catrachorby escribió:y no tenes fotos que salgan con los migs? por lo que se ,fueron en los ochentas ....
bueno al parecer no sabes la historia pero te la contare en Los ochentas Nicaragua iba a adquirir una flota de aviones mig-21 es tanto eso que hasta construyeron el aeropuerto para ellos con pista de metal que se llama punta huete pero nunca vinieron pese a amenazas de estados unidos, lo que segun se rumora en algunos ex militares del ejercito sandinista en los 80 es que el cargamento de migs iba a venir pero segun dicen que los estadounidenses habian dicho que si esos migs tocaban suelo nica (osea desembarcar en puerto de corinto) destruirían todo el puerto tal vez por eso pero eso nunca se sabe de hecho aqui te dejo un articulo de noticia de uno de los pilotos que habia sido entrenado en la union sovietica para pilotear el mig21
http://www.elnuevodiario.com.ni/imprimir.php/27490 y cito
De entrenarse para MIG 21 a técnico de aparatos dentales
Edgard Barberena
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Nació en el barrio “Primero de Mayo”, donde soñó ser un ingeniero civil, pero el destino le cambió la ruta y lo llevó a formar parte de los 102 hombres que fueron entrenados en la extinta Unión Soviética, para servir de apoyo técnico de los aviones MIG-21 que nunca llegaron a Nicaragua.
Este personaje es Julio Maradiaga, quien en 1982 estudiaba ingeniería civil en la UNAN-Managua, donde se topó con una muchacha que había conocido en el Colegio “Rigoberto López Pérez”. Ella no era universitaria, se dedicaba a reclutar jóvenes para el equipo que iba a tener los aviones de combate de fabricación rusa.
La carnada de la joven fue: “¡Mira Julio, están ofreciendo unas becas en ingeniería aeronáutica en la URSS…! Como Maradiaga formaba parte de una familia de escasos recursos económicos, miró una oportunidad para desahogar un poco la situación económica en su casa.
Maradiaga insistió con su amiga en conocer mayores detalles de la carrera, pero la joven dijo que no podía darle más información y que todo lo iba a conocer hasta que estuviera en esa nación.
La mayoría del grupo enviado a formarse para lo que iba a ser el mantenimiento de los MIG-21 fueron sacados de las universidades, aunque los Comités de Defensa Sandinistas (CDS) pusieron su cuota, así como gente que trabajaban en algunas empresas estatales. Reclutaron chavalos entre 17 y 20 años de edad.
En septiembre de 1982, a Maradiaga, junto con más de 100 jóvenes seleccionados, lo citaron a una reunión a las instalaciones donde fue el Campo Marte, donde los militares --del entonces Ejército Popular Sandinista-- le dijeron claramente que la carrera era militar, en una academia que estaba en una de las Repúblicas asiáticas de la URSS, Kirguizia, ahora Kirguistan.
“Ahí nos dijeron que se iban a formar hombres técnicamente en aviación, pero no nos dijeron qué tipo de avión. Para viajar, a cada aspirante se le iba a hacer en Nicaragua una valoración psicométrica y exámenes médicos, y en la URSS serían ubicados en las especialidades”.
Entrenamiento militar
La primera prueba de fuego a la que sometieron a los muchachos fue un entrenamiento militar de 60 días en la Escuela “Javier Guerra Báez”, en los Brasiles. Desde esa prueba se produjeron las primeras deserciones, “porque empezamos ciento y pico, por lo que los organizadores completaron la cifra con efectivos militares”. Así volaron 104 jóvenes: uno murió en la URSS en un accidente ferroviario y a otro lo devolvieron por indisciplinado. Quedaron 102 jóvenes.
Maradiaga estima que el paquete era una fuerza aérea especial para los MIG-21, y según la forma cómo los prepararon era para que trajeran a Nicaragua dos escuadrones de tres naves cada una con su personal de apoyo, que coincide con la cifra de los entrenados.
En Managua hicieron la selección de quiénes iban a estudiar para pilotos y los de las diferentes técnicas de apoyo de la aviación (mecánicos, encargado del armamento, los eléctricos). Maradiaga clasificó para piloto, pero como su amigo y vecino, Denis García, a quien enroló en la “aventura”, clasificó para técnico, Julio le pidió al jefe del reclutamiento que los enviara juntos en el grupo que iba para la URSS.
Fue todo un operativo
La formación de los 104 jóvenes fue todo un operativo, porque antes de viajar les dijeron que no tenían nada que hablar en los aeropuertos, ni comentar para dónde iban. “Pero yo no sabía que íbamos a prepararnos para la técnica de los aviones MIG-21”.
Lo curioso del caso es que estando en la URSS los aspirantes detectaron a cinco muchachos que nada tenían que ver con el FSLN, más bien eran familiares de funcionarios del gobierno de Somoza. Ahí andaba el hijo del propietario de Productos Atmosféricos, donde le fabricaban las bombas de 500 libras a la aviación somocista.
Andaba un hijo de uno que fue jefe de la Unidad Técnica de la Fuerza Aérea somocista --la FAN--; también estaba el hijo de un miembro de la Escuela de Entrenamiento Básico de Infantería (EEBI).
Cuando le preguntamos cómo esa gente logró pasar el colador sandinista, Julio se quedó pensativo y dijo: “Eso es lo que nunca nosotros no nos atrevimos a preguntar, aunque ellos (los supuestos infiltrados) esquivaban en las conversaciones el tema”.
