La conquista romana de Hispania

Los conflictos armados en la historia de la Humanidad. Los éjércitos del Mundo, sus jefes, estrategias y armamentos, desde la Antiguedad hasta 1939.
de guiner
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Continuando

L. Cornelio Léntulo comandaba el ala izquierda romana mientras que L. Manlio Acidino se hacía cargo de la derecha.

Léntulo, convencido de que sólo iba a sacar ventaja quien primero lanzase sus jinetes por los espacios abiertos, mandó al tribuno militar Servio Cornelio que ordenara a la caballería lanzarse sobre las calles abiertas del ejército de Indíbil cuando se le diera el aviso.

Cornelio Léntulo, como el combate de la infantería se inició con poca fortuna, llevó desde la reserva a primera línea a la legión XIIIª como apoyo de la XIIª que retrocedía, la cual había formado en el ala izquierda haciendo frente a los ilergetes. Una vez equilibrado el combate, Léntulo fue a reunirse con Lucio Manlio, que aguantaba como podía; le comunicó que en el ala izquierda la situación estaba asegurada y que, de un momento a otro, Servio Cornelio, al que había enviado con ese fin, envolvería al enemigo con la caballería.
Apenas pronunció estas palabras, los jinetes romanos se lanzaron por entre los enemigos y desbarataron las líneas de infantería a la vez que les cerraron a los jinetes hispanos los espacios por donde lanzar sus caballos. Renunciando al combate ecuestre, los jinetes hispanos echaron pie a tierra. Los comandantes romanos al ver rotas las filas del enemigo, ordenaron a sus tropas que cargaran en su totalidad para impedir que pudieran rehacer la formación. Los hispanos no habrían aguantado una acometida tan violenta si el propio Indíbil no hubiera formado en primera línea con los jinetes que habían desmontado. Allí se mantuvo una lucha encarnizada durante algún tiempo; al final, una vez que cayeron acribillados por los proyectiles aquellos que combatían en torno a Indíbil, el cual permanecía en pie medio muerto, éste quedó clavado al suelo por una jabalina.

Imagen
“Muerte de Indíbil”, Carlos Fernández del Castillo

Al observar este hecho, el resto de tropas comenzó una huida en desbandada.
Las bajas fueron grandes al estar los jinetes desprovistos de sus monturas y al lograr los romanos apoderarse del campamento enemigo.

Aquel día murieron 13.000 hispanos y cayeron prisioneros alrededor de 1.800; las bajas entre los romanos y sus aliados fueron poco más de 200, especialmente en el ala izquierda. Los hispanos desalojados del campamento y los que habían huido durante la batalla se dispersaron por los campos y retornaron cada uno a su ciudad.


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Fin de la sublevación


Convocados tras la batalla los sublevados por Mandonio, cabecilla del pueblo ausetano, se lamentaron ante éste de sus desastres y recriminaron con dureza a los promotores del levantamiento. Acordaron enviar embajadores con el propósito de entregar las armas. Al presentarse los delegados ante los comandantes romanos, echaron la culpa a Indíbil como promotor de la guerra y a los demás jefes, caídos en su mayoría en batalla. Cuando se ofrecieron a efectuar la propuesta de rendición se les respondió que se les aceptaba a condición de que entregasen a Mandonio y a los demás inductores de la guerra; en caso contrario, los romanos invadirían los territorios ilergetes y ausetanos, y los del resto de pueblos menores que se habían unido a la sublevación. Ésta fue la respuesta que se les dio a los embajadores y que estos trasmitieron a los demás en asamblea. Mandonio y el resto de jefes fueron detenidos y entregados a los romanos. Después de hacerles comparecer en un juicio, se les condenó a muerte y se confiscaron sus propiedades.

Una vez que se concedió la paz, a los pueblos que participaron en el levantamiento se les exigió para aquel año el pago de tributo doble y trigo para seis meses; se exigieron capotes y togas para pertrechar al ejército y se tomaron rehenes de cerca de treinta pueblos. A estas poblaciones se les impuso fuertes guarniciones romanas.

