Ves como Goering tenía que haber cedido mejores aviones a Paquito??
Si yo fuese Kindelán, iría ahora con la cantinela de;
Necesitamos algunos radares Freya para equipar Ferrol y Cádiz, y Wurzburg para las direcciones de tiro. Si hubiésemos tenido cazas de largo alcance como los Me-110 o los Potez 630 esto no hubiese pasado... Necesitamos más hidroaviones de reconocimiento de largo alcance para que no vuelva a pasar Queremos aviones D-520 y MB-155 ¿podría paquito negociar directamente con su amigo Petain?) o la patente de los Me bf 109-f
Como sea, ha sido un fallo clamoroso por no equipar bien a un aliado
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
Y Goering le diría— ¿Para qué quieres un radar en El Ferrol cuando ya te he puesto uno en Estaca de Bares? Además los Potez son una porquería comparados con los magníficos Bf.110 de Lavacoya. Tampoco tiene mucho sentido lo de los hidros, ya se sabe, mal barco y mal avión. Si hemos basado los Fw.200 y los Do.217 en Vigo ¿para qué queremos una piragua con alas dando vueltas por ahí?
—No me gusta tener a los pérfidos cerca de la costa.
—Eso es un problema que pronto se arreglará. Marschall está acabando el Graf Zeppelin y entonces les daremos por el oje... huy lo que iba a decir.
—Quiero los D.520 y los MB.155 —diría el invicto, sacando pecho.
—Paco, hombre ¿cómo es que te fías de lo que te diga Juanito? Francamente, no te entiendo, tienes a tu mejor general en el despacho que menos le cuadra ¡pero si con esos cul* vasos que lleva por gafas no debe ver tres en un burro! Mejor mete a alguien que haya volado un par de veces. El D.520 vuela bien, pero porque es un avión tan ligero y chiquitín que con una goma arrollada en lugar de motor volaría. Luego no te quejes si la autonomía es de cinco minutos y no sube a más de trescientos metros. El MB.155 justo lo contrario, es pesadote como él solo. Excelente plataforma de tiro, resiste lo que le echen, pero para que gire es necesario que un remolcador tire del morro para un lado y una recua de mulas del timón hacia el otro lado.
—¿Me dices que esos aviones son malos? Porque los MS.406 que me has endosado tampoco son una joya.
—Paco, no te quiero engañar, los D520 son aceptables pero con muy poca posibilidad de desarrollo, y los MB.155 simplemente malos. Además el amigo Pétain está empeñado en quedarse con todos, y equipar tu aviación con ellos conllevaría retrasos ¿No querrás construir bajo licencia una antigualla, verdad? Sería la única forma de garantizártelos. El MS.406 no es bueno tampoco, pero fíjate que los que te hemos llevado son los modernizados al estándar MS.410, que ya es otra cosa, y además como teníamos cientos de esos aviones te he podido equipar en seguida, y has podido desguazar toda esa colección de biplanos más propia de un museo que de un ejército paneuropeo. Si un piloto tuyo se queja del MS.410, vuélvelo a montar en un Chato para que disfrute de la vida.
—Los Morane son malos y muy feos —lloriquea Paquito.
—No llores, que es solo una medida temporal. Además tampoco importa, porque con lo más que te pueden amenazar los ingleses es con los Fulmar, y esos ya te digo yo que malos no son, son malísimos. Para el año que viene había pensado en algo mucho mejor ¿Para qué quieres patatas cuando puedes tener caviar? Mira —le enseña una foto de un Messerschmitt Bf.109F— ¿Te gusta?
Al invictísimo se le cae la baba.
—Ya veo que sí ¿No te gusta más? Habíamos pensado en estandarizar el equipo militar de nuestra Unión ¿y qué mejor para ello que esta joya de la ingeniería alemana? ¿Te gustaría la patente? Veo que sí. Pues la tendrás, pero no de este avión, sino el sucesor, que ni te imaginas lo bueno que será. Hará buena pareja con los Junkers y Heinkels que ya tienes.
Saludos
Última edición por Domper el 12 Feb 2015, 13:45, editado 1 vez en total.
Tan solo era un comentario, sabes que soy un firme defensor del "es tu historia"
No recordaba que habías puesto un Freya en de Estaca de Bares. ¿¿¿es español o alemán???
Vamos... el claudillo lloriqueando??? Ese $&·&$· no lloro ni cuando la comadrona le azoto el cul* al nacer... para eso aplicale el remedio Opera de París y lo sustituyes por otro
En todo caso lo negociarían sus diplomáticos, dudo mucho que Paquito saliera de España, y de hacerlo para entrevistarse con el gordo diría algo así como;
—Si todo eso esta muy bien, pero tardara años y mientras tanto "tus buques" han estado a punto de irse al fondo del mar, y ·"tu Luftwaffe" estaba a verlas venir. Todo ello sin olvidar que habéis abandonado Canarias. y con ello el Sahara queda abandonado y el estrecho peligrara en breve. Veo poca implicación militar con tus aliados, especialmente con el que te protege el flanco derecho que soy yo. Esos aviones tendrán deficiencias y preferiría Me bf 109F, pero conociendo las dificultades de tu industria y los requerimientos de la batalla te ofrecí una opción que no repercutía en las arcas alemanas. Aprovechar el material capturado a los franceses durante la reciente batalla de Francia. No sera tan bueno, pero sigue siendo material útil, y desde luego mucho mejor a no tener ninguno.
En las actuales condiciones, sin más y mejores medios aéreos, no puedo asegurar los envíos de Wolframio hacia Alemania, y eso incluye el Wolframio portugués que pasa a través de España. Mucho me temo que tendremos que espaciarlos a menos que envíes «tus aviones», y «tus barcos», que ya están de mier#@ hasta las orejas, a protegerlo...
