uno de ellos como blanco individual y lo destrozase. Si no podían acabar con el pesado acorazado, el cual continuaba resistiendo pese a haber sido alcanzado al menos por treinta o cuarenta proyectiles del 6, se llevarían por delante los ligeros destructores. Al menos eso podría compensar en parte la más que probable pérdida de su escuadra.
Canal de Canigao 15:10 horas
Por fin tras una épica resistencia el Carlos V se había ido al fondo del mar, torpedeado por los destructores que habían sido objeto del fuego de los cruceros enemigos durante el ataque. De resultas de ello el Oite y el Yudachi se habían hundido a causa de los daños, y el resto acumulaban también daños de consideración. El problema de Tojiro era sin embargo otro. Durante la media hora de combate los cruceros españoles habían logrado ganar una posición que les daba algo de ventaja pues estaban ganando su aleta de estribor. Debía decidir su siguiente maniobra.
Si viraba a estribor podría continuar utilizando las baterías de su acorazado pues los cruceros no se interpondrían en su línea de disparo, pero eso despejaría la ruta de huida enemiga al alejar a sus buques de ella. Si por el contrario viraba a babor sus buques podrían poner rumbo de intercepción sobre la ruta de huida enemiga tratando de adelantarlos, pero a cambio los cruceros se interpondrían en la línea de fuego del Satsuma durante unos minutos. Ninguna de las opciones le parecía buena, tendría que hacer que sus buques virasen en simultáneo, eso supondría que los buques mantendrían sus posiciones pero con el orden de marcha invertido quedando relegado su buque insignia a una posición a retaguardia. Pero mantendría sus opciones de cortar la huida enemiga al mismo tiempo que sus buques podrían hacer fuego con todo.
Cebú 14:50 horas
El almirante Sadakichi por fin había llegado frente a Cebú únicamente para ser recibido por los disparos de varias baterías de costa que disparaban desde emplazamientos ocultos en tierra, prácticamente invisibles a decir verdad. Aortunadamente la resistencia no era demasiado poderosa pues se trataba de piezas ligeras de 150mm que no ponían en peligro sus pesados acorazados, pero no podía decir lo mismo de sus destructores y dragaminas. Por ello los retiro en cuanto pudo, no obstante habían tenido tiempo de inspeccionar el interior del puerto acercándose a la isla, y en él no habían divisado a la escuadra española. Como temía los buques españoles habían partido.
Poco después les llegaría el mensaje del almirante Tojiro. La escuadra española trataba de romper el cerco por el canal de Canigao. No tuvo más remedio que ordenar virar en redondo y volver por donde habían llegado. En ese momento más de 130 millas lo separaban de la escuadra española por el sur, una ruta que al menos sabía ya limpia de minas al contrario de la ruta más directa en el norte y que sin duda podía estar minada.
Canal de Canigao 15:00 horas
Tojiro pensaba que si un pájaro los viese desde el cielo vería una gran flecha formada por los buques españoles que se dirigía con decisión a lo que parecían dos puertas que se estaban cerrando. Solo un minuto antes había ordenado a sus columnas que navegaban en paralelo a unas 5 millas la una de la otra virar hacia el interior, con la intención de unirlas en una única línea al mismo tiempo que presentaba un mayor número de cañones al enemigo. Con esta sencilla maniobra las piezas que su escuadra presentaba habían pasado de ser 2x12, 4x10, 1x6, a 4x12, 6x10, 4x6, y 15x4.7 pulgadas, con lo que la escuadra española había quedado en franca inferioridad. Era el momento de acabar con ellos, así que ordeno romper el fuego a 15.000mts.
Sin embargo los primeros impactos fueron para España, sin duda porque la propia maniobra de los buques japoneses aumento la dificultad de corregir sus disparos fallando ostensiblemente. Los españoles habían empezado a disparar cuando la distancia se redujo a 12.000 metros, demostrando una precisión mayor al corregir con rapidez sus disparos. Además cada una de sus piezas ligeras disparaba 3 ó 4 proyectiles por cada andanada de las baterías pesadas del Satsuma. Tras cinco minutos de combate, desde el puente de mando el contralmirante Tojiro pudo observar como las negras motas que eran los proyectiles españoles se abalanzaban sobre su buque insignia a gran velocidad. Poco después su buque se sacudió por las explosiones al ser impactado por 3 disparos del 6 que atravesaron la protectriz vertical causando las primeras bajas y daños. Empero su buque seguía en plena forma.
