Un ejemplo de cómo funciona el sistema educacional holandés (donde, al igual que en Chile, existen escuales particulares subvencionadas, y cuyo funcionamiento está siendo considerado como referencia acá),:
Reportaje / La Tercera
¿Cómo es el modelo escolar holandés?
En el marco de la reforma educacional, el Mineduc revisó modelos como el del país europeo, donde colegios son de libre elección y sostenedores no pueden lucrar.
por Daniela Muñoz S. - 27/07/2014 - 09:46
En Holanda, las escuelas privadas son consideradas parte del sistema público y reciben fondos del Estado para ejercer su labor educativa. Los sostenedores no pueden tener fines de lucro y están sujetos a regulaciones de autoridad local y nacional. La experiencia de ese país en materia educacional es mirada desde Chile como un ejemplo del que se pueden sacar lecciones.
“En el marco de la reforma educacional, el caso holandés es súper importante, porque iguala los derechos pero también los deberes de quienes proveen educación”, explicó el jefe de Educación General del Ministerio de Educación (Mineduc), Gonzalo Muñoz.
En tal sentido, dijo que “esta experiencia demuestra claramente que para que exista una verdadera provisión mixta en educación, es indispensable que las escuelas públicas y privadas compartan derechos, como recibir financiamiento estatal, pero también las obligaciones, como no lucrar, no discriminar ni cobrar”.
En el documento de trabajo “Apoyo público a escuelas privadas. Casos nacionales y lecciones para Chile”, de los investigadores Cristián Bellei y Carolina Trivelli, del Centro de Investigación Avanzada en Educación de la Universidad de Chile, se da cuenta de cómo funciona este sistema, en el que la educación es gratuita y no existe selección.
Según Bellei, Chile podría adoptar algunas reglas básicas del modelo holandés: “Que las escuelas subvencionadas sean gratuitas, que estén inspiradas en desarrollar proyectos educativos valiosos y no en la motivación del lucro, que respeten completamente la carrera profesional docente, y que se regule la subvención a nuevas escuelas para evitar la sobreoferta”.
Según datos de Acción Educar, Holanda destina el 6,3% de su PIB (US$ 838 mil millones proyección PIB 2014) a educación. El 0,4% corresponde a nivel preescolar, el 4,1% al nivel escolar y el 1,7% a la educación superior. Respecto del gasto anual por alumno, en 2010 fue de US$ 10.075 en educación escolar y US$ 17.161 en terciaria.
En los países Ocde, en tanto, el gasto promedio del PIB en educación es de 6,3%, del cual 0,6% se destina a preescolar, 3,9% en el nivel escolar y 1,6% en superior. En cuanto a la inversión anual por cada estudiante, en 2010 fue de US$ 8.550 en el sistema escolar y US$ 13.528 en el universitario.
Chile, en tanto, en 2011 destinó el 6,4% del PIB (US$ 263 mil millones proyección PIB 2014) a educación. De este, 0,6% va a educación parvularia; básica y media recibieron el 3,4%, y a educación superior correspondió el 2,4%. El gasto por alumno, en tanto, llega a US$ 4.100, es decir, menos de la mitad del promedio Ocde y de Holanda para educación escolar.
Pese a que Chile destina un porcentaje superior de su PIB a educación que Holanda y que el promedió Ocde, se debe considerar que el monto total de ese indicador es cuatro veces menor en nuestro país.
Pese a los beneficios que muestra el sistema holandés, hay aspectos que según los investigadores debieran corregirse, porque tiene debilidades en garantizar la equidad educativa, según indicó Bellei. “Un excesivo énfasis en la libertad de elección, el no priorizar la educación pública y el hacer académicamente selectiva la educación secundaria son factores asociados a una alta inequidad de la educación holandesa”, explicó.
A juicio del investigador del Ciae, “Chile debe tomar nota de esto para no repetir sus errores. Por eso es tan importante fortalecer la educación pública y evitar la selección de los alumnos”.
Gonzalo Muñoz planteó que el caso holandés demuestra que “es posible tener una provisión mixta, que el sector particular subvencionado financiado por el Estado exista, pero al mismo tiempo con condiciones que no son distintas a la educación dirigida directamente por el Estado”. También advirtió que hay limitaciones, porque la experiencia holandesa “también confirma que los sistemas educativos basados en la libre elección de las familias tienden a segregarse. Así ha sido en los últimos años en ese país”.
Muñoz, además, enfatizó que “este es un llamado de atención para que desde las políticas educacionales promovamos permanentemente la inclusión como eje rector del trabajo del Mineduc”.
