La conquista romana de Hispania
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La conquista romana de Hispania
Año 187
Se les prorroga el mando a ambos pretores.
Combates contra celtíberos y lusitanos
En la Citerior, Manlio Acidino trabó combate con los celtíberos sin que la victoria se decantase por ningún bando. Los celtíberos levantaron su campamento mientras que los romanos tuvieron la posibilidad de enterrar a sus muertos y recoger los despojos del enemigo.
Pocos días más tarde, después de reunir un número mayor de tropas, los celtíberos tomaron la iniciativa provocando a combate a los romanos cerca de la ciudad de Calagurris (actual Calahorra).
"La tradición no explica qué fue lo que los hizo más débiles a pesar de haber aumentado sus efectivos. Fueron vencidos en combate, murieron en torno a los doce mil hombres, cayeron prisioneros más de dos mil, y los romanos se apoderaron de su campamento. Y si la llegada del sucesor ● no hubiese refrenado el brío del vencedor, habrían sido sometidos los celtíberos"
Liv XXXIX 21, 9-10
Por su parte, en la Ulterior, Caio Atinio se enfrentó en batalla campal contra los lusitanos en territorio de Hasta (Mesas de Asta - Jerez de la Frontera); cerca de 6.000 lusitanos resultaron muertos, siendo derrotados y puestos en fuga los demás. A continuación, Caio Atinio marchó al frente de su ejército al asalto de Hasta, cuya toma no le fue difícil; pero al acercarse a las murallas sin demasiadas precauciones resultó herido y murió pocos días después.
● Este detalle y la fecha de la llegada de la noticia de la muerte de Caio Atinio a Roma parecen indicar que ambos combates se dieron ya entrado el año 186
Se les prorroga el mando a ambos pretores.
Combates contra celtíberos y lusitanos
En la Citerior, Manlio Acidino trabó combate con los celtíberos sin que la victoria se decantase por ningún bando. Los celtíberos levantaron su campamento mientras que los romanos tuvieron la posibilidad de enterrar a sus muertos y recoger los despojos del enemigo.
Pocos días más tarde, después de reunir un número mayor de tropas, los celtíberos tomaron la iniciativa provocando a combate a los romanos cerca de la ciudad de Calagurris (actual Calahorra).
"La tradición no explica qué fue lo que los hizo más débiles a pesar de haber aumentado sus efectivos. Fueron vencidos en combate, murieron en torno a los doce mil hombres, cayeron prisioneros más de dos mil, y los romanos se apoderaron de su campamento. Y si la llegada del sucesor ● no hubiese refrenado el brío del vencedor, habrían sido sometidos los celtíberos"
Liv XXXIX 21, 9-10
Por su parte, en la Ulterior, Caio Atinio se enfrentó en batalla campal contra los lusitanos en territorio de Hasta (Mesas de Asta - Jerez de la Frontera); cerca de 6.000 lusitanos resultaron muertos, siendo derrotados y puestos en fuga los demás. A continuación, Caio Atinio marchó al frente de su ejército al asalto de Hasta, cuya toma no le fue difícil; pero al acercarse a las murallas sin demasiadas precauciones resultó herido y murió pocos días después.
● Este detalle y la fecha de la llegada de la noticia de la muerte de Caio Atinio a Roma parecen indicar que ambos combates se dieron ya entrado el año 186
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La conquista romana de Hispania
Año 186
Concluida la guerra contra Antíoco y tras la paz de Apamea (188), Roma tenía las manos libres para actuar en otros frentes, aunque a los cónsules que entraron en funciones, Espurio Postumio Albino y Quinto Marcio Filipo, se les asignó como provincia la Liguria a causa de ciertos reveses sufridos en esa zona. Aun así se pudieron reclutar refuerzos para las provincias de Hispania:
"Recibieron los ejércitos que habían mandado el año anterior los cónsules Gayo Flaminio y Marco Emilio. Además fueron autorizados por un decreto del senado a reclutar dos nuevas legiones, y exigieron a los aliados y latinos veinte mil soldados de infantería y ochocientos de caballería, aparte de tres mil romanos de a pie y doscientos de a caballo. Se pensaba enviar todas estas tropas, con excepción de las dos legiones, para complementar el ejército de Hispania"
Livio XXXIX 20, 2-4
En el sorteo de provincias la Hispania Citerior le correspondió a Lucio Quincio Crispino y la Ulterior a Caio Calpurnio Pisón.
Tras la partida de los pretores a sus provincias, llegaron a Roma noticias de la muerte de Caio Atinio por las heridas sufridas en la toma de Hasta. Después de la lectura de la carta que informaba de la muerte del propretor, el senado decidió enviar un mensajero para que diera alcance a Caio Calpurnio Pisón en el puerto de Luna y le comunicase que debía apresurar su partida a fin de no dejar sin mando la provincia. El mensajero llegó a Luna al cabo de tres días; Calpurnio había partido pocas jornadas antes.
Los dos nuevos pretores se hicieron cargo de los ejércitos y los retiraron a los cuarteles de invierno.
Concluida la guerra contra Antíoco y tras la paz de Apamea (188), Roma tenía las manos libres para actuar en otros frentes, aunque a los cónsules que entraron en funciones, Espurio Postumio Albino y Quinto Marcio Filipo, se les asignó como provincia la Liguria a causa de ciertos reveses sufridos en esa zona. Aun así se pudieron reclutar refuerzos para las provincias de Hispania:
"Recibieron los ejércitos que habían mandado el año anterior los cónsules Gayo Flaminio y Marco Emilio. Además fueron autorizados por un decreto del senado a reclutar dos nuevas legiones, y exigieron a los aliados y latinos veinte mil soldados de infantería y ochocientos de caballería, aparte de tres mil romanos de a pie y doscientos de a caballo. Se pensaba enviar todas estas tropas, con excepción de las dos legiones, para complementar el ejército de Hispania"
Livio XXXIX 20, 2-4
En el sorteo de provincias la Hispania Citerior le correspondió a Lucio Quincio Crispino y la Ulterior a Caio Calpurnio Pisón.
