Los Panzer alemanes: detrás del mito
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
El segundo error alemán que lastró a la panzerwaffe fue la laxitud industrial de los dos primeros años del conflicto. Hasta el inicio de Barbarroja Alemania pudo optar por dos caminos diferentes para aprovechar tanto su potencial industrial como el ganado con la conquista de Europa Occidental.
Por una parte, podría haberse concentrado en completar el equipamiento de las PzDiv de acuerdo a lo previsto inicialmente. Recordemos que los planes del rearme preveían que las unidades acorazadas estarían listas en la primavera del 42, con la producción prevista en tiempo de paz. Iniciado el conflicto no hubiera sido difícil acelerar la producción y tener completas las plantillas acorazadas de modo que antes de la invasión cada división habría tenido tres si no cuatro PzReg operativos, facilitando así el desdoblamiento para disponer del doble de agrupaciones. En esas circunstancias el ataque a la URSS habría contado casi con el doble de fuerzas reales de lo que lo hizo.
La otra opción habría sido incrementar la producción de material motorizado para mejorar la movilidad de las divisiones de infantería, en vez de confiar en un parque móvil saqueado y caótico y cientos de miles de caballos. Si las InfDiv hubieran podido avanzar sin perder el compás de las tropas acorazadas, el desgaste sufrido por estas habría sido mucho menor y habrían afrontado el final de la campaña en mucho mejores circunstancias, no con hombres y máquinas al borde del agotamiento.
Como vimos en su momento, no hubo esfuerzo suplementario. Ni siquiera se cubrieron las necesidades de carros medios, y la campaña empezó con centenares de modelos de adiestramiento y ligeros, vehículos que enseguida se revelaron como inutiles en el campo de batalla del Este. Sin motorizar, la infantería no podía apoyar a los panzer y sin suficientes recursos a su disposición, las PzDiv fueron desgastándose hasta que su resistencia se vino abajo en Tifón. Es dudoso que una política industrial más acertada hubiera garantizado la victoria en una campaña, pero sí hubiera evitado la catstrófica situación a que hubo de enfrentarse la wermatch en el invierno del 41.
Si tenemos en cuenta que el concepto mismo de la guerra acorazada implica la necesidad de una cuidadosa planificación industrial, la desidia alemana de 1940 resulta inexplicable, cuando no suicida.
Hay que decir, en honor a la verdad, que si bien la política industrial anterior al conflicto fue desacertada, eso no puede achacarse a ningún error alemán. La realidad es que en el periodo de entreguerras todas las previsiones industriales se basaban en teorías que no habían sido puestas a prueba, salvo en los limitados campos de batalla españoles.
Al plantear la necesidad de varios tipos de carros de combate, Guderian cometió varios errores, ya que asignar un vehículo específico a cada misión resultaba redundante. Un solo modelo, el Pz III, podría haber cubierto sobradamente sus funciones y las de los pz II. Los Pz IV, tal y como empezaron a salir de las factorías, eran casi redundantes con los III y los carros pesados de tipo multitorreta eran, directamente, chatarra inútil. Empero, esos errores eran inevitables desde el momento en que todo el mundo los estaba cometiendo. Recordemos la panoplia acorazada inglesa, con sus carros ligeros, cruceros, de infantería y pesados, y la amplia gama de vehículos diseñados por los soviéticos, incluyendo colosos completamente inútiles en el campo de batalla. No incluyo en este planteamiento a los carros checos ya que nunca formaron parte de los planes de rearme alemán, simplemente llovieron del cielo en el momento más adecuado.
El problema real surgió por el magnífico empleo que hizo Alemania de sus recursos en 1940. Los carros ligeros fueron empleados como carros principales, e incluso los panzer de adiestramiento resultaron útiles para cubrir las famélicas plantillas acorazadas alemanas. Quizás ese éxito fue en parte responsable de la laxitud germana que siguió a la rendición de Francia, ya que si vehículos tan baratos habian bastado para derrotar al poderoso ejército francés y sus aliados ingleses ¿para qué esforzarse en contruir más carros medios? Pero, insisto, el error no puede achacarse a la política anterior al conflicto, sino al desarrollo del mismo.
Por una parte, podría haberse concentrado en completar el equipamiento de las PzDiv de acuerdo a lo previsto inicialmente. Recordemos que los planes del rearme preveían que las unidades acorazadas estarían listas en la primavera del 42, con la producción prevista en tiempo de paz. Iniciado el conflicto no hubiera sido difícil acelerar la producción y tener completas las plantillas acorazadas de modo que antes de la invasión cada división habría tenido tres si no cuatro PzReg operativos, facilitando así el desdoblamiento para disponer del doble de agrupaciones. En esas circunstancias el ataque a la URSS habría contado casi con el doble de fuerzas reales de lo que lo hizo.
La otra opción habría sido incrementar la producción de material motorizado para mejorar la movilidad de las divisiones de infantería, en vez de confiar en un parque móvil saqueado y caótico y cientos de miles de caballos. Si las InfDiv hubieran podido avanzar sin perder el compás de las tropas acorazadas, el desgaste sufrido por estas habría sido mucho menor y habrían afrontado el final de la campaña en mucho mejores circunstancias, no con hombres y máquinas al borde del agotamiento.
Como vimos en su momento, no hubo esfuerzo suplementario. Ni siquiera se cubrieron las necesidades de carros medios, y la campaña empezó con centenares de modelos de adiestramiento y ligeros, vehículos que enseguida se revelaron como inutiles en el campo de batalla del Este. Sin motorizar, la infantería no podía apoyar a los panzer y sin suficientes recursos a su disposición, las PzDiv fueron desgastándose hasta que su resistencia se vino abajo en Tifón. Es dudoso que una política industrial más acertada hubiera garantizado la victoria en una campaña, pero sí hubiera evitado la catstrófica situación a que hubo de enfrentarse la wermatch en el invierno del 41.
Si tenemos en cuenta que el concepto mismo de la guerra acorazada implica la necesidad de una cuidadosa planificación industrial, la desidia alemana de 1940 resulta inexplicable, cuando no suicida.
Hay que decir, en honor a la verdad, que si bien la política industrial anterior al conflicto fue desacertada, eso no puede achacarse a ningún error alemán. La realidad es que en el periodo de entreguerras todas las previsiones industriales se basaban en teorías que no habían sido puestas a prueba, salvo en los limitados campos de batalla españoles.
Al plantear la necesidad de varios tipos de carros de combate, Guderian cometió varios errores, ya que asignar un vehículo específico a cada misión resultaba redundante. Un solo modelo, el Pz III, podría haber cubierto sobradamente sus funciones y las de los pz II. Los Pz IV, tal y como empezaron a salir de las factorías, eran casi redundantes con los III y los carros pesados de tipo multitorreta eran, directamente, chatarra inútil. Empero, esos errores eran inevitables desde el momento en que todo el mundo los estaba cometiendo. Recordemos la panoplia acorazada inglesa, con sus carros ligeros, cruceros, de infantería y pesados, y la amplia gama de vehículos diseñados por los soviéticos, incluyendo colosos completamente inútiles en el campo de batalla. No incluyo en este planteamiento a los carros checos ya que nunca formaron parte de los planes de rearme alemán, simplemente llovieron del cielo en el momento más adecuado.
El problema real surgió por el magnífico empleo que hizo Alemania de sus recursos en 1940. Los carros ligeros fueron empleados como carros principales, e incluso los panzer de adiestramiento resultaron útiles para cubrir las famélicas plantillas acorazadas alemanas. Quizás ese éxito fue en parte responsable de la laxitud germana que siguió a la rendición de Francia, ya que si vehículos tan baratos habian bastado para derrotar al poderoso ejército francés y sus aliados ingleses ¿para qué esforzarse en contruir más carros medios? Pero, insisto, el error no puede achacarse a la política anterior al conflicto, sino al desarrollo del mismo.