"Y éste fue el resultado de la primera contienda romana en Iberia"


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Periodo desde el año 204 hasta el 197

● Para el año 204 se les vuelve a prorrogar el mando a Lucio Cornelio Léntulo y Lucio Manlio Acidino. La irregularidad en el mando de Hispania continuaba igual. Léntulo salió elegido en ausencia edil curul, y ausente desempeñó el cargo.

● En el 203 se consultó al pueblo qué dos procónsules le parecía oportuno que se enviasen a Hispania. Todas las tribus votaron que se hiciesen cargo de estas provincias como procónsules los mismos Lucio Cornelio Léntulo y Lucio Manlio Acidino, igual que lo habían hecho el año anterior.


● Para el 202, Hispania les fue asignada a sus antiguos generales, Lucio Léntulo y Lucio Manlio Acidino, con los mismos ejércitos y mando supremo.

● En el 201, como Lucio Cornelio Léntulo y Lucio Manlio Acidino llevaban ya varios años en Hispania (desde el 206); los cónsules hablarían con los tribunos de la plebe para que éstos preguntasen al pueblo, si Ie parecía bien, a quién quería que se le confiriese el mando para Hispania, y el designado sacaría de los dos ejércitos y reuniría en una sola legión a los soldados romanos, formaría quince cohortes con los aliados latinos, y con estas tropas gobernaría la provincia; mientras, Lucio Cornelio y Lucio Manlio conducirían a Italia a los veteranos.

El primero en partir hacia Roma fue Lucio Cornelio Léntulo, ya que se presentaba para el consulado del 199. En sustitución de él se envió a Caio Cornelio Cetego

● En el año 200 surge un último coletazo de la sublevación de Indíbil:

"Aquel mismo año, Caio Cornelio Cetego, que tenía el mando en Hispania como procónsul, desbarató en territorio sedetano un gran ejército enemigo. Se dice que resultaron muertos en aquella batalla quince mil hispanos y se capturaron setenta y ocho enseñas militares"

Livio XXXI 49, 7

● En las elecciones para el 199 salió elegido para ocupar el cargo de edil curul Caio Cornelio Cetego, exactamente igual que pasó con Cornelio Léntulo en 204, aunque esta vez no se iba a permitir que ostentara la magistratura en ausencia. Los tribunos preguntaron a la plebe qué dos personas designaba para ir a Hispania con mando supremo sobre los ejércitos, a fin de que Caio Cornelio fuese a desempeñar su magistratura y Lucio Manlio Acidino dejase la provincia después de tantos años; la plebe decidió que Cneo Cornelio Léntulo y Lucio Estertinio asumiesen el mando supremo en Hispania en calidad de procónsules.


Hay que resaltar una muestra del descontento que estaba surgiendo en los territorios peninsulares bajo dominio romano. Una delegación de Gades (cádiz) acudió a Roma para solicitar que aquel año no se les enviase un prefecto, contrariamente al acuerdo a que habían llegado con Lucio Marcio Séptimo (a la muerte de los Escipiones había tomado el mando de Hispania) cuando se habían puesto bajo la tutela del pueblo romano.

Lucio Manlio Acidino, de regreso de Hispania, entró en Roma como simple ciudadano. El tribuno de la plebe Publio Porcio Leca se opuso a que entrase con los honores de la ovación, a pesar de habérselo concedido el senado. Como dato de las riquezas que empezaba a generar Hispania, Manlio Acidino aportó al tesoro público 6.000 libras de plata y unas 30 libras de oro ( la libra romana pesaba aproximadamente 328.9 gramos ).


