DE SAGUNTO A GAETA, MEDIADOS DE NOVIEMBRE
El vapor
Isla de Rota, antiguo SS Addah (1), había recibido ordenes de dirigirse a toda máquina al puerto de Gaeta.
Buque mixto de pasaje y carga, estaba siendo acondicionado en Sagunto para transportar cuatro lanchas K en cubierta y sus tripulaciones en la zona de pasaje. Una de las bodegas estaba siendo reformada para transportar unos doscientos hombres, y la otra embarcaría según los planos víveres no perecederos. Atacado al cañón por un submarino alemán, se había salvado del hundimiento por la aparición de columnas de humo en el horizonte. Uno de los impactos del submarino alemán le había dejado al garete, y tras infructuosos intentos de llegar a la costa francesa, el SS Addah fue avistado y remolcado por unidades ligeras de la Marina de Guerra de España.
Reparado de forma provisional en Bilbao, fue considerado apto para su alta en la Marina de Guerra, dadas sus excelentes condiciones marineras y de habitabilidad, y trasladado a Sagunto para su conversión en transporte de ataque; uno de los heterodoxos programas del Ministerio de Armamento. En condiciones de hacerse a la mar de inmediato, con sus carboneras repletas; y a falta de los últimos trabajos, de instalar armamento y de ser pintado en el gris de la Marina de Guerra, el Capitán Lemús recibió ordenes de zarpar en busqueda del puerto italiano.
Gaeta, un pequeño puerto, pero que contaba con línea férrea, que partiendo de Sparanise, se alejaba de la transitada Roma Nápoles. Un pequeño puerto, unido por un pequeño ferrocarril. Para el Capitán Lemús, todo aquello era extraño, tanto más extraño cuando una vez en Gaeta empezó la estiba de la carga que debía transportar a revienta calderas a Valencia... madera...
Cientos de troncos, y miles de listones de madera, de las más diversas medidas, se agolpaban en el puerto a la espera de ser embarcados. Maderas que desprendían un olor diferente a los pinos de las montañas cordobesas, largos listones; listones que podía ver como se doblaban en ángulos imposibles y que no quebraban... ¿para que arriesgar un transporte para recoger madera...
De acuerdo con las ordenes recibidas, debía anotar todo aqeullo que le resultara de interés en su visita a Gaeta. Militarmente no apreció nada que llamara su atención; pero dispuesto a cumplir sus ordenes, escribiría sobre la actitud de la población, y entregarla al mando una vez arribara a Valencia.
En un primer momento fuimos recibidos con antipatía. El práctico del puerto apenas intercambió conmigo más palabras que las necesarias para las maniobras de fondeo y atraque. Los estibadores italianos, trabajaron con desgana, e insultandonos en todo momento. No reprocho su actitud, hace pocos meses eramos enemigos. No había entre ellos hombres en edad militar; a pesar de la desmovilización. Preguntados por los jovenes, sin contar los fallecidos y aquellos enrolados en la Regia Marina y ahora en puertos griegos, parece que muchos siguen en el llamdo Ejército del Piemonte, y los restantes deben ser prisioneros de alemanes y austriacos. Los pocos hombres a los que permití acercarse a una casa de comidas, no fueron atendidos. De acuerdo con las ordenes, intenté pagar a los estibadores con moneda italiana entregada a mi partida,pero fue rechazada. Preferían a cambio alimentos, combustible e incluso cigarros. De acuerdo con el Jefe de Máquinas, disponíamos de más carbón que el suficiente para regresar, por lo que decidí entregar éste en lugar del papel. Un chiquillo se acercó al marino de guardia en la escala de acceso al buque, y pidió comida. El marino le entregó un trozo de pan y algo de embutido. El Sargento Lanza, antiguo marino mercante, en un pobre italiano le preguntó por el padre; caído en una de las batallas del Isonzo. El Sargento entendió que la familia carecía de sustento, y le ofreció un paquete de tabaco con el que seguramente podría trapichear algo de alimento. Los trabajos de estiba continuaban a un cansino ritmo, hasta que empezó a entregarse a los italianos sacos de carbón en pago a su trabajo. El segundo, Teniente Luján, prometió doblar la cantidad entregada si los trabajos acababan antes del anochecer, momento en que zarparíamos para evitar en lo posible el peligro de submarinos franceses. No solo aumentó el ritmo, la noticia corrió como la pólvora en Gaeta, y pronto aparecieron decenas de hombres de toda condició dispuestos al trabajo. También se acercaron al pequeño muelle varios niños y mujeres, huerfanos y viudas de guerra, pidiendo ayuda, incluso algún quinceañero pidiendo enrolarse en la tripulación a cambio de cama y comida. La tripulación, no pudo otra cosa que lanzar al muelle sus cajetillas de tabaco, y el cocinero sacar algunas hogazas de pan que fueron repartidas como se pudo entre aquellos desdichados. Pude conversar con el que se presentó como Alcalde, ahora agradecido a nuestra visita, comentando que los anglo americanos habían arrasado el país en su marcha hacia Francia, desarmando a las unidades del Regio Esercito, incluso con violencia. La escasez de combustible, hacía que la cosecha siciliana se quedara en la isla, y en Cerdeña se sumaba la presión submarina por parte francesa. Llegó a comentar, que a finales de octubre, algunos comandantes de patrulleros y destructores habían empezado a combatir a los llamados submarinos pirata... por no llamarlos franceses. La sensación de desgobierno es altísima, unida al desabastecimiento; y si en las zonas rurales los bolcheviques tomaban el control de varias haciendas, en el norte y las ciudades industriales empezaban a formarse Asociaciones de Ex Combatientes que suplantan a la fuerza pública contra los revoltosos. poco antes de anochecer, nos hemos hecho a la mar.
(1)
http://uboat.net/wwi/ships_hit/52.html(2)
http://it.wikipedia.org/wiki/Ferrovia_G ... -Sparanise