Vae Victis
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Vae Victis
Se agradece, ciudadano. Tampoco es que aporte nada nuevo ya que lo que escribo no es mío. Únicamente resumo y ordeno cosas que ya están escritas y, de vez en cuando, si está en mi mano, intento resolver alguna duda que otra. El trabajo debe ser vuestro, no mío, pues al que le interese el tema le tocará profundizar y hacerse las preguntas que surgen inevitablemente, preguntas y dudas que cada autor contesta a su manera y desde su punto de vista. Yo no voy a interpretar los datos, eso es cosa vuestra. Bastante tengo haciendo de censor omitiendo las partes parciales más decaradas que se les cuelan intencionadamente a estos autores claramente pro-senatoriales y, por supuesto, pro-romanos.
Gracias a los que leéis esto y no os dormís en el empeño.
Salud.
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Asedio de Haliarto
- Recordemos que Marco Lucrecio, hermano del pretor Caio Lucrecio, había puesto cerco a Haliarto con las tropas de marina, 10.000 hombres, además de los 2.000 que Eumenes había dejado al mando de Ateneo en Calcis.
El pretor Caio Lucrecio, que estaba al mando de la flota, tras desembarcar en Creusa se hace cargo del asalto a la ciudad.
• La ciudad de Haliarto estaba situada en la orilla del Lago Copais:
El Lago Copaide o Copais (en griego antiguo Κωπαΐς, moderno Κωπαϊδα) estaba en el centro de Beocia, Grecia, al oeste de Tebas hasta que fue desecado a finales del siglo XIX. La zona donde estaba situado, aunque actualmente es una llanura, aún es conocida como Copaide
http://es.wikipedia.org/wiki/Lago_Copaide
El asedio de Haliarto con máquinas iba demasiado lento. Las salidas desde la ciudad eran demasiado frecuentes; las veces que se lograba acercar el ariete, éste era inutilizado a causa del lanzamiento de piedras y grandes trozos de plomo. Si en algún punto no se había podido desviar el golpe, en el lugar del muro derribado, trabajando deprisa, levantaban otro nuevo amontonando con gran rapidez las piedras de los propios escombros del derrumbe.
Es por ello que Caio Lucrecio decide arriesgar un ataque con todas las tropas. Manda distribuir escalas entre los manípulos con el propósito de atacar las murallas por todo el contorno con un cordón de soldados, convencido de que habría para ello hombres más que suficiente, puesto que ni tenía objeto ni era posible atacar la ciudad por la parte en que está rodeada de marismas.
Se da inicio al asalto; Caio Lucrecio, por el lugar donde se habían venido abajo dos torres y el tramo de muralla comprendido entre ellas, se acerca con 2.000 soldados para que así, al tiempo que trataba de pasar sobre los escombros, como los habitantes de la plaza acudirían en masa a hacerle frente, se pudiera tomar con escalas algún sector de las murallas desguarnecidas de defensores. Los defensores acuden rápidamente al lugar y extienden haces de sarmientos secos sobre la zona cubierta de escombros, a pie firme, sosteniendo antorchas encendidas, con la intención de prender fuego a aquella barrera para tener tiempo de levantar un muro por la parte de dentro mientras las llamas los separaban del enemigo. De repente se desencadena un aguacero tan intenso que hace difícil que prendieran las llamas. Los romanos consiguen abrirse paso entre los matojos humeantes logrando que toda la defensa de la ciudad se concentrara en aquel punto.
Por otro lado, los muros son asaltados con escalas por muchos puntos. La confusión se extiende por toda la ciudad; los que estaban armados consiguen refugiarse en la ciudadela. Al día siguiente acaban por rendirse.
La ciudad es saqueada y demolida hasta los cimientos. Los habitantes son vendidos como esclavos.
Caio Lucrecio ordena que todo el botín se traslade a las naves mientras que él se dirige a Tebas; tras ocupar sin resistencia la ciudad, la entrega en manos de los exiliados y de los partidarios del bando romano. Una vez asegurada Tebas, el pretor retorna a la costa para hacerse cargo de la flota.
- Recordemos que Marco Lucrecio, hermano del pretor Caio Lucrecio, había puesto cerco a Haliarto con las tropas de marina, 10.000 hombres, además de los 2.000 que Eumenes había dejado al mando de Ateneo en Calcis.
El pretor Caio Lucrecio, que estaba al mando de la flota, tras desembarcar en Creusa se hace cargo del asalto a la ciudad.
• La ciudad de Haliarto estaba situada en la orilla del Lago Copais:
El Lago Copaide o Copais (en griego antiguo Κωπαΐς, moderno Κωπαϊδα) estaba en el centro de Beocia, Grecia, al oeste de Tebas hasta que fue desecado a finales del siglo XIX. La zona donde estaba situado, aunque actualmente es una llanura, aún es conocida como Copaide
http://es.wikipedia.org/wiki/Lago_Copaide
El asedio de Haliarto con máquinas iba demasiado lento. Las salidas desde la ciudad eran demasiado frecuentes; las veces que se lograba acercar el ariete, éste era inutilizado a causa del lanzamiento de piedras y grandes trozos de plomo. Si en algún punto no se había podido desviar el golpe, en el lugar del muro derribado, trabajando deprisa, levantaban otro nuevo amontonando con gran rapidez las piedras de los propios escombros del derrumbe.
Es por ello que Caio Lucrecio decide arriesgar un ataque con todas las tropas. Manda distribuir escalas entre los manípulos con el propósito de atacar las murallas por todo el contorno con un cordón de soldados, convencido de que habría para ello hombres más que suficiente, puesto que ni tenía objeto ni era posible atacar la ciudad por la parte en que está rodeada de marismas.
Se da inicio al asalto; Caio Lucrecio, por el lugar donde se habían venido abajo dos torres y el tramo de muralla comprendido entre ellas, se acerca con 2.000 soldados para que así, al tiempo que trataba de pasar sobre los escombros, como los habitantes de la plaza acudirían en masa a hacerle frente, se pudiera tomar con escalas algún sector de las murallas desguarnecidas de defensores. Los defensores acuden rápidamente al lugar y extienden haces de sarmientos secos sobre la zona cubierta de escombros, a pie firme, sosteniendo antorchas encendidas, con la intención de prender fuego a aquella barrera para tener tiempo de levantar un muro por la parte de dentro mientras las llamas los separaban del enemigo. De repente se desencadena un aguacero tan intenso que hace difícil que prendieran las llamas. Los romanos consiguen abrirse paso entre los matojos humeantes logrando que toda la defensa de la ciudad se concentrara en aquel punto.
Por otro lado, los muros son asaltados con escalas por muchos puntos. La confusión se extiende por toda la ciudad; los que estaban armados consiguen refugiarse en la ciudadela. Al día siguiente acaban por rendirse.
La ciudad es saqueada y demolida hasta los cimientos. Los habitantes son vendidos como esclavos.
Caio Lucrecio ordena que todo el botín se traslade a las naves mientras que él se dirige a Tebas; tras ocupar sin resistencia la ciudad, la entrega en manos de los exiliados y de los partidarios del bando romano. Una vez asegurada Tebas, el pretor retorna a la costa para hacerse cargo de la flota.
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Operaciones en Tesalia
Mientras se desarrollaban las acciones en Beocia, Perseo mantuvo el campamento estable en Sicurio durante algunos días. Informado de que las tropas del cónsul estaban segando y acarreando a toda prisa los campos del contorno, y de que dentro del campamento cortaban con hoces las espigas para triturar el grano con más limpieza formado grandes montones de paja por todo el interior del recinto, piensa que era una circunstancia a propósito para un incendio. Manda preparar antorchas, resina y proyectiles de estopa untados con pez; emprende la marcha en mitad de la noche para coger por sorpresa a los romanos atacando al amanecer.
Los primeros puestos de guardia son sorprendidos ante el primer ataque pero sus gritos despiertan a los demás y se da la señal de coger inmediatamente las armas; de forma simultánea todos los soldados forman en la empalizada y en las puertas.
Decepcionado por el fracaso de su plan, Perseo decide retirarse. Hace que el ejército de media vuelta y ordena que se pusieran en vanguardia los bagajes y en el centro la infantería, él se espera para cerrar la columna con la caballería y la infantería ligera. Los romanos efectúan una salida para hostigar al rey dándose una pequeña escaramuza sin importancia.
Tras haberse aprovisionado, los romanos trasladan su campamento a Cranon (recordemos que estaba a unas 3 millas de Larisa, al otro lado del río Peneo) para aumentar la distancia con Perseo. Cuando están acuartelados aparecen sobre las colinas cercanas la caballería real y la infantería ligera, que se habían separado de la columna para adelantarse. Perseo permanece quieto en las colinas durante un tiempo esperando atraer a los romanos a un combate ecuestre; en vista de que no lo consigue, envía un jinete para transmitir a la columna la orden de volver a Sicurio. Él sale al poco tiempo seguido por jinetes romanos que vigilaban sus movimientos.