Creación de las provincias Citerior y Ulterior


● En Roma se iba a intentar arreglar el asunto del gobierno de Hispania. El senado decidió poner en práctica una experiencia que, si bien ya había sido ensayada en Sicilia y Cerdeña, iba en este caso a desarrollarse con bases sensiblemente distintas. Se decidió aumentar para el año 197 el número de pretores de cuatro a seis, para disponer de este modo de dos nuevos magistrados que pudieran encargarse del gobierno de cada una de las dos parcelas penínsulares sobre las que tradicionalmente habían operado los ejércitos romanos. Es de este modo como se establecen definitivamente las dos provincias de Hispania, la Citerior en el norte y la Ulterior a lo largo del valle del Guadalquivir. Esta decisión, según algunos autores, pretendía superar la elemental experiencia de Escipión de mantenimiento del statu quo y sustituirla por un ámbito de dominio estable, en el que existieran tributos regulados y protegido en sus límites de las tribus fronterizas, mediante una acción separada y más elástica de dos gobernadores, cuyos ejércitos pudieran operar independientemente en el lugar oportuno.


- En pocas palabras, desde el 205 hasta el 198 los territorios peninsulares habían sido una entidad única. Ahora se pretendía convertirla en dos, independientes la una de la otra. Terminaba así la situación no reglamentaria existente hasta entonces, en la que la familia de los Escipiones había tenido mucho que ver, y que había producido una larga serie de irregularidades. Este nuevo esquema administrativo ¿fue consecuencia de la caída de la preponderancia de la familia de los Escipiones?. Algunos autores piensan que sí.


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Año 197

Se sortean las provincias y la Hispania Citerior le corresponde a Caio Sempronio Tuditano, la Ulterior a Marco Helvio. A cada uno de los dos pretores se les concedió un refuerzo de 8.000 aliados y latinos de infantería y 400 de caballería para que licenciaran a los veteranos de la Península; también recibieron instrucciones para que definieran los límites entre las provincias Citerior y Ulterior.

Coincidiendo con el año en el que se regularizaba el sistema de administración provincial romana, estalló una rebelión que vino a cubrir el conjunto del dominio romano penínsular. Los primeros focos se dieron en la Hispania Ulterior.

Marco Helvio informó por carta al senado de que los régulos (caudillos) Culca y Luxinio (Culcham et Luxinium) se habían levantado en armas; que estaban con Culca 17 plazas fortificadas (decem et septem oppida) y con Luxinio las importantes ciudades de Carmone (actual Carmona) y Bardo (en el valle bajo del Guadalquivir); Helvio añadía que a la rebelión se podían sumar toda la Beturia (entre el Guadiana y el Guadalquivir), los vecinos de la costa y las antiguas ciudades púnicas de Málaca (Málaga) y Sexi (Almuñécar).

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Beturia


Leída la carta de Marco Helvio ante el senado por el pretor Marco Sergio, no hubo una reacción inmediata sino que se decretó que en las siguientes elecciones de pretores, al que le correspondiese la provincia sublevada sometiese a la deliberación del senado la cuestión de la guerra en Hispania.


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La rebelión se fue extendiendo por todos los territorios abarcando también a la Hispania Citerior.



Año 196

Entran en funciones los cónsules Lucio Furio Purpúreo y Marco Claudio Marcelo

FC:

L. Furius Sp.f. Sp.n. Purpureo , M. Claudius M.f. M.n. Marcellus


Cuando se debatía en Roma la cuestión del reparto de provincias entre los cónsules, llegó de Hispania la noticia de que Caio Sempronio Tuditano había sido derrotado en una batalla en la Citerior, su ejército había sido deshecho y puesto en fuga sufriendo muchas bajas y el mismo Sempronio Tuditano había sido retirado del combate gravemente herido falleciendo poco después.

En el sorteo de provincias entre los pretores le correspondió a Quinto Minucio Termo la Hispania Citerior y a Quinto Fabio Buteón la Ulterior.

