La conquista romana de Hispania
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La conquista romana de Hispania
Durante algún tiempo, unos y otros salían exclusivamente a recoger forraje y leña detrás de sus campamentos sin molestarse mutuamente.
Cuando Quinto Fulvio estuvo convencido de que tantos días de inactividad habrían hecho que los celtíberos no contaran con que él tomase ninguna iniciativa, dio orden a Lucio Acilio de rodear, con el ala izquierda y 6.000 auxiliares hispanos ( cum ala sinistra et sex milibus provincialium auxiliorum ), la colina que estaba a espaldas del enemigo, y luego, cuando oyera el grito de guerra, caer sobre su campamento. Lucio Acilio partió aprovechando la oscuridad de la noche para evitar el ser visto.
Al despuntar el día, Quinto Fulvio envió al prefecto de los aliados, Caio Escribonio, hacia la empalizada enemiga con los jinetes del ala izquierda ( cum equitibus extraordinariis sinistrae alae ). Al percatarse los celtíberos de que se acercaban los jinetes romanos en mayor número de lo que era habitual, lanzaron toda su caballería fuera del campamento a la vez que se daba también a la infantería la orden de salida.
De acuerdo a las indicaciones recibidas, Caio Escribonio, en cuanto oyó el retumbar de la caballería, volvió grupas en dirección al campamento romano. Al verlo retroceder, los celtíberos emprendieron su persecución con mayor ímpetu. En cabeza iba la caballería seguida al poco por la infantería con el convencimiento de que aquel día tomarían el campamento romano. Cuando se encontraban a 500 pasos de la empalizada, Quinto Fulvio estimó que se encontraban bastante alejados de la protección de su campamento, por lo que formó sus tropas en el interior y efectuó una salida repentina por tres sitios a la vez lanzando el grito de guerra no sólo para estimular el espíritu combativo sino para dar la señal a los que estaban aguardando en la colina. Las tropas de Lucio Acilio no tardaron mucho en bajar a la carrera hacia el campamento celtíbero como se les había ordenado, donde había quedado un retén de no más de 5.000 soldados. Como el pánico hizo presa en éstos al verse superados en número, así como por lo inesperado del ataque, el campamento fue tomado casi sin lucha. Una vez en su poder, Lucio Acilio le prendió fuego por el lado que mejor podía ser divisado por los combatientes.
La retaguardia del grueso del ejército celtíbero fue la que avistó las llamas; a continuación se difundió por todo el ejército la noticia de que el campamento estaba perdido. Lo que hizo aumentar el pánico en ellos, hizo subir la moral de los romanos.
Los celtíberos tuvieron un momento de indecisión e incertidumbre; pero al no tener dónde refugiarse en el caso de ser derrotados, radicando todas sus esperanzas en el combate, reemprendieron la lucha de nuevo.
En el centro de sus líneas sufrían la dura presión de la Vª legión; por ello, dirigieron con más confianza su ataque contra el flanco izquierdo, donde veían que los romanos habían alineado a las tropas auxiliares hispanas.
El flanco izquierdo de los romanos estaba a punto de ser rechazado cuando acudió la VIIª legión. En ese mismo momento llegaron los que habían quedado de guarnición en Ebura y se aproximaron las tropas de Lucio Acilio por la retaguardia. Cogidos en el medio, los celtíberos fueron víctimas de una matanza durante largo tiempo. Los supervivientes emprendieron una huida incontrolada en todas direcciones. Los jinetes, lanzados sobre ellos en dos grupos, causaron una gran carnicería.
Cerca de 3.000 celtíberos murieron aquel día, 4.700 cayeron prisioneros con más de 500 caballos. Se capturaron 38 enseñas militares.
De las dos legiones murieron algo más de 200 soldados romanos, 830 aliados de derecho latino y cerca de 2.400 auxiliares hispanos.
Quinto Fulvio llevó de vuelta al campamento su ejército y Lucio Acilio recibió la orden de permanecer en la zona ocupada por el campamento celtíbero. Al día siguiente se recogieron los despojos de los enemigos y, delante de la asamblea de soldados, se recompensó a los que se habían distinguido por su valor.
Cuando Quinto Fulvio estuvo convencido de que tantos días de inactividad habrían hecho que los celtíberos no contaran con que él tomase ninguna iniciativa, dio orden a Lucio Acilio de rodear, con el ala izquierda y 6.000 auxiliares hispanos ( cum ala sinistra et sex milibus provincialium auxiliorum ), la colina que estaba a espaldas del enemigo, y luego, cuando oyera el grito de guerra, caer sobre su campamento. Lucio Acilio partió aprovechando la oscuridad de la noche para evitar el ser visto.
Al despuntar el día, Quinto Fulvio envió al prefecto de los aliados, Caio Escribonio, hacia la empalizada enemiga con los jinetes del ala izquierda ( cum equitibus extraordinariis sinistrae alae ). Al percatarse los celtíberos de que se acercaban los jinetes romanos en mayor número de lo que era habitual, lanzaron toda su caballería fuera del campamento a la vez que se daba también a la infantería la orden de salida.
De acuerdo a las indicaciones recibidas, Caio Escribonio, en cuanto oyó el retumbar de la caballería, volvió grupas en dirección al campamento romano. Al verlo retroceder, los celtíberos emprendieron su persecución con mayor ímpetu. En cabeza iba la caballería seguida al poco por la infantería con el convencimiento de que aquel día tomarían el campamento romano. Cuando se encontraban a 500 pasos de la empalizada, Quinto Fulvio estimó que se encontraban bastante alejados de la protección de su campamento, por lo que formó sus tropas en el interior y efectuó una salida repentina por tres sitios a la vez lanzando el grito de guerra no sólo para estimular el espíritu combativo sino para dar la señal a los que estaban aguardando en la colina. Las tropas de Lucio Acilio no tardaron mucho en bajar a la carrera hacia el campamento celtíbero como se les había ordenado, donde había quedado un retén de no más de 5.000 soldados. Como el pánico hizo presa en éstos al verse superados en número, así como por lo inesperado del ataque, el campamento fue tomado casi sin lucha. Una vez en su poder, Lucio Acilio le prendió fuego por el lado que mejor podía ser divisado por los combatientes.
La retaguardia del grueso del ejército celtíbero fue la que avistó las llamas; a continuación se difundió por todo el ejército la noticia de que el campamento estaba perdido. Lo que hizo aumentar el pánico en ellos, hizo subir la moral de los romanos.
Los celtíberos tuvieron un momento de indecisión e incertidumbre; pero al no tener dónde refugiarse en el caso de ser derrotados, radicando todas sus esperanzas en el combate, reemprendieron la lucha de nuevo.
En el centro de sus líneas sufrían la dura presión de la Vª legión; por ello, dirigieron con más confianza su ataque contra el flanco izquierdo, donde veían que los romanos habían alineado a las tropas auxiliares hispanas.
El flanco izquierdo de los romanos estaba a punto de ser rechazado cuando acudió la VIIª legión. En ese mismo momento llegaron los que habían quedado de guarnición en Ebura y se aproximaron las tropas de Lucio Acilio por la retaguardia. Cogidos en el medio, los celtíberos fueron víctimas de una matanza durante largo tiempo. Los supervivientes emprendieron una huida incontrolada en todas direcciones. Los jinetes, lanzados sobre ellos en dos grupos, causaron una gran carnicería.
Cerca de 3.000 celtíberos murieron aquel día, 4.700 cayeron prisioneros con más de 500 caballos. Se capturaron 38 enseñas militares.
De las dos legiones murieron algo más de 200 soldados romanos, 830 aliados de derecho latino y cerca de 2.400 auxiliares hispanos.