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
Reconozco que elegí el MS.406 a la ligera, cuando hubiese sido más lógica otra elección. Cuesta muy poco modificarlo, de hecho en la versión definitiva convendrá poner MS.410 (la versión mejorada equivalente a la de los fineses). De todas formas siguen vigentes dos cuestiones:
– En este hilo a Francia se le permite rearmarse, por lo que la producción de D.520 y MB.155 es para ellos. Quedan los capturados, pero en la realidad apenas fueron usados por la Luftwaffe. En esa línea me parecería que tendría más sentido cedérselos a Italia, que tiene un papel de primera línea.
– el MS.406 sigue teniendo la ventaja de haber sido capturado en grandes cantidades, de tener características de vuelo parecidas a las de los biplanos, y resultar conveniente para reequipar al EdA, sustituyendo a los He-51, Chatos, CR-32 e incluso a los I-16 (cuyas características de vuelo eran, como poco “interesantes”).
Respecto al avión a construir, aunque en la realidad se adquiriese el Me-109G, no sé hasta que punto hubiese sido mejor escoger el Fw.190. Teniendo que empezar a construir de cero ¿por qué no ir a por lo mejor? El motor BMW tenía muchas más aplicaciones que el lineal DB-605, que además era muy poco fiable. Pero eso ya se verá.
Respecto a la conversación, Goering seguiría.
─ Paquito, no me vengas con historias. Tú mismo hiciste gala durante tu guerra civil de la importancia de la concentración de esfuerzos: todo para el frente principal, y los demás que se las apañen como puedan. Si ordené a Marschall sacar los barcos al mar fue para entretener a la Royal y para que se centrase en el Atlántico, justo cuando la guerra se decide en Egipto.
─ Hermann, es que me duele lo de Canarias.
─ Paquirrín, se sensato. Nos resulta más difícil llevar refuerzos a Canarias que a los pérfidos. Es precisamente la batalla que ellos quieren librar y nosotros no Ten paciencia, que a todo cerdo le llega su Sanmartín (N. del A.: nunca mejor dicho).
─ Hermann, tú di lo que quieras, pero ya te he dicho que me va a ser difícil enviar Wolfram…
─ Paquillo, no me toques las narices. Te he enviado carbón y gasolina. Pero si insistes, te enviaré a mi amigo Schellenberg, que ya ha acabado con los deberes en Belgrado ¿Le aviso?
Como digo siempre, no te preocupes, es tu historia y únicamente tu la tienes en la cabeza y sabes como seguirá. Tal vez quieras conquistar Portugal y por eso precisas un casus beli, o quien sabe que desarrollaras a partir de ese hecho
Sobre Francia ¿Se permite su rearme limitado o sin limites a un nivel de tiempo de guerra? En cuanto a los italianos, ellos tenían sus propios desarrollos aeronáuticos, algunos muy prometedores; Re 2000 y 2001, el Fiat G-50, el M.C. 202, y en desarrollo el G-55. Que se empecinasen en dejar sus mejores aviones para proteger Italia y hacer la guerra con los Cr-32 es otra historia
Y el MS 406 tiene la desventaja de ser una tumba de pilotos, pero bien esta si así lo escribes...
Personalmente escogería sin dudarlo el Fw 190, pero no creo que Franco tuviese esa información.
Y Franco, solo por negociar como el buen dolor de muelas que era (AH dixit), al fin y al cabo pudo arrancarle el plan BAR cuando las tornas ya estaban cambiando, diría:
Concentración de fuerzas, pero no al coste de ceder una derrota, y las Canarias pueden suponer nuestro fin. Con las Canarias en sus manos, los pérfidos pueden impedir que comerciemos con Iberoamerica, el único lugar en el que aun podemos adquirir diamantes de grado industrial y caucho, y si ocupan las Azores apaga y vamonos, una barrera Canarias-Azores-UK sera una barrera que ningún burlador de bloqueo lograra atravesar. Con Canarias en sus manos pueden proyectar su poder sobre la costa del Sahara y ascender hacia el Atlas y el estrecho de Gibraltar amenazando el Mare Nostrum.
Y dejo ya el off topic
Repito, esta escrito y esta bien así
PD Sí, por favor, manda a Schellenberg, seguro que le cuenta alguna historia rara sobre las oscuras intenciones del Statthalter y le pide que de la nacionalidad española a todos los judíos de Alemania con la escusa aquella de los sefarditas, y los ponga a trabajar para reindustralizar el país, que buena falta le haría
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
Insisto que lo del MS.406 lo puse a ojo, buscando, eso sí, de lo peorcito que podía tener el Eje. Pero probablemente pasase como en Finlandia, que en manos de los pilotos españoles, con muchas horas de mili encima, diesen excelente resultado.
Respecto a Francia: se trata superficialmente, pero irá saliendo poco a poco. En lo sucesivo la historia se centra más en el Mediterráneo… como parece lógico.
De Canarias, comercio y demás. Lo siento mucho, pero con la Royal Navy lo del comercio con Iberoamérica es utópico. Aparte que España no tenía con qué pagar, la presencia de buques de la RN patrullando harían que las probabilidades de acabar mal fuesen elevadísimas. Desde ese punto de vista, las Canarias tienen una utilidad muy relativa: solo hay un buen puerto (del que pensaba acordarme, tiempo al tiempo), están muy alejadas de las rutas marítimas, porque la de Freetown tendría que acercarse a la costa norteamericana, etcétera. Además se mire como se mire son indefendibles.