Un decreto del senado dispuso que de las cuatro legiones que habían reclutado los cónsules entregaran a Buteón y a Minucio una a cada uno, las que ellos estimaran, así como 4.000 infantes aliados y latinos y 300 jinetes a cada uno de ellos, que recibieron orden de partir cuanto antes para sus provincias.





Nota: Para el 198 dije:

la plebe decidió que Cneo Cornelio Léntulo y Lucio Estertinio asumiesen el mando supremo en Hispania en calidad de procónsules


Así es como lo relata Livio:

Cn. Cornelio Lentulo et L. Stertinio pro consulibus imperium esse in Hispania iussit

XXXI, 50, 11

Algunos autores encuentran un error en Livio cuando menciona a Cneo Cornelio Léntulo. Se basan en que en XXXIII, 27, 1, el mismo Livio, para este año de 196, dice:

Cn. Cornelius Blasio, qui ante C. Sempronium Tuditanum citeriorem Hispaniam obtinuerat

"Cneo Cornelio Blasión, que había tenido a su cargo la Hispania citerior antes que Caio Sempronio Tuditano"

Y en los Fasti Triumphales encontramos que a este Cneo Cornelio Blasión se le concedió una ovatio; un Triunfo no se le podía conceder ya que, recordemos, ejercía el mando de forma irregular sin ostentar magistratura alguna:

[196/5] Cn. Cornelius [ ... ] Blasio, - because he had an irregular [command] in Nearer Spain, [he was allowed] an ovation [over the Celtiberi ...]

http://www.attalus.org/translate/fasti.html#p101



No es que sea muy relevante, aunque para ver una muestra del expolio al que fueron sometidos los territorios peninsulares antes de la regulación provincial, mencionar que en este año de 196:

"En las mismas fechas, Cneo Cornelio Blasión, que había tenido a su cargo la Hispania citerior antes que Caio Sempronio Tuditano, entró en Roma recibiendo la ovación por decreto del senado. Desfiló llevando delante mil quinientas quince libras de oro, veinte mil de plata, y treinta y cuatro mil quinientos denarios de plata acuñada. Lucio Estertinio, que venía de la Hispania ulterior, ni siquiera tanteó la posibilidad del triunfo y aportó al erario público cincuenta mil libras de plata, y con el producto de la venta del botín construyó dos arcos en la plaza de los bueyes, delante de los templos de la Fortuna y de Mater Matuta, y otro en el Circo Máximo, y sobre estos arcos colocó estatuas doradas"

Livio XXXIII, 27

Nótese la diferencia con Manlio Acidino, mencionado en un post anterior, que aportó al tesoro público 6.000 libras de plata y unas 30 libras de oro.

Ya fuera por esos años de rapiña y de gobierno irregular, lo cierto es que en Hispania se había desatado una guerra generalizada de grandes proporciones.


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En Roma se celebraron los comicios electorales presididos por el cónsul Marco Claudio Marcelo. Resultaron elegidos cónsules Lucio Valerio Flaco y Marco Porcio Catón.


Cuando todo el mundo en Roma manifestaba su extrañeza por la pasividad ante la guerra desencadenada en Hispania, llegó una carta de Quinto Minucio Termo, pretor de la Citerior, en la que informaba de que había librado con éxito una batalla campal contra los caudillos hispanos Budare y Bedisane (Budare et Baesadine) cerca de la plaza de Turda (Turdam oppidum - Sin otras referencias); que habían muerto 12.000 enemigos, se había capturado a Budare y el resto había sido derrotado y puesto en fuga.
Tras recibir estas noticias, la alarma popular con respecto a Hispania disminuyó, no así en el senado pues, en vista de que la guerra iba tomando tales proporciones, se resolvió que era necesaria la intervención de un ejército consular. Se aprobó una resolución disponiendo que los cónsules se repartieran de mutuo acuerdo o por sorteo las provincias de la Hispania Citerior y de Italia; aquel al que le correspondiera Hispania llevaría consigo dos legiones, 15.000 infantes aliados latinos y 800 jinetes, asignándole también 20 navíos de guerra.