A disgusto con el largo trayecto, Perseo traslada el campamento a Mopselo, mientras los romanos pasaban al territorio de Falana. Informado de que se había procedido a segar los campos sin ninguna protección, el rey sale con 1.000 jinetes y 2.000 tracios y cretenses, acelera la marcha cuanto puede y ataca por sorpresa a los romanos. Logra capturar cerca de un millar de carros, la mayoría cargados, y apresa a 600 hombres. Entrega el botín a 300 cretenses para su custodia y sale rápidamente hacia el destacamento más próximo convencido de poder aplastarlo sin demasiada lucha. Lucio Pompeyo, tribuno al mando, retira sus tropas a una colina cercana. Agrupa a sus hombres en círculo para protegerse de los impactos de las armas arrojadizas juntando escudo con escudo. Perseo rodea la colina y ordena a una parte de sus tropas que intenten el ascenso mientras que otros disparen desde lejos sus proyectiles. Esto suponía un peligro muy serio para los romanos pues al estar apiñados no podían rechazar a los que intentaban remontar la colina y si intentaban romper la formación quedaban expuestos a los venablos y las flechas. Sobre todo son alcanzados con los cestrosphendones. Cuando habían sido heridos por los proyectiles la mitad de los soldados, Perseo les insta a rendirse, negándose a ello Lucio Pompeyo.
Los forrajeadores que habían conseguido llegar al campamento informan al cónsul de la situación. Al enterarse de que los cercados en la colina eran 800 hombres, todos ciudadanos romanos, sale del campamento con la caballería y la infantería ligera, a los que se habían sumado los refuerzos numidas; ordena a los tribunos militares que le sigan las enseñas de infantería. Publio Licinio marcha por delante con Eumenes, Átalo y Misagenes, el régulo de los numidas, sirviéndole de cobertura en los flancos.
A la vista de la vanguardia romana, Perseo no se retira y envía a buscar a la falange a toda prisa. Ésta, traída con mayor demora de lo que demandaban las circunstancias y, además, de manera atropellada, emprende desorganizada una rápida marcha. El cónsul se lanza inmediatamente al ataque. Los macedonios logran resistir la primera acometida; cuando habían perdido 300 infantes y 24 de los mejores jinetes de la llamada Ala Sagrada optan por retirarse. Al ser advertida la falange por un despavorido mensajero, queda atascada al encontrarse en un paso angosto con los carros y prisioneros tomados en el encuentro inicial. Se origina un tremendo desbarajuste entre unos y otros; los soldados empujan los carros para abrirse paso, desbocándose las acémilas al ser aguijoneadas. Apenas se habían desembarazado de la desordenada columna de prisioneros y botín cuando aparecen las tropas del rey en retirada. Los romanos se detienen a la entrada del desfiladero.
"Algunos historiadores sostienen que aquel día se libró una batalla importante, que se dio muerte a ocho mil enemigos, entre ellos Sópatro y Antipatro, generales del rey, y que se cogieron vivos alrededor de dos mil ochocientos y se aprehendieron veintisiete enseñas militares. Y que tampoco la victoria fue incruenta, cayendo más de cuatro mil trescientos en el ejército del cónsul y perdiéndose cinco enseñas del ala izquierda"
Liv. XLII, 66, 9-10
Mientras se desarrollaban las acciones en Beocia, Perseo mantuvo el campamento estable en Sicurio durante algunos días. Informado de que las tropas del cónsul estaban segando y acarreando a toda prisa los campos del contorno, y de que dentro del campamento cortaban con hoces las espigas para triturar el grano con más limpieza formado grandes montones de paja por todo el interior del recinto, piensa que era una circunstancia a propósito para un incendio. Manda preparar antorchas, resina y proyectiles de estopa untados con pez; emprende la marcha en mitad de la noche para coger por sorpresa a los romanos atacando al amanecer.
Los primeros puestos de guardia son sorprendidos ante el primer ataque pero sus gritos despiertan a los demás y se da la señal de coger inmediatamente las armas; de forma simultánea todos los soldados forman en la empalizada y en las puertas.
Decepcionado por el fracaso de su plan, Perseo decide retirarse. Hace que el ejército de media vuelta y ordena que se pusieran en vanguardia los bagajes y en el centro la infantería, él se espera para cerrar la columna con la caballería y la infantería ligera. Los romanos efectúan una salida para hostigar al rey dándose una pequeña escaramuza sin importancia.
Tras haberse aprovisionado, los romanos trasladan su campamento a Cranon (recordemos que estaba a unas 3 millas de Larisa, al otro lado del río Peneo) para aumentar la distancia con Perseo. Cuando están acuartelados aparecen sobre las colinas cercanas la caballería real y la infantería ligera, que se habían separado de la columna para adelantarse. Perseo permanece quieto en las colinas durante un tiempo esperando atraer a los romanos a un combate ecuestre; en vista de que no lo consigue, envía un jinete para transmitir a la columna la orden de volver a Sicurio. Él sale al poco tiempo seguido por jinetes romanos que vigilaban sus movimientos.
A disgusto con el largo trayecto, Perseo traslada el campamento a Mopselo, mientras los romanos pasaban al territorio de Falana. Informado de que se había procedido a segar los campos sin ninguna protección, el rey sale con 1.000 jinetes y 2.000 tracios y cretenses, acelera la marcha cuanto puede y ataca por sorpresa a los romanos. Logra capturar cerca de un millar de carros, la mayoría cargados, y apresa a 600 hombres. Entrega el botín a 300 cretenses para su custodia y sale rápidamente hacia el destacamento más próximo convencido de poder aplastarlo sin demasiada lucha. Lucio Pompeyo, tribuno al mando, retira sus tropas a una colina cercana. Agrupa a sus hombres en círculo para protegerse de los impactos de las armas arrojadizas juntando escudo con escudo. Perseo rodea la colina y ordena a una parte de sus tropas que intenten el ascenso mientras que otros disparen desde lejos sus proyectiles. Esto suponía un peligro muy serio para los romanos pues al estar apiñados no podían rechazar a los que intentaban remontar la colina y si intentaban romper la formación quedaban expuestos a los venablos y las flechas. Sobre todo son alcanzados con los cestrosphendones. Cuando habían sido heridos por los proyectiles la mitad de los soldados, Perseo les insta a rendirse, negándose a ello Lucio Pompeyo.
Los forrajeadores que habían conseguido llegar al campamento informan al cónsul de la situación. Al enterarse de que los cercados en la colina eran 800 hombres, todos ciudadanos romanos, sale del campamento con la caballería y la infantería ligera, a los que se habían sumado los refuerzos numidas; ordena a los tribunos militares que le sigan las enseñas de infantería. Publio Licinio marcha por delante con Eumenes, Átalo y Misagenes, el régulo de los numidas, sirviéndole de cobertura en los flancos.
A la vista de la vanguardia romana, Perseo no se retira y envía a buscar a la falange a toda prisa. Ésta, traída con mayor demora de lo que demandaban las circunstancias y, además, de manera atropellada, emprende desorganizada una rápida marcha. El cónsul se lanza inmediatamente al ataque. Los macedonios logran resistir la primera acometida; cuando habían perdido 300 infantes y 24 de los mejores jinetes de la llamada Ala Sagrada optan por retirarse. Al ser advertida la falange por un despavorido mensajero, queda atascada al encontrarse en un paso angosto con los carros y prisioneros tomados en el encuentro inicial. Se origina un tremendo desbarajuste entre unos y otros; los soldados empujan los carros para abrirse paso, desbocándose las acémilas al ser aguijoneadas. Apenas se habían desembarazado de la desordenada columna de prisioneros y botín cuando aparecen las tropas del rey en retirada. Los romanos se detienen a la entrada del desfiladero.
"Algunos historiadores sostienen que aquel día se libró una batalla importante, que se dio muerte a ocho mil enemigos, entre ellos Sópatro y Antipatro, generales del rey, y que se cogieron vivos alrededor de dos mil ochocientos y se aprehendieron veintisiete enseñas militares. Y que tampoco la victoria fue incruenta, cayendo más de cuatro mil trescientos en el ejército del cónsul y perdiéndose cinco enseñas del ala izquierda"
Liv. XLII, 66, 9-10
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Últimos movimientos de la campaña del 171
Perseo deja en Gonno una guarnición suficientemente sólida y retira sus tropas a Macedonia. Deja a un tal Timoteo, prefecto real, con un pequeño destacamento en Fila con instrucciones de tantear desde cerca a los magnetes. Llegado a Pella manda al ejército a los cuarteles de invierno mientras él marcha a Tesalónica con Cotis. Allí recibe noticias de que Autlesbis, un príncipe tracio, y Corrago, un prefecto de Éumenes, han invadido el territorio de Cotis y ocupado la comarca denominada Marene (desconocida). Considerando que debía dejar marchar a Cotis para que defendiera sus posesiones, lo despide. A la caballería le entrega 200 talentos, la paga de un semestre, cuando en un principio se había comprometido a darle la de un año.
Informado Publio Licinio de la marcha de Perseo traslada sus tropas junto a Gonno, desistiendo de atacar la ciudad por lo inexpugnable de su situación y la fuerte guarnición macedonia. A continuación da un giro a la marcha y se dirige a Pherrebia, toma Malea al primer asalto y recupera Azoro, Pitoo y Dolique.
El cónsul regresa a Larisa y, después de mandar de vuelta a casa a Éumenes y a Átalo, proporciona cuarteles de invierno a Misagenes y los numidas en las ciudades de Tesalia más próximas y distribuye por toda Tesalia parte de su ejército para que todos dispusieran de cuarteles de invierno cómodos y al propio tiempo sirvieran de guarnición a las ciudades. Manda al legado Quinto Mucio con 2.000 hombres a recuperar Ambracia mientras que él emprende la marcha con una parte del ejército en dirección a la Acaya Ftiótide, arrasa hasta los cimientos Ptéleo, abandonada tras la huida de sus habitantes, y recupera Antronas. Después se acerca a Larisa Cremaste y encuentra a toda la población refugiada en la ciudadela; abandonados por los macedonios, los habitantes de la plaza acaban por rendirse.
