SENADO, MADRID, 15 DE ABRIL DE 1916Todos los Senadores eran conocedores de la pérdida del Alcántara. La pérdida del regimiento creaba una atmósfera de estupor entre muchos de los presentes, que se arremolinaban alrededor de los militares presentes. La idea de la pérdida de una unidad completa, por pequeña que fuera, y con un historial como el del Alcántara, se antojaba a muchos como un desastre.
Weyler era interrogado por todo Senador que se lo cruzaba en los pasillos, y con tristeza, solicitaba a sus interlocutores que guardaran la calma, pues la pérdida del Regimiento había supuesto la salvación de todo un Cuerpo de Ejército. Weyler recordaba que meses antes, el sacrificio de una unidad de similar entidad fue vitoreado en el Congreso y el Senado, como muestra de la decisión, arrojo y valentía de las tropas españolas. Sus Señorías habían solicitado condecorar y encargarse de por vida de las esposas e hijos de los caidos del Tabor de Tiradores de Ifni. A la vez recordaba como algunas unidades de la Marina de Guerra se habían interpuesto entre buques mayores del enemigo y los mercantes a los que escoltaban, atrayendo el fuego enemigo.
Poco a poco, Weyler y otros Generales, con idénticos argumentos lograban que los Senadores recuperaran la compostura; aunque un sentimiento de tristeza y de pérdida irreparable inundaba el Hemiciclo.
Pocos minutos antes de las 10 de la mañana, ocupaba su escaño el Presidente del Consejo de Ministros, Don Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones, para someterse a una sesión de control. Sus correligionarios le habían advertido que su presencia se debía al Real decreto sobre las concentraciones de ciudadanos, y su falta de validación por parte del Senado. Todavía nadie se explicaba como ni Dato ni él mismo hubieran decretado el Estado de Sitio que le permitía legislar sin la necesaria convalidación bicameral.
Por orden inverso a la representación obtenida, irían tomando la palabra los Senadores en nombre de sus grupos; empezando por aquellos no encuadrados en ninguno de los grupos establecidos.
Uno a uno diversos Senadores afeaban a Romanones su actuar durante la llamada Crisis de Burdeos. Algunos le reprochaban el tratamiento dado al anterior Presidente del Consejo, Don Eduardo Dato.
Pero todo se vino abajo cuando un Senador del Aprtido liberal, le preguntó por la veracidad del intento de Figueroa de llegar a un acuerdo con la Entente, a través de Su Majestad la Reina. Romanones sabía que un secreto conocido por tres, dejaba de ser un secreto, y a buen seguro el General Díaz había dejado correr la especie durante los días de la crisis.
Su calalda fue interpretada por muchos de los Senadores como una respuesta afirmativa. Parecía que el suelo se hundía a los píes de Romanones, cuando uno de los Senadores afines, intentando salvar a su jefe de Filas del desastre político preguntó por las operaciones en curso en Francia. Aquel Senador daría entrada a que Romanones se presentara como previsor, y aporvechando la ausencia de Luque y Coca en Madrid, arrogarse el diseño de las operaciones de retirada. Pero la pregunta, en lugar de ser el cabo de salvación, fue la chispa que incendió el Senado... gritos de traidor, de necio, eran los más suaves; varios de los Senadores militares empezaron a entonar el himno de la caballería, y algunos incluso le retaban a él y a otros Senadores dóciles con el Gobierno a que se alistaran de inmediato y fueran al frente.
El santanderino Fernando María Ybarra, del partido Conservador electo por Bilbao, y representante de los intereses de la industria siderurgica, de fuertes convicciones religiosas le culpó de cada una de las muertes del Álcantara, por su manifiesta inteligencia con los enemigos de la PAtria, desde el mismo momento del estallido de la Guerra. Ybarra hizo mención a varios acuerdos entre Compañía Española de Minas del Rif S.A. y el Gobierno Británico previos a la entrada de España en el conflicto... a nadie se le escapaba los interesesde Romanones en al citada compañía minera... Romanones le reto a mostrar dichos acuerdos, que de todos modos en su momento hubieran sido legales. Ybarar, solo tuvo que mencionar a otro santanderino, de adopción, el Marqués de Comillas, con el que mantenía relaciones comerciales, ya que Claudio López Bru era Presidente de la Compañía Transatlántica, dueño de Hullera Española que le surtía de carbón, y como principal accionista de Tabacos de Filipinas, por supuesto no deseaba ver perdidas sus explotaciones tabaqueras a manos de los japonese.
El rugir de la Cámar era ensordecedor, empezaron los insultos entre Senadores, que desembocaron en una trifulca de mayores proporciones. Gracía Prieto, no daba crédito, su maniobra para socavar la autoridad de Romanones se había convertido en una bola de nieve, a cada minuto que pasaba, era más grande; y su pretensión de obtener el dominio del partido de cara a las elecciones de 1918, se veía adelantado... A Romanones solo le quedaba la salida de la dimisión. Gracía prieto, dejó que el ambiente siguiera caldeandose, convirtiendo la Camara en una olla a presión... 3, 2, 1... ¡YA!