Año 195

Entran en funciones los cónsules Lucio Valerio Flaco y Marco Porcio Catón

FC:

L. Valerius P.f. L.n. Flaccus , M. Porcius M.f. Cato


En el sorteo correspondió la provincia de la Hispania Citerior a Marco Porcio Catón


Este Catón es el que apoyaría fervientemente la destrucción de Cartago : «Ceterum censeo Carthaginem esse delendam»
Última edición por de guiner el 20 May 2014, 17:34, editado 1 vez en total.


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"Guerreros Iberos", Ángel García Pinto


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Asignación de provincias entre los pretores


En el sorteo de provincias entre los pretores, la Hispania Ulterior le tocó a Apio Claudio Nerón; fue autorizado a reclutar 2.000 infantes y 200 jinetes, además de la legión que había estado al mando de Quinto Fabio Buteón.

Publio Manlio le fue asignado a Marco Porcio Catón como colaborador (adiutor consuli datus) para la Hispania Citerior. A Manlio se le autorizó a reclutar el mismo número de tropas que a Claudio Nerón, esto es, 2.000 infantes y 200 jinetes, además de la legión que había estado a las órdenes de Quinto Minucio Termo.


Las tropas de Publio Manlio debían servir de apoyo al ejército consular de Catón, el cual, recordemos: dos legiones, 15.000 infantes aliados latinos, 800 jinetes y 20 navíos de guerra.


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Abrogación de la Ley Opia

Antes de la partida de Marco Porcio Catón hacia la Hispania Citerior ocurrió un episodio poco importante en sí mismo pero que desembocó en un apasionado enfrentamiento. Los tribunos de la plebe Marco Fundanio y Lucio Valerio presentaron al pueblo una propuesta de derogación de la ley Opia a la que Catón se opuso.

La Ley Opia había sido promulgada a propuesta del tribuno de la plebe Caio Opio en pleno fragor de la IIª Guerra Púnica, durante el consulado de Quinto Fabio Máximo y Tiberio Sempronio Graco (año 215). La ley establecía que:

"Ninguna mujer poseería más de media onza de oro ni llevaría vestimenta de colores variados ni se desplazaría en carruajes tirados por caballos en ciudades o plazas fuertes o a una distancia inferior a una milla salvo con motivo de un acto religioso de carácter público"

Livio XXXIV, 1



● Como el texto es demasiado largo por las réplicas y contrarréplicas, además de apartarse del tema que nos ocupa (lo menciono únicamente por la intervención de Catón), lo dejo aquí:

https://sites.google.com/site/adduartes ... --libro-34

Es el inicio del Libro XXXIV de Tito Livio, desde [34,1] hasta [34,8].

Bueno, si vamos al índice:

https://sites.google.com/site/adduartes/tito-livio

Está toda la obra de Livio. Una traducción un tanto peculiar (no es que esté mal, al contrario), pero traducción actual al fin y al cabo.


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Campaña de Marco Porcio Catón

Inmediatamente después de la derogación de la ley Opia. el cónsul Marco Porcio partió hacia el puerto de Luna (entre Pisa y Génova) con 25 navíos de guerra, 5 de los cuales eran de los aliados, dejando orden de que el ejército se concentrara allí. Tras enviar un bando por todos los puntos de la costa reunió naves de todas clases y al partir de Luna les dio orden de seguirlo hasta el puerto del Pireneo (¿Portus Veneris?), desde donde pensaba marchar contra el enemigo con la numerosa flota.
Dejando atrás los montes Ligustinos y el Golfo Gálico (Sinus Gallicus - Golfo de León), se reunieron en la fecha que había señalado. De allí pasaron a Rhoda (Rosas) y desalojaron por la fuerza la guarnición de hispanos que había en la fortaleza. De Rhoda, con viento a favor, llegaron hasta Emporiae. Allí desembarcaron todas las tropas excepto las de marina.