Quinto Fulvio llevó de vuelta al campamento su ejército y Lucio Acilio recibió la orden de permanecer en la zona ocupada por el campamento celtíbero. Al día siguiente se recogieron los despojos de los enemigos y, delante de la asamblea de soldados, se recompensó a los que se habían distinguido por su valor.
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La conquista romana de Hispania
Inciso:
En esta batalla hemos visto que Quinto Fulvio Flaco ha alineado a dos legiones, las numeradas como Vª y VIIª. Recordemos que al iniciarse el levantamiento en la Hispania Citerior:
182
El senado ordenó alistar 4.000 infantes y 200 jinetes entre los ciudadanos romanos y 7.000 infantes y 300 jinetes entre los aliados, que serían conducidos a Hispania.
181
Les fue asignado un contingente complementario de 3.000 infantes romanos y 200 jinetes, y 6.000 infantes y 300 jinetes aliados de derecho latino.
-Como vimos, los últimos repatriados fueron los ejércitos de Caio Calpurnio Pisón y Lucio Quincio Crispino en el 184 (los del polémico debate en el senado) para que éstos pudieran celebrar su Triunfo.
• En este tiempo no se han repatriado ni licenciado soldados. Como veremos posteriormente, algunos llevaban en Hispania cerca de cinco años.
En esta batalla hemos visto que Quinto Fulvio Flaco ha alineado a dos legiones, las numeradas como Vª y VIIª. Recordemos que al iniciarse el levantamiento en la Hispania Citerior:
182
El senado ordenó alistar 4.000 infantes y 200 jinetes entre los ciudadanos romanos y 7.000 infantes y 300 jinetes entre los aliados, que serían conducidos a Hispania.
181
Les fue asignado un contingente complementario de 3.000 infantes romanos y 200 jinetes, y 6.000 infantes y 300 jinetes aliados de derecho latino.
-Como vimos, los últimos repatriados fueron los ejércitos de Caio Calpurnio Pisón y Lucio Quincio Crispino en el 184 (los del polémico debate en el senado) para que éstos pudieran celebrar su Triunfo.
• En este tiempo no se han repatriado ni licenciado soldados. Como veremos posteriormente, algunos llevaban en Hispania cerca de cinco años.
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La conquista romana de Hispania
Operaciones de Quinto Fulvio Flaco tras la batalla
Una vez trasladados los heridos a la plaza de Ebura, Quinto Fulvio condujo su ejército a través de la Carpetania hasta Contrebia.
Apiano, sobre la batalla que Quinto Fulvio sostuvo contra los celtíberos en las cercanías de Ebura, dice al respecto:
"Cuatro olimpiadas más tarde, en torno a la ciento cincuenta olimpiada, muchos iberos se sublevaron contra los romanos por carecer de tierra suficiente, entre otros, los lusones que habitaban en las cercanías del río Ebro. Por consiguiente, el cónsul Fulvio Flaco hizo una expedición contra ellos, los venció en una batalla y muchos de ellos se desperdigaron por las ciudades. Pero todos los que estaban especialmente faltos de tierra y obtenían su medio de vida gracias a una existencia errabunda se congregaron, en su huida, en la ciudad de Complega que era de fundación muy reciente, bien fortificada y se había desarrollado con rapidez"
Sobre Iberia 42
● Esta Complega de Apiano es la Contrebia de Livio. Sobre su posible ubicación se puede escribir y, de hecho, se ha escrito bastante al haber varios topónimos iguales. Las más importantes son la llamada Contrebia Leucade (en La Rioja), la Contrebia Belaisca (en Zaragoza) y la Contrebia Carbica (en Cuenca). Ésta última es aceptada por algunos autores como el destino de Quinto Fulvio en base a:
per Carpetaniam ad Contrebiam ductae legiones
Livio XL 33, 1
Resumiendo y para no liar mucho, a la preposición "per" se le da carácter de destino, no de paso.
-También apuntar que Apiano llama iberos a los lusones. Sobre los lusones, las contradicciones existentes sobre el concepto de Celtiberia, sus limites y divisiones, y las "tres Contrebias":
http://www.segeda.net/bibliografia/pdf/ ... usones.pdf
- Son 19 páginas y de lo que he encontrado es de lo más "ligero" que he visto. Otros escritos se pierden en asuntos tales como la "existencia errabunda" de los que se refugian en Complega (Contrebia), en la raíz griega, latina, celta, ibera ... de los topónimos, en los verbos, sustantivos y preposiciones greco-latinas, en los restos arqueológicos que se han encontrado en tal zona, la similitud de los mismos con los de otra región, etc, etc, etc.
Una vez trasladados los heridos a la plaza de Ebura, Quinto Fulvio condujo su ejército a través de la Carpetania hasta Contrebia.
Apiano, sobre la batalla que Quinto Fulvio sostuvo contra los celtíberos en las cercanías de Ebura, dice al respecto:
"Cuatro olimpiadas más tarde, en torno a la ciento cincuenta olimpiada, muchos iberos se sublevaron contra los romanos por carecer de tierra suficiente, entre otros, los lusones que habitaban en las cercanías del río Ebro. Por consiguiente, el cónsul Fulvio Flaco hizo una expedición contra ellos, los venció en una batalla y muchos de ellos se desperdigaron por las ciudades. Pero todos los que estaban especialmente faltos de tierra y obtenían su medio de vida gracias a una existencia errabunda se congregaron, en su huida, en la ciudad de Complega que era de fundación muy reciente, bien fortificada y se había desarrollado con rapidez"
Sobre Iberia 42
● Esta Complega de Apiano es la Contrebia de Livio. Sobre su posible ubicación se puede escribir y, de hecho, se ha escrito bastante al haber varios topónimos iguales. Las más importantes son la llamada Contrebia Leucade (en La Rioja), la Contrebia Belaisca (en Zaragoza) y la Contrebia Carbica (en Cuenca). Ésta última es aceptada por algunos autores como el destino de Quinto Fulvio en base a:
per Carpetaniam ad Contrebiam ductae legiones
Livio XL 33, 1
Resumiendo y para no liar mucho, a la preposición "per" se le da carácter de destino, no de paso.
-También apuntar que Apiano llama iberos a los lusones. Sobre los lusones, las contradicciones existentes sobre el concepto de Celtiberia, sus limites y divisiones, y las "tres Contrebias":
http://www.segeda.net/bibliografia/pdf/ ... usones.pdf
- Son 19 páginas y de lo que he encontrado es de lo más "ligero" que he visto. Otros escritos se pierden en asuntos tales como la "existencia errabunda" de los que se refugian en Complega (Contrebia), en la raíz griega, latina, celta, ibera ... de los topónimos, en los verbos, sustantivos y preposiciones greco-latinas, en los restos arqueológicos que se han encontrado en tal zona, la similitud de los mismos con los de otra región, etc, etc, etc.
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La conquista romana de Hispania
Final de la campaña del 181
La plaza de Contrebia, al verse asediada, pidió ayuda a los celtíberos. Éstos vieron dificultada su marcha por los caminos impracticables a causa de las lluvias incesantes y las crecidas de los ríos. Contrebia, al perder la esperanza de recibir ayuda, se rindió a los romanos.
Fulvio Flaco, también afectado por las inclemencias del tiempo, metió todo su ejército en la ciudad. Cuando los celtíberos, ignorantes de la rendición de la plaza, cruzaron los ríos en cuanto amainaron las lluvias y llegaron a Contrebia, al no ver campamento alguno en las inmediaciones pensaron que los romanos se habían trasladado a otro sitio o se habían retirado, y se acercaron a la ciudad desperdigados sin tomar precauciones. Los romanos efectuaron una rápida salida por dos puertas, los atacaron cuando estaban dispersos y los pusieron en fuga.