Señores Senadores; o vuelven a sus Escaños y mantiene la compostura, o me veré obligado a solicitar la intervención de la fuerza pública que protege esta CámaraLa amenaza surtió el efecto deseado, y poco a poco la calma regresó al Senado. En ese momento, y como animal político que era, Romanones intentó a delantarse a la jugada de García Prieto.
Señorías, en las actuales circustancias es difícil saber si este Presidente del Consejo cuenta con el respaldo de la mayoría de sus Señorías. No son momentos los actuales para dedicarnos a atarcarnos los unos a los otros; es el tiempo de la unidad de acción, bajo la dirección de este presidente nombrado por Su Majestad...
Su Majestad solo espera que dimitas, Figueroa... ¿no lees ABC?...
No haré caso de una viñeta de un diario que desde siempre ha mostrado enemistad hacia mi persona. Señorías, deseo conocer si cuento con la confianza de la Cámara.
Señor Presidente del Consejo, ¿está Su Excelencia planteando una moción de confianza?
Si Señor Presidente. Y por el bien de la Nación, le rogaría que esta se produejera de inmediato.
Bien Señor Figueroa, someteremos su propuesta a votación. Caballeros, atiendan por favor. El Secretario de la Mesa, Don Francisco Rafael de Uhagón y Guadarmino, Maqués de Laurecín, les nombrará a cada una de Sus Señorías por orden alfabético; debiendo votar el único punto del día, Moción de Confianza de Su Señoría el Presidente del Consejo de Ministros. Sé que la moción no ha sido presentada en tiempo, pero las especiales circustancias, y a petición del intersado, pasaremos a votar, por medio de voto nominativo. Don Tomás de Zubiría e Ibarra, Senador por el Señorío de Vizcaya, y último por orden alfabético, hará las veces de Vocal, y Su Excelencia Don Antonio Barroso y Castillo, Ministro de Justicia y Gracia, actuará como Notario Mayor del Reino . Señor Marqués, cuando quiera, puede llamar a Sus Señorías a votar
ABADAL Y CALDERÓ, Raimundo de.
NO
ABRIL Y LEÓN, Rafael.
NO
ÁGRELA Y MORENO, Mariano. Conde de Ágrela.
NO
AGUILERA Y GAMBOA, Enrique. Marqués de Cerralbo.
SÍ
AISA Y CABRERIZO, Mariano. Barón de la Torre.
ABSTENCIÓN
AJURIA Y URIGOITIA, Carlos.
SÍ
ALAS PUMARIÑO Y TRONCOSO, Nicanor de las.
NO
ALBA Y RUIZ DEL ÁRBOL, Enrique.
NO
ALCÁZAR Y NERO, Juan Gualberto del. Marqués de Villaviciosa y Duque de la Roca.
ALDECOA Y VILLASANTE, José de.
SÍ
ALLENDE Y ALONSO, Tomás.
ABSTENCIÓN
ALLENDESALAZAR Y MUÑOZ DE SALAZAR, Manuel.
NO
....
WEYLER Y NICOLAU, Valeriano. Marqués de Tenerife.
ABSTENCIÓN
YÁÑEZ CARBALLÉS, Eduardo.
NO
ZAVALA Y ANDIRENGOECHEA, Martín de.
SÍ
ZORRILLA DE LA MAZA, Avelino.
NO
y ZUBIRÍA E IBARRA, Tomás. Conde de Zubiría.
NO
Señor Presidente del Senado, Yo, Don Don Antonio Barroso y Castillo, actuando como Notario Mayor del Reino de España, doy fé de que en el día de hoy, 15 de Abril de 1916, el Senado del Reino, constituido en sesión plenaria, retira su confianza al Presidente del Consejo de Ministros de Su MAjestad, Don Álvaro de Figueroa, Conde de Romanones; y para que así conste firmo el presente documento en presencia de Su Excelencia el presidente del Senado Don Manuel García Prieto, y los Secretarios y Vocales de la Cámara. De acuerdo con las disposiciones vigentes, don Álvaro de Figueroa cesa como Presidente del Consejo de Ministros; a todos los efectos a las 12 horas del día 15 de avril de 1916, San Telmo. La Gaceta de MAdrid publicará el cese, una vez Su MAjestad el Rey Don Alfonso XIII, que Dios guarde, tenga conocimiento, y sancione la Ley que ahora paso a leerArtículo Primero y Único: Cesa en su cargo de Presidente del Consejo de Ministros Don Álvaro de Figueroa y Torres, con fecha 15 de abril de 1916
CONTINUARÁ
Nota: todos los nombres son verdaderos, y en sus respectivos cargos, de acuerdo con la página web del Senado:
http://www.senado.es/web/conocersenado/ ... 5&legis=76