Imagen


Sobre Emporiae - (Ampurias)

"Todavía en aquella época Emporias estaba formaba por dos poblaciones separadas por una muralla. Una estaba habitada por griegos oriundos de Focea como los masilienses, y la otra por hispanos. Pero la parte griega, que daba al mar, tenía una muralla cuyo perímetro no llegaba en total a los cuatrocientos pasos, mientras que la muralla de los hispanos, más alejada del mar, tenía una circunferencia de tres mil pasos. La colonia romana que después incorporó el divino César tras la derrota de los hijos de Pompeyo constituyó un tercer tipo de población; actualmente están todos amalgamados en un solo cuerpo, al habérseles concedido la ciudadanía romana primero a los hispanos y finalmente también a los griegos. Quien los observara entonces, se preguntaría extrañado qué era lo que los defendía, pues por un lado estaba el mar abierto y por otro tenían delante un pueblo tan fiero y belicoso como el hispano. El guardián de su débil posición era la disciplina, que el miedo obliga a mantener cuando se está rodeado por otros más fuertes. Tenían muy bien fortificada la parte de muralla que daba al campo, y por aquel lado solamente habían puesto una puerta en la que siempre había alguno de los magistrados de guardia permanente. Durante la noche, una tercera parte de los ciudadanos vigilaba en las murallas; y no lo hacían sólo por hábito o por obligación, sino que ponían tanto cuidado en los turnos de centinela y en las rondas como si el enemigo estuviera a las puertas. No dejaban entrar en la ciudad a ningún hispano, ni tampoco salían ellos mismos sin una buena razón. La salida hacia el mar era libre para todos. Por la puerta que daba a la ciudad de los hispanos nunca salían sino en grupos numerosos, generalmente la tercera parte a la que había correspondido la vigilancia la noche anterior. El motivo de la salida era el siguiente: los hispanos, que no tenían experiencia en la navegación, se alegraban de comerciar con ellos y a su vez querían comprar los artículos que se importaban en barco y dar salida a los productos del campo. Estas ventajas mutuas eran la causa de que los griegos tuvieran libre acceso a la ciudad hispana. Éstos, por otra parte, se sentían más seguros por estar a cubierto bajo la protección de la amistad romana, que cultivaban con tanta lealtad como los masilienses aunque sus recursos eran menores"

Livio XXXIV 9, 1-10


Catón es recibido amable y generosamente por la población griega de Emporiae.


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Notas:

Hemos visto como para el año 195 han sido asignados dos pretores encargados del gobierno de las dos provincias: Publio Manlio en la Citerior y Apio Claudio Nerón en la Ulterior. La afirmación de Livio de que Publio Manlio realizaba las tareas de colaborador de Catón (adiutor consuli) hace pensar que la Citerior era el punto principal en donde Roma tenía pensado centralizar sus esfuerzos. Controlar la zona entre los Pirineos y el Ebro era de vital importancia para mantener viables las comunicaciones con la Galia e Italia y, ahora, tales comunicaciones se encontraban en dificultades.

Comentar también que hasta el año 196 Roma había centrado sus esfuerzos en finalizar la IIª Guerra Macedónica:

vae-victis-t36356-585.html

En estos momentos tenemos a Catón que ha desembarcado en Ampurias, donde la población griega de la ciudad le recibió amistosamente.

El relato de Apiano sobre la llegada del cónsul a Emporiae:

"Cuando Catón arribó a Iberia en el lugar llamado Emporion, se congregaron contra él los enemigos desde todos los lugares hasta un número de cuarenta mil. Él, a su vez, se tomó un cierto tiempo en ejercitar a sus tropas y, cuando se dispuso a trabar combate, envió de regreso a Masalia las naves que tenía e hizo comprender a su ejército que lo que había que temer no era el hecho de que los enemigos les sobrepasaran en número —pues siempre puede vencer el valor a la superioridad numérica—, sino el que no disponían de naves y que no existía otra salvación posible que la victoria"

Apiano, Sobre Iberia 40

● Vemos que el hecho de dejar a las tropas sin vía de escape no es exclusivo de cierto hecho histórico.