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
Una vez iniciado el conflicto, los recursos disponibles deberían haberse invertido con la máxima racionalidad posible, teniendo en cuenta las lecciones ofrecidas por las primeras campañas. Por desgracia para la Panzerwaffe el delirio de la victoria sobre Francia barrió bajo la alfombra todos los problemas.
La producción de carros ligeros debería haber cesado inmediatamente. Su uso masivo había sido consecuencia de la improvisación y no debería haberse desperdiciado ni un marco más en ellos. De los cuatro modelos empleados en ese momento sólo el Pz38 merecía la pena, siendo además el vehículo más moderno y de mayor robustez y fiabilidad mecánica.
En cuanto a la construcción de carros medios, habría sido más sensato concentrarse en el modelo III para cubrir cuanto antes las plantillas. Puede objetarse a esto que el Pz III era inútil frente a los carros soviéticos pero en realidad el Pz IV, tal y como se estaba construyendo en esos momentos, también lo era. Además el papel táctico asignado al Pz IV (carro de ruptura) se había demostrado redundante. Tampoco tenía sentido seguir armando los PzIII y IV con cañones cortos dado que esas armas habían demostrado ser inútiles contra vehículos bien blindados, pero de nuevo se optó por dejar las cosas como estaban, pese a las ordenes explícitas de Hitler al respecto.
A partir del 41 y junto a la introducción de los modelos de panzer más célebres se inicia un baile de diseños que no termina hasta el instante de la rendición. En ese momento Alemania tiene en producción los carros Pz IV, V y VIB, los JagdPanzer IV, IV70, V, VI y 38 y los cañones de asalto StuG III y IV. Aparte de estos vehículos Alemania construyó y empleó entre el 41 y el 45 los Pz III (que no fue discontinuado efectivamente hasta la primavera del 43) y VI, el carro ligero Luchs, tres modelos de cañón de asalto y seis cazacarros, aparte de diversos vehículos de circunstancias como la primera serie marder.
El mantener la producción del Pz III hasta tan tarde fue más una cuestión de inercia que otra cosa, ya que sus líneas de producción no podían emplearse sin más en otros modelos, así que no se puede considerar que este vehículo supusiera un derroche excesivo. En cuanto a los cazacarros de las series Marder, fueron diseñados para sair al paso de unas circunstancias de mergencia y los Elephant/Ferdinand, como vimos en su momento, pueden considerarse una razonable amortización, no una inversión. Pero ¿qué podemos decir del resto?
El Panzer IV y el StuG III, en diversas versiones, estuvieron en servicio toda la guerra y hasta el final fueron armas muy eficaces, capaces de medirse con casi cualquier vehículo enemigo. De lejos fueron la inversión más rentable y los diversos vehículso desarrollados sobre la mecánica del Pz IV como lo fueron igualmente, como lo fueron los diseños en base al Geschutzwagen II/IV como el cazacarros Nashorn.
El Pz IV, como se comentó más atrás, aún era susceptible de cierto nivel demejoras, pero se obviaron con la introducción del Pz V. También el StuG podía haberse mejorado ya que mantenía en esencia el mismo diseño de barcaza que en 1939, y hubiera sido bastante sencillo reemplazar su compleja estructura frontal por un blindaje inclinado continuado, mejorando así su protección sin sobrecargar el vehículo. Resulta extraño que nadie planteara nunca esta modificación, más si tenemos en cuanta la cantidad de proyectos y que llegaron a tener entre manos los diseñadores alemanes.
El carro Tiger, siendo un vehículo muy diferente a los anteriores por su altísimo nivel de complejidad, coste de producción y necesidades logísticas, puede considerarse un vehículo muy exitoso. Pese a sus problemas iniciales y lo precipitado de sus primeros despliegues Demostró en todo momento una gran eficacia en combate, a la que hay que sumar su tremendo impacto psicológico.
De nuevo, como en el caso del Pz IV y el StuG, estamos ante una máquina que podía haberse mejorado sin demasiados esfuerzos: hubiera sido muy fácil modificar la barcaza para instalar un frontal inclinado, y el reemplazo del 88 L/56 por un 75 L/70 hubiera mejorado la pegada contra los blindados enemigos. Incluso sin esos cambios el Tiger seguía siendo un adversario temible en abril del 45, y aunque ya no podía considerarse invulnerable, era aún capaz de medirse con cualquier carro del arsenal aliado. Mantenerlo en producción introduciendo las mejoras nates mencionadas habría sido la opción más rentable, pero como vimos la presión de la industria, la obsesión de los diseñadores germanos por el perfeccionismo y las injerencias del Führer llevaron a buscarle un sustituto cuando apenas acababa de entrar en combate.
Estos tres vehículos, Pz IV, Pz V y StuG podían haber cubierto adecuadamente las necesidades de las unidades acorazadas germanas durante la mayor parte del conflicto. Los tres, pese a mantenerse en servicio hasta el final, deberían haber sido reemplazados por modelos de nuevo cuño: Pz V, Pz VI B y Hetzer (el JgPz 38, inicialmente, nació como un reemplazoeconómico del StuG). Ahora bien ¿fueron rentables estos nuevos vehículos, teniendo en cuanta la eficacia de sus antecesores?
La producción de carros ligeros debería haber cesado inmediatamente. Su uso masivo había sido consecuencia de la improvisación y no debería haberse desperdiciado ni un marco más en ellos. De los cuatro modelos empleados en ese momento sólo el Pz38 merecía la pena, siendo además el vehículo más moderno y de mayor robustez y fiabilidad mecánica.
En cuanto a la construcción de carros medios, habría sido más sensato concentrarse en el modelo III para cubrir cuanto antes las plantillas. Puede objetarse a esto que el Pz III era inútil frente a los carros soviéticos pero en realidad el Pz IV, tal y como se estaba construyendo en esos momentos, también lo era. Además el papel táctico asignado al Pz IV (carro de ruptura) se había demostrado redundante. Tampoco tenía sentido seguir armando los PzIII y IV con cañones cortos dado que esas armas habían demostrado ser inútiles contra vehículos bien blindados, pero de nuevo se optó por dejar las cosas como estaban, pese a las ordenes explícitas de Hitler al respecto.
A partir del 41 y junto a la introducción de los modelos de panzer más célebres se inicia un baile de diseños que no termina hasta el instante de la rendición. En ese momento Alemania tiene en producción los carros Pz IV, V y VIB, los JagdPanzer IV, IV70, V, VI y 38 y los cañones de asalto StuG III y IV. Aparte de estos vehículos Alemania construyó y empleó entre el 41 y el 45 los Pz III (que no fue discontinuado efectivamente hasta la primavera del 43) y VI, el carro ligero Luchs, tres modelos de cañón de asalto y seis cazacarros, aparte de diversos vehículos de circunstancias como la primera serie marder.
El mantener la producción del Pz III hasta tan tarde fue más una cuestión de inercia que otra cosa, ya que sus líneas de producción no podían emplearse sin más en otros modelos, así que no se puede considerar que este vehículo supusiera un derroche excesivo. En cuanto a los cazacarros de las series Marder, fueron diseñados para sair al paso de unas circunstancias de mergencia y los Elephant/Ferdinand, como vimos en su momento, pueden considerarse una razonable amortización, no una inversión. Pero ¿qué podemos decir del resto?