Tras 10 minutos de combate el almirante Carranza había observado como sus buques alcanzaban al menos en quince ocasiones al acorazado enemigo, aunque solo una de ellas fue con su pieza de 280mm lo que sin duda había limitado en mucho los daños causados. Fue entonces cuando se acabó su suerte, los buques enemigos habían finalizado la maniobra y sus dos columnas navegaban sin dificultad de vuelta encontrada, siempre con sus destructores a sotafuego. Pronto los cañones del Satsuma horquillaron al Carlos V que fue cubierto por las salpicaduras de agua. Carranza sabía que su suerte estaba a punto de terminar…
Acorazado Satsuma
-Don Alejandro, caeremos a estribor apartándonos de la cuña, vamos a atraer el fuego enemigo sobre nosotros al tiempo que presentamos nuestro costado para disparar con todas las piezas. –Ordeno Carranza con decisión al comandante del Carlos V, el capitán de navío Alejandro Piedrahita. –¡Comunicaciones! ¡Frecuencia general, por favor! –Ordeno a continuación cogiendo el transmisor de radio.
-A toda la escuadra, pasen de formación en cuña a columna y diríjanse a cortar la línea enemiga por la popa. El Carlos V se dirigirá a Aguining para atraer el fuego enemigo. Traten de presentar toda su artillería al enemigo y aprovechen su velocidad para tratar de huir. ¡Buena suerte! –Inmediatamente dejo el telefonillo y se dirigió a sus comandantes. Todos sabían que la suerte del Carlos V estaba echada y segundos después era alcanzado por una andanada del Satsuma. Las grandes granadas perforantes atravesaron de parte a parte la débil coraza del crucero saliendo por el otro lado del buque. Eso lo salvo al menos de momento, pues al explosionar en el agua los daños estructurales fueron enormes pero los internos muy leves. Pese a todo las bombas de achique empezaron a funcionar a pleno rendimiento para evitar que el agua que se filtraba por los remaches del casco ahora destrozados por la presión del agua mandasen el buque al fondo.
Con todo para ese momento el Carlos V hacia fuego con todas sus piezas de babor y sus dos piezas principales de 280mm. Mientras tras él la cuña que hasta pocos segundos antes habían formado los restantes cruceros estaba cerrándose para formar una columna en la que las dos alas de la cuña se integraban al tresbolillo. También los tres destructores que hasta entonces mantuvieron sus posiciones en el interior de la cuña se dirigieron a posiciones a sotafuego esperando su oportunidad de lanzarse al ataque.
Tras 20 minutos de combate el Carlos V había sido arrasado por la artillería japonesa, las bajas se contaban por decenas y tan solo hacía fuego con una de sus piezas de 280 y otra de 152mm, toda vez que el resto de piezas habían sido alcanzadas. El propio Carranza y su estado mayor habían caído en el puente y el buque seguía combatiendo sin nadie que lo mandase, solo por el propio deber que impulsaba a los hombres a permanecer en sus puestos. Su resistencia en un claro intento de ganar tiempo para sus compañeros admiraba al almirante Tojiro que ordeno a sus destructores lanzarse sobre el buque español que para entonces tan solo daba unos 5 ó 6 nudos de velocidad. Con ello la suerte del buque español quedaría sellada y podría volver su atención al resto de la escuadra enemiga, que seguía acortando distancias para cortar la T y huir hacia el sur ganando mar abierto. Por desgracia en la torre de popa del Carlos V el sargento Buyo observo la maniobra de ataque de los destructores, y sabiéndose perdido apuntó con sumo cuidado a la proa del acorazado enemigo. Poco después la pesada granada de 280mm perforaba la coraza de su torre proel destrozándola, e inutilizando sus dos piezas del 12.
En la escuadra española el comandante más antiguo, el capitán de navío Reyes, vio como los destructores japoneses se lanzaban sobre el Carlos V, y aunque hasta entonces habían disparado sobre el Satsuma ordeno que cada uno de sus 6 cruceros restantes eligiese uno de ellos como blanco individual y lo destrozase. Si no podían acabar con el pesado acorazado, el cual continuaba resistiendo pese a haber sido alcanzado al menos por treinta o cuarenta proyectiles del 6, se llevarían por delante los ligeros destructores. Al menos eso podría compensar en parte la más que probable pérdida de su escuadra.
Canal de Canigao 15:10 horas
Por fin tras una épica resistencia el Carlos V se había ido al fondo del mar, torpedeado por los destructores que habían sido objeto del fuego de los cruceros enemigos durante el ataque. De resultas de ello el Oite y el Yudachi se habían hundido a causa de los daños, y el resto acumulaban también daños de consideración. El problema de Tojiro era sin embargo otro. Durante la media hora de combate los cruceros españoles habían logrado ganar una posición que les daba algo de ventaja pues estaban ganando su aleta de estribor. Debía decidir su siguiente maniobra.
