GUADALAJARA, MEDIADOS DE MAYO DE 1916El Presidente VAleraiano Weyler acudía a la puesta en funcionamiento de la fábrica de Hispano Suiza en Guadalajara.
La evolución de la guerra puso de manifiesto la vulnerabilidad de la fábrica de Barcelona ante el ataque del enemigo, al estar tan cerca de la frontera y el mar, más con la entrada en Guerra de Italia. La necesidad de aumentar la producción de motores y vehículos, parecía indicar la oportunidad de construir una nueva factoría alejada de esos posibles riesgos; pero a pesar de la presión ejercida por el Rey, La Hispano-Suiza se resistía a instalar una nueva fábrica. Los cada vez mayores pedidos podían ser absorbidos con una ampliación de las instalaciones existentes.
Álvaro de Figueroa, conde de Romanones, llegó al poder como presidente del Consejo de Ministros el 9 de diciembre de 1915. Fue el momento en que el Consejo de Administración de La Hispano-Suiza autorizó a que su presidente, Damián Matéu, visitase al Rey para comunicarle que accedían a implantar la nueva fábrica en algún lugar de la zona centro peninsular, a pesar de los inconvenientes que supondría para la finalización de los productos, al depender del ferrocarril para enlazar las fábricas. De todos modos, la base industrial de Madrid, prometía poder suministrar elementos que paliasen la depedencia de unos ferrocarriles desbordados por las necesidades militares; más en aquellos días con la retirada hacia los Pirineos.
El conde de Romanones indicó a Damián Matéu, después de la entrevista que éste mantuvo con el Rey en palacio, que el lugar seleccionado era Guadalajara. Allí se dirigió el último domingo de enero de 1916 para comprobar si reunía las condiciones mínimas indispensables para situar el nuevo establecimiento industrial de la Compañía.
Sin apenas industrias, y por tanto sin obreros cualificados, Guadalajara se antojaba como una de las peores ubicaciones para la Hispano Suiza, así pensaba MAteu, como también comprendía Weyler. Resultado del caciquismo. Acabada la contienda, había que desterrar definitivamente esta lacra, a la par que con el amiguismo, el nepotismo y la infinidad de corruptelas que habitaban en los Ministerios.
Solo la presencia de la Academia de Ingenieros y de las primigeneas instalaciones de la Aeronautica Militar en la capital alcarreña paliaban la total ausencia de personal cualificado. Profesores, técnicos y otro personal serían destinados a la nueva fábrica en comisión de servicio, hasta que existiera un nucleo de obreros especialziados de nueva formación.

A la inaguración de la planta acudía también Su MAjestad Alfonso XIII, al que los directivos de Hispano Suiza comentaban la exitosa puesta en marcha de la fábrica alcarreña en menos de 5 meses.
Con la fábrica barcelonesa centrada en los motores, Mateu y sus ingenieros habían decidido centrar en Guadalajara la producción del pedido de 400 camiones HS 40/50

Mientras en mente de la dirección de Hispano Suiza se encontraba en dedicar la nueva fábrica a material rodante, la imperiosa necesidad de aumentar el número de aparatos de la Aeronautica Militar, aconsejaron dedicarla al montaje de los nuevos aeroplanos.
Weyler, por otro lado recibía constantes peticiones del Contralmirante Flórez de dotar a la Marina de Guerra de su propia Aeronautica. Aquella visita a la Hispano de Guadalajara se convertiría para el Presidente en un aparente quebradero de cabeza.
Alfonso XIII preguntaba a Mateu y su personal técnico acerca de los consumos de algunos de los modelos civiles, especialmente de su vehículo deportivo particular

Weyler no lo podía creer, ahora el Monarca preocupado por los consumos de sus deportivo. Volvía el Alfonso XIII de 1914... pero inusitadamente, Alfonso XIII comentaba con los hombres de la Hispano que si bien había reducido a la mínima expresión el uso de sus vehículos oficiales y particulares por la escasa asignación de combustible, uno de sus mecánicos, ingeniero autodidacta, había logrado aumentar la autonomía de los vehículos reales mediante la adición de ciertos compuestos a la gasolina. Weyler estaba sorprendido, el Rey mostraba interés por la técnica, y ofrecía a Mateu ponerle en contacto con su mecánico. Bustamante, no pudo sustraerse a la conversación, que poco a poco fue congregando a más asistentes a la ceremonia.

Mientras Alfonso XIII era agasajado por los industriales, Weyler departía con sus Ministros Militares. Luque mantenía la necesidad de prioridad para la Aeronautica Militar de todo aquello que fuera capaz de producir la Hispano Suiza, a la vez que la necesidad de aquel primer pedido a Guadalajara de los 40/50. Florez relataba los informes del Akelarre sobre la capacidad de la aviación de combatir a los buques de línea, una capacidad que debía examinar y utilizar la Marina, fuerte en 3 pequeños acorazados modernos hasta que entraran en servicio los Cruceros de BAtalla, que todo y así, manteníana a la MArina de Guerra en inferioridad contra las flotas combinadas franco británicas; que decir de si se sumaba la nipona. Bustamante callaba. Weyler sabía de que ambos Ministros tenían razón; los camiones eran necesarios, los aviones para la Aeronautica Militar eran necesarios, y la MArina de Guerra, él que había sido Ministro de MArina en 1905, necesitaba imperiosamente un medio que equilibrara la relación de fuerzas con el enemigo; y los BCD sobrantes de la Aeronaútica Militar eran insuficientes, como se había demostrado en el Mediterráneo.
Por fin Bustamante zanjó la cuestión. La Hispano Suiza se centraría en los motores de aviación; y los 40/50, de los que un elevado número de chasis estaban en Barcelona, podían finalizarse en la fábrica de Elizalde (1), y en menor medidad en la David (2), a esta última ya se le había encargado un vehículo apto para operar en los Pirineos. Si la Hispano Suiza y otras subsidiarias trabajaban en los motores y montaje de aeroplanos, Florez podría contar con su Aeronaútica Naval... él ya había tomado medidas para su creación el pasado 13 de mayo... se disculpó ante Florez, pero el también era marino. Bustamante, por último presentó un estudio a Luque y Coca sobre la posibilidad de transportar en autocamiones una división completa; estudio que incluía número de vehículos, consumos, etc...
Weyler acabó la jornada sonriente. Alfonso XIII se interesaba en mejorar las capacidades de los motores; el Ejército tendría sus camiones, la Aeronautica Militar sus aviones con los que hacerse dueña del aire en los Pirineos, y la Areonautica Naval nacería con una serie de materiales que sobre el papel podían igualar la balanza frente a la Entente.
(1)
http://www.autopasion18.com/HISTORIA-ELIZALDE.htm(2)
http://www.autopasion18.com/HISTORIA-DAVID.htm