El Panzer IV y el StuG III, en diversas versiones, estuvieron en servicio toda la guerra y hasta el final fueron armas muy eficaces, capaces de medirse con casi cualquier vehículo enemigo. De lejos fueron la inversión más rentable y los diversos vehículso desarrollados sobre la mecánica del Pz IV como lo fueron igualmente, como lo fueron los diseños en base al Geschutzwagen II/IV como el cazacarros Nashorn.
El Pz IV, como se comentó más atrás, aún era susceptible de cierto nivel demejoras, pero se obviaron con la introducción del Pz V. También el StuG podía haberse mejorado ya que mantenía en esencia el mismo diseño de barcaza que en 1939, y hubiera sido bastante sencillo reemplazar su compleja estructura frontal por un blindaje inclinado continuado, mejorando así su protección sin sobrecargar el vehículo. Resulta extraño que nadie planteara nunca esta modificación, más si tenemos en cuanta la cantidad de proyectos y que llegaron a tener entre manos los diseñadores alemanes.
El carro Tiger, siendo un vehículo muy diferente a los anteriores por su altísimo nivel de complejidad, coste de producción y necesidades logísticas, puede considerarse un vehículo muy exitoso. Pese a sus problemas iniciales y lo precipitado de sus primeros despliegues Demostró en todo momento una gran eficacia en combate, a la que hay que sumar su tremendo impacto psicológico.
De nuevo, como en el caso del Pz IV y el StuG, estamos ante una máquina que podía haberse mejorado sin demasiados esfuerzos: hubiera sido muy fácil modificar la barcaza para instalar un frontal inclinado, y el reemplazo del 88 L/56 por un 75 L/70 hubiera mejorado la pegada contra los blindados enemigos. Incluso sin esos cambios el Tiger seguía siendo un adversario temible en abril del 45, y aunque ya no podía considerarse invulnerable, era aún capaz de medirse con cualquier carro del arsenal aliado. Mantenerlo en producción introduciendo las mejoras nates mencionadas habría sido la opción más rentable, pero como vimos la presión de la industria, la obsesión de los diseñadores germanos por el perfeccionismo y las injerencias del Führer llevaron a buscarle un sustituto cuando apenas acababa de entrar en combate.
Estos tres vehículos, Pz IV, Pz V y StuG podían haber cubierto adecuadamente las necesidades de las unidades acorazadas germanas durante la mayor parte del conflicto. Los tres, pese a mantenerse en servicio hasta el final, deberían haber sido reemplazados por modelos de nuevo cuño: Pz V, Pz VI B y Hetzer (el JgPz 38, inicialmente, nació como un reemplazoeconómico del StuG). Ahora bien ¿fueron rentables estos nuevos vehículos, teniendo en cuanta la eficacia de sus antecesores?
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
Lo primero: enhorabuena por este fantástico hilo, muy especialmente a japa
Ahora unos comentarios:
Visto con la perspectiva actual la verdad es que extraña mucho pero, como mencionas más abajo, creo que "algo así era lo normal en la época".
Si en aquel entonces se decidió que el Pz III era el encargado principal para enfrentarse a otros carros de combate (con un "cañón antitanque de alta velocidad") me parece que se podría considerar como "aceptable" que se pensara en Pz II (armado con cañón automático) para "reconocimiento" y en Pz IV para "ruptura" (disparando obuses de "gran calibre" y "baja velocidad").
A mi me parece que la misión prácticamente dictaminaba "el arma" del Panzer (asignada con más o menos acierto), que era operada en un chasis "adecuado" a los requerimientos de dicha arma (no tanto a los de la misión, ya que -por ejemplo- la protección inicial del Pz IV me parece "escasa" para "ruptura", sólo hay que comparar con el blindaje del Stug III para hacer "algo parecido").
NOTA: Y además los diseños incorporaban cierto margen para incorporar algunas "mejoras futuras" sin demasiados problemas
En ese sentido no me parece especialmente criticable el planteamiento, en todo caso me llama la atención que hicieran al Pz IV inicialmente "tan redundante" respecto el Pz III. Cierto que había la limitación común del máximo de las 24 toneladas "para poder pasar por puentes", pero dado que el Pz IV iba destinado a ser un "carro de ruptura" yo más bien habría pensado en un peso básico inicial de alrededor de las 22-23 toneladas y habría intentado que se le pudiera estirar hasta las 28-30 toneladas... por lo que pudiera pasar (estoy pensando en posibles necesidades de blindaje adicional, pero también en que pudiera acabar operando un cañón algo más contundente que el 75 L/24 que ya llevaba el StuG III -y que también podía operar el Pz III-, quizás algo como un 105 L/28).
A partir del 41 diría que lo de vincular arma a chasis prácticamente desaparece, y las circunstancias obligan a sacar el máximo provecho a lo que se pueda. De ahí los Marder y también el que haya diferentes diseños para operar el 88 L/71 en rol "anticarro" (los mencionados Nasshorn y Ferdinand... que precisamente son diseños "nuevos" con la particularidad que el primero intenta "estandarizar" en base a Geschützwagen III/IV y el segundo intenta amortizar "partes ya existentes que no se van a volver a producir").
NOTA: me parece "curiosa" la gran dificultad que tuvo Alemania a la hora de lograr un 88 L/71 autopropulsado "definitivo": Ahora mismo me vienen en mente 3 "cazacarros" y un "carro" que montaron ese cañón (a los que habría que añadir el Tiger I, que se supone iba a montarlo en primera instancia)... no me parece que acertaran plenamente con ninguno de ellos (para mi "el ideal" para operarlo hubiera sido una especie de IS-2).
La verdad es que sí es extraño que no se modificara la línea del StuG III en el sentido de hacerla parecida a las del JagdPanzer IV. Sólo se me ocurre que las formas de los StuG fueron las que fueron para "facilitar" el llevar infantería encima, y que por eso la infantería nunca estuvo por la labor de cambiar el diseño original.
Pero esto es sólo una suposición, prácticamente no he visto imágenes de StuG en ese rol de transporte que sirvan de posible fundamento a mi hipótesis. Un caso (en la wikipedia, en la "entrada" referente a la batalla de Kursk -aunque no hay nadie ubicado en la parte delantera-):
NOTA: también me resulta extraño que prácticamente tampoco sufriera modificaciones el diseño del Tiger I. Vale que se supone que era un carro de transición... pero estuvo en producción "largo tiempo", creo que el suficiente para meritar algún cambio (aunque fuera sólo mecánico). Eso sí, no habría cambiado el 88 por el 75 largo: considero al Tiger I como un carro "de ruptura", por lo que no disminuiría su capacidad de pegada mediante "alto explosivo" (el enemigo no sólo tiene carros de combate, también hay que pensar en enfrentar a la infantería, fortificaciones,...)
Ahora unos comentarios:
japa escribió:Guderian cometió varios errores, ya que asignar un vehículo específico a cada misión resultaba redundante. Un solo modelo, el Pz III, podría haber cubierto sobradamente sus funciones y las de los pz II. Los Pz IV, tal y como empezaron a salir de las factorías, eran casi redundantes con los III y los carros pesados de tipo multitorreta eran, directamente, chatarra inútil.
Visto con la perspectiva actual la verdad es que extraña mucho pero, como mencionas más abajo, creo que "algo así era lo normal en la época".
Si en aquel entonces se decidió que el Pz III era el encargado principal para enfrentarse a otros carros de combate (con un "cañón antitanque de alta velocidad") me parece que se podría considerar como "aceptable" que se pensara en Pz II (armado con cañón automático) para "reconocimiento" y en Pz IV para "ruptura" (disparando obuses de "gran calibre" y "baja velocidad").