Tras la partida de los pretores a sus provincias, llegaron a Roma noticias de la muerte de Caio Atinio por las heridas sufridas en la toma de Hasta. Después de la lectura de la carta que informaba de la muerte del propretor, el senado decidió enviar un mensajero para que diera alcance a Caio Calpurnio Pisón en el puerto de Luna y le comunicase que debía apresurar su partida a fin de no dejar sin mando la provincia. El mensajero llegó a Luna al cabo de tres días; Calpurnio había partido pocas jornadas antes.
Los dos nuevos pretores se hicieron cargo de los ejércitos y los retiraron a los cuarteles de invierno.
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La conquista romana de Hispania
Año 185
Se le prorroga el mando a ambos pretores.
Mientras, en Roma, por su victoria sobre los celtíberos cerca de Calagurris, Lucio Manlio Acidino Fulviano:
"El procónsul Lucio Manlio había regresado de Hispania. Su petición de triunfo, presentada ante el senado en el templo de Belona, tenía a su favor la magnitud de las empresas llevadas a cabo pero tenía en su contra el precedente que sentaba, porque era norma establecida por la tradición que no obtuviese el triunfo nadie que no hubiese traído de vuelta su ejército, a no ser que hubiese entregado a su sucesor una provincia sometida y pacificada. De todos modos, a Manlio se le concedió un honor intermedio, el de entrar en Roma recibiendo la ovación. Llevó en el desfile cincuenta y dos coronas de oro, además de ciento treinta y dos libras de oro y dieciséis mil de plata, y anunció en el senado que el cuestor Quinto Fabio traía diez mil libras de plata y ochenta de oro, que también ingresaría en el erario"
Livio XXXIX 29, 4-7
Quincio Crispino y Calpurnio Pisón, una vez que se había contenido a los lusitanos en las márgenes del río Guadalquivir, planearon consolidar desde la Ulterior la zona del río Tajo a efectos de apoyar la situación en la Citerior, que se mantenía a la defensiva frente a los celtíberos en la zona de Calagurris. Es por ello que decidieron conducir las operaciones de común acuerdo, por lo que agruparon todas sus tropas en la Beturia.
Reunidos ambos ejércitos, desde la Beturia pasaron a la Carpetania. Los celtíberos esperaban, no muy lejos de Toledo, con un ejército de 35.000 hombres.
Se le prorroga el mando a ambos pretores.
Mientras, en Roma, por su victoria sobre los celtíberos cerca de Calagurris, Lucio Manlio Acidino Fulviano:
"El procónsul Lucio Manlio había regresado de Hispania. Su petición de triunfo, presentada ante el senado en el templo de Belona, tenía a su favor la magnitud de las empresas llevadas a cabo pero tenía en su contra el precedente que sentaba, porque era norma establecida por la tradición que no obtuviese el triunfo nadie que no hubiese traído de vuelta su ejército, a no ser que hubiese entregado a su sucesor una provincia sometida y pacificada. De todos modos, a Manlio se le concedió un honor intermedio, el de entrar en Roma recibiendo la ovación. Llevó en el desfile cincuenta y dos coronas de oro, además de ciento treinta y dos libras de oro y dieciséis mil de plata, y anunció en el senado que el cuestor Quinto Fabio traía diez mil libras de plata y ochenta de oro, que también ingresaría en el erario"
Livio XXXIX 29, 4-7
Quincio Crispino y Calpurnio Pisón, una vez que se había contenido a los lusitanos en las márgenes del río Guadalquivir, planearon consolidar desde la Ulterior la zona del río Tajo a efectos de apoyar la situación en la Citerior, que se mantenía a la defensiva frente a los celtíberos en la zona de Calagurris. Es por ello que decidieron conducir las operaciones de común acuerdo, por lo que agruparon todas sus tropas en la Beturia.
Reunidos ambos ejércitos, desde la Beturia pasaron a la Carpetania. Los celtíberos esperaban, no muy lejos de Toledo, con un ejército de 35.000 hombres.
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La conquista romana de Hispania
Combate contra carpetanos y celtíberos
Las tropas romanas se aproximaron a la ribera del Tajo y acamparon no muy lejos de la ciudad de Toledo. Se originó un combate entre los forrajeadores. Como ambos grupos recibían refuerzos de sus campamentos, poco a poco salieron todas las tropas al campo de batalla. Se produjo un choque desorganizado muy favorable a los hispanos por el tipo de combate y el conocimiento del terreno. Los romanos fueron derrotados y rechazados hasta su campamento; los hispanos no supieron aprovechar el desconcierto creado para perseguirlos de cerca.
Los pretores romanos, temerosos de sufrir un ataque al despuntar el día, hicieron salir en el silencio de la noche al ejército con órdenes de mantener el mayor sigilo. Al clarear el día las tropas indígenas se aproximaron a la empalizada en formación de combate; entraron en el campamento y lo encontraron vacío, arramblando con lo que había quedado tras la precipitada salida nocturna.
El resultado del combate se había saldado con 5.000 romanos y aliados muertos, con cuyos despojos se armaron los hispanos. Después, retornaron a su campamento y permanecieron inactivos algunos días. Desde allí se encaminaron hacia el río Tajo.
Entretanto, Quincio Crispino y Calpurnio Pisón dedicaron todo aquel tiempo a recabar tropas auxiliares hispanas de las ciudades aliadas y a restablecer la moral tras el pánico de la derrota.
Nota: La ubicación de esta derrota inicial romana es un tanto confusa. Livio dice: "haud procul Dipone et Toleto urbibus"; esto es, a no mucha distancia de las ciudades de Dipo y Toledo. Sobre la Dipo que hay referencias, se encuentra bastante lejos de Toledo y del río Tajo, al oeste de Mérida.