Si viraba a estribor podría continuar utilizando las baterías de su acorazado pues los cruceros no se interpondrían en su línea de disparo, pero eso despejaría la ruta de huida enemiga al alejar a sus buques de ella. Si por el contrario viraba a babor sus buques podrían poner rumbo de intercepción sobre la ruta de huida enemiga tratando de adelantarlos, pero a cambio los cruceros se interpondrían en la línea de fuego del Satsuma durante unos minutos. Ninguna de las opciones le parecía buena, tendría que hacer que sus buques virasen en simultáneo, eso supondría que los buques mantendrían sus posiciones pero con el orden de marcha invertido quedando relegado su buque insignia a una posición a retaguardia. Pero mantendría sus opciones de cortar la huida enemiga al mismo tiempo que sus buques podrían hacer fuego con todo.
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ASTUR
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Muy buenas,+
Estimado SH, espero con impaciencia el resultado de la batalla, todavía no hemos visto a las lanchas torpederas actuar así que espero que en algún momento aparezcan y por lo menos al igual que en Santiago de Cuba con su sacrificio nuestra escuadra sobreviva llevandose algún buque japonés por delante.
No se demore en el resultado final que ya no tengo uñas y voy a empezar con el codo!!!
Un saludo
Estimado SH, espero con impaciencia el resultado de la batalla, todavía no hemos visto a las lanchas torpederas actuar así que espero que en algún momento aparezcan y por lo menos al igual que en Santiago de Cuba con su sacrificio nuestra escuadra sobreviva llevandose algún buque japonés por delante.
No se demore en el resultado final que ya no tengo uñas y voy a empezar con el codo!!!
Un saludo
"Pienso que se presenta una importante crisis. Jamás hubo cosa tan valiente, tan generosa, tan noble, como la conducta de los asturianos"
Cámara de los comunes el 15 de julio de 1808
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huarlot
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- Ubicación: En Tobruk esperando a Rommel
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Buenas
Me uno a la peticion del Sr Astur
PD: al menos los destructores del enemigo estan fuera de juego
PD2: esa orden de marcha inverta y sin protecion de destructores es muy buena para nuestras lanchas torpederas
Me uno a la peticion del Sr Astur
PD: al menos los destructores del enemigo estan fuera de juego
PD2: esa orden de marcha inverta y sin protecion de destructores es muy buena para nuestras lanchas torpederas
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Gaspacher
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- Ubicación: Hoy en mañolandia, mañana ya veremos
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Ni las veras, al menos en esto... Carranza creía que serían cruciales para su huida, pero los mejores planes duran hasta el primer disparo 
El ritmo es el que es...
2 de 6 sí, el resto +o- dañados
Aaahhhhhh, esos destructores....
El ritmo es el que es...
2 de 6 sí, el resto +o- dañados
Aaahhhhhh, esos destructores....
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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huarlot
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Hola a todos
Se pueden saber donde andan? Tal vez Cebú.
Si es así no podrían seguir a la fuerza que se presentó en cebú que a cambiado de rumbo he intentar un ataque nocturno y si no al atardecer lo que sea par retrasar el avance.
Esto son sugerencias que el SH pasara ya que tiene previsto el final de la flota del Pacífico ya lo dijo año malo para las fuerzas Españolas esperemos que remontemos en 1917.
Un saludo.
Pd:Ya de perder 7 buques que menos que llevarnos el pre-acorazado con nosotros y dañado alguno más.
Ni las veras, al menos en esto... Carranza creía que serían cruciales para su huida, pero los mejores planes duran hasta el primer disparo
Se pueden saber donde andan? Tal vez Cebú.
Si es así no podrían seguir a la fuerza que se presentó en cebú que a cambiado de rumbo he intentar un ataque nocturno y si no al atardecer lo que sea par retrasar el avance.
Esto son sugerencias que el SH pasara ya que tiene previsto el final de la flota del Pacífico ya lo dijo año malo para las fuerzas Españolas esperemos que remontemos en 1917.
Un saludo.
Pd:Ya de perder 7 buques que menos que llevarnos el pre-acorazado con nosotros y dañado alguno más.
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Gaspacher
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BATALLA DE LAS BISAYAS V
Canal de Canigao, 15:30 horas
Tras finalizar la maniobra el contralmirante Tojiro pudo observar como los buques españoles navegaban lanzados a toda velocidad a unas 5 millas por su aleta de babor (1). En cabeza de su formación navegaba ahora el Tone, seguido del Hirado y el Takachigo, con el propio Satsuma cerrando la marcha. Mientras a unas tres millas por su amura de babor sus propios destructores navegaban de regreso a la escuadra tras torpedear al Carlos V.
Sería entonces cuando llegaría el mayor éxito de la jornada, cuando al disparar su propio acorazado una salva con increíble precisión destrozaría uno de los cruceros españoles que más tarde identificaría como el Almirante Requesens, que alcanzado en la santabárbara saltaría en mil pedazos desapareciendo bajo las aguas con rapidez. Tan solo 4 de sus 280 tripulantes serían rescatados con vida. Por supuesto no todo iban a ser éxitos, pues ese fue el momento escogido por los destructores enemigos que hasta entonces permanecieran a sotafuego de sus escuadras para pasar al ataque.