A mi me parece que la misión prácticamente dictaminaba "el arma" del Panzer (asignada con más o menos acierto), que era operada en un chasis "adecuado" a los requerimientos de dicha arma (no tanto a los de la misión, ya que -por ejemplo- la protección inicial del Pz IV me parece "escasa" para "ruptura", sólo hay que comparar con el blindaje del Stug III para hacer "algo parecido").
NOTA: Y además los diseños incorporaban cierto margen para incorporar algunas "mejoras futuras" sin demasiados problemas
En ese sentido no me parece especialmente criticable el planteamiento, en todo caso me llama la atención que hicieran al Pz IV inicialmente "tan redundante" respecto el Pz III. Cierto que había la limitación común del máximo de las 24 toneladas "para poder pasar por puentes", pero dado que el Pz IV iba destinado a ser un "carro de ruptura" yo más bien habría pensado en un peso básico inicial de alrededor de las 22-23 toneladas y habría intentado que se le pudiera estirar hasta las 28-30 toneladas... por lo que pudiera pasar (estoy pensando en posibles necesidades de blindaje adicional, pero también en que pudiera acabar operando un cañón algo más contundente que el 75 L/24 que ya llevaba el StuG III -y que también podía operar el Pz III-, quizás algo como un 105 L/28).
japa escribió:En cuanto a los cazacarros de las series Marder, fueron diseñados para sair al paso de unas circunstancias de mergencia y los Elephant/Ferdinand, como vimos en su momento, pueden considerarse una razonable amortización, no una inversión. Pero ¿qué podemos decir del resto?
El Panzer IV y el StuG III, en diversas versiones, estuvieron en servicio toda la guerra y hasta el final fueron armas muy eficaces, capaces de medirse con casi cualquier vehículo enemigo. De lejos fueron la inversión más rentable y los diversos vehículso desarrollados sobre la mecánica del Pz IV como lo fueron igualmente, como lo fueron los diseños en base al Geschutzwagen II/IV como el cazacarros Nashorn.
A partir del 41 diría que lo de vincular arma a chasis prácticamente desaparece, y las circunstancias obligan a sacar el máximo provecho a lo que se pueda. De ahí los Marder y también el que haya diferentes diseños para operar el 88 L/71 en rol "anticarro" (los mencionados Nasshorn y Ferdinand... que precisamente son diseños "nuevos" con la particularidad que el primero intenta "estandarizar" en base a Geschützwagen III/IV y el segundo intenta amortizar "partes ya existentes que no se van a volver a producir").
NOTA: me parece "curiosa" la gran dificultad que tuvo Alemania a la hora de lograr un 88 L/71 autopropulsado "definitivo": Ahora mismo me vienen en mente 3 "cazacarros" y un "carro" que montaron ese cañón (a los que habría que añadir el Tiger I, que se supone iba a montarlo en primera instancia)... no me parece que acertaran plenamente con ninguno de ellos (para mi "el ideal" para operarlo hubiera sido una especie de IS-2).
japa escribió:el StuG podía haberse mejorado ya que mantenía en esencia el mismo diseño de barcaza que en 1939, y hubiera sido bastante sencillo reemplazar su compleja estructura frontal por un blindaje inclinado continuado, mejorando así su protección sin sobrecargar el vehículo. Resulta extraño que nadie planteara nunca esta modificación, más si tenemos en cuanta la cantidad de proyectos y que llegaron a tener entre manos los diseñadores alemanes.
La verdad es que sí es extraño que no se modificara la línea del StuG III en el sentido de hacerla parecida a las del JagdPanzer IV. Sólo se me ocurre que las formas de los StuG fueron las que fueron para "facilitar" el llevar infantería encima, y que por eso la infantería nunca estuvo por la labor de cambiar el diseño original.
Pero esto es sólo una suposición, prácticamente no he visto imágenes de StuG en ese rol de transporte que sirvan de posible fundamento a mi hipótesis. Un caso (en la wikipedia, en la "entrada" referente a la batalla de Kursk -aunque no hay nadie ubicado en la parte delantera-):
NOTA: también me resulta extraño que prácticamente tampoco sufriera modificaciones el diseño del Tiger I. Vale que se supone que era un carro de transición... pero estuvo en producción "largo tiempo", creo que el suficiente para meritar algún cambio (aunque fuera sólo mecánico). Eso sí, no habría cambiado el 88 por el 75 largo: considero al Tiger I como un carro "de ruptura", por lo que no disminuiría su capacidad de pegada mediante "alto explosivo" (el enemigo no sólo tiene carros de combate, también hay que pensar en enfrentar a la infantería, fortificaciones,...)
Lo bueno, si breve...mejor
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En el caso del Hetzer está fuera de discusión lo idóneo del diseño. La mecánica de este pequeño cazacarros era sencilla, conocida, fiable y de fácil mantenimiento. Su consumo era reducido, sobre todo en comparación con los demás vehículos de la segunda mitad del conflicto y sus prestaciones en combate excelentes, quizás pecando un poco de austeridad en cuanto a su ergonomía, ya que los tripulantes se sentían agobiados en la cámara de combate. la colocación del cañón es lo único criticable, pero salvo ese problema (y hubiera podido solucionarse simplemente girando el arma, es extraño que nadie lo pensara) cumplía lo que se esperaba de él: un reemplazo barato y sencillo para el sTuG
Igual de idóneo era su planteamiento industrial. No solo era una máquina relativamente barata y fácil de construir, sino que aprovechaba, casi sin cambios, las mismas líneas de producción de los Marder, con lo que su puesta en producción fue rápida y no interfirió con ninguno de los otros diseños que se estaban construyendo. Sin lugar a dudas, el JgPz 38 fue un acierto y así lo consideraron los soviéticos tras la guerra. De todos los diseños germanos este era el que más se parecía a los empleados por el ER en cuanto a concepción, rentabilidad y eficacia.
Igual de idóneo era su planteamiento industrial. No solo era una máquina relativamente barata y fácil de construir, sino que aprovechaba, casi sin cambios, las mismas líneas de producción de los Marder, con lo que su puesta en producción fue rápida y no interfirió con ninguno de los otros diseños que se estaban construyendo. Sin lugar a dudas, el JgPz 38 fue un acierto y así lo consideraron los soviéticos tras la guerra. De todos los diseños germanos este era el que más se parecía a los empleados por el ER en cuanto a concepción, rentabilidad y eficacia.
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El caso del Panther, el carro que debía reemplazar al Pz IV, es mucho más ambiguo que el del Hetzer. La inferioridad de los primeros modelos de Pz IV frente al T-34 era más que evidente, pero con el 75 L/48 ya en servicio y teniendo en cuenta la superioridad táctica del carro alemán, merced a su amplia torre y sus sistemas de comunicación, sumadas a la excelencia de las tripulaciones y un empleo más acertado, daba un margen razonable de tiempo para diseñar, probar y poner en producción Pz V. De hecho el Pz IV era un adversario a temer todavía en 1945 frente a enemigos como el T-24/85, el Cromwell o el Sherman A3.