Por último, el cónsul se dirige a Beocia para pasar el invierno.
Perseo deja en Gonno una guarnición suficientemente sólida y retira sus tropas a Macedonia. Deja a un tal Timoteo, prefecto real, con un pequeño destacamento en Fila con instrucciones de tantear desde cerca a los magnetes. Llegado a Pella manda al ejército a los cuarteles de invierno mientras él marcha a Tesalónica con Cotis. Allí recibe noticias de que Autlesbis, un príncipe tracio, y Corrago, un prefecto de Éumenes, han invadido el territorio de Cotis y ocupado la comarca denominada Marene (desconocida). Considerando que debía dejar marchar a Cotis para que defendiera sus posesiones, lo despide. A la caballería le entrega 200 talentos, la paga de un semestre, cuando en un principio se había comprometido a darle la de un año.
Informado Publio Licinio de la marcha de Perseo traslada sus tropas junto a Gonno, desistiendo de atacar la ciudad por lo inexpugnable de su situación y la fuerte guarnición macedonia. A continuación da un giro a la marcha y se dirige a Pherrebia, toma Malea al primer asalto y recupera Azoro, Pitoo y Dolique.
El cónsul regresa a Larisa y, después de mandar de vuelta a casa a Éumenes y a Átalo, proporciona cuarteles de invierno a Misagenes y los numidas en las ciudades de Tesalia más próximas y distribuye por toda Tesalia parte de su ejército para que todos dispusieran de cuarteles de invierno cómodos y al propio tiempo sirvieran de guarnición a las ciudades. Manda al legado Quinto Mucio con 2.000 hombres a recuperar Ambracia mientras que él emprende la marcha con una parte del ejército en dirección a la Acaya Ftiótide, arrasa hasta los cimientos Ptéleo, abandonada tras la huida de sus habitantes, y recupera Antronas. Después se acerca a Larisa Cremaste y encuentra a toda la población refugiada en la ciudadela; abandonados por los macedonios, los habitantes de la plaza acaban por rendirse.
Por último, el cónsul se dirige a Beocia para pasar el invierno.
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170
Entran en funciones los cónsules Aulo Hostilio Mancino y Aulo Atilio Serrano.
FC:
A. Hostilius L.f. A.n. Mancinus , A. Atilius C.f. C.n. Serranus
• Desde este año 170 en adelante las fuentes son menores ya que a partir del libro XLIII de Tito Livio la obra comienza a estar fragmentada. Para este año únicamente se conserva:
- Revueltas en Hispania. Abusos de los generales romanos en Grecia. Quejas contra el excónsul Gayo Casio.
- Embajadas de Grecia, Asia y África. Medidas contra Lucrecio y Hortensio.
- Liguria. Iliria. Comisión investigadora en Macedonia. Elecciones en Roma.
Los dos libros siguientes (XLIV y XLV), que son los últimos que han llegado de la obra de Livio hasta nuestros días (si no encuentran algún manuscrito perdido), también cuentan con lagunas más o menos extensas.
De Polibio no se conserva casi nada, aparte de algún párrafo suelto o menciones a su obra de otros autores.
Lo que si se ha conservado es la obra de Plutarco "Vidas Paralelas", en especial el capítulo dedicado a Lucio Emilio Paulo, cónsul por segunda vez en el año 168, al que se le encargará la guerra contra Perseo; además, claro está, de los dos últimos libros de Livio, fragmentados pero conservados en gran parte. También está la obra de Apiano y otros autores.
Plutarco usa como fuente a Polibio y coincide en muchas cosas con Livio. Para este año hay que recurrir a él para saber algo de las operaciones militares.
Sobre Perseo:
"Al segundo cónsul, Hostilio, lo rechazó mientras presionaba en las Elimias; y cuando se introdujo en secreto por Tesalia, lo provocó a una batalla y lo hizo huir. Organizó una campaña de distracción de la guerra contra los dárdanos, para dar la impresión de que no le preocupaban los romanos y tenía tiempo para otras cosas; en ella mató diez mil bárbaros y cogió un abundante botín. Sublevó también a los galos que habitaban a orillas del Istro, que se llaman basternas, tropa de caballería y belicosa. A los ilirios los invitó a sumarse a la guerra por medio del rey Gencio y los convenció la afirmación de que los bárbaros, convencidos por él, invadirían Italia por la Galia inferior a lo largo del Adriático."
Emilio Paulo 9, 1-7
Aquí vemos que la guerra se le encargó al cónsul Aulo Hostilio Mancino al que no le fue nada bien. Sobre lo que refiere Plutarco del rey Gencio e Iliria ya se tocará el tema junto a otros problemas que van a surgir para Roma; la situación se tornará compleja hasta el punto de que todo el Oriente estuvo a punto de arrastrar a Roma y ponerla en una grave situación en un momento en el que la guerra contra Macedonia había quedado estancada.
Entran en funciones los cónsules Aulo Hostilio Mancino y Aulo Atilio Serrano.
FC:
A. Hostilius L.f. A.n. Mancinus , A. Atilius C.f. C.n. Serranus
• Desde este año 170 en adelante las fuentes son menores ya que a partir del libro XLIII de Tito Livio la obra comienza a estar fragmentada. Para este año únicamente se conserva:
- Revueltas en Hispania. Abusos de los generales romanos en Grecia. Quejas contra el excónsul Gayo Casio.
- Embajadas de Grecia, Asia y África. Medidas contra Lucrecio y Hortensio.
- Liguria. Iliria. Comisión investigadora en Macedonia. Elecciones en Roma.
Los dos libros siguientes (XLIV y XLV), que son los últimos que han llegado de la obra de Livio hasta nuestros días (si no encuentran algún manuscrito perdido), también cuentan con lagunas más o menos extensas.
De Polibio no se conserva casi nada, aparte de algún párrafo suelto o menciones a su obra de otros autores.
Lo que si se ha conservado es la obra de Plutarco "Vidas Paralelas", en especial el capítulo dedicado a Lucio Emilio Paulo, cónsul por segunda vez en el año 168, al que se le encargará la guerra contra Perseo; además, claro está, de los dos últimos libros de Livio, fragmentados pero conservados en gran parte. También está la obra de Apiano y otros autores.
Plutarco usa como fuente a Polibio y coincide en muchas cosas con Livio. Para este año hay que recurrir a él para saber algo de las operaciones militares.
Sobre Perseo:
"Al segundo cónsul, Hostilio, lo rechazó mientras presionaba en las Elimias; y cuando se introdujo en secreto por Tesalia, lo provocó a una batalla y lo hizo huir. Organizó una campaña de distracción de la guerra contra los dárdanos, para dar la impresión de que no le preocupaban los romanos y tenía tiempo para otras cosas; en ella mató diez mil bárbaros y cogió un abundante botín. Sublevó también a los galos que habitaban a orillas del Istro, que se llaman basternas, tropa de caballería y belicosa. A los ilirios los invitó a sumarse a la guerra por medio del rey Gencio y los convenció la afirmación de que los bárbaros, convencidos por él, invadirían Italia por la Galia inferior a lo largo del Adriático."
Emilio Paulo 9, 1-7
Aquí vemos que la guerra se le encargó al cónsul Aulo Hostilio Mancino al que no le fue nada bien. Sobre lo que refiere Plutarco del rey Gencio e Iliria ya se tocará el tema junto a otros problemas que van a surgir para Roma; la situación se tornará compleja hasta el punto de que todo el Oriente estuvo a punto de arrastrar a Roma y ponerla en una grave situación en un momento en el que la guerra contra Macedonia había quedado estancada.
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Últimas acciones de la campaña del 170
En Roma comienzan a haber sospechas con respecto a Gencio, rey de Iliria. El senado decide que se envien a Isa desde Brundisium ocho navíos completamente equipados para el legado Caio Furio , que tenía el mando en la isla con el apoyo de dos naves iseas. En las naves se embarcan 2.000 soldados reclutados por el pretor Marco Recio, de acuerdo con un decreto del senado, en la parte de Italia que está situada enfrente del Ilírico.
El cónsul Aulo Hostilio envía al legado Apio Claudio Centon con 4.000 infantes para proteger los pueblos colindantes del Ilírico. No contento con estas tropas, Claudio arma cerca de 8.000 hombres de diversas procedencias y después de recorrer toda la región se establece cerca de Licnido. Al norte se encontraba la ciudad de Uscana, que estaba bajo soberanía de Perseo. La ciudad contaba con 10.000 habitantes y una pequeña guarnición de cretenses. Desde la plaza acuden mensajeros para informarle de que habría gente dispuesta para entregarle la ciudad si se acercaba más con sus tropas.
Apio Claudio, sin tomar ningún tipo de precauciones, sale de Licnido e instala su campamento a 12 millas de la ciudad. Desde allí emprende la marcha al cuarto relevo de la guardia dejando 1.000 hombres para para proteger el campamento. Desordenados, espaciados en una estirada columna, mal agrupados, llegan a la ciudad. La falta de precauciones aumenta al no ver ningún hombre armado sobre las murallas. Pero cuando estuvieron a tiro de dardo se efectua una salida repentina por dos puertas a la vez. Los romanos, incapaces de contener la salida de la población en masa, se lanzan a una carrera desesperada de modo que fueron más los que sucumbieron durante la huida que combatiendo; apenas 2.000 hombres logran refugiarse con el propio legado en el campamento. Sin tan siquiera reagrupar a los hombres dispersos tras la huida, lo cual habría significado la salvación para los que estaban desperdigados por los campos, Apio conduce precipitadamente a Licnido a los supervivientes del desastre.