"La misma circunstancia que les impidió resistir y entablar combate —el hecho de no marchar en una sola columna ni agrupados en torno a las enseñas— fue la salvación para una gran parte por medio de la huida, pues una vez dispersados se diseminaron aquí y allá por toda la llanura y en ninguna parte los pudo atrapar agrupados el enemigo. A pesar de todo fueron cerca de doce mil los muertos, y se capturaron más de cinco mil hombres, cuatrocientos caballos y sesenta y dos enseñas militares"
Livio XL 33, 6-7
Parte de los que consiguieron escapar se encontraron con una segunda columna que iba en ayuda de la ciudad e hicieron que se dieran la vuelta.
Fulvio Flaco partió de Contrebia y llevó a su ejército a una expedición de saqueo por la Celtiberia tomando al asalto gran número de enclaves y sometiendo a la mayor parte de los celtíberos.
● Por lo que respecta a la Hispania Ulterior, Livio únicamente dice:
"En la ulterior, el pretor Manlio libró con éxito varios combates contra los lusitanos"
XL 34, 1
La plaza de Contrebia, al verse asediada, pidió ayuda a los celtíberos. Éstos vieron dificultada su marcha por los caminos impracticables a causa de las lluvias incesantes y las crecidas de los ríos. Contrebia, al perder la esperanza de recibir ayuda, se rindió a los romanos.
Fulvio Flaco, también afectado por las inclemencias del tiempo, metió todo su ejército en la ciudad. Cuando los celtíberos, ignorantes de la rendición de la plaza, cruzaron los ríos en cuanto amainaron las lluvias y llegaron a Contrebia, al no ver campamento alguno en las inmediaciones pensaron que los romanos se habían trasladado a otro sitio o se habían retirado, y se acercaron a la ciudad desperdigados sin tomar precauciones. Los romanos efectuaron una rápida salida por dos puertas, los atacaron cuando estaban dispersos y los pusieron en fuga.
"La misma circunstancia que les impidió resistir y entablar combate —el hecho de no marchar en una sola columna ni agrupados en torno a las enseñas— fue la salvación para una gran parte por medio de la huida, pues una vez dispersados se diseminaron aquí y allá por toda la llanura y en ninguna parte los pudo atrapar agrupados el enemigo. A pesar de todo fueron cerca de doce mil los muertos, y se capturaron más de cinco mil hombres, cuatrocientos caballos y sesenta y dos enseñas militares"
Livio XL 33, 6-7
Parte de los que consiguieron escapar se encontraron con una segunda columna que iba en ayuda de la ciudad e hicieron que se dieran la vuelta.
Fulvio Flaco partió de Contrebia y llevó a su ejército a una expedición de saqueo por la Celtiberia tomando al asalto gran número de enclaves y sometiendo a la mayor parte de los celtíberos.
● Por lo que respecta a la Hispania Ulterior, Livio únicamente dice:
"En la ulterior, el pretor Manlio libró con éxito varios combates contra los lusitanos"
XL 34, 1
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La conquista romana de Hispania
Año 180
Entran en funciones los cónsules Aulo Postumio Albino Lusco y Caio Calpurnio Pisón.
FC:
A. Postumius A.f. A.n. Albinus , C. Calpurnius C.f. C.n. Piso
El cónsul Aulo Postumio presentó ante el senado al legado Lucio Minucio y los dos tribunos militares Tito Menio y Lucio Terencio Masiliota, que habían llegado de la Hispania citerior enviados por Quinto Fulvio Flaco. Informaron de los dos combates que se habían producido y de la sumisión de la Celtiberia, así como que para aquel año no era necesario el envío de la paga para los soldados ni el suministro de trigo. A continuación solicitaron al senado que se tributaran honores a los dioses por las operaciones llevadas a cabo con éxito y que se permitiera a Quinto Fulvio Flaco regresar con su ejército.
"Adoptar esta medida, aparte de ser algo debido era también casi una necesidad inexcusable; los soldados, en efecto, estaban tan decididos que no parecía que fuese posible retenerlos por más tiempo en la provincia, y si no eran licenciados se marcharían de allí sin permiso, o, si alguien los retenía a toda costa, estallaría un motín de desastrosas consecuencias"
Livio XL 35, 6-7
El senado aplazó la decisión puesto que no se habían sorteado las provincias y se debía escuchar a todas las partes.
Entran en funciones los cónsules Aulo Postumio Albino Lusco y Caio Calpurnio Pisón.
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A. Postumius A.f. A.n. Albinus , C. Calpurnius C.f. C.n. Piso
El cónsul Aulo Postumio presentó ante el senado al legado Lucio Minucio y los dos tribunos militares Tito Menio y Lucio Terencio Masiliota, que habían llegado de la Hispania citerior enviados por Quinto Fulvio Flaco. Informaron de los dos combates que se habían producido y de la sumisión de la Celtiberia, así como que para aquel año no era necesario el envío de la paga para los soldados ni el suministro de trigo. A continuación solicitaron al senado que se tributaran honores a los dioses por las operaciones llevadas a cabo con éxito y que se permitiera a Quinto Fulvio Flaco regresar con su ejército.
"Adoptar esta medida, aparte de ser algo debido era también casi una necesidad inexcusable; los soldados, en efecto, estaban tan decididos que no parecía que fuese posible retenerlos por más tiempo en la provincia, y si no eran licenciados se marcharían de allí sin permiso, o, si alguien los retenía a toda costa, estallaría un motín de desastrosas consecuencias"
Livio XL 35, 6-7
El senado aplazó la decisión puesto que no se habían sorteado las provincias y se debía escuchar a todas las partes.
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Se realizó el sorteo de provincias entre los pretores: a Lucio Postumio Albino le tocó en suerte la Hispania Ulterior y a Tiberio Sempronio Graco la Citerior. Como éste iba a suceder a Quinto Fulvio, queriendo evitar que la provincia se quedara sin su ejército veterano, dijo:
«Quiero que me digas, Lucio Minucio, si, puesto que anuncias que la misión está cumplida, consideras que los celtíberos van a mantenerse siempre fieles, de suerte que se puede conservar aquella provincia sin ejército. Si no puedes garantizarnos o asegurarnos nada con respecto a la lealtad de los bárbaros y piensas que en todo caso se debe mantener allí un ejército, ¿qué sugieres entonces al senado?, ¿enviar a Hispania tropas de complemento para que se licencie sólo a aquellos soldados que hayan cumplido el período de servicio, mezclando a los reclutas con los veteranos, o sacar de la provincia a las legiones veteranas y reclutar y enviar tropas nuevas, a sabiendas de que el menosprecio hacia los bisoños puede animar a la sublevación incluso a los bárbaros más dóciles? Es más fácil conseguir de palabra que de hecho la sumisión de una provincia belicosa y levantisca por naturaleza. Las ciudades que han pasado a nuestro dominio y control, al menos según lo que llega a mis oídos, son pocas, más que nada las que sentían la presión de la proximidad de los cuarteles de invierno; las más alejadas están en armas. Siendo ésta la situación, yo desde de aquí os adelanto ya, padres conscriptos, que pienso servir los intereses del Estado con el ejército actual; si Flaco se trae consigo las legiones, yo elegiré para los cuarteles de invierno zonas pacificadas y no pondré a unos soldados novatos frente a un enemigo de lo más belicoso»
En respuesta a las preguntas de Sempronio Graco, el legado Lucio Minucio contestó que ni él ni nadie podían adivinar cuales eran las intenciones de los celtíberos pero también añadió que no se sabía cual iba a ser la reacción del ejército. Si había que deducir cuál era su actitud a partir de lo que hablaban entre ellos o de lo que daban a entender con sus protestas, las cuales manifestaban abiertamente, posiblemente que o volvían a Italia con su general, o lo retendrían con ellos en la provincia.
La discusión entre Sempronio Graco y Lucio Minucio fue zanjada por una moción de los cónsules que consideron conveniente proceder a la dotación de sus provincias antes de tratar la cuestión del ejército del pretor.