Pese a todo ello, la idea de reemplazarlo por un vehículo más moderno tenía sentido y, de haberse aceptado la entrada en servicio del modelo Daimler, tal y como decidió el propio Hitler, es probable que éste hubiera estado completamente operativo en la primavera del 43 ya que su mecánica era mucho más sencilla y presentaba muchas menos complicaciones que el vehículo diseñado por MAN. Puesto que era además un 25% más ligero y bastante más barato que su competidor, hubiera sido factible plantearse el reemplazo completo del Pz IV por un vehículo no mucho más grande ni más complejo. Por mucha afición que despierte el carro panther entre los aficionados al tema, la realidad es que su principal ventaja, la más importante, era su magnífico sistema de armas, y el Daimler estaba armado de forma similar. Al margen de cualquier otra circunstancia, elegir un vehículo más caro, más voluminoso, más lento de producir y más costoso de mantener era algo ajeno a cualquier lógica militar, así que la negligencia del Heereswaffenamt al decantarse por el NAM fue apabullante.
Para empeorar las cosas, las circunstancias reales de la entrada en servicio del Panther convierten su introducción en el arsenal acorazado en un verdadero dislate, ya que tanto los primeros prototipos como la primera serie producida (la ausfD) fueron una pesadilla para sus usuarios por la cantidad de averías sufridas, con lo que se puede decir, sin ambages, que alemania produjo 850 carros caros y defectuosos justo cuando la marea se volvía definitivamente en contra suya. El ausf A resultó menos problemático y el AusfG puede considerarse ya un modelo completamente operativo, pero para cuando éste empezó a salir de las factorías habían pasado ya 13 meses. De haber cancelado la producción del Panzer IV a finales de 1943, como estaba previsto, la panzerwaffe probablemente se habría desangrado en el Este durante el invierno.
Más adelante mencionaremos otra circunstancia, ésta ya ajena al carro, a su diseño o a sus costes, que lo hizo aún ménos eficaz. Por ahora basta decir que la introducción del Panther estuvo plagada de despropósitos y, pese a las excelentes prestaciones del modelo definitivo, en su conjunto fue un error y perjudicó, más que benefició, a las tropas acorazadas.
Pese a todo ello, la idea de reemplazarlo por un vehículo más moderno tenía sentido y, de haberse aceptado la entrada en servicio del modelo Daimler, tal y como decidió el propio Hitler, es probable que éste hubiera estado completamente operativo en la primavera del 43 ya que su mecánica era mucho más sencilla y presentaba muchas menos complicaciones que el vehículo diseñado por MAN. Puesto que era además un 25% más ligero y bastante más barato que su competidor, hubiera sido factible plantearse el reemplazo completo del Pz IV por un vehículo no mucho más grande ni más complejo. Por mucha afición que despierte el carro panther entre los aficionados al tema, la realidad es que su principal ventaja, la más importante, era su magnífico sistema de armas, y el Daimler estaba armado de forma similar. Al margen de cualquier otra circunstancia, elegir un vehículo más caro, más voluminoso, más lento de producir y más costoso de mantener era algo ajeno a cualquier lógica militar, así que la negligencia del Heereswaffenamt al decantarse por el NAM fue apabullante.
Para empeorar las cosas, las circunstancias reales de la entrada en servicio del Panther convierten su introducción en el arsenal acorazado en un verdadero dislate, ya que tanto los primeros prototipos como la primera serie producida (la ausfD) fueron una pesadilla para sus usuarios por la cantidad de averías sufridas, con lo que se puede decir, sin ambages, que alemania produjo 850 carros caros y defectuosos justo cuando la marea se volvía definitivamente en contra suya. El ausf A resultó menos problemático y el AusfG puede considerarse ya un modelo completamente operativo, pero para cuando éste empezó a salir de las factorías habían pasado ya 13 meses. De haber cancelado la producción del Panzer IV a finales de 1943, como estaba previsto, la panzerwaffe probablemente se habría desangrado en el Este durante el invierno.
Más adelante mencionaremos otra circunstancia, ésta ya ajena al carro, a su diseño o a sus costes, que lo hizo aún ménos eficaz. Por ahora basta decir que la introducción del Panther estuvo plagada de despropósitos y, pese a las excelentes prestaciones del modelo definitivo, en su conjunto fue un error y perjudicó, más que benefició, a las tropas acorazadas.
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
La introducción del Tiger II, por otra parte, puede considerarse como un error sin ambigüedades. Pese a la fama de invulnerabilidad de este vehículo (debida al grosor de su blindaje frontal) su única mejora real con respecto al Tiger I era su armamento, ya que el KwK 43 era letal a distancias más grandes que el KwK 36. Sin embargo esa ventaja solo era realmente apreciable en combates defensivos, frente a un enemigo en avance, y el coste del tiger II no parece justificado con su empleo como arma defensiva. Eso sin contar con que en vez de resolver los problemas mecánicos y logísticos del Tiger I, el modelo II los multiplicaba, y todo ello a un mayor precio de producción y un mayor requerimiento de materias primas, en un momento en que ya empezaban a escasear.
Por otra parte su introducción supuso un serio parón en la producción de carros pesados ya que en el momento de discontinuarse el Tiger I había alcanzado su pico de producción, y el II nunca llegó a alcanzarlo. Si le sumamos los ejemplares perdidos antes de poder emplearlos en combate, como los del destacamento de Peiper en las Ardenas, abandonados ahí donde se fueron averiando, o incluso antes, como los primeros ejemplares recibidos por la division Panzer Lehr, destruidos por incendio del motor, el coste real de cada tiger que llegó a combatir se dispara hasta el absurdo.
Lo mismo, y a una escala aún mayor, puede decirse del JagdTiger. Todo lo relacionado con este proyecto se convierte en un despropósito ya que no había la más mínima necesidad de emplear el PaK 44 mm cuando el 88 L/71 era sobradamente capaz de dar cuenta de cualquier vehículo enemigo.
Por otra parte su introducción supuso un serio parón en la producción de carros pesados ya que en el momento de discontinuarse el Tiger I había alcanzado su pico de producción, y el II nunca llegó a alcanzarlo. Si le sumamos los ejemplares perdidos antes de poder emplearlos en combate, como los del destacamento de Peiper en las Ardenas, abandonados ahí donde se fueron averiando, o incluso antes, como los primeros ejemplares recibidos por la division Panzer Lehr, destruidos por incendio del motor, el coste real de cada tiger que llegó a combatir se dispara hasta el absurdo.
Lo mismo, y a una escala aún mayor, puede decirse del JagdTiger. Todo lo relacionado con este proyecto se convierte en un despropósito ya que no había la más mínima necesidad de emplear el PaK 44 mm cuando el 88 L/71 era sobradamente capaz de dar cuenta de cualquier vehículo enemigo.
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
En cuanto al resto de vehículos acorazados empleados por los alemanes, los marder se justifican como un medio barato de salir al paso de la inesperada ventaja de los carros soviéticos. El empleo de tres chasis diferentes (obviando los franceses, que pueden considerarse un apaño interino) permitió disponer de una gran cantidad de vehículos en un tiempo mínimo, pero hubiera sido más sensato concentrarse desde el principio en un solo modelo, preferiblemente sobre el chasis del Pz38, dado que sus características eran mejores que las de los diversos Panzer II. En cualquier caso, poco puede objetarse a un producto de circunstancias como fue esta serie.
Lo mismo puede decirse de los inmensos cazacarros elephant, justo al otro lado del espectro. Lo absurdo fue construir un centenar de barcazas costosísimas sin un pedido en firme, pero una vez manufacturadas, era lógico buscarles un uso.
Por contra, el cazacarros JgPzIV, pese a ser un vehículo muy bien pensado, fue completament ya que no hacía nada que no fuera posible hacer con un StuG III. Lo mismo puede decirse del StuG IV, y su mantenimiento en producción más allá del bache en la entrega de cañones de asalto que lo motivó sólo puede entenderse como una cuestión de inercia industrial.