Para Gabriel Ugarte, investigador de Acción Educar, de acuerdo a estándares internacionales, “el sistema holandés es muy efectivo, superando en desempeño académico a varios otros países desarrollados”. Por ejemplo, indicó, en la prueba PISA de la Ocde en 2012, los resultados de Holanda son superiores a los del promedio y similares a los de Finlandia, encontrándose entre los 15 mejores países en cada una de las pruebas (Matemática, Lectura, Ciencia).
Según Ugarte, “las escuelas privadas pueden definir requisitos de admisión, pudiendo rechazar a aquellos alumnos cuyos padres no se adhieren a la visión de la escuela. El consejo de la escuela decide acerca de la admisión del alumno”.
En el estudio también se analizó la experiencia de otros cinco países: Bélgica, Estados Unidos, Colombia, Inglaterra y Suecia. La conclusión más importante, según Cristian Bellei, es que Chile puede aprender mucho sobre cómo mejorar las reglas y políticas de apoyo estatal a escuelas privadas. “La forma como lo hemos hecho no está pensada para producir ni calidad ni equidad educativa; más bien lo contrario”, señaló. Y agregó que “si la Presidenta tiene éxito con sus iniciativas, Chile comenzará a parecerse más a las experiencias internacionales más consolidadas de apoyo público a la educación privada”.
enlaceY miren este artículo (y posterior investigación completa) de prestigiosos economistas de la U. de Chile, publicado en el premiado y prestigioso sitio periodístico CIPER, publicado en el 2011 donde se aborda el lucro en educación:
CIPER
Investigación de economistas de la U. de Chile
Nada que agradecerle al lucro
Por : Dante Contreras, Oscar Landerretche, Federico Huneeus y Daniel Hojman en Opinión Publicado: 07.10.2011
Quienes defienden el lucro en educación sostienen que es un medio para tener más cobertura, diversidad y calidad. Sin embargo, un paper publicado por Dante Contreras, Daniel Hojman, Federico Huneeus y Oscar Landerretche, todos economistas de la U. de Chile, lo cuestiona. Le reconocen al lucro su aporte a la masividad de la educación, pero resaltan que eso fue consecuencia también de otras políticas. ¿Para qué ha servido el lucro entonces? En el texto, del que presentamos un extracto, analizan su impacto y proponen caminos para un nuevo modelo, cuyo objetivo es la calidad y la integración social en la escuela, planteando crear un sistema con escuelas concesionadas (como las carreteras) y un fuerte pilar de enseñanza pública.
La arquitectura del sistema de educación escolar chileno actual se remonta al gobierno militar. A comienzos de los años 80 se implementaron reformas radicales de descentralización y expansión del sistema de subvenciones (vouchers) con la intención de fomentar un sector privado de educación de calidad superior y limitar la acción del Estado a un rol subsidiario.
En 1981 el 78 por ciento de los estudiantes asistía a escuelas municipales, el 15 por ciento a escuelas particulares subvencionados y un 7 por ciento a colegios particulares pagados. Hoy, la matrícula municipal ha caído a un 46,5 por ciento mientras que la particular subvencionada ha aumentado a un 46,8 por ciento. La proporción de particulares pagados se ha mantenido estable. Es decir, hoy más de la mitad de los estudiantes asisten a escuelas privadas, ya sea particulares subvencionadas o particular pagadas. En 2008 un 30,6 por ciento de los estudiantes escolares –cerca de un millón de alumnos- se matricularon en escuelas particulares subvencionadas con fines de lucro y un 16 por ciento en escuelas particulares subvencionadas sin fines de lucro (…).
Si observamos la evolución de la matrícula y el número de establecimientos en el período 1990-2008 se observa que en el sector municipal el número de establecimientos se redujo anualmente en un 7,1 por ciento y la matrícula cayó un 3,2 por ciento, llegando a 1.589.468 estudiantes. Los colegios sin fines de lucro aumentaron en un 35,6 por ciento y su matrícula en un 60,2 por ciento, llegando a 550.635 estudiantes. Resalta el aumento de las escuelas particulares subvencionadas con fines de lucro (95,9 por ciento) y de su matrícula (113,4 por ciento), liderando el crecimiento en este período y llegando a niveles de 1.056.090 estudiantes en 2008.