● El legado Lucio Minucio, a pesar de haber informado al senado sobre la sumisión de la Celtiberia, fue incapaz de mantener esas palabras ante Tiberio Sempronio Graco. Éste estaba muy al tanto de la situación, la cual se puede resumir en sus palabras:
"Las ciudades que han pasado a nuestro dominio y control, al menos según lo que llega a mis oídos, son pocas, más que nada las que sentían la presión de la proximidad de los cuarteles de invierno; las más alejadas están en armas"
La política de Roma había sido ineficaz en ese sentido y Sempronio Graco iba a intentar remediarlo. Pero su preocupación más inmediata era la cuestión del ejército.
«Quiero que me digas, Lucio Minucio, si, puesto que anuncias que la misión está cumplida, consideras que los celtíberos van a mantenerse siempre fieles, de suerte que se puede conservar aquella provincia sin ejército. Si no puedes garantizarnos o asegurarnos nada con respecto a la lealtad de los bárbaros y piensas que en todo caso se debe mantener allí un ejército, ¿qué sugieres entonces al senado?, ¿enviar a Hispania tropas de complemento para que se licencie sólo a aquellos soldados que hayan cumplido el período de servicio, mezclando a los reclutas con los veteranos, o sacar de la provincia a las legiones veteranas y reclutar y enviar tropas nuevas, a sabiendas de que el menosprecio hacia los bisoños puede animar a la sublevación incluso a los bárbaros más dóciles? Es más fácil conseguir de palabra que de hecho la sumisión de una provincia belicosa y levantisca por naturaleza. Las ciudades que han pasado a nuestro dominio y control, al menos según lo que llega a mis oídos, son pocas, más que nada las que sentían la presión de la proximidad de los cuarteles de invierno; las más alejadas están en armas. Siendo ésta la situación, yo desde de aquí os adelanto ya, padres conscriptos, que pienso servir los intereses del Estado con el ejército actual; si Flaco se trae consigo las legiones, yo elegiré para los cuarteles de invierno zonas pacificadas y no pondré a unos soldados novatos frente a un enemigo de lo más belicoso»
En respuesta a las preguntas de Sempronio Graco, el legado Lucio Minucio contestó que ni él ni nadie podían adivinar cuales eran las intenciones de los celtíberos pero también añadió que no se sabía cual iba a ser la reacción del ejército. Si había que deducir cuál era su actitud a partir de lo que hablaban entre ellos o de lo que daban a entender con sus protestas, las cuales manifestaban abiertamente, posiblemente que o volvían a Italia con su general, o lo retendrían con ellos en la provincia.
La discusión entre Sempronio Graco y Lucio Minucio fue zanjada por una moción de los cónsules que consideron conveniente proceder a la dotación de sus provincias antes de tratar la cuestión del ejército del pretor.
● El legado Lucio Minucio, a pesar de haber informado al senado sobre la sumisión de la Celtiberia, fue incapaz de mantener esas palabras ante Tiberio Sempronio Graco. Éste estaba muy al tanto de la situación, la cual se puede resumir en sus palabras:
"Las ciudades que han pasado a nuestro dominio y control, al menos según lo que llega a mis oídos, son pocas, más que nada las que sentían la presión de la proximidad de los cuarteles de invierno; las más alejadas están en armas"
La política de Roma había sido ineficaz en ese sentido y Sempronio Graco iba a intentar remediarlo. Pero su preocupación más inmediata era la cuestión del ejército.
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Después de tratar sobre las cuestiones de los cónsules, el senado pasó a la cuestión planteada por Sempronio Graco. Se dispuso que los cónsules reclutaran para él una nueva legión, 5.200 infantes y 400 jinetes, con un suplemento de 1.000 infantes romanos y 50 jinetes. Los cónsules debían exigir a los aliados de derecho latino 7.000 infantes y 300 jinetes. Con este ejército debía marchar Sempronio a la Citerior.
En lo tocante al ejército que permanecía en Hispania, se le autorizó a Quinto Fulvio Flaco a traer consigo, si lo creía conveniente, a los soldados romanos y aliados que habían sido enviados a Hispania antes del consulado de Espurio Postumio Albino y Quinto Marcio Filipo (cónsules del 186). Además podía elegir a aquellos que tras la incorporación del suplemento de tropas sobrepasaran en las dos legiones la cifra de 10.400 infantes y 600 jinetes y de 12.000 aliados de derecho latino y 600 jinetes.
● Vemos que el licenciamiento recae primeramente sobre aquellos que llevaban en Hispania un periodo de al menos cinco años
En lo tocante al ejército que permanecía en Hispania, se le autorizó a Quinto Fulvio Flaco a traer consigo, si lo creía conveniente, a los soldados romanos y aliados que habían sido enviados a Hispania antes del consulado de Espurio Postumio Albino y Quinto Marcio Filipo (cónsules del 186). Además podía elegir a aquellos que tras la incorporación del suplemento de tropas sobrepasaran en las dos legiones la cifra de 10.400 infantes y 600 jinetes y de 12.000 aliados de derecho latino y 600 jinetes.
● Vemos que el licenciamiento recae primeramente sobre aquellos que llevaban en Hispania un periodo de al menos cinco años
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Combate en el Saltus Manlianus
Como Tiberio Sempronio Graco tardaba en llegar a la Citerior, Quinto Fulvio Flaco (en calidad de procónsul) sacó al ejército de los cuarteles de invierno con la intención de devastar el territorio de la Celtiberia ulterior. Con esta medida, más que amedrentar a las tribus lo que hizo fue encrespar sus ánimos.
Los celtíberos, después de reunir tropas en secreto, bloquearon el desfiladero de Manlio (Saltus Manlianus) ● por donde sabían con certeza que tenía que retornar el ejército romano.
Al partir el pretor Lucio Postumio Albino hacia la Ulterior, su colega Sempronio Graco le había encargado que comunicara a Quinto Fulvio que debía conducir el ejército a Tarragona en donde se llevaría a cabo el licenciamiento de los veteranos, la distribución de las tropas de complemento y la organización completa del ejército de la Citerior. También se le comunicó a Quinto Fulvio la fecha de llegada de su sucesor, la cual ya estaba próxima. Por este motivo, Fulvio abandonó la campaña que había puesto en marcha; los celtíberos, que no estaban al tanto de esta circunstancia, pensaron que su plan se había descubierto y los romanos, temerosos de entablar batalla, emprendían la retirada. Por ello, redoblaron su empeño en bloquear el desfiladero.
● Puerto de Morata en el valle del Jalón, cerca de Calatayud (Bilbilis)
Como Tiberio Sempronio Graco tardaba en llegar a la Citerior, Quinto Fulvio Flaco (en calidad de procónsul) sacó al ejército de los cuarteles de invierno con la intención de devastar el territorio de la Celtiberia ulterior. Con esta medida, más que amedrentar a las tribus lo que hizo fue encrespar sus ánimos.
Los celtíberos, después de reunir tropas en secreto, bloquearon el desfiladero de Manlio (Saltus Manlianus) ● por donde sabían con certeza que tenía que retornar el ejército romano.
Al partir el pretor Lucio Postumio Albino hacia la Ulterior, su colega Sempronio Graco le había encargado que comunicara a Quinto Fulvio que debía conducir el ejército a Tarragona en donde se llevaría a cabo el licenciamiento de los veteranos, la distribución de las tropas de complemento y la organización completa del ejército de la Citerior. También se le comunicó a Quinto Fulvio la fecha de llegada de su sucesor, la cual ya estaba próxima. Por este motivo, Fulvio abandonó la campaña que había puesto en marcha; los celtíberos, que no estaban al tanto de esta circunstancia, pensaron que su plan se había descubierto y los romanos, temerosos de entablar batalla, emprendían la retirada. Por ello, redoblaron su empeño en bloquear el desfiladero.