En una rápida maniobra y lanzados a toda velocidad los tres destructores españoles se apartaron de la protección de su escuadra para acortar distancias y llegar a distancia de torpedos. Por supuesto en ese momento los tres cruceros centraron su fuego sobre estos, al igual que los más lejanos destructores japoneses que acudían presurosos en su ayuda. Desgraciadamente los cañones de los cruceros eran de pequeño calibre al predominar las piezas de 4.7 pulgadas, y si bien pronto alcanzaron a los pequeños buques no pudieron impedir que siguiesen acortando distancias. Aun peor los 5 cruceros españoles que continuaban combatiendo centraron sus disparos sobre los cruceros alcanzando en repetidas ocasiones al Tone que dañado en sus conductos de vapor empezó a perder velocidad.
Poco después era hundido el primero de los destructores españoles, el Proserpina, sin embargo el Osado y el Audaz lograron disparar sus torpedos sobre el Hirado que aunque maniobro violentamente no logro evitar uno de los torpedos. La explosión creo una gran vía de agua por la que entraron con rapidez 450tm de agua inundando la sala de calderas. Casi sin energía el buque se vio obligado a apartarse de la línea mientras sus tripulantes trataban de controlar los daños. Pero ese ataque también había resultado letal para los destructores que con incendios a bordo y haciendo aguas se vieron obligados a arriar la bandera e iniciar la evacuación de sus pequeñas embarcaciones.
Para entonces la artillería del Satsuma había alcanzado al menos en 9 ocasiones al Almirante Mazarredo que también se apartó de la línea española virando en redondo y navegando pegado a la costa de Leyte. No por ello dejo de combatir el buque, pues ahora nuevamente presentaba una banda con sus piezas indemnes al combate, y desde allí continuó haciendo fuego durante unos minutos, hasta que con graves inundaciones a bordo su comandante ordenó abrir los grifos y dirigirlo a la orilla para embarrancar, permitiendo que sus tripulantes ganasen la costa.
El Tone sería alcanzado repetidas veces
Quedaban 4 cruceros españoles que navegaban lanzados a 20 nudos de velocidad alejándose de la escuadra japonesa. Ahora todo se limitaba a un duelo de artillería entre estos buques y el Takachigo y el Satsuma. Pronto los pesados cañones del Satsuma hicieron mella en otro de los cruceros enemigos, el Méndez Núñez, que al igual que los otros buques se apartó de la línea y se alejó hacia la costa sin dejar de combatir.
Quedaban tres cruceros españoles, pero para entonces el Takachigo también había resultado dañado y había visto su velocidad reducida a 13 nudos y estaba cayendo por momentos. El contralmirante Tojiro continuó la persecución unas millas pero era consciente de que la brecha entre su acorazado y sus escoltas se agrandaba por momentos, y si bien las piezas de 6 y 8 pulgadas enemigas no revestían una amenaza demasiado elevada, si trataban de torpedearlo las tornas podían cambiar y arriesgaba la victoria. Los propios buques que podían prestarle ayuda, la escuadra del almirante Sadakichi estaba aún a 90 millas de allí, demasiado lejos para intervenir a tiempo.
Teniendo esto en mente cuando logro hundir el tercero de los cruceros enemigos, el Orellana, decidió abandonar la persecución, era el momento de hacer balance de la batalla. Una hora después los dos cruceros españoles supervivientes se perdieron de vista más allá de la isla de Limasawa. Los cruceros de batalla del almirante Sadakichi trataron de alcanzarlos, e incluso llegaron a divisarlos en la lejanía poco antes de caer la noche en la entrada del estrecho de Surigao, pero después de caer la noche ya no pudieron encontrarlos en el golfo de Leyte.
Desconocían que los dos cruceros españoles habían cambiado de rumbo para huir hacia el sureste, hacia Surigao.
Canal de Canigao, 15:30 horas
Tras finalizar la maniobra el contralmirante Tojiro pudo observar como los buques españoles navegaban lanzados a toda velocidad a unas 5 millas por su aleta de babor (1). En cabeza de su formación navegaba ahora el Tone, seguido del Hirado y el Takachigo, con el propio Satsuma cerrando la marcha. Mientras a unas tres millas por su amura de babor sus propios destructores navegaban de regreso a la escuadra tras torpedear al Carlos V.
Sería entonces cuando llegaría el mayor éxito de la jornada, cuando al disparar su propio acorazado una salva con increíble precisión destrozaría uno de los cruceros españoles que más tarde identificaría como el Almirante Requesens, que alcanzado en la santabárbara saltaría en mil pedazos desapareciendo bajo las aguas con rapidez. Tan solo 4 de sus 280 tripulantes serían rescatados con vida. Por supuesto no todo iban a ser éxitos, pues ese fue el momento escogido por los destructores enemigos que hasta entonces permanecieran a sotafuego de sus escuadras para pasar al ataque.