• Del libro XLIII en las Periochae:
El procónsul Publio Licinio Craso tomó por asalto numerosas ciudades en Grecia y las saqueó sin piedad.
Por esta razón los prisioneros que había vendido en subasta fueron devueltos después a su antigua condición mediante un decreto del senado.
Igualmente los prefectos de las flotas romanas realizaron muchas acciones violentas contra los aliados.
Contiene las operaciones realizadas con éxito en Tracia por el rey Perseo tras su victoria sobre los dárdanos y el Ilírico, cuyo rey era Gencio.
-A esto faltaría añadirle una rebelión en el Epiro.
En Roma comienzan a haber sospechas con respecto a Gencio, rey de Iliria. El senado decide que se envien a Isa desde Brundisium ocho navíos completamente equipados para el legado Caio Furio , que tenía el mando en la isla con el apoyo de dos naves iseas. En las naves se embarcan 2.000 soldados reclutados por el pretor Marco Recio, de acuerdo con un decreto del senado, en la parte de Italia que está situada enfrente del Ilírico.
El cónsul Aulo Hostilio envía al legado Apio Claudio Centon con 4.000 infantes para proteger los pueblos colindantes del Ilírico. No contento con estas tropas, Claudio arma cerca de 8.000 hombres de diversas procedencias y después de recorrer toda la región se establece cerca de Licnido. Al norte se encontraba la ciudad de Uscana, que estaba bajo soberanía de Perseo. La ciudad contaba con 10.000 habitantes y una pequeña guarnición de cretenses. Desde la plaza acuden mensajeros para informarle de que habría gente dispuesta para entregarle la ciudad si se acercaba más con sus tropas.
Apio Claudio, sin tomar ningún tipo de precauciones, sale de Licnido e instala su campamento a 12 millas de la ciudad. Desde allí emprende la marcha al cuarto relevo de la guardia dejando 1.000 hombres para para proteger el campamento. Desordenados, espaciados en una estirada columna, mal agrupados, llegan a la ciudad. La falta de precauciones aumenta al no ver ningún hombre armado sobre las murallas. Pero cuando estuvieron a tiro de dardo se efectua una salida repentina por dos puertas a la vez. Los romanos, incapaces de contener la salida de la población en masa, se lanzan a una carrera desesperada de modo que fueron más los que sucumbieron durante la huida que combatiendo; apenas 2.000 hombres logran refugiarse con el propio legado en el campamento. Sin tan siquiera reagrupar a los hombres dispersos tras la huida, lo cual habría significado la salvación para los que estaban desperdigados por los campos, Apio conduce precipitadamente a Licnido a los supervivientes del desastre.
• Del libro XLIII en las Periochae:
El procónsul Publio Licinio Craso tomó por asalto numerosas ciudades en Grecia y las saqueó sin piedad.
Por esta razón los prisioneros que había vendido en subasta fueron devueltos después a su antigua condición mediante un decreto del senado.
Igualmente los prefectos de las flotas romanas realizaron muchas acciones violentas contra los aliados.
Contiene las operaciones realizadas con éxito en Tracia por el rey Perseo tras su victoria sobre los dárdanos y el Ilírico, cuyo rey era Gencio.
-A esto faltaría añadirle una rebelión en el Epiro.
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De la derrota de Apio Claudio y otros desafortunados acontecimientos ocurridos en Macedonia se tuvo noticia por boca de Sexto Digicio, un tribuno militar que había acudido a Rom a para ofrecer un sacrificio. Debido a esto los senadores envían una comisión encabezada por Marco Fulvio Flaco y Marco Caninio Rebilo para investigar lo que estaba sucediendo.
Se llama al cónsul Aulo Atilio Serrano para que convoque a los comicios para las elecciones de forma que pudiesen estar finalizados en el mes de enero. También se encarga al pretor Marco Recio la misión de hacer, mediante un edicto, que volvieran a Roma desde toda Italia todos los senadores, salvo que la razón de su ausencia fuera una misión oficial; los que se encontraban en Roma no se alejarían de la ciudad más de una milla.
Los comicios consulares tuvieron lugar cinco días antes de las calendas de febrero (ante diem quintum kal. Februarias)
Se llama al cónsul Aulo Atilio Serrano para que convoque a los comicios para las elecciones de forma que pudiesen estar finalizados en el mes de enero. También se encarga al pretor Marco Recio la misión de hacer, mediante un edicto, que volvieran a Roma desde toda Italia todos los senadores, salvo que la razón de su ausencia fuera una misión oficial; los que se encontraban en Roma no se alejarían de la ciudad más de una milla.
Los comicios consulares tuvieron lugar cinco días antes de las calendas de febrero (ante diem quintum kal. Februarias)
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Inciso
Livio dice al respecto del año 170:
hoc anno intercalatum est; tertio die post Terminalia kalendae intercalariae fuere - Aquel año fue intercalar, las calendas intercalares fueron introducidas dos días después de los Terminalia
El calendario republicano pre-juliano estuvo vigente hasta el año 46 aC. Los años normales tenían en torno a los 355 días (enero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre tenían 29 días) pero para hacerlo coincidir con el calendario solar, cada dos o tres años (según criterio del Pontifex Maximus) se hacía terminar el día 23/24 de febrero (Terminalia) y se le añadía un mes de alrededor 27/28 días. El año intercalar tendría unos 377/378 días.
En su momento puse algunos enlaces, por ejemplo:
http://www.imperivm.org/articulos/calen ... omano.html
Ahora, al poner en el post anterior lo de que:
Pues debo de hacer este inciso.
Si alguno busca y encuentra un calendario romano tipo:
Esto no se puede aplicar a fechas anteriores a la reforma del 45.
Aprilis, Iunonius, Sextilis, Septembris, Novembris, Decembris, Ianuarius tendrían 29 días como viene en la tabla del enlace. Esa imagen de un calendario romano, llamémosle estándar, no vale para el caso que nos trae.
Luego:
ante diem quintum kal. Februarias correspondería a un 26 de enero, no al 28 como se ve en esa tabla y en muchas otras que se encuentran por ahí.
• Evidentemente no a un 26 de enero actual, que los romanos iban un tanto desfasados con los años.
Para dar fechas exactas, que en breve se dará una, tendría el autor que narrar, por ejemplo (que es el caso que se verá), un eclipse lunar. Me refiero en concreto al eclipse lunar de la noche del 3 al 4 de septiembre del año 168, fecha importante para la cronología de la primera mitad del siglo II a. C.
• Para los Fasti Triumphales que puse en su momento:
http://www.attalus.org/translate/fasti.html#p101
Las fechas vienen abreviadas. Ejemplo:
7 k.Sept. En donde la hacen corresponder, con buen criterio, con el 24 de Agosto {24th August}, no con el 25 que se ve en la lámina.
Y por supuesto, añadir que en esas láminas no aparece el mes intercalar (Mensis Intercalaris o Mercedoinus)
The name Mercedonius comes from merces, meaning wages, as workers were paid at that time of year
http://en.wikipedia.org/wiki/Mercedonius
Livio dice al respecto del año 170:
hoc anno intercalatum est; tertio die post Terminalia kalendae intercalariae fuere - Aquel año fue intercalar, las calendas intercalares fueron introducidas dos días después de los Terminalia
El calendario republicano pre-juliano estuvo vigente hasta el año 46 aC. Los años normales tenían en torno a los 355 días (enero, abril, junio, agosto, septiembre, noviembre y diciembre tenían 29 días) pero para hacerlo coincidir con el calendario solar, cada dos o tres años (según criterio del Pontifex Maximus) se hacía terminar el día 23/24 de febrero (Terminalia) y se le añadía un mes de alrededor 27/28 días. El año intercalar tendría unos 377/378 días.
En su momento puse algunos enlaces, por ejemplo:
http://www.imperivm.org/articulos/calen ... omano.html
Ahora, al poner en el post anterior lo de que:
Los comicios consulares tuvieron lugar cinco días antes de las calendas de febrero (ante diem quintum kal. Februarias)
Pues debo de hacer este inciso.
Si alguno busca y encuentra un calendario romano tipo:
Esto no se puede aplicar a fechas anteriores a la reforma del 45.
Aprilis, Iunonius, Sextilis, Septembris, Novembris, Decembris, Ianuarius tendrían 29 días como viene en la tabla del enlace. Esa imagen de un calendario romano, llamémosle estándar, no vale para el caso que nos trae.
Luego:
ante diem quintum kal. Februarias correspondería a un 26 de enero, no al 28 como se ve en esa tabla y en muchas otras que se encuentran por ahí.
• Evidentemente no a un 26 de enero actual, que los romanos iban un tanto desfasados con los años.
Para dar fechas exactas, que en breve se dará una, tendría el autor que narrar, por ejemplo (que es el caso que se verá), un eclipse lunar. Me refiero en concreto al eclipse lunar de la noche del 3 al 4 de septiembre del año 168, fecha importante para la cronología de la primera mitad del siglo II a. C.
• Para los Fasti Triumphales que puse en su momento:
http://www.attalus.org/translate/fasti.html#p101
Las fechas vienen abreviadas. Ejemplo:
7 k.Sept. En donde la hacen corresponder, con buen criterio, con el 24 de Agosto {24th August}, no con el 25 que se ve en la lámina.
