Falcon Sprint escribió:No, de lo que se trata es de poner fuentes representativas y no de citar a las muy minoritarias posturas de Brunner, Mariana Aylwin o Velasco, para ponerlos como si fueran la "norma" y no la excepción dentro de la NM. ... .
A ver, nada podria importarme menos que tratar de hacer aparecer Corrientes dentro del gobierno de la B. Entre otras cosas porque la NM no me interesa. Era que ellos no apoyaran a su propio gobierno. Lo que si me interesa es demostrar como este gobierno se ha izquierdizado, en relacion a lo que era la Concertac0in, y como presonas sensatas, como Bruner o Aylwin, pero muchas otras que no puedens ser tildadas de "pinochetistas" no concuerdan con lo que puede ser la reforma mas importante de todas, la de la educacion. Porque lo que estan hacienda es crear un transantiago de la educacion. En vez de reformar la pesima educacion publica, e inserter fondos en ella para que sea una alternative a la educacion privada, le saltan al cuello a los colegios particulares subvencionados. Y eso puede a lagunos darles muchas satisfacciones ideologicas, pero no arregla el problema de fondo.
En cuatro a~os, a este Frankenstein que han creado lo van a tener que mantener con vida en base a parches curitas y esparadrapo, como hacen con el transantiago: un engendro que cuesta mucho dinero, pero no soluciona el problema.
Pero claro, cuando la politica es una cuestion de barras bravas de "si no estas conmigo estas contra mi", pues toda critica es ofensa, y defender el proyecto del partido, por asquerosamente malo que sea, es una cuestion de lealtades mal entendidas. Viva mi equipo, manqué pierda. Esta es la opinion del Nuevo rector del Instituto Nacional, un hombre rabiosamente de izquierda, que sin embargo dice lo evidente: La reforma educacional deberia haber empezado por la educacion publica, convertirla en educacion de excelencia, y no mear en el plato de los privados. Que Pasa:
La carrera de Fernando Soto ha cruzado todos los sistemas. Si bien partió en la educación particular subvencionada, a fines de los años 80 fue profesor del Preuniveristario Ceaci, donde llegó a ser el jefe del Departamento de Historia y Ciencias Sociales preparando estudiantes para la Prueba de Aptitud Académica (PAA). Eso, hasta que un día se encontró en el banco con su ex profesora de Filosofía del IN, Elizabeth Saba: lo conminó a concursar a un cupo para enseñar Historia en el colegio Saint George’s.
Soto pensó en la idea y se resistió varios días, hasta que se decidió a postular y fue seleccionado.
-Yo tenía mis aprensiones frente a un colegio particular pagado y de clase alta. Al Saint George’s llegué lleno de prejuicios, pero me los tuve que comer. Descubrí muchachos maravillosos. Fue una gran experiencia.
Su llegada al colegio fue en1990. Coincidió con el regreso al Saint George’s como vicerrector académico del sacerdote Gerardo Whelan, quien inspiró al cura de la película Machuca. Rápidamente, cuentan sus ex alumnos, Soto se convirtió en un referente: durante los 11 años que trabajó allí fue miembro del Consejo Académico y elegido en varias ocasiones como mejor profesor.
-¿Y entonces por qué se fue del Saint George’s?
-Durante muchos años el Saint George’s tuvo una impronta muy progresista y eso en los años 90 se notó. Cuando postulé, nadie me preguntó si era creyente, y yo soy agnóstico. Tengo una deuda de gratitud, porque el pluralismo se vivía. Pero después asumió una actitud más conservadora.
Después del Saint George’s, Soto siguió en la educación privada: fue director de la Corporación Educacional Las Américas, la misma que años después fue administrada por Franco y Antonino Parisi. Luego, fue asesor de Educación en la Gerencia de Desarrollo e Innovación en Minera Los Pelambres. Hasta que llegó a la educación pública: primero como profesor del Liceo Barros Borgoño y, entre el 2012 y septiembre de 2014 fue inspector general del Liceo de Aplicación, donde debió enfrentar las tomas de los estudiantes.
De ahí dio el salto y postuló para ser rector del Instituto Nacional. Para él no sólo fue un regreso porque estudió allí y fue parte de la rama de los scouts hasta mediados de los años 80, mucho después de su egreso. Soto también vivió cuatro años en el edificio de calle Arturo Prat, pues en los tiempos en que su padre fue vicerrector los directivos residían en el mismo lugar donde trabajaban.
De hecho, su familia pasó el golpe dentro del IN. Estuvieron tres días protegiéndose de las balaceras en el subterráneo, y Soto, quien en 1973 estaba en tercero medio, aún guarda las esquirlas de balas que recogió en el antiguo edificio.
-¿Cuál es su diagnóstico de la educación pública?
-Pese a todo, es alentador. Porque los estudiantes, primero, y los profesores, después, fueron capaces de poner en el debate la necesidad de mejorar estructuralmente la educación, como los índices de equidad y de calidad. Y eso significó que el 80% de la opinión pública se manifestara, en algún momento, a favor de reformas profundas y radicales. Por eso digo que el proceso de la reforma educacional es complejo y con legítimas diferencias de opinión respecto de por dónde hay que comenzar y qué caminos hay que seguir.
-¿Y por dónde le habría gustado que comenzara?
-Me habría gustado que los primeros pasos se hubieran dado en fortalecer la educación pública. Se está haciendo, pero se han priorizado otros aspectos que no eran, a lo mejor, la prioridad más urgente. Yo habría considerado, entre las primeras prioridades, la desmunicipalización y dar un respaldo de financiamiento a la educación pública para poder mejorar las condiciones en que alumnos y profesores se desenvuelven.
-¿Eso incide directamente en la calidad?
-Sí. Incide en los contenidos curriculares y en la calidad de los recursos que tienen a su alcance los distintos proyectos educativos. Creo que si se explica de manera más clara la intención de mejorar la educación pública, el gobierno va a tener ese 80% de respaldo que tuvo al comienzo.
Sencillito, verdad?