En una rápida maniobra y lanzados a toda velocidad los tres destructores españoles se apartaron de la protección de su escuadra para acortar distancias y llegar a distancia de torpedos. Por supuesto en ese momento los tres cruceros centraron su fuego sobre estos, al igual que los más lejanos destructores japoneses que acudían presurosos en su ayuda. Desgraciadamente los cañones de los cruceros eran de pequeño calibre al predominar las piezas de 4.7 pulgadas, y si bien pronto alcanzaron a los pequeños buques no pudieron impedir que siguiesen acortando distancias. Aun peor los 5 cruceros españoles que continuaban combatiendo centraron sus disparos sobre los cruceros alcanzando en repetidas ocasiones al Tone que dañado en sus conductos de vapor empezó a perder velocidad.
Poco después era hundido el primero de los destructores españoles, el Proserpina, sin embargo el Osado y el Audaz lograron disparar sus torpedos sobre el Hirado que aunque maniobro violentamente no logro evitar uno de los torpedos. La explosión creo una gran vía de agua por la que entraron con rapidez 450tm de agua inundando la sala de calderas. Casi sin energía el buque se vio obligado a apartarse de la línea mientras sus tripulantes trataban de controlar los daños. Pero ese ataque también había resultado letal para los destructores que con incendios a bordo y haciendo aguas se vieron obligados a arriar la bandera e iniciar la evacuación de sus pequeñas embarcaciones.
Para entonces la artillería del Satsuma había alcanzado al menos en 9 ocasiones al Almirante Mazarredo que también se apartó de la línea española virando en redondo y navegando pegado a la costa de Leyte. No por ello dejo de combatir el buque, pues ahora nuevamente presentaba una banda con sus piezas indemnes al combate, y desde allí continuó haciendo fuego durante unos minutos, hasta que con graves inundaciones a bordo su comandante ordenó abrir los grifos y dirigirlo a la orilla para embarrancar, permitiendo que sus tripulantes ganasen la costa.
El Tone sería alcanzado repetidas veces
Quedaban 4 cruceros españoles que navegaban lanzados a 20 nudos de velocidad alejándose de la escuadra japonesa. Ahora todo se limitaba a un duelo de artillería entre estos buques y el Takachigo y el Satsuma. Pronto los pesados cañones del Satsuma hicieron mella en otro de los cruceros enemigos, el Méndez Núñez, que al igual que los otros buques se apartó de la línea y se alejó hacia la costa sin dejar de combatir.
Quedaban tres cruceros españoles, pero para entonces el Takachigo también había resultado dañado y había visto su velocidad reducida a 13 nudos y estaba cayendo por momentos. El contralmirante Tojiro continuó la persecución unas millas pero era consciente de que la brecha entre su acorazado y sus escoltas se agrandaba por momentos, y si bien las piezas de 6 y 8 pulgadas enemigas no revestían una amenaza demasiado elevada, si trataban de torpedearlo las tornas podían cambiar y arriesgaba la victoria. Los propios buques que podían prestarle ayuda, la escuadra del almirante Sadakichi estaba aún a 90 millas de allí, demasiado lejos para intervenir a tiempo.
Teniendo esto en mente cuando logro hundir el tercero de los cruceros enemigos, el Orellana, decidió abandonar la persecución, era el momento de hacer balance de la batalla. Una hora después los dos cruceros españoles supervivientes se perdieron de vista más allá de la isla de Limasawa. Los cruceros de batalla del almirante Sadakichi trataron de alcanzarlos, e incluso llegaron a divisarlos en la lejanía poco antes de caer la noche en la entrada del estrecho de Surigao, pero después de caer la noche ya no pudieron encontrarlos en el golfo de Leyte.
Desconocían que los dos cruceros españoles habían cambiado de rumbo para huir hacia el sureste, hacia Surigao.
- En ese momento la escuadra japonesa se encontraba a unas 4 millas al este de la isla Lapinin y navegaba con rumbo 109.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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ASTUR
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Ucronia España vs EE.UU., Duelo de aguilas
Muy buenas,
SH, nada se ha adelantado pero de todas maneras a mi me faltan varios buques que no están en Cebú, la batería flotante austro-hungara, un destructor y 2 subs.
Bueno hemos perdido el 80% de la escuadra del pacífico, si la batalla termina así. Veamos si ocurre algo más....
Estaría bien que el SH nos indicase también las bajas japonesas en caso de que termine asi.
Un saludo
SH, nada se ha adelantado pero de todas maneras a mi me faltan varios buques que no están en Cebú, la batería flotante austro-hungara, un destructor y 2 subs.
Bueno hemos perdido el 80% de la escuadra del pacífico, si la batalla termina así. Veamos si ocurre algo más....
Estaría bien que el SH nos indicase también las bajas japonesas en caso de que termine asi.