● Puerto de Morata en el valle del Jalón, cerca de Calatayud (Bilbilis)
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La conquista romana de Hispania
Al clarear el día, la columna romana se internó en el desfiladero cuando, de repente, los celtíberos se lanzaron por ambos lados al mismo tiempo. Nada más percatarse de la situación, Quinto Fulvio Flaco ordenó a los centuriones que mantuvieran a los soldados en sus puestos sin permitir que se rompieran las filas; después de reunir los bagajes en un solo punto formó en orden de combate todas las tropas, en parte personalmente y en parte por medio de los legados y los tribunos militares, según exigían el momento y el lugar, sin el menor nerviosismo, exhortando a las tropas:
"recordando que se enfrentaban a unos enemigos que se habían rendido dos veces, en los que había ido a más la villanía y la perfidia, no el valor y el coraje, que habían convertido un retorno a la patria sin relieve en algo brillante e histórico; iban a llevar a Roma, para el triunfo, las espadas bañadas con la sangre de los enemigos muertos recientemente, y sus despojos chorreantes de sangre. Las circunstancias no le permitían pronunciar arengas más largas; los enemigos se echaban encima, y en los puntos más alejados se combatía ya"
A continuación se produjo el choque de ambos ejércitos. La lucha fue encarnizada en todos los sectores, aunque la suerte era diversa. Las legiones y las dos alas aguantaron el empuje celtíbero sin problemas pero los auxiliares hispanos se mostraron incapaces de mantener sus posiciones.
Los celtíberos, al apercibirse que en batalla regular y con las filas ordenadas eran inferiores a la infantería romana lanzaron una fuerte carga en formación de cuña ● lo que provocó un fuerte desconcierto en las legiones, y a punto estuvo de producirse un corte en el frente.
● cuneo inpressionem fecerunt
Esta carga en cuña ya se vio en el combate que tuvieron los ejércitos combinados de Lucio Quincio Crispino y Caio Calpurnio Pisón contra celtíberos y carpetanos a orillas del Tajo (año 185). En aquel combate sucedió lo mismo que ahora. Al no poder mover a las legiones de su posición, los celtíberos cargaron en cuña contra el centro del frente romano.
Livio dice al respecto de esta carga:
"táctica de combate en las que su fuerza es tal que no hay posibilidad de resistirlos, sea cual sea el terreno al que los lleve su empuje"
XL 40, 3
"recordando que se enfrentaban a unos enemigos que se habían rendido dos veces, en los que había ido a más la villanía y la perfidia, no el valor y el coraje, que habían convertido un retorno a la patria sin relieve en algo brillante e histórico; iban a llevar a Roma, para el triunfo, las espadas bañadas con la sangre de los enemigos muertos recientemente, y sus despojos chorreantes de sangre. Las circunstancias no le permitían pronunciar arengas más largas; los enemigos se echaban encima, y en los puntos más alejados se combatía ya"
A continuación se produjo el choque de ambos ejércitos. La lucha fue encarnizada en todos los sectores, aunque la suerte era diversa. Las legiones y las dos alas aguantaron el empuje celtíbero sin problemas pero los auxiliares hispanos se mostraron incapaces de mantener sus posiciones.
Los celtíberos, al apercibirse que en batalla regular y con las filas ordenadas eran inferiores a la infantería romana lanzaron una fuerte carga en formación de cuña ● lo que provocó un fuerte desconcierto en las legiones, y a punto estuvo de producirse un corte en el frente.
● cuneo inpressionem fecerunt
Esta carga en cuña ya se vio en el combate que tuvieron los ejércitos combinados de Lucio Quincio Crispino y Caio Calpurnio Pisón contra celtíberos y carpetanos a orillas del Tajo (año 185). En aquel combate sucedió lo mismo que ahora. Al no poder mover a las legiones de su posición, los celtíberos cargaron en cuña contra el centro del frente romano.
Livio dice al respecto de esta carga:
"táctica de combate en las que su fuerza es tal que no hay posibilidad de resistirlos, sea cual sea el terreno al que los lleve su empuje"
XL 40, 3
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La conquista romana de Hispania
Al percatarse del desconcierto creado, Quinto Fulvio cabalgó en dirección a la caballería romana y les dijo:
«Si no nos llega alguna ayuda de vosotros, este ejército estará acabado»
Como gritaron desde todas partes por qué no decía qué quería que hiciesen, que cumplirían sus órdenes sin vacilar, dijo:
«Doblad los escuadrones los jinetes de las dos legiones y lanzad los caballos contra la cuña enemiga cuyo acoso están sufriendo los nuestros. Lo haréis con mayor ímpetu si lanzáis contra ellos los caballos sin riendas como hicieron muchas veces los jinetes romanos, según dice la tradición, con gran gloria por su parte»
Los jinetes romanos desbridaron sus monturas y realizaron dos cargas contra la formación celtíbera causando grandes estragos en la misma, "rompiéndose todas las lanzas". Disuelta la cuña de los celtíberos cundió entre éstos el pánico. Los jinetes de las alas, al ver la acción de la caballería romana, sin que nadie les diera la orden, lanzaron sus caballos contra los enemigos ya desordenados. Fue entonces cuando se produjo la desbandada total
"El general romano, ante el espectáculo de los enemigos que huían, prometió con voto un templo a la Fortuna Ecuestre y unos juegos a Júpiter Óptimo Máximo. Los celtíberos, huyeron dispersos por todo el desfiladero, fueron hechos pedazos. Se dice que aquel día fueron muertos diecisiete mil enemigos, y apresados vivos más de tres mil setecientos junto con setenta y siete enseñas militares y cerca de seiscientos caballos. El ejército victorioso permaneció aquel día en su propio campamento. No fue una victoria sin bajas: murieron cuatrocientos setenta y dos soldados romanos, mil diecinueve aliados y latinos, y junto con ellos tres mil soldados auxiliares"
Livio XL 40, 10-13
Tras la batalla, el ejército fue conducido a Tarragona.
«Si no nos llega alguna ayuda de vosotros, este ejército estará acabado»
Como gritaron desde todas partes por qué no decía qué quería que hiciesen, que cumplirían sus órdenes sin vacilar, dijo:
«Doblad los escuadrones los jinetes de las dos legiones y lanzad los caballos contra la cuña enemiga cuyo acoso están sufriendo los nuestros. Lo haréis con mayor ímpetu si lanzáis contra ellos los caballos sin riendas como hicieron muchas veces los jinetes romanos, según dice la tradición, con gran gloria por su parte»
Los jinetes romanos desbridaron sus monturas y realizaron dos cargas contra la formación celtíbera causando grandes estragos en la misma, "rompiéndose todas las lanzas". Disuelta la cuña de los celtíberos cundió entre éstos el pánico. Los jinetes de las alas, al ver la acción de la caballería romana, sin que nadie les diera la orden, lanzaron sus caballos contra los enemigos ya desordenados. Fue entonces cuando se produjo la desbandada total
"El general romano, ante el espectáculo de los enemigos que huían, prometió con voto un templo a la Fortuna Ecuestre y unos juegos a Júpiter Óptimo Máximo. Los celtíberos, huyeron dispersos por todo el desfiladero, fueron hechos pedazos. Se dice que aquel día fueron muertos diecisiete mil enemigos, y apresados vivos más de tres mil setecientos junto con setenta y siete enseñas militares y cerca de seiscientos caballos. El ejército victorioso permaneció aquel día en su propio campamento. No fue una victoria sin bajas: murieron cuatrocientos setenta y dos soldados romanos, mil diecinueve aliados y latinos, y junto con ellos tres mil soldados auxiliares"
Livio XL 40, 10-13
Tras la batalla, el ejército fue conducido a Tarragona.