Y por supuesto, añadir que en esas láminas no aparece el mes intercalar (Mensis Intercalaris o Mercedoinus)
The name Mercedonius comes from merces, meaning wages, as workers were paid at that time of year
http://en.wikipedia.org/wiki/Mercedonius
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169
Entran en funciones los cónsules Quinto Marcio Filipo y Cneo Servilio Cepión
FC:
Q. Marcius L.f. Q.n. Philippus II , Cn. Servilius Cn.f. Cn.n. Caepio
Regresan de Grecia Marco Fulvio Flaco y Marco Caninio Rebilo e informan de las operaciones llevadas a cabo con éxito por Perseo durante el verano anterior y del profundo temor que había hecho presa en los aliados del pueblo romano al caer tantas ciudades en poder del rey.
"El ejército del cónsul estaba mermado de efectivos debido a que se concedían licencias a mansalva para ganar popularidad; el cónsul hacía responsables de esta situación a los tribunos militares, y éstos, a su vez, al cónsul. Los senadores se percataron de que los miembros de la comisión restaban importancia a la humillante derrota sufrida por la temeridad de Claudio, pues según su informe los soldados de procedencia itálica que se habían perdido allí eran muy pocos, y buena parte de ellos habían sido reclutados en una leva precipitada"
Antes de sortearse las provincias, los cónsules acuerdan asignar por decreto los efectivos suplementarios para los ejércitos. Para Macedonia se asignan 6.000 infantes romanos y 6.000 aliados latinos, además de 250 jinetes romanos y 300 aliados. Los soldados veteranos serían licenciados, de manera que cada legión romana no tendría más que 6.000 infantes y 300 jinetes.
No se permitió que los cónsules nombraran los tribunos militares para las legiones, los eligió el pueblo.
Para recurrir a una emergencia se exige a los aliados latinos 16.000 infantes y 1.000 jinetes, tomándose la decisión de limitarse a tener este contingente preparado para salir si las circunstancias lo requerían.
Para la flota se ordena el reclutamiento de 1.000 marineros romanos, de entre la clase de los libertos, y 500 aliados italianos a los que se sumarían otros 500 reclutados en Sicilia.
Se sortean las provincias y Macedonia le corresponde a Quinto Marcio Filipo. Al pretor Caio Marcio Figulo le toca en suerte la flota.
• Únicamente se enumeran las tropas para la campaña contra Perseo
Entran en funciones los cónsules Quinto Marcio Filipo y Cneo Servilio Cepión
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Q. Marcius L.f. Q.n. Philippus II , Cn. Servilius Cn.f. Cn.n. Caepio
Regresan de Grecia Marco Fulvio Flaco y Marco Caninio Rebilo e informan de las operaciones llevadas a cabo con éxito por Perseo durante el verano anterior y del profundo temor que había hecho presa en los aliados del pueblo romano al caer tantas ciudades en poder del rey.
"El ejército del cónsul estaba mermado de efectivos debido a que se concedían licencias a mansalva para ganar popularidad; el cónsul hacía responsables de esta situación a los tribunos militares, y éstos, a su vez, al cónsul. Los senadores se percataron de que los miembros de la comisión restaban importancia a la humillante derrota sufrida por la temeridad de Claudio, pues según su informe los soldados de procedencia itálica que se habían perdido allí eran muy pocos, y buena parte de ellos habían sido reclutados en una leva precipitada"
Antes de sortearse las provincias, los cónsules acuerdan asignar por decreto los efectivos suplementarios para los ejércitos. Para Macedonia se asignan 6.000 infantes romanos y 6.000 aliados latinos, además de 250 jinetes romanos y 300 aliados. Los soldados veteranos serían licenciados, de manera que cada legión romana no tendría más que 6.000 infantes y 300 jinetes.
No se permitió que los cónsules nombraran los tribunos militares para las legiones, los eligió el pueblo.
Para recurrir a una emergencia se exige a los aliados latinos 16.000 infantes y 1.000 jinetes, tomándose la decisión de limitarse a tener este contingente preparado para salir si las circunstancias lo requerían.
Para la flota se ordena el reclutamiento de 1.000 marineros romanos, de entre la clase de los libertos, y 500 aliados italianos a los que se sumarían otros 500 reclutados en Sicilia.
Se sortean las provincias y Macedonia le corresponde a Quinto Marcio Filipo. Al pretor Caio Marcio Figulo le toca en suerte la flota.
• Únicamente se enumeran las tropas para la campaña contra Perseo
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Situación interna en Roma
En varios post anteriores he escrito de vez en cuando cosas como:
Aquí hay que hablar del asunto, aunque sólo sea brevemente.
La campaña contra Perseo había comenzado de una forma un tanto irregular. Livio habla de un ejército compuesto de reclutas inexpertos y soldados mayores de 45 años. Plutarco nos dice:
"En cuanto a las empresas públicas, era un tiempo aquel de entonces contra Perseo en que los romanos mantenían una guerra con Perseo, rey de los macedonios; echaban en cara a sus generales que llevaban los asuntos en forma humillante y ridícula por falta de competencia y valor y que sufrían más descalabros de los que causaban" 7, 1-2
Aquí Plutarco allana el campo para lo que le interesa de su obra, que no es otra cosa que la vida de Emilio Paulo. Livio, por su parte dice:
"A continuación se convocaron los comicios para la elección de censores. Se presentaron candidatos a la censura ciudadanos de primera fila: Caio Valerio Levino, Lucio Postumio Albino, Publio Mucio Escévola, Marco Junio Bruto, Caio Claudio Pulcro, Tiberio Sempronio Graco. El pueblo eligió censores a los dos últimos. Como la preocupación por hacer las levas, debido a la guerra de Macedonia, era mayor de lo habitual, los cónsules acusaban a la plebe en el senado porque los jóvenes no respondían al llamamiento. Frente a ellos, los pretores Caio Sulpicio y Marco Claudio asumieron la defensa de la plebe: la leva resultaba difícil no para los cónsules sin más, sino para los cónsules populistas, que no alistaban como soldado a nadie que no quisiera" XLII, 14, 1-4
La frase subrayada la dejaré tal y como viene, "no para los cónsules sin más, sino para los cónsules populistas". Livio no habla de "populistas" concretamente sino más bien "non consulibus, sed ambitiosis consulibus dilectum".
http://nodictionaries.com/livy/ab-urbe-condita-43/14
Como ya se ha dicho, el pueblo eligió censores a Caio Claudio Pulcro y Tiberio Sempronio Graco
FC:
169
C. Claudius Ap.f. P.n. Pulcher , Ti. Sempronius P.f. Ti.n. Gracchus
Este Tiberio Sempronio Graco, cónsul en 177, puesto que, por cierto, también compartió con Caio Claudio Pulcro, es el que será padre de Tiberio Sempronio Graco y Caio Sempronio Graco.
http://es.wikipedia.org/wiki/Periodo_de_los_Gracos
Durante la censura de Caio Claudio Pulcro y Tiberio Sempronio Graco se tomarán medidas que, años más tarde, Cicerón señalará como origen de lo que sucedería después.
Para el caso que nos trae, las medidas, tanto de los pretores y de los censores, que nos interesa resaltar:
"...los pretores, a pesar de tener menor poder y menor autoridad, estaban dispuestos a llevar a cabo el reclutamiento si el senado así lo decidía. Se encomendó a los pretores esta tarea con la aprobación de una gran parte de los senadores, no sin desdoro para los cónsules. Los censores, para dar fuerza a esta medida, proclamaron en la asamblea del pueblo que establecerían una norma para la realización del censo según la cual, además del juramento común de todos los ciudadanos, se añadiría la respuesta jurada a esta pregunta: «¿Eres menor de cuarenta y seis años y , de acuerdo con el edicto de los censores Caio Claudio y Tiberio Sempronio, te presentaste al llamamiento a filas, y cada vez que se haga un alistamiento mientras estén en ejercicio estos censores, en caso de no haber sido llamado te presentarás a la recluta?». Asimismo, como era voz común que muchos soldados de las legiones de Macedonia estaban lejos del ejército con permisos dudosos debido a la permisividad interesada de los generales, promulgaron un edicto en relación con los soldados alistados para Macedonia durante el consulado de Publio Elio y Caio Popilio (172, la primera vez que dos plebeyos compartían el consulado) o con posterioridad al mismo, disponiendo que aquellos que se encontraran en Italia retornasen a la provincia en un plazo de treinta días después de presentarse a los censores para apuntarse; aquellos que estuvieran bajo la autoridad de su padre o de su abuelo darían a conocer el nombre de éste. También tenían intención de investigar los motivos de los licenciamientos y pensaban dar orden de que se incorporaran al servicio aquellos que, a su entender, hubiesen obtenido de favor la licencia antes de cumplir el período reglamentario de servicio" XLIII, 14, 4-10
Livio no puede cargar en este caso contra Sempronio Graco porque las medidas no es que sean demasiado "populistas" (hasta se intentó procesar a los censores), pero si que ha nombrado a esos "ambitiosis consulibus dilectum". Por lo que respecta a otras medidas que no tienen nada que ver con esta guerra, esas van a quedar apartadas.
• Resumiendo, ya sea por causa de esos generales incompetentes que nos presenta Plutarco o estos cónsules populistas que nos muestra Livio, Roma no había movilizado todavía su potencial para esta guerra contra Perseo. Si en Roma habían disputas internas (que las había, pero esto se haría interminable si se entra en el tema), eso repercutía de forma negativa en el ejército ciudadano.