Un saludo
"Pienso que se presenta una importante crisis. Jamás hubo cosa tan valiente, tan generosa, tan noble, como la conducta de los asturianos"
Cámara de los comunes el 15 de julio de 1808
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urquhart
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Hola a todos,
la enésima vez que la Real Armada se cubre de gloria, y de sangre... 5 cruceros y 3 destructores...
Volveremos!!!
la enésima vez que la Real Armada se cubre de gloria, y de sangre... 5 cruceros y 3 destructores...
Volveremos!!!
Tempus Fugit
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astute
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En algún lugar cerca del Río Garona-8 de Diciembre de 1915
El recientemente ascendido sargento Aguirre permanecía agazapado entre dos arbustos, su metódico camuflaje le impedía ser visto incluso desde distancias muy cortas si permanecía inmóvil. Se encontraba cerca de la línea Francesa, con su fusil Máuser equipado con una mira telescópica, esperando la oportunidad que había perdido hace unos minutos. Los Franceses reforzaban sus parapetos, lo que hacía que varios soldados trabajaran con la parte superior de su cuerpo al descubierto, pero no eran ellos quienes le interesaban. Fugazmente, minutos atrás, observo como un Capitán de infantería se colocaba en su línea de tiro. Sabía que era cuestión de tiempo que se asomara de nuevo. Los minutos fueron interminables, no estaba seguro, pero creía que habrían pasado unos cuarenta y cinco minutos cuando vio a su objetivo de nuevo, distinguible principalmente por los galones de su Quepis.
El Sargento Aguirre contuvo la respiración, apuntando lenta pero firmemente a su objetivo, el cual se encontraba abroncando a un soldado por romper una azada.
El Capitán permanecía inmóvil, con los brazos en jarra escuchando furioso la explicación de su subordinado, cuando una bala entró por el costado izquierdo de su cabeza, matándole al instante. El disparo resonó en el ambiente... Toda la trinchera Francesa ocupó sus puestos de combate y comenzó a disparar en todas direcciones, sin ver realmente a nadie. Un minuto después el sargento jefe de la compañía ordenaba el alto el fuego. Mirando por los binoculares…no vio a nadie. Su ira le pedía mandar una patrulla a buscar al tirador, pero las ordenes eran muy contundentes respecto a salir de las trincheras sin permiso de un oficial superior, se tomaría otra alternativa.
El sargento Aguirre retrocedía arrastrándose lentamente por el suelo evitando moverse bruscamente, cuando de pronto comenzó a oír un estruendo lejano…cañones. Poniéndose en pie, comenzó a correr lo más rápido que pudo. Los impactos de la artillería estaban cayendo lejos, los Franceses creerían que se trataba de un disparo cercano. Diez minutos de carrera después, el sargento Aguirre llegaba a la línea Española, donde fue recibido por el Teniente Rodríguez.
-Parece que la ha liado buena…los Franceses no harían tal descarga de artillería por un simple soldado…
-Se trataba de un Capitán, mi Teniente.
-Buen trabajo.
Instantes después la descarga de artillería comenzó a caer sobre la trinchera Española, era hora de refugiarse, ya habría tiempo de salir a por otra presa.
El recientemente ascendido sargento Aguirre permanecía agazapado entre dos arbustos, su metódico camuflaje le impedía ser visto incluso desde distancias muy cortas si permanecía inmóvil. Se encontraba cerca de la línea Francesa, con su fusil Máuser equipado con una mira telescópica, esperando la oportunidad que había perdido hace unos minutos. Los Franceses reforzaban sus parapetos, lo que hacía que varios soldados trabajaran con la parte superior de su cuerpo al descubierto, pero no eran ellos quienes le interesaban. Fugazmente, minutos atrás, observo como un Capitán de infantería se colocaba en su línea de tiro. Sabía que era cuestión de tiempo que se asomara de nuevo. Los minutos fueron interminables, no estaba seguro, pero creía que habrían pasado unos cuarenta y cinco minutos cuando vio a su objetivo de nuevo, distinguible principalmente por los galones de su Quepis.
El Sargento Aguirre contuvo la respiración, apuntando lenta pero firmemente a su objetivo, el cual se encontraba abroncando a un soldado por romper una azada.
El Capitán permanecía inmóvil, con los brazos en jarra escuchando furioso la explicación de su subordinado, cuando una bala entró por el costado izquierdo de su cabeza, matándole al instante. El disparo resonó en el ambiente... Toda la trinchera Francesa ocupó sus puestos de combate y comenzó a disparar en todas direcciones, sin ver realmente a nadie. Un minuto después el sargento jefe de la compañía ordenaba el alto el fuego. Mirando por los binoculares…no vio a nadie. Su ira le pedía mandar una patrulla a buscar al tirador, pero las ordenes eran muy contundentes respecto a salir de las trincheras sin permiso de un oficial superior, se tomaría otra alternativa.