Para los ingleses, lo mismo, con Von Manstein en Suez creo que tienen bastante en lo que preocuparse como para centrarse mucho en el Atlántico. Y si lo hacen, mejor que mejor: cada división en Tenerife será una división menos en Suez o en Kenia.
Una cuestión que quedó en el aire, lo de la operación Puma que, estamos de acuerdo, tenía unos efectivos ridículos. He supuesto que Dill habría metido mano y obligado a reforzar la operación, a un nivel parecido a la de Narvik, simplemente uniendo las tropas destinadas a Dakar y asignando alguna brigada más. Porque los ingleses hicieron muchas tonterías, pero atacar con una brigada una isla defendida por una división reforzada es ridículo. Por otra parte tú sabes mejor que yo el pésimo estado de las defensas españolas de Canarias.
De Portugal, al tiempo. Inglaterra era muy dada a luchar con la sangre de otros. Sobre los judíos, ya volveré a eso.
Para acabar: aunque sea mi historia, agradezco enormemente las sugerencias. Soy el primero en reconocer que no domino los intríngulis de la Alemania nazi (más que nada porque me repugna), por eso tampoco salen demasiados prohombres del régimen, y procuro cargarme alguno de vez en cuando. El motivo del punto de divergencia (cargarme al Fiu) no solo es mandar a hacer compañía a Pedro Botero a esa rata, sino poder inventar un régimen nuevo… o no. Queda mucha historia (acabo de publicar el capítulo 36 en otro foro).
Cuando el general Noel Irwin fue nombrado gobernador militar de Gran Canaria se imaginó que iba a ser como unas vacaciones. Un destino exótico en una isla casi tropical, con temperatura cálida, bellos paisajes, mejor comida y alcohol barato. La verdad es que todo eso era cierto. Pero alguien se había olvidado de decirle que en la condenada Las Palmas de Gran Canaria no hacía calor sino bochorno, con humedad agobiante, cielo siempre gris y llovizna persistente.
Los paisajes eran muy bonitos. Montañas negras cubiertas de densa vegetación, acantilados, pequeños pueblos blancos, terrazas de cultivo en lugares imposibles. Nada más llegar, aconsejado por uno de los nativos, había subido a lo alto de la isla para ver lo que algún escritor español había llamado la “tempestad petrificada”. Desde luego que lo era. Desde el mirador se veía un caos de picos y gargantas como los que quedan al remover un puré espeso. El general sin embargo recordaba de aquel viaje no tanto los panoramas sino la horrible carretera llena de curvas y baches. Tampoco importaba porque no iba a volver al lugar, ya que desplazarse por el interior de la isla era demasiado peligroso.
La Operación Puma tenía que haber sido un paseo militar. La guarnición española era pequeña y sus armas eran anticuadas, por lo que tenía que costar muy poco derrotarla. Luego la población de la isla, liberada del control férreo de los militares, aplaudiría a los ingleses como libertadores. Como los canarios siempre habían tenido buenas relaciones con el Reino Unido, el Gabinete había pensado en independizar las islas, bajo la tutela británica, claro, para lo cual Irwin había recibido instrucciones secretas. Por eso aunque se había reforzado la fuerza expedicionaria inicialmente prevista para conseguir una victoria rápida e impedir la llegada de refuerzos alemanes, no se había incluido a exiliados españoles.
Pero todo había salido al revés. Primero esos condenados Dons se habían aferrado al terreno con tenacidad digna de mejor causa. Tras duros combates se había conseguido entrar en la capital, pero los españoles se había apostado en La Isleta, una península volcánica que dominaba el puerto. Reducirlos había sido algo parecido a Gallipoli y la parte nueva de la ciudad había quedado arrasada.
Eso hubiese debido ser el final de la campaña, pero no. Parte de la guarnición había escapado al interior de la isla y, en lugar de rendirse, como hubiese hecho cualquier ejército civilizado, se habían “echao p’al monte”, y se habían escondido en las fragosidades de la isla.
En la capital tampoco habían ido mejor las cosas. Al llegar las primeras tropas inglesas habían surgido comités antifascistas que se habían ofrecido para gobernar la capital, tarea que los ingleses estuvieron encantados de cederles. Pero esos comités en lugar de solucionar las penurias sufridas por la población se habían dedicado a perseguir a sus enemigos políticos. Mientras se combatía en La Isleta Irwin había escuchado tiroteos por las noches que pensó que se debían a escaramuzas con infiltrados o rezagados, pero no, lo que ocurría era que los comités se habían dedicado a hacer “sacas”, es decir, a tomar grupos de presos, llevarlos al cementerio y fusilarlos. Demasiado tarde se descubrió que esos presos no solo eran fascistas sino también burgueses probritánicos, por lo que la burguesía canaria ahora odiaba a los ingleses con toda su alma.
Posteriormente los comités trasladaron sus “actividades” al interior a medida que los británicos lo iban controlando. Se organizaron “patrullas volantes” que llegaban a las aldeas, detenían al alcalde fascista, a los franquistas más significados y al cura, los mataban y los tiraban a algún barranco. Eso cuando podían encontrarlos, porque solían desaparecer en los montes en cuanto se avistaban las patrullas. Para Irwin, escaso de tropas, resultó imposible detener las actividades de esas patrullas. Pero no hizo falta, los españoles se ocuparon de ello.
Los primeros días apenas hubo problemas. Algún disparo aislado, algún petardo, cortes de teléfono. Posteriormente supo que los soldados españoles huidos habían estado muy ocupados trasladando las municiones que habían conservado y los proyectiles de la artillería de costa sin usar a escondites en la montaña. Fue en esos días de calma aparente en los que el general recorrió la isla y descubrió el caótico relieve de su interior.