Las tropas romanas se aproximaron a la ribera del Tajo y acamparon no muy lejos de la ciudad de Toledo. Se originó un combate entre los forrajeadores. Como ambos grupos recibían refuerzos de sus campamentos, poco a poco salieron todas las tropas al campo de batalla. Se produjo un choque desorganizado muy favorable a los hispanos por el tipo de combate y el conocimiento del terreno. Los romanos fueron derrotados y rechazados hasta su campamento; los hispanos no supieron aprovechar el desconcierto creado para perseguirlos de cerca.
Los pretores romanos, temerosos de sufrir un ataque al despuntar el día, hicieron salir en el silencio de la noche al ejército con órdenes de mantener el mayor sigilo. Al clarear el día las tropas indígenas se aproximaron a la empalizada en formación de combate; entraron en el campamento y lo encontraron vacío, arramblando con lo que había quedado tras la precipitada salida nocturna.
El resultado del combate se había saldado con 5.000 romanos y aliados muertos, con cuyos despojos se armaron los hispanos. Después, retornaron a su campamento y permanecieron inactivos algunos días. Desde allí se encaminaron hacia el río Tajo.
Entretanto, Quincio Crispino y Calpurnio Pisón dedicaron todo aquel tiempo a recabar tropas auxiliares hispanas de las ciudades aliadas y a restablecer la moral tras el pánico de la derrota.
Nota: La ubicación de esta derrota inicial romana es un tanto confusa. Livio dice: "haud procul Dipone et Toleto urbibus"; esto es, a no mucha distancia de las ciudades de Dipo y Toledo. Sobre la Dipo que hay referencias, se encuentra bastante lejos de Toledo y del río Tajo, al oeste de Mérida.
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La conquista romana de Hispania
Batalla a orillas del Tajo
Cuando pareció suficiente el número de fuerzas, los romanos emplazaron su campamento a 12 millas del río Tajo. Al tercer relevo de la guardia emprendieron la marcha y llegaron a la orilla del Tajo con las primeras luces del día. El campamento hispano estaba situado en una colina al otro lado del río. Inmediatamente, por donde el cauce dejaba dos puntos vadeables, los romanos pasaron el ejército, Calpurnio Pisón por el lado derecho y Quincio Crispino por el izquierdo, sin que los hispanos hicieran movimiento alguno.
Sorprendidos por la inesperada aparición de los romanos, deliberaron sobre qué hacer, desaprovechando la oportunidad de sembrar el desconcierto mientras los romanos estaban apurados cruzando el río.
Entretanto los romanos, que ya habían trasladado al otro lado los bagajes y los habían reunido en un único punto, observando que el enemigo se ponía en movimiento y no les quedaba tiempo para fortificar su posición, formaron rápidamente en orden de batalla. En el centro se situaron la Vª legión de Calpurnio y la VIIIª de Quincio, en las alas los auxiliares y la caballería. El terreno favorecía a los romanos pues era una extensión llana y despejada hasta la colina ocupada por el campamento enemigo.
Los hispanos, al ver dos columnas formando en su lado del río, para intentar sorprenderlos antes de que pudieran reunirse y alinearse salieron del campamento y se lanzaron al combate a la carrera. El choque fue muy violento en un principio. El centro romano, formado por las dos legiones, aguantó la embestida.
"El enemigo, en vista de que no era capaz de moverlas de su posición de otra manera, adoptó la táctica de combatir en cuña, y cada vez más numeroso y compacto presionaba sobre el centro. Cuando el pretor Calpurnio vio que su formación estaba allí en apuros, mandó a toda prisa a los legados Tito Quintilio Varo y Lucio Juvencio Taina a animar cada uno a una de las legiones con orden de hacerles comprender y recordar que las esperanzas de vencer y conservar Hispania dependen de ellas por completo; si retroceden de aquella posición, nadie de aquel ejército verá jamás no ya Italia sino ni siquiera la orilla del otro lado del Tajo. Él, por su parte, con la caballería de las dos legiones, hizo una pequeña maniobra envolvente y se lanzó de flanco contra la cuña enemiga que estaba presionando sobre el centro. Quincio, con la caballería aliada, atacó el otro flanco enemigo. Pero los jinetes de Calpurnio se batían con mucho más denuedo, y el pretor más que nadie, pues fue el primero en cargar contra el enemigo y además se metió de tal modo entre los contendientes que apenas se podía discernir a qué bando pertenecía. El singular arrojo del pretor enardeció a los jinetes y el de éstos a los de a pie. El amor propio acicateó a los primeros centuriones, que vieron al pretor en medio de las armas arrojadas por los enemigos, con lo cual, cada uno por su parte, urgían a los abanderados ordenándoles que avanzaran con las enseñas y a los soldados que los siguieran al instante. Repiten todos el grito de guerra y se lanza una carga como desde una posición más elevada. Igual que un torrente, arrollan y abaten al enemigo, que es presa del desconcierto, y resulta imposible resistir su ataque en cargas sucesivas"
Livio XXXIX 31, 3-10
Nota: Los numerales de las legiones Vª y VIIIª lo son con respecto a la totalidad de legiones reclutadas por Roma. Generalmente, las cuatro de los ejércitos consulares se numeraban de la Iª a la IVª
Angus McBride
• Evidentemente, el Águila todavía no había sido adopta aun como emblema permanente de las legiones
Cuando pareció suficiente el número de fuerzas, los romanos emplazaron su campamento a 12 millas del río Tajo. Al tercer relevo de la guardia emprendieron la marcha y llegaron a la orilla del Tajo con las primeras luces del día. El campamento hispano estaba situado en una colina al otro lado del río. Inmediatamente, por donde el cauce dejaba dos puntos vadeables, los romanos pasaron el ejército, Calpurnio Pisón por el lado derecho y Quincio Crispino por el izquierdo, sin que los hispanos hicieran movimiento alguno.
Sorprendidos por la inesperada aparición de los romanos, deliberaron sobre qué hacer, desaprovechando la oportunidad de sembrar el desconcierto mientras los romanos estaban apurados cruzando el río.
