Sólo bajo dos condiciones, seguía diciendo en mi carta, estaría dispuesto a acceder a que el Partido interviniera en la organización armamentista, ennumerando los siguientes puntos:
1) tanto los jefes regionales como los delegados económicos de Bormann en las distintas regiones (asesores económicos regionales) deberían estar directamente subordinados a mí en todos los asuntos del armamento.
2) Debería haber «claridad sobre la jerarquía de mando y sobre la jurisdicción». Esta exigencia apuntaba directamente contra las pretensiones de poder de Bormann.
3) Exigí de Hitler que «en todo lo concerniente a armamentos y producción de guerra pudiera dar directamente las instrucciones necesarias a los jefes regionales, sin tener que ponerlas en conocimiento del jefe de la cancillería del Partido (Bormann)».
4) Los jefes regionales tendrían la obligación «de informarme directamente, y de ponerse también en contacto conmigo en cuestiones fundamentales del campo de los armamentos y la producción de guerra».
Sin embargo, el primitivo sistema de poder de Bormann se fundaba precisamente en que, aunque ideaba sin cesar nuevas misiones estatales para los jefes de las regiones, insistía al mismo tiempo en que «todos los informes pasaran sistemáticamente por él» y en que«las instrucciones dadas a los jefes regionales solamente podían ser transmitidas a través de él, para dar uniformidad a la transmisión».
De esta forma se interponía entre los Ministerios y las autoridades ejecutoras y hacía que tanto unos como otras dependieran de él.
Además, exigía que Hitler apoyara de nuevo el principio con arreglo al cual yo había orientado la industria de armamentos. Sin titubear le decía:
«Es preciso decidir categóricamente si en el futuro debe seguir rigiendo el principio de autorresponsabilización de la industria, basado en la confianza hacia los empresarios, o si la industria ha de ser dirigida por otro sistema. En mi opinión, debe mantenerse la responsabilidad de los empresarios, acentuándola todo lo posible. No debe cambiarse un sistema que ha demostrado su eficacia», concluía, pero consideraba necesario que se tomara una decisión «que indicara claramente, incluso de cara al exterior, qué dirección iba a tomar el gobierno económico en el futuro».
Bormann era realmente un H de P.
Salud