El sargento Aguirre retrocedía arrastrándose lentamente por el suelo evitando moverse bruscamente, cuando de pronto comenzó a oír un estruendo lejano…cañones. Poniéndose en pie, comenzó a correr lo más rápido que pudo. Los impactos de la artillería estaban cayendo lejos, los Franceses creerían que se trataba de un disparo cercano. Diez minutos de carrera después, el sargento Aguirre llegaba a la línea Española, donde fue recibido por el Teniente Rodríguez.
-Parece que la ha liado buena…los Franceses no harían tal descarga de artillería por un simple soldado…
-Se trataba de un Capitán, mi Teniente.
-Buen trabajo.
Instantes después la descarga de artillería comenzó a caer sobre la trinchera Española, era hora de refugiarse, ya habría tiempo de salir a por otra presa.
Te garantizamos una medalla, una bolsa para cadaveres, o ambas cosas (Lema de la Delta Force)
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Gaspacher
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BATALLA DE LAS BISAYAS EPILOGO
España
La victoria japonesa había resultado total. La escuadra del pacifico había dejado de existir a excepción de dos cruceros dañados, cinco cruceros y tres destructores habían resultado hundidos, y las bajas sumaban más de 1.000 muertos y heridos incluyendo a Carranza y su plana mayor, así como otros dos capitanes de navío, los comandantes del Almirante Requesens y el Orellana eran el aterrador balance de la batalla por parte española.
Los dos cruceros dañados lograrían llegar a Guahán el día 21 de ese mes, dedicando las semanas siguientes a reparaciones. Por desgracia el Pizarro había recibido daños demasiado extensos y sería dado de baja y desarmado utilizándose sus piezas en afustes terrestres para defender la isla, mientras su tripulación sería reunida en una compañía de fusileros navales a excepción de 80 hombres embarcados en el Hernán Cortes. Por su parte este último una vez sometido a reparaciones básicas se dirigió a Oahu, donde repostaría antes de poner rumbo a España vía Fernando Poo. Durante ese viaje lograría capturar 3 buques mercantes, llegando a Cádiz el 24 de mayo.
En el canal de Canigao los marineros supervivientes ayudados por los lugareños dedicaron los dos meses siguientes a recuperar cuanto pudieron de los pecios de sus buques, incluyendo armas y municiones. Ese verano la guarnición de Cebú contaba con 17 piezas de 152mm, 23 de 57mm, y 1 de 280mm agrupadas en 5 baterías de campaña en afustes provisionales. Además se había logrado rescatar 27 torpedos de 350 y 450mm, aunque no sus lanzadores. No había problema, el brigadier Valdes, comandante de la guarnición de Cebú tenía una idea sobre como emplearlos.
Japón
El crucero Hirado y el destructor Hibiki habían acumulado demasiados daños y los astilleros de Japón estaban demasiado lejanos. Por lo que el almirante Sadakichi concedería el permiso para hundirlos allí mismo tras la batalla. Los encargados serían los destructores Ume y Kiri que los torpedearon tras evacuar a sus tripulaciones. El resto de buques aunque dañados pudieron ser reparados allí mismo lo suficiente como para continuar navegando. Pese a todo el almirante Sadakichi considero que la victoria había sido total y renunció a desembarcar en Cebú, por lo que al día siguiente la poderosa flota japonesa, ahora reunida, emprendió el regreso hacia el norte.
El Satsuma había resultado alcanzado en 97 ocasiones, pero su blindaje resistió de forma admirable y a excepción de 12 proyectiles que lo alcanzaron perpendicularmente atravesando su desprotegida cubierta, los daños fueron pocos. Había perdido sin embargo la torre proel y dos de las torres de babor estaban averiadas, y precisaba reparaciones en su planta propulsora, por lo que se dirigió a Manila para realizar reparaciones de primera necesidad antes de regresar a Japón. No lo conseguiría. Al salir de la bahía de Manila en 9 de febrero el submarino Conquistador lo alcanzo con dos torpedos que lo mandaron al fondo.
El contralmirante Tojiro había resultado herido por la metralla en las postrimerías del combate y perdería la movilidad de su brazo derecho. Fue relevado para ser tratado medicamente hasta que pudo ser hospitalizado en Manila. En marzo pudo reincorporarse al servicio como vicealmirante prestando sus servicios en el Ministerio de Marina.
España
La victoria japonesa había resultado total. La escuadra del pacifico había dejado de existir a excepción de dos cruceros dañados, cinco cruceros y tres destructores habían resultado hundidos, y las bajas sumaban más de 1.000 muertos y heridos incluyendo a Carranza y su plana mayor, así como otros dos capitanes de navío, los comandantes del Almirante Requesens y el Orellana eran el aterrador balance de la batalla por parte española.