El JagdPanther, siendo igualmente un diseño excelente, adolece también de alguna ambigüedad. Siendo el Pak 43 un arma CC para uso a grandes distancias, no parece estrictamente necesario su empleo desde un vehículo con una protección tan completa como la del que nos ocupa. El nashorn cumplía bien su cometido, era barato, sencillo de mantener y tenía menos problemas de transporte y movilidad así que no está demasiado claro que el Jagdpanther aportara una ventaja tan clara en el campo de batalla como para justificar su coste.
Los cañones de asalto diseñados a partir del 42, sturm33, Brummbar y SturmTiger fueron completamente innecesarios, y sólo se explican con la obsesión germana por disponer de un vehículo diferente para cada misión imaginable. Lo mismo puede decirse del Luchs, ya que se puso en servicio en unas fechas en que estaba ya claro que los carros ligeros no tenían un papel real en el campo de batalla.
En resumidas cuentas, la producción y diseño de vehículos blindados en Alemania se caracterizó por el caos, la improvisación y el despilfarro. Y como veremos a continuación, lo mismo puede decirse de la asignación de los reemplazos.
Lo mismo puede decirse de los inmensos cazacarros elephant, justo al otro lado del espectro. Lo absurdo fue construir un centenar de barcazas costosísimas sin un pedido en firme, pero una vez manufacturadas, era lógico buscarles un uso.
Por contra, el cazacarros JgPzIV, pese a ser un vehículo muy bien pensado, fue completament ya que no hacía nada que no fuera posible hacer con un StuG III. Lo mismo puede decirse del StuG IV, y su mantenimiento en producción más allá del bache en la entrega de cañones de asalto que lo motivó sólo puede entenderse como una cuestión de inercia industrial.
El JagdPanther, siendo igualmente un diseño excelente, adolece también de alguna ambigüedad. Siendo el Pak 43 un arma CC para uso a grandes distancias, no parece estrictamente necesario su empleo desde un vehículo con una protección tan completa como la del que nos ocupa. El nashorn cumplía bien su cometido, era barato, sencillo de mantener y tenía menos problemas de transporte y movilidad así que no está demasiado claro que el Jagdpanther aportara una ventaja tan clara en el campo de batalla como para justificar su coste.
Los cañones de asalto diseñados a partir del 42, sturm33, Brummbar y SturmTiger fueron completamente innecesarios, y sólo se explican con la obsesión germana por disponer de un vehículo diferente para cada misión imaginable. Lo mismo puede decirse del Luchs, ya que se puso en servicio en unas fechas en que estaba ya claro que los carros ligeros no tenían un papel real en el campo de batalla.
En resumidas cuentas, la producción y diseño de vehículos blindados en Alemania se caracterizó por el caos, la improvisación y el despilfarro. Y como veremos a continuación, lo mismo puede decirse de la asignación de los reemplazos.
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
japa escribió:El Pz IV, como se comentó más atrás, aún era susceptible de cierto nivel demejoras, pero se obviaron con la introducción del Pz V. También el StuG podía haberse mejorado ya que mantenía en esencia el mismo diseño de barcaza que en 1939, y hubiera sido bastante sencillo reemplazar su compleja estructura frontal por un blindaje inclinado continuado, mejorando así su protección sin sobrecargar el vehículo. Resulta extraño que nadie planteara nunca esta modificación, más si tenemos en cuanta la cantidad de proyectos y que llegaron a tener entre manos los diseñadores alemanes.
De hecho sí se llegó a plantear. Wa Pruef 6 informó a Krupp el 31 de diciembre de 1942 de su intención de modernizar el Panzer IV inclinando el glacis. El peso aumentaría 880kg (estimados) con 50mm en el glacis y 80mm en el frontal. Entiendo que se refiere al glacis inferior con los 50mm. El techo sería de 20mm. También se pretendía usar cadenas más anchas y 3 ruedas de rodadura en el lugar de las 2 en tandem actuales.
El 5 de febrero de 1945, Krupp informó a Wa Pruef 6 la necesidad de aumentar los laterales y parte trasera de la torre hasta los 45mm (frente a rifles anticarro) subiendo el peso total a 27,2 toneladas. Con cadenas propuestas de 560mm, la presión sobre el suelo sería de 0,72kg/cm2, aumentando el peso total hasta los 28,2 toneladas. Esto provocaría el fallo de las ruedas de rodadura y problemas en los frenos y dirección.
El 17 de febrero de 1943, el Programa Adolf-Hitler pidió una producción de más del doble de Panzer IV para octubre de 1943, con 1200 unidades adicionales completadas para la primavera de 1944. Para poder alcanzar las metas, las firmas decidieron que el diseño del Panzer IV no se podía tocar. Las desventajas del nuevo modelo sobrepasaban las ventajas y por lo tanto el proyecto se canceló.
La información está sacada de "Panzer Tracts No.20-1 - Paper Panzers - Panzerkampfwagen, Sturmgeschuetz, and Jagdpanzer", por Thomas L. Jentz y Hilary louis Doyle (dibujos a escala).
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Si la propuesta de inclinar el morro del Panzer IV hubiera llegado antes, quizás podrían haber hecho algo. Incluso con un frontal alto de 50mm inclinado ya ganaban una protección interesante frente al F-34 y ZIS-5 soviéticos. El problema estaba también en las limitaciones físicas del Panzer IV. El chasis se quedaba pequeño para todas esas modificaciones. Llegando hasta las 28,2 toneladas era superar con creces el peso original y la movilidad se veía comprometida en ese punto.
Saludos
Tú dame el tanque y yo haré el resto ;)
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
¡gracias! conocía el proyecto pero no las causas de desechr¡arlo
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
japa
Primero, gracias por continuar tu exposición que me ha tenido enganchado por años.
Es que Alemania no iba a poder continuar el ritmo que tenía desde 1935 en su rearme sin entrar en recesión de pagos, su balanza de pagos era deficitaria y ya para 1938 tenían problemas de solvencia de divisas, de hecho pudieron continuar gracias a los recursos financieros de Austria y en menor medida de lo que se apoderaron en Checoslovaquia. Si los nazis esperaban a completar su programa de rearme en 1942 para empezar la guerra, es probable que tuvieran que devaluar antes y hacer ajustes en su gasto público, lo cual dado el periodo de hiperinflación de los años 20´s le tenían un fuerte rechazo.
Si consideramos que Hitler siempre fue contrario a disminuir los niveles de bienestar del pueblo alemán, para tener su apoyo irrestricto, hay quien considera que el apresurar una crisis tras otra (Austria-Checoslovaquia-Polonia) era una forma de huida hacia adelante, haciéndose de recursos necesarios para postergar el momento de "ajuste-crisis" económica.
Primero, gracias por continuar tu exposición que me ha tenido enganchado por años.
Lo más paradójico es que respetando los plazos previstos Hitler habría puesto en serios apuros a los aliados. Los gobiernos de Francia y Gran Bretaña no habrían podido justificar un alargamiento de los planes de rearme ante su electorado si Hitler no hubiera incumplido los acuerdos de Munich, con lo que Alemania habría iniciado la guerra a plena potencia de sus Fuerzas Armadas, mientras sus adversarios llevarían varios años de marasmo tras alcanzar su pico militar en 1939. En el caso de Francia, además, todos esos preparativos serían tan inútiles como en 1940, dado que las previsiones francesas, basadas en la invulnerabilidad de sus defensas fronterizas, hacía inútil todo el esfuerzo invertido en reequipar a sus ejércitos. Lo mismo puede decirse de la URSS, ya que sin el comienzo de las hostilidades, sin las fulgurantes victorias alemanas y sin la desastrosa Guerra de Invierno Stalin no hubiera sido consciente de la extrema debilidad de sus ejércitos y no se habrían puesto en marcha las reformas y los cambios en el mando del ER que, in extremis, y combinados con la debilidad de base de las tropas alemanas (motivada por el adelanto de la guerra) salvaron a la URSS en el invierno del 41.