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A la llegada de Quinto Fulvio a Tarragona, el pretor Tiberio Sempronio Graco, que había llegado dos días antes, salió a su encuentro y lo felicitó por sus éxitos. Sin ningún problema decidieron a cuáles soldados licenciaban y a cuáles retenían. Después Fulvio partió para Roma tras embarcar a los soldados licenciados y Sempronio marchó a Celtiberia al frente del ejército.
El resto del año, Sempronio Graco limitó sus acciones a campañas aisladas para someter algunos focos de rebelión.
El resto del año, Sempronio Graco limitó sus acciones a campañas aisladas para someter algunos focos de rebelión.
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La conquista romana de Hispania
"Quinto Fulvio Flaco retornó de Hispania a Roma lleno de prestigio por sus hazañas. Mientras permanecía fuera de la ciudad a la espera del triunfo fue elegido cónsul junto con Lucio Manlio Acidino, y pocos días después entró en triunfo en Roma acompañado por los soldados que había traído consigo. Llevó en el desfile ciento veinticuatro coronas de oro, ademas de treinta y una libras de oro, [falta el numeral] de plata sin labrar, y ciento setenta y tres mil monedas de plata acuñada en Osca ●. A cuenta del botín dio cincuenta denarios a cada soldado el doble a los centuriones y el triple a los jinetes, las mismas cantidades a los aliados de derecho latino, y doble paga a todos"
Livio XL 43, 4-7
Año 179
Se les prorroga el mando a Tiberio Sempronio Graco en la Hispania Citerior y a Lucio Postumio Albino en la Ulterior.
● Esta plata que se suele traducir como "plata acuñada en Osca" ya ha salido varias veces en el tema. Livio hace referencia al argentum oscense. En el texto original, por ejemplo, la traducción que he puesto arriba:
"y ciento setenta y tres mil monedas de plata acuñada en Osca"
Viene como:
et signati Oscensis nummum centum septuaginta tria milia ducentos
Vendría a ser:
"y ciento setenta y tres mil doscientas monedas oscenses acuñadas"
-Parece que el traductor se ha guardado 200 monedas por toda la cara. Son 173.200 monedas.
Resumiendo. Esta denominada argentum oscense no es plata acuñada en Osca (Huesca) exactamente sino que son copias e imitaciones iberas de los llamados "Dracmas de Emporión":
Dracma de Emporión, siglo III aC
Tetartemorion, imitación ibera de Emporión. Tránsito siglos III-II aC
Dracma de Rhode, finales del siglo IV aC
http://www.tesorillo.com/hispania/1griegas.htm
Hay diferentes teorías, como no:
Sin embargo pronto se optó por relacionar el argentum oscense con el monedaje hispano anterior al año 170 a.C. referido al conjunto de dracmas emporitanas y a sus imitaciones (Amorós 1957, p. 62) o a las emisiones emporitanas y cartaginesas (Campo 1998, p. 40; Ripollès 2000, p. 334). Una objeción a que fueran las dracmas emporitanas se basa en que una de las aportaciones fue realizada por M. Helvio como pretor de la Ulterior, territorio donde no circularon estas monedas (García Riaza 2002, p. 18-19). Y un problema adicional que impide valorar adecuadamente la expresión «argentum oscense» es desconocer si continuaba empleándose a mediados del siglo II a.C, dada la fragmentaria conservación de la obra de Livio, que no cubre estas décadas (García Riaza 2002, p. 18).
"Circulación y uso de los denarios ibéricos", Manuel Gozalbes
http://www.academia.edu/1564447/Circula ... s_ibericos
- Sobre las cecas ibéricas en el NE peninsular y la acuñación de dracmas de imitación emporitana:
http://www.tesorillo.com/hispania/2ibericas1.htm
Tampoco es cuestión de profundizar más en el tema
Livio XL 43, 4-7
Año 179
Se les prorroga el mando a Tiberio Sempronio Graco en la Hispania Citerior y a Lucio Postumio Albino en la Ulterior.
● Esta plata que se suele traducir como "plata acuñada en Osca" ya ha salido varias veces en el tema. Livio hace referencia al argentum oscense. En el texto original, por ejemplo, la traducción que he puesto arriba:
"y ciento setenta y tres mil monedas de plata acuñada en Osca"
Viene como:
et signati Oscensis nummum centum septuaginta tria milia ducentos
Vendría a ser:
"y ciento setenta y tres mil doscientas monedas oscenses acuñadas"
-Parece que el traductor se ha guardado 200 monedas por toda la cara. Son 173.200 monedas.
Resumiendo. Esta denominada argentum oscense no es plata acuñada en Osca (Huesca) exactamente sino que son copias e imitaciones iberas de los llamados "Dracmas de Emporión":
Dracma de Emporión, siglo III aC
Tetartemorion, imitación ibera de Emporión. Tránsito siglos III-II aC
Dracma de Rhode, finales del siglo IV aC
http://www.tesorillo.com/hispania/1griegas.htm
Hay diferentes teorías, como no:
Sin embargo pronto se optó por relacionar el argentum oscense con el monedaje hispano anterior al año 170 a.C. referido al conjunto de dracmas emporitanas y a sus imitaciones (Amorós 1957, p. 62) o a las emisiones emporitanas y cartaginesas (Campo 1998, p. 40; Ripollès 2000, p. 334). Una objeción a que fueran las dracmas emporitanas se basa en que una de las aportaciones fue realizada por M. Helvio como pretor de la Ulterior, territorio donde no circularon estas monedas (García Riaza 2002, p. 18-19). Y un problema adicional que impide valorar adecuadamente la expresión «argentum oscense» es desconocer si continuaba empleándose a mediados del siglo II a.C, dada la fragmentaria conservación de la obra de Livio, que no cubre estas décadas (García Riaza 2002, p. 18).
"Circulación y uso de los denarios ibéricos", Manuel Gozalbes
http://www.academia.edu/1564447/Circula ... s_ibericos
- Sobre las cecas ibéricas en el NE peninsular y la acuñación de dracmas de imitación emporitana:
http://www.tesorillo.com/hispania/2ibericas1.htm
Tampoco es cuestión de profundizar más en el tema
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La conquista romana de Hispania
Tiberio Sempronio Graco y Lucio Postumio Albino, de común acuerdo, emprendieron una acción conjunta en la que partiendo desde la Hispania Ulterior, en concreto desde el alto Betis (Guadalquivir), se dirigieron a la zona septentrional por rutas distintas. Se había acordado que Postumio Albino marchase contra los vacceos a través de la Lusitania, y que desde allí estuviera preparado para internarse en la Celtiberia si la guerra se incrementaba mientras Sempronio Graco se internaba en la misma desde el sur.
Campaña de Tiberio Sempronio Graco
Sempronio Graco tomó por asalto la ciudad de Munda en un ataque nocturno por sorpresa. Después de recibir rehenes y establecer una guarnición dirigió sus ataques a los poblados fortificados (castella) y se dedicó a quemar sus cosechas hasta que llegó a la ciudad fortificada de Certima.
● Al situar Livio a Munda y Certima en la Celtiberia (Gracchus in ultima Celtiberiae penetraret) algunos autores (siguiendo principalmente a Schulten) emplazan Munda en la comarca de Almazán (Soria), en el alto Duero, sin precisar la localización de Certima.
Otros autores sustentan que Sempronio Graco sofocó una rebelión al sur del Guadalquivir antes de internarse en la Celtiberia. Se fundamentan en que los únicos topónimos conocidos con esos nombres estaban en la Bética: Munda, la actual Montilla; Certima,
hoy Cártama, en Málaga.
En el inicio de la campaña conjunta he seguido a los segundos diciendo que Sempronio se interna en la Celtiberia desde el alto Guadalquivir porque encaja mejor en los acontecimientos posteriores, como se verá, y no hacen contradecirse cronológicamente a Livio con ciertos hechos narrados por Apiano.