En varios post anteriores he escrito de vez en cuando cosas como:
-En Roma se llevaba gestando desde hacía algún tiempo lo que se conocerá como "La Crisis de la República"
-Sólo apuntar que ya empieza a gestarse esa crisis que se va a quedar aparcada en el tema hasta que no quede más remedio que entrar con estos "optimates y populares", que parecen surgir para algunos autores por generación espontánea
-Sobre la situación interna en Roma no voy a hablar más de momento porque no viene a cuento y me perdería (el censo de ciudadanos relativamente bajo a causa de cierto edicto...) pero algo sí que estaba sucediendo. Era la primera vez que dos plebeyos compartían el consulado (172)
Aquí hay que hablar del asunto, aunque sólo sea brevemente.
La campaña contra Perseo había comenzado de una forma un tanto irregular. Livio habla de un ejército compuesto de reclutas inexpertos y soldados mayores de 45 años. Plutarco nos dice:
"En cuanto a las empresas públicas, era un tiempo aquel de entonces contra Perseo en que los romanos mantenían una guerra con Perseo, rey de los macedonios; echaban en cara a sus generales que llevaban los asuntos en forma humillante y ridícula por falta de competencia y valor y que sufrían más descalabros de los que causaban" 7, 1-2
Aquí Plutarco allana el campo para lo que le interesa de su obra, que no es otra cosa que la vida de Emilio Paulo. Livio, por su parte dice:
"A continuación se convocaron los comicios para la elección de censores. Se presentaron candidatos a la censura ciudadanos de primera fila: Caio Valerio Levino, Lucio Postumio Albino, Publio Mucio Escévola, Marco Junio Bruto, Caio Claudio Pulcro, Tiberio Sempronio Graco. El pueblo eligió censores a los dos últimos. Como la preocupación por hacer las levas, debido a la guerra de Macedonia, era mayor de lo habitual, los cónsules acusaban a la plebe en el senado porque los jóvenes no respondían al llamamiento. Frente a ellos, los pretores Caio Sulpicio y Marco Claudio asumieron la defensa de la plebe: la leva resultaba difícil no para los cónsules sin más, sino para los cónsules populistas, que no alistaban como soldado a nadie que no quisiera" XLII, 14, 1-4
La frase subrayada la dejaré tal y como viene, "no para los cónsules sin más, sino para los cónsules populistas". Livio no habla de "populistas" concretamente sino más bien "non consulibus, sed ambitiosis consulibus dilectum".
http://nodictionaries.com/livy/ab-urbe-condita-43/14
Como ya se ha dicho, el pueblo eligió censores a Caio Claudio Pulcro y Tiberio Sempronio Graco
FC:
169
C. Claudius Ap.f. P.n. Pulcher , Ti. Sempronius P.f. Ti.n. Gracchus
Este Tiberio Sempronio Graco, cónsul en 177, puesto que, por cierto, también compartió con Caio Claudio Pulcro, es el que será padre de Tiberio Sempronio Graco y Caio Sempronio Graco.
http://es.wikipedia.org/wiki/Periodo_de_los_Gracos
Durante la censura de Caio Claudio Pulcro y Tiberio Sempronio Graco se tomarán medidas que, años más tarde, Cicerón señalará como origen de lo que sucedería después.
Para el caso que nos trae, las medidas, tanto de los pretores y de los censores, que nos interesa resaltar:
"...los pretores, a pesar de tener menor poder y menor autoridad, estaban dispuestos a llevar a cabo el reclutamiento si el senado así lo decidía. Se encomendó a los pretores esta tarea con la aprobación de una gran parte de los senadores, no sin desdoro para los cónsules. Los censores, para dar fuerza a esta medida, proclamaron en la asamblea del pueblo que establecerían una norma para la realización del censo según la cual, además del juramento común de todos los ciudadanos, se añadiría la respuesta jurada a esta pregunta: «¿Eres menor de cuarenta y seis años y , de acuerdo con el edicto de los censores Caio Claudio y Tiberio Sempronio, te presentaste al llamamiento a filas, y cada vez que se haga un alistamiento mientras estén en ejercicio estos censores, en caso de no haber sido llamado te presentarás a la recluta?». Asimismo, como era voz común que muchos soldados de las legiones de Macedonia estaban lejos del ejército con permisos dudosos debido a la permisividad interesada de los generales, promulgaron un edicto en relación con los soldados alistados para Macedonia durante el consulado de Publio Elio y Caio Popilio (172, la primera vez que dos plebeyos compartían el consulado) o con posterioridad al mismo, disponiendo que aquellos que se encontraran en Italia retornasen a la provincia en un plazo de treinta días después de presentarse a los censores para apuntarse; aquellos que estuvieran bajo la autoridad de su padre o de su abuelo darían a conocer el nombre de éste. También tenían intención de investigar los motivos de los licenciamientos y pensaban dar orden de que se incorporaran al servicio aquellos que, a su entender, hubiesen obtenido de favor la licencia antes de cumplir el período reglamentario de servicio" XLIII, 14, 4-10
Livio no puede cargar en este caso contra Sempronio Graco porque las medidas no es que sean demasiado "populistas" (hasta se intentó procesar a los censores), pero si que ha nombrado a esos "ambitiosis consulibus dilectum". Por lo que respecta a otras medidas que no tienen nada que ver con esta guerra, esas van a quedar apartadas.
• Resumiendo, ya sea por causa de esos generales incompetentes que nos presenta Plutarco o estos cónsules populistas que nos muestra Livio, Roma no había movilizado todavía su potencial para esta guerra contra Perseo. Si en Roma habían disputas internas (que las había, pero esto se haría interminable si se entra en el tema), eso repercutía de forma negativa en el ejército ciudadano.
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Situación exterior
A los malos resultados de la guerra hay que sumarles acontecimientos tales como una sublevación en el Epiro. Según Polibio, Céfalo, cabecilla epirota es forzado por las circunstancias a pasarse al bando de Perseo. El motivo no es otro que un tal Caropo (o Cárope), nieto de aquel otro Caropo, jefe epirota que le había proporcionado el guía a Flaminio para que éste flanqueara las defensas macedonias en el desfiladero del Aoo (en 198).
-Para no alargar mucho, aquí dejo los enlaces:
Polibio XXVII, 15, 1-16
http://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/R ... 7*.html#15
Diodoro XXX, 5a1
http://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/R ... 30*.html#5
En los fragmentos que quedan de la obra de Polibio encontramos también:
"Antíoco, viendo ya sin lugar a dudas que en Alejandría se habían preparado para la guerra de Celesiria, envió a Meleagro como emisario a Roma, dándole instrucciones de hablar al senado y declarar que Ptolomeo le atacaba contra todo derecho"
Pol. XXVII Frag. 19
Este Antíoco es Antíoco IV Epífanes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ant%C3%ADo ... C3%ADfanes
A éste ya lo pondrá en su sitio, nunca mejor dicho (ha sido superior a mí), Caio Popilio Laenas, pero aun faltan unos cuantos años para la, llamémosla, anécdota.
Resumiendo, a los problemas que tenía Roma se le sumaban:
-Rebelión en el Epiro
-Guerra entre Siria y Egipto
Perseo va a intentar aprovechar el invierno de 170/69 para asegurar la frontera más desguarnecida, y por donde podía ser atacado por el grueso de las tropas romanas, que le quedaba (tras la sublevación del Epiro), que no era otra que Iliria.
A los malos resultados de la guerra hay que sumarles acontecimientos tales como una sublevación en el Epiro. Según Polibio, Céfalo, cabecilla epirota es forzado por las circunstancias a pasarse al bando de Perseo. El motivo no es otro que un tal Caropo (o Cárope), nieto de aquel otro Caropo, jefe epirota que le había proporcionado el guía a Flaminio para que éste flanqueara las defensas macedonias en el desfiladero del Aoo (en 198).
-Para no alargar mucho, aquí dejo los enlaces:
Polibio XXVII, 15, 1-16
http://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/R ... 7*.html#15
Diodoro XXX, 5a1
http://penelope.uchicago.edu/Thayer/E/R ... 30*.html#5
En los fragmentos que quedan de la obra de Polibio encontramos también:
"Antíoco, viendo ya sin lugar a dudas que en Alejandría se habían preparado para la guerra de Celesiria, envió a Meleagro como emisario a Roma, dándole instrucciones de hablar al senado y declarar que Ptolomeo le atacaba contra todo derecho"
Pol. XXVII Frag. 19
Este Antíoco es Antíoco IV Epífanes:
http://es.wikipedia.org/wiki/Ant%C3%ADo ... C3%ADfanes
A éste ya lo pondrá en su sitio, nunca mejor dicho (ha sido superior a mí), Caio Popilio Laenas, pero aun faltan unos cuantos años para la, llamémosla, anécdota.
Resumiendo, a los problemas que tenía Roma se le sumaban:
-Rebelión en el Epiro
-Guerra entre Siria y Egipto
Perseo va a intentar aprovechar el invierno de 170/69 para asegurar la frontera más desguarnecida, y por donde podía ser atacado por el grueso de las tropas romanas, que le quedaba (tras la sublevación del Epiro), que no era otra que Iliria.