Entretanto los romanos, que ya habían trasladado al otro lado los bagajes y los habían reunido en un único punto, observando que el enemigo se ponía en movimiento y no les quedaba tiempo para fortificar su posición, formaron rápidamente en orden de batalla. En el centro se situaron la Vª legión de Calpurnio y la VIIIª de Quincio, en las alas los auxiliares y la caballería. El terreno favorecía a los romanos pues era una extensión llana y despejada hasta la colina ocupada por el campamento enemigo.
Los hispanos, al ver dos columnas formando en su lado del río, para intentar sorprenderlos antes de que pudieran reunirse y alinearse salieron del campamento y se lanzaron al combate a la carrera. El choque fue muy violento en un principio. El centro romano, formado por las dos legiones, aguantó la embestida.
"El enemigo, en vista de que no era capaz de moverlas de su posición de otra manera, adoptó la táctica de combatir en cuña, y cada vez más numeroso y compacto presionaba sobre el centro. Cuando el pretor Calpurnio vio que su formación estaba allí en apuros, mandó a toda prisa a los legados Tito Quintilio Varo y Lucio Juvencio Taina a animar cada uno a una de las legiones con orden de hacerles comprender y recordar que las esperanzas de vencer y conservar Hispania dependen de ellas por completo; si retroceden de aquella posición, nadie de aquel ejército verá jamás no ya Italia sino ni siquiera la orilla del otro lado del Tajo. Él, por su parte, con la caballería de las dos legiones, hizo una pequeña maniobra envolvente y se lanzó de flanco contra la cuña enemiga que estaba presionando sobre el centro. Quincio, con la caballería aliada, atacó el otro flanco enemigo. Pero los jinetes de Calpurnio se batían con mucho más denuedo, y el pretor más que nadie, pues fue el primero en cargar contra el enemigo y además se metió de tal modo entre los contendientes que apenas se podía discernir a qué bando pertenecía. El singular arrojo del pretor enardeció a los jinetes y el de éstos a los de a pie. El amor propio acicateó a los primeros centuriones, que vieron al pretor en medio de las armas arrojadas por los enemigos, con lo cual, cada uno por su parte, urgían a los abanderados ordenándoles que avanzaran con las enseñas y a los soldados que los siguieran al instante. Repiten todos el grito de guerra y se lanza una carga como desde una posición más elevada. Igual que un torrente, arrollan y abaten al enemigo, que es presa del desconcierto, y resulta imposible resistir su ataque en cargas sucesivas"
Livio XXXIX 31, 3-10
Nota: Los numerales de las legiones Vª y VIIIª lo son con respecto a la totalidad de legiones reclutadas por Roma. Generalmente, las cuatro de los ejércitos consulares se numeraban de la Iª a la IVª
Angus McBride
• Evidentemente, el Águila todavía no había sido adopta aun como emblema permanente de las legiones
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La conquista romana de Hispania
La caballería persiguió a los fugitivos hasta su campamento e irrumpió mezclada con el tropel de enemigos dentro de la empalizada. La guarnición que allí había quedado reinició la lucha viéndose los jinetes romanos obligados a descabalgar. Mientras se combatía llegó la Vª legión y luego, a medida que podían, llegaron las otras tropas.
"Los hispanos fueron exterminados en todas partes por todo el campamento, y no escaparon más de cuatro mil hombres; de ellos, unos tres mil que habían conservado las armas alcanzaron un monte cercano, y mil, medio desarmados la mayoría, se dispersaron por los campos. Habían sido más de treinta y cinco mil enemigos, y de ellos sólo sobrevivió a la batalla un número tan reducido. Se capturaron ciento treinta y tres enseñas. Entre romanos y aliados cayeron poco más de seiscientos, y auxiliares de las provincias unos ciento cincuenta. La pérdida de cinco tribunos militares y unos pocos jinetes romanos hizo pensar en una victoria especialmente cruenta"
Livio XXXIX 31, 13-16
Los romanos se quedaron en el campamento enemigo al no haber tenido tiempo de fortificar uno propio. Al día siguiente, ante la asamblea de soldados, Calpurnio Pisón elogió y recompensó con faleras a los jinetes, declarando que habían sido parte fundamental de la victoria. Quincio Crispino recompensó a sus jinetes con cadenillas y fíbulas. También fueron condecorados gran número de centuriones de uno y otro ejército, sobre todo los que habían ocupado el centro de la formación.
"Phalerae"
"Los hispanos fueron exterminados en todas partes por todo el campamento, y no escaparon más de cuatro mil hombres; de ellos, unos tres mil que habían conservado las armas alcanzaron un monte cercano, y mil, medio desarmados la mayoría, se dispersaron por los campos. Habían sido más de treinta y cinco mil enemigos, y de ellos sólo sobrevivió a la batalla un número tan reducido. Se capturaron ciento treinta y tres enseñas. Entre romanos y aliados cayeron poco más de seiscientos, y auxiliares de las provincias unos ciento cincuenta. La pérdida de cinco tribunos militares y unos pocos jinetes romanos hizo pensar en una victoria especialmente cruenta"
Livio XXXIX 31, 13-16
Los romanos se quedaron en el campamento enemigo al no haber tenido tiempo de fortificar uno propio. Al día siguiente, ante la asamblea de soldados, Calpurnio Pisón elogió y recompensó con faleras a los jinetes, declarando que habían sido parte fundamental de la victoria. Quincio Crispino recompensó a sus jinetes con cadenillas y fíbulas. También fueron condecorados gran número de centuriones de uno y otro ejército, sobre todo los que habían ocupado el centro de la formación.
"Phalerae"
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La conquista romana de Hispania
Año 184
En el sorteo de provincias entre los pretores la Hispania Citerior le correspondió a Aulo Terencio Varrón y la Ulterior a Publio Sempronio Longo.
De estas provincias llegaron casi al mismo tiempo los legados Lucio Juvencio Taina y Tito Quintilio Varo; éstos, después de informar al senado acerca de la importante guerra que estaba prácticamente finalizada ya en Hispania, pidieron al mismo tiempo que por tan notables éxitos se celebraran actos en honor de los dioses inmortales y se permitiera a los pretores repatriar al ejército.
• El motivo de la petición de Lucio Quincio Crispino y Caio Calpurnio Pisón lo podemos encontrar en algo que ya se mencionó anteriormente cuando Lucio Manlio Acidino Fulviano solicitó que se le otorgara la ceremonia del Triunfo:
"Su petición de triunfo, presentada ante el senado en el templo de Belona, tenía a su favor la magnitud de las empresas llevadas a cabo pero tenía en su contra el precedente que sentaba, porque era norma establecida por la tradición que no obtuviese el triunfo nadie que no hubiese traído de vuelta su ejército, a no ser que hubiese entregado a su sucesor una provincia sometida y pacificada. De todos modos, a Manlio se le concedió un honor intermedio, el de entrar en Roma recibiendo la ovación"
El senado, en un principio, decretó dos días de acción de gracias; con respecto a la repatriación de las legiones, se decidió dejar la cuestión sin prejuzgar para un posterior debate.
Se iba a generar en el senado una viva polémica entre los nuevos pretores y los amigos de Quincio Crispino y Calpurnio Pisón.
En el sorteo de provincias entre los pretores la Hispania Citerior le correspondió a Aulo Terencio Varrón y la Ulterior a Publio Sempronio Longo.
De estas provincias llegaron casi al mismo tiempo los legados Lucio Juvencio Taina y Tito Quintilio Varo; éstos, después de informar al senado acerca de la importante guerra que estaba prácticamente finalizada ya en Hispania, pidieron al mismo tiempo que por tan notables éxitos se celebraran actos en honor de los dioses inmortales y se permitiera a los pretores repatriar al ejército.
• El motivo de la petición de Lucio Quincio Crispino y Caio Calpurnio Pisón lo podemos encontrar en algo que ya se mencionó anteriormente cuando Lucio Manlio Acidino Fulviano solicitó que se le otorgara la ceremonia del Triunfo:
"Su petición de triunfo, presentada ante el senado en el templo de Belona, tenía a su favor la magnitud de las empresas llevadas a cabo pero tenía en su contra el precedente que sentaba, porque era norma establecida por la tradición que no obtuviese el triunfo nadie que no hubiese traído de vuelta su ejército, a no ser que hubiese entregado a su sucesor una provincia sometida y pacificada. De todos modos, a Manlio se le concedió un honor intermedio, el de entrar en Roma recibiendo la ovación"
El senado, en un principio, decretó dos días de acción de gracias; con respecto a la repatriación de las legiones, se decidió dejar la cuestión sin prejuzgar para un posterior debate.
Se iba a generar en el senado una viva polémica entre los nuevos pretores y los amigos de Quincio Crispino y Calpurnio Pisón.
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La conquista romana de Hispania
Ambas partes contaban con el apoyo de los tribunos de la plebe y con el de un cónsul. Los que apoyaban a los pretores entrantes anunciaron que pondrían el veto al senadoconsulto si se decidía la repatriación del ejército, mientras que los otros anunciaron que, si se interponía este veto, no permitirían que se aprovase ninguna otra resolución.
Las argumentaciones de los partidarios de los nuevos pretores acabaron prevaleciendo pues no se pudo considerar la victoria del Tajo como decisiva.
No es que se diera la victoria de unos sobre otros. La oposición de un cónsul y de varios tribunos de la plebe podía paralizar cualquier medida que se intentara tomar. El senado tomó una decisión que dejara satisfechas a ambas partes. Se aprobó un senadoconsulto según el cual los pretores alistarían 4.000 soldados de infantería y 300 de caballería, además de 5.000 aliados latinos y 500 jinetes para llevarlos a Hispania. Después de incorporar estos contingentes a las legiones de las provincias licenciarían a todos los soldados que excediesen en cada legión al número de 5.000 infantes y 300 jinetes. Los primeros en ser licenciados serían aquellos que hubieran cumplido el tiempo de servicio militar y después los irían licenciando según hubiera sido el grado de valor demostrado en combate. Mediante este sistema pudo celebrarse el solicitado triunfo.
Nota: Según la traducción que se maneje de Livio, este pasaje puede conducir a error. Por ejemplo:
cum eos in legiones quattuor discripsissent
En la que uso normalmente lo traducen: "después de distribuirlos entre las cuatro legiones"
XXXIX 38, 11
Los soldados reclutados no podían distribuirse entre las cuatro legiones pues sólo habían dos en Hispania. Los pretores no alistan refuerzos o relevos para esas dos legiones, alistan cada uno (algunos autores interpretan que el total es el de las dos levas) a 4.000 soldados de infantería y 300 de caballería, además de 5.000 aliados latinos y 500 jinetes. La idea era llevar a estas tropas a Hispania, formar cuatro legiones con su número habitual y dejar dos con la cantidad que se ha determinado anteriormente (5.000 infantes y 300 jinetes).
El problema surge en cómo se traduzca ese cum eos in, que todo sea dicho, en los originales aparece de varias maneras (e (os in)legiones quatuor)
No es lo mismo:
"Después de distribuirlos (a estos) entre las cuatro legiones"
Que:
"Después de que estos se distribuyeran en cuatro legiones"
Tampoco es que sea relevante. Más que nada apuntarlo porque invariablemente de la traducción que se use, se va a leer "cuatro legiones".
Las argumentaciones de los partidarios de los nuevos pretores acabaron prevaleciendo pues no se pudo considerar la victoria del Tajo como decisiva.
No es que se diera la victoria de unos sobre otros. La oposición de un cónsul y de varios tribunos de la plebe podía paralizar cualquier medida que se intentara tomar. El senado tomó una decisión que dejara satisfechas a ambas partes. Se aprobó un senadoconsulto según el cual los pretores alistarían 4.000 soldados de infantería y 300 de caballería, además de 5.000 aliados latinos y 500 jinetes para llevarlos a Hispania. Después de incorporar estos contingentes a las legiones de las provincias licenciarían a todos los soldados que excediesen en cada legión al número de 5.000 infantes y 300 jinetes. Los primeros en ser licenciados serían aquellos que hubieran cumplido el tiempo de servicio militar y después los irían licenciando según hubiera sido el grado de valor demostrado en combate. Mediante este sistema pudo celebrarse el solicitado triunfo.
Nota: Según la traducción que se maneje de Livio, este pasaje puede conducir a error. Por ejemplo:
cum eos in legiones quattuor discripsissent
En la que uso normalmente lo traducen: "después de distribuirlos entre las cuatro legiones"
XXXIX 38, 11
Los soldados reclutados no podían distribuirse entre las cuatro legiones pues sólo habían dos en Hispania. Los pretores no alistan refuerzos o relevos para esas dos legiones, alistan cada uno (algunos autores interpretan que el total es el de las dos levas) a 4.000 soldados de infantería y 300 de caballería, además de 5.000 aliados latinos y 500 jinetes. La idea era llevar a estas tropas a Hispania, formar cuatro legiones con su número habitual y dejar dos con la cantidad que se ha determinado anteriormente (5.000 infantes y 300 jinetes).
El problema surge en cómo se traduzca ese cum eos in, que todo sea dicho, en los originales aparece de varias maneras (e (os in)legiones quatuor)
No es lo mismo:
"Después de distribuirlos (a estos) entre las cuatro legiones"
Que:
"Después de que estos se distribuyeran en cuatro legiones"
Tampoco es que sea relevante. Más que nada apuntarlo porque invariablemente de la traducción que se use, se va a leer "cuatro legiones".
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La conquista romana de Hispania
Los nuevos pretores no parece que encontraran muchos problemas. En la Ulterior se mantuvo la situación tranquila tras haber sido frustradas las incursiones lusitanas al sur del Guadalquivir. Mientras, en la Citerior, en territorio suesetano, Aulo Terencio Varrón tomó al asalto con manteletes y obras de asedio la plaza de Corbión ●, vendiendo a los prisioneros.
Los pretores salientes, Caio Calpurnio Pisón y Lucio Quincio Crispino regresaron a Roma en donde el senado acordó, por amplia mayoría, concederles el Triunfo a ambos.
"Celebró primero Gayo Calpurnio su triunfo sobre los lusitanos y celtíberos; llevó en el desfile ochenta y tres coronas de oro y doce mil libras de plata. Pocos días después celebró Lucio Quincio Crispino el suyo, también sobre los lusitanos y los celtíberos, llevando en el desfile igual cantidad de oro y plata"
Livio XXXIX 42, 2-4
● Sobre La localización geográfica de los Suesetanos ya se habló anteriormente. La plaza de Corbión únicamente se nombra en el texto de Livio y se suele ubicar entre la zona de Sangüesa (Navarra) y el Ebro
Los pretores salientes, Caio Calpurnio Pisón y Lucio Quincio Crispino regresaron a Roma en donde el senado acordó, por amplia mayoría, concederles el Triunfo a ambos.
"Celebró primero Gayo Calpurnio su triunfo sobre los lusitanos y celtíberos; llevó en el desfile ochenta y tres coronas de oro y doce mil libras de plata. Pocos días después celebró Lucio Quincio Crispino el suyo, también sobre los lusitanos y los celtíberos, llevando en el desfile igual cantidad de oro y plata"
Livio XXXIX 42, 2-4
● Sobre La localización geográfica de los Suesetanos ya se habló anteriormente. La plaza de Corbión únicamente se nombra en el texto de Livio y se suele ubicar entre la zona de Sangüesa (Navarra) y el Ebro
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La conquista romana de Hispania
Año 183
Se les prorroga el mando a Aulo Terencio Varrón y a Publio Sempronio Longo.
En la Ulterior hubo tranquilidad debido a la inactividad de los lusitanos y a que Sempronio Longo estuvo aquejado de una larga enfermedad.
En la Citerior, en territorio ausetano ● no lejos del Ebro, Terencio Varrón libró varios combates faborables contra los celtíberos, tomando algunas plazas fortificadas en la zona.
● Algunos autores rectifican a Livio y sitúan los combates en territorio suesetano
Año 182
En el sorteo de provincias le correspondió la Hispania Citerior a Quinto Fulvio Flaco y la Ulterior a Publio Manlio
Guerra en la Celtiberia
Mientras se realizaba el sorteo de provincias, llegaron noticias a Roma de que la Hispania Citerior se había alzado en armas y que los celtíberos habían comenzado una nueva guerra. En la Ulterior, debido a la larga enfermedad de Sempronio Longo, la inactividad había relajado la disciplina militar.
El senado ordenó alistar 4.000 infantes y 200 jinetes entre los ciudadanos romanos y 7.000 infantes y 300 jinetes entre los aliados, que serían conducidos a Hispania.
Antes de la partida de los nuevos pretores, llegó una carta de Terencio Varrón anunciando la muerte de Sempronio Longo. Los pretores recibieron la orden de adelantar su partida hacia Hispania.
Se les prorroga el mando a Aulo Terencio Varrón y a Publio Sempronio Longo.
En la Ulterior hubo tranquilidad debido a la inactividad de los lusitanos y a que Sempronio Longo estuvo aquejado de una larga enfermedad.
En la Citerior, en territorio ausetano ● no lejos del Ebro, Terencio Varrón libró varios combates faborables contra los celtíberos, tomando algunas plazas fortificadas en la zona.
● Algunos autores rectifican a Livio y sitúan los combates en territorio suesetano
Año 182
En el sorteo de provincias le correspondió la Hispania Citerior a Quinto Fulvio Flaco y la Ulterior a Publio Manlio
Guerra en la Celtiberia
Mientras se realizaba el sorteo de provincias, llegaron noticias a Roma de que la Hispania Citerior se había alzado en armas y que los celtíberos habían comenzado una nueva guerra. En la Ulterior, debido a la larga enfermedad de Sempronio Longo, la inactividad había relajado la disciplina militar.
El senado ordenó alistar 4.000 infantes y 200 jinetes entre los ciudadanos romanos y 7.000 infantes y 300 jinetes entre los aliados, que serían conducidos a Hispania.
Antes de la partida de los nuevos pretores, llegó una carta de Terencio Varrón anunciando la muerte de Sempronio Longo. Los pretores recibieron la orden de adelantar su partida hacia Hispania.
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La conquista romana de Hispania
Llegaron al mismo tiempo ambos pretores a sus provincias. Quinto Fulvio Flaco recibió el ejército de manos de Aulo Terencio pues la Ulterior había estado sin mando debido a la muerte de Sempronio Longo.
Fulvio Flaco emprendió inmediatamente la campaña y marchó al asalto de la ciudad de Urbicna (oppidum Hispanum Urbicuam nomine) ●. Los celtíberos atacaron al pretor cuando asediaba la plaza. Se libraron duros combates en los que resultaron muertos y heridos muchos soldados romanos.
Venció Fulvio a base de tenacidad, porque no hubo fuerza capaz de arrancarlo del asedio; los celtíberos, tras el desgaste de los combates de resultado cambiante, se retiraron. Privada de apoyo, Fulvio logró tomar la plaza.
Por su parte, Publio Manlio dedicó todo el tiempo a reunir al ejército de la Ulterior que se había dispersado al quedarse sin mando.
Ambos pretores retiraron sus tropas a los cuarteles de invierno sin llevar a cabo ninguna otra operación reseñable.
"Éstos fueron los acontecimientos ocurridos en Hispania durante aquel verano. Terencio, que había llegado de aquella provincia, entró en Roma recibiendo la ovación. Se aportaron nueve mil trescientos veinte libras de plata, ochenta y dos libras de oro y sesenta y siete coronas de oro"
Livio XL 16, 11
● Además de Urbicna se han propuesto Urbicua y Urbicana. En el caso de ser la Urbiaca del Itinerario de Antonino se localizaría en Concud (Teruel).
-Itinerario de Antonino (en portugués): http://imprompto.blogspot.com.es/2009/0 ... ino-1.html
Nuevo estudio sobre el Itinerario de Antonino, Antonio Blázquez
Fulvio Flaco emprendió inmediatamente la campaña y marchó al asalto de la ciudad de Urbicna (oppidum Hispanum Urbicuam nomine) ●. Los celtíberos atacaron al pretor cuando asediaba la plaza. Se libraron duros combates en los que resultaron muertos y heridos muchos soldados romanos.
Venció Fulvio a base de tenacidad, porque no hubo fuerza capaz de arrancarlo del asedio; los celtíberos, tras el desgaste de los combates de resultado cambiante, se retiraron. Privada de apoyo, Fulvio logró tomar la plaza.
Por su parte, Publio Manlio dedicó todo el tiempo a reunir al ejército de la Ulterior que se había dispersado al quedarse sin mando.
Ambos pretores retiraron sus tropas a los cuarteles de invierno sin llevar a cabo ninguna otra operación reseñable.
"Éstos fueron los acontecimientos ocurridos en Hispania durante aquel verano. Terencio, que había llegado de aquella provincia, entró en Roma recibiendo la ovación. Se aportaron nueve mil trescientos veinte libras de plata, ochenta y dos libras de oro y sesenta y siete coronas de oro"
Livio XL 16, 11
● Además de Urbicna se han propuesto Urbicua y Urbicana. En el caso de ser la Urbiaca del Itinerario de Antonino se localizaría en Concud (Teruel).
-Itinerario de Antonino (en portugués): http://imprompto.blogspot.com.es/2009/0 ... ino-1.html
Nuevo estudio sobre el Itinerario de Antonino, Antonio Blázquez
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La conquista romana de Hispania
Año 181
Se les prorroga el mando a Quinto Fulvio Flaco y Publio Manlio. Les fue asignado un contingente complementario de 3.000 infantes romanos y 200 jinetes, y 6.000 infantes y 300 jinetes aliados de derecho latino.
La presión romana que empujaba a los celtíberos a mantenerse en las tierras más pobres indujo a estos a reunir un ejército de cerca de 35.000 hombres. La carencia de tierras había llevado al levantamiento, entre otros, de los lusones, en la Celtiberia oriental (entre los ríos Jalón y Jiloca).
Fulvio Flaco recibió la noticia de que los celtíberos habían movilizado un considerable ejército y reunió todas las tropas auxiliares que le fue posible. A comienzos de la primavera, se internó en la Carpetania y emplazó su campamento junto a la plaza de Ebura (identificada como la posterior Libora).
● Sobre el emplazamiento de Ebura (Aebura):
Parece localizarse en las inmediaciones de Talavera de la Reina, si no en la misma ciudad
http://www.realacademiatoledo.es/files/ ... 028/02.pdf
...la identificación tradicional de Talavera con la Aebura de Tito Livio, en la que el historiador romano sitúa la campaña del pretor del Citerior Quinto Fulvio Flaco en 181 a.C en la Carpetania, o la Libora de Ptolomeo. Para algunos autores, sin embargo, la Ebura liviana estaría situada más al este, entre Talavera y Toledo, en torno a la Puebla de Montalbán (Montero Vitores, 1989) ...
Al margen de estas disquisiciones sobre la toponimia y la identificación con Talavera, la arqueología tan sólo demuestra hasta el momento, que desde la Edad del Bronce hay una larga etapa en la que en el solar talaverano no parece existir un poblado constituido desde el punto de vista urbanístico, por lo que habría que replantear seriamente las atribuciones de Ebura y Libora con el actual emplazamiento de Talavera
http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/c ... /05f03.htm
Se les prorroga el mando a Quinto Fulvio Flaco y Publio Manlio. Les fue asignado un contingente complementario de 3.000 infantes romanos y 200 jinetes, y 6.000 infantes y 300 jinetes aliados de derecho latino.
La presión romana que empujaba a los celtíberos a mantenerse en las tierras más pobres indujo a estos a reunir un ejército de cerca de 35.000 hombres. La carencia de tierras había llevado al levantamiento, entre otros, de los lusones, en la Celtiberia oriental (entre los ríos Jalón y Jiloca).
Fulvio Flaco recibió la noticia de que los celtíberos habían movilizado un considerable ejército y reunió todas las tropas auxiliares que le fue posible. A comienzos de la primavera, se internó en la Carpetania y emplazó su campamento junto a la plaza de Ebura (identificada como la posterior Libora).
● Sobre el emplazamiento de Ebura (Aebura):
Parece localizarse en las inmediaciones de Talavera de la Reina, si no en la misma ciudad
http://www.realacademiatoledo.es/files/ ... 028/02.pdf
...la identificación tradicional de Talavera con la Aebura de Tito Livio, en la que el historiador romano sitúa la campaña del pretor del Citerior Quinto Fulvio Flaco en 181 a.C en la Carpetania, o la Libora de Ptolomeo. Para algunos autores, sin embargo, la Ebura liviana estaría situada más al este, entre Talavera y Toledo, en torno a la Puebla de Montalbán (Montero Vitores, 1989) ...
Al margen de estas disquisiciones sobre la toponimia y la identificación con Talavera, la arqueología tan sólo demuestra hasta el momento, que desde la Edad del Bronce hay una larga etapa en la que en el solar talaverano no parece existir un poblado constituido desde el punto de vista urbanístico, por lo que habría que replantear seriamente las atribuciones de Ebura y Libora con el actual emplazamiento de Talavera
http://biblioteca2.uclm.es/biblioteca/c ... /05f03.htm
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La conquista romana de Hispania
A quien pretende engañar, caballero
todos sabemos que Roma no fue nada hasta que llegaron los catalanes
PD Un trabajo cojo@#€@, ya quisieran muchos historiadores ser así de amenos y concisos...
todos sabemos que Roma no fue nada hasta que llegaron los catalanes
PD Un trabajo cojo@#€@, ya quisieran muchos historiadores ser así de amenos y concisos...
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
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La conquista romana de Hispania
todos sabemos que Roma no fue nada hasta que llegaron los catalanes
Cierto, cierto. Y ya no hablemos de la Magna Grecia, el embrión de su Imperio.
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La conquista romana de Hispania
Batalla contra los celtíberos
Quinto Fulvio Flaco colocó una pequeña guarnición en la plaza de Ebura, frente a la cual había acampado con dos legiones (la Vª y la VIIª). Pocos días después, los celtíberos instalaron su campamento al pie de una colina distante unas dos millas de los romanos. Cuando Fulvio se percató de su presencia envió a su hermano Marco Fulvio con dos escuadrones de jinetes aliados a reconocer el terreno que mediaba entre ellos y el campamento enemigo, ordenándole que se aproximara todo lo posible a la empalizada para hacerse una idea de sus proporciones; debía abstenerse de combatir y replegarse en el caso de que les saliera al paso la caballería celtíbera. Marco Fulvio realizó la tarea tal y como se la había encomendado su hermano.
Durante varios días se realizó el mismo movimiento: los dos escuadrones romanos se dejaban ver y después retrocedían en cuanto salía del campamento al galope la caballería enemiga.
Finalmente los celtíberos sacaron al grueso de su ejército e hicieron alto formando en línea aproximadamente a medio camino entre los campamentos. El terreno era llano y a propósito para la batalla. Allí permanecieron firmes esperando a los romanos. Quinto Fulvio tuvo que contener a sus soldados dentro de la empalizada.
Durante cuatro días seguidos los celtíberos formaron en el mismo sitio a la espera de que los romanos aceptaran el combate, mientras que estos no realizaron movimiento alguno. Finalmente, los celtíberos optaron por retirarse a su campamento al no dárseles oportunidad de combatir; únicamente salían los jinetes hasta los puestos de avanzada para estar preparados en caso de producirse cualquier movimiento por parte de los romanos.
Quinto Fulvio Flaco colocó una pequeña guarnición en la plaza de Ebura, frente a la cual había acampado con dos legiones (la Vª y la VIIª). Pocos días después, los celtíberos instalaron su campamento al pie de una colina distante unas dos millas de los romanos. Cuando Fulvio se percató de su presencia envió a su hermano Marco Fulvio con dos escuadrones de jinetes aliados a reconocer el terreno que mediaba entre ellos y el campamento enemigo, ordenándole que se aproximara todo lo posible a la empalizada para hacerse una idea de sus proporciones; debía abstenerse de combatir y replegarse en el caso de que les saliera al paso la caballería celtíbera. Marco Fulvio realizó la tarea tal y como se la había encomendado su hermano.
Durante varios días se realizó el mismo movimiento: los dos escuadrones romanos se dejaban ver y después retrocedían en cuanto salía del campamento al galope la caballería enemiga.
Finalmente los celtíberos sacaron al grueso de su ejército e hicieron alto formando en línea aproximadamente a medio camino entre los campamentos. El terreno era llano y a propósito para la batalla. Allí permanecieron firmes esperando a los romanos. Quinto Fulvio tuvo que contener a sus soldados dentro de la empalizada.
Durante cuatro días seguidos los celtíberos formaron en el mismo sitio a la espera de que los romanos aceptaran el combate, mientras que estos no realizaron movimiento alguno. Finalmente, los celtíberos optaron por retirarse a su campamento al no dárseles oportunidad de combatir; únicamente salían los jinetes hasta los puestos de avanzada para estar preparados en caso de producirse cualquier movimiento por parte de los romanos.
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