Hasta ahora se hace público que esas cinco personas que fueron a recibir el entrenamiento para la técnica de los aviones MIG-21 cuando regresaron a Nicaragua, se fueron para Estados Unidos y no se integraron al Ejército como lo hicieron los demás. Atando cabos, a estas alturas podría considerarse que esos “infiltrados” pudieron haber sido un “Caballo de Troya” de los norteamericanos, porque a los meses salió la información de que Nicaragua estaba preparando un contingente para los MIG-21.
El viaje fue casi en forma paralela con el inicio de la construcción de la pista aérea de Punta Huete, ubicada en San Francisco Libre, a la que le decían “Panchito”, a fin de contar con la infraestructura para esas naves de combate.
En la URSS los dividieron
El contingente de los cuales algunos decían que eran la 82 división aerotransportada de la revolución sandinista, fueron divididos en la URSS; la mayor parte fue ubicada en una escuela politécnica de aviación en la República de Kirguizia. A Julio lo dejaron en el equipo de navegación y localización aérea en tierra, que es el equipo que guía al avión con señales electromagnéticas hacia el objetivo para aterrizar y despegar.
Los 19 seleccionados para pilotear los MIG-21 fueron llevados a aeropuertos militares en Tokmak, donde recibieron la preparación técnica. El primer avión con que esos pilotos se entrenaron fue un L-39 de fabricación checa. Después los llevaron a Kann, donde se entrenaron con los MIG-21. Según los ex oficiales de apoyo a la técnica de los MIG, eran seis aviones los que se iban a traer a Nicaragua y cada nave dispondría de tres pilotos, quedando uno de reserva.
MIG-21 nunca vinieron
Asegura el ahora ex teniente primero de la Fuerza Aérea que los aviones MIG-21 “nunca vinieron a Nicaragua ni empacados”, y recordó que en 1985 la situación militar de Nicaragua estaba candente.
Durante la entrevista con Maradiaga llegó Denis García, otro que fue preparado en la técnica para los aviones de combate que temía Estados Unidos. García reforzó a Julio al decir que los MIG no vinieron a Nicaragua debido a las presiones norteamericanas.
Celo profesional
Maradiaga y García coincidieron que cuando regresaron al país encontraron en los mandos de la Fuerza Aérea, que entonces tenían como jefe a Emmet Lang (ahora magistrado del Consejo Supremo Electoral), un celo profesional con los entrenados en la URSS, porque creían que éstos los venían a desplazar de sus puestos.
Esto comenzó a minar al grupo de jóvenes formados en la URSS, y los que tenían dignidad comenzaron a buscar la forma de cómo irse de esa estructura del Ejército. Ambos ex oficiales recordaron que el piloto que se robó el helicóptero MI-25 y se lo llevó a Honduras por 50 mil dólares, fue Edwin Largaespada.
“Ese hombrecito (Largaespada) era uno de los mandos que no nos querían a los que estudiamos en la URSS”, dijo García, quien recordó que Largaespada se birló el helicóptero porque los gringos pagaban un millón de dólares por tener una nave de ese tipo y así estudiarla; pero cuando este piloto se roba el helicóptero, dos días antes se habían robado otra nave igual en Afganistán, y por eso le dan menos dinero”.
Al menos 10 de los más del 100 que fueron preparados en la URSS han muerto; otros se fueron del país y, según dice Maradiaga, “nos dimos cuenta que algunos están trabajando en aeropuertos de Estados Unidos, otros lograron conseguir trabajo en los países suramericanos, donde el Ejército, después de la derrota electoral del 90, vendió armas, helicópteros y mucha técnica militar nuevecita que estaba en las bodegas del Ejército”.
Dice que de los que estudiaron para pilotear los MIG-21, al regresar a Nicaragua los obligaron a volar los helicópteros MI-25 (los artillados) y muchos de ellos murieron durante los combates con la Contra al ser derribados.
Detectó el avión del mercenario Eugene Hasenfus
Maradiaga, cuando regresó a Nicaragua, se incorpora a la Fuerza Aérea y lo ubican en los radares terrestres, ya que todavía no llegaban los equipos de apoyo a la técnica de los MIG-21. Estando con las tropas radiotécnicas, Maradiaga, cuando estaba asignado a los radares que estuvieron en El Crucero, detectó el avión que un flechero derribó con un misil y donde iba el mercenario norteamericano Eugene Hassenfus.
Hasenfus transportaba en un DC-3 pertrechos para la contrarrevolución, y Maradiaga lo detectó en los radares ya que la nave tomó un corredor aéreo que nadie lo utilizaba, por lo que procedió a informar al mando central de la Fuerza Aérea Sandinistas (FAS).
Una anécdota
Cuando regresaron a Nicaragua, una oficial de Migración les quitó para siempre el pasaporte con el que viajaron. También les “confiscaron” toda la documentación que los jóvenes traían de las áreas de la técnica de los MIG-21 que aprendieron. Según dice Julio, fue una medida de seguridad y evitar que se filtrara información sobre lo que nunca fueron los dos escuadrones de MIG-21.
Maradiaga se licenció en el PL2 del Ejército, en 1992, y recibió los beneficios que en los 90 le entregaban a los que salían del aparato militar.
A sus 46 años de edad, labora en reparación de equipos médicos (área dental), utilizando los conocimientos electrónicos que aprendió en la Unión Soviética; mientras que su amigo Denis García, dos años menor, con preparación en otra área de la técnica de los MIG-21, también es retirado de la Fuerza Aérea. Sus conocimientos los aplica en la reparación de equipos de oficinas como fax, fotocopiadoras, impresoras. En un tiempo tuvo a su cargo el mantenimiento de los helicópteros artillados que enfrentaron a la contrarrevolución.