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Vae Victis
Campaña de Perseo en Iliria
Perseo se había mantenido hasta principios de invierno (170/69) inactivo por temor de dejar desguarnecido algún lugar de su reino. Al llegar el solsticio, época en que la altura de la nieve hacía intransitables los pasos desde Tesalia, piensa que es el momento de contrarrestar cualquier amenaza que pudiera tener en la campaña de verano. Como la paz estaba garantizada desde Tracia por Cotis y desde el Epiro por Céfalo tras su repentina ruptura con los romanos, mientras que a los dárdanos los había doblegado la reciente guerra, en vista de que el único flanco de Macedonia que estaba amenazado era el que se abría al Ilírico, decide emprender una campaña para someter a las tribus ilirias más próximas a su reino e intentar atraer a una alianza al rey Gencio.
El rey emprende la marcha con 10.000 infantes, parte de los cuales integraban la falange, 2.000 infantes ligeros y 500 jinetes.
Llega a Estuberra; después de aprovisionarse de trigo para muchas jornadas y de ordenar que fuera detrás el material de asedio, al tercer día instala su campamento junto a Uscana, la ciudad más importante del territorio penestiano (ciudad en donde fue derrotado Apio Claudio Centon, la cual al parecer acabó siendo tomada por los romanos). Antes de iniciar el asalto envía emisarios para sondear la disposición de ánimo tanto de los prefectos de la guarnición romana como de los habitantes de la ciudad. Visto que la plaza no tenía intención de capitular se lanza al asalto. A pesar de que, relevándose día y noche ininterrumpidamente, aplicaban unos escalas a los muros y otros fuego a las puertas, los defensores de la ciudad resistían porque albergaban la esperanza de que los macedonios no pudiesen soportar durante mucho tiempo los rigores del invierno a la intemperie y que tampoco el rey tendría, en su guerra contra los romanos, un respiro tan largo como para poder quedarse. Pero al ver acercarse los manteletes y la construcción de varias torres para iniciar las taréas de asedio, ante la falta de reservas, deciden rendirse. Son enviados Caio Carvilio Espoletino y Caio Afranio, para pedir a Perseo en primer lugar que les dejara marchar con sus armas y llevándose todas sus pertenencias, y, en segunda instancia, si tenían dificultad para conseguir esto, que al menos se les dieran garantías sobre su vida y su libertad. Perseo fue más generoso en prometerlo que en cumplirlo; cuando salía la guarnición desarma y apresa a 4.000 romanos. Visto esto, cerca de 500 soldados ilirios y los uscanenses entregan la plaza.
Perseo, dejando una guarnición en Uscana, lleva a Estuberra a toda la multitud que se había rendido. Desde allí distribuye para su custodia a los 4.000 soldados romanos por las ciudades cercanas, con excepción de los jefes, y vende como esclavos a los uscanenses y a los ilirios.
Su próximo objetivo era Oeneo, situada estratégicamente como lugar de entrada a los dominios del rey Gencio
Perseo se había mantenido hasta principios de invierno (170/69) inactivo por temor de dejar desguarnecido algún lugar de su reino. Al llegar el solsticio, época en que la altura de la nieve hacía intransitables los pasos desde Tesalia, piensa que es el momento de contrarrestar cualquier amenaza que pudiera tener en la campaña de verano. Como la paz estaba garantizada desde Tracia por Cotis y desde el Epiro por Céfalo tras su repentina ruptura con los romanos, mientras que a los dárdanos los había doblegado la reciente guerra, en vista de que el único flanco de Macedonia que estaba amenazado era el que se abría al Ilírico, decide emprender una campaña para someter a las tribus ilirias más próximas a su reino e intentar atraer a una alianza al rey Gencio.
El rey emprende la marcha con 10.000 infantes, parte de los cuales integraban la falange, 2.000 infantes ligeros y 500 jinetes.
Llega a Estuberra; después de aprovisionarse de trigo para muchas jornadas y de ordenar que fuera detrás el material de asedio, al tercer día instala su campamento junto a Uscana, la ciudad más importante del territorio penestiano (ciudad en donde fue derrotado Apio Claudio Centon, la cual al parecer acabó siendo tomada por los romanos). Antes de iniciar el asalto envía emisarios para sondear la disposición de ánimo tanto de los prefectos de la guarnición romana como de los habitantes de la ciudad. Visto que la plaza no tenía intención de capitular se lanza al asalto. A pesar de que, relevándose día y noche ininterrumpidamente, aplicaban unos escalas a los muros y otros fuego a las puertas, los defensores de la ciudad resistían porque albergaban la esperanza de que los macedonios no pudiesen soportar durante mucho tiempo los rigores del invierno a la intemperie y que tampoco el rey tendría, en su guerra contra los romanos, un respiro tan largo como para poder quedarse. Pero al ver acercarse los manteletes y la construcción de varias torres para iniciar las taréas de asedio, ante la falta de reservas, deciden rendirse. Son enviados Caio Carvilio Espoletino y Caio Afranio, para pedir a Perseo en primer lugar que les dejara marchar con sus armas y llevándose todas sus pertenencias, y, en segunda instancia, si tenían dificultad para conseguir esto, que al menos se les dieran garantías sobre su vida y su libertad. Perseo fue más generoso en prometerlo que en cumplirlo; cuando salía la guarnición desarma y apresa a 4.000 romanos. Visto esto, cerca de 500 soldados ilirios y los uscanenses entregan la plaza.
Perseo, dejando una guarnición en Uscana, lleva a Estuberra a toda la multitud que se había rendido. Desde allí distribuye para su custodia a los 4.000 soldados romanos por las ciudades cercanas, con excepción de los jefes, y vende como esclavos a los uscanenses y a los ilirios.
Su próximo objetivo era Oeneo, situada estratégicamente como lugar de entrada a los dominios del rey Gencio
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Vae Victis
Las tropas del rey se acercan a un lugar llamado Draudaco (localización desconocida), que estaba muy poblado; un guía que conocía la región dice que de nada servía tomar Oeneo si no tenían también en su poder Draudaco, cuyo emplazamiento era aún más estratégico en todos los sentidos. Al acercarse los soldados, los habitantes se rindieron inmediatamente. Animado por esta rendición, más rápida de lo que cabía esperar, en cuanto cayó en la cuenta del pánico que infundía su ejército, Perseo somete a su poder, con idéntica amenaza, a otros once poblados fortificados. En muy contados casos se hizo necesaria la fuerza; también son apresados en estos enclaves 1.500 soldados romanos que estaban repartidos entre las distintas guarniciones.
Al llegar a Oeneo (¿Tetovo?) se hace patente que la toma de la ciudad era imposible sin un asedio en toda regla. Era una ciudad fuerte, debido tanto al número de jóvenes, bastante mayor que el de las otras plazas, como a sus murallas. Estaba rodeada además, por un lado, por un río llamado Artato, y por una montaña de gran altura y de difícil acceso por el otro. Estas circunstancias daban a sus habitantes esperanzas de resistir. Perseo establece una línea de circunvalación en torno a la ciudad y decide levantar en la parte más alta un terraplén cuya altura superase la de las murallas.
Mientras se llevan a cabo los trabajos de asedio los defensores realizan numerosas salidas para dificultar las tareas, sucumbiendo gran número de ellos en cada intento. En cuanto el terraplén entra en contacto con la muralla, la cohorte real ("nicatores") salta adentro mientras muchas escalas se colocan en los muros. Se dio muerte a todos los hombres adultos y se puso bajo custodia a las mujeres y los hijos; el resto del botín fue cedido a los soldados.
Perseo regresa a Estuberra y envía al ilirio Pleurato y al macedonio Adeo de Berea como embajadores ante Gencio, encargándoles de que informaran de las operaciones de aquel año contra los romanos y los dárdanos, que añadieran las recientes acciones de su expedición invernal en el Ilírico y que animaran a Gencio a unirse a él.
Al llegar a Oeneo (¿Tetovo?) se hace patente que la toma de la ciudad era imposible sin un asedio en toda regla. Era una ciudad fuerte, debido tanto al número de jóvenes, bastante mayor que el de las otras plazas, como a sus murallas. Estaba rodeada además, por un lado, por un río llamado Artato, y por una montaña de gran altura y de difícil acceso por el otro. Estas circunstancias daban a sus habitantes esperanzas de resistir. Perseo establece una línea de circunvalación en torno a la ciudad y decide levantar en la parte más alta un terraplén cuya altura superase la de las murallas.
Mientras se llevan a cabo los trabajos de asedio los defensores realizan numerosas salidas para dificultar las tareas, sucumbiendo gran número de ellos en cada intento. En cuanto el terraplén entra en contacto con la muralla, la cohorte real ("nicatores") salta adentro mientras muchas escalas se colocan en los muros. Se dio muerte a todos los hombres adultos y se puso bajo custodia a las mujeres y los hijos; el resto del botín fue cedido a los soldados.
Perseo regresa a Estuberra y envía al ilirio Pleurato y al macedonio Adeo de Berea como embajadores ante Gencio, encargándoles de que informaran de las operaciones de aquel año contra los romanos y los dárdanos, que añadieran las recientes acciones de su expedición invernal en el Ilírico y que animaran a Gencio a unirse a él.
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Vae Victis
El legado romano Lucio Celio, que tenía el mando en el Ilírico, no se había aventurado a moverse mientras estaba el rey en aquella región, pero cuando éste por fin parte intenta recuperar Uscana. Rechazado, con multitud de bajas, se repliega a Licnido.
Apio Claudio, deseoso de borrar la humillación sufrida en el Ilírico se dispone a atacar Phanota, poblado fortificado del Epiro. Parte con unos 6.000 auxiliares de Caonia y Tesprocia, además de las tropas romanas. No consigue gran cosa a causa de la fuerte guarnición macedonia al mando de un tal Clevas, por lo que decide iniciar las taréas de asedio.