El primer incidente grave se produjo cuando los miembros de una “patrulla volante” aparecieron colgados de los postes de teléfono a las afueras de la capital. Otras dos patrullas desaparecieron sin rastro, y enseguida los comités se negaron a subir a la montaña sin escolta inglesa. Unos días después fue una patrulla inglesa la que tuvo varios muertos cuando una gran bomba estalló al paso de un camión. Otra bomba reventó la casa en la que estaba reunido el comité antifascista en Telde, una localidad cercana a la costa.
La resistencia rápidamente se organizó. Los guerrilleros se hicieron con el control de las localidades de la montaña, y los pocos informadores de los que disponían los ingleses desaparecieron. Los pueblerinos actuaban como espías para los rebeldes y los curas como propagandistas. Apenas un mes tras la invasión llevaron al despacho de Irwin un panfleto llamado “Catecismo Patriótico” que decía:
“¿Quién es el enemigo de nuestra felicidad? El demonio con sus artes ¿Y quién es el demonio? El enemigo de los buenos cristianos españoles ¿Y quién es el demonio? Es el jefe de los ingleses ¿Es pecado matar a un inglés? No, antes se gana el cielo porque son herejes enemigos de la Religión Católica.”
Los ridículos argumentos del folleto hubiesen sido divertidos si no fuese porque en el interior había comenzado la caza al inglés. Los ataques y emboscadas se sucedieron, y pronto las tropas británicas solo se arriesgaban a salir de día y en patrullas reforzadas. Irwin ordenó ejecutar a varios prisioneros como escarmiento, pero con ello tocó la fibra sanguinaria española. Un par de día después los resistentes asaltaron un burdel usado por los soldados británicos. Los prisioneros fueron degollados, salvo uno al que tras castrarlo se le entregó una nota destinada al general inglés amenazando con peores represalias si los británicos cometían nuevos crímenes.
La situación siguió deteriorándose y hasta las patrullas reforzadas comenzaron a tener problemas: sus tropas descubrieron por qué los españoles habían inventado la palabra “guerrilla”. Las impresionantes montañas estaban llenas de cuevas y veredas que los españoles conocían como la palma de su mano, por las que las guerrillas se esfumaban tras efectuar sus incursiones. Además los españoles adoptaron varias tácticas, cada cual más perniciosa. Primero fue el “tanguillo de Pepe”: unos pocos francotiradores se apostaban en las montañas cerca de las abominaciones pedregosas que los españoles llamaban carreteras y cuando pasaba una patrulla, uno de ellos disparaba. La patrulla se desplegaba para dar caza al tirador… cuando otro disparaba desde otro lugar, y así sucesivamente. Lo llamaban “tanguillo” porque hacían bailar a los ingleses. El tal Pepe era el líder de la guerrilla, que estaba resultando un puto genio militar.
Peor para la moral fue cuando la guerrilla tomó como objetivo el primer hombre de las patrullas. Mediante francotiradores, trampas o bombas, el objetivo fue matar al primer hombre de cada patrulla. Los soldados ingleses pronto supieron que encabezar la formación era jugar a la ruleta rusa.
Pero eso no había sido tan malo como lo de las bombas. Entre los insurgentes había un tipo, al que llamaban el “artista”, que era un genio diseñando trampas explosivas. Podían ser tan simples como un cartucho de Máuser metido en una caña enterrada en un camino, que cuando un desgraciado lo pisaba se disparaba y le volaba el pie. Otras veces eran cables tendidos a ras de suelo que activaban bombas de mano. O grandes cargas explosivas que derrumbaban media montaña sobre los caminos. O bombas escondidas en las barricadas. Otras veces eran más diabólicas. Una patrulla se encontró un foso lleno de lanzas, pero al saltarlo se encontraron con un cable que hizo estallar un proyectil de artillería colgado de un árbol. También aparecieron banderas fascistas conectadas a bombas, por lo que solo se acercaban a ellas con grandes precauciones, y las arrancaban con cuerdas… hasta que un zapador, intentando atar una bandera, fue despedazado por una mina situado a unos pocos metros. Una compañía de los Royal Welsh fue casi destruida en una emboscada: estaba patrullando la carretera costera cuando pocos insurgentes empezaron a disparar. Los galeses, pensando que se trataba otra vez del “tanguillo”, se dispersaron y se refugiaron en las cunetas, para descubrir que estaban llenas de bombas que los españoles hicieron estallar a distancia.
La población del interior ayudaba descaradamente al enemigo. Recibieron la orden de construir barricadas en las carreteras, que podrían tener minas o no. Informaban del paso de los ingleses mediante un código de silbidos que se oían a gran distancia. Cuando los británicos intentaron usar guías locales, estos siempre se perdían o, peor aun, metían a las patrullas en campos minados a costa de sus miserables vidas. Los ingleses descubrieron que los guerrilleros usaban burros y mulos para moverse por las montañas, pero cuando intentaron incautar los de los campesinos para hacer lo mismo, las bestias desaparecieron. Las pocas que encontraron eran animales enfermos con los cascos dañados.
Al final sus hombres odiaban el servicio de patrullas. Salían lo menos posible y volvían sin terminar el recorrido asignado, mintiendo sobre lo que habían visto. En los pueblos se comportaban como bandoleros, descargando su odio en los aldeanos, que se lo devolvían con creces. Había leído que en la Guerra Peninsular los soldados franceses solo controlaban el suelo que pisaban. Ahora los entendía.
Irwin reclamó más tropas para controlar la insurrección, pero la crisis en Egipto reclamó todos los refuerzos. Peor todavía, recibió la orden de enviar a sus soldados veteranos a Oriente, que fueron sustituidos por un par brigadas de canadienses respondones e indisciplinados. Intentar controlar un cuarto de millón de almas con dos brigadas es como techar con papel de seda, y el dominio británico se redujo a la capital y a la franja costera oriental de la isla. Al menos esa zona, casi llana, resultaba difícil para las guerrillas.