Cuando Livio se basa en Valerio Antias y ciertos académicos ven una excusa para publicar algo nuevo


Retomando a Livio, éste nos narra cierto pasaje de la obra de Valerio Antias, autor que usó Livio aunque reconocía que no era muy digno de confianza:

"Por la misma época, cuando Marco Helvio abandonaba la Hispania ulterior con una escolta de seis mil hombres que le había dado el pretor Apio Claudio, le salieron al paso los celtíberos cerca de la ciudad de Iliturgi con un enorme contingente de tropas. Valerio refiere que eran veinte mil hombres armados, que fueron muertos doce mil de ellos, que la plaza de Iliturgi fue reconquistada y pasados por las armas todos sus jóvenes. Desde allí Helvio se llegó hasta el campamento de Catón, y como la región estaba ya a salvo de enemigos mandó su destacamento de vuelta a la Hispania ulterior, marchó a Roma y entró en la ciudad recibiendo la ovación por el feliz resultado de su acción"

Livio XXXIV 10

Recordemos que a este Marco Helvio le correspondió la Hispania Ulterior en el 197 y fue el que avisó por carta que se había sublevado la población. A Helvio, efectivamente se le concedió una ovatio en 195/194:

[195/4] M. Helv[ius ... proconsul, an ovation over the Celtiberi ... ]

http://www.attalus.org/translate/fasti.html#p101

Según Livio, el senado le negó el Triunfo por:

" ... el hecho de haber combatido con los auspicios y en la provincia de otro. De hecho había vuelto pasados dos años, cuando ya había entregado la provincia a su sucesor Quinto Minucio, reteniéndolo allí durante todo el año siguiente una larga y grave enfermedad. Por eso Helvio entró en Roma y recibió la ovación sólo dos meses antes de que entrase en triunfo su sucesor Quinto Minucio"

● Algunos dilemas que surgen:

- Si la ciudad de Iliturgi se trata de una población de la Hispania Citerior no puede ser la Iliturgi de Menjíbar (Jaén), de la Ulterior, que aparece en otros pasajes de la obra.

- Dice el párrafo que "recibió la ovación sólo dos meses antes de que entrase en triunfo su sucesor Quinto Minucio", pero al pretor Quinto Minucio Termo le correspondió en su momento la Hispania Citerior (año 196).

Algunos autores creen que Livio no se refiere a la Iliturgi de Menjíbar (Jaén), pero si leemos bien:

"cuando Marco Helvio abandonaba la Hispania ulterior con una escolta de seis mil hombres que le había dado el pretor Apio Claudio, le salieron al paso los celtíberos cerca de la ciudad de Iliturgi"

Vemos que Helvio no ha salido de la Ulterior.

También hay autores que dicen que a Helvio le correspondió la Citerior y que la plaza de Iliturgi se corresponde con la Iliturgi de Menjíbar (Jaén), con base a:

"el hecho de haber combatido con los auspicios y en la provincia de otro"

De este modo les cuadra también que Quinto Minucio Termo fuese su sucesor (algún autor les preguntaría qué hacían tantos celtíberos en Jaén, y respuesta tendrían, que tienen su propia explicación, faltaría más).

- Pero dejemos apartado el tema ya que hay bastantes discrepancias sobre este asunto, mucho más teniendo en cuenta que se quiere respaldar con estos hechos una suposición (o afirmación, según el autor que escriba) de cómo se acabó con un único foco de sublevación en la Hispania Ulterior.