Por su parte, Perseo marcha hacia Elimea (en el sudoeste de Macedonia), reagrupa a sus tropas y se dirige a Estrato, la ciudad más poderosa de Etolia. Se dirige hacia allí con 10.000 infantes y 300 jinetes, efectivos reducidos a causa de la estrechez del camino que había que recorrer. Se encuentra con Arquidamo, jefe etolio que estaba intentando rendir Estrato y acampa cerca del río Inaco. Esperando que los etolios iban a salir en masa para acogerse a su protección, se encuentra con las puertas cerradas. Precisamente la noche de su llegada se había introducido en la ciudad una guarnición de 1.000 hombres mandada por el legado Caio Popilio. La facción de Arquidamo había tardado demasiado en llamar a Perseo; el bando pro-romano de Estrato se les había adelantado enviando mensajeros a Ambracia para advertir a Caio Popilio.
A la ciudad también se aproxima Dinarco, prefecto de la caballería de los etolios, con 600 infantes y 100 jinetes. Su propósito era unirse a Perseo, aunque viendo la situación decide unirse a los romanos.
El rey convoca un consejo de guerra. Arquidamo y los tránsfugas epirotas tratan de que se quede, mientras que los jefes macedonios estimaban que no se debía luchar contra las inclemencias del invierno. Perseo, haciendo caso a estos últimos, se retira a Aperancia (en la Etolia septentrional, al suroeste de Dolopia), en donde queda Arquidamo con una guarnición de 800 soldados.
Perseo decide retirarse a Macedonia. Apio Claudio abandona el asedio de Phanota y sale en su persecución. Clevas, al mando de la guarnición, efectúa una salida, da muerte a unos 1.000 hombres de la columna de Claudio y apresa a cerca de 200. Los romanos acaban por retirarse al Ilírico.
Zonas en donde opera Perseo
- El principal objetivo de Perseo, que no era otro que el de atraerse a Gencio e Iliria, no daba resultado. Tras varias embajadas, la petición de Gencio era la misma: dinero.
Perseo "a pesar de todo no fue capaz de decidirse a invertir dinero en una empresa de la mayor trascendencia en todos los sentidos".
Apio Claudio, deseoso de borrar la humillación sufrida en el Ilírico se dispone a atacar Phanota, poblado fortificado del Epiro. Parte con unos 6.000 auxiliares de Caonia y Tesprocia, además de las tropas romanas. No consigue gran cosa a causa de la fuerte guarnición macedonia al mando de un tal Clevas, por lo que decide iniciar las taréas de asedio.
Por su parte, Perseo marcha hacia Elimea (en el sudoeste de Macedonia), reagrupa a sus tropas y se dirige a Estrato, la ciudad más poderosa de Etolia. Se dirige hacia allí con 10.000 infantes y 300 jinetes, efectivos reducidos a causa de la estrechez del camino que había que recorrer. Se encuentra con Arquidamo, jefe etolio que estaba intentando rendir Estrato y acampa cerca del río Inaco. Esperando que los etolios iban a salir en masa para acogerse a su protección, se encuentra con las puertas cerradas. Precisamente la noche de su llegada se había introducido en la ciudad una guarnición de 1.000 hombres mandada por el legado Caio Popilio. La facción de Arquidamo había tardado demasiado en llamar a Perseo; el bando pro-romano de Estrato se les había adelantado enviando mensajeros a Ambracia para advertir a Caio Popilio.
A la ciudad también se aproxima Dinarco, prefecto de la caballería de los etolios, con 600 infantes y 100 jinetes. Su propósito era unirse a Perseo, aunque viendo la situación decide unirse a los romanos.
El rey convoca un consejo de guerra. Arquidamo y los tránsfugas epirotas tratan de que se quede, mientras que los jefes macedonios estimaban que no se debía luchar contra las inclemencias del invierno. Perseo, haciendo caso a estos últimos, se retira a Aperancia (en la Etolia septentrional, al suroeste de Dolopia), en donde queda Arquidamo con una guarnición de 800 soldados.
Perseo decide retirarse a Macedonia. Apio Claudio abandona el asedio de Phanota y sale en su persecución. Clevas, al mando de la guarnición, efectúa una salida, da muerte a unos 1.000 hombres de la columna de Claudio y apresa a cerca de 200. Los romanos acaban por retirarse al Ilírico.
Zonas en donde opera Perseo
- El principal objetivo de Perseo, que no era otro que el de atraerse a Gencio e Iliria, no daba resultado. Tras varias embajadas, la petición de Gencio era la misma: dinero.
Perseo "a pesar de todo no fue capaz de decidirse a invertir dinero en una empresa de la mayor trascendencia en todos los sentidos".
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Vae Victis
Ofensiva romana en Macedonia
A comienzos de la primavera parte de Roma el cónsul Quinto Marcio Filipo con 5.000 hombres de refuerzo para las legiones. En Brundisium se le une el pretor Caio Marcio Figulo, al que le había correspondido el mando de la flota. Zarpan al mismo tiempo y arriban a Corcira al día siguiente; desde allí se dirigen a Accio, puerto de Acarnania. Quinto Marcio toma rumbo hacia Tesalia mientras Caio Marcio dobla el Leucate, pasa al golfo de Corinto y deja las naves en Creusa, y por tierra a su vez, atraviesa la parte central de Beocia y llega a donde estaba la flota, en Calcis.
Aulo Hostilio Mancino, cónsul saliente, tenía su campamento en Tesalia, en las cercanías de Paleofarsalo. Enterado de la llegada de su sucesor, inspecciona cuidadosamente armas, hombres y caballos y va al encuentro del cónsul con el ejército en orden de revista. Quinto Marcio se hace cargo del mando mientras que Aulo Hostilio queda en calidad de procónsul.
Tras dirigirse a las tropas, el cónsul convoca un consejo para decidir la estrategia a seguir contra Perseo. Acude allí desde Calcis el pretor Caio Marcio después de haber tomado el mando de la flota. Se acuerda no perder más tiempo en Tesalia con demoras y levantar en seguida el campamento, emprendiendo la marcha directamente hacia Macedonia; el pretor pondría los medios para que la flota por su parte atacase al mismo tiempo las costas enemigas. Después de despedir al pretor, el cónsul ordena que la tropa lleve consigo trigo para un mes y levanta el campamento diez días después de haber tomado el mando del ejército. Tras cubrir una jornada de marcha, convoca a los guías de la zona para que expusieran ante el consejo qué itinerario era el mejor para la marcha; despedidos éstos, el cónsul pregunta al consejo qué ruta les parecía preferible. Unos eran partidarios de pasar por Pitoo, otros atravesando los montes Cambunios, por la ruta que había seguido el cónsul Hostilio el año anterior (este dato iría en una de las lagunas de la obra de Livio), otros por la orilla del Lago Ascuride. Como quedaba un buen trecho de ruta, se aplaza la cuestión para el momento en que se acampase cerca del punto donde se diversificaban las rutas. Emprende la marcha desde allí hacia Perrebia y establece un campamento fijo entre Azoro y Dolique para estudiar de nuevo qué camino era preferible tomar.
A comienzos de la primavera parte de Roma el cónsul Quinto Marcio Filipo con 5.000 hombres de refuerzo para las legiones. En Brundisium se le une el pretor Caio Marcio Figulo, al que le había correspondido el mando de la flota. Zarpan al mismo tiempo y arriban a Corcira al día siguiente; desde allí se dirigen a Accio, puerto de Acarnania. Quinto Marcio toma rumbo hacia Tesalia mientras Caio Marcio dobla el Leucate, pasa al golfo de Corinto y deja las naves en Creusa, y por tierra a su vez, atraviesa la parte central de Beocia y llega a donde estaba la flota, en Calcis.
Aulo Hostilio Mancino, cónsul saliente, tenía su campamento en Tesalia, en las cercanías de Paleofarsalo. Enterado de la llegada de su sucesor, inspecciona cuidadosamente armas, hombres y caballos y va al encuentro del cónsul con el ejército en orden de revista. Quinto Marcio se hace cargo del mando mientras que Aulo Hostilio queda en calidad de procónsul.
Tras dirigirse a las tropas, el cónsul convoca un consejo para decidir la estrategia a seguir contra Perseo. Acude allí desde Calcis el pretor Caio Marcio después de haber tomado el mando de la flota. Se acuerda no perder más tiempo en Tesalia con demoras y levantar en seguida el campamento, emprendiendo la marcha directamente hacia Macedonia; el pretor pondría los medios para que la flota por su parte atacase al mismo tiempo las costas enemigas. Después de despedir al pretor, el cónsul ordena que la tropa lleve consigo trigo para un mes y levanta el campamento diez días después de haber tomado el mando del ejército. Tras cubrir una jornada de marcha, convoca a los guías de la zona para que expusieran ante el consejo qué itinerario era el mejor para la marcha; despedidos éstos, el cónsul pregunta al consejo qué ruta les parecía preferible. Unos eran partidarios de pasar por Pitoo, otros atravesando los montes Cambunios, por la ruta que había seguido el cónsul Hostilio el año anterior (este dato iría en una de las lagunas de la obra de Livio), otros por la orilla del Lago Ascuride. Como quedaba un buen trecho de ruta, se aplaza la cuestión para el momento en que se acampase cerca del punto donde se diversificaban las rutas. Emprende la marcha desde allí hacia Perrebia y establece un campamento fijo entre Azoro y Dolique para estudiar de nuevo qué camino era preferible tomar.
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