Finalmente su oficial de Inteligencia había conseguido datos de algunos de sus eran sus enemigos rebuscando en los archivos capturados e interrogando a los insurgentes capturados.
“Comandante José Payeras Alsina, apodado Pepe. Había iniciado su carrera militar en Marruecos combatiendo con los rifeños. En la Guerra Civil mandó milicias de Falange, consiguiendo la Medalla Militar Individual, una condecoración casi equivalente a la Victoria Cross. Tras la guerra fue enviado a su Mallorca natal pero había pedido destino voluntario en Canarias al conocerse la amenaza inglesa. Capturado en la Isleta, escapó mientras se le conducía hacia el campo de prisioneros. Había tomado el mando de los soldados españoles del interior. Extremadamente valiente pero también muy inteligente. Admirado por sus hombres.”
“Teniente José Luis Aramburu Topete, apodado Artista. Estudiante de Ingeniería de Minas, se presentó voluntario en el bando franquista en 1936. Tras la guerra había estudiado en la Academia de Ingenieros. Experto en demoliciones, explosivos y minas terrestres. De guarnición en Arinaga había escapado al interior tras el desembarco en Gando. Durante la primera semana había organizado el transporte de los proyectiles de artillería costera a escondites del interior.”
Esos eran su Pepe y su Artista. Que estarían escondidos en algún rincón de esa pesadilla de montañas y barrancos que llamaban isla. Iba a necesitar más soldados si quería sacarlos de sus agujeros.
El general Irwin solo acertaba en parte. El Artista estaba en un agujero, pero no en las montañas. El casi abandono de la isla por los ingleses había permitido la recepción de armas y de explosivos transportados por aviones y submarinos. Junto con Payeras habían decidido lanzar un gran ataque contra la guarnición inglesa que sería precedido por una cadena de atentados. Usando la red de alcantarillado habían trasladado grandes cantidades de explosivos bajo los principales edificios ocupados por los británicos. Los sótanos del Gobierno Civil, el edificio decimonónico convertido en cuartel general inglés, albergaban ahora una tonelada de Gelignita.
Mientras Irwin miraba por la ventana hacia las montañas la mecha lenta terminó de arder. Lo último que vio el general fue un destello de luz blanca.
Última edición por Domper el 15 Oct 2014, 22:21, editado 1 vez en total.
Ernst Heinkel sabía el riesgo que corría, pero había decidido que sería la única forma de superar el bloqueo que Udet y Milch ponían a sus proyectos.
El prototipo del He 280 había hecho su primer vuelo propulsado el 30 de Marzo, y el 5 de Abril hizo una demostración ante Udet, que no se mostró interesado. Udet estaba loco: el primer prototipo de un avión de un nuevo concepto conseguía superar los 700 km/h en sus primeros vuelos, y al señor le parecía poco.
Heinkel había decidido jugárselo todo a una carta. Había llamado al jefe de la Luftwaffe, Ritter von Greim, para proponerle que probase el avión, sabiendo su afición por pilotar todo tipo de aviones. El riesgo era enorme: era habitual que los primeros prototipos de cualquier avión sufriesen accidentes, y si Greim se mataba en su avión, Heinkel se jugaba su fábrica, su fortuna e incluso su vida.
Había sido preciso retirar las cubiertas aerodinámicas de los motores porque el combustible rezumaba de las juntas y existía el riesgo de incendio, y el avión parecía a medio acabar. Fritz Schäfer, piloto de pruebas de Heinkel, había instruido a Von Greim de las características del nuevo aparato. Con cierta reluctancia Greim se instaló en la cabina. El avión encendió sus motores y emitió un terrible rugido, pero apenas se movió. Como una tortuga el avión se desplazó hasta la cabecera de la pista.
Una vez allí Greim aumentó la potencia de los motores, poco a poco, como le había dicho Schäfer. Lentamente el avión empezó a moverse y a acelerar, pero Greim tenía la sensación de conducir un camión y no de pilotar un caza. Tras un largo recorrido por la pista Greim decidió que ya había alcanzado suficiente velocidad y levantó el morro. El avión, obedientemente, despegó, y Greim plegó el tren de aterrizaje para tener menos resistencia. Y entonces el patito feo se convirtió en un cisne.
El caza se elevó con agilidad. No se tenía que compensar el par de la hélice, y la visibilidad era excelente. El avión aceleraba cada vez más, y Greim tuvo que recordar no sobrepasar los 600 km/h. Incluso a esa velocidad respondía dócilmente a los mandos, y cuando intentó un giro brusco, respondió como un purasangre que, en lugar de perder velocidad como hubiese hecho cualquier caza a hélice, aceleraba aun más. Greim disfrutó como si pilotase una pequeña Bucker. Finalmente descendió y aterrizó, descubriendo que hacerlo con un tren triciclo era más sencillo que con uno convencional.
Tras descender del avión un exultante Von Greim se acercó a Heinkel y lo abrazó
—Ernst, nunca había probado nada igual. Pídeme lo que quieras porque la Luftwaffe necesita tu avión. Es como volar en alas de ángeles.
Goering estaba acostumbrado a las extravagancias de su subordinado, pero esta vez le había sorprendido por completo. Mandó llamar al general Schellenberg y dio órdenes de que los dejasen a solas. Goering saludó al general con un gesto más adusto del habitual, pero le sorprendió la actitud risueña que tenía.