● Se que estos embrollos como el de Marco Helvio tienen muchas lecturas e interpretaciones, pero no los puedo pasar por alto. Qué menos que decir: "algunos autores piensan esto, los otros piensan todo lo contrario". La cuestión es mencionarlos (hacer lo contrario sería más cómodo) y que cada cual ...


Lo relevante, tal vez, es que en Roma seguían entrando los frutos de Hispania pues el mencionado Quinto Minucio Termo aportó al erario de Roma 34.800 libras de plata, 73.000 monedas "acuñadas con la biga" y 278.000 de plata oscense.


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Mensaje por MedalOfHorror »

Cansado de leer en una pantalla de LCD y quedarse tó ciego???

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No doy tabaco. :cool2:


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ni yo fuego :cool2:


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Continuando


Catón permaneció unos días en Emporiae mientras averiguaba en dónde se encontraban y cual era la cantidad de las fuerzas enemigas. Para evitar la inactividad durante la espera, dedicó todo aquel tiempo al entrenamiento de sus hombres.
Coincidía que aquella era la época del año en la que los hispanos tenían el trigo en las eras; reunió a los abastecedores y les dijo que no suministrasen trigo, enviándolos a Roma con el mensaje: «La guerra se autoabastecerá». A continuación salió de Emporiae dando orden de que se quemaran y devastaran los campos del enemigo, haciendo cundir el pánico y la huida por todas partes.

Tras arrasar todos los campos vecinos, los romanos fortifican un campamento cerca de Emporiae. Allí acudieron tres representantes del régulo ilergete Bilistage (uno de ellos era su propio hijo) para entrevistarse con el cónsul. Se quejaron de que sus plazas fortificadas estaban siendo atacadas y no tenían esperanza alguna de resistir a menos que recibieran ayuda de los romanos; solicitaron a Catón 3.000 hombres como refuerzo de sus tropas. A ello les contestó el cónsul que en modo alguno podía dividir sus tropas por el riesgo que corría ante la proximidad de un gran contingente de enemigos con el que, previsiblemente, tendría que entablar batalla campal tarde o temprano. Al oir esta respuesta, los emisarios ilergetes se echaron a los pies del cónsul suplicándole que no los abandonase en tan apurada situación:


"¿Adónde acudirían si los romanos los rechazaban? No tenían ningún aliado, ninguna otra esperanza en ningún lugar de la tierra; habrían podido verse fuera de aquel peligro si hubieran estado dispuestos a faltar a la lealtad y hacer causa común con los otros rebeldes; ninguna amenaza, ningún susto había hecho mella en ellos, confiando en que tenían en los romanos apoyo y ayuda suficiente; si ésta era inexistente, si el cónsul se la negaba, ponían a los dioses y a los hombres por testigos de que muy a su pesar se veían obligados a una ruptura, para no correr la misma suerte que habían sufrido los saguntinos, y que estaban dispuestos a sucumbir junto con los demás hispanos en vez de ellos solos"

Fueron despedidos sin respuesta alguna, citándolos para el día siguiente. Catón no quería abandonar a los aliados hispanos y a la vez no quería reducir su ejército, ya que esto retrasaría el combate o implicaría un grave riesgo si combatía. Las palabras de los ilergetes daban a entender que no estaban dispuestos a pelear solos, antes mejor unirse a las tropas sublevadas. Es por esto que Catón tramó un plan. Al día siguiente mandó llamar a los emisarios ilergetes y ante ellos dio orden de que un tercio de los soldados de cada cohorte preparasen con urgencia comida cocinada para cargarla en las naves y que éstas debían estar listas para dos días después. Mandó que dos de los emisarios informasen de ello a Bilistage y demás ilergetes mientras retenía a su lado al hijo del régulo a base de regalos y un trato cortés. Los dos emisarios no se pusieron en camino hasta que vieron embarcados a los soldados. Cuando informaron de ello a Bilistage, la noticia de la llegada de los refuerzos romanos se extendió tanto entre los ilergetes como entre los enemigos.


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