Es que Alemania no iba a poder continuar el ritmo que tenía desde 1935 en su rearme sin entrar en recesión de pagos, su balanza de pagos era deficitaria y ya para 1938 tenían problemas de solvencia de divisas, de hecho pudieron continuar gracias a los recursos financieros de Austria y en menor medida de lo que se apoderaron en Checoslovaquia. Si los nazis esperaban a completar su programa de rearme en 1942 para empezar la guerra, es probable que tuvieran que devaluar antes y hacer ajustes en su gasto público, lo cual dado el periodo de hiperinflación de los años 20´s le tenían un fuerte rechazo.
Si consideramos que Hitler siempre fue contrario a disminuir los niveles de bienestar del pueblo alemán, para tener su apoyo irrestricto, hay quien considera que el apresurar una crisis tras otra (Austria-Checoslovaquia-Polonia) era una forma de huida hacia adelante, haciéndose de recursos necesarios para postergar el momento de "ajuste-crisis" económica.
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
DESPILFARRANDO
La Panzerwaffe multiplicó por 8 su fuerza en los años de la guerra, sin contar con los batallones pesados o las brigadas independientes. Varias divisiones se vieron ser reconstruidas tras su destrucción, algunas en más de una ocasión. Si le sumamos los reemplazos para cubrir bajas, digamos, normales, nos encontramos con que más de 600000 soldados alemanes pasaron por el arma acorazada entre 1939 y 1945. Se trata de una ingente cantidad de personal, con unos requerimientos de adiestramiento bastante elevados así que es lícito preguntarse si este capital humano fue bien administrado.
Hasta el invierno de 1941 podemos considerar que la política de personal para las divisiones acorazadas fue bastante razonable. La duplicación de divisiones se hizo con bastante lógica, dado que permitió disponer con rapidez de unidades con un nivel de adiestramiento alto. Disponiendo de una razonable proporción de veteranos el resto de la plantilla (a su vez, veteranos soldados de infantería) se integraba rápidamente y aprovechaba bien la experiencia de los primeros, como se vio en el excelente desempeño de las divisiones desdobladas en Barbarroja.
El problema arranca con el desastroso invierno del 41. Las PzDiv quedaron reducidas al esqueleto en los campos de Rusia y plantearse nuevos desdoblamientos era inviable. En ese estado de cosas lo razonable habría sido proceder primero a una restauración antes de aumentar el número de divisiones, pero no fue así. No sólo se procedió a formar 6 nuevas unidades entre el 41 y el 42 sino que se dio prioridad en hombres y equipamiento a la constitución de las PzGrDiv de las SS. No habría mucho que objetar a estas agrupaciones en sí ya que demostraron un excelente desempeño en combate, salvo por que lo hicieron demasiado tarde: la espantosa campaña del 42 fue librada exclusivamente con divisiones de la wermatch, y éstas apenas recibieron refuerzos mientras sus parientes ricas se llevaban lo mejor de lo mejor sin intervenir en el frente hasta el contraataque de Kharkov, ya en 1943.
A partir de ahí la tendencia ya no cambió, es más, se agravó, ya que se optó por la constitución de unidades de élite partiendo de cero, como las divisiones Goering, HitlerJugend o PanzerLehr a base de encuadrar en ellas sólo personal selecto, despojando al resto de unidades de oficiales, instructores, suboficiales y tropa que, en condiciones normales, habrían sido nuevos suboficiales y no mera carne de cañón. Por mucho que la fantasía de los aficionados a los panzer se recaliente con sus nombres, la formación de esas agrupaciones debilitó el conjunto de la PanzerWaffe.
Sucede lo mismo, y de forma aún más sangrante, con la constitución de las PanzerBrigade que combatieron en 1944. Aquí el desperdicio fue total ya que se encuadró y envió al combate como si fueran soldados de élite a tropas casi sin adiestrar.
En ambos casos, al despilfarro humano se sumó el despilfarro material. Las flamantes nuevas unidades fueron equipadas de modo acorde a lo que se esperaba de ellas, dándoles prioridad en todos los nuevos equipamientos mientras en algunas PzDIv sin recursos, carristas veteranos eran utilizados como infantería por falta de vehículos acorazados.
EN resumen, tanto la política alemana de equipamiento como la de reemplazos fueron inadecuadas, y supusieron una absurda dilapidación de recursos escasos y valiosos.
La Panzerwaffe multiplicó por 8 su fuerza en los años de la guerra, sin contar con los batallones pesados o las brigadas independientes. Varias divisiones se vieron ser reconstruidas tras su destrucción, algunas en más de una ocasión. Si le sumamos los reemplazos para cubrir bajas, digamos, normales, nos encontramos con que más de 600000 soldados alemanes pasaron por el arma acorazada entre 1939 y 1945. Se trata de una ingente cantidad de personal, con unos requerimientos de adiestramiento bastante elevados así que es lícito preguntarse si este capital humano fue bien administrado.
Hasta el invierno de 1941 podemos considerar que la política de personal para las divisiones acorazadas fue bastante razonable. La duplicación de divisiones se hizo con bastante lógica, dado que permitió disponer con rapidez de unidades con un nivel de adiestramiento alto. Disponiendo de una razonable proporción de veteranos el resto de la plantilla (a su vez, veteranos soldados de infantería) se integraba rápidamente y aprovechaba bien la experiencia de los primeros, como se vio en el excelente desempeño de las divisiones desdobladas en Barbarroja.
El problema arranca con el desastroso invierno del 41. Las PzDiv quedaron reducidas al esqueleto en los campos de Rusia y plantearse nuevos desdoblamientos era inviable. En ese estado de cosas lo razonable habría sido proceder primero a una restauración antes de aumentar el número de divisiones, pero no fue así. No sólo se procedió a formar 6 nuevas unidades entre el 41 y el 42 sino que se dio prioridad en hombres y equipamiento a la constitución de las PzGrDiv de las SS. No habría mucho que objetar a estas agrupaciones en sí ya que demostraron un excelente desempeño en combate, salvo por que lo hicieron demasiado tarde: la espantosa campaña del 42 fue librada exclusivamente con divisiones de la wermatch, y éstas apenas recibieron refuerzos mientras sus parientes ricas se llevaban lo mejor de lo mejor sin intervenir en el frente hasta el contraataque de Kharkov, ya en 1943.
A partir de ahí la tendencia ya no cambió, es más, se agravó, ya que se optó por la constitución de unidades de élite partiendo de cero, como las divisiones Goering, HitlerJugend o PanzerLehr a base de encuadrar en ellas sólo personal selecto, despojando al resto de unidades de oficiales, instructores, suboficiales y tropa que, en condiciones normales, habrían sido nuevos suboficiales y no mera carne de cañón. Por mucho que la fantasía de los aficionados a los panzer se recaliente con sus nombres, la formación de esas agrupaciones debilitó el conjunto de la PanzerWaffe.
Sucede lo mismo, y de forma aún más sangrante, con la constitución de las PanzerBrigade que combatieron en 1944. Aquí el desperdicio fue total ya que se encuadró y envió al combate como si fueran soldados de élite a tropas casi sin adiestrar.