A nivel internacional, tanto en los países de la OCDE como en los 19 países de ingreso medio y en desarrollo pertenecientes al Programa Mundial de Indicadores en Educación WEI (WorldEducationIndicators), la provisión de la educación primaria es predominantemente pública. En la OCDE, un 92 por ciento de la educación primaria es provista por el sector público, mientras que en los países de la WEI la cifra llega a un 61 por ciento. Países como Irlanda, Japón, Corea, Finlandia, Polonia y Noruega, alcanzan el 100 por ciento de provisión pública en la oferta de educación primaria. Países como España y Bélgica tienen mayor presencia de oferta privada. En Bélgica, por ejemplo, solo hay un 46 por ciento de oferta pública en la educación primaria.
En cuanto a la evidencia a favor de políticas pro mercado y en especial pro escuelas con fines de lucro, la literatura chilena no tiene muchas ambigüedades respecto a cobertura. En Chile, la implementación del sistema de subvenciones a particulares a partir del año 1981 habría llevado a aumentos significativos en la cobertura. En 1979 había 1.846 escuelas primarias y en 1982 –solo unos años después de la reforma- había 2.285 y la mayor parte de las nuevas escuelas tenían fines de lucro.
En 1979 un 62 por ciento de los niños menores de 18 años se encontraba estudiando en la educación secundaria (matriculación bruta). Hacia 1990 ese porcentaje había subido a 78 por ciento y en el 2008 la cifra alcanzó un 90 por ciento. La expansión de la cobertura no puede atribuirse a un único factor. Sin ir más lejos, desde 1990 hay un segundo conjunto de políticas que ayuda explicar estos aumentos: las expansiones en la obligatoriedad educativa. Durante el gobierno de Eduardo Frei se comenzó con la implementación de la Jornada Escolar Completa y en el 2002, durante el gobierno de Ricardo Lagos, se extendió la obligatoriedad desde 8 a 12 años de escolaridad. Ambas políticas (especialmente la segunda) tienen efectos no triviales sobre el porcentaje de estudiantes en la educación media. Es indudable que el efecto de la expansión del sistema subvencionado sobre la cobertura continuó durante los años 90, pero se encuentra mezclado con los efectos de estas otras dos políticas. Bravo, Mukhopadhyay y Todd (2010) estiman que el impacto aislado de las reformas de 1981 sobre aumento de la cobertura desde entonces es de 0,6 puntos porcentuales en básica y 3,6 puntos en la enseñanza media.
(…)
En el contexto chileno, el uso de los vouchers como instrumento de financiamiento de una expansión de la cobertura, debe ser contextualizado en el marco presupuestario que enfrentaron todos los gobiernos hasta apenas unos cinco años (que es cuando se produce el inicio del boom de los precios de commodities y, en particular, del cobre). Hasta ese momento los gobiernos operaban sobre la base de un supuesto de severas restricciones presupuestarias. Había dos objetivos de política pública detrás de esto: primero, el objetivo central de reducir la deuda del sector público; y segundo, la imposibilidad política de implementar alzas significativas de la carga tributaria. Por ello, el uso de mecanismos en que los limitados recursos fiscales fueran usados para apalancar recursos privados para expandir servicios públicos fue ampliamente usado en el área de infraestructura y, también, en el área de educación. La situación hoy es distinta por tres razones: primero, los niveles de cobertura en Chile son altísimos alcanzando un 99,7 por ciento en enseñanza básica y cerca de un 90 por ciento en educación media; segundo, la población en edad escolar irá decreciendo, es un segmento etário que ha pasado a una fase de contracción demográfica; y tercero, la situación fiscal del Estado ha cambiado sustancialmente. Esto sugiere que los objetivos de expansión de la cobertura escolar y de contención de gastos pierdan importancia frente a los objetivos de integración social, equidad y calidad.
enlacey acá el trabajo de investigación completo, aparecido en el paper Trabajos de Investigación en Políticas Públicas, TIPS, de la Facultad de Economía de la Universidad de Chile, N°10, del 2011
El Lucro en la Educación Escolar. Evidencia y Desafíos RegulatoriosMás datos sobre sus autores:
Dante Contreras
es Doctor en Economía de UCLA y Profesor Titular del
Departamento de Economía de la Universidad de Chile
Daniel Hojman
es Doctor en Economía de la Universidad de Harvard y Profesor Asistente del Departamento de Economía de la Universidad de Chile
Federico Huneeus
es Economista de la Universidad de Chile, y alumno del Magister en Economía del Departamento de Economía de la Universidad de Chile
Oscar Landerretche
es Doctor en Economía de MIT y Profesor Asistente del Departamento de Economía de la Universidad de Chile:
Recomiendo su lectura y noten la extensa bibliografía del paper.
Saludos,
Falcon V8