Bueno, Livio también dice:
in ultima Celtiberiae
Campaña de Tiberio Sempronio Graco
Sempronio Graco tomó por asalto la ciudad de Munda en un ataque nocturno por sorpresa. Después de recibir rehenes y establecer una guarnición dirigió sus ataques a los poblados fortificados (castella) y se dedicó a quemar sus cosechas hasta que llegó a la ciudad fortificada de Certima.
● Al situar Livio a Munda y Certima en la Celtiberia (Gracchus in ultima Celtiberiae penetraret) algunos autores (siguiendo principalmente a Schulten) emplazan Munda en la comarca de Almazán (Soria), en el alto Duero, sin precisar la localización de Certima.
Otros autores sustentan que Sempronio Graco sofocó una rebelión al sur del Guadalquivir antes de internarse en la Celtiberia. Se fundamentan en que los únicos topónimos conocidos con esos nombres estaban en la Bética: Munda, la actual Montilla; Certima,
hoy Cártama, en Málaga.
En el inicio de la campaña conjunta he seguido a los segundos diciendo que Sempronio se interna en la Celtiberia desde el alto Guadalquivir porque encaja mejor en los acontecimientos posteriores, como se verá, y no hacen contradecirse cronológicamente a Livio con ciertos hechos narrados por Apiano.
Bueno, Livio también dice:
in ultima Celtiberiae
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La conquista romana de Hispania
Sobre esto que se ha comentado y la toma de Certima, que veremos ahora, se han escrito cosas como:
El presente texto es uno de los más problemáticos entre los que narran la expansión romana por las Hispaniae
http://books.google.es/books?id=cL14XX1 ... os&f=false
Pag. 158
En ese enlace vemos que el asunto no es nuevo y que desde el siglo XV ya tuvo diferentes interpretaciones.
Para que cada uno saque sus conclusiones, pongo el texto completo:
"Aquel mismo año, en Hispania, los propretores Lucio Postumio y Tiberio Semronio decidieron de mutuo acuerdo que Albino marchase contra los vacceos a través de Lusitania, y que luego volviese a Celtiberia; si aquí estallaba una guerra más importante, Graco estaría en la zona más lejana de Celtiberia. Éste tomó primero por asalto la ciudad de Munda atacando de noche y por sorpresa. Luego, después de recibir rehenes y establecer una guarnición, se dedicó a atacar los poblados fortificados y a quemar las cosechas hasta que llegó a otra ciudad muy bien fortificada que los celtíberos llaman Cértima. Allí, cuando ya estaba aproximando las máquinas de asedio, se presentaron unos enviados de la plaza; sus palabras tuvieron la franqueza de los antiguos, sin tratar de ocultar que tenían intención de hacer la guerra si contaban con medios. Pidieron, pues, permiso para ir al campamento de los celtíberos a buscar refuerzos; en caso de no conseguirlos, tomarían una decisión independientemente de éstos. Partieron con el permiso de Graco y a los pocos días trajeron con ellos a otros diez enviados. Era mediodía. Lo primero que pidieron al pretor fue que diese la orden de que les diesen de beber. Apurada la primera copa pidieron otra, entre las carcajadas de los presentes por lo primitivo de su carácter y su absoluta ignorancia de cómo comportarse. A continuación el de más edad dijo: «Nos ha enviado nuestro pueblo para averiguar qué es en definitiva lo que te da confianza para atacarnos». A esta pregunta respondió Graco que había venido con la confianza puesta en un ejército excepcional; si querían comprobarlo por sí mismos para llevar a los suyos una información más segura, les daría esa oportunidad. Y manda a los tribunos militares que transmitan la orden de que se equipen todas las tropas de infantería y caballería y maniobren con sus armas. Los enviados, despedidos al terminar esta demostración, disuadieron a los suyos de prestar ayuda a la ciudad sitiada. Los habitantes de la plaza, después de tener en balde fuegos encendidos en las torres durante la noche, que era la señal convenida, perdieron la única esperanza de ayuda y se rindieron. Se les exigieron dos millones cuatrocientos mil sestercios y cuarenta de sus más nobles caballeros, no en calidad de rehenes, pues se les ordenó servir a las armas, pero sí de hecho para que sirvieran de garantía de su fidelidad"
Livio LX, 47
En el siguiente enlace vemos como el autor trata temas tales como:
-Localización de la Celtiberia Ulterior
-Diferentes interpretaciones
-La localización de la Última Celtiberia
-¿Sempronio Graco en la Hispania Ulterior?
-¿La Celtiberia Ulterior en la Hispania Ulterior?
https://www.yumpu.com/es/document/view/ ... tolico/113
● Por mi parte, sin especular ni suponer nada, dejo algún interrogante:
-Livio dice que de la ciudad de Certima se presentan unos enviados de la plaza:
veniunt legati ex oppido
Sorprendentemente (Sempronio no se lo tomaría muy en serio) solicitan permiso para ir al campamento celtíbero a buscar refuerzos:
ut sibi in castra Celtiberorum ire liceret ad auxilia accienda
El interrogante creo que está claro. Si Livio ubica, o dicen que lo hace, Munda y Certima en la Celtiberia ¿cómo es que los legados de esta última solicitan permiso para ir al campamento celtíbero?, ¿porqué afirma Livio que en caso de no recibir refuerzos de los celtíberos "tomarían una decisión independientemente de éstos"?.
Es más, cuando dice que los legados desisten de acudir en ayuda de la plaza:
"Los enviados, despedidos al terminar esta demostración, disuadieron a los suyos de prestar ayuda a la ciudad sitiada"
ab hoc spectaculo legati dimissi deterruerunt suos ab auxilio circumsessae urbi ferendo
Deben de ser los diez enviados que llegan cuando parten los legados de Certima a pedir ayuda a los celtíberos; Livio no dice que sean de la misma ciudad, ni celtíberos: et post paucis diebus alios decem legatos secum adduxerunt. ¿De dónde son estos diez enviados?.
● Que ganas de enredar la madeja por dos topónimos cuando, personalmente, creo que la respuesta está a la vista. Pero lo dicho, que cada cual saque sus conclusiones.
El presente texto es uno de los más problemáticos entre los que narran la expansión romana por las Hispaniae
http://books.google.es/books?id=cL14XX1 ... os&f=false
Pag. 158
En ese enlace vemos que el asunto no es nuevo y que desde el siglo XV ya tuvo diferentes interpretaciones.
Para que cada uno saque sus conclusiones, pongo el texto completo:
"Aquel mismo año, en Hispania, los propretores Lucio Postumio y Tiberio Semronio decidieron de mutuo acuerdo que Albino marchase contra los vacceos a través de Lusitania, y que luego volviese a Celtiberia; si aquí estallaba una guerra más importante, Graco estaría en la zona más lejana de Celtiberia. Éste tomó primero por asalto la ciudad de Munda atacando de noche y por sorpresa. Luego, después de recibir rehenes y establecer una guarnición, se dedicó a atacar los poblados fortificados y a quemar las cosechas hasta que llegó a otra ciudad muy bien fortificada que los celtíberos llaman Cértima. Allí, cuando ya estaba aproximando las máquinas de asedio, se presentaron unos enviados de la plaza; sus palabras tuvieron la franqueza de los antiguos, sin tratar de ocultar que tenían intención de hacer la guerra si contaban con medios. Pidieron, pues, permiso para ir al campamento de los celtíberos a buscar refuerzos; en caso de no conseguirlos, tomarían una decisión independientemente de éstos. Partieron con el permiso de Graco y a los pocos días trajeron con ellos a otros diez enviados. Era mediodía. Lo primero que pidieron al pretor fue que diese la orden de que les diesen de beber. Apurada la primera copa pidieron otra, entre las carcajadas de los presentes por lo primitivo de su carácter y su absoluta ignorancia de cómo comportarse. A continuación el de más edad dijo: «Nos ha enviado nuestro pueblo para averiguar qué es en definitiva lo que te da confianza para atacarnos». A esta pregunta respondió Graco que había venido con la confianza puesta en un ejército excepcional; si querían comprobarlo por sí mismos para llevar a los suyos una información más segura, les daría esa oportunidad. Y manda a los tribunos militares que transmitan la orden de que se equipen todas las tropas de infantería y caballería y maniobren con sus armas. Los enviados, despedidos al terminar esta demostración, disuadieron a los suyos de prestar ayuda a la ciudad sitiada. Los habitantes de la plaza, después de tener en balde fuegos encendidos en las torres durante la noche, que era la señal convenida, perdieron la única esperanza de ayuda y se rindieron. Se les exigieron dos millones cuatrocientos mil sestercios y cuarenta de sus más nobles caballeros, no en calidad de rehenes, pues se les ordenó servir a las armas, pero sí de hecho para que sirvieran de garantía de su fidelidad"
Livio LX, 47
En el siguiente enlace vemos como el autor trata temas tales como:
-Localización de la Celtiberia Ulterior
-Diferentes interpretaciones
-La localización de la Última Celtiberia
-¿Sempronio Graco en la Hispania Ulterior?
-¿La Celtiberia Ulterior en la Hispania Ulterior?
https://www.yumpu.com/es/document/view/ ... tolico/113
● Por mi parte, sin especular ni suponer nada, dejo algún interrogante:
-Livio dice que de la ciudad de Certima se presentan unos enviados de la plaza:
veniunt legati ex oppido
Sorprendentemente (Sempronio no se lo tomaría muy en serio) solicitan permiso para ir al campamento celtíbero a buscar refuerzos:
ut sibi in castra Celtiberorum ire liceret ad auxilia accienda
El interrogante creo que está claro. Si Livio ubica, o dicen que lo hace, Munda y Certima en la Celtiberia ¿cómo es que los legados de esta última solicitan permiso para ir al campamento celtíbero?, ¿porqué afirma Livio que en caso de no recibir refuerzos de los celtíberos "tomarían una decisión independientemente de éstos"?.
Es más, cuando dice que los legados desisten de acudir en ayuda de la plaza:
"Los enviados, despedidos al terminar esta demostración, disuadieron a los suyos de prestar ayuda a la ciudad sitiada"
ab hoc spectaculo legati dimissi deterruerunt suos ab auxilio circumsessae urbi ferendo
Deben de ser los diez enviados que llegan cuando parten los legados de Certima a pedir ayuda a los celtíberos; Livio no dice que sean de la misma ciudad, ni celtíberos: et post paucis diebus alios decem legatos secum adduxerunt. ¿De dónde son estos diez enviados?.
● Que ganas de enredar la madeja por dos topónimos cuando, personalmente, creo que la respuesta está a la vista. Pero lo dicho, que cada cual saque sus conclusiones.
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Combate en Alce
De Certima, Sempronio Graco partió hacia la ciudad de Alce ( ad Alcen urbem - cercanías de Campo de Criptana, Ciudad Real ), en la que se encontraba el campamento celtíbero. Sempronio los provocó durante unos cuantos días lanzando tropas ligeras contra sus puestos de avanzada; cada vez se iba incrementando el número de efectivos que salían fuera del campamento en cada nueva escaramuza. Cuando Sempronio observó que había conseguido, en la medida suficiente, lo que pretendía, ordenó a los prefectos de las tropas auxiliares que después de entablar el combate, como si fueran desbordados por la superioridad numérica, giraran de forma repentina y huyeran desordenadamente hacia el campamento romano; Sempronio, a su vez, formó a todas las tropas junto a las puertas en el interior de la empalizada.
No transcurrió mucho tiempo cuando aparecieron las tropas ligeras huyendo, siendo perseguidas por los celtíberos. Después de esperar lo justo para dejar libre la entrada a los suyos, Sempronio salió con la infantería romana por todas las puertas a la vez tras lanzar el grito de guerra. Los celtíberos no aguantaron la inesperada carga.
"Los que habían venido a atacar el campamento ni siquiera fueron capaces de defender el suyo; inmediatamente, en efecto, fueron dispersados y puestos en fuga, en breve fueron rechazados hasta el interior de su empalizada, despavoridos, y por último fueron despojados del campamento. Aquel día resultaron muertos nueve mil enemigos, apresados vivos trescientos veinte, y capturados ciento doce caballos y treinta y siete enseñas militares. En el ejército romano hubo ciento nueve bajas"
Livio XL, 48, 6-7
Sobre el combate mantenido en Alce, Frontino, en su Strategemata dice:
"Sempronio Graco, llevando a cabo la guerra contra los celtíberos, fingió temor y mantuvo su ejército en el campamento. Entonces, enviando tropas armadas ligeramente para acosar al enemigo y retroceder inmediatamente, hizo que el enemigo saliera; hecho lo cual, los atacó antes de que pudieran formarse, y los aplastó tan completamente, que también capturó su campamento"
II, 5, 3
https://www.yumpu.com/es/document/view/ ... antigua/83
● Nótese la similitud con el combate que Quinto Fulvio Flaco entabló en 181, cuando fue el prefecto Caio Escribonio el que efectuó la misma maniobra con los jinetes del ala izquierda romana.
De Certima, Sempronio Graco partió hacia la ciudad de Alce ( ad Alcen urbem - cercanías de Campo de Criptana, Ciudad Real ), en la que se encontraba el campamento celtíbero. Sempronio los provocó durante unos cuantos días lanzando tropas ligeras contra sus puestos de avanzada; cada vez se iba incrementando el número de efectivos que salían fuera del campamento en cada nueva escaramuza. Cuando Sempronio observó que había conseguido, en la medida suficiente, lo que pretendía, ordenó a los prefectos de las tropas auxiliares que después de entablar el combate, como si fueran desbordados por la superioridad numérica, giraran de forma repentina y huyeran desordenadamente hacia el campamento romano; Sempronio, a su vez, formó a todas las tropas junto a las puertas en el interior de la empalizada.
No transcurrió mucho tiempo cuando aparecieron las tropas ligeras huyendo, siendo perseguidas por los celtíberos. Después de esperar lo justo para dejar libre la entrada a los suyos, Sempronio salió con la infantería romana por todas las puertas a la vez tras lanzar el grito de guerra. Los celtíberos no aguantaron la inesperada carga.
"Los que habían venido a atacar el campamento ni siquiera fueron capaces de defender el suyo; inmediatamente, en efecto, fueron dispersados y puestos en fuga, en breve fueron rechazados hasta el interior de su empalizada, despavoridos, y por último fueron despojados del campamento. Aquel día resultaron muertos nueve mil enemigos, apresados vivos trescientos veinte, y capturados ciento doce caballos y treinta y siete enseñas militares. En el ejército romano hubo ciento nueve bajas"
Livio XL, 48, 6-7
Sobre el combate mantenido en Alce, Frontino, en su Strategemata dice:
"Sempronio Graco, llevando a cabo la guerra contra los celtíberos, fingió temor y mantuvo su ejército en el campamento. Entonces, enviando tropas armadas ligeramente para acosar al enemigo y retroceder inmediatamente, hizo que el enemigo saliera; hecho lo cual, los atacó antes de que pudieran formarse, y los aplastó tan completamente, que también capturó su campamento"
II, 5, 3
https://www.yumpu.com/es/document/view/ ... antigua/83
● Nótese la similitud con el combate que Quinto Fulvio Flaco entabló en 181, cuando fue el prefecto Caio Escribonio el que efectuó la misma maniobra con los jinetes del ala izquierda romana.
Última edición por de guiner el 17 Jun 2014, 17:41, editado 1 vez en total.
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