Amigos:
El tercermundismo es una doctrina propia de lo político. Una enfermedad propia de los políticos. No de lo militar.
Según esta idea, las antiguas potencias coloniales son las responsables de la desgracia de sus antiguas colonias, en tanto en cuanto explotaron exhaustivamente sus riquezas en su propio beneficio y no a favor de sus habitantes autóctonos ni de un posterior desarrollo de las regiones dominadas.
Los latino americanos nos quitamos el tercermundismo con la guerra de la independencia. Dijimos: la culpa de estar como estamos es de alguna nación europea. Guerreamos y se acabó…seguimos ahí mismo.
Después le metimos la culpa a los gringos, pero parece que esa pelea la estamos ganando ya que los tenemos bien infiltrados, totalmente invadidos.
El tercermundismo se encuentra íntimamente relacionado con la izquierda política, los socialismos, en especial el del siglo XXI y con los neocolonialismos.
En el último de los casos, yo diría que hacer comentarios sobre la industria china o la hindú sería más un neocolonialismo mental, ponencia que no es mía sino leída por ahí.
En todo caso, en mi familia y entre mis amigos, cuando alguien piensa en comprar algún bien (llámese un carro, un equipo de sonido, un ventilador o un tanque de guerra) no pensamos en neocolonialismos ni en tercermundismos, sino que normalmente seguimos el siguiente proceso:
1.- Consultamos en la prensa corrupta, en la web y/o en panfletos propagandísticos las características del bien que deseamos adquirir, entre las que normalmente averiguamos su procedencia;
2.- Concurrimos luego a la casa comercial que lo expende y/o representa, para enterarnos sobre las bondades del mismo, de boca de sus productores o representantes, donde observamos sobre todo, si tiene servicio técnico;
3.- Posteriormente le preguntamos a algún conocedor (iniciado, profesional de la rama, o simplemente al sabio del barrio) si puede darnos alguna noticia sobre el aparato que pensamos comprar, que tan bueno es, si vale la pena, si va a durar, cuales son las fallas más comunes que tiene; y,
4.- Por último, en el momento propicio, nuestro cerebro de reptil toma la decisión correcta, es decir, compramos el artefacto que nos gusta y lo usamos.
En este caso la propedéutica política, nos indica que los síntomas que se manifiestan en el “tercemudista” son un aviso de que su salud –su salud mental- puede estar amenazada por algo psíquico-físico- social o una combinación de los mismos, siendo por lo tanto portador de un Síndrome mórbido político endémico producido por el virus “ciudadanus revolucionareae” o RC35, que se multiplica por los varios canales propagandísticos del régimen, conocidos también como “prensae corruptis” y que entre la serie de signos o síntomas que caracterizan esta grave afección se encuentran los siguientes: serias alteraciones psico-físicas al ser criticados; rosácea iracunda; pica pica; esclerodermia facial –o cara de tuco-; anemia hipocrómica o enfermedad verde; y por último coprofagia.