Los dos cruceros dañados lograrían llegar a Guahán el día 21 de ese mes, dedicando las semanas siguientes a reparaciones. Por desgracia el Pizarro había recibido daños demasiado extensos y sería dado de baja y desarmado utilizándose sus piezas en afustes terrestres para defender la isla, mientras su tripulación sería reunida en una compañía de fusileros navales a excepción de 80 hombres embarcados en el Hernán Cortes. Por su parte este último una vez sometido a reparaciones básicas se dirigió a Oahu, donde repostaría antes de poner rumbo a España vía Fernando Poo. Durante ese viaje lograría capturar 3 buques mercantes, llegando a Cádiz el 24 de mayo.
En el canal de Canigao los marineros supervivientes ayudados por los lugareños dedicaron los dos meses siguientes a recuperar cuanto pudieron de los pecios de sus buques, incluyendo armas y municiones. Ese verano la guarnición de Cebú contaba con 17 piezas de 152mm, 23 de 57mm, y 1 de 280mm agrupadas en 5 baterías de campaña en afustes provisionales. Además se había logrado rescatar 27 torpedos de 350 y 450mm, aunque no sus lanzadores. No había problema, el brigadier Valdes, comandante de la guarnición de Cebú tenía una idea sobre como emplearlos.
Japón
El crucero Hirado y el destructor Hibiki habían acumulado demasiados daños y los astilleros de Japón estaban demasiado lejanos. Por lo que el almirante Sadakichi concedería el permiso para hundirlos allí mismo tras la batalla. Los encargados serían los destructores Ume y Kiri que los torpedearon tras evacuar a sus tripulaciones. El resto de buques aunque dañados pudieron ser reparados allí mismo lo suficiente como para continuar navegando. Pese a todo el almirante Sadakichi considero que la victoria había sido total y renunció a desembarcar en Cebú, por lo que al día siguiente la poderosa flota japonesa, ahora reunida, emprendió el regreso hacia el norte.
El Satsuma había resultado alcanzado en 97 ocasiones, pero su blindaje resistió de forma admirable y a excepción de 12 proyectiles que lo alcanzaron perpendicularmente atravesando su desprotegida cubierta, los daños fueron pocos. Había perdido sin embargo la torre proel y dos de las torres de babor estaban averiadas, y precisaba reparaciones en su planta propulsora, por lo que se dirigió a Manila para realizar reparaciones de primera necesidad antes de regresar a Japón. No lo conseguiría. Al salir de la bahía de Manila en 9 de febrero el submarino Conquistador lo alcanzo con dos torpedos que lo mandaron al fondo.
El contralmirante Tojiro había resultado herido por la metralla en las postrimerías del combate y perdería la movilidad de su brazo derecho. Fue relevado para ser tratado medicamente hasta que pudo ser hospitalizado en Manila. En marzo pudo reincorporarse al servicio como vicealmirante prestando sus servicios en el Ministerio de Marina.
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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ferrolanoexiliado
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Bien por el submarino Conquistador que ha enviado al fondo del mar al asesino de uno de mis antepasados ferrolanos
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huarlot
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Hola a todos,
la enésima vez que la Real Armada se cubre de gloria, y de sangre... 5 cruceros y 3 destructores...
Volveremos!!!
Volveremos para 1944
Bromas a parte mucha suerte los japoneses con sus tiros, en fin lo he dicho este año SH esta porque nos toque la mala suerte.
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Gaspacher
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¿Suerte?
No, mucho blindaje y muchos cañones muy grandes, 4 de 305mm y 12 de 254mm en el acorazado Satsuma...
¿Quien ha dicho que su antepasado haya muerto? Ese tripulaba el Carlos V y aguanto hasta el final, cosa distinta sería en el Almirante Requesens
No, mucho blindaje y muchos cañones muy grandes, 4 de 305mm y 12 de 254mm en el acorazado Satsuma...
¿Quien ha dicho que su antepasado haya muerto? Ese tripulaba el Carlos V y aguanto hasta el final, cosa distinta sería en el Almirante Requesens
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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ferrolanoexiliado
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Gaspacher escribió:¿Suerte?
No, mucho blindaje y muchos cañones muy grandes, 4 de 305mm y 12 de 254mm en el acorazado Satsuma...
¿Quien ha dicho que su antepasado haya muerto? Ese tripulaba el Carlos V y aguanto hasta el final, cosa distinta sería en el Almirante Requesens
Disculpe SH, pero en el post "Batalla de las Bisayas IV, Canal de Canigao" a las 15:10 h se hunde el Carlos V, desde el cual el Sgto Buyo vuela por los aires la torre proel del Satsuma. Otra cosa es que mi antepasado, que tiene eggs que uno de los descendientes de su familia (que deben ser pocos en España) esté ahora mismo leyendo este what if
, se salvase de los tiburones de esas aguas, viviendo el resto de su vida en alguna isla semidesierta protegiéndola de los impíos y herejes japos.¿Quién está conectado?
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