En ambos casos, al despilfarro humano se sumó el despilfarro material. Las flamantes nuevas unidades fueron equipadas de modo acorde a lo que se esperaba de ellas, dándoles prioridad en todos los nuevos equipamientos mientras en algunas PzDIv sin recursos, carristas veteranos eran utilizados como infantería por falta de vehículos acorazados.
EN resumen, tanto la política alemana de equipamiento como la de reemplazos fueron inadecuadas, y supusieron una absurda dilapidación de recursos escasos y valiosos.
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
Saludos japa, un gusto ver que este buen tema retoma su camino.
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
ERRORES DE BASE
Sin embargo los errores que más lastraron a las fuerzas acorazadas germanas fueron doctrinales.
Pese a que, a nivel táctico, las ideas desarrolladas por Guderian en los años 30 dieron resultados espectaculares durante las primeras fases de la guerra, esa brillantez era engañosa. La doctrina acorazada alemana era correcta y supuso una verdadera revolución al enfrentarla a las obsoletas ideas de los militares aliados, pero a su manera estaba tan limitada como las concepciones de sus enemigos. Los panzer podían ganar una batalla sin dificultades, pero sólo a nivel táctico: no había un pensamiento estratégico tras la victoria.
Francia o Polonia fueron vencidas sin dificultades porque no tenían la capacidad de recuperarse tras la derrota en el campo de batalla. Ahí la maestría táctica alemana se tradujo en victoria estratégica de forma automática. Sin embargo Gran Bretaña pudo sobrevivir con un ejercito desarmado tras Dunkerke, porque el Canal les dio la posibilidad de volver a luchar. En África las victorias de Rommel no significaron nada, ya que el dominio del mar garantizaba a los británicos el tiempo y los medios para seguir luchando. Y en la URSS, las increíbles victorias de los veranos del 41 y el 42 nunca se tradujeron en una batalla decisiva por que no había ningún objetivo real tras ellas.
Las victorias aliadas, siendo mucho menos espectaculares, se tradujeron en resultados estratégicos, sobre todo en el frente del Este, ya que el Ejército Rojo planteaba sus operaciones pensando en lo que seguiría a la batalla, siendo ésta un medio para la victoria y no un fin en sí misma. Por el contrario, los panzer nacieron para romper el frente, envolver al enemigo y aniquilarle. Y lo hacían muy bien. Pero nadie pensé en lo que vendría después.
Podemos ver un caso similar en los combates librados por el único ejército que, paradójicamente, asumió las lecciones acorazadas de los alemanes: la Tshal, el ejército de Israel. Las asombrosas victorias de la guerra de los Seis Días dejaron a sus enemigos sin capacidad de combatir, pero Tel Aviv no fue capaz aprovechar su victoria en términos estratégicos, que en su caso hubieran significado negociaciones con los vencidos, usando sus conquistas como moneda de cambio. Al contrario, el gobierno hebreo creyó que esas conquistas bastaban para garantizar su seguridad, un terrible error que pudo costarle la propia existencia a Israel cuando la guerra se reanudó en 1973 y sus tropas fueron derrotadas. Por fortuna, y al revés que los nazis, los israelíes lograron recuperarse de la derrota, ya que sus adversarios igualmente fueron incapaces de ir más allá de sus triunfos iniciales.
Sin embargo los errores que más lastraron a las fuerzas acorazadas germanas fueron doctrinales.
Pese a que, a nivel táctico, las ideas desarrolladas por Guderian en los años 30 dieron resultados espectaculares durante las primeras fases de la guerra, esa brillantez era engañosa. La doctrina acorazada alemana era correcta y supuso una verdadera revolución al enfrentarla a las obsoletas ideas de los militares aliados, pero a su manera estaba tan limitada como las concepciones de sus enemigos. Los panzer podían ganar una batalla sin dificultades, pero sólo a nivel táctico: no había un pensamiento estratégico tras la victoria.
Francia o Polonia fueron vencidas sin dificultades porque no tenían la capacidad de recuperarse tras la derrota en el campo de batalla. Ahí la maestría táctica alemana se tradujo en victoria estratégica de forma automática. Sin embargo Gran Bretaña pudo sobrevivir con un ejercito desarmado tras Dunkerke, porque el Canal les dio la posibilidad de volver a luchar. En África las victorias de Rommel no significaron nada, ya que el dominio del mar garantizaba a los británicos el tiempo y los medios para seguir luchando. Y en la URSS, las increíbles victorias de los veranos del 41 y el 42 nunca se tradujeron en una batalla decisiva por que no había ningún objetivo real tras ellas.
Las victorias aliadas, siendo mucho menos espectaculares, se tradujeron en resultados estratégicos, sobre todo en el frente del Este, ya que el Ejército Rojo planteaba sus operaciones pensando en lo que seguiría a la batalla, siendo ésta un medio para la victoria y no un fin en sí misma. Por el contrario, los panzer nacieron para romper el frente, envolver al enemigo y aniquilarle. Y lo hacían muy bien. Pero nadie pensé en lo que vendría después.
Podemos ver un caso similar en los combates librados por el único ejército que, paradójicamente, asumió las lecciones acorazadas de los alemanes: la Tshal, el ejército de Israel. Las asombrosas victorias de la guerra de los Seis Días dejaron a sus enemigos sin capacidad de combatir, pero Tel Aviv no fue capaz aprovechar su victoria en términos estratégicos, que en su caso hubieran significado negociaciones con los vencidos, usando sus conquistas como moneda de cambio. Al contrario, el gobierno hebreo creyó que esas conquistas bastaban para garantizar su seguridad, un terrible error que pudo costarle la propia existencia a Israel cuando la guerra se reanudó en 1973 y sus tropas fueron derrotadas. Por fortuna, y al revés que los nazis, los israelíes lograron recuperarse de la derrota, ya que sus adversarios igualmente fueron incapaces de ir más allá de sus triunfos iniciales.
- Luis M. García
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Los Panzer alemanes: detrás del mito
Vaya, Japa, este rush final está resultando muy interesante.
Pero esto de la estrategia siempre me ha parecido algo muy vidrioso. Como bien dices, la maestría en el desempeño táctico fue la gran baza de los alemanes, pero si ya entramos en la estrategia como objetivo final al que se llega explotando el éxito táctico, eso en mi opinión, cae ya mucho más en el terreno político que no en el puramente militar; que también puede participar un Alto Estado Mayor, pero generalmente el éxito estratégico depende más del planteamiento político que fundamente la ruptura de hostilidades. En ese sentido, creo que es más fácil definir la estrategia cuando te defiendes que cuando atacas.
En todo caso y tratándose de la URSS, no solo es que Hitler y el OKW no tuvieran demasiado claros los objetivos estratégicos, es que el "fondo de armario" del adversario se tragó cualquier previsión de los alemanes.
Saludos.
Pero esto de la estrategia siempre me ha parecido algo muy vidrioso. Como bien dices, la maestría en el desempeño táctico fue la gran baza de los alemanes, pero si ya entramos en la estrategia como objetivo final al que se llega explotando el éxito táctico, eso en mi opinión, cae ya mucho más en el terreno político que no en el puramente militar; que también puede participar un Alto Estado Mayor, pero generalmente el éxito estratégico depende más del planteamiento político que fundamente la ruptura de hostilidades. En ese sentido, creo que es más fácil definir la estrategia cuando te defiendes que cuando atacas.
En todo caso y tratándose de la URSS, no solo es que Hitler y el OKW no tuvieran demasiado claros los objetivos estratégicos, es que el "fondo de armario" del adversario se tragó cualquier previsión de los alemanes.
Saludos.
Qué gran vasallo, si hubiese buen señor...
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