—Walter, explícame que ha pasado. Me ha llamado Ritter von Greim hecho una furia. Dice que ha recibido una orden absurda del OKW y, al comprobarla, vio que eran órdenes mías. Yo no he firmado nada, y solo a ti se te ocurriría suplantar mi firma ¿Qué estás haciendo?
—¿Se trataba de lo de la insurrección en Ucrania?
—O sea que lo sabías — dijo Goering, que empezaba a enfadarse.
—Pues claro que sí. Es cosa mía. ¿Te acuerdas que el otro día te dije que iba a iniciar una ofensiva secreta contra nuestros enemigos? ¿Y que no te extrañases por lo que pudiese pasar?
—Sí, justo antes de la excursión de caza. Pero ¿eso te daba derecho a dar órdenes en mi nombre? ¿Tendrás la cortesía de explicarme lo que estás haciendo en mi Alemania? ¿Y eso de Ucrania? ¿Es que va a haber una insurrección y no me has dicho nada?
—Todavía no sé si habrá insurrección, pero hago lo que puedo —dijo Schellenberg.
A Goering le estaba cansando el tono burlón—. Walter, explícate, o saldrás de aquí para fumar tu último cigarrillo.
—Es muy sencillo. Voy a intentar destruir la URSS.
—¿QUÉ?
—Eso, que estaba pensando en jugar un poco con la radio ¿te acuerdas de cómo picaron los ingleses con lo de Canarias y Alejandría? Pues se trata del mismo juego pero jugado de otra forma. Desde hace algún tiempo sospechaba que Stalin tenía algún agente infiltrado en algún puesto elevado.
—Por eso la Gestapo estuvo removiendo ayer el Ministerio de Armamentos. Müller me ha dicho que ha atrapado a un par de traidores.
—¿Había también espías en Armamentos? Este Todt está cada día más despistado. Otro día tenemos que tener una conversación sobre ese Ministerio, porque también tengo entre manos otro asunto bastante serio. Pero volviendo a lo del espía. Mira, Hermann —siguió Schellenberg—, al sospechar que teníamos algún espía puse al jefe de la Kripo, el Mayor Nebe, a investigar un poco. Ese Nebe ha resultado ser un tipo de lo más eficaz al que habrá que tener en cuenta. En lugar de empezar a mirar historiales, antecedentes policiales y todo eso, lo que hizo fue analizar el patrón de movimientos soviéticos como respuesta a nuestros propios movimientos, y descubrió que el espía estaba en el Estado Mayor de la Luftwaffe.
Goering enrojeció— ¿Es cierto o se trata de otro de tus jueguecitos?
—Tan cierto como que me llamo Walter —repuso Schellenberg—. No te preocupes que no voy a dejar que Müller meta la zarpa en la Luftwaffe. Lo envié al Ministerio de Armamentos para despistar. Porque si no alertamos al espía, aunque no sepamos quien pueda ser, tenemos un medio realmente interesante de influir en la mente de nuestro querido tío José. El Padrecito no es famoso ni por ser confiado ni amable, y pensé ¿Y si le doy algo en lo qué pensar? Si yo fuese Stalin, a lo que más temería sería a una rebelión militar. Por eso descabezó el ejército hace unos años.
—Tu antiguo jefe Heydrich tuvo que ver en eso.
—Sí, y el bueno de Benes nos hizo el favor de pasar directamente a Stalin los papeles que había “encontrado”. Pensaba que al delatar una conspiración militar proalemana le hacía un favor a su Checoslovaquia. El pobre no sabía que esa conspiración era fruto de la mente de Heydrich y algunos más. Pensé que podríamos intentar repetir la jugada, y que la conspiración ideal podría ser una de nacionalistas ucranianos, que hubiesen infiltrado al ejército ruso y que implicase a miembros del Politburó.
—Sigue —dijo Goering, que empezaba a mostrar una sonrisa aviesa.
—Lo malo es que no podíamos colarle a Stalin otro documento falsificado. El tío José será paranoico pero de tonto no tiene un pelo. Pensé que lo mejor sería dejarle que lo descubriese él solito. Por eso pergeñé unos planes según los cuales nuestro ejército en Polonia y la Luftwaffe se iban a preparar para apoyar al bando ucraniano en una guerra civil. El ejército tiene que empezar a hacer maniobras, y envié a la Luftwaffe planes detallados de cooperación con fuerzas insurrectas, reconocimiento, enlaces, etcétera. También ordené misiones de lanzamiento de agentes en Ucrania. La idea es que el topo se alarme y envíe un mensaje a Moscú. De paso, como media Polonia informa a los aliados, los campesinos perderán el cul* para ir corriendo a decir a los rusos que los alemanes hacen maniobras con tanques con banderas rusas zaristas. También he enviado en tu nombre un mensaje a nuestras embajadas en países aliados y neutrales informándoles de lo mismo.
—Muy bien, puede ser muy divertido pero ¿tenías que hacerlo a escondidas?
—Esa era la gracia. Perdona, Hermann, pero en esto no me fío ni de mi propia sombra. Todos los planes los he hecho por las tardes y por las noches, ayudado por unos pocos amigos de la infancia. No me atrevía a informarte porque algún ayudante puede estar a sueldo de los ingleses o de los rusos, y tú estabas muy ocupado. Si iba a Karinhall podría llamar la atención. He preferido que parezca que todo es una iniciativa personal. Así podías desautorizarme y destituirme si el asunto no salía bien. Pero me parece que va mejor incluso de lo que esperábamos. Me han informado que en la Región Militar de Kiev las radios rusas han dejado casi de golpe de emitir. Sus aviones no vuelan, y parece que están acuartelando las tropas. Ahora voy a intentar poner un poco más nervioso a nuestro amigo Stalin ¿Me autorizas a usar un par de aviones?
—Sé bienvenido, Gunther. —El Grossadmiral Marschall recibía al almirante Lutjens, recién llegado de Galicia—. Enhorabuena por tu crucero. He visto los informes y parece que los daños del Scharnhorst no son demasiado graves.
Lutjens respondió a su superior—. A tus órdenes, Wilhelm. Hemos tenido suerte porque el torpedo inglés detonó prematuramente. Aun así la protección submarina no funcionó bien y se formaron grietas en la sala de turbinas de babor. Incluso trabajando noche y día las bombas apenas pueden contener las filtraciones. Lo malo es que en El Ferrol no hay ningún dique capaz de albergar al barco. He dado orden de que lo parcheen como se pueda, y te iba a pedir permiso para llevar al barco a St. Nazaire para repararlo ahí.
—En Francia ¿no? Hablaré con Darlan, ya que aunque tengamos guarnición en esos puertos será mejor respetar las formas. Gunther, me gustaría que me contases que tal ha ido el crucero. Ya he leído el informe, pero escuchar tus impresiones. Todo eso que no se suele poner por escrito.
Lutjens estaba cansado tras el viaje y no estaba de humor para paños calientes.
—Wilhelm, te voy a decir la verdad: por poco no ha sido una debacle. Primero que casi no salimos al Atlántico, porque esos condenados ingleses vigilan todos los pasos. Tras hundir a un crucero pudimos adentrarnos, pero entonces empezó el calvario de las maquinarias. Luego el ataque al convoy, que no fue un fiasco pero por poco, porque apenas hundimos una docena de barcos, una miseria para una escuadra como la que mandaba, pero es que no imaginas los problemas que tuvimos con la artillería. Para remate cuando tuve que volverme hacia España porque las máquinas de mis barcos no aguantaban, los ingleses casi me atrapan con su portaaviones. Wilhelm, necesitamos portaaviones.
—¿Estás seguro de lo de los portaaviones? Son barcos muy vulnerables, ya les hemos hundido cuatro.
—Sí, pero ellos también han hundido tres acorazados, y casi me mandan al fondo a mí. Escucha lo que te digo, yo estuve ahí. Un portaaviones es como tener un acorazado con cañones de 200 millas de alcance. Pueden situarse lejos de ti y dispararte a placer y, por malos que sean, antes o después te dan. Wilhelm, hazme caso, si nuestros barcos se siguen enfrentando a portaaviones ingleses antes o después sufriremos un desastre.
Marschall lo meditó. Las obras del Graf Zeppelin se habían reanudado pero se estaban encontrando con todo tipo de problemas. Por suerte el estudio de los restos del portaaviones inglés Eagle, volado en Alejandría, estaban resultando de mucha ayuda. Pero aun siendo optimistas al Graf Zeppelin le quedaba por lo menos un año antes de poder ser operativo.
—Gunther, por lo menos te podías defender con tu antiaérea ¿no? —preguntó Marschall.
—Wilhelm, nuestra antiaérea no vale un pimiento. Los montajes de 105 mm no tienen velocidad suficiente para seguir a los aviones, y los cañones de 37 mm se cargan tiro a tiro. Solo los de 20 mm sirven para algo. Precisamente te iba a recomendar que se sustituyese toda la batería antiaérea de nuestros barcos, o por lo menos la de 37 mm, que no vale para nada. Y ya que estamos, también hay que cambiar las direcciones de tiro de la artillería principal, que fallan más que una escopeta de feria. Durante el ataque al convoy al principio fue todo bien, pero tras unas pocas andanadas las direcciones se desajustaron y no había forma de darle a nada. Al final fue el crucero Hipper el que consiguió acertarle al crucero auxiliar inglés, y el que se anotó la mayoría de los hundimientos. Para acertarle a los mercantes me tuve que acercar mucho con los acorazados. Menos mal que no había destructores.
Marschall ya había experimentado algo así durante su combate con el Glorious, por lo que asintió levemente. Lutjens siguió.
—De las máquinas, ya te lo he puesto en el informe. Las del Scharnhorst han sido problemáticas, las del Hipper, malas. El crucero necesita un recorrido completo de sus máquinas. Esos barcos no sirven para corsarios. Pero es que tras esta salida tengo mis dudas sobre la validez de la estrategia corsaria. Me he jugado los dos barcos más potentes de Alemania, y todo para hacer poco más que media docena de submarinos. Llevo un mes jugando al gato y al ratón con los ingleses, a sabiendas que bastaba un tiro de suerte para que me pillasen. A ti te pasó lo mismo en Noruega.
—Tienes razón, pero algo tenemos que hacer. No vamos a desguazar toda la marina. Es lo que quisiera nuestro amigo Karl —Marschall habló con retintín, entre él y Doenitz había cierta rivalidad—, pero yo creo que la flota tiene su utilidad. Al fin y al cabo los ingleses tienen una y no les va tan mal.
—Estoy de acuerdo. Además nuestros buques son, barco por barco, mejores que los ingleses. Pero son muy pocos, y no tenemos portaaviones. Tal vez cuando tengamos, y yendo de la mano de los italianos, cambie la cosa. Pero hoy por hoy la Kriegsmarine es muy inferior a la Royal Navy.
—Lo malo es que tardaremos años en equipararnos, eso si lo conseguimos.
—La marina no tiene tanto tiempo —todos los almirantes alemanes temían que la marina dejase de recibir fondos y se dedicasen al ejército y la aviación.
Marschall meditó un poco y dijo—: Gunther, estoy pensando en los portaaviones. Puede que tengas razón y que sean una revolución como en su día lo fue el Dreadnought. Cuando los ingleses botaron ese barco, fue como si todas las marinas empezasen de cero y los barcos antiguos solo sirviesen para guardacostas. Con los portaaviones, lo mismo ¿No habrá algún otro invento en ciernes que deje anticuada a la flota inglesa? Tenemos unos cuantos oficiales muy competentes en el dique seco por falta de barcos ¿Y si ponemos a alguno a pensar?
Domper escribió:De Canarias, comercio y demás. Lo siento mucho, pero con la Royal Navy lo del comercio con Iberoamérica es utópico.
En la realidad los alemanes enviaron una treintena de rompedores de bloqueo rumbo a Japón, y retornaron al menos la mitad, además también llegaron unas cuantas presas capturadas por los corsarios. Lograron eso disponiendo solo de la franja cantábrica francesa abierta al océano, toda la cual podía ser vigilada desde el aire con los medios de largo alcance. Ahora ese comercio puede realizarse desde otros 500 kilómetros de costa no controlada por nadie. Desperdiciar la oportunidad que representa es ilógico.
Si Goering no traga y no rearma a España, ese Wolframio podrá ser vendido a cambio de dinero que puede servir para adquirir productos en el extranjero. ¿Has pensado que ocurrirá con el Wolframio que España y Portugal vendían a los EEUU? En el caso español los americanos hincharon el precio del petroleo para castigar la escalada de precios provocada por la guerra comercial con Alemania, pero evidentemente eso ahora no ocurrirá. ¿Franco dejara de vender a los EEUU o aprovechara ese dinero para otros menesteres?
Domper escribió:Una cuestión que quedó en el aire, lo de la operación Puma que, estamos de acuerdo, tenía unos efectivos ridículos.
Ridículos y totalmente inadecuados. Literalmente dos ametralladoras los hubiesen destrozado, sin embargo lo verdaderamente malo era la falta de buques de desembarco que no se solventaría hasta avanzado el 43.
PD ¿Te has planteado que los cruceros auxiliares españoles se sumen a la guerra al trafico naval? Durante la GC fueron buques muy activos, agresivos, eficaces y con buenos mandos, y en este caso el riesgo no es el mismo que el de mandar al Canarias. Algunos como el Mar Negro siguieron en activo varios meses más lo que los situaría directamente en vísperas de la entrada en la guerra de tu ucronia, y con ellos podía aspirarse a lograr materias primas del exterior sobre todo si actuaban al sur de Freetown y en la costa de sudamerica, donde no se había adoptado el sistema de convoyes.
PPD ¿Que ocurrió con los diques de Gibraltar? ¿Fueron dañados, destruidos, capturados intactos?
saludos
A todo hombre tarde o temprano le llega la muerte ¿Y cómo puede morir mejor un hombre que afrontando temibles opciones, defendiendo las cenizas de sus padres y los templos de sus dioses?" T. M.
De los medios de desembarco, sí y no. No había suficientes medios para un desembarco en fuerza, pero sí suficientes barcos adecuados para llevar un contingente importante: muchos cruceros auxiliares acabaron como transportes de tropas, sustituyendo en los pescantes los botes por LCVPs. En 1940 no había suficientes lanchas de asalto, pero sí botes a motor, que son bastante inadecuados pero…
La cuestión es si se defendía adecuadamente las playas de Gando y Arinaga. A los españoles tampoco les sobraban las fuerzas y no creo que destinasen más de un batallón a cada playa, que además carecería casi por completo de medios de apoyo: ametralladoras sí que habría, aunque con una variedad de tipos digno de un museo de armamento. Morteros, supongo. Sin embargo artillería, poca, vieja y además desgastada. No hace demasiado planteé en otro foro un supuesto táctico (un desembarco aliado en 1942 en Tenerife) y tuve que “llevar” la mitad de la artillería de España para que la defensa fuese posible. Encontré por ahí la disponibilidad de artillería de campaña para todo el archipiélago (no la tengo a mano, lo siento) y era para echarse a llorar.
Además a finales de 1940 el plan de fortificaciones iba muy retrasado y creo que aun no se habían construido los búnkeres de hormigón que posteriormente jalonaron las playas. Eso implica que las armas automáticas tendrían que estar en fortificaciones de campaña. Podrían dar problemas pero bastaría con que se metiese un destructor en la bahía para silenciarlas. Sabrás que las costas canarias son muy profundas e inadecuadas para el minado.
Quiero pensar que Dill, Pound y demás pensarían en algo potable, y no una chapuza como la de Dakar, que se pensaban que era enseñar la bandera y todos juntitos contra Hitler. Si hacían eso en Canarias iban dados.
De forzadores del bloqueo, el problema de ese tipo de comercio es el precio de fletes y seguros, que lo hace antieconómico para los particulares. Desde luego los puertos del Estrecho son ideales para forzadores del bloqueo, pero insisto que una cosa es traer algunas materias primas de gran valor, otra mantener rutas comerciales. La marina mercante española tampoco pasaba por su mejor momento en 1940 tras las pérdidas de la GCE como para perder muchos barcos en el Atlántico, ahora que el Mediterráneo está abierto.
De la guerra de precios, estamos en una fase muy inicial del conflicto, y Portugal se está viendo abocado a él. Creo que de haber entrado España en guerra Inglaterra hubiese presionado a los portugueses para que se metiesen en líos, con la misma inconsciencia que hicieron con yugoslavos y griegos. Digo inconsciencia porque aunque contribuyesen a la victoria final el sufrimiento de esos pueblos fue horrible. Pero no descubro nada diciendo que los ingleses eran muy dados a luchar con la sangre de otros.
Saludos
P.D.: la toma de Gibraltar ha sido lenta, por lo que casi con seguridad